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LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS PARA LA REGIÓN METROPOLITANA DE BUENOS AIRES

10. Contexto Económico

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El contexto económico 1

La Argentina de hoy presenta bases sólidas para ingresar en una nueva trayectoria de
crecimiento. Después de llegar a niveles casi impensables de deterioro, resulta posible proyectar
un ciclo estable de desarrollo capaz de mejorar signficativamente las condiciones de vida de
amplios segmentos de la sociedad.
Concurren para ello un par de factores esenciales. Por un lado, el reposicionamiento del estado
que va recuperando márgenes de decisión después de las duras enseñanzas que deja la década
pasada, cuando todos sus dispositivos se orientaron dogmáticamente a sostener un modelo que
llevó al quiebre en todos los planos de la vida social.
Por otro lado, la economía presenta fundamentos para su desempeño como no ha ocurrido en
décadas. Los principales equilibrios macroeconómicos no solo alejan del horizonte la posibilidad de
una nueva crisis –del tipo de las que se producen cada aproximadamente diez años- sino que
parecen impulsar un período prolongado de expansión.
Es claro que el crecimiento del producto no asegura por sí la superación de las condiciones de
desigualdad y exclusión que aun persisten, pero constituye una base esencial para desplegar un
amplio abanico de políticas públicas y capacidad innovadora, que permita, entre otras cosas,
mejorar sustancialmente la capacidad de gestión del estado.
La historia económica Argentina muestra una gran volatilidad en la evolución de la economía. Si se
analiza el crecimiento desde 1951 a 2005, el PBI creció 37 veces y cayó 18 por lo que una tercera
parte de los últimos 55 años el producto se redujo.
La alta volatilidad ha generado grandes cambios en el PBI per capita con períodos de ingresos
superiores a los U$S 10.000 para luego caer a U$S 2.000. Esto condujo a un deterioro de los
ingresos de la población respecto al resto del mundo. La Argentina, de tener un ingreso per cápita
(medido en paridad de poder adquisitivo) del 50% del que tenían los habitantes de E.E.U.U. en
1950, tiene actualmente uno de sólo un 25%.
Los causas de estas fuertes variaciones en la economía argentina han sido básicamente dos. En
primer término los problemas de los déficit de la Cuenta Corriente que ante shocks internacionales
y reversiones en los flujos de capitales, generaban las conocidas crisis de balanza de pagos.
En segundo término, el problema de las Cuentas Públicas con déficit sistémicos financiados a partir
de incrementos de la deuda, que ante problemas en el acceso al mercado de financiamiento,
principalmente el externo, exponía a la economía a una posible crisis de deuda.
En el gráfico 1 cada punto indica la situación que presentaron esas dos dimensiones
fundamentales del desempeño económico cada año, desde 1950 a 2006. Allí se puede observar
que en 28 de los últimos 46 años la economía argentina presentó déficit de cuenta corriente y
fiscal, y en otros 14 déficit fiscal.
En los últimos 4 años se observa un cambio sustancial reflejado en el gráfico: la economía se ubica
en el cuadrante superior derecho, es decir presentó superávit “gemelos”. Esta última condición
complementada por el sostenimiento de un tipo de cambio real competitivo y estable como señal
de precios hacia el sector de bienes transables, conforma los pilares del actual modelo
económico.

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Gráfico 1. - Superávit/Déficit fiscal y de cuenta corriente en % del PBI
(Fuente: elaboración propia con datos del Ministerio de Economía)

Déficit de Cta Cte 4% Superávit de Cta Cte


Superávit Fiscal 04 Superávit Fiscal
2%
05 06 0
0%
-5% -3% -1% 1% 3% 5% 7% 9%
-2%

