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HISTORIA DELA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, CC eMC UC POM Merce El autor de Armas Secretas Alemanas: Brian J. Ford CoO Co ec | ( ee eee ha efectuado un detallado estudio sobre el avance de la in- Peres eee ha een er Oe ee Ce feceie eae iE Ler aL Autor de muy importantes obras histéricos RA Cece See i eee ee ee a ae sor histérico del “Sunday Times Moaazi director de lo “Purnell’s History of the oe ee ee) serie de peliculas que la BBC produjo so- ee etre Le PY a UCL TNT metry AC CCL Coe LL eee ey Pee ee Ch Cae eS ee ee eer or y la estrategia anfibio. Muchos jefes fo- ere Are eae me eee ater Corer ee ime Lee Cee més de 30 libros, fue uno de los mejores Ce ee CS MCE VT Ca CL) er Ce oe ee Cee CRIM ete numer oe eee Oe et ee een ear ee ee Oe eee no Pee ee amet ee od + histérico-militares: “Los rusos en el Me- a PE ae i COMO Sim Luts Pails] Ce 18) | Cuando el III Reich inicia la tragica pirueta del de- ean Mm eM Ler eel ge Mee Ce Cele WLM lt tar hasta el Ultimo minuto la resistencia de quienes todavia creen en Hitler y en su causa: las armas se- - Cece Nadie sabe de qué armas pueda tratarse, pero todos ven en ellas un carisma al que no desean renunciar. La maquina de la propaganda, los discursos de los politicos, todo tiende a hacer creer que bien pronto - Alemania dispondra de elementos de destruccidn’ fa- bulosos, de ingenios auténticamente terribles, de pa- lancas tan demoledoras como inimaginables capaces de cambiar, por si solas, el curso de la guerra. Es una creencia que se mantendra, en muchos corazones,. RENCE MLO (MMe e (LL ¥ Las armas secretas fueron, a la vez, una quimera y una realidad. Quimera porque no podian concretarse en los cortos espacios de tiempo de los que atin disponia el Ill Reich bajo el acoso de ejércitos ene- migos poderosos y el martilleo constante de los bom- bardeos. Realidad porque, en efecto, las riendas pri- merizas y rudimentarias de la desintegracién nuclear. de los aviones a chorro, de los cohetes interconti nentales, etc., se encontraban ya en manos de los cientificos germanos. Ras aCe Caecum mt mel) ET tem) investigaciones militares de caracter no con- vencionales, la suerte de la contienda podria haber variado 0, cuanto menos, se habrian achatado las aris- tas de la derrota escapando al trance amargo de la rendicién incondicional. Pero Hitler, engafado por los triunfos de los dos primeros afios de guerra, no di- rigid su interés, hasta que ya era demasiado tarde, hacia un campo en el que ciencia y ficcién se entre- irdeto Aqui, en las paginas que siguen, se expone lo que tea MeL ee MEM UM MSL Cel ccled nazis: armas que, mas tarde, heredarian y potencia- rian hasta grado sumo soviéticos y americanos, ha- hiendo hecho de ellas, entre otras cosas, trampolin en la conquista de los espacios siderales por el hombre. Are Cae ll _ Armas -Secrelas clemanas ‘prologo 10°:...CrtC~C< astronaulicao = Brian Ford Director Editorial: Barrie Pitt. Asesor Militar: Sir Basil Liddell Hart, Editor Gréfico: Robert Hunt. Director Artistico: Peter Dunbar. Editor ejecutivo: David Mason. Dibujos: Sarah Kingham. Cubierta: Denis Piper. Ayudante de investigacion: Yvonne Marsh. Cartografia: Richard Natkiel. Dibujos especiales: John Batchelor. Prologuista y Presentador de la Edicion Espafiola: Vicente Talon. Las fotografias de este libro fueron especialmente seleccionadas de los archivos siguientes: (ete quierda a derecha, pigs. 2-3. Das Deutschs Museum, Munich; 7 Associated Press: 12-13, DM Munich: 15 OM Munich: 17 DM. Munich; 18-19 OM Munich; 20-21 OM. Munichs 23 DM Munich; 24-25 DM Munich; 32 DM Munich/lan Hoge; 33 DM Munich/tan Hogg: 34 lan Hogs: 39 tan Hogg: 36 DM Munich; 38-39 DM Munich; 40 DM Munich; 410M Mu 42 DM Munich: Munich: 45 DM Munich; 46 DM Munich; 47 DM Munich; 48-49 DM Munich; 50 DM Munich: S1"_OM. Munich: 52, DM Munieny “$3. Ba Munich: $2) Remenr Se BN Mri 57 DM Munich; 28 OM, Munich: 59 OM Munich: 60 DM Munich: 61 DM Munich: 62 DM Munich 62 Ulistein; 64°65 DM Municl Munich; 69 DM Munich; 70 DM Munich; 72 DM Munich: 73 DM Munich; 75 DM Munich: 76 DM Munich; 77 DM Munich: 80 DM Munich: 84 Ulistein: 86-87 Bundesarchiv; 95-97 Bundesarchiv: 101 DM Munich; 102-103. US Army: 104 Search: 112 Imperial War Museum; 114-115 1WM; 116-117 iWM 122-123 IWM: 124 Suddeuts- cher Verlag; 125 Ullstein; 130 WM; ‘132-133 1\WM. 136 DM Munich; 137 IWM; 138 tan Hogg; 138-139 Bundesarchiv; 140-141 lan Mogg; 142-143 Bundesarchiv; 144 DM Munich? 145 DM Munich; 146 DM Munich; 148-149 0M Munich: 150-151 DM Munich: 154 DM Munich; 158 Bundesarchiv/DM Munich. Traductor: Jaime R. Lanchares. 