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Arquidiócesis de Mérida

Parroquia San Vicente Ferrer


La Playa - Estado Mérida

CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA JUBILAR


DE LAS

BODAS DE PLATA SACERDOTALES

DEL PBRO.

Jaime de Jesús
Duque Duque 1984 - 2009

La Playa, 10 de octubre 2009


Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque

Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque


Biografía

J
aime de Jesús Duque Duque nace el 27 de Mayo de 1942, en la aldea
Esperanza de la ciudad de Marinilla (Atioquia – Colombia). Es el octavo
hijo, de catorce hermanos, de la unión matrimonial de Miguel Antonio
Duque y Ana Julia Duque. Recibe su bautizo, a los 2 días de nacido en
la ciudad de Marinilla en la Parroquia Nuestra Señora de La Asunción.
Hace sus estudios de primaria hasta segundo grado en su aldea natal, y
luego continúa sus estudios en la ciudad de Marinilla. Recibe su primera
catequesis con su madre; hace su Primera Comunión a los 7 años, en la
misma parroquia donde se bautizo, y a los ocho días recibe el sacramento
de la confirmación. Realizó sus estudios de Bachillerato en Marinilla. Con
el correr de los años, se hace catequista y realiza misiones con el Sacerdote
y con un grupo de jóvenes, realizando la promoción de hogares. Para su
mejor bienestar, al terminar el bachillerato, ingresa en el Seminario Cristo
Sacerdote de la Ceja Antioquia – Colombia, estudiando desde la etapa de

L
filosofía hasta el tercer año de teología.
uego se retira del Seminario, por espacio de diez años, para afianzar
su vocación sacerdotal, trabajando como docente en el Instituto
Técnico Industrial de Marinilla y estudiando en la Universidad
Pontificia Boliviana, donde obtiene la Licenciatura en Educación –
Mención Ciencias Sociales. Allí también, dirige la Fundación Hogar
Juvenil Campesino de Marinilla. Nuevamente retorna al Seminario Cristo

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Sacerdote para culminar sus estudios religiosos.
n una de sus pastorales, viene a Venezuela con un Sacerdote amigo
de Colombia, a una Misión en Socopó, Barinas, donde descubre
que aquí hacía falta más sacerdotes para la pastoral de la Iglesia.
Así conoce al Pbro. Gabriel Gómez, Párroco de Pueblo Llano del Estado
Mérida, de ese tiempo, quien le pide ayuda en su Parroquia, pues tenía a
cargo tres comunidades: Santo Domingo, Las Piedras y Pueblo Llano. En
ese lugar se establece por espacio de tres años, colaborando en el trabajo

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pastoral. Paralelamente, conoce al +Excmo. Mons. Miguel Antonio Salas,
Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis de Mérida, hoy difunto. Luego
de hablar con el Arzobispo, el Pbro. Gabriel, lo postula como candidato al
Orden del Diaconado y el Presbiterado para esta Arquidiócesis de Mérida,
pero Mons. Salas le exige estar un año en el Seminario Regional de La Costa
de Barranquilla (Colombia) con los Padres Eudistas. Terminado el año de
experiencia, lo llama Mons. Salas, para informarle la aceptación al Orden
del Diaconado, a realizarse en Pueblo Llano en el mes de Septiembre de
1984. El 07 de Octubre de 1984, es ordenado Sacerdote, en el mismo lugar,
por la Imposición de Manos y Oración Consecratoria del Excmo. Mons.
Baltazar Enrique Porras Cardozo, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de
Mérida, para esa época. Así se convierte en el primer sacerdote ordenado,

A
por Mons. Porras.
los ocho días de ordenado, Mons. Miguel Antonio Salas lo nombró
Párroco de la Parroquia San Isidro Labrador de Arapuey – Zona
Panamericana, y Administrador Parroquial de la Parroquia San José
de Palmira – Zona Andina, por espacio de cinco años. Aquí obtuvo las más

M
ricas y expresivas experiencias como sacerdote de esas comunidades.
ás adelante, Mons. Salas le da el nombramiento como Párroco
de Santa María de Caparo de los Pueblos del Sur, por un
periodo de siete años. De igual manera, las experiencias fueron
muy enriquecedoras, afianzando cada día más la vocación al Ministerio
Sacerdotal, y dejando sembrados lazos de una gran amistad, entre ellos y el

L
sacerdote, a Dios y al prójimo.
uego se traslada a Santo Domingo del Páramo y es Administrador
Parroquial de Las Piedras, donde permanece por período de tres
años. Seguidamente, es reubicado en la Parroquia Espíritu Santo de
Ejido, teniendo las tareas de continuar con la construcción del Templo y

P
Casa Parroquial, por un espacio de siete años.
or disposición del Excmo. Mons. Baltazar Porras, es nombrado como
Párroco para dirigir la Parroquia San Isidro Labrador del Valle Mérida.
Al año siguiente, se le encomienda la Parroquia San Vicente Ferrer
de La Playa, donde actualmente está ejerciendo su Ministerio Sacerdotal,
atendiendo a la comunidad, y obteniendo de ella, las más preciadas
acogidas de apoyo y de ayuda a su Ministerio Sacerdotal.

Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque


Párroco de San Vicente Ferrer de La Playa

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Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque

RITOS INICIALES
Los Sacerdotes se revestirán en la casa cural (área de comedor)
Procesión:
1. Incensario
2. Naveta
3. Porta cruz
4. Ciriales
5. Monaguillos
6. Seminaristas
7. Diáconos – Leccionario
8. Sacerdotes Invitados
9. Homenajeado
10. Obispo Auxiliar
11. Arzobispo
12. Porta insignias - Dos monaguillos
13. Ceremoniero
Con el templo cerrado, se inicia la procesión de entrada, con el Arzobispo, Obispo Auxiliar,
Sacerdotes invitados y asamblea.
Al realizarse la apertura de las puertas, el ministerio de música inicia el Canto de Entrada.
CANTO DE ENTRADA
Cuando el Arzobispo, Obispo Auxiliar, Sacerdotes se colocan de pie en la sede, el comentarista
invita a la Monición de Entrada.
MONICIÓN DE ENTRADA
El Sacerdote no se pertenece a sí mismo; es un hombre que escogido por Dios de
entre los hombres, se debe a los demás.
Hace veinticinco años, un siete de Octubre del año mil novecientos ochenta
y cuatro en la Comunidad Merideña de Pueblo Llano, Mons. Baltazar
Enrique Porras Cardozo, envestido como pastor espiritual de su grey
merideña, ordenaba a nuestro querido Sacerdote y actual guía espiritual, al
Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque, quien desde ese momento ha renovado
su amor a Dios, año tras año, con la misma ilusión que el primer día, dando
una respuesta generosa, ofreciéndose a cooperar con el Dueño de la mies,
en la salvación del mundo, mediante una vivencia plena de su consagración
religiosa al servicio de la Iglesia.
Nadie se puede atribuir el honor del sacerdocio, es Dios mismo quien escoge o
rechaza; pero al que Dios destina para este ministerio, le da la gracia y ayuda
extraordinaria.
Padre Jaime; quiso el Todopoderoso que Ud. llegará a nuestra
comunidad de La Playa y tomado de la mano con nuestro patrono San
Vicente Ferrer, eres llamado a continuar sembrando valores espirituales,

