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Autores:
María Cristina Betancur
Jaime Alberto Gómez
Daniel Moncada
Marta Lucía Giraldo
Asesor:
Profesor Norbey García
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
ESCUELA INTERAMERICANA DE BIBLIOTECOLOGÍA
TECNOLOGÍA EN ARCHIVÍSTICA
2009
DISEÑO CURRICULAR
Motivaciones
En las últimas décadas hemos asistido a una intensa transformación del papel de los
archivos, tanto a nivel conceptual como empírico, en el contexto de las nuevas políticas de
la información y de la denominada "gestión integral" del patrimonio cultural. En ese
sentido, las necesidades de formación de las personas al frente de los archivos son cada vez
más exigentes. En respuesta a esta situación, a partir del semestre 2005/II, la Escuela
Interamericana de Bibliotecología, adscrita a la Universidad de Antioquia, comenzó a
ofrecer a la sociedad un programa académico denominado Tecnología en Archivística. La
oferta se hizo en consonancia con las directrices del Archivo General de la Nación y la Ley
General de Archivos y respondía a las necesidades del medio, para el cual el creciente
volumen de documentos, en distintos soportes, se manifestaba como un hecho real al que
había que hacer frente desde la formación de personal capacitado para la labor archivística.
Hoy, cuando la Escuela cuenta con más de tres años de experiencia en la formación de
tecnólogos en archivística, en Medellín y en tres sedes regionales de la Universidad: El
Carmen de Viboral, Sonsón y Yarumal, ha surgido la necesidad de evaluar el programa y de
sondear el medio, en cuanto a la pertinencia de profesionalizar y ofrecer a las instituciones
públicas y privadas una profesional más capacitado, con las competencias requeridas, para
gestionar los archivos a partir de una formación integral.
En cuanto a las necesidades del medio social, son varios los elementos que indican la
pertinencia de crear un ciclo de profesionalización: en las últimas décadas y gracias, entre
otros aspectos, al desarrollo de tecnologías como la microelectrónica y las
telecomunicaciones, el volumen de documentación ha crecido considerablemente, lo que ha
hecho que las instituciones, tanto oficiales como privadas, empiecen a darse cuenta del
importante papel que cumplen los archivos dentro de una organización; también es
relevante, la obligación que tienen los gobiernos democráticos de poner a disposición de los
ciudadanos la documentación que sustenta sus acciones diarias, en aras del derecho a la
información y la transparencia en la administración pública; de otro lado, está la necesidad
de resguardar la memoria, de conservar los documentos que se constituyen en testimonio, al
dar cuenta de las acciones del hombre como ser histórico; a los anteriores elementos se
suma la expedición y obligatoria aplicación de la Ley General de Archivos 594 de 2000,
que reglamenta la política archivística en Colombia; se advierte además que, en la
actualidad, los cargos de archivistas están siendo ocupados por profesionales de otras áreas,
lo que indica que existe un déficit de profesionales en el área y que no hay unos
lineamientos claros para el manejo de los archivos, que no hay coherencia en la práctica
archivística.
Con este proyecto, de formación profesional, se pretende contribuir a que nuestros archivos
cumplan sus objetivos esenciales de servir de apoyo para la administración y la cultura, que
alcancen su pleno desarrollo como centros de información, modernizando sus actividades
para hacerlas más útiles, contribuyendo a la consolidación de una democracia y al
establecimiento de sistemas de control, reconociendo su propia institucionalidad y
sirviendo al ciudadano para la salvaguarda de sus derechos y la defensa de sus intereses.
Así entonces, tenemos pendiente: el desarrollo de un currículo integral que tenga en cuenta
las condiciones sociales, históricas y culturales de los entornos en los cuales se ubica; la
formación de profesionales con los conocimientos, habilidades y actitudes que se requieren
para afrontar las necesidades reales y potenciales de nuestro medio en materia de
investigación y administración de archivos; y la tarea de ayudar a que se produzca un
cambio en el enfoque tradicional que muestra a la Archivística como una mera técnica de
organización documental, sin lugar para la reflexión sobre la profesión.
Por último, la Universidad de Antioquia, con este nuevo programa académico, podrá
contribuir al desarrollo de la sociedad, al formar profesionales idóneos capaces de
gestionar, custodiar y poner a disposición de los usuarios la documentación que contiene la
memoria de nuestra cultura, en sus distintos soportes, desde el papel hasta los formatos
digitales.
