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La creación de un arte no objetivo implica que los elementos o las formas no objetivas creadas deben disponerse

en una relación productiva, definida por el material empleado, de tal manera que cada uno de los elementos posea
una carga dinámica propia: la relación productiva define entonces la estructura de la obra.

“no tomara sus elementos de la realidad perceptible sino de la existente en la concepción pura”.
Aunque el movimiento se dividió en diferentes corrientes en la década de 1920 (el ala productivista liderada por
Tatlin y el ala formalista de Leonidov), en general el constructivismo defendió los ideales del utilitarismo, el
funcionalismo y la abstracción. El utilitarismo, actitud frente al arte que dominaba en la recién constituida Unión
Soviética (URSS), sostenía que el arte debía ser fácil de comprender y tener una utilidad social.

Desconstrucción, probablemente la teoría postestructuralista más conocida y apasionante (ambos términos son a
menudo intercambiables), cuyo principal exponente es el filósofo francés Jacques Derrida. La desconstrucción es
una forma de análisis textual aplicada no sólo a la literatura y la filosofía, sino también a la historia, la
antropología, el psicoanálisis, la lingüística y la teología. Su definición resulta difícil. Preguntar: ¿qué es la
desconstrucción? significa indagar en la propia esencia de la desconstrucción. Sin embargo, podemos describir su
funcionamiento, que según el propio Derrida tiene lugar a través de una “lógica paradójica”. Esta noción supone
una deliberada contradicción en los términos, puesto que la lógica se define como aquello que no contraviene las
‘leyes’ del pensamiento, mientras que la paradoja es explícitamente autocontradictoria y contraria a la razón. Es
precisamente este aspecto de la escritura de Derrida lo que le ha hecho merecedor del desprecio de muchos
filósofos, quienes le acusan de proponer teorías del significado que en su opinión carecen por completo de
sentido. Sin embargo, la esencia de la estrategia desconstructiva es la demostración de la autocontradicción
textual. Difiere de la técnica filosófica establecida para detectar los errores lógicos en la argumentación de un
oponente en que las contradicciones puestas de manifiesto revelan una incompatibilidad subyacente entre lo que
el escritor cree argumentar y lo que el texto dice realmente. Este divorcio entre la intención del autor y el
significado del texto es la clave de la desconstrucción.

es el deseo insatisfecho el motor de toda producción artística

Tras 1 estimulo, el individuo trata


de eliminar dicha estimulación,
pretendiendo ocasionar un estado
deseado de ausencia de estimulación

“ausencia de estimulación”= “inercia


intelectual”

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