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religiosos y morales para convertirnos en hombres y mujeres de fe, de


esperanza y de amor al hermano, pues su trabajo permite alimentarnos con
el Pan de Vida, formar hogares cristianos, recuperar nuestra vida de hijos
de Dios y morir en gracia y paz. El Señor le siga bendiciendo sus logros y
acciones para la comunidad, y en su vida personal.
Hoy, quien también debe sentirse orgulloso y complacido es Ud.
Mons. Porras. Por dos motivos: primero, porque ésta celebración fue su
primera Ordenación Sacerdotal como Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis
de Mérida, cumpliendo así aquellas palabras de Jesús “No he venido a ser
servido, sino a servir” (Mc 9,35; Mt 20,20-28) y un segundo, motivo porque
hoy es su cumpleaños. ¡Felicitaciones!
Se invita a la asamblea a dar un aplauso
Que Dios le bendiga hoy, mañana y siempre, y que su misión pastoral
continué siendo plena de éxitos y aciertos por la paz, por la justicia y por el
amor fraterno.
Para nuestro querido y coterráneo Mons. Luis Alfonso Márquez
Molina, un saludo especial y gracias por estar entre nosotros.
Hermanos todos en la fe; nos hemos reunido para vivenciar juntos
una Eucaristía hermosa, llena de alegría, de emoción, de gratitud por las
Bodas de Plata del Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque. Pidamos a Jesús
Divino Maestro, camino, verdad y vida, nos bendiga y nos de la luz y las
fuerzas necesarias para continuar al servicio de la Iglesia.
Dispongámonos de mente y corazón a participar en esta Celebración,
fieles hermanos en el Señor.

El Arzobispo con los ministros va al altar, el Arzobispo con los ministros hace la debida
reverencia, besa el altar y lo inciensa. Después se dirige con los ministros a la sede. Terminado
la Monición de Entrada, el Arzobispo, Obispos, sacerdotes y los fieles, de pie, se santiguan,
mientras el Arzobispo dice:
X En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde:
Amén.

SALUDO
El Arzobispo, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la fórmula siguiente:
La paz, la caridad y la fe, de parte de Dios Padre, y de Jesucristo, el Señor,
estén con todos ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.

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Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque
ACTO PENITENCIAL
El Arzobispo invita a los fieles al arrepentimiento:
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos
llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Se hace una breve pausa en silencio.
Después, hacen todos en común la confesión de sus pecados:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he
pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Luego prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a
ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
El Arzobispo concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros
pecados y nos lleve a la vida eterna.
El pueblo responde:
Amén.

El ministerio de música entona el Ten Piedad.


CANTO DE TEN PIEDAD Y GLORIA
A continuación, el Arzobispo entona:
+ Gloria a Dios en el cielo
Seguidamente, el Ministerio de Canto entona el Himno de Gloria, y todos toman asiento.

ORACIÓN COLECTA
Acabado el Himno, todos de pie, el Arzobispo, con las manos juntas, dice:
Oremos
Arzobispo, con las manos extendidas, dice la oración colecta.

O
h Dios, que constituiste a tu Hijo Unigénito Sumo y Eterno
sacerdote, te rogamos por este hijo tuyo, Jaime de Jesús Duque
Duque, que fue elegido por Cristo como ministro de tus misterios,
se mantenga siempre fiel en el cumplimiento de su servicio. Tú que vives y
reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos
de los siglos.
Todos aclaman:
Amén.

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LITURGIA DE LA PALABRA
Mientras el Arzobispo dice la Oración Colecta, los lectores se levantan del asiento, realizan
la venia y se acercan al ambón.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA


En el cántico del Siervo de Yahve, Isaías desvela el perfil perfecto y la
personalidad del siervo, fijándose en tres rasgos principales: la elección, la
consagración y la misión. Dios es quien elige al siervo y ofrece su apoyo; la
consagración, el Señor la realiza por medio de su Espíritu y la misión que
le confía es de gran significación como luz de las naciones y alianza de Dios
con su Pueblo. Escuchemos con atención esta palabra de Dios.
Primera Lectura Is 42,1-4.6-7
Lectura del Libro del profeta Isaías
Esto dice el Señor: “Miren a mi siervo a quien sostengo, a mi elegido en
quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu para que haga
brillar la justicia sobres las naciones.
No gritará, no clamará, no hará oír su voz por las calles; no romperá la caña
resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea. Promoverá con firmeza
la justicia, no titubeará ni se doblegará hasta haber establecido el derecho
sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su enseñanza.
Yo, el señor, fiel a mi designio de salvación, te llamé, te tomé de la mano te
he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones,
para que abras los ojos a los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la
mazmorra a los que habitan en tinieblas”.
Palabra de Dios.
Todos aclaman:
Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL SALMO
El salmista en este pasaje nos quiere mostrar el primado del Sumo y Eterno
Sacerdote, como un linaje sagrado y escogido por Dios, por pura gracia
suya, para animar en la fe, la esperanza y en la caridad a todo su pueblo.
Entonamos a viva voz el siguiente salmo.
Salmo Responsorial: Sal 89 (88), 2-3.4-5.27+29 (R. cf. 2a)
El solista entona la cita, cuando se repite lo entonara con el Ministerio de Canto y la
Asamblea.
Coro:
R. Tu eres sacerdote, eterno según el rito de Melquisedec.

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Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque
Solista:
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».

Solista:
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

Solista:
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».

Solista:
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

Solista:
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA


El autor de la carta a los Hebreos, nos da un resumen de la significación, de
este sagrado ministerio en el Antiguo Testamento. Todo esto, para confirmar
que el sumo y eterno sacerdote es Cristo Jesús, nuestro Señor. Pues es Dios
mismo quien llama y elije para ejercer el servicio sacerdotal. Y su carácter
de mediador entre Dios y el hombre, es porque Él tiene la capacidad de
comprender a los ignorantes y extraviados, pues con ellos comparte la
condición humana. Escuchemos con atención esta Segunda Lectura.

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Segunda Lectura. Hb 5,1-10
Lectura de la Carta a los hebreos
Hermanos: Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre los hombres
y está constituido para intervenir a favor de ellos ante Dios, para ofrecer
dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y
extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. Por eso, así como
debe ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo, debe ofrecerlos también
por los suyos propios.
Nadie puede apropiarse ese honor, sino sólo aquel que es llamado por Dios,
como lo fue Aarón. De igual manera, Cristo no se confirió a sí mismo la
dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó quien le había dicho: Tú eres mi
Hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la Escritura: Tú
eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
Precisamente por eso, durante su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas,
con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía liberarlo de la muerte, y fue
escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer
padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación
eterna para todos los que lo obedecen y fue proclamado por Dios sumo
sacerdote, como Melquisedec.
Palabra de Dios.
Todos aclaman:
Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL EVANGELIO
En el Evangelio de hoy, Lucas nos narra el comienzo de la vida pública de
Jesús, en el lugar de mayor simbolismo religioso para el pueblo judío, como
lo es la sinagoga. Jesús es el ungido de Dios, y al proclamar las palabras del
profeta Isaías, muestra las pautas de su ministerio, que será: llevar la Bunas
Nueva a los pobres de corazón, y de llevar sanación a todos los oprimidos.
La llamada hoy es a proclamar el Evangelio a todos nuestros hermanos con
disponibilidad y coraje. Escuchemos con atención, este pasaje del Pan de
Vida Eterna.
El Ministerio de Canto entona el Canto antes del Evangelio
CANTO ANTES DEL EVANGELIO
Mientras, el portanaveta y el incensario se dirigen ante el Arzobispo para que coloque
incienso al incensario. Paralelamente el diácono se coloca frente al Arzobispo para que le de
la bendición, para proclamar la Buena Nueva.
Después el diácono va al ambón, acompañado por los monaguillos que llevan el incienso y los
cirios; ya en el ambón dice:

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Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El diácono, luego, dice:
Evangelio Lc 4,14-22a
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
Y mientras tanto hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
Gloria a ti, Señor.
El diácono, inciensa el libro. Luego proclama el Evangelio.
En aquel tiempo, con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea. Iba
enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por
toda la región.
Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como
era su costumbre hacerlo los sábados, se levantó para hacer la lectura. Se le
dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que
estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para
llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos
y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el
año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos
los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar:
“Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”.
Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que
salían de sus labios.
Acabado el evangelio el diácono dice:
Palabra del Señor.
Todos aclaman:
Gloria a ti, Señor Jesús.

HOMILÍA
Terminada la homilía, se inicia el credo.

CREDO
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
En las palabras que siguen, hasta María Virgen, todos se inclinan.
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa
María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado,

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muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de


entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén.
Terminado el Credo, se inicia la Oración universal u Oración de los Fieles.

PLEGARIA UNIVERSAL
Arzobispo:
Padre nuestro, todopoderoso, tú eres el dueño de la mies, tú eres el que
reparte el justo salario a cada trabajador. Por eso, nos dirigimos a ti con
humildad de corazón para elevar nuestras suplicas.

Todos aclaman:
Manda, Señor, obreros a tu mies

Lector:
Señor, te pedimos, por la Santa Iglesia Católica y Apostólica, para que cada
día el Papa, los obispos y creyentes nos entreguemos más a la labor de llevar
la Buena Nueva a cada rincón de nuestro mundo, como respuesta al amor
que tú derramas en nuestras vidas. Oremos.

Lector:
Te suplicamos Señor Jesús, dueño de la vida, que ilumines a los gobernantes
de nuestros pueblos, para que promuevan un autentico crecimiento
espiritual y humano de cada uno de los que vivimos en esta patria. Que
nuestra nación se funde en las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad.
Oremos.

Lector:
Te pedimos, Señor, por la Conferencia Episcopal Venezolana, por los
pastores de nuestra patria, hoy en especial por nuestro Arzobispo Mons.
Baltazar Enrique Porras Cardozo, que cumple un año más de vida; y
también por nuestro Obispo Auxiliar Mons. Luis Alfonso Márquez Molina,
que han recibido la misión de anunciar el Evangelio, para que lo anuncien
sin temor, denunciando el pecado, iluminando la esperanza, y consolando
al afligido. Oremos.

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Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque
Lector:
Señor, te suplicamos, que aumentes en nuestros jóvenes de la Zona del
Mocotíes, la vocación sacerdotal y religiosa, para gloria y alabanza tuya y
grandeza de nuestros pueblos. También te pedimos muy especialmente por
Sor Marina Márquez (Hermana Dominica), por el Hno. Ramón Virgilio
Salas y la Hna. Eriana Gutiérrez Salas (Comunidad de Vida Religiosa
de Fuente Real); para que los colmes de fortaleza en las dificultades y de
perseverancia en sus vocaciones. Oremos.

Lector:
Señor, te pedimos, aceptes estos veinticinco años de trabajo sacerdotal
de nuestro querido Padre Jaime de Jesús Duque Duque, para que lo sigas
santificando, bendiciendo, y llenándole de amor y paz hacia su rebaño que
espera una mano amiga llena de esperanza y alegría. Oremos.

Lector:
Señor, te pedimos, en el marco del Año Sacerdotal, incesantes bendiciones
para todos los sacerdotes, diácono y seminaristas que nos acompañan en
este bella celebración. Así mismo elevamos nuestra más enérgica oración
por el Seminario Arquidiocesano San Buenaventura de Mérida, corazón
y centro de nuestra Arquidiócesis de Mérida, para que siga formando
hombres capaces de entregar sus vidas al servicio del tu cuerpo místico, la
Iglesia. Oremos.

Lector:
Te pedimos, Señor, para nuestra comunidad de la Playa y todos los aquí
presentes una bendición especial, llena de tu amor divino y misericordioso,
para que nuestra fe, sea renovada permanentemente con los pastores de tu
pueblo, y así podamos ser luz y sal del mundo. Oremos.

Arzobispo:
Señor, que esta parte de tu Cuerpo Místico que se congrega hoy, en el
templo de San Vicente Ferrer de La Playa, podamos responder con solicitud
y entrega de corazón a la vocación que nos llamas en la Iglesia. Para que
así, seamos testigos fieles de lo que hemos visto y oído, y del cual somos
Discípulos y Misioneros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos aclaman:
Amén.