2 El comité Internacional de Archivos en su Elsevier´s Lexico of Archive Terminology, lo define como “el
concepción de una gestión documental integrada. En tanto que, el archivo como institución
(continente), se concibe como aquel que produce y alberga un conjunto de documentos
orgánicos fruto de la labor de alguna persona u organización durante el ejercicio de sus
actividades, al frente de él deben estar profesionales capacitados. De esta manera, tanto los
espacios físicos donde reposan los documentos como las personas que prestan sus servicios
en carácter de archivistas, forman parte del archivo y por lo tanto hacen parte de su objeto
de estudio.
Devenir de la archivística
En casi dos siglos de configuración teórica se pueden distinguir, por lo menos, tres etapas.
Un primer momento que comprende el siglo XIX y la primera del XX, se distingue porque
la formación en materia archivística se orienta al servicio de la investigación histórica, en el
contexto de consolidación de los estados nacionales. En la búsqueda de cientificidad, los
historiadores se valen de las fuentes primarias, especialmente de los documentos de
archivo. Averiguar sobre los acontecimientos históricos registrados en los documentos les
permite reconstruir los hechos e interpretar las complejas relaciones entre pasado y
presente. Para abordar la fuente es preciso conocer su naturaleza, estudiarla. Esta tendencia,
originalmente empleada en Europa Occidental, posteriormente es adoptada en América.
Durante este período, la articulación de la enseñanza y la investigación permiten una
paulatina configuración disciplinar, que se consolida con la publicación del mencionado
manual holandés (1898).
Una segunda etapa se produce a partir de la segunda posguerra, con las innovaciones
tecnológicas y con el desarrollo de nuevos soportes, distintos al clásico papel; a lo anterior
se le suma el crecimiento de la producción documental, a causa de la complejidad
burocrática y de la expansión de las administraciones. La gestión documental3 surge para
principio según el cual cada documento debe ser colocado en el fondo de archivos del cual procede y, en este
fondo, en su lugar de origen”. Citado por MARTÍN-POZUELO CAMPILLOS, Ibid. Este principio tiene dos
dimensiones: el respeto de los fondos y el respeto del orden original.
3 Según el Dictionary of Archival Terminology la gestión de documentos es: “The systematic and
administrative control of records throughout their life cycle to ensure efficiency and economy in their
creation, use, handling, control, maintenance, and disposition”.(ICA. Dictionary of Archival Terminology. 2a.
respuesta a las nuevas necesidades, para planificar los procesos que van desde la creación
de los documentos hasta su destino final. De esta manera, el campo de actuación de la
archivística se extiende al de la administración y prevalece una concepción global del
servicio de archivo, de acuerdo con el nuevo concepto de ciclo vital de los documentos.
Concepto que hace referencia a las distintas fases o etapas por las que va pasando el
documento de archivo desde su creación hasta su eliminación o selección para su
conservación permanente. La teoría del ciclo vital de los documentos fue expuesta por
primera vez, en 1947, durante el gobierno del presidente Truman, como resultado de los
trabajos llevados a cabo por la comisión Hoover, que buscaba dar solución al problema de
la conservación de enormes volúmenes de documentos generados en el país tras la Segunda
Guerra Mundial. Dicho informe, publicado en 1949, fue difundido por Posner y
Schellenberg; este último en su obra Archivos modernos. Principios y técnicas, publicada
en 1956. Según Schellenberg4, los documentos pueden tener dos valores: un valor primario,
cuando son útiles para la administración, y un valor secundario, que es el que pueden tener
para la investigación. Varios años más tarde esta teoría será difundida y aceptada en otros
países. Desde entonces, la archivística se sostiene sobre unos principios estables y se
articula con unas normas generales5 con una tendencia a la internacionalización y a la
homologación. Como resultado de ello, la literatura especializada se multiplica, la
archivística a lo largo del siglo XX se consolida, con los aportes que desde distintas
latitudes se publican y ayudan a su internacionalización y homogenización como ciencia.
ed. Nueva York: International Council on Archives, Handbook no. 7, 1988, p. 76); la UNESCO, mediante el
Programa RAMP (Record and Archives Management Programme), definía en 1979 gestión de documentos
como: “el dominio de la gestión administrativa general con vistas a asegurar la economía y la eficacia de las
operaciones desde la creación, mantenimiento y utilización, hasta la afectación final de los documentos”.
