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LAS IMÁGENES Y LOS ÍDOLOS

¿Están las imágenes prohibidas en la Biblia? Se oye decir entre mucha gente “¡los católicos son
idólatras, porque adoran imágenes!” por el echo de que los católicos tienen esculturas en sus iglesias y
oran arrodillados delante de éstas, supuestamente faltando a los mandatos de Dios. El pasaje bíblico
que se menciona para tal acusación es:

Éxodo 20,4-5 “No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay
abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les
rindas culto”

Analizando algunas palabras

‫ לא תעשה לך פסל וכל תמונה אשר בשמים ממעל ואשר בארץ מתחת ואשר במים מתחת‬Exo 20:4
‫לארץ׃‬
‫ לא תשתחוה להם ולא תעבדם כי אנכי יהוה אלהיך אל קנא פקד עון אבת על בנים על‬Exo 20,5
‫שלשים ועל רבעים לשנאי׃‬

En hebreo: ‫ = לך פסל‬ídolo, imagen. =

Definiendo imagen según la Real Academia Española:

imagen
(Del lat. imago, -inis).
1. f. Figura, representación, semejanza y apariencia de algo.
2. f. Estatua, efigie o pintura de una divinidad o de un personaje sagrado.

De la Biblia traducida al griego llamada “Septuaginta”, de la cual los apóstoles usaron en más del 80%
en sus escritos, nos dice:

Exo 20:4-5 ου ποιησεις σεαυτω ειδωλον ουδε παντος ομοιωμα οσα εν τω ουρανω ανω και
οσα εν τη γη κατω και οσα εν τοις υδασιν υποκατω της γης ου προσκυνησεις αυτοις
ουδε μη λατρευσης αυτοις εγω γαρ ειμι κυριος ο θεος σου θεος ζηλωτης αποδιδους
αμαρτιας πατερων επι τεκνα εως τριτης και τεταρτης γενεας τοις μισουσιν με

En griego: σεαυτω = figura, forma, ídolo, forma de ídolo, imagen, retrato, representación.

De lo que podríamos deducir que ni tan siguiera deberíamos de hacer cuadros, pinturas o libros que
contengan imágenes de Jesús, o personajes bíblicos. Pero todas las denominaciones cristianas tienen
estas imágenes para enseñar, para visualizar mejor el pasaje bíblico, etc. La misma Biblia Reina-Valera
traduce con la palabra “figura” que según la RAE significa “Estatua o pintura que representa el
cuerpo de un hombre o animal”. Será que todos faltamos al primer mandamiento o que no se ha
entendido el pasaje como debería de ser.

1
Veamos esta traducción de la Biblia (Reina-Valera) y notemos lo siguiente:

El v.5 nos da la palabra “inclinarse” que significa según la RAE “Bajar el tronco y la cabeza hacia
adelante” o “encorvar el cuerpo para significar adoración o rendimiento, o especial cortesía”, aquí
vemos que nunca significa “arrodillarse”, sino el mismo gesto que hacen los orientales; como los
japoneses para saludar. Veamos las traducciones de esta palabra en diferentes versiones de la Biblia:

(Biblia de Jerusalén) No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy
un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me odian,

(Biblia Latinoamericana) No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy
un Dios celoso. Yo pido cuentas a hijos, nietos y biznietos por la maldad de sus padres que no me
quisieron.

(Nácar Colunga) No te postrarás ante ellas y no las servirás, porque yo soy Yahvé, tu Dios; un Dios
celoso, que castiga en los hijos las iniquidades de los padres hasta la tercera y cuarta generación de
los que me odian,"

(Versión de la Universidad de Navarra) No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo
Adonai, tu Di-s, soy un Di-s celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la
tercera y cuarta generación de los que me odian,

(La Biblia de Las Américas) No los adorarás ni los servirás; porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy
Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen,

(Dios Habla Hoy) No te inclines delante de ellos ni les rindas culto, porque yo soy el Señor tu
Dios, Dios celoso que castiga la maldad de los padres que me odian, en sus hijos, nietos y bisnietos;

(King James Version) Thou shalt not bow down thyself to them, nor serve them: for I the LORD
thy God am a jealous God, visiting the iniquity of the fathers upon the children unto the third and
fourth generation of them that hate me;

(Nueva Versión Internacional) No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios,
soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la
tercera y cuarta generación.

(Reina Valera – 1960) No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios,
fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen,

De acuerdo a las diferentes versiones de la Biblia podemos notar tres términos para traducir la
palabra hebrea “‫ ”תשתחוה‬o “histahavah” y son: 1. postrarás, 2. inclinarás y 3. adorarás.

Doy el significado de la Biblia “Septuaginta” que dice así: “οὐ προσκυνήσεις αὐτοῖς οὐδὲ” y la
traducción es: “No te postrarás ante ellas”. La palabra “προσκυνήσεις” o futuro del verbo adorar

2
(“proskuneo”) se traduce como “adorarán” o “postrarán con la frente en tierra”. En un
diccionario griego-inglés esta palabra aparece de la siguiente manera:

προσκυνήσεις -- verb; 2nd person singular future of < προσκυνήω> worship -- you shall
worship.

Y “worship” significa adorar algo o a alguien, o simplemente “adoración”.

La palabra que hubieran puesto para “inclinarse” debió de ser:

Que es una única palabra para un único significado: = inclinarse. No tiene más
significados, hubiera sido la palabra ideal para la traducción del hebreo al griego, pero eso no era lo
que significaba.

Sabemos que esta traducción del griego fue hecha alrededor del siglo III a.C. realizada por setenta
sabios o eruditos judíos y de ahí que esta versión del Antiguo Testamento se le llame “Los Setenta”
o “Septuaginta”. El Nuevo Testamento tiene aproximadamente 350 referencias a versos del Antiguo
Testamento. Por medio de un examen cuidadoso, los eruditos han determinado que 300 de estas
referencias son tomadas de la Septuaginta y el resto son del Antiguo Testamento hebreo (según el
Diccionario de la Biblia, John L. Mc.Kenzie, pag. 787). Estos eruditos han demostrado que
Jesucristo mismo, hacía referencias a la Septuaginta. O sea fue la traducción base que utilizaron
tanto Jesús como sus discípulos.

Pero ahora profundicemos más y vayámonos al propio hebreo.

La palabra a analizar es la palabra hebrea “‫ ”תשתחוה‬o “histahavah” que significa propiamente


“postrarse en tierra hasta tocar el suelo con la frente”, acto de adoración que los hebreos hacían
con los dioses paganos.

Un diccionario en inglés nos dice: histahavah = To prostrate oneself.

En conclusión tenemos que las traducciones de las Biblias que traducen la palabra “‫”תשתחוה‬
por “adorarás” o “postrarás” de este versículo son la mejor referida al original, y
prácticamente la única válida.

Las únicas dos Biblias que traducen mal este versículo son “Nuevo Mundo” de los Testigos de
Jehová, la cual todos los cristianos sabemos que es una traducción adaptada a la doctrina de los
Testigos de Jehová, y la otra Biblia que la traduce mal es la “Reina-Valera”.

Recordemos que para leer la Biblia y entenderla en su contexto, hay que saber que cada libro de esta
fue escrito en un momento dado, para un pueblo que vivía en una cierta situación, con una cierta
cultura y en un cierto momento histórico. Debemos de saber el momento histórico de la comunidad a la
que pertenece el autor sagrado del texto, ya que así podremos intuir el sentido profundo que el
acontecimiento narrado tiene para el pueblo en su momento.

3
El libro del Éxodo hace referencia no a simples imágenes sino a ídolos. Es importante y fundamental
conocer la diferencia entre una imagen y un ídolo. Una imagen es una figura, representación,
semejanza y apariencia de algo, como una foto; también es una estatua que representa a alguien o algo 1;
mientras que un ídolo es un falso dios que se pone en lugar de Dios, como en el caso del becerro de
oro.

Este mandamiento fue escrito en una época en la cual la humanidad estaba atestada de idolatría. En
aquellos tiempos, los hombres individualmente y pueblos enteros deificaban diversos elementos de la
naturaleza, los astros, imágenes de seres humanos, animales, monstruos y todos aquellos que la oscura
y supersticiosa mente humana veía de inexplicable y sobrenatural. Estos pueblos antiguos empezaron a
adoptar ciertos símbolos incivilizados o extraños para hacer representaciones de sus dioses, luego los
perfeccionaron realizando esculturas (imágenes), y así poco a poco terminaron por formarse en la
mente que esas imágenes representaban a sus dioses, cayendo en la creencia o haciendo una doctrina
que atribuía poderes divinos a la figura o le atribuían cualidades del hombre; llegando a veces a los
extremos.

Entonces vemos que la prohibición de este mandato es sobre los ídolos y no de cualquier tipo de
imagen, como lo vemos en el versículo 3 que lo dice muy claro:

Éxodo 20, 3 “No habrá para ti otros dioses delante de mí.” (La Septuaginta dice: “fuera de mí”).

Sabemos por la historia que los antiguos pueblos tenían un dios nacional, del que muchas veces
tomaban para darle el nombre al pueblo. Pero esto no excluía la adoración de otras divinidades
secundarias, por lo que Dios, que sacó a Israel de Egipto, no puede pasar por alto el hecho de tener
compañía en la adoración de su pueblo. En otros pasajes bíblicos Él dirá que es el Dios único. El libro
de Deuteronomio nos da el sentido de este primer precepto cuando dice: “Escucha, Israel: Yahveh
nuestro Dios es el único Yahveh. Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con
toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy.” Dt 6,4-6

Más adelante lo confirma en Dt 11,16 “Cuidad bien que no se pervierta vuestro corazón y os
descarriéis a dar culto a otros dioses, y a postraros ante ellos”. Aquí también se usa la misma palabra
en hebreo “‫ ”תשתחוה‬o “histahavah”.

Entonces vemos en el Antiguo Testamento como Dios escoge a su pueblo “Israel” sacándolo del
politeísmo y llevándolo al monoteísmo. Ya dije que los pueblos antiguos tenían infinidad de dioses que
adoraban y representaban con imágenes que tenían diferentes formas de animales; estos pueblos creían
que estas imágenes tenían poderes mágicos y milagrosos. Pero lo que representaban en realidad eran
vicios o poderes del hombre mismo. Por ejemplo la imagen del becerro de oro representaba la fuerza
bruta de la naturaleza. Otros representaban la encarnación del poder sexual desorientado y vicioso, etc.

