Você está na página 1de 1

El infierno: por si las dudas... Para resolver una duda sincera, se suele consultar alguna fuente competente.

Para propagar una duda fingida, se suele publicar en el peridico. Desafortunadamente, parece que ngela Vallvey ha optado por este segundo camino con su artculo Menudo Panorama, publicado en LA RAZN del domingo, 10 de febrero de 2008, p. 11. Que Dios
juzgue las intenciones, yo me limito a resolver la duda.

En primer lugar, es aconsejable citar alguna referencia, por general que sea, antes de poner en boca de una autoridad eclesistica, (y ni decir del mismo Santo Padre!) afirmacin alguna sobre cuestiones de doctrina. Al contrario, se corre el riesgo de acabar diciendo tonteras como, por ejemplo, que Juan Pablo II y Benedicto XVI se contradigan en su doctrina sobre el infierno. El Catecismo de la Iglesia Catlicaque, por si se le haba olvidado, fue encabezado por el Card. Ratzinger y promulgado por Juan Pablo IInos ensea que los que mueren en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios son excluidos definitivamente, por propia decisin, de la comunin con Dios y con los bienaventurados (es decir, del cielo). Este estado de autoexclusin es lo que se designa con la palabra infierno. (cf. CIC 1033) Pero vivimos en un mundo de imgenes. Especialmente cuando se trata de verdades espirituales que no vemos, intentamos entenderlas mejor comparndolas con el mundo material que conocemos. Nadie critica las flechas mgicas de Cupido que se emplean para explicar la espontaneidad del amor en las personas. Al mismo tiempo, sabemos que no existen tales flechas; pero s que existe el amor. No podemos ver el amor como tal, y las flechas imaginarias sirven para darnos una idea de ello. De igual manera, los gusanos devoradores, el fuego y los tormentos sirven como alegora de lo desagradable que es el infierno, lo cual tampoco podemos ver. Por eso, tampoco entiendo el fiiiuuuuu! de alivio expresado al constatar que estos son slo smbolos, pues el infierno sigue existiendo igual. Adems, an si fuera as, slo tienen miedo del infierno los que piensan que tal vez mereceran acabar all con la vida que estn llevando y que no confen en la gracia de Dios. Para el verdadero cristiano es infinitamente ms motivador el gozo del cielo que el temor del infierno. Me lo aclaren. Gracias. De nada. Me lo aceptan? Por ltimo, lo de Su Santidad Benedicto XVI nunca viajando ms all de Ratisbona dara risa al mismo Hades. Acaso la autora ha viajado a Alemania (dos veces), a Polonia, a Valencia, a Turqua, a Brasil, a Austria y por todas partes de Italia durante los ltimos tres aos, o planea visitar EE.UU., Australia y otros pases dentro de este? (O sea: qu exagerado, no, Sra. Vallvey?)

Você também pode gostar