Você está na página 1de 9

Campiña de muerte y negligencia

POR KHIMAIRA
MANAGUA.- JUNIO 2009

¿Qué reclaman los cañeros al Grupo Pellas?

A quinientos metros del Complejo Pellas, ese edificio que tiene el logo del BAC a
lo alto y centrado de la fortaleza en Carretera a Masaya, a muchos metros de este
sitio comercial, si recorremos hacia el norte cruzando la Rotonda Rubén Darío y
tocamos «Suelo Santo»; ahí, a la par de la catedral nueva de Managua, se
encuentra acampando desde el mes de marzo la Asociación de ex trabajadores del
Ingenio San Antonio, los cuales sufren insuficiencia renal crónica e intoxicación
en la sangre (ANAIRC), intoxicación producida por la exposición que tuvieron
estas personas a los agroquímicos utilizados en la plantación de caña.

Si querés saber más, te puedo hacer una breve reseña…


Un ingenio visto desde adentro

Tuve la oportunidad de conocer a


personas que trabajaron en el sector del
corte de caña, a las cuales se les conoce
como paileros, uno de los tantos gremios
laborales dentro de la empresa. El pailero
es aquella persona —generalmente
varón— dedicada al corte de caña.

En el ingenio se trabaja por temporada, a


la que llaman zafra (la temporada de
producción). Esta tiene una duración de
seis meses —de noviembre a mayo—.
Me cuentan mis entrevistados que después
de este período algunos trabajadores
quedaban contratados para otras labores
del procesamiento del producto; los que
no lograban contrato buscaban otro
trabajo asalariado de temporada en algún
lugar del país o sembraban sus propias
tierras, y así el ciclo laboral… Seis meses
después eran contratados nuevamente; si
no estaban enfermos, por supuesto.

En la institución ha trabajado y sigue trabajando gente de todos los


departamentos de Nicaragua. Los testimonios fueron emitidos por personas que
trabajaron desde los años sesenta.
Pasó lo que se esperaba

La historia se repite… frase trillada, pero no obsoleta.

El famoso y re-contra conocido Ingenio San Antonio, empresa propiedad de


Nicaragua Sugar Estates Ltd., perteneciente al Grupo Pellas, en años anteriores
estratégicamente tenía dentro de sus instalaciones una ciudadela donde vivían
muchos trabajadores.

Existe y persistirá por un siglo más el recuerdo de la tragedia.

Misteriosamente tuvieron que retirar del sector a todo el personal que vivía ahí.
Sacaron a la población y la mandaron a un reparto de Chichigalpa llamado Candelaria.

Pequeño recuento de la crisis

La verdad es que estalló una crisis debido a la contaminación de las aguas y


mucha gente comenzó a sospechar que todos esos males que los aquejaban eran
producto de la exposición a los pesticidas; pero nadie les había advertido nada.
Leche materna estropeada por el veneno de esos químicos, la circulación
sanguínea completamente envenenada, la desesperación por los achaques y los
vómitos; nadie sabía nada. Insuficiencia renal crónica…

A nadie se le advirtió nada. Para los trabajadores, laborar para la familia Pellas
significaba ganar mejor que en cualquier otro lugar; pero la necesidad salió cara.
Los cañeros hacen la equivalencia: «Un riñón puede costar 25 mil dólares». La
pregunta es: ¿Cada uno del cachimbo de afectados estará en condición de darse
este lujo?

Hasta parece que estuviéramos contando un chiste. De esos que no divierten.

1996, fecha crucial para ANAIRC. Este año estalló el problema.


Esto no quiere decir, claro está, que antes no se miraran estas cosas, pero fue en
esta fecha que se hizo evidente la desgracia.

Y 1998 fue el año en que el consorcio Pellas les encontró un nuevo lugar a los
desdichados, para acallar el conflicto.

No se reportó el envenenamiento, pero existe algo más interesante.

Las comunidades indígenas del Pacífico centro y norte del país se enteraron de
estos acontecimientos. Y están organizadas.

Estas comunidades indígenas constituyen otro grupo social que se opone a las
políticas del consorcio. Ellas están en desacuerdo con la ocupación despiadada de
tierras fértiles que hacen estos empresarios para llenarse los bolsillos. Luego de la
Declaración Internacional de los Derechos Indígenas, está muy clara la
prohibición al deterioro del territorio indígena.

Como ven, es ya un sector muy amplio el que rechaza las políticas económicas
internas de esta empresa productora del ron Flor de Caña, de agrocombustible,
azúcar, productos farmacéuticos, de limpieza, entre muchos otros.
Infra-orgullo, pasada de cuenta

Pisoteados (as) por la familia más prominente del país, vulgariados por los
burócratas que atienden y administran el ingenio, enajenados física y moralmente
por nuestra cobardía; los (as) cañeros (as) y sus familias llevan a tuto la cruz de la
miseria, desprotección y humillación pública.

¿Será posible que la familia Pellas crea en algo más grande que no sea ella misma
y su imperio de trabajo que también es miseria para la población obrera y
agricultora nicaragüense, que son personas desechables dentro de estos sistemas
económicos?

¿Será que se les conmueva el corazón y su conciencia ahora que son virtuales
protagonistas de la masacre que sufre nuestro pueblo por culpa de los
agroquímicos que su empresa no deja de utilizar?
¿Acuerdos 2005?

Sí… Existen desde entonces acuerdos fuertes y bien firmes.

¿Cómo sucedió?

Después de estas muertes y enfermedades colectivas que no solo afectaron a los


trabajadores, sino a la población circundante, se formó una comisión
interinstitucional por parte del Gobierno a partir de los reclamos efectuados por
los afectados. En esta comisión participaron el Ministerio del Trabajo (Mitrab),
avalando la Ley 456, que agregó la insuficiencia renal crónica (IRC) a la lista de
enfermedades laborales de nuestro Código del Trabajo; el Instituto Nicaragüense
de Seguridad Social (INSS) y el Ministerio de Salud (Minsa), donde doña
Margarita Gurdián estuvo monitoreando el problema de la salud; también se
involucraron el Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el
Ministerio Agropecuario y Forestal (Magfor).
Se consiguió un acuerdo con los empleadores, aunque no se logró todos los
objetivos en calidad de reclamo. Después de formalizar esos acuerdos se obtuvo:

– La seguridad social.

– El chequeo de la salud una vez que eran despedidos por no cumplir con los
requisitos para trabajar. Ahí es donde se logró conseguir (poco, peor es nada) el
reactivo químico con que les hacen la prueba de sangre para medir el avance de la
IRC. Además, testimonios de ellos mismos aseguran que en Chinandega a algunos
afectados se les está practicando diálisis. También están obteniendo medicamentos,
aunque es muy difícil conseguir una de las inyecciones que se les aplica para
prolongar su vida; este medicamento se llama hiltroproectina y es muy caro.

¿Qué hace falta?

Los(as) afectados(as) por IRC, sus viudas y viudos, padres de familia que tienen
hijos fallecidos no quieren repetir reuniones donde se redunde los acuerdos, por lo
que ya se han cumplido algunos. El objetivo es reclamar tres cosas más que se
habían planteado en el 2005 y no se han conseguido.

1. Sobre todo y lo que se necesita inmediatamente es una pronta


INDEMNIZACIÓN a los familiares de los fallecidos y sobrevivientes
enfermos(as) que trabajaron bajo condiciones de exposición a los
agroquímicos que controlan las plagas en las plantaciones de caña.

2. Que la propuesta de salud cubra a toda la familia y no sea sólo a


nivel individual. Y aunque parece ser que este punto ya lo está atendiendo el
consorcio, pues están preparando el proyecto de un hospital para las
personas afectadas, éstas se preguntan: ¿Bastará con tener un hospitalito
donde llegar a morir? Y ¿qué pasará con mis hijos e hijas, nietos y nietas?

3. El tercer punto es el más difícil, puesto que los culpables de estas


desgracias no se quieren sentar a negociar; pero los(as) ex trabajadores(as)
del ingenio pretenden llegar a acuerdos que permitan sentar las bases para
una nueva reducción de pesticidas.
Ah… Pero hay algo que los medios de
comunicación masivos nunca mencionaron

Desde los primeros intentos por hacer justicia —vistos casi como una súplica—,
este gremio laboral logró plantear los niveles de toxicidad que emanaba ese
ingenio. Aseguraron que de los 27 pesticidas que se llegaron a utilizar en la
plantación, se redujo a 17; y un intento más logró la reducción a 12 tipos de
pesticida.

¡Por favor! ¡Todavía quedan 12 enemigos de la vida!


Más información
Queda mucha energía para más
reflexiones, pero la precisión de
estos datos cualquier persona
interesada la puede encontrar en
SISA y la Rel-UITA, que es el
organismo no gubernamental que
les ha brindado mayor cobertura
por medio del periodismo
comprometido, apoyándose en
metodologías investigativas con
que le han dado seguimiento
detallado al hecho.

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS

Imágenes de afectad_s protestando:


De Rel-UITA / Giorgio Trucchi

Panorámica del Ingenio San Antonio:


Panoramio / Carlos Espinoza

Você também pode gostar