[UNESCO. Consultation d’experts en vue de l’etablissement d’un programe a long terme en matière de
gestion des documents et des archives (RAMP) dans le cadre du Programme General d’Information. 14-16
mai. Raport final. París: UNESCO, 1979, p. 79]; más tarde, Eric Ketelaar, en 1985 lo define como la: “esfera
de la gestión administrativa general que se ocupa de la eficiencia y la economía de los archivos en la creación,
preservación, uso y depuración de los documentos, es decir, a lo largo de todo su ciclo de vida.” (Ketelaar, E.
Archival and records management legislation and regulations: a RAMP study with guidelines. París:
UNESCO, 1985, p. 22)
4 SCHELLENBERG, T.R. Modern archives: principles and techniques. Chicago: University of Chicago
Press, 1964, p. 28.
5 Fundamental, en este sentido, fue la creación en 1948 del Consejo Internacional de Archivos, con el objeto
de lograr el desarrollo de los archivos mediante la colaboración internacional. De otro lado, está la
normatividad interna que cada país ha desarrollado en esta materia. En lo que a la terminología se refiere, la
normalización es una tarea pendiente. En el caso colombiano, El Reglamento General de Archivos (1994) está
acompañado de un glosario de términos que busca la unificación de criterios.
Algunos de los teóricos más representativos, cuyo pensamiento ha dado sustento a la teoría
archivística, son: Eugenio Casanova (Italia), Wolfgang Leesch (Alemania), Theodore
Schellenberg (Estados Unidos), Aurelio Tanodi (Argentina), Carol Couture (Canadá),
Antonia Heredia (España).
Una tercera etapa, en la que aún nos encontramos, está relacionada con el desarrollo de las
tecnologías de la información, con la aparición de nuevos campos como el de la
documentación audiovisual y la informática. En este momento, las necesidades
informativas y el derecho de libre acceso, que contempla como valores añadidos los
principios de transparencia administrativa y la participación ciudadana, han evidenciado el
régimen jurídico de la documentación; mientras que ha cobrado importancia el concepto de
usuario, que supera el ámbito de las administraciones y se extiende hacia los ciudadanos.
Esta nueva dimensión obliga a redefinir el perfil y las características del archivista,
entendido como aquel profesional que cuenta con la formación integral que se requiere para
asumir una gran variedad de funciones derivadas de la transformación de la archivística y
de la notable complejidad de las estructuras de organización. Profesional apto para laborar
en los archivos pequeños o medianos, donde puede resolver efectivamente las necesidades
de carácter general, pero también está capacitado para actuar en el marco de organizaciones
archivísticas complejas. En consecuencia, es evidente que la creciente diversidad de
archivos, funciones y soportes obliga a los archivistas a proporcionarse una constante
actualización.
En América las diferencias son sustanciales entre Estados Unidos y el resto del continente,
puesto que, en países como Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, México, Venezuela, se
han incorporado estudios de archivística a nivel universitario, mientras que en Estados
Unidos los cursos de archivística se ofrecen dentro de los planes de estudio de
bibliotecología y documentación. La sistemática enseñanza de la archivística en América
Latina comienza a partir de la década de los años cincuenta, del siglo XX 8. En general, ha
sido muy diversa, en cuanto a las instituciones que la ofrecen, títulos que otorgan,
condiciones de ingreso, planes y programas de estudio, duración, métodos de enseñanza,
personal docente. En cuanto a los cursos de formación técnica, por lo general, son
organizados por las asociaciones de archivistas, archivos públicos y privados, por las
entidades que custodian y divulgan el patrimonio cultural, instituciones preocupadas por la
cualificación del personal a cargo.
8 En 1959 Aurelio Tanodi creó la Escuela de Archiveros, en Córdoba Argentina. Esta funcionaba como centro
de enseñanza, investigaciones, asesoramiento, coordinación y extensión archivística, estudiantes de varios
países de América Latina fueron alumnos suyos.