Así podemos entender por qué Dios nos dice que es un dios celoso, porque no quería que adoraran
otros dioses, más sólo a Él.

Pero también hay que profundizar un poco más en lo que significaba postrarse. Será que aquí Dios dijo
que postrarse es lo mismo que adorar (reitero aquí que postrarse no es lo mismo que arrodillarse). Por
lo menos no parece así, ya que se dan otros ejemplos en la Biblia en los que no se indica que sea
prohibido ni malo:

1
Diccionario de la Real Academia Española.

4
Jos 7,6 “Josué rasgó sus vestiduras, y se postró rostro en tierra ante el arca de Yahvé, hasta por la
tarde, él y los ancianos de Israel, y echaron polvo sobre sus cabezas”.

Josué se postró delante del Arca, un objeto con imágenes religiosas. Aunque sabemos que el arca era
como el santuario móvil para el pueblo de Israel hasta que se edificó el Templo, no cabe duda de que
contenía figuras de las que se podían malinterpretar.

1 Reyes 18, 3.7 “Ajab llamó a Abdías, que estaba al frente de la casa - Abdías era muy temeroso de
Yahveh... Estando Abdías en camino, le salió Elías al encuentro. Le reconoció y cayó sobre su rostro y
dijo: ¿Eres tú Elías, mi señor?»”

Abdías era temeroso de Yahveh, y sin embargo, se postró (frente sobre el suelo) delante de Elías, ¿Se
podría decir que un hombre temeroso de Dios "adoró" a Elías?

Num 22, 31 “Entonces abrió Yahveh los ojos de Balaam, que vio al Ángel de Yahveh, de pie en el
camino, la espada desenvainada en la mano; y se inclinó y postró rostro en tierra.”

¿Hubo acaso acción de adorar? No, era simple respeto.

Y hay muchos ejemplos más como el de Génesis 19,1 “Los dos ángeles llegaron a Sodoma por la
tarde. Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Al verlos, Lot se levantó a su encuentro y
postrándose rostro en tierra,” y muchos más que nos demuestran que la simple acción de postrarse no
es idolatría o acción de adorar a algo. De hecho en la Biblia se mencionan 62 veces palabras derivadas
de postrar y las resumo en la siguiente tabla:

Postrarse ante personas 27


Postrarse ante objetos 1
Postrarse ante ángeles 3
Postrarse ante Dios 10
Postrarse ante otros dioses 10
Postrarse ante Jesús 10
Postrarse ante satanás 1
Total de veces mencionadas 62

Veamos un ejemplo en el que no era correcto postrarse:

1 Re 16:31 “Lo de menos fue haber seguido los pecados de Jeroboam, hijo de Nebat, sino que,
además, tomó por mujer a Jezabel, hija de Ittobaal, rey de los sidonios, y se fue a servir a Baal
postrándose ante él.”

Así que podemos concluir que el simple hecho de postrarse no era indicio de adorar sino de
respeto.

Repito, el libro del Éxodo hace referencia no a simples imágenes sino a ídolos. Repasemos la diferencia
entre una imagen y un ídolo. Una imagen es una figura, representación, semejanza y apariencia de algo,
como una foto; también es una estatua que representa a alguien o algo; mientras que un ídolo es un

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falso dios que se pone en lugar de Dios, como en el caso del becerro de oro. En toda la Biblia
encontramos prohibiciones de ídolos y no de cualquier tipo de imagen; recordemos:

Éxodo 20,3 “No habrá para ti otros dioses delante de mí.”

Aclaración bíblica sobre las imágenes


Dice la Biblia:

Deuteronomio 4,15-19 “Tenga, pues, mucho cuidado de no caer en la perversión de hacer figuras que
tengan forma de hombre o de mujer, ni figura de animales, aves, reptiles o peces. Y cuando miren al
cielo y vean el sol, la luna, las estrellas y todos los astros, no caigan en la tentación de adorarlos”

Para entender este mandato divino tenemos que situarnos en el contexto histórico, geográfico, cultural
y religioso en el momento en que se escribió este libro del Pentateuco: como ya dijimos el “pueblo
judío” como “el escogido”, rendía tributo al único y verdadero Dios revelado a Moisés en el monte
Orbe (Éxodo 20,3). Las otras civilizaciones y pueblos antiguos que vivían en la región de la
Mesopotamia, adoraban falsos dioses (Josué 24,14).

Existían muchos dioses, principalmente en Babilonia en donde por ejemplo estaban:


• Bel y Marduc (Jeremías 50,2)
• Milkom, dios de los amonitas con cabeza de toro y cuerpo de hombre (1 Reyes 11,7)
• Dagón, ídolo de los filisteos con figura humana hasta la cintura, y terminando en forma de cuerpo
de pez (1 Samuel 5,4)
• Mélek, que significa “rey”, y se aplica en el Antiguo Testamento como título a varios dioses
legendarios (Isaías 57,9)
• La diosa cananea de la fertilidad. Milcom, otro ídolo de los amonitas
• Kemós dios de Moab (1 Reyes 11,57)
• La estrella del dios Refán (Hechos 7, 43)
• Zeus y Hermes para los griegos (Hechos 14,11-12)
• Además de muchos dioses del Canaán (Salmo 106,38), y de otros pueblos paganos (Jueces 10,6)

Así que Dios quiso protegerlos de las prácticas paganas, ya que ellos eran una minoría y estaban
constantemente tentados a imitar a los pueblos que los rodeaban y hasta les prohibió casarse o
mezclarse con esos pueblos para que no se contaminaran con sus creencias erróneas. Los profetas, en
especial Óseas, Jeremías y Ezequiel en nombre de Dios prohibieron la idolatría y las malas prácticas (2
Reyes 23,4-14).

Los ídolos eran reflejo de “vicios” del hombre mismo contrario a las imágenes que tenemos nosotros
que son reflejo de “virtudes cristianas”, porque la Virgen María y los Santos son ejemplo de amor,
humildad y entrega a Jesús.

Estos ídolos de los paganos eran hechos de “oro, plata, Bronce, hierro, madero y piedra” (Daniel 5,4),
“tienen boca, pero no pueden hablar tienen ojos, pero no pueden ver” (Salmo 115,4-8), ya que son
verdaderos “altares de los demonios” (2 Reyes 23,8), “que no sirven para nada” (Jeremías 2,11), ni

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pueden salvar (Isaías 45,20). Por eso, Juan el evangelista recalca que hay que cuidarse de los “dioses
falsos” (1 Juan 5,21), mientras que Pablo agrega “los dioses hechos por los hombres no son dioses”
(Hechos 9,26), “un ídolo no tiene valor alguno en el mundo” (1Corintios 8,4). Los católicos no
tenemos "ídolos" como los pueblos paganos antiguos, SINO SOLAMENTE TENEMOS
IMÁGENES, SIMPLES REPRESENTACIONES.

Antes de Cristo nadie podía ver el rostro de Dios; en Cristo, Dios se hizo visible. Antes de Jesús las
imágenes con frecuencia representaban a ídolos, se usaban para la idolatría. Ahora, el verdadero Dios
quiso tomar imagen humana ya que Jesús es la imagen visible del Padre.

¿Cómo fue el actuar de Dios?

Mientras que muchos refieren Éxodo 20,4-5 para reforzar su denuncia a los católicos "adoradores de
ídolos" ellos se olvidan de muchos otros pasajes donde el Señor ordena el labrado de estatuas o
imágenes:

Éxodo 25,18-20 “...con dos seres alados de oro labrado a martillo en los dos extremos, haz el primer
querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formaran un cuerpo con el
propiciatorio, en sus dos extremos. Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el
propiciatorio, uno en frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio”

Ezequiel 41, 17-19 “Desde la entrada hasta el interior de la Casa, y por fuera, así como en todo el
ámbito del muro, por fuera y por dentro, había representado querubines y palmeras, una palmera
entre querubín y querubín; cada querubín tenía dos caras: una cara de hombre vuelta hacia la
palmera de un lado y una cara de león hacia la palmera del otro lado; así por todo el ámbito de la
Casa.”

Pero recuerden que Dios dijo: “Tenga, pues, mucho cuidado de no caer en la perversión de hacer
figuras que tengan forma de hombre o de mujer, ni figura de animales…” Deuteronomio 4,15-19

Por qué Dios mandó a hacer un querubín con cara de león, sabiendo que habían dioses con cabezas de
animales, como lo era Anubis con cara de perro:

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Y estaba Sekhmet, diosa de cuerpo de mujer y cabeza de león:

Y lo peor era que también existía Seth (“dios del mal”) que era un dios con cuerpo de hombre y que en
ocasiones lo representan con cabeza de león, casi idéntico al del querubín:

Pero no sólo eso, ya habían también otros dioses descritos en la historia egipcia que tenían cuerpo de
hombre y cabeza de león como lo eran Nefertum2 hijo de Sekhmet y Basty3.

También estaba uno de los más fuertes, Baal y mencionado mucho en la Biblia, representado en
muchos pueblos por un toro o buey:

2 Nefertum: Hombre con cabeza de león; sobre ésta, una flor de loto azul acompañada de dos plumas. Lleva dos collares Menat como símbolo de placer y fertilidad. Su nombre
significa "loto". Se le asocia con Ra el joven, ya que éste nace del abismo acuoso sobre una flor de loto; también representa el aroma, el perfume sagrado, "la flor de loto
perfumada en la nariz de Ra".

3 Basty: Dios egipcio, figurado como un hombre con cabeza de león (a veces, de gato), creado artificialmente por los sacerdotes a finales del Imperio Nuevo como contrapartida
masculina de la diosa Bastet. El dios Basty aparece registrado en el capítulo 125 del Libro de los Muertos, formando parte del tribunal de los 42 jueces que ha de juzgar al difunto.

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y estaba APIS4: Buey sagrado. Relacionado con Ptah. Se cree que Ptah bajo la apariencia de fuego
celeste, impregnó a una vaca virgen y de ella había concebido un toro negro que se convertiría en el
portavoz o doble de Ptah. Se le representaba como un toro con marcas en la piel y el disco solar entre
los cuernos o con cabeza de toro.

