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La creacin de la no-creacin
En el supuesto de que el arte como producto humano comunique algo, qu comunicara? Lo potico residira en qu se dice o la manera en que esto se dice? Seguramente estas preguntas arrojen respuestas dismiles o incluso contrarias, aun as, me limitar exponer mi punto de vista. El arte s comunica, establece un dilogo, una relacin entre el autor y el espectador que generalmente conlleva una cierta afectacin por parte de este ltimo. Lo que comunica el arte importa nicamente a los seres humanos. Bien puede comunicar una opinin respecto al lugar que ocupamos en el universo, o cul y cmo es nuestra condicin. El arte aspirara, entonces, a ser una mentira, un artificio que contenga una verdad esencial nuestra. Cmo comunicar algo as? Es posible? (El arte es una realidad transformada y transformante?, pregunt una amiga con varias cervezas encima). ltimamente, el arte ha advertido su incapacidad de comunicar grandes verdades, o quiz ha dejado de preocuparle, dndose cuenta que su tarea no es precisamente la de ser recipiente de verdades. Y yo no creo, como muchos, que esto sea una seal de la decadencia en la que vivimos, sino de la apertura de nuevos caminos por parte de artistas que saben que se puede afirmar cualquier caso con una negacin, que el no-hacer tambin es un acto potico. Nos hemos dado cuenta de que la verdad verdadera simplemente no se puede decir, no se pude asir, contener, para despus repartir al pueblo puesto que es inaprensible. El verdadero deseo es impronunciable, apunta el maestro. Igual que el nombre de Dios. Sin embargo, la poesa sucede ah. En los intersticios de los minutos de silencio en la msica, en los gritos desgarrados o los caracteres ininteligibles de la poesa, en el silencio del Rulfo que ya no no escribe porque se le muri el to Celerino, en el I would
rather not to de Bartleby, en el antiarte de Duchamp, en la historia no dicha de un cuento de Cortzar. Hay creacin en la no-creacin, accin en la inaccin, esttica en lo grotesco, poesa en lo ordinario. Tambin somos lo que hemos perdido, lo que hemos callado, lo que no somos. Y a falta de una mejor conclusin, termino con un sincero agradecimiento, por las lecturas, por cada clase, por las aclaraciones y los generosos comentarios: gracias, maestro Barrn.