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conservador
Autores: Naef III RW, Allbert JR, Ross EL,Weber BM, Martin RW, Morrison JC
Resumen:
Revisión:
En este estudio se incluyeron 120 pacientes. Cincuenta y siete fueron asignadas al azar
para manejo activo y sesenta y tres para manejo expectante. No hubo diferencias en las
características clínicas o demográficas de los grupos. Más del 75% eran
Afroamericanas, la edad promedio fue de 22 a 23 años, aproximadamente la mitad eran
primigravidas, el promedio estimado de edad gestacional fue de 34 semanas y el peso
fetal estimado al admitirse fue de 2200 a 2300 gr. La incidencia de corioamnionitis fue
ocho veces mayor en el grupo de manejo expectante (16% vs 2%); y el promedio de
hospitalización fue tres días mayor en el grupo de manejo expectante (5.2 días vs 2.6
días). La incidencia de cesáreas fue similar en ambos grupos: 7% en el grupo de manejo
activo y 5% en el de manejo expectante. Los autores señalan que las cesáreas se
realizaron debido a un dudoso registro del estado fetal o detención del trabajo de parto y
no por inducción fallida. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas
en ninguna de las variables anotadas en el recién nacido. En uno de cada cinco casos se
registró admisión en la Unidad Neonatal de Cuidados Intensivos (NICU). Hubo una
baja tasa de insuficiencia respiratoria (5%) y de ventilación mecánica (3-5%). No se
presentaron casos de hemorragia intraventricular, ductus arterioso permeable, displasia
broncopulmonar, muerte neonatal o nacido muerto. En el grupo de manejo expectante
hubo tres recién nacidos con sepsis vs ninguno entre los de manejo activo; pero esto no
es estadísticamente significativo.
Los autores concluyen en que con el manejo activo de las pacientes con ruptura
prematura de membranas entre las 34 a 36 6/7 semanas disminuye la morbilidad
infecciosa al igual que los costos hospitalarios, si se compara con el manejo expectante.
En este grupo de pacientes [manejo expectante] no hubo ninguna complicación neonatal
ni cesárea debido a inducción fallida. Los autores afirman que: "Las pacientes con
ruptura pre término de membranas entre las 34 a 37 semanas de gestación, deben ser
consideradas candidatas para la inducción del parto".
Luego de revisar la literatura respectiva los autores concluyen que antes de la semana 32
no debe efectuarse la amniocentésis debido a la morbilidad secundaria a la premadurez,
sin considerar la madurez pulmonar. En pacientes con embarazos entre 32 a 34 semanas,
la amniocentésis puede ser útil para decidir sobre el parto. En pacientes con 34 o más
semanas, debe considerarse la inducción del parto sin realizar amniocentésis, salvo en
aquellos casos en que se sospecha maduración pulmonar retardada.
Este estudio ese agrega al enigma del manejo de pacientes con ruptura prematura de
membranas entre las 32 a <37 semanas. La mejor manera para encontrar la respuesta es
el diseño de una estudio multicéntrico, con mayor numero de casos. El estudio debe
incluir una población con mayor diversidad racial y étnica. Se deben estratificar los
riesgos para cualquiera de los esquemas de manejo basado en factores demográficos,
aumentos semanales de edad gestacional, y amnoiocentésis para evaluar la madurez
pulmonar o indicadores de infección.
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