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ESPAÑA
Si bien es cierto que la ocupación por parte de los vigilantes de seguridad de los aeropuertos,
juzgados, Delegaciones de Haciendas... no había provocado rechazo frontal por parte del
ciudadano, no es menos cierto que el hecho de que los mismos estén llevando a cabo desde
primeros de diciembre cacheos aleatorios en los aeropuertos, si que ha tenido una incidencia
negativa, más aún de lo que pudiera reflejarse en la opinión pública.
Podríamos responder con un simple monosílabo: no, pero en derecho todo posicionamiento
respecto de cualquier tema debe ser jurídicamente fundamentado, para ello, para motivar el
monosílabo nos basamos en nuestro derecho positivo.
g) Investigar los delitos para descubrir y detener a los presuntos culpables, asegurando los
instrumentos, efectos y pruebas de los delitos, poniéndolos a disposición del Juez o Tribunal
competente y elaborar los informes técnicos y periciales procedentes.
Así pues, tal y como establece la Constitución, garantizar la seguridad ciudadana, así como
proteger el libre ejercicio de nuestros derechos y libertades4es función de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad.
Respondiendo a ese mandato constitucional, vio la luz, la ya mentada Ley Orgánica 2/86 de
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de la cual, hemos referidos sus misiones y algunas de sus
funciones, permitiéndonos añadir, que con arreglo a la misma, la Seguridad Pública es
competencia exclusiva del Estado y, que su mantenimiento corresponde al Gobierno de la
Nación5.
Que la seguridad es un derecho fundamental6, nadie lo pone en duda, menos aún de la
obligación del Estado a través del Gobierno de la nación de garantizarlo, pero también son
derechos fundamentales, la libertad7, el honor y la intimidad personal8 la libre circulación por
el territorio nacional9. Así mismo, la Constitución prohíbe el trato inhumano o degradante10.
Tras esta breve introducción, estamos en disposición de enfocar el punto principal del tema: el
servicio que prestan los vigilantes de seguridad en los aeropuertos y, en especial el “cacheo”o
la acción de “cachear”, es decir, registrar a gente sospechosa para quitarle las armas que
pueda llevar ocultas, todo ello, sin olvidarnos del registro del equipaje.
Lo primero que debemos tener presente, que el hecho de “cachear” o registrar equipaje, aún
desde el punto de vista preventivo, es una diligencia de investigación y, por tanto, de acuerdo
a nuestro ordenamiento jurídico y jurisprudencia al respecto, es función reservada a las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, en general y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado,
como miembros de las Unidades de Policía Judicial12, en particular.
La propia Ley Orgánica sobre Protección de la Seguridad Ciudadana13 establece que “Los
agentes de la autoridad”, podrán realizar, en todo caso, las comprobaciones necesarias para
impedir que en las vías, lugares y establecimientos públicos se porten o utilicen ilegalmente
armas, procediendo a su ocupación. Podrán proceder a la ocupación temporal, incluso de las
que se lleven con licencia o permiso y de cualesquiera otros medios de agresión, si se estima
necesario, con objeto de prevenir la comisión de cualquier delito o cuando exista peligro para
la seguridad de las personas o cosas”. Misma Ley que autoriza a los agentes de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad al control superficial de los efectos personales con el fin de comprobar
que no se portan sustancias o instrumentos prohibidos o peligrosos.
Se preocupa la Ley de limitar el espacio físico en el cual, deberán llevar a cabo sus funciones
los vigilantes de seguridad, estableciendo que, salvo la función de protección del transporte de
dinero, valores, bienes u objetos, los vigilantes de seguridad ejercerán sus funciones
exclusivamente en el interior de los edificios o de las propiedades de cuya vigilancia
estuvieran encargados, sin que tales funciones se puedan desarrollar en las vías públicas, ni en
aquellas que no teniendo tal condición, sean de uso común...16.
Segundo.-El “cacheo” o registro personal o sobre los efectos personales, afecta a varios
derechos fundamentales, entre ellos los derechos a libertad e intimidad personal...
Cuarto.- El registro personal o “cacheo”, e incluso el registro sobre los efectos personales, es
una diligencia de investigación y, el vigilante de seguridad, carece de potestad para ello, más
aún, ni siquiera podrá proceder al interrogatorio de las personas que detuvieran por la
comisión de un delito que tuviere lugar en el objeto de su vigilancia tal y como hemos visto al
examinar sus funciones.
b) Únicamente las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad están facultados “...al control superficial
de los efectos personales con el fin de comprobar que no se portan sustancias o instrumentos
prohibidos o peligrosos...”19
c) Jurisprudencialmente, el “cacheo” es un acto de investigación policial, efectuado por
miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que consiste en el registro de
una persona para saber si ocultan elementos que puedan servir para la prueba de un delito20
Más aún, el “cacheo”, para su validez, es decir, el llevado a cabo por las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad, requiere, además:
1º.- La existencia de razones fundadas para sospechar del ciudadano que va a ser “cacheado”.