Lo curioso es que en el Templo habían toros y bueyes:

1 Reyes 7,25 “Se apoyaba sobre doce bueyes, tres mirando al Norte, tres mirando al Oeste, tres
mirando al Sur y tres mirando al Este; el Mar estaba sobre ellos, quedando sus partes traseras hacia
el interior.”

1 Reyes 7,29 “Sobre el panel que estaba entre los listones había leones, bueyes y querubines. Lo
mismo sobre los listones. Por encima y por debajo de los leones y de los toros había volutas...”

Que extraño que a Dios le hubiera agradado todas esas imágenes que tenían en el Templo:

1 Reyes 8,10-12 “Al salir los sacerdotes del Santo, la nube llenó la Casa de Yahveh. Y los sacerdotes
no pudieron continuar en el servicio a causa de la nube, porque la gloria de Yahveh llenaba la Casa
de Yahveh.”

¿Qué pasó aquí, algún conflicto Bíblico, o...?

La respuesta es que Dios prohíbe ídolos, o sea que adoremos otros dioses, y lo que Dios mandó a
colocar dentro del Templo fueron simplemente imágenes y eso es lo que tenemos los católicos, simples
imágenes.

¿Quién vale más: un ser humano o un animal? Por supuesto que un ser humano, porque recordemos
que el ser humano fue hecho a imagen y semejanza de Dios y le dio poder para someter a todos los
animales de la Tierra. Podríamos imitar las características del Templo de Jerusalén con sus animales
internamente, pero preferimos hombres santos y principalmente la imagen de nuestro señor Jesucristo.

Respóndete lo siguiente: ¿qué pasaría si entraras a tu templo o centro de culto y al entrar vieras
4 APIS: Toro sagrado de Menfis. Considerado como una manifestación del Dios Ptah, pero también del Sol. Cuando moría era embalsamado y los Sacerdotes recorrían todo el
País en busca de un sucesor.

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querubines con cabeza de animales, toros, bueyes, etc.? Recuerda que todo esto estaba en el más grande
y antiguo templo de Dios, creado a imagen del templo celestial («todo esto me ha llegado escrito por
la mano del Señor, para hacerme comprender todos los detalles del modelo» (1 Cro 28, 19). El Templo
tenía que ser construido a imitación de la corte celestial: «me mandaste edificar un Templo en tu santo
monte y un altar en la ciudad de tu morada, a imitación de la tienda santa que preparaste al
principio» (Sab 9,8)). ¿No te escandalizarías?, intenta colocar un querubín con cabeza de león en tu
templo y lo más seguro es que te pidan que te retires de ahí, aunque estés tratando de imitar el Templo
de Jerusalén.

El uso religioso de las imágenes

En el éxodo del pueblo de Israel Dios mandó a castigar al pueblo con una plaga de serpientes y luego
Dios le dijo a Moisés:

Núm. 21, 8-9 “hazte una serpiente como esas y ponla en el asta de una bandera. Cuando alguien sea
mordido por una serpiente, mire hacia la serpiente del asta, y se salvará”

El hecho de que uno debía mirar una estatua de bronce de una serpiente para ser sanado muestra que las
estatuas podían ser usadas ritualmente y no meramente como decoraciones religiosas. Además es
extraño que Dios mandara a hacer una serpiente que en la antigüedad representaba al diablo o cosas

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malas5. Y luego Jesús mismo se compararía con la serpiente que hizo Moisés (Jn 3,14-16) pasaje que
comentaremos más adelante.

La Iglesia Católica respeta las imágenes de igual manera que se respeta y venera la fotografía de un ser
querido. Como cuando se casa alguien y al día siguiente se ven las fotos y el video, son muy lindas las
imágenes, y hasta suspiran de lo que ven, pero no se comete idolatría. Como dije al principio existe una
gran diferencia entre imagen e ídolo, Isaías lo explica en 44,9-22.

Los católicos usan estatuas, cuadros y otros objetos artísticos para recordar a la persona que representa.
De la misma manera que para recordar a nuestra madre nos servimos de su fotografía, así los católicos
para recordar el ejemplo de los santos se sirven de sus imágenes.

Cualquier cosa puede ser una imagen y ayudarme a crecer en mi fe. Una roca me hace pensar en Dios,
la “Roca de Salvación”, un río me hace pensar que Jesús nos promete “agua viva”. También un cordero
nos recuerda que Jesús es el “Cordero de Dios”. La luz del sol es un buen signo de que Cristo es la
“Luz del Mundo”. ¿Son todas estas señales o imágenes malas?

Cuando un católico está orando y delante de él hay una imagen, nunca pensamos pedirle a la imagen. A
la imagen no se le pide, es a la persona que nos recuerda esa imagen a la que estamos orando. De
ningún modo hemos creído o enseñado que las imágenes hablen, vean y caminen. Para nosotros
simplemente es una representación de Jesús, María o de algún santo. Si nos quitan la imagen seguimos
orando igual.

Nosotros oramos por fe, no por la vista. ¿Acaso alguna vez la Iglesia Católica le ha dicho que es
obligatorio tener imágenes para orar? Claro que no. Para nosotros sencillamente es una imagen. Besarla
o ponerle flores son solamente formas de mostrar nuestro cariño a las personas que representan.
¿Acuérdate cuando al ver la foto de tu novia(o) y futura esposa(o) la besabas pensando en ella(él)?
¿Nunca lo hizo usted? En realidad a quien queríamos besar era a la novia(o), no a la foto.

Lo que sucede es que los que no conocen la doctrina católica se imaginan que le pedimos a la imagen y
eso es algo que no hacemos, ni creemos. Oramos a Jesús, María o a un santo, la imagen solamente nos
recuerda a cada uno de ellos. Es por eso que en la Biblia, como ya leímos, Dios mandó hacer imágenes,
porque simplemente son representaciones. Ahora bien, las primeras comunidades cristianas
representaron a Jesús con imágenes del Buen Pastor; más adelante aparecerán las del Cordero Pascual y
otros iconos representando la vida de Cristo.

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Lo primero que debemos tener en claro es que la serpiente simboliza en la Biblia a algún personaje o realidad entendible
para los lectores de aquella época, porque si no, éstos se habrían quedado sin comprender el mensaje. Ahora bien, por los
modernos estudios bíblicos y arqueológicos sabemos que la serpiente, en aquella época, era el símbolo de la religión
cananea, que los israelitas encontraron al entrar en la Tierra Prometida. ¿Por qué los cananeos emplearon como símbolo de
la divinidad a la serpiente, cuando para nosotros es un animal dañino y peligroso? Porque los pueblos antiguos veían en ella
tres cualidades: primero, la serpiente tenía fama de otorgar la inmortalidad, ya que el hecho de cambiar constantemente de
piel parecía garantizarle el perpetuo rejuvenecimiento; segundo, garantizaba la fecundidad, ya que vive arrastrándose sobre
la tierra, que para los orientales representaba a la diosa Madre, fecunda y dadora de vida; y tercero, transmitía sabiduría,
pues la falta de párpados en sus ojos y su vista penetrante hacían de ella el prototipo de la sabiduría y las ciencias ocultas.
Por eso el Génesis la presenta como "el más astuto de todos los animales del campo" (3,1). Estas tres características hicieron
de la serpiente el símbolo de la sabiduría, la vida eterna y la inmortalidad, no sólo entre los cananeos sino en muchos otros
pueblos, como los egipcios, los sumerios y los babilonios, que empleaban la imagen de la serpiente para simbolizar a la
divinidad que adoraban, cualquiera sea ella.

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Los católicos también usan estatuas como herramientas para enseñar. En la Iglesia primitiva eran
especialmente útiles para la instrucción de los analfabetas. Muchos de los que critican las imágenes
tienen cuadros de Jesús y otros cuadros bíblicos en sus escuelas dominicales con el propósito de
enseñar a los niños, especialmente a aquellos que no han aprendido a leer, y acuérdate que imagen
también es una pintura o foto. Los católicos también usan para recordar algunas personas y eventos,
muy parecido a las escenas tridimensionales de la natividad que usan las iglesias no-católicas. Si los
católicos usáramos la misma vara con que nos miden, diríamos que ellos también son idólatras por
tener imágenes grabadas, pero sabemos que no hay actos de idolatría en tener imágenes. Dios prohíbe
la adoración de ídolos, pero no prohíbe la hechura de imágenes en general. Si así lo hiciera, todas las
películas, videos, fotos, escenas del pesebre, cuadros, dibujos y toda clase de cosas estarían prohibidas,
puesto que esas cosas también son imágenes.

Como repito, los católicos rezamos a la persona no a las imágenes. Otra cosa es que nosotros a veces
llevamos un crucifijo recordándonos la pasión que sufrió nuestro Señor Jesucristo por cada uno de
nosotros:

1 Corintios 1, 18-23 “Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas
para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios. Porque dice la Escritura: Destruiré la
sabiduría de los sabios, e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde
el docto? ¿Dónde el sofista de este mundo? ¿Acaso no entonteció Dios la sabiduría del mundo? De
hecho, como el mundo mediante su propia sabiduría no conoció a Dios en su divina sabiduría, quiso
Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación. Así, mientras los judíos piden
señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para
los judíos, necedad para los gentiles;”

Para los cristianos, la cruz de Cristo no es escándalo ni locura, sino “poder y sabiduría de Dios,” pues
ella sola había tenido fuerza para librar al mundo de la esclavitud y llevar a efecto el plan sabio de Dios
en el negocio de la salud. Ni debe extrañar, añade Pablo, que una cosa tan débil y absurda en apariencia
como es la muerte en una cruz, realice efectos tan sorprendentes, pues es cosa de Dios, y lo que es de
Dios, aunque al hombre aparezca como locura, supera con mucho la sabiduría de todos los hombres, y
aunque aparezca como flaco, supera toda su fortaleza (“Porque la necedad divina es más sabia que la
sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres.” 1 Cor 1,25).

En el caso de los católicos


ADORAR significa reverenciar con sumo honor o respeto a un ser, considerándolo como cosa divina o
reconocerlo como un ser supremo o como Dios, y también significa reverenciar y honrar a Dios con el
culto religioso que le es debido. VENERAR es respetar en sumo grado a alguien por su santidad,
dignidad o grandes virtudes, o a algo por lo que representa o recuerda. Por ejemplo la bandera o el
escudo de un país representa a la Patria (no es la Patria), si alguien quemara la bandera sería mal visto
por el pueblo, pero no significa que esté dañando a la Patria. Por lo que los católicos adoramos sólo a
Dios y veneramos (respetamos) todo lo que está relacionado con Dios, como por ejemplo las imágenes
del mismo Jesús, la Virgen y los Santos. También veneramos la Biblia misma (cartón y papel) que no es
Dios, pero contiene su Palabra.

