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La palabra paz deriva del latín pax.

Es generalmente definida, en sentido positivo, como un


estado de tranquilidad o quietud, y en sentido opuesto como ausencia de inquietud, violencia o
guerra.

Desde el punto de vista del Derecho internacional, y por extensión de la definición anterior, el
término Paz en un convenio o tratado que pone fin a la guerra (como por ejemplo, la Paz de
Westfalia).

Puede hablarse de una paz social como entendimiento y buenas relaciones entre los grupos,
clases o estamentos sociales dentro de un país. En el plano individual, la paz designa un estado
interior, exento de cólera, odio y más generalmente de sentimientos negativos. Es, por lo tanto,
deseada para uno mismo e igualmente para los demás, hasta el punto de convertirse en un
saludo (la paz esté contigo) o una meta de la vida.

La Paz es también una parte de la liturgia católica.

Se puede señalar que no en todas las culturas se consideró a la paz de una forma positiva. En
pueblos como los Vikingos o los Hunos, cuya principal actividad era el saqueo de comunidades
cercanas, se exaltaba por el contrario a los guerreros y las virtudes propias de los mismos.

La articulación entre la paz y su opuesto (guerra, violencia, conflicto, cólera, etc.) es una de las
claves defecto:

• El estatus del individuo.


• La formación del adulto.
• Los medios admitidos.
• El valor de la civilización.
• El estatus y el papel de las organizaciones (estado, empresas, sindicatos, etc.).

En el I Ching, lo opuesto a la paz es el estancamiento. Simbólicamente, esto indica que la paz


no es un absoluto, sino una búsqueda permanente. Y además, indica que el conflicto no es lo
opuesto a la paz. Conviene en un trámite hacia la paz, transformar el conflicto, no suprimirlo.
Las gestiones no-violentas encarnan este trámite de transformación pacífica del conflicto.

Martin Luther King, Jr. escribió en su Carta de Birmingham escrita en la prisión1 que la
verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión: es la presencia de justicia.

Se conoce como "Paz Romana" (en referencia a la Pax romana del Imperio Romano) a una
situación en que una fuerza gobierna ejerciendo poder de forma unilateral, sin estar sometida a
control alguno y sin respetar los derechos de aquellos a quienes gobierna. El propósito de la
expresión es diferenciar a dicha situación de la que se considera como auténtica paz, ya que
aunque carezca de violencia o conflictos armados no constituiría una situación ideal o que se
desee que perdure.

A lo largo de la historia se ha concluido que la paz puede y debe aprenderse, y para hacer esto
posible se ha de supeditar en el proceso educativo la comunicación de conocimientos, con la
invención- apoyo- abstención de ciertos hábitos/ rutinas y con una serie de pautas y valores.
Hay quien también opina que la paz no puede adquirirse a través de la educación “no se puede
educar a nadie para la paz, (aunque existen actividades encaminadas al fomento de la paz como
se indicará posteriormente). Ésta es una condición que sólo puede obtenerse a través de la
acción social”. Siempre ha existido cierto interés y anhelo por la paz, se sabe que el concepto de
su educación específica tiene sus orígenes filosóficos mucho más antiguos a una década.
La paz es el proceso de búsqueda de justicia en los diferentes niveles de relación humana. Este
es un concepto dinámico el cual nos lleva a hacer brotar, arrostrar y solventar los conflictos de
manera no-violenta, con el fin de alcanzar una concordia de la persona consigo misma, con la
naturaleza y con los demás.

La investigación para la paz tiene un carácter desusado en cuando a disciplina con demanda
científica. Pretende introducir introspección en la ciencia, divisar las causas de la guerra y de la
violencia para socavar su autenticidad como instrumento político y fomentar así condiciones de
paz. Entre sus características definitorias destacan: “interdisciplinariedad, transdisciplinariedad,
carácter normativo, orientación hacia la acción, su naturaleza internacional y la búsqueda de
receptores diversos.”

Hay un dicho que dice:” no existe un camino hacia la paz, la paz es camino”. Por ello, la
reiteración en la educación para la paz radica tanto en su método como en su contenido. La paz
no es una meta, sino un proceso, por el que hay que aprender a entrar en los conflictos y
resolverlos de forma positiva sin usar la coacción.

La idea de educar contra la armonización, para la rebeldía, está abismalmente adaptado en la


filosofía y práctica no violenta. La educación debe estar orientada a finalizar con la guerra, por
lo que ha de compaginar “la capacidad de rebeldía y regular los conflictos por métodos
incruentos”, así, se debe hacer aflorar los conflictos en la educación, incluso engendrarlos. Y el
hecho de vulnerar debe implicar a asumir la responsabilidad de las consecuencias de las propias
determinaciones.

La necesidad de educar en valores para la indisciplina y para el enfrentamiento nos lleva a otro
problema de la educación para la paz, el problema de la elección, el conformismo o la
pseudoespeciación cultural. El conformismo se ha desarrollado en épocas actuales, y en ese
proceso ha jugado un papel destacado en la educación. La pseudoespeciación cultural, conserva
la guerra, el militarismo y la aceptación de la idea del enemigo.

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