de Bibliotecología y Archivística, programa que combina la enseñanza de ambas
disciplinas; posteriormente, la Universidad del Quindío y la Pontificia Universidad
Javeriana comienzan a ofrecer algunas asignaturas sobre archivos. A nivel tecnológico, la
Universidad de Antioquia, a partir del 2005, ofrece la Tecnología en Archivística, dedicada
exclusivamente a la formación en esta área del conocimiento. En cuanto a la formación
técnica, en el estudio de Caracterización ocupacional de archivos y bibliotecas en
Colombia, encontramos lo siguiente:
A nivel técnico, el SENA ha sido la institución con mayor cobertura en cuanto a formación
en archivos, destacándose la formación de técnicos y auxiliares, 2.500 personas han
egresado de sus programas [hasta el 2006], según cifras de dicha entidad; otra institución
que también tiene un programa técnico de formación en el campo de los archivos es el
Instituto de Formación Técnica GADIER; en cuanto a la educación no formal, el Archivo
General de la Nación, a través de la División de Programas Especiales ofrece capacitación
en los campos relacionados con la gestión de archivos públicos, en su mayoría dirigida a
funcionarios del sector público que no han accedido a la educación formal ya señalada.9
Para Ramon Alberch i Fugueras y Miquel Casademont i Donay: “En los últimos años
estamos asistiendo a una intensa transformación del papel de los archivos, tanto a nivel
conceptual y documental como empírico […] en el contexto de las nuevas políticas de la
información y de la denominada "gestión integral" del patrimonio cultural.”10 Uno de los
principales agentes de cambio ha sido la conformación de asociaciones de profesionales
cuya posición ante las necesidades de formación ha sido unánime, y se ha centrado en la
obtención y reconocimiento de una formación y unas titulaciones oficiales universitarias en
Otro evento significativo dentro de este proceso de formación profesional fue la celebración
en Barcelona, el 4 de junio de 1992, de la Jornada de estudio y debate sobre los estudios de
archivística en la Europa Comunitaria, con la participación de especialistas de archivística,
directores y profesores de escuelas e instituciones académicas de Francia, Italia, Holanda,
Reino Unido y Alemania.
[…] agrupar, promover y mejorar las condiciones de los archivos y los archivistas
profesionales […] vinculados al ejercicio de la archivística dentro del sistema nacional.
Promover el mejoramiento continuo de las condiciones académicas y profesionales de
los archivistas, y de igual forma, propende por la generación de espacios para la
discusión de la problemática archivística nacional de tal forma que contribuyan a
asegurar el permanente progreso de sus miembros, sus familias, los archivos, la
sociedad y el Estado.11
12 Informe de conciliación al proyecto de ley n° 225 de 2007 Senado – 036 de 2007 Cámara, actualmente,
en trámite de sanción presidencial para convertirse en Ley de la República. [En línea]. 2009. Disponible en:
http://www.ccarchivistas.org/documentos/proyecto_de_ley_del_archivista_conciliado.pdf [Consultado: 31 de
julio de 2009].
representado por investigadores en el campo de las ciencias sociales, que desde sus
distintos saberes estaban convencidos que con esta serie de medidas se vería un
significativo avance en la ciencia y la cultura del país.
El primer paso se dio con la creación del Archivo General de Nación 13. Esta institución
fue definida como un establecimiento público del orden nacional, adscrito al
Ministerio de Gobierno (hoy depende del Ministerio de Cultura). Entre sus funciones
se encontraban la de establecer, organizar y dirigir el Sistema General de Archivos14,
determinar las políticas sobre esta materia y promulgar los reglamentos necesarios
para la organización, preservación y buen uso del patrimonio documental de la
Nación. Además de seleccionar, organizar, conservar y divulgar los bienes
documentales que forman el Archivo de la Nación15. Entre sus objetivos estaba
también trazar, orientar, regular y controlar la política nacional de archivos. Parte
fundamental de esta tarea se ha visto reflejada en un cuerpo normativo de carácter
nacional que ha buscado integrar las políticas internacionales al respecto, con la
realidad legal, administrativa y cultural de nuestro país, en un intento por que todos
los procesos documentales estén debidamente representados a través de la norma.
Esta a su vez debía estar en concordancia con el Plan Nacional de Desarrollo y los
aspectos económicos, sociales, culturales, científicos y tecnológicos de los archivos que
conforman el Sistema Nacional de Archivos. Otra de las tareas que ha ido adelantando
en el orden territorial, es la organización y consolidación de los archivos del orden
nacional, departamental, intendencial, comisarial, municipal y distrital, en aras de
hacer la eficaz la gestión del Estado y la preservación del patrimonio documental, sin
13 Ley 80 de 1989.
Para darle continuidad y solidez al proceso que se había comenzado, con la Ley 80, el
año siguiente se aprobó el Decreto 1777 de 1990. Con esta disposición se pusieron en
marcha los estatutos del Archivo General de Nación. Posteriormente apareció el
Decreto 163 de 1992 en donde se determina la estructura interna del AGN y se
establecen las funciones de sus distintas dependencias. Al comenzar la década del
noventa y luego de un arduo debate nacional, que procuraba un cambio sustancial en
las reglas de juego entre la sociedad y el Estado, se reunió la Asamblea Nacional
Constituyente que aprobó una nueva Constitución para Colombia.