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LITURGIA EUCARÍSTICA
OFRENDAS
MONICIÓN DE OFRENDAS
CANTO PARA ACOMPAÑAR: El Profeta.

ENTREGA DEL AÑILLO DE BODAS DE PLATA SACERDOTALES


AL PBRO. JAIME DE JESÚS DUQUE DUQUE.
El anillo es símbolo de compromiso adquirido, de adhesión en cuerpo y
alma a la Iglesia, es además signo de entrega de la propia vida, para prolongar
su existencia en Dios nuestro Padre. Por eso en este día tan especial, nuestra
comunidad se llena de júbilo, por tributar por primera vez a un párroco
en esta parroquia, el anillo que llevará como hombre de Dios, que ha
entregado su vida a la Iglesia, pues sus virtudes lo han hecho acreedor de
nuestros más profundos sentimientos de gozo en Dios. Su disponibilidad en
los sacramentos, su solidaridad con los afligidos y extraviados, su carisma, y
por sobre todo su alegría. Bendecimos a Dios por este sacerdote y por ello
le hacemos entrega a Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo, Arzobispo
Metropolitano de La Arquidiócesis de Mérida, para que haga la debida
imposición del Anillo Sacerdotal al Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque,
Párroco de San Vicente Ferrer de La Playa.
Se invita a dar unos aplausos.
Terminada la imposición del anillo, se inicia la recolección de la ofrenda de los fieles.
Los acólitos preparan el altar: el corporal, el purificador, el cáliz, el agua y el misal; mientras
tanto se ejecuta canto.
CANTO DE OFERTORIO
El Arzobispo se acerca al altar, toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada
sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del
trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.
Después deja la patena con el pan sobre el corporal.
Bendito seas por siempre, Señor.
El Arzobispo, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de
quien ha querido compartir nuestra condición humana.
Después el Arzobispo toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en
secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del
trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;

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Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque
él será para nosotros bebida de salvación.
Después deja el cáliz sobre el corporal.
Bendito seas por siempre, Señor.
A continuación, el Arzobispo, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que
éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor,
Dios nuestro.
Se inciensa las ofrendas y el altar. A continuación el diácono inciensa al Arzobispo, presbiterio
y a la asamblea.
Luego el Arzobispo, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Después, de pie en el centro del altar y de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos,
dice la siguiente fórmula:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a
Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su
nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Luego el Arzobispo, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

T
ú has querido, Señor, que tu sacerdote Jaime de Jesús Duque Duque
sea ministro del altar y del pueblo; te rogamos que, por la eficacia
de este sacrificio, su ministerio te sea siempre grato y de frutos
permanentes en tu iglesia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

PREFACIO
El Arzobispo, con las manos extendidas dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El Arzobispo, elevando las manos, prosigue:
Levantemos el corazón.
El pueblo responde:
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El Arzobispo, con las manos extendidas, añade:
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
El pueblo responde:
Es justo y necesario.

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El Arzobispo prosigue el prefacio con las manos extendidas.

E
n verdad es justo y necesario, alabarte y darte gracias, Padre santo
Dios Omnipotente y poderoso de quien proviene toda paternidad en
la comunión del Espíritu.
En tu hijo Jesucristo, sacerdote eterno, siervo obediente, pastor de los
pastores, haz puesto el origen y la fuente de todo ministerio, en la viva
tradición apostólica de tu pueblo peregrino en el tiempo.
Con la variedad de los dones y los carismas tú eliges dispensadores de los
santos misterios, para que en todas las naciones de la tierra se ofrezca el
sacrificio perfecto, y con la palabra y los sacramentos se edifique la Iglesia,
comunidad de la nueva alianza, templo de tu gloria.
Por este misterio de salvación, unidos a los ángeles y santos, cantamos con
gozo el himno de tu alabanza:
Al final del prefacio junta las manos y, en unión del pueblo, concluye el prefacio, cantando
o diciendo en voz alta:
CANTO SANTO, SANTO, SANTO...

PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANON ROMANO


El Arzobispo, con las manos extendidas, dice:
CP Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo, tu
Hijo, nuestro Señor,
Junta las manos y dice:
que aceptes y bendigas
Traza, una sola vez, el signo de la cruz sobre el pan y el vino conjuntamente, diciendo:
estos + dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,
Con las manos extendidas, prosigue:
ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz,
la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo
entero, con tu servidor el Papa Benedicto XVI., con conmigo, indigno
siervo tuyo, por mi hermano Luis Alfonso Márquez., Obispo Auxiliar
y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe
católica y apostólica.

CONMEMORACIÓN DE LOS VIVOS


C1 Acuérdate, Señor, de tus hijos: Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque y
sus familiares.
Después, con las manos extendidas, prosigue:
y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos
y todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que

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Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque
esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de
alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.
CONMEMORACION DE LOS SANTOS
C2 Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria
ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo,
nuestro Dios y Señor; la de su esposo, san José; la de los santos
apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, San Vicente Ferrer,
Santo Tomás de Villanueva y la de todos los santos; por sus méritos y
oraciones concédenos en todo tu protección.
Con las manos extendidas, prosigue:
CP Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda
tu familia santa; te la ofrecemos también por tu hilo: Jaime de Jesús
Duque Duque, que ha sido llamado a formar parte del orden de los
presbíteros; conserva en el tus dones para que fructifiquen lo que han
recibido de tu bondad.
Junta las manos.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Extendiendo las manos sobre las ofrendas, dice:
CC Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda, haciéndola perfecta,
espiritual y digna de ti; de manera que sea para nosotros Cuerpo y
Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
Junta las manos.
El cual, la víspera de su Pasión,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan en sus santas y venerables manos,
Eleva los ojos,
y, elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso,
dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
«TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES».
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo
genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice:
tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando
gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Parroquia San Vicente Ferrer de La Playa 19


Celebración Eucarística Jubilar de las Bodas de Plata Sacerdotales
Se inclina un poco.
«TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL
CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y
ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR
MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED
ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA».
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice la siguiente fórmula:
CP Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Después el Arzobispo, con las manos extendidas, dice:
CC Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al
celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y
de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y
majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro,
inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Y prosigue:
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los
dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Inclinado, con las manos juntas, prosigue:
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda
sea llevada a tu presencia hasta el altar del cielo, por manos de tu
ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo al
participar aquí de este altar,
Se endereza y se signa, diciendo:
seamos colmados de gracia y bendición.

CONMEMORACION DE LOS DIFUNTOS


C3 Acuérdate también, Señor, de tus hijos: Miguel Antonio Duque, Ana
Julia Duque y sus familiares difuntos, que nos han precedido con el
signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz.
Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene intención de orar.
Después, con las manos extendidas, prosigue:
A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar
del consuelo, de la luz y de la paz.
Junta las manos.
Con la mano derecha se golpea el pecho, diciendo:

20 Arquidiócesis de Mérida
Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque
C4 Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,
Con las manos extendidas prosigue:
que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea
de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y
Bernabé, y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por
nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Junta las manos y prosigue:
CP Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando todos los bienes,
los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre
nosotros.
Toma la patena, con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
CP Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente,
CC en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los
siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el Arzobispo, con las manos juntas, dice:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración
que Cristo nos enseñó:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padrenuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en
la tentación, y líbranos del mal.
El Arzobispo, con las manos extendidas, prosigue él solo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libre de pecado y
protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de
nuestro Salvador Jesucristo.
Junta las manos.
El pueblo concluye la oración, aclamando:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Después el Arzobispo, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”,
no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a
tu palabra, concédele la paz y la unidad.

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Celebración Eucarística Jubilar de las Bodas de Plata Sacerdotales
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo responde:
Amén.
El Arzobispo, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Luego, el diácono, añade:
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, dense la paz como signo
de reconciliación.
Y todos se dan la paz. El Arzobispo da la paz al diácono o al ministro.
Mientras tanto se canta el Canto de Paz y Cordero.
CANTO DE PAZ Y CORDERO
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo
en el cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean
para nosotros alimento de vida eterna.
El Arzobispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre
la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los
invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
El Arzobispo dice en secreto:
El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
Cuando el Arzobispo comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
CANTO DE COMUNIÓN

POSCOMUNIÓN
Acabada la comunión, el Diácono o Celebrante, purifica la patena sobre el cáliz y también
el mismo cáliz.
Cuando el Arzobispo va a la sede, y el canto de comunión ha terminado, se realiza la acción
de gracias.
ACCIÓN DE GRACIAS
Marbella Rodríguez, se levanta de el asiento, realiza la venia frente al altar y se dispone a
leer la Acción de Gracias en el ambón.
Seguidamente, el Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque realiza la acción de gracias por sus
Bodas de Plata Sacerdotales.

22 Arquidiócesis de Mérida
Pbro. Jaime de Jesús Duque Duque
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Luego, de pie en la sede o en el altar, el Arzobispo, con las manos extendidas, dice la oración
después de la comunión.
Oremos.

T
e pedimos Señor, que el sacrificio que te hemos ofrecido y la victima
santa que hemos comulgado llenen de vida a tus sacerdotes y a tus
fieles para que, unidos a ti por un amor constante puedan servir
dignamente. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN
X El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El celebrante extiende las manos hacia el pueblo y dice:
Dios, Padre misericordioso, conceda a todas nuestras familias, el gozo de la
prosperidad, la santidad y felicidad.
El pueblo responde:
Amén.
Cristo, modelo de oración y de vida, les guíe a la auténtica misión y
discipulado, a través del camino de la fe, propagada y vivida entre sus
familiares.
El pueblo responde:
Amén.
El Espíritu de sabiduría y de fortaleza les sostenga en la en la perfección,
para que sus familias sean verdaderamente Iglesia doméstica.
El pueblo responde:
Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, PaXdre, HiXjo y Espíritu X Santo,
descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
El pueblo responde:
Amén.
El diácono, dice:
Glorifiquemos al Señor con nuestras vidas podemos ir en paz.
El pueblo responde:
Demos gracias a Dios.

Parroquia San Vicente Ferrer de La Playa 23


Celebración Eucarística Jubilar de las Bodas de Plata Sacerdotales

ORACIÓN POR LOS


SACERDOTES
Oh Jesús mío, te ruego por toda la
Iglesia: concédele amor y luz de tu
Espíritu, da poder a las palabras
de los Sacerdotes para que los
corazones endurecidos de ablanden
y vuelvan a Ti, Señor.
Señor, danos Sacerdotes santos; Tú
mismo consérvalos en la santidad.
Oh Divino y Sumo Sacerdote,
que el poder de tu misericordia
los acompañe en todas partes
y los protejas de las trampas y
acechanzas del demonio, que están
siendo tendidas incesantemente
para atrapar a las almas de los
sacerdotes. Que el poder de tu
misericordia, Oh Señor, destruya
y haga fracasar los que pueda
empañar la santidad de los
sacerdotes, ya que Tú lo puedes
todo.
Te lo pido, Oh Jesús, una bendición
especial y luz para los sacerdotes
ante los cuales me confesaré toda mi
vida.
Amén.

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Arquidiócesis de Mérida – Parroquia San Vicente Ferrer de La Playa – Estado Mérida. Rif: G 20008055-8
Dirección: Casa Parroquial Plaza Bolívar. La Playa, Edo. Mérida.
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E-mail: parroquiasanvicenteferrer_laplaya@hotmail.com

Párroco: Pbro. Jaime Duque Duque


E-mail: pbro.jaimeduque@hotmail.com

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