Los católicos tenemos tres tipos de culto:


1) LATRIA: Reverencia, culto y adoración que sólo se debe a Dios.

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2) HIPERDULÍA: Es el culto a la Santísima Virgen María.
3) DULÍA: Es el culto reservado a los ángeles y a los santos.

El que ofrece culto de latría a otro que no sea Dios, está cometiendo el pecado de idolatría, que es un
pecado grave.

Dios condena la idolatría en muchos pasajes de la Biblia: Deuteronomio 13, 2-19; Éxodo 20, 3-5;
Números 25, 1-5; 1 Reyes 16, 32-33; Jueces 2, 11-15; Jueces 10, 6-7; 1 Juan 5, 21; Apocalipsis 13, 4-9,
etc.

En la doctrina oficial de la Iglesia Católica nunca se encontrarán enseñanzas idolátricas, es decir, no


hay a nivel doctrinal idolatría ninguna; la Iglesia hace énfasis en las distinciones de culto:

Numerales del Catecismo de la Iglesia Católica:


a) Desviaciones de culto (2111, 2113, 2581)
b) Adoración a Dios (347, 1121, 1123, 2083, 2135)
c) Culto a María (971)
d) Culto a las imágenes (2131, 2132, 2141)
e) Culto a los santos (61, 956, 957, 2683)
f) y prácticamente ningún ministro de culto (sacerdotes), comete idolatría.

La veneración, dicho de otra manera, incluye:


1) Respeto profundo.
2) Considerar al santo como una persona de grandes cualidades humanas.
3) Considerar al santo como buen seguidor y amigo de Dios.
4) Amarlos, (obviamente sin confrontar el primer mandamiento).
5) Pedirles que intercedan ante Dios por nosotros.
6) Creer en la buena disposición de los santos hacia nosotros, y hacia las almas del santo purgatorio
(comunión de los santos).
7) Deseo de seguir el ejemplo del santo, imitar sus cualidades y procurar hacernos santos como él
(ella).
8) Festejar en una fecha determinada a un santo o santa, como expresión de honor y honra hacia ellos
por ser héroes de la fe.

Vemos en el Antiguo Testamento como Dios escoge a su pueblo “Israel” sacándolo del politeísmo y
llevándolo al monoteísmo. Los pueblos antiguos tenían infinidad de dioses que adoraban y
representaban con imágenes que tenían diferentes formas de animales; estos pueblos creían que estas
imágenes tenían poderes mágicos y milagrosos. Pero lo que representaban en realidad eran vicios o
poderes del hombre mismo. Por ejemplo la imagen del becerro de oro representaba la fuerza bruta de la
naturaleza. Otros representaban la encarnación del poder sexual desorientado y vicioso.

Dios hizo un llamado al pueblo de Israel a adorarlo como único y verdadero Dios, pero los israelitas en
aquel tiempo estaban en constante contacto con pueblos paganos y querían a veces caer de nuevo en el
politeísmo, por lo que Moisés inspirado por Dios les prohibió hacer ídolos: “No habrá para ti otros
dioses delante de mí. No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que
hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni
les rindas culto”, porque este era el gran problema en tiempos de Moisés, que los pueblos se hacían
"imágenes" y las adoraban incluso matando muchachas jóvenes, sacrificándolas en su honor, como si la
imagen fuera el dios de la guerra, el dios del amor, etc.
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Estas citas bíblicas son muy claras en su prohibición de hacer imágenes o estatuas de falsos dioses.
Pero otra cosa muy distinta es aplicar estos textos a las imágenes como adornos o signos religiosos.
Estos signos religiosos o imágenes nunca han sido prohibidos por Dios ni por la Biblia. Desde tiempos
antiguos, el hombre siempre ha usado pinturas, figuras, dibujos y esculturas, entre otros, para darse a
entender o explicar algo. Estos medios se usaron y se usan hoy en día para ayudar a visualizar lo
invisible; para explicar lo que no se puede explicar con palabras. Cuando el hombre cayó por el pecado
y perdió la intimidad con Dios, empezó a confundir a Dios con otras cosas y a darles culto como si
fueran dioses.

No existe ningún documento de la doctrina católica que diga que podemos adorar ídolos, los católicos
no adoramos ídolos ya que no tenemos ídolos sino simplemente imágenes. Santo Tomás de Aquino lo
explica de una manera muy sencilla en su “Suma teológica”: "el culto de la religión no se dirige a las
imágenes en sí mismas como realidades, sino que las mira bajo su aspecto propio de imágenes que
nos conducen a Dios encarnado. Ahora bien, el movimiento que se dirige a la imagen en cuanto tal,
no se detiene en ella, sino que tiende a la realidad de la que es imagen"

Lo cierto es, que estamos ante una de las más puras manifestaciones de amor a Dios por medio de sus
imágenes. Estas serían una especie de sacramentos para los pobres, quienes al no conocer lo complejo
de la Teología, logran adquirir por la pureza de su fe el encuentro cercano a Dios que ningún hombre
racionalista y calculador puede tener.

La fe no es algo impalpable, una idea, una filosofía o una doctrina. La fe resulta de un encuentro
personal con Jesucristo, el Hijo de Dios hecho carne. La persona que descubre el amor de Dios en su
vida no es la misma que antes. Y un pueblo que cree en el Dios vivo y verdadero, Jesucristo, y Lo
sigue, es un pueblo singular. La religiosidad popular es la fe del pueblo sencillo, que se hace vida y
cultura. La religiosidad popular, es entendida como «el modo peculiar que tiene el pueblo, es decir la
gente sencilla, de vivir y expresar su relación con Dios, con la Virgen y con los santos, no sólo en un
ambiente privado e íntimo, sino también en comunidad».

El lenguaje verbal y de gestos de la religiosidad popular, aunque conserve la sencillez y la


espontaneidad de expresión, debe siempre ser cuidado, de modo que se manifieste, junto a la verdad de
la fe, la grandeza de los misterios cristianos. Son formas directas y sencillas de manifestar
externamente el sentimiento del corazón y el deseo de vivir cristianamente

Podemos entender mejor lo relacionado a la religiosidad popular viendo los siguientes artículos del
“DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA”:

18. Una expresión de gran importancia en el ámbito de la piedad popular es el uso de las imágenes sagradas
que, según los cánones de la cultura y la multiplicidad de las artes, ayudan a los fieles a colocarse delante de
los misterios de la fe cristiana. La veneración por las imágenes sagradas pertenece, de hecho, a la naturaleza
de la piedad católica: es un signo el gran patrimonio artístico, que se puede encontrar en iglesias y
santuarios, a cuya formación ha contribuido frecuentemente la devoción popular.
Es válido el principio relativo al empleo litúrgico de las imágenes de Cristo, de la Virgen y de los Santos,
tradicionalmente afirmado y defendido por la Iglesia, consciente de que "los honores tributados a las
imágenes se dirige a las personas representadas". El necesario rigor, pedido para las imágenes de las iglesias
– respecto de la verdad de la fe, de su jerarquía, belleza y calidad – debe poder encontrarse, también en las
imágenes y objetos destinados a la devoción privada y personal.
Puesto que la iconografía de los edificios sagrados no se deja a la iniciativa privada, los responsables de las
iglesias y oratorios deben tutelar la dignidad, belleza y calidad de las imágenes expuestas a la pública

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veneración, para impedir que los cuadros o las imágenes inspirados por la devoción privada sean impuestos,
de hecho, a la veneración común.
Los Obispos, como también los rectores de santuarios, vigilen para que las imágenes sagradas reproducidas
muchas veces para uso de los fieles, para ser expuestas en sus casas, llevadas al cuello o guardadas junto a
uno, no caigan nunca en la banalidad ni induzcan a error.

Los valores de la piedad popular


61. Según el Magisterio, la piedad popular es una realidad viva en la Iglesia y de la Iglesia: su fuente se
encuentra en la presencia continua y activa del Espíritu de Dios en el organismo eclesial; su punto de
referencia es el misterio de Cristo Salvador; su objetivo es la gloria de Dios y la salvación de los hombres;
su ocasión histórica es el "feliz encuentro entre la obra de evangelización y la cultura". Por eso el
Magisterio ha expresado muchas veces su estima por la piedad popular y sus manifestaciones; ha llamado la
atención a los que la ignoran, la descuidan o la desprecian, para que tengan una actitud más positiva ante
ella y consideren sus valores; no ha dudado, finalmente, en presentarla como "un verdadero tesoro del
pueblo de Dios". [...] La piedad popular tiene un sentido casi innato de lo sagrado y de lo trascendente.
Manifiesta una auténtica sed de Dios y "un sentido perspicaz de los atributos profundos de Dios: su
paternidad, providencia, presencia amorosa y constante", su misericordia. Los documentos del Magisterio
ponen de relieve las actitudes interiores y algunas virtudes que la piedad popular valora particularmente,
sugiere y alimenta: la paciencia, "la resignación cristiana ante las situaciones irremediables"; el abandono
confiando en Dios; la capacidad de sufrir y de percibir el "sentido de la cruz en la vida cotidiana"; el deseo
sincero de agradar al Señor, de reparar por las ofensas cometidas contra Él y de hacer penitencia; el
desapego respecto a las cosas materiales; la solidaridad y la apertura a los otros, el "sentido de amistad, de
caridad y de unión familiar".
63. La unión armónica del mensaje cristiano con la cultura de un pueblo, lo que con frecuencia se encuentra
en las manifestaciones de la piedad popular, es un motivo más de la estima del Magisterio por la misma. En
las manifestaciones más auténticas de la piedad popular, de hecho, el mensaje cristiano, por una parte
asimila los modos de expresión de la cultura del pueblo, y por otra infunde los contenidos evangélicos en la
concepción de dicho pueblo sobre la vida y la muerte, la libertad, la misión y el destino del hombre. Así
pues, la transmisión de padres a hijos, de una generación a otra, de las expresiones culturales, conlleva la
transmisión de los principios cristianos. En algunos casos la unión es tan profunda que elementos propios de
la fe cristiana se ha convertido en componentes de la identidad cultural de un pueblo. Como ejemplo puede
tomarse la piedad hacia la Madre del Señor.
64. El Magisterio subraya además la importancia de la piedad popular para la vida de fe del pueblo de Dios,
para la conservación de la misma fe y para emprender nuevas iniciativas de evangelización.
Se advierte que no es posible dejar de tener en cuenta "las devociones que en ciertas regiones practica el
pueblo fiel con un fervor y una rectitud de intención conmovedores"; que la sana religiosidad popular, "por
sus raíces esencialmente católicas, puede ser un remedio contra las sectas y una garantía de fidelidad al
mensaje de la salvación"; que la piedad popular ha sido un instrumento providencial para la conservación de
la fe, allí donde los cristianos se veían privados de atención pastoral; que donde la evangelización ha sido
insuficiente, "gran parte de la población expresa su fe sobre todo mediante la piedad popular"; que la piedad
popular, finalmente, constituye un valioso e imprescindible "punto de partida para conseguir que la fe del
pueblo madure y se haga más profunda".

Algunos peligros que pueden desviar la piedad popular


65. El Magisterio, que subraya los valores innegables de la piedad popular, no deja de indicar algunos
peligros que pueden amenazarla: presencia insuficiente de elementos esenciales de la fe cristiana, como el
significado salvífico de la Resurrección de Cristo, el sentido de pertenencia a la Iglesia, la persona y la
acción del Espíritu divino; la desproporción entre la estima por el culto a los Santos y la conciencia de la
centralidad absoluta de Jesucristo y de su misterio; el escaso contacto directo con la Sagrada Escritura; el
distanciamiento respecto a la vida sacramental de la Iglesia; la tendencia a separar el momento cultual de
los compromisos de la vida cristiana; la concepción utilitarista de algunas formas de piedad; la utilización
de "signos, gestos y fórmulas, que a veces adquieren excesiva importancia hasta el punto de buscar lo

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espectacular"; el riesgo, en casos extremos, de "favorecer la entrada de las sectas y de conducir a la
superstición, la magia, el fatalismo o la angustia".
66. Para poner remedio a estas eventuales limitaciones y defectos de la piedad popular, el Magisterio de
nuestro tiempo repite con insistencia que se debe "evangelizar" la piedad popular, ponerla en contacto con
la palabra del Evangelio para que sea fecunda. Esto "la liberará progresivamente de sus defectos;
purificándola la consolidará, haciendo que lo ambiguo se aclare en lo que se refiere a los contenidos de fe,
esperanza y caridad".
91. La piedad popular está caracterizada, naturalmente, por el sentimiento propio de una época de la historia
y de una cultura. Una muestra de esto es la variedad de expresiones que la constituyen, florecidas y
afirmadas en las diversas Iglesias particulares en el transcurso del tiempo, signo del enraizarse de la fe en el
corazón de los diversos pueblos y de su entrada en el ámbito de lo cotidiano.

De hecho hay datos históricos de la forma en que los primeros misioneros enseñaban a los indígenas,
los cuales utilizaron las imágenes como medio de evangelizar.

La genuflexión o el arrodillarse
Algunas personas citan Deut 5,9, donde Dios dijo con respecto a las estatuas: “no te inclines delante de
ellos”, para reiterar que los católicos son idólatras, pero hay que recordar que es cierto que la
genuflexión puede ser usado como postura de adoración pero no toda genuflexión es hecha para adorar.
Y recordemos que la correcta traducción de este pasaje es con las palabras “adorarás” o “postrarás”
que no es lo mismo que inclinarse, e inclinarse no es lo mismo que arrodillarse. Por ejemplo, en Japón
es costumbre que las personas muestren respeto y buenos modales al inclinarse al saludar (es el
equivalente de dar la mano en occidente). Indiscutiblemente no se encuentra ningún tipo de adoración
en esto.

Cuando las personas tenían que mirar a la serpiente de bronce para ser curados, no le estaban adorando,
como queda demostrado por el hecho de que, casi 300 años después, cuando le empezaron a adorar (y
hasta le dieron un nombre, "Nehushtan") como un dios-culebra, el rey Ezequías la destruyó (2 Reyes
18,4). Evidentemente, esta serpiente de bronce no tenía ninguna virtud especial, que la pudiese elevar
al nivel de divinidad; el recurrir a ella era un acto de fe y de confianza en la Palabra de Dios, que les
había hablado de este modo.

Si alguien se arrodilla delante de una imagen simplemente haciéndolo como un gesto de respeto o
cariño, no tiene nada de malo. Aunque como vimos el hecho de postrarse no es condenado, vamos a
repasar otros ejemplos:

2 Rey 4,27 “Llegó hasta el hombre de Dios y se postró a sus pies”

Incluso alguien la quiso levantar y el profeta les dijo que no, que la dejaran. Pues el arrodillarse no es
malo, sino el hacerlo pensando en adorar, pero para nosotros simplemente son imágenes que
respetamos.

Otro:

1 Samuel 24,9 “tras lo cual se levantó David, salió de la cueva y gritó detrás de Saúl: «¡Oh rey, mi
señor!» Volvió Saúl la vista, e inclinándose David, rostro en tierra, se postró ante él,”

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En Josué 5,14 “Respondió: «No, sino que soy el jefe del ejército de Yahveh. He venido ahora.» Cayó
Josué rostro en tierra, le adoró y dijo: «¿Qué dice mi Señor a su siervo?»”, vemos a Josué “adorando”
al “jefe del ejército de Yahvé”, es decir, adorando a un ángel, es evidente que el culto, al no ser
reprobado por el mismo ángel, era veneración en la actitud, porque de lo contrario, el propio ángel
hubiera reprendido a Josué.

En una ocasión, un ángel reprendió a Juan evangelista, quien quiso adorarlo, y el ángel le explicó que
sólo a Dios se debe de adorar (Apocalipsis 22,8-9). En Daniel 8,17; el profeta se inclina ante un ángel,
y este no lo reprende por esto: porque la actitud era venerar, no adorar. En Tobías 12,16; Tobías y su
padre se postran ante el arcángel Rafael, y éste no los reprende, sólo los tranquiliza, esto denota que la
actitud de Tobías y su padre no fue de adoración, sino de veneración.

Algunas personas también citan Deut 4,15-18 que dice "...tengan cuidado de no caer en la perversión
de hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer..." y tratan de usar este pasaje para "probar" la
prohibición de estatuas o imágenes. Pero hemos demostrado ya que Dios no prohíbe la elaboración de
estatuas o imágenes de varias criaturas (ejemplo: ángeles, serpientes, bueyes, flores, leones, etc.) con
propósito religiosos (Cf. 1 Re 6,29-32 ; 8,6-67 ; 2 Cro 3,7-14). Recordando que a Dios le agradaron
todas esas imágenes:

1 Reyes 9, 3 “Yahveh le dijo: «He escuchado la plegaria y la súplica que has dirigido delante de mí.
He santificado esta Casa que me has construido para poner en ella mi Nombre para siempre; mis ojos
y mi corazón estarán en ella siempre.”

Dijo «siempre» ¿Pero qué hay de estatuas o imágenes que representan a Dios mismo? Muchos no-
católicos dirán que esto esta mal ya que Deuteronomio 4 dice que Dios no tiene forma, por lo tanto, no
deberíamos tratar de hacer imágenes de Él. ¿Pero, en realidad, Deuteronomio prohíbe esta clase de
imágenes del Señor? La respuesta es NO. Al inicio de la historia de Israel estuvo prohibido hacer
representación de Dios porque Él no se había revelado (todavía) en una forma visible. Si los israelitas
hubiesen hecho representaciones de Dios de la forma en que se les ocurriera que podía ser; ya sea
forma animal o objeto natural, posiblemente se hubiesen visto tentados a adorarle como a las imágenes
de los paganos que los rodeaban.

Pero después Dios sí se reveló bajo formas visibles como:

Daniel 7,9 “Mientras yo contemplaba: se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura
blanca como la nieve: los cabellos de su cabeza, puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con
ruedas de fuego ardiente”

Los no-católicos hacen descripciones de Dios bajo esta forma cuando hacen ilustraciones de las
profecías del Antiguo Testamento. También vemos que el Espíritu Santo se reveló bajo por lo menos
dos formas visibles: en una paloma, en el bautismo de Jesús (Mt 3,16; Mc 1,10; Lc 3,22; Jn 1,32) y
como lenguas de fuego, en el día de Pentecostés (Hechos 2,1-4). Los no-católicos hacen uso de estas
imágenes (principalmente de la paloma) cuando dibujan o pintan estos hechos bíblicos o cuando
colocan un distintivo de paloma en sus autos.

Pero más importante todavía es notar que en la Encarnación de Cristo, su Hijo, Dios mostró a la
humanidad un icono de sí mismo. Pablo dijo “Él es imagen (en griego: ikon) del Dios invisible, el
primero nacido de toda creación”. Cristo mismo es la “imagen” o “icono” divino e impalpable del Dios
invisible e infinito del universo. Recordemos que hicieron los Magos cuando vieron a Jesús, Dios
17
mismo: “Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron
luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra” (Mt 2,11).

El propósito que tienen las estatuas de Jesús y de los santos católicos es que ellas son imagen que
representan personas a las que no podemos ver con nuestros ojos materiales. El culto católico a lo que
representan las imágenes no es contrario al primer mandamiento porque el honor que se rinde a una
imagen pertenece a quien en ella es representado. Es decir, al que se venera no es a la imagen sino a lo
que ésta representa.

Las procesiones
Procesión de acuerdo a la Real Academia Española es el acto de ir ordenadamente de un lugar a otro
muchas personas con algún fin público y solemne, por lo común religioso.