Sin lugar a dudas, con la Constitución Política de 1991 se abrió una novedosa
dimensión para los archivos, al incluir el derecho a la información y la protección del
patrimonio documental, como una de las fortalezas del estado social de derecho y de la
democracia. El conjunto de artículos que guía la institucionalización de esta función
renovada de los archivos tiene como marco la protección de la riqueza cultural y
natural de la nación16. Le siguen, el derecho a la intimidad personal, familiar y al buen
nombre, en tanto el Estado debe garantizarlos y hacerlos valer. En este mismo sentido,
los ciudadanos tienen derecho a conocer, actualizar y rectificar informaciones que, en
instituciones tanto públicas como privadas, existan sobre ellos17. El artículo veinte
garantiza la libertad de expresión y la difusión del pensamiento y la opinión y el
derecho a informar y ser informado verazmente y de manera imparcial. En el artículo
veintitrés se garantiza a las personas que lo requieran, ya sea por motivos generales o
particulares, el derecho a presentar peticiones y obtener por parte de los instituciones
públicas competentes, pronta respuesta.
En este fortalecido ambiente y como uno de los más importantes mandatos derivados
de la Ley 80 de 1989 y del Decreto 1777 de 1990, surge el Reglamento General de
Archivos18 el cual fue expedido por el Archivo General de la Nación. Su principal
En el año 2000, a través de la Ley 594, se dicta la Ley General de Archivos, con objeto
de establecer las reglas y principios generales que regularan la función archivística del
Estado en la administración pública en sus diferentes niveles, las entidades privadas
que cumplieran funciones públicas y demás organismos que estableciera la ley. Esta
Ley se ha convertido en un importante instrumento normativo, de consulta y un
apoyo fundamental para los archivos y sus administradores. Dividido en trece títulos,
se ocupa de definir los conceptos básicos de la gestión documental, además de temas
como el Sistema Nacional de Archivos (definición y funciones), la categorización de los
archivos públicos, su administración, el control y la vigilancia, los archivos privados,
la donación, adquisición y expropiación y los estímulos para la salvaguarda, difusión e
incremento del patrimonio documental de la nación.
Además de los anteriores avances, producidos durante las últimas décadas de siglo XX
y parte del XXI, la comunidad archivística cuenta en este momento con una
trascendental propuesta que busca darle a los archivistas el lugar que se merecen en
las administraciones públicas y privadas. Este proyecto de Ley "Por la cual se
reglamenta el ejercicio profesional de la disciplina archivística, de sus profesiones
auxiliares y se dictan otras disposiciones"19 ha sido fomentado y puesta a consideración del
legislativo.
Archivística y TICS
Uno de los temas fundamentales, a la hora de plantear los programas de estudio en
archivística, es el del impacto de las tecnologías de la información y la comunicación.