1." Edicién publicada en Estados Unidos por Ballantine. Copyright © Brian Ford. Copyright © en Lengua Espafiola. Lisrerfa Eprrortat San Martin. Puerta del Sol, 6. Madrid-14. Printed in Spain - Impreso en Espafia. Talleres Tipograficos “Velogra®”. Depédsito Legal: M. 2.322- 1971. - Indice 26 36 70 112 130 160 Presentacién. La guerra de las ocasiones perdidas. El toque migico. Las armas de terror alemanas., Los secretos cobran vida. E| quimico interviene en la guerra secreta. Tendiendo la red. Mayor altura y velocidad. Reactores, cohetes y proyectiles secretos. Bibliografia. La guerra de Ins ocusiones Introduccion por Barrie Pitt Este libro representa una notable contri- bucién a una historia que atin permanece inédita en su mayor parte. La tecnologia alemana fue siempre un factor importante en los asuntos mundiales y las demds na- ciones han ignorado a su costa los avances de los cientificos alemanes tanto en la gue- rra como en la paz; la campafia propa- gandistica aliada, que intenté convencer- nos a todos al principio de la guerra de que de la imaginacién alemana no habia surgido nunca ninguna idea creadora ori- ginal y de que todo su progreso cientifico no era mas que una débil copia del nues- tro, no sélo era extremadamente torpe sino absolutamente absurda y falta de funda- mento. No solamente se concibié al Este del Rhin un volumen considerable de inven- cién cientifica, sino que la aplicacién préc- tica del progreso cientifico alemén enca- minado a la solucién de problemas indus- triales habia alcanzado una fase mds avan- zada que la de cualquier otro pats. Como consecuencia de esto, segiin demuestra convincentemente Brian Ford, la mdquina bélica nazi se puso en accidn utilizando en la mayor medida posible el conocimien- to técnico mds avanzado disponible en aquel momento, y con el transcurso de la guerra la lista de ulteriores logros al- ¢anz6 proporciones asombrosas. Desde ca- fiones que disparaban “obuses” de aire hasta minuciosos proyectos de _platillos volantes; de rayos sénicos que resultaban mortales a 45 metros a cafiones que dis- paroban doblando esquinas y a otros que podian “ver en la oscuridad” —la lista re~ sulla aterradora en su_variedad. Por suerte para los aliados, factores politi- cos impidieron que la mdquina de guerra alemana utilizara mucho de su potencial latente con tanta eficacia como podria ha- berlo hecho. En algunos campos los acon- tecimientos impusieron una politica de pru- dencia hacia muchas derivaciones de los tecnoldgicos; esto dio lugar a que pro- yectos que habian sido desarrollados in- tensivamente hasta casi su culminacién fueran de repente relegados a la oscuri- dad como consecuencia de algiin cambio radical de estrategia 0 de politica a nivel gubernamental. Como descubririn los lectores de este libro, aunque los logros reales de los ex- pertos alemanes fueran irregulares (algunos de los inventos fueron menos desarrolla- dos de lo que suponemos), hacia 1945 existian algunos peligrosamente préximos a ser terminados que podrian haber cam- biado el resultado de la guerra, Una de las partes del libro, y no de Jas menos fascinantes, trata de algunos de los fac- tores que salvaron al mundo libre de ser dominado por la megalomania de Hitler, y se pueden extraer de ella sorprendentes conclusiones; el papel que jugaton cier- tas cldusulas del Tratado de Versalles en combinacién con ciertos aspectos del tem- Peramento alemén aparece claramente ex- Plicado_y bien argumentado, aunque sin duda, algunas de las conclusiones de Brian Ford darén lugar a controversias en circu- los tanto cientificos como histéricos. El resultado es claro: los nazis esta ban muy avanzados en cuanto a ciencia y pensamiento cientifico respecta y esta~ ban dispuestos a desarrollar todo aquello que fuera necesario para lograr la victo- ria a base del esfuerzo de los cientificos dentro de sus posibilidades econémicas. Cometieron algunos errores capitales por los que deberfamos estar eternamente agradecidos, ya que nos protegieron de adelantos que habrian inclinado Ia balan- za de la victoria en contra de los aliados. No estarfa de mds que recordéramos que no fue el Blitz lo que dio origen a las Propuestas de evacuar totalmente Londres, sino la Hegada de las bombas V, la pri- mer arma alemana de represalia que fue utilizada, Habia muchos otros desarrollos tras éste, sobre los que mucha gente no habia ofdo hablar hasta ahora; pero que podrian haber costado la guerra a los aliados.

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