Las sospechas fundadas para realizar un “cacheo”, sólo serán de apreciar cuando la policía
haya contado con una sospecha inicial, es decir, cuando hechos concretos permitan suponer,
según la “experiencia criminalística”, que se ha cometido o está próximo ha ser cometido un
hecho delictivo21, hasta el punto de que no siendo así, es decir, no produciéndose el “cacheo”
por el agente de la autoridad, quien faltaría a su obligación investigadora, por omisión, sería el
propio Agente22. Es más que evidente que la doctrina del Tribunal Supremo no “acepta” el
cacheo aleatorio.
2º.- El “cacheo” deberá ser llevado a cabo por persona del mismo sexo que la “cacheada”, aún
cuando para ello, deba ser conducida la persona que ha de sufrir el “cacheo” hasta
dependencias policiales sin que por ello se considere conculcado el derecho a la libertad23
3º.- En ningún caso deberá producirse un trato que pudiera ser considerado “degradante”.
Por otro lado, y para más abundamiento de cuanto hemos expuesto, nos encontramos con que
los principios de legalidad penal y administrativa previsto en nuestra Constitución impediría
sancionar la conducta de cualquier ciudadano que se negare a seguir las instrucciones de un
vigilante de seguridad. Hemos de advertir que, en ningún supuesto la Ley recoge la
obligatoriedad de un ciudadano de obedecerles ni a seguir sus instrucciones. Carecen pues de
esa facultad coercitiva de que disponen los agentes de la autoridad para hacer cumplir la
legalidad, en el ámbito de sus competencias o, el recurso de denunciar ante las Autoridades
competentes tales conductas, así por ejemplo, el Código Penal, prevé penas de prisión de seis
meses a un año, para quienes se resistieren a la autoridad o sus agentes, o lo desobedecieren
gravemente, o con la multa de diez a sesenta días para quienes les faltaren al respeto y
consideración debida, cuando ejercieren sus funciones. También la Ley Orgánica 1/92 de
Protección de la Seguridad Ciudadana, prevé como infracción grave, muy grave o leve el
incumplimiento, por parte de los ciudadanos de las instrucciones dadas por los agentes de la
autoridad en el ejercicio de sus funciones.
Las funciones de los agentes de la autoridad no pueden bajo ningún concepto, ser ejercidas
por particulares, aunque a estos se les vista con un uniforme determinado, la autoridad ha de
ser ejercida directamente por quien la ostenta o por sus agentes, a los cuales se les presume la
capacidad y formación adecuada. El vigilante de seguridad es un profesional de la seguridad
privada, sus funciones se han de desarrollar en ese ámbito, cualquier extralimitación de las
mismas podría acarrear consecuencias no deseadas para el mismo. AENA o cualquier otra
empresa pública o privada podrá libremente contratar a través de empresas de seguridad
privadas determinados servicios, justos los que permite la legislación vigente, lo que no
podrán es, dotar del carácter de agente de la autoridad a quienes lo desarrollen, función esta,
la de investir con el carácter de agente de la autoridad, que corresponde de acuerdo con la
división de poderes establecidas en la Constitución, a las Cortes Generales y, a día de hoy, el
vigilante de seguridad, y así lo ha dejado bien claro el Tribunal Supremo, no tiene el carácter
de agente de la autoridad.
Por tanto, mientras la normativa vigente no sea modificada, el “cacheo” o registro personal o
sobre los efectos personales, como diligencia de investigación, aunque esta sea preventiva,
únicamente podrá ser llevado a cabo por los agentes de la autoridad25, condición que si
ostentan los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, los cuales, en todo caso,
deberán atenerse a la constante jurisprudencia existente al respecto.
Tampoco deberíamos olvidar que para el ostentar la condición de agente de la autoridad, para
formar parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se exige la condición de la nacionalidad
española, es decir, profesión reservada a los españoles, entre otras razones, por el propio
carácter de agente de la autoridad y la función coercitiva que ello puede implicar y, que en
ningún caso puede ser llevada a cabo por los particulares, en tanto que para ser vigilante,
basta tener la nacionalidad de cualquier Estado miembro de la Unión Europea o de los
Estados parte en el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo26 y, que nadie vea en ello
signos de racismo porque no los hay, simplemente se trata de constatar una realidad jurídica
que, como tal, mañana puede dejar de serlo. La obligación que la legislación vigente, vista a
lo largo del presente artículo, impone a los vigilantes de seguridad de colaborar con los
miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, no les convierte sino en colaboradores o
auxiliares de los mismos, en ningún caso les equipara .