Impacto que se da en dos ámbitos: en sus fundamentos teóricos y en la formación de los
futuros profesionales. A propósito del primero, dice José Ramón Cruz Mundet:
19 Proyecto de Ley 036 de 2007 Cámara y 225 de 2007 Senado, “Por la cual se reglamenta el ejercicio
profesional de la Disciplina Archivística, se dicta el Código de Ética y otras disposiciones”
La teoría archivística es objeto de creciente preocupación profesional. Aunque los
orígenes se sitúan con N. de Wailly a mediados del siglo XIX, el interés por
identificar un cuerpo teórico, un conjunto de leyes y principios rectores del mundo
archivístico se ha intensificado en las últimas décadas […] La paradoja consiste en
que a pesar de la sencillez, las tecnologías de la información están generando
incertidumbre en cuanto al respeto de la procedencia en los documentos.20
Nuevos temas de interés ocupan espacio dentro de los estudios archivísticos, entre ellos los
relacionados con: archivo electrónico, automatización de archivos, modernización de
archivos, gestión electrónica de documentos, digitalización de archivos, documento
electrónico, firma digital, registro electrónico, administración electrónica. De esta manera, a
la hora de concebir la fundamentación teórica de la disciplina se debe tener en cuenta su entorno
cambiante que, necesariamente, ha de conducir a la expansión de su campo teórico. En cuanto a la
formación de los futuros profesionales, es claro que las tic´s tienen un impacto sobre la enseñanza
archivística. La informática, esencialmente, se ha convertido en elemento importante para el
desempeño de los procesos archivísticos. Lo que no está claro, es cómo las instituciones docentes
deben encarar esta situación. Según el profesor Theo Tomassen la sociedad necesita que:
las escuelas de archivística adapten y amplíen sus planes de estudios para ajustarse a
las exigencias que plantean el carácter cambiante y la escala internacional de
intercambio de información, los diversos tipos de portadores de información que se
utilizan y las nuevas herramientas de comunicación transnacional para el personal y
los usuarios de archivos.21
20 CRUZ MUNDET, José Ramón. Pasado y futuro de la profesión de archivero. En Biblos, 2002, no. 12, p.
2.
21 THOMASSEN, Theo. Getting your Drivers License on the Electronic Higway. Archivum,1997, no. 43, p.
330.
electrónicos: la autenticación o validación jurídica de los contenidos informáticos; la
selección entre un número cada vez más creciente de documentos; el desarrollo de políticas
para la preservación, a largo plazo, de documentos electrónicos auténticos. En este sentido,
y como se ha dicho anteriormente, los planes de estudio deben responder a los retos
derivados de la conservación de documentos electrónicos, su fiabilidad, integridad y valor
de eficacia jurídica. En definitiva, se debe fomentar la investigación sobre los archivos
electrónicos.
Otro aporte interesante, en esta materia, lo hace Carol Couture quien considera que
mundialmente se debe aceptar el concepto de archivística integrada (ciclo vital del
documento), con el apoyo de las tecnologías para la ejecución de procesos, por eso cree
necesario incluir en el currículo materias de esta área, de tal manera que antes que debilitar
la archivística su incorporación contribuya al desarrollo de sus potencialidades.22
Sin embargo, una revisión de este primer plan curricular, ofrece una perspectiva aún más
infortunada del estudio de la archivística, esto debido a que la única asignatura que, por
expresión del mismo plan y sus objetivos, buscaba integrar al estudiante al conocimiento de
los archivos era la “Paleografía”. Esta carencia de asignaturas relacionadas con la práctica
de la archivística, se sustentaba en una idea institucional: la consideración de que el
bibliotecólogo podía subsanar estos conocimientos por medio de cursos de formación
avanzada (cursos, diplomas, especializaciones) que en varios momentos ofreció la
Escuela23. De esta idea se deriva la consideración de la archivística, en ese momento, como
una suerte de práctica anexa a la bibliotecología, que responde tal vez al manejo de unas
técnicas diferentes, pero cuyo conocimiento básico se soportaba por las mismas bases
teóricas y prácticas de la bibliotecología. Se pueden enumerar algunas circunstancias que
enmarcan la primera concepción de la archivística en la EIB:
23 Esta concepción prevalece hasta la década de los años 90, fecha en la cual se pueden encontrar varias
propuestas de especialización en el área de la archivística.
24 Facultad de Sistemas de Información y Documentación de la Universidad de La Salle (comienza el
pregrado en 1971, pero se constituye como facultad en 1998) y la carrera de Ciencia de la Información en la
Universidad Javeriana (Comienza en 1973 con el nombre de bibliotecología y 1994 se integra a la Facultad
de Comunicación y Lenguaje con el nombre de Ciencia de la Información)
Otro de los hechos importantes que incidieron en este cambio, tuvo que ver con el
desarrollo de los archivos en el país, instituciones como el Archivo General de la Nación, el
ICFES, el Ministerio de Educación y otras organizaciones públicas contribuyeron al avance
y a la creación del Sistema Nacional de Archivos. En esta experiencia, participaron
profesionales egresados de la Escuela, que más adelante hicieron parte de su planta
profesoral y administrativa, lo que tuvo como consecuencia la consolidación de estas
discusiones en un ámbito académico.
