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El objetivo del siguiente ensayo es evaluar cuando y hasta que punto puede el hombre
depender de su experiencia sensible para tomar conciencia del mundo que le rodea, es
decir, para alcanzar la verdad.
La realidad es demasiado amplia para que el sujeto pueda abordarla en su totalidad. Para
poder interpretarla, el sujeto tendrá que dividir su visión de la realidad, de este modo la
analizará desde distintos puntos de vista para poder estudiar y comprender sus múltiples
aspectos. Estos aspectos los denominamos “áreas del conocimiento” y los podríamos
agrupar en tres clasificaciones. Por un lado tendríamos las ciencia naturales como la
física, la química, la biología, etc. Estas ciencias estudian el mundo tangible que
percibimos de manera empírica, a través de la experiencia sensible. Por otro lado
tendríamos las ciencias formales como las matemáticas o la lógica, estas ciencias son
autónomas, no dependen de la realidad y son abordadas desde un punto de vista
racional. Por último tendríamos las ciencias humanas que comprenden temas
metafísicos y religiosos. Su comprensión va más allá de lo sensible o lo racional.
En el campo de las ciencias formales, tomaremos como verdad algo que se corresponde
con la realidad. Daremos por valida la definición de Aristóteles en su libro de la
metafísica “Decir de lo que es que es y de lo que no es que no es , eso es verdad.” ya
que decir “de lo que es que no es que es y de lo que no es, que es, eso es falso”. De
modo que se ha de comprobar si una creencia se corresponde con el mundo tangible a la
hora de decidir si compone una verdad o no. En este proceso, la vía de los sentidos nos
resultará indispensable ya que sin ellos seríamos incapaces de percibir el mundo físico.
Por ejemplo, el sujeto puede estar experimentando con las propiedades de los
materiales, y creer un supuesto: si un objeto es de goma, debería rebotar en el momento
en que colisionara con el suelo. Sin embargo, no puede dar crédito a esta creencia sin
aplicar previamente un criterio racional. Para lograrlo deberá llevar a cabo un
experimento para descubrir si su hipótesis se corresponde con la realidad. A través de
los sentidos, podrá observar como distintos objetos de goma botan, independientemente
de su forma o peso, y podrá determinar que su creencia es cierta.
En otras áreas del conocimiento este proceso no daría resultado. Por ejemplo, en las
matemáticas, los enunciados son coherentes entre sí pero no poseen conexión exterior,
solo tienen una aplicación a la realidad creada de modo convencional por los hombres.
Por tanto, los sentidos nos serían inútiles a la hora de determinar si un principio
matemático es verdadero o falso. Esto es porque se trata de conceptos abstractos que no
podemos concretar en la realidad. El método inductivo resulta inútil, al sujeto le sería
imposible ver, tocar, oler, u oír la raíz cuadrada de dos para resolverla. Esta vez, deberá
recurrir al método deductivo y realizar un cálculo mediante la razón.
En el campo metafísico los sentidos nos vuelven a resultar inútiles ya que no podemos
ver ni tocar nuestras creencias o reflexiones. Volvemos a tratar conceptos abstractos, sin
embargo, conforman verdades irrefutables para un creyente. Estas verdades son
calificadas como útiles o pragmáticas. Son convencionales, nacidas de una opinión
conjunta y no se corresponden con la realidad por lo que no podemos comprobarlas a
través de la experiencia empírica.
Desde mi punto de vista toda primera toma de contacto con la realidad se ha de realizar
a través de la vía sensible, por lo que todo el conocimiento derivaría posteriormente de
esta misma experiencia sensible. El conocimiento es autónomo por lo que existe
independientemente de si el hombre lo conoce o no. Los ángulos de un triangulo suman
180º independientemente de si mi hermana pequeña, por ejemplo, lo sabe o no. La
experiencia sensible no es esencial para la existencia de la realidad. Sin embargo sin
sentidos no sabríamos lo que es un triangulo, ya que si nunca hemos percibido uno y
nadie nos a podido comunicar la idea, veo imposible que a nadie se le ocurra por sí solo
la idea de triangulo igual que ningún humano es capaz de imaginar ningún color que no
haya visto previamente. Bien, por lo que necesitamos de la experiencia sensible para
conocer la verdadera forma de lo que es un triangulo. Rechacemos mi primera hipótesis
y digamos que sí, que por medio de la razón un cerebro sería capaz de imaginar la
forma de un triangulo, lo que implicaría que otro cerebro también será capaz de hacerlo
de igual modo. A falta de sentidos, ¿como comprobarían los dueños de estos cerebros si
sus ideas de triangulo coinciden y cuál sería la verdadera forma de un triangulo?
Hablaríamos de conocimiento relativo (Doxa) y no autónomo (Episteme). Es un
absurdo ya que es irrealizable, si hemos tomado la verdad como una interpretación
humana de la realidad que de modo convencional, es decir, por medio de la opinión
colectiva, se ha calificado de cierta o verdadera, al quedar demostrado que este proceso
es irrealizable sin sentidos, queda demostrado que toda interpretación de la realidad
parte del contacto con esta a través de la vía sensible, lo que confirma la teoría de que la
experiencia sensible compone el origen de toda interpretación y por tanto de todo
conocimiento.
Se podría discutir que la idea de lo que conforman los 180º del triangulo no encuentra
su correspondencia con la realidad ya que es una idea abstracta que solo tiene una
aplicación convencional con el mundo tangible creada por el hombre. Es cierto por
tanto que no hemos utilizado la vía sensible para calcular esta verdad si no la vía
racional de la que también disponemos. Eso es indiscutible, y no es mi intención
negarlo. Sin embargo, para llegar a esta conclusión racional, el sujeto tubo que partir de
una primera idea, la idea de triangulo que como hemos visto tubo que serle dada por
medio de los sentidos, por lo que a pesar de ser una idea abstracta sigue encontrando su
origen, aunque más remoto, en la interpretación de la realidad la cuál es únicamente
posible a través de la experiencia sensible.