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Clases y niveles de aprendizaje–estudio


Se ha detectado que cuando los estudiantes se dedican a
aprender diversas asignaturas:
Inglés, Historia, Matemáticas, Física, etc., sus
comportamientos a la hora de tomar
apuntes, escuchar al profesor, consultar libros, preparar los
exámenes; su actuación se
despliega en dos niveles o enfoques muy diferentes entre sí,
lo que se traduce en dos
niveles de aprendizaje, el superficial y el profundo. Para que
entiendan estos dos
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conceptos, te presentamos a continuación una lista de
conductas en que se manifiestan
las maneras de abordar el estudio personal. Estos dos tipos o
enfoques de aprendizaje
equivalen a dos maneras sustancialmente diferentes de
enfrentarse con el estudio, como
se desprende de las descripciones que siguen y de los
ejemplos que se citan.
Características del aprendizaje superficial
La nota que mejor define este tipo de aprendizaje es la total
dependencia del estudiante
con respecto a las demandas que le llegan desde el exterior,
las imposiciones de los
profesores. Tal dependencia se muestra en una conducta
definida por las siguientes
actuaciones:
· Tendencia a considerar lo que se está aprendiendo sin tener
en cuenta sus relaciones
con otros conocimientos. “Pienso que lo mejor es tomar nota
de lo que oyes, eso es
suficiente para aprobar”.
· Se intenta fundamentalmente memorizar el contenido que
se aprende como si
estuviera aislado y sin conexiones con otros materiales o
conocimientos. “Cuando
tomo notas copio palabra por palabra lo que dice en clase el
profesor y con eso voy al
examen. Para estudiar escribo varias veces lo que quiero
aprender”.
· Se utilizan exclusivamente las fuentes de información que se
ofrecen explícitamente.
· “Para preparar los exámenes memorizo lo mejor que puedo
el libro de texto indicado
por el profesor y me aprendo casi al pie de la letra los apuntes
de clase”.
· Se considera lo que se aprende como un todo homogéneo,
sin distinguir lo importante
de lo secundario ni ocuparse de encontrar su estructura
interna. “Considero que todo
son hechos que no se conectan muy bien entre si”.
· No hay preocupación por relacionar lo que se estudia con las
situaciones cotidianas,
con otros temas o problemas, cómo se puede aplicar lo
estudiado en otros contextos.
“Creo que para aprobar, y además bien, lo importante es
saber muy bien lo que piensa
el profesor, lo demás no me interesa “.
· El objetivo central es aprobar, pasar los exámenes. “A mi lo
que me interesa es pasar
el examen, más adelante tendré ocasión de profundizar en lo
que he estudiado”.
Características del aprendizaje profundo
Este tipo de aprendizaje representa la antítesis del
aprendizaje superficial y, en
consecuencia, lo que se pretende con él responde a estas
notas:
· Intención de crear una interpretación personal de lo que se
aprende, es decir, crear
una versión personalizada del material que se estudia
empleando métodos de
comparación, de contraste o semejanza, etc. “Cuando estudio
me pregunto ¿y esto
qué me dice a mí concretamente?” Estudio hasta estar
completamente seguro de que
comprendo cómo se han desarrollado las cosas”.
· Intención de relacionar la tarea con otros conocimientos
relevantes y anteriores a lo
que se está aprendiendo. “Intento recordar otros conceptos
que sé con los que tengo
delante, lo que hemos visto en lecciones anteriores”.
· Utilización de diferentes fuentes de información (otros libros,
diccionarios, etc.).
”Después de la clase voy a buscar en otros libros lo que el
profesor ha explicado para
comprenderlo mejor”.
· Se busca la estructura y relaciones entre las partes de lo que
se comprende. “Al
final, me quedo con la idea central y las demás las relaciono
con la central.
Termino con un esquema o resumen”.
Después de revisar estos dos enfoques, tal vez te preguntes
por las causas que llevan a
comportarse como estudiante superficial o profundo. En
principio, parece ser que un factor
importante es la orientación de los exámenes impuesta por
los profesores. Cuando lo que
se pregunta en los exámenes son respuestas “cerradas” que
exigen únicamente la
reproducción de los hechos o la memorización del material,
entonces se favorece el
estudio superficial; por el contrario, si la evaluación versa
sobre respuestas variadas
“abiertas” y se plantean problemas es fácil que el estudiante
intente comprometerse en
opiniones o experiencias personales con relación a lo que
estudia.
También es sabido que la elección de uno u otro enfoque
depende de otros factores tales
como el entusiasmo del profesor por su asignatura, el
atractivo o rechazo personal del
estudiante hacia determinadas materias, la cantidad de
trabajo que se impone durante el
curso que está realizando, el apoyo familiar y en general, la
planificación del estudio por
parte del estudiante. La adhesión del estudiante a un enfoque
superficial o profundo del
estudio depende de una decisión personal, que toma en
función de la percepción que se
tenga del conjunto de los factores mencionados y, en
definitiva, de lo que se entiende por
“proceso de aprender”. Estos datos deben llevarte a la
convicción de que no vale
justificarte con pseudorrazones a la hora de asumir tu propia
responsabilidad personal en
la decisión de canalizar todos tus esfuerzos como estudiante
en un sentido u otro, pues
todas las informaciones disponibles indican que, a la postre, el
factor decisivo en la
manera de enfocar tus estudios eres tú mismo y, por lo tanto,
si quieres actuar con
coherencia en este campo debes admitir un protagonismo
indiscutible, que todos los
estudiosos del aprendizaje te reconocen.

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