En 1994, la directora de la EIB, profesora Bertha Nelly Cardona, participó como ponente
en el panel “Formación e imagen profesional del archivista colombiano” en el Tercer
Seminario del Sistema Nacional de Archivos: “Los Archivos de cara al siglo XXI”, en el
que daba la visión que tenía la Escuela, en ese momento sobre el archivista:
25 CARDONA, Bertha Nelly. “Panel deliberativo: Formación e imagen profesional del archivista
colombiano”, en: Tercer Seminario del Sistema Nacional de Archivos “Los Archivos de cara al siglo XXI”
(noviembre 2-4 de 1994), Bogotá, Archivo General de la Nación, 1995, p. 148.
Con este planteamiento, se evidencia un cierto reconocimiento de la importancia social del
archivista profesional. En el mismo evento, la profesora Cardona declaró que para el
desarrollo integral del Sistema Nacional de Archivos, era fundamental avanzar en la
formación archivística tanto en el nivel técnico, como en el universitario, pasando por el
tecnólogo. En consecuencia la EIB, desde 1992, hizo parte del Comité de Formación y
Capacitación del Archivo General de la Nación, contribuyendo a la definición de los niveles
necesarios de educación en el área26. Con esto se mostró ante el Archivo General de la
Nación una postura clara en la que se diferenciaba a la archivística de la bibliotecología y,
desde entonces, se sentaron las bases para el desarrollo de un programa de formación
profesional en esta disciplina.
26 Ibíd., p. 149-151.
27 Documento de Evaluación del currículo de bibliotecología, versión 3, marzo de 2004, p. 18 y 30, 39.
del semestre 2005/II, comenzó a ofrecer un programa académico nuevo, denominado
Tecnología en Archivística. Otras circunstancias ayudaron a la consolidación del proyecto,
entre las cuales se pueden incluir las nuevas necesidades que generó el proceso de
ampliación de cobertura y regionalización de la Universidad de Antioquia. En este marco,
se consideró pertinente, a partir de la revisión de la infraestructura de los municipios del
Departamento, la formación de tecnólogos en Archivística para las regiones y se inició el
proceso de su creación. Una idea central, era la de actuar en correspondencia con la misión
de la universidad en el sentido de que ésta se debe a la formación de profesionales que
puedan ayudar a construir no solo la práctica archivística, sino también a desarrollar un
territorio académico configurado, activo y propositivo de lo archivístico. Otras
consideraciones básicas alrededor de presencia de la archivística en la Escuela pueden ser:
Sin obviar la condición de la demanda de archivistas con un perfil operativo (marca
principal del mercado laboral para ese entonces) se consideraba primordial el
impulso de una comunidad archivística que pudiera construir, poco a poco,
cimientos, identidad y presencia científica.
Para esto, a finales del 2008, después de graduar a la primera promoción de Tecnólogos en
Archivística, se comenzó a elaborar el informe de evaluación del programa, del que se
concluyó, por parte de estudiantes, profesores, y algunos empleadores, la necesidad de
elaboración de una propuesta de profesionalización.
Perfil de acción
El profesional en archivística de la Universidad de Antioquia estará capacitado para
gestionar documentos administrativos e históricos; preparado para desempeñar su labor con
base en principios y valores éticos; consciente de la responsabilidad de salvaguardar el
patrimonio documental y la memoria de la nación, a través de la aplicación de políticas
nacionales, en cumplimiento de las normas legales; capaz de planificar, gestionar y
desarrollar servicios archivísticos que beneficien a las instituciones; investigador en las
distintas áreas de la disciplina; docente formador de futuros archivistas; conocedor de la
aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación a los procesos de
administración documental y para la preservación y difusión del patrimonio.
Bibliografía
AGN, Reglamento General de Archivos, Tercer Mundo Editores, Santafé de Bogotá D.C.,
1994.
COUTURE, Carol y ROUSSEAU, Jean Yves. Les archives au XXe siècle: une réponse aux
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ICA. Repertoire des écoles et des cours de formation professionelle d´archivistes. En:
Directory of schools and Courses of Professional Training for Archivists, Koblenz, CIA,
1992.
Ley 80 de 1989.
MÜLLER, S., FEITH, J.A. y FRUIN, R. Handleiding voor het ordenen en beschrijven
vfan archieven. Haarlem, 1898.
Proyecto de Ley 036 de 2007 Cámara y 225 de 2007 Senado, “Por la cual se reglamenta el
ejercicio profesional de la Disciplina Archivística, se dicta el Código de Ética y otras
disposiciones”.