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El profesor ignorante

Por qué enseñar teoría en tiempos de crisis


Carlos Aranda Márquez
El Profesor Ignorante 2
Por qué enseñar teoría en tiempos de crisis

Carlos Aranda Márquez


El Profesor Ignorante
Por qué enseñar teoría en tiempos de crisis

Como el 25 de mayo del 2002, cuándo dicté las conclusiones del


congreso “El museo como recurso didáctico” leo esta ponencia desde
abajo del estrado, porqué debemos inquirir y cuestionar el status de
poder que la cátedra, esta silla donde se sienta el profesor, el
maestro, la instancia académica que le da su razón de ser y dado el
hecho claro y contundente de que solamente soy un ciudadano
común y corriente, comienzo:

Va la dedicatoria, para cubrir el espectro de mi educación


sentimental, esta ponencia está dedicada a Jorge Juanes y al grupo de
los 29, sin ellos no estaríamos aquí.

Veamos las costuras, por qué fue seleccionada esta ponencia


Tema: Discutir la validez de la enseñanza de la teoría del arte en un
período tan crítico en el sistema educativo, donde la filosofía ha sido
cancelada de la enseñanza media superior y luego rescatada de su
zozobra

Problemática: Algunos artistas y algunos profesores tienen aversión a


la teoría, o algo aún más fascinante, están casados con un tipo de
pensamiento como una forma de verdad. ¿Debo preocuparme por
algo más?

Líneas centrales de argumentación o abstract como les gusta a los


académicos estadounidenses
“Entre el cantar de las aves y la teoría, me quedo con las aves”
Barnett Newman.
Este comentario multicitado por cualquier coloquio sobre teoría del
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arte pone el dedo sobre los procesos y mecanismos de validación de


la teoría como un sistema de aproximación al fenómeno del arte. La
Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda
introdujo en el Plan 1994 nueve semestres relacionados con el tema,
resaltando así la importancia de la enseñanza de la teoría al reformar
el Plan 1983 y desde entonces se ha depositado un valor incalculable
a las materias englobadas en la Academia de Teoría e Historia del
Arte, justo cuando ambas prácticas sociales están bajo sitio. La
primera se alimenta de la filosofía, la sociología, la antropología, el
psicoanálisis, las ciencias sociales, la Historia y la segunda se ha
puesto en duda a partir de la introducción del concepto de Estudios
Visuales, donde el arte es apenas una lasca comparado con la
producción de imágenes no artísticas y que ahora reclaman una
nueva consideración crítica e histórica, entonces la enseñanza de la
teoría e Historia del Arte nos colocan en un vórtice fascinante porque
entonces debemos poner las cosas al revés: ¿En qué sentido y desde
que genealogías vamos a impartir estas materias? Ya no podemos
regresar a un esquema vertical, consecutivo de la(s) Historia(s).
Debemos partir de hechos fundamentales de que el arte es parte
integral de la cultura material y de la Historia de lo visual y que
ambas disciplinas están condicionadas por el uso del lenguaje verbal
para describir e interpretar sus haceres y sus saberes. Asimismo se
inscriben en un complejo tejido social y político que no podemos
soslayar. La ponencia intenta trazar un método heterodoxo de
enseñanza en donde el profesor ignorante que no ha estudiado las
disciplinas mencionadas y que nutren a la teoría, no impone ningún
punto de vista sobre el estudiante al sugerir solamente un menú de
lecturas, del cual el educando selecciona los materiales que necesita
para su propia formación. Si lee, bien, si no lee mejor.

El objeto: La ponencia
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Por qué enseñar teoría en tiempos de crisis

1).- Tal vez


En agosto de 1970, ingresé a una secundaria experimental, que se
llamaba Centro de Investigaciones Audiovisuales y entre las primeras
lecturas informales leí un libro que me hizo temblar: Summerhill de
A.S. Neill. Mi escuela quería ser una de las primeras en ser una
secundaria activa pero muchos de los profesores venían trabajando
con esquemas prediluvianos. El temblor me duró mucho tiempo

2).- Definitivamente
En 1971, un adolescente mexicano clase media tenía muy pocas
opciones: ser futbolista o ser drogadicto. Mi escuela estaba a un
kilómetro del Museo de Arte Moderno y una tarde me fui caminando y
entré a ver una exposición retrospectiva de Paul Klee. Tuve otro
temblor, azorado, inquieto caminé hasta una papelería y me compré
una libreta de Actas, lo primero que escribí fue: “Fui al museo de arte
moderno y no sé que ocurrió pero tengo la imperiosa necesidad de
escribir esto, vi la exposición de Paul Klee y algo cambió adentro de
mí” Así empezó mi diario y mi carrera en la crítica de arte hace 38
años.

3).- Cómo sobrevivir una cárcel activa comunista


En 1972, me inscribieron en el CAF (Cárcel Activa Freire) para estudiar
mi bachillerato. No hay mucho que presumir salvo que la Dra.
Anamari Gomís me dio clases muy divertidas de literatura y que Jorge
Juanes me dio dos semestres de estética de una manera
absolutamente ilegible, solamente entendí que Las Meninas de
Velázquez y el Gran Vidrio de Marcel Duchamp eran importantes pero
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no porqué. Me compré un buen libro sobre Velázquez y sigo


comprando libros sobre Duchamp por que apantallan

4).- La terquedad no paga


En enero de 1980, empecé a dar clases de manera formal en la cárcel
activa freire, donde había estudiado mi bachillerato de 1972 a 1975 y
se necesitaba un profesor para tercero de secundaria en la materia de
español y lectura de clásicos españoles en segundo semestre del
sistema de CCH. Yo no tenía experiencia con manejo de grupos y los
dos estaban llenos de exiliados sudamericanos, víctimas de la
Operación Cóndor en sus respectivos países. Tampoco estaba
interesado en los programas regulares de la SEP y la UNAM. Yo daba
clases de lo que escuchaba de música y las novelas de ciencia ficción
que estaba leyendo. De vez en cuando cantábamos las canciones
obligatorias de protesta sudamericanas o la Tercera Internacional pero
el resto del tiempo, escribíamos un diario y oíamos las novedades
inglesas de rock. No quiero presumir aquí que artistas propositivos en
ciernes estaban en mis aulas o no.

5).- La teoría no siempre alumbra la ignorancia


En junio de 1980, tenía que escoger la especialidad de la Licenciatura
de Letras Inglesas e ingenuamente, me inscribí en Teoría Literaria. La
Coordinadora de Letras Modernas me preguntó si estaba seguro, que
mejor lo pensara y en octubre de ese año entendí porqué: las cinco
personas de letras modernas que nos inscribimos a Teoría fuimos
inscritos en esta especialidad pero en el Colegio de Letras Hispánicas
porque no éramos suficientes alumnos para tener nuestros propios
maestros de teoría literaria en cualquiera de nuestras letras
modernas, sin importar que los teóricos que leeríamos en español
eran ingleses, italianos, franceses y alemanes…
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6).- Hay que tener cuidado con los diplomados sin diploma
En agosto de 1983, con la tesina en la mano para titularme descubrí
que había errado al estudiar Letras Inglesas y la tiré en un cesto de
basura en la Facultad de Cafetería y Piