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AMSTERDAM
Plaza Iztaccihuatl Nº 36 local C
col. Hipódromo Condesa
México DF tel. 8596 4608/07

CAFÉ DE LOS ALTOS


100% ORGÁNICO DE CHIAPAS

Disfruta nuestros deliciosos


desayunos todos los días,
así como la variedad
de platillos a la carta.
Mercedes Benz rojo descapotable. La Mercedes no era nuestro, era prestado,
gente nos trataba como si estuvieran viendo y claro, cumplía el propósito de darnos
a los mismísimos Al Pacino y Robert De caché ante los ejecutivos y trabajadores de
Niro (yo era Robert De Niro). Cosa que la televisora en Glendale. El programa
nunca me ocurrió cuando viajaba en la valió pito, pero ese es otro tema.
camioneta polvorienta de mi padre para Este sentirse american es muy
cargar retazos en los almacenes gringos. distinto del de la población que habita
La verdad, no conozco a nadie de familia la periferia. La gente pobre, que obtiene
pudiente aquí en este pueblo que no se los pedazos de terreno más baratos
sienta un poco americano1. Por cierto: el entre más lejos se encuentren de las
láminas que dibujan la frontera, es
más mexicana que el mole, no así sus
hijos, los jóvenes, que piensan que ser
americano es escuchar a Snoop Dog y
vestirse como él, usar drogas y pasear
escuchando “I wanna fuck you” y otras
canciones del tipo mientras les meten los
dedos en la vagina a chiquillas de catorce
años que piensan que prostituirse es cool.
El lumpen sanluirriocoloradino ignora
al resto de la cultura norteamericana,
todo Norteamérica se reduce a MTV.
Aunque para ser justos, esto no es
privativo de ellos, pues las clases medias
y altas tampoco están muy interesadas
en lo que Estados Unidos pueda llegar a
ofrecerles respecto a sus joyas artísticas
más preciadas, sean éstas musicales,
literarias, arquitectónicas o de cualquier
otro tipo. La moda es la que sí adquiere su propia impresión mutilada de los
relevancia, así como los lugares donde se norteamericanos y su manera de ser, casi
come y se bebe, pues tienen la propiedad siempre forjada por los aparadores de las
de ser comportamientos categóricamente tiendas, los televisores, y el contacto con
observables. Se establecen distancias y otros ilegales, los chicanos, los pochos o
distinciones. No se recurre a ninguna otra los enloquecidos Snowbirds2 : todos ellos
fuente, pues nadie puede adivinar la voz filtros indiscutibles de nuestra versión
de Norah Jones en un paseante, el rastro de la cultura americana.
de un cuento de Raymond Carver en un Entre estos dos extremos
ciclista, o la impresión de una fotografía —donde el que puede vivir bien en
de Diane Arbus en alguien que lee una México de su negocio o su salario no
revista en la banca de un parque. ambiciona nada de Estados Unidos
Por otro lado, la única más que vacacionar allí, y el otro, que
posibilidad que tiene este espectro de
la población sanluirriocoloradina de
conocer a los Estados Unidos es el hoyo.
Un eufemismo que se utilizaba antes y
ahora muy poco, para expresar que una
persona se había cruzado ilegalmente a
los Estados Unidos para simplemente
pasearse, comprar algo, o irse más arriba
de Arizona para visitar a los parientes o
trabajar. En el pasado literalmente era el
hoyo, pues en efecto, había una abertura,
o varias de ellas, en el cerco de lámina que
divide a México de los Estados Unidos,
y al que no le ponían mucho cuidado los
guardianes americanos pues el cruce de
ilegales no les parecía tan grave como
ahora. Los aventureros regresaban con
sueña con tener un pasaporte para ir a un concierto de Eminem, o con cruzarse para
después “arreglar papeles”— está el emigrado, el que prefiere vivir en México porque
de Norteamérica solamente desea su dinero; también está el sujeto clasemediero, ese
ejemplar tan dramático que no ha logrado acomodarse profesionalmente en México y
reniega de sus circunstancias. Ése nomás está viendo la manera de conseguir trabajo
en los Estados Unidos, casándose con una norteamericana, estudiando una maestría,
consiguiendo una oferta de empleo, o finalmente, progresando en México —si es que
todavía se puede—, para darse cuenta un tanto irónicamente al paso de los muchos
años, que al obtener una chequera ya puede meterse al país que se le antoje, pero
entonces... ¿ya pa qué ?3
Existe, por supuesto, la presencia flotante de los pochos, que son los
norteamericanos de ascendencia mexicana, que son huéspedes permanentes de
la frontera. A menudo sí, correspondientes con el mito que se les ha endilgado de
groseros y arrogantes. Con sus excepciones, que las hay, ellos son regularmente
una verdadera maraña de complejos psicológicos difíciles de descifrar; una tarea
ardua que no cometeremos la osadía de intentar siquiera desentrañar aquí, pues
nuestra capacidad intelectual no da para tanto. Sólo nos atrevemos a comentar que
quizás todo tiene que ver con la vinculación del autoconcepto atado a la ciudadanía
que repercute en las autoestimas individuales en un fenómeno por demás ciego
y engañoso. Ejemplo: “Estados Unidos es el mejor país del mundo, yo soy ciudadano
de Estados Unidos, ergo yo soy mejor que tú aunque no me lave las axilas”. Por
supuesto que la premisa inicial es una cagada, pero así funcionan los silogismos de los
nacos binacionales.
Existe un último tipo de persona que habita la frontera —no el último en
verdad, sino que aquí le paramos— al que nombraremos como el regenerado. Éste
es el taxista que mató a tres en Sinaloa, tiene un tatuaje en el antebrazo y lleva diez
años viviendo en el pueblo con orden de aprehensión; piensa que nunca lo van a
atrapar. La frontera ofrece —al igual que las grandes ciudades— la oportunidad de
reinventarse, de cuentearte a todo el mundo diciéndoles que trabajaste en la revista
Proceso, en la capital, o que ejerciste cualquier profesión aquí y allá y que a todo le
sabes. La frontera abunda en currículos apócrifos que se vuelven válidos. Esto es
parte del peligro y la bondad de este territorio mentiroso. Para un regenerado los
Estados Unidos significan una oportunidad de largarse de nuevo.
Y ya, creo que con los párrafos anteriores y hasta este punto, hemos
establecido cómo la experiencia fronteriza depende directamente del tipo de relación
que tienen las personas con el dinero, pues éste es el que permite el acceso a la
educación y a la vivencia norteamericana. Todo mundo encaja de manera desigual
por el factor económico. Lo que no implica necesariamente que una persona (véase
el apartado narcos más adelante) con mucha plata, vaya a ampliar en el futuro sus
horizontes culturales de manera proporcional al dinero que le entra a razón de sus
delitos contra la salud. f

Gabriel Valtierra. San Luis Río Colorado, Sonora, México. Aquello conocido como Gabriel Valtierra
nace en los setenta dentro de uno de los tres cráteres principales de la reserva de la biósfera conocida como
el Pinacate, en territorio sonorense. Su madre, una artista, buscaba un lugar original para parirlo, para
ello contaba solamente con la ayuda de un chamán, un pliego de periódico y una mochila para cargarlo
de regreso. Casi cagado desde lo alto de un cráter, Valtierra esquivó a la muerte cuando atrapado por
las garras de un águila piadosa, ésta le salvo de impactarse contra los restos de una nave espacial en el
fondo del abismo. Hoy Gabriel Valtierra promete convertirse en un gran escritor, cosa que parece, seguirá
prometiendo.
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