-4%

-6%

-8%

-10%

Déficit de Cta Cte -12%


Déficit Fiscal Superávit de Cta Cte
-14% Déficit Fiscal

Todo hace prever que las condiciones que permiten estos equilibrios macroeconómicos habrán de
sostenerse en los próximos años. La performance fiscal fruto del aumento en la demanda
interna, el incremento promedio del nivel de ingresos de la población y el mejoramiento del
desempeño recaudatorio, permitirá mantener un elevado superávit primario. El constante aumento
de las exportaciones y el precio de los commodities -que tiende a mantenerse elevado por las
condiciones que presenta el mercado internacional- aseguran un saldo comercial favorable del
orden de los u$s 10.000 millones por año. Además, los pagos de la deuda externa renegociada
tendrán una incidencia decreciente en relación al PBI y el financiamiento necesario para hacer
frente a sus servicios, habida cuenta del importante superávit fiscal, puede obtenerse en el
mercado doméstico y sólo selectivamente al internacional.
En ese contexto, la evolución del producto bruto interno ha permitido en el segundo trimestre de
2005 equiparar el que tenía la Argentina en 1998, manteniendo desde entonces en los trimestres
sucesivos el alto crecimiento. (gráfico 2).
En particular, el producto bruto geográfico de CABA y los partidos de la Provincia de
Buenos Aires estaría alcanzando a fines de 2005 los 263.440 millones a precios
corrientes.
A su vez, el importante crecimiento de la inversión bruta fija en los últimos años se ha explicado
sobre todo por la incidencia de la adquisición de bienes durables y la construcción. (Cuadro 1)

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Gráfico 2 – Evolución del PBI trimestral desestacionalizado en millones de pesos de 1993
(Fuente Ministerio de Economía)
IIT 98 IT 02
341.590
340.000

320.000
315.014 8.5%

300.000 291.878
21,7
289.221 9,2%

280.000
273.516
9%
265.407
260.000

46,6
8,8%
240.000 237.888

228.508
233.014
220.000
IIIT-93

IIIT-94

IIIT-95

IIIT-96

IIIT-97

IIIT-98

IIIT-99

IIIT-00

IIIT-01

IIIT-02

IIIT-03

IIIT-04

IIIT-05

IIIT-06
IT-93

IT-94

IT-95

IT-96

IT-97

IT-98

IT-99

IT-00

IT-01

IT-02

IT-03

IT-04

IT-05

IT-06
Cuadro 1 - Evolución IBIF en términos del PBI
1994 1997 1998 2003 2004 2005 2006
IBIF / PBI 20,5 20,6 21,1 14,3 17,7 19,8 21,7
IBIF MyEq /
8,3 8,5 8,9 4,7 6,5 7,6 8,3
PBI
IBIF const /
12,2 12,0 12,2 9,6 11,1 12,3 13,4
PBI
Fuente: INDEC

Para el mediano plazo (cuatro años) es previsible una moderación del ritmo de crecimiento,
aunque se abren dos posibles escenarios de política económica. Por una parte se postula la
necesidad de impulsar un “aterrizaje suave” de las tasas de incremento del PBI hasta llegar a un
4% en 2011, compatible con la tasa de inversión y el potencial real de producción que tiene la
economía, de modo de no generar estrangulamientos y tensiones inflacionarias que esterilicen lo
hasta aquí logrado 2 . Se enfatiza también en la necesidad de mejorar la calidad de las inversiones,
garantizando una plataforma cualitativamente apta para la sostenibilidad a largo plazo del proceso
de crecimiento 3 .
Por su parte, otros análisis sostienen la necesidad de mantener un “crecimiento dinámico” a
tasas del orden del 7,5% como requisito para mantener el incremento del empleo y los niveles de
ingreso, y ampliar la inversión en bienes y servicios sociales y económicos. Con ello, hacia 2010 se
superaría el nivel de ocupación de 1991 y los salarios de 2001 dentro de una trayectoria de
crecimiento estable por varios años 4 .
En este punto adquiere relevancia la tasa de inversión en relación con el PBI que, según los dos
escenarios arriba planteados llegaría en 2011 a un 24% o un 29% respectivamente. En particular,
dada su decisiva incidencia para el desarrollo económico social y el proceso de urbanización,
interesa observar la evolución de la inversión en bienes y servicios públicos, que en las
actuales condiciones de prestación es de esperar que sea ejecutada básicamente por el estado con
fondos presupuestarios o extrapresupuestarios bajo su control (fideicomisos). Según se verifique
uno u otro de los escenarios planteados, la inversion pública se mantendría en torno al nivel que

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alcanza hoy, 2,5% del PBI, o se elevaría a un 4,5%. Llevadas esas proporciones a la región, la
inversión en bienes y servicios públicos estaría entre los 6.500 y los 11.800 millones según el
escenario.
Vale como referencia la estimación de los requerimientos de inversión para reposición y
mantenimiento a valores constantes del actual stock de capital público fijo distribuido en todo el
país y administrado por el estado en sus distintas jurisdicciones: demandaría no menos de 1,8
puntos del producto (ver cuadro) 5