Dios no prohíbe el hacer procesiones con imágenes, veamos la siguiente cita:

2 Sam 6,1-5 “David reunió a todo lo mejor de Israel, unos 30.000 hombres. Se levantó David y partió
con todo el pueblo que estaba con él a Baalá de Judá para subir desde allí el arca de Dios que lleva el
nombre de Yahvé quien se sienta sobre los querubines. Cargaron el arca de Dios en una carreta nueva
y la llevaron de la casa de Abinadab que está en la loma. Uzzá y Ajyó, hijos de Abinadab, conducían la
carreta con el arca de Dios. Uzzá caminaba al lado del arca de Dios y Ajyó iba delante de ella. David
y toda la casa de Israel bailaban delante de Yahveh con todas sus fuerzas, cantando con cítaras, arpas,
adufes, sistros y cimbalillos”

Allí encontramos que está:


* El Rey.
* El pueblo.
* El Arca de la Alianza.
* Las imágenes de ángeles (querubines).
* La carreta.
* Y la llevan de un lugar a otro.

No era una mudanza, era una procesión con imágenes, y lo dice en todas las Biblias del mundo. Lo más
notable era la antigua Arca de la Alianza, solamente los levitas (ayudantes de los sacerdotes) podían
cargarla cuando era trasladada en “procesión” de un lugar a otro (1 Crónicas 15,1-2).

Las procesiones pueden contener esculturas para representar los diferentes pasajes bíblicos, pero lo
ideal y lo que muchas comunidades hacen es capacitar a personas para que representen el pasaje bíblico
y ya no necesitan las esculturas. Porque eso son las procesiones, simples recordatorios o explicaciones
de pasajes bíblicos para vivirlos.

Veamos lo que nos dice el “DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA” acerca
de las procesiones:

Las procesiones
245. En la procesión, es la expresión cultural de carácter universal y de múltiples valores religiosos y
sociales. La Iglesia, inspirándose en los modelos bíblicos (cfr. Ex 14, 8-31; 2 Sam 6, 12-19; 1 Cor 15, 25 -
16, 3), ha establecido algunas procesiones litúrgicas, que presentan una variada tipología:
18
- Algunas evocan acontecimientos salvíficos referidos al mismo Cristo; entre estas, la procesión del 2 de
Febrero, conmemorativa de la presentación del Señor en el Templo (cfr. Lc 2,22-38); la del Domingo de
Ramos, que evoca la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén (cfr. Mt 21, 1-10; Mc 11, 1-11; Lc 19, 28-38;
Jn 12, 12-16); la de la Vigilia pascual, memoria litúrgica del "paso" de Cristo de las tinieblas del sepulcro a
la gloria de la Resurrección, síntesis y superación de todos los éxodos del antiguo Israel y premisa de los
"pasos" sacramentales que realiza el discípulo de Cristo, sobre todo en el rito bautismal y en la celebración
de las exequias;
- Otras son votivas, como la procesión eucarística en la solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor: el
santísimo Sacramento pasando por la ciudad de los hombres suscita en los fieles expresiones de amor
agradecido, exige de ellos fe-adoración y es fuente de bendición y de gracia (cfr. Hech 10,38); la procesión
de las rogativas, cuya fecha la establece actualmente la Conferencia de Obispos de cada país, que son una
súplica pública de la bendición de Dios sobre los campos y sobre el trabajo del hombre, y tienen también un
carácter penitencial; la procesión al cementerio el 2 de Noviembre, Conmemoración de los fieles difuntos;
- Otras son necesarias para el desarrollo de algunas acciones litúrgicas, como: las procesiones con ocasión
de las estaciones cuaresmales, en las que la comunidad cultual se dirige desde el lugar establecido para la
collecta a la iglesia de la statio; la procesión para recibir en la iglesia parroquial el crisma y los santos óleos,
bendecidos el Jueves Santo en la Misa crismal; la procesión de las Vísperas bautismales en el día de Pascua,
durante la cual "mientras se cantan los salmos se va a la fuente bautismal"; las "procesiones" que en la
celebración de la Eucaristía acompañan algunos momentos, como la entrada del celebrante y los ministros,
la proclamación del Evangelio, la presentación de ofrendas, la comunión del Cuerpo y Sangre del Señor; la
procesión para llevar el Viático a los enfermos, en aquellos lugares en que todavía está en vigor la
costumbre; el cortejo fúnebre, que acompaña el cuerpo del difunto de la casa a la Iglesia y de esta al
cementerio; la procesión con ocasión del traslado de reliquias.
246. La piedad popular, sobre todo a partir de la Edad Media, ha dado amplio espacio a las procesiones
votivas, que en la época barroca han alcanzado su apogeo: para honrar a los Santos patronos de una ciudad
o corporación se llevan procesionalmente las reliquias, o una estatua o efigie, por las calles de la ciudad.
En sus formas genuinas, las procesiones son manifestaciones de la fe del pueblo, que tienen con frecuencia
connotaciones culturales capaces de despertar el sentimiento religioso de los fieles. Pero desde el punto de
vista de la fe cristiana, las "procesiones votivas de los Santos", como otros ejercicios de piedad, están
expuestas a algunos riesgos y peligros: que prevalezcan las devociones sobre los sacramentos, que quedan
relegados a un segundo lugar, y de las manifestaciones exteriores sobre las disposiciones interiores; el
considerar las procesiones como el momento culminante de la fiesta; que se configure el cristianismo, a los
ojos de los fieles que carecen de una instrucción adecuada, como una "religión de Santos"; la degeneración
de la misma procesión que, de testimonio de fe acaba convirtiéndose en mero espectáculo o en un acto
folclórico.
247. Para que la procesión conserve su carácter genuino de manifestación de fe, es necesario que los fieles
sean instruidos en su naturaleza, desde un punto de vista teológico, litúrgico y antropológico.
Desde el punto de vista teológico se deberá destacar que la procesión es un signo de la condición de la
Iglesia, pueblo de Dios en camino que, con Cristo y detrás de Cristo, consciente de no tener en este mundo
una morada permanente (cfr. Heb 13,14), marcha por los caminos de la ciudad terrena hacia la Jerusalén
celestial; es también signo del testimonio de fe que la comunidad cristiana debe dar de su Señor, en medio
de la sociedad civil; es signo, finalmente, de la tarea misionera de la Iglesia, que desde los comienzos, según
el mandato del Señor (cfr. Mt 28,19-20), está en marcha para anunciar por las calles del mundo el Evangelio
de la salvación.
Desde el punto de vista litúrgico se deberán orientar las procesiones, incluso aquellas de carácter más
popular, hacia la celebración de la Liturgia: presentando el recorrido de iglesia a iglesia como camino de la
comunidad que vive en el mundo hacia la comunidad que habita en el cielo; procurando que se desarrollen
con presidencia eclesiástica, para evitar manifestaciones irrespetuosas o degeneradas; estableciendo un
momento inicial de oración, en el cual no falte la proclamación de la Palabra de Dios; valorando el canto,
preferiblemente de salmos y las aportaciones de instrumentos musicales; sugiriendo llevar en las manos,
durante el recorrido, cirios o lámparas encendidas; disponiendo las estaciones, que, al alternarse con los
momentos de marcha, dan la imagen del camino de la vida; concluyendo la procesión con una oración

19
doxológica a Dios, fuente de toda santidad, y con la bendición impartida por el Obispo, presbítero o
diácono.
Finalmente, desde un punto de vista antropológico se deberá poner de manifiesto el significado de la
procesión como "camino recorrido juntos": participando en el mismo clima de oración, unidos en el canto,
dirigidos a la única meta, los fieles se sienten solidarios unos con otros, determinados a concretar en el
camino de la vida los compromisos cristianos madurados en el recorrido procesional.

En la mayoría de los países se realizan desfiles para conmemorar alguna fecha importante de la Patria o
algún héroe nacional, en la cual se lleva la bandera y hasta el símbolo de lo que representa la
conmemoración. Son parte de la cultura del país y de los cuales la mayoría de la población asiste como
respeto a la Patria. Asisten a una veneración en la que se encuentran imágenes o símbolos que
representan la Patria o al héroe, y no le dan mayor importancia; pero cuando las imágenes o símbolos
representan cosas de Dios, muchos se escandalizan. Extraño pero real.

Como ya dijimos en las procesiones no necesariamente se tienen que llevar imágenes, pueden
participar en lugar de las imágenes personas que ayuden a la enseñanza o recordatorio del pasaje
bíblico que se celebra.

Las imágenes en el Nuevo Testamento


Vayamos ahora al Nuevo Testamento y encontramos que las dos veces que Jesús habló de las imágenes
no las condenó. Las menciona y sigue adelante sin darle ninguna importancia: "Así como la serpiente
fue levantada en el desierto, así el hijo del hombre será levantado para que todo el que crea en él
tenga vida eterna" Jn 3,14-16. La imagen a la que se refiere Jesús es la serpiente de bronce que hizo
Moisés (Num 21,8). Lo menciona y no le da más importancia. Como también nosotros lo creemos, era
simplemente una imagen. Moisés levantó una imagen, nosotros levantamos la imagen de Jesús y sus
colaboradores.

Pero ya el autor del libro de la Sabiduría comentaba: “y el que a ella se volvía, se salvaba, no por lo
que contemplaba, sino por ti, Salvador de todos.” (Sab 16,7). Por eso, el mismo autor llama a aquella
serpiente de bronce “señal de salvación” (Sab 16,6). Aquella imagen era una ordenación “típica” hecha
por Dios, en el A.T., de la plena realidad de Cristo en la cruz

Por tanto, es a Cristo, así “elevado” en la cruz, como es necesario “verle” y “creer” en Él para tener la
“vida eterna.” Para Juan evangelista “ver” y “creer” son sinónimos (Jn 6,40). A la “visión” de la
serpiente de bronce corresponde aquí otro modo de visión, que es la “fe” en Él. Sólo esta fe en ver a
Cristo elevado en la cruz y muerto como Mesías e Hijo de Dios da la “vida eterna”.

El otro caso lo encontramos cuando Jesús habla acerca de los impuestos, donde le preguntan si hay que
pagarlos o no: “Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?» Ellos le dijeron:
«Del César.» Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios.» Y se
maravillaban de él.” Mc 12,16-17. Jesús habla de una imagen y no dice nada acerca de la idolatría.
Hubiera sido un excelente momento para hacerlo, pero Él no pensaba así. Lo que tenía en sus manos
era una imagen y nada más. Muchos no distinguen entre una imagen y un ídolo. Por eso su confusión.

20
¿Para qué sirven las imágenes?

Los no-católicos nos dicen que las imágenes no sirven para nada y nos citan el siguiente pasaje: “Plata
y oro son sus ídolos, obra de mano de hombre. Tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven,” (Sal
115,4-5).