El vigilante de seguridad, de acuerdo con las exigencias requeridas para su habilitación está
perfectamente formado y capacitado para ejercer las funciones que la ley y reglamento de
seguridad privada les encomienda, cualquier pretensión de ir más allá, de exigirles por la vía
de actos consumados, más de lo que pueden y están preparados para dar, además de ser
contrario a derecho, es contrario a la razón. Repetimos, en un Estado de Derecho, el fin no
puede justificar los medios.
Referencias
Centrándonos en el derecho a la libertad que toda persona tiene y a no ser objeto de una
detención ilegitima, el mismo debe ponerse necesariamente en contacto con el Articulo 17 de
la Constitución Española a cuyo tenor literal:
1º .-Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Nadie puede ser privado de su
libertad, sino con la observancia de lo establecido en este artículo y en los casos y en la forma
previstos en la Ley.
2º.- La detención preventiva no podrá durar más del tiempo estrictamente necesario para la
realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y en todo caso,
en el plazo máximo de setenta y dos horas, el detenido deberá ser puesto en libertad o a
disposición de la autoridad judicial.
3º.-Toda persona detenida debe ser informada de forma inmediata, y de modo comprensible,
de sus derechos y de las razones de su detención, no pudiendo ser obligada a declarar. Se
garantiza la asistencia de abogado al detenido en las diligencias policiales y judiciales, en los
términos que la ley establezca.
4º.-La Ley regulara un procedimiento de "habeas corpus" para producir la inmediata puesta a
disposición judicial de toda persona detenida ilegalmente. Asimismo por la ley se determinara
el plazo máximo de la prisión provisional. De esta manera, cualquier actuación que tenga por
objeto una privación de libertad debe ser realizada en el marco que señala nuestra
Constitución, y en base a la misma tanto la doctrina como la jurisprudencia han interpretado
la detención, de forma que ha de tenerse presente que, contrariamente a lo que popularmente
se estima, toda privación de libertad supone detención, en sentido estricto, cualquiera que sea
la terminología que se utilice y, en consecuencia, el detenido goza de los derechos que
legislación le otorga, sin que existan estados intermedios, que bajo acepción de
RETENCIONES u otras, pudieran utilizarse en la practica.
Con cita de las sentencias del Tribunal Constitucional números 107/1985, de 7 de Octubre, y
98/1986, de 10 de Julio, HERREROS perfila el concepto de detención a partir del texto de
esta ultima sentencia, que al hablar de la detención la atribuye " a cualquier situación en que
la persona se ve impedida u obstaculizado para autodeterminar ,por obra de su voluntad, una
conducta licita, de suerte que la detención no en una decisión que se adopte en el curso de un
procedimiento, si no , una situación fáctica, sin que puedan encontrarse zonas intermedias
entre detención y libertad y que siendo admisible teóricamente la detención pueda producirse
en el curso de una situación voluntariamente iniciada por la persona".
TIPOS DE DETENCIÓN
CONCLUSIONES
La libertad de las personas para moverse soberanamente de un lugar a otro, con arreglo a sus
deseos, es un derecho humano fundamental y primario, que solo puede restringirse de manera
excepcional y por una causa legal, encontrándose tutelado en el ámbito penal la libertad
deambulatoria, derivando su antijuricidad de la ilicitud del acto y de la existencia de causas de
justificación, y cuyo necesario dolo genérico para existir, exige del Vigilante de Seguridad, la
voluntad consciente, el propósito o la intención criminal, de impedir a alguien su libertad de
movimientos, de cualquier manera que realice la dinámica de la acción, siempre que, tal como
hemos visto, no se respeten los principios de proporcionalidad y racionalidad.
Es evidente que, a tenor de todas las consideraciones expuestas, han de tenerse en cuenta otras
dos, que el sujeto activo (en nuestro caso el Vigilante de Seguridad) al actuar en el
cumplimiento de su deber, ha de poner todos los medios a su alcance para la ejecución de los
deberes que le impone su profesión, y que en el asunto que hemos tratado se concreta en el
artículo 11.1. fl de la Ley 23/1992. De Julio, de Seguridad Privada (los Vigilantes de
Seguridad desempeñaran las siguientes funciones:
Poner inmediatamente a disposición de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a
los delincuentes en relación con el objeto de su protección, así como los instrumentos, efectos
y pruebas de los delitos, no pudiendo proceder al interrogatorio de aquellos'), siendo reiterado
en el articulo 76-2 in fine del decreto 2364/1994 al considerase como una obligación
inherente al ejercicio de su profesión, encontrando en las citadas normas el amparo legal
necesario; y por otra, ha de emplear esos mismos medios de que le dota la comunidad para
velar por su propia seguridad, y para conseguir que sus gestiones no resulten infructuosas, ya
que como dice Jiménez Asenjo "La detención del hombre por el hombre siempre es
peligrosa..............".