Gráfico 2 – Demanda de inversión para suplir mantenimiento y amortización del stock actual de
capital en bienes y servicios públicos . En millones de pesos corrientes por sector

Industria 10

Agricultura 21

Red vial interurbana 4.612

Sistem a aeroportuario 125

Sistem a portuario 217

Ferrocarriles m etropolitanos 409

Red vial interurbana 7.151

Energía, Com bustibles y Minería 139

Servicios Económ icos

Otros Servicios Urbanos 294

Agua Potable y Alcantarillado 218

Vivienda y Urbanism o 0

Trabajo 4

Ciencia y Técnica 8

Educación y Cultura 1.053

Seguridad Social 13

Prom oción y Asistencia Social 4

Salud 794

Servicios Sociales

Servicios de Defensa y Seguridad 1.016

Adm inistración gubernam ental 1.658

0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000

Por último, será relevante considerar los indicadores de empleo e ingresos a fin de prever, entre
otras cosas, qué proporción de los hogares podrá satisfacer su demanda de vivienda en el
mercado. En cualquiera de los escenarios de crecimiento se plantea como deseable un incremento
real del nivel general de ingresos a una tasa igual a la del incremento que experimente el PBI. No
obstante, puede inferirse que bajo condiciones de “crecimiento dinámico”, hacia 2011 el 40%
superior de los hogares tipo –según escala de ingresos- podría adquirir una vivienda mínima por la
vía del mercado hipotecario tal como hoy funciona.
Este es el contexto general en el que -todo indica- se desenvolverá la Argentina de los próximos
años. En lo económico supone condiciones estructuralmente distintas a las verificadas en períodos
anteriores. En lo político institucional supone asumir la experiencia de los ´90 y replantear la
relación entre sector público y sector privado. En cualquier caso ese contexto presenta escenarios
alternativos otorgando a la política pública márgenes razonables de decisión, sin perjuicio de
factores exógenos cuya incidencia se mantiene. No se trata solo de opciones técnicas sino sobre
todo, de la configuración que en definitiva terminará de adoptar el modelo de acumulación en
nuestro país, y la capacidad de éste para remontar el deterioro social y la pérdida del capital
público que aun nos afecta.

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En esas condiciones, un plan territorial para la región metropolitana asoma como condición
ineludible para capitalizar las peculiares oportunidades de este tiempo y orientar del modo más
racional posible las inversiones en bienes y servicios públicos y privados. Se trata de transitar,
entre los caminos posibles, por aquellos más eficaces para proporcionar calidad de vida a cada
ciudadano, dentro de una sociedad que progresa.

1
Para la redacción de este breve capítulo se ha contado con la colaboración del Licenciado Dante Sica.
2
Las proyecciones plurianuales del Ministerio de Economía y Producción –ver mensaje 2007 del presupuesto nacional-
contemplan converger hacia un crecimiento real del 3,5% del PBI en 2008. Se definen allí también el resto de las variables
relevantes aquí consideradas. Si bien en los últimos presupuestos el estado nacional ha tendido a subestimar la expansión,
son varios los analistas que postulan que tasas cercanas al 4% hacia 2010 son las que garantizan la sustentabilidad del
modelo
3
Ver Informe Miguel Bein: “Tren Bala al Pleno Empleo o Tren lechero al desarrollo”
4
Ver modelo de simulación y consistencia del Plan Fénix II, Facultad de Ciencias Económicas de la UBA
5
Plan Nacional de Inversiones, Ministerio de Economía y Producción de la Nación. Los requerimientos por ampliación se
calculan en base a la incidencia variable sobre cada sector del crecimiento demográfico, el crecimiento económico y factores
específicos. No incluyen incremento neto de la base territorial o poblacional cubierta. Se ha considerado el stock de capital
en equipamiento social, económico, de defensa y seguridad, y de uso gubernamental, bajo la administración del sector
público consolidado en 2005. Considera construcciones y equipamiento durable de producción. Incluye el servicio completo
de ferrocarriles metropolitanos, puertos y red vial interurbana no concesionados, red vial urbana completa, servicios de
agua y saneamiento de organismos y empresas públicas o gerenciados por ENOHSA. No incluye AYSA. En 2005 el stock
total de capital alcanzaba los 312.326 millones de pesos en todo el país.

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