En este pasaje se está hablando de las creencias de los paganos, que pensaban que una estatua era un
dios, con vida y poder. Ellos tenían muchos dioses a los que adoraban como ya vimos. Estas creencias
eran una amenaza para el Pueblo de Israel ya que los judíos estaban tentados a imitar las prácticas
religiosas de los pueblos que los rodeaban. Principalmente a esculpir imágenes de los dioses cananeos,
(como en el caso del becerro de oro en Éxodo 32,1) a los que se les daba culto mediante la prostitución
sagrada (ritos inmorales).

Las imágenes nos ayudan en ocasiones a no caer en tentaciones, por ejemplo, si llevaras un crucifijo y
te llegara una tentación, al ver la imagen de nuestro señor Jesucristo, lo pensaríamos cien veces antes
de cometer el pecado. La Iglesia Católica no pide ni exige a nadie portar un crucifijo, no podemos
olvidar jamás su pasión que es parte del mismo misterio pascual. Es con su muerte en la cruz que Cristo
nos salvó. Al contemplar a Jesús en la Cruz tomamos conciencia de la seriedad de nuestros
pecados, del amor que nos tiene y de la redención.

1 Cor 1, 18 “Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que
se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios.”

1 Cor 1, 22-24 “Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros
predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para
los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.”

Gal 6, 14 “En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,
por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!”

Los primeros misioneros que llegaron a América se toparon con que el idioma era su primer obstáculo
para hacer llegar el Evangelio a los indígenas. Pero esa no fue un obstáculo para detener su obra
misionera. Con gran creatividad se valieron de las imágenes para lograr su cometido, por medio de la
representación teatral de los misterios de la fe, hicieron llegar su mensaje.

Así fue como surgieron y se desarrollaron las fiestas patronales, las procesiones de Semana Santa y
otras muchas manifestaciones religiosas populares. Los retablos de las Iglesias se decoraron con
diversas y bellas imágenes. Y todo esto llegó a ser la forma más accesible y hasta interesante de
predicación de la Palabra de Dios que sigue siendo vigente, a pesar de que puede ser concebida como
folklore o tradicionalismo.

Interpretación literal
Si interpretáramos literalmente algunos pasajes, también deberíamos de interpretar otros,
principalmente si son de la Nueva Alianza. Veamos 1 Corintios 11, ¿deben las mujeres llevar hoy en día

21
velo al culto? ¿Es propio que la mujer hoy ore sin cubrirse la cabeza? ¿Tenemos que excluir hoy del
culto a los varones que llevan pelo largo? ¿Es la mujer gloria del varón? Y también en 1 Corintios 14,
34-35, ¿han de callarse las mujeres en las congregaciones cristianas? ¿han de preguntarle a sus maridos
cuando quieren aprender algo?

Y sobre los bienes en común (Hechos 2, 44-46), ¿hemos de hacernos todos monjes y monjas y vivir el
voto de pobreza?

No, porque estas cosas eran de la época, nos dicen. Pero eso sí lo entienden como algo de la época, y lo
de las imágenes no, qué contradictorio.

Los padres de la Iglesia


San Basilio: En su Tratado sobre el Espíritu Santo, enseña que en Dios Padre y su Unigénito se
contempla una sola imagen de la divinidad, sin diferencia. No se divide la gloria, sino que es única:
«El honor hecho a las imágenes se trasvasa al prototipo». Con estas palabras se suministra el
fundamento teológico para una veneración de las imágenes.

Paulino de Nola (431 d.C.): hace decorar su iglesia para la instrucción de los fieles. Esta idea fue
acogida también por san Gregorio Magno (604 d.C.).

Areopagita, a finales del siglo V y principios del VI. Una consecuencia de su teología es que la imagen
apunta a una realidad más alta. Es distinta de la realidad espiritual, pero la representa, es un reflejo
de la trascendencia, cuyo sentido está detrás de la imagen.

Juan Damasceno (650 d.C.): Las afirmaciones teológicas de estos discursos de Juan Damasceno las
asume en su gran obra teológica de síntesis, Fuente del conocimiento. Intenta fundar sus argumentos
sobre el uso y el culto a las imágenes desde un amplísimo punto de vista teológico, que resumimos
de esta manera:

-En primer lugar tiene que afrontar el pasaje escabroso de condena de las imágenes en Ex 20. Según Juan
debe interpretarse en la perspectiva de la acción unitaria de Dios en el Antiguo Testamento, en el Nuevo
Testamento y en la época de la Iglesia. La prohibición del Antiguo Testamento hacia las imágenes se explica
teniendo en cuenta la inclinación del pueblo hebreo hacia la idolatría. Sin embargo, se debe tener en cuenta
que todo el Antiguo Testamento es una sombra de la verdad. Para los cristianos, iluminados por el verdadero
conocimiento de Dios, esta prohibición ya no es válida, sobre todo después de la encarnación de Cristo.
-El mismo Dios ha mantenido el sistema de comunicación en imágenes, apareciéndose en figura velada a
Jacob, a Moisés, a Elías y a Daniel. Los relatos del Antiguo Testamento son typos, anticipación del futuro.
-Es más, los mismos relatos ya son en sí mismos imágenes. Una imagen pretende demostrar algo. Es una
semejanza, una representación, un paradigma, el cual muestra en sí mismo lo que representa. No es
completamente igual al prototipo, al cual representa.
-Recurre a la filosofía platónica para dar una respuesta a este problema. Parangona la imagen con la idea
platónica de arquetipo de la realidad terrena. El arquetipo puede existir sin la imagen, mas no a la inversa.
La imagen es una representación del arquetipo, lo manifiesta y establece una relación con el contenido
representado en quien contempla. Es decir, establece una relación con Cristo y, por Él, con la Santísima
Trinidad. Es, pues, un medio de gracia.
-No podemos hacernos una imagen del Dios omnipotente, pero Dios mismo ha hecho una imagen de su
Hijo. Con la Encarnación es dignificada la naturaleza humana y, por tanto, se puede representar a Cristo. Si
bien la divinidad de Cristo no puede ser representada, el hecho de formar una sola persona con la naturaleza

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humana, se da la compenetración de ambas naturalezas, realidad que se ha llamado perichoresis, legitima
una representación en imagen de Cristo.

La idolatría condenada por la Iglesia Católica


Desde los tiempos de los Apóstoles, la Iglesia Católica ha condenado clara y rígidamente al pecado de
idolatría. La Iglesia primitiva de los primeros padres nos advierte contra este pecado, y los concilios de
la Iglesia también se ocuparon de este tema. Aquí unos ejemplos:

El segundo concilio de Nicea (787) que se ocupó especialmente de la cuestión de la veneración de imágenes
sagradas, y de iconos, dijo: "El que nos redimió de las tinieblas de la insanidad idólatra, Cristo Nuestro
Dios, cuando tomó como su esposa a la Santa Iglesia Católica, sin mancha ni arruga, prometió que la
guardaría y les aseguro a sus santos discípulos: `Yo estaré con vosotros hasta el día último`. Esta promesa,
sin embargo, no la hizo sólo a ellos, sino también a nosotros, que gracias a ellos hemos llegado a creer en su
nombre. A esta gratuita oferta algunas personas no le dieron importancia, siendo atraídos por el traicionero
mal abandonaron la verdadera forma de razonar... y cayeron en la incapacidad de distinguir lo santo de lo
profano, asegurando que los iconos de Nuestro Señor y de sus santos no eran diferentes de las imágenes de
madera de los ídolos satánicos... Ciertamente que ese modo de pensar (el de la adoración de las imágenes)
no esta de acuerdo con nuestra fe, que propiamente da adoración a la naturaleza divina, aun cuando haya
gestos que tengan apariencia de adoración, como aquellos con los que se honra la figura de la vivificante
cruz o los libros santos de los evangelios así como otros objetos sagrados" [...] "siguiendo la doctrina
divinamente inspirada de nuestros Santos Padres y la tradición de la Iglesia Católica, definimos, con todo
rigor e insistencia que, a semejanza de la figura de la cruz preciosa y vivificadora, las venerables y santas
imágenes, ya pintadas, ya en mosaico o en cualquier otro material adecuado, deben ser expuestas en las
santas iglesias de Dios, sobre los diferentes vasos sagrados, en los ornamentos, en las paredes, en cuadros,
en las casas y en las calles; tanto de la imagen del Señor Dios y Salvador nuestro Jesucristo, como de la
inmaculada Señora nuestra, la santa Madre de Dios, de los santos Ángeles, de todos los Santos y justos"

El catecismo del Concilio de Trento (1566) enseñó que se comete idolatría...


"adorando ídolos e imágenes como si fueran Dios, o creyendo que ellos poseen alguna divinidad o virtudes
que les de derecho a recibir nuestra adoración, a elevarle nuestras oraciones o a poner nuestra confianza en
ellos" (p. 374).

El Catecismo de la Iglesia Católica (1993) explica que...


"la Escritura constantemente nos recuerda que hay que rechazar los ídolos, de plata y oro, la obra de manos
de los hombres. Ellos tienen boca pero no hablan, ojos pero no ven". Estos ídolos vacíos hacen vacíos a sus
adoradores "aquellos que los hacen son como ellos, así como todos aquellos que confían en ellos" (Sal
115,4-5, 8). Dios, sin embargo, es el "Dios viviente" (Cf. Josué 3,10 ; Sal 42,3) que da la vida e interviene
en la historia".
"La idolatría no sólo se refiere a la falsa adoración pagana. Es una tentación constante en contra de la fe. La
idolatría consiste en divinizar lo que no es Dios, sea esto dioses o demonios (por ejemplo, satanismo), el
poder, el placer, la raza, los antepasados, el estado, el dinero, etc. [...]. La idolatría rechaza el Señorío único
de Dios; es por tanto incompatible con comunión con Dios.
"La vida humana encuentra su unidad en la adoración de un solo Dios. El mandamiento de adorar sólo a
Dios integra al hombre y lo salva de un desintegración sin fin.
"La idolatría es una perversión del sentido religioso innato del hombre, un idolatra es alguien que transfiere
su indestructible noción de Dios a cualquier otra cosa que no sea Dios" (CCC 2112-2114, citando Orígenes,
Contra Celso 2:40).

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El “DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA” nos da el sentido de las
imágenes:

239. La veneración de las imágenes, sean pinturas, esculturas, bajorrelieves u otras representaciones,
además de ser un hecho litúrgico significativo, constituyen un elemento relevante de la piedad popular: los
fieles rezan ante ellas, tanto en las iglesias como en sus hogares. Las adornan con flores, luces, piedras
preciosas; las saludan con formas diversas de religiosa veneración, las llevan en procesión, cuelgan de ellas
exvotos como signo de agradecimiento; las ponen en nichos y templetes, en el campo o en las calles.
Sin embargo, la veneración de las imágenes, si no se apoya en una concepción teológica adecuada, puede
dar lugar a desviaciones. Es necesario, por tanto, que se explique a los fieles la doctrina de la Iglesia,
sancionada en los concilios ecuménicos y en el Catecismo de la Iglesia Católica, sobre el culto a las
imágenes sagradas.
240. Según la enseñanza de la Iglesia, las imágenes sagradas son:
- traducción iconográfica del mensaje evangélico, en el que imagen y palabra revelada se iluminan
mutuamente; la tradición eclesial exige que las imágenes "estén de acuerdo con la letra del mensaje
evangélico";
- signos santos, que como todos los signos litúrgicos, tienen a Cristo como último referente; las imágenes de
los Santos, de hecho, "representan a Cristo, que es glorificado en ellos";
- memoria de los hermanos Santos "que continúan participando en la historia de la salvación del mundo y a
los que estamos unidos, sobre todo en la celebración sacramental";
- ayuda en la oración: la contemplación de las imágenes sagradas facilita la súplica y mueve a dar gloria a
Dios por los prodigios de gracia realizados en sus Santos;
- estímulo para su imitación, porque "cuanto más frecuentemente se detienen los ojos en estas imágenes,
tanto más se aviva y crece en quien lo contempla, el recuerdo y el deseo de los que allí están representados";
el fiel tiende a imprimir en su corazón lo que contempla con los ojos: una "imagen verdadera del hombre
nuevo", transformado en Cristo mediante la acción del Espíritu y por la fidelidad a la propia vocación;
- una forma de catequesis, puesto que "a través de la historia de los misterios de nuestra redención,
expresada en las pinturas y de otras maneras, el pueblo es instruido y confirmado en la fe, recibiendo los
medios para recordar y meditar asiduamente los artículos de fe".
241. Es necesario, sobre todo, que los fieles adviertan que el culto cristiano de las imágenes es algo que dice
relación a otra realidad. La imagen no se venera por ella misma, sino por lo que representa. Por eso a las
imágenes "se les debe tributar el honor y la veneración debida, no porque se crea que en ellas hay cierta
divinidad o poder que justifique este culto o porque se deba pedir alguna cosa a estas imágenes o poner en
ellas la confianza, como hacían antiguamente los paganos, que ponían su esperanza en los ídolos, sino
porque el honor que se les tributa se refiere a las personas que representan".
242. A la luz de estas enseñanzas, los fieles evitarán caer en un error que a veces se da: establecer
comparaciones entre imágenes sagradas. El hecho de que algunas imágenes sean objeto de una veneración
particular, hasta el punto de convertirse en símbolo de la identidad religiosa y cultural de un pueblo, de una
ciudad o de un grupo, se debe explicar a la luz del acontecimiento de gracia que ha dado lugar a dicho culto
y a los factores histórico-sociales que han concurrido para que se estableciera: es lógico que el pueblo haga
referencia, con frecuencia y con gusto, a dicho acontecimiento; así fortalece su fe, glorifica a Dios, protege
su propia identidad cultural, eleva con confianza súplicas incesantes que el Señor, según su palabra (cfr. Mt
7, 7; Lc 11, 9; Mc 11, 24), está dispuesto a escuchar; así aumenta el amor, se dilata la esperanza y crece la
vida espiritual del pueblo cristiano.
243. Las imágenes sagradas, por su misma naturaleza, pertenecen tanto a la esfera de los signos sagrados
como a la del arte. En estas, "que con frecuencia son obras de arte llenas de una intensa religiosidad,
aparece el reflejo de la belleza que viene de Dios y a Dios conduce". Sin embargo, la función principal de la
imagen sagrada no es procurar el deleite estético, sino introducir en el Misterio. A veces la dimensión
estética se pone en primer lugar y la imagen resulta más un "tema", que un elemento transmisor de un
mensaje espiritual.
En Occidente la producción iconográfica, muy variada en su tipología, no está reglamentada, como en
Oriente, por cánones sagrados vigentes durante siglos. Esto no significa que la Iglesia latina haya
descuidado la atención a la producción iconográfica: más de una vez ha prohibido exponer en las iglesias

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imágenes contrarias a la fe, indecorosas, que podían dar lugar a errores en los fieles, o que son expresiones
de un carácter abstracto descarnado y deshumanizador; algunas imágenes son ejemplo de un humanismo
antropocéntrico, más que de auténtica espiritualidad. También se debe reprobar la tendencia a eliminar las
imágenes de los lugares sagrados, con grave daño para la piedad de los fieles.
A la piedad popular le agradan las imágenes, que llevan las huellas de la propia cultura; las representaciones
realistas, los personajes fácilmente identificables, las representaciones en las que se reconocen momentos de
la vida del hombre: el nacimiento, el sufrimiento, las bodas, el trabajo, la muerte. Sin embargo, se ha de
evitar que el arte religioso popular caiga en reproducciones decadentes: hay correlación entre la iconografía
y el arte para la Liturgia, el arte cristiano, según las épocas culturales.
244. Por su significado cultual, la Iglesia bendice las imágenes de los Santos, sobre todo las que están
destinadas a la veneración pública, y pide que, iluminados por el ejemplo de los Santos, "caminemos tras las
huellas del Señor, hasta que se forme en nosotros el hombre perfecto según la medida de la plenitud en
Cristo". Así también, la Iglesia ha emanado algunas normas sobre la colocación de las imágenes en los
edificios y en los espacios sagrados, que se deben observar diligentemente; sobre el altar no se deben
colocar ni estatuas ni imágenes de los Santos; ni siquiera las reliquias, expuestas a la veneración de los
fieles, se deben poner sobre la mesa del altar. Corresponde al Ordinario vigilar que no se expongan a la
veneración pública imágenes indignas, que induzcan a error o a prácticas supersticiosas.

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Conclusión
Usamos las imágenes porque ayudan a estimular nuestra piedad, lo mismo que las estatuas de los
héroes de la Patria estimulan los sentimientos patrios… ayudan a recordarnos de los Santos, de los
hombres y mujeres que vivieron heroicamente el cristianismo, y nos estimulan a hacer lo mismo que
ellos.

En la Iglesia Católica se usan pinturas y estatuas de Jesús, la Virgen María y todos los santos, lo mismo
que en su hogar ponen la imagen de sus padres fallecidos, para honrarlos, distinguirlos, acordarnos de
ellos… pero nunca jamás para adorar esas imágenes.

Cuando Jesús se apareció a Santa María de Alacoque le dijo que quería que se pusiera una pintura de su
Sagrado Corazón en el sitio más preeminente de la casa, como señal de que se entregaba el hogar a
Jesús, y se ponía bajo su protección. Cualquiera que entra a un hogar donde ve la imagen de Jesús, ve
que ese hogar es cristiano, y al ver el cuadro de Jesús, le vienen buenos sentimientos de alabar,
bendecir y orar, no a la imagen, sino a Jesús a quien la pintura nos recuerda.

En 1 Samuel 16,7 el Señor nos enseña que el hombre ve sólo las apariencias pero Dios ve en el
corazón. Jesús nos dijo “No juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mt 7,1) y Santiago dice: “¿quién
eres para juzgar al prójimo?” (Stgo 4,11-12) ¿Cómo puedes condenar a alguien de idólatra (pecado
grave) juzgando sólo las apariencia y sin interesarte en lo más mínimo en la intención? ¿No te parece
precipitada e injusta tu actitud?

El pecado de idolatría nace del corazón del hombre como todos los otros pecados. Veamos lo que dice
Jesús sobre esto:

Mateo 7, 20-23 “Así que por sus frutos los reconoceréis. «No todo el que me diga: "Señor, Señor,
entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán
aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí,
agentes de iniquidad!" ”

Por eso tiene mucho que ver la “intención” que se tiene al arrodillarse frente a una imagen. A mí la
Iglesia Católica me enseñó a creer en un sólo Dios. Y en Él creo con todo mi corazón. No creemos ni
adoramos a ningún otro dios. La Iglesia nunca enseñó adorar imágenes, eso es sólo una fantasía en la
cabeza de algunos, totalmente contraria a la verdad. Así como los querubines no eran considerados
dioses por los judíos sino representaciones artísticas de servidores de Dios, así también hoy la Iglesia
aprueba las imágenes de la Virgen y los santos porque son representaciones artísticas de servidores de
Dios.

No hay que buscar falsos dioses o ídolos en los templos católicos. Los dioses de este mundo actual no
están allí, sino que son poderes que dominan al hombre hoy en día por dentro. Pablo dice en su carta a
los Corintios “Huid de la idolatría”. No debemos buscar ídolos o falsos dioses en cosas de madera o de
yeso, en imágenes o cuadros, sino en nuestro corazón.

Colosenses 3, 5-6 “Por tanto, mortificad vuestros miembros terrenos: fornicación, impureza, pasiones,
malos deseos y la codicia, que es una idolatría, todo lo cual atrae la cólera de Dios sobre los
rebeldes,”

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Hay que pensar en estos ídolos o falsos dioses: dinero; poder, sexo libre, egoísmo, fama, consumismo;
etc. Reflexionar sobre las consecuencias que trae la idolatría a estos ídolos: manipulación y opresión,
mentiras, violencia, corrupción, falta de respeto a la dignidad humana, drogas, falta de compromiso,
familias desintegradas, aborto, falta de sentido de la vida y depresión, falta de ética, desocupación,
ateísmo práctico, bulimia y anorexia, desnutrición, alcoholismo, individualismo, pornografía...

El lugar desde donde estos falsos dioses comienzan a brotar está en nuestro corazón. Es el demonio
mismo que quiere destruir nuestro corazón como templo de Dios. Y mucha gente entre nosotros, sin
darse cuenta, está bajo el poder de estos falsos dioses y no dan lugar en su corazón al único y verdadero
Dios del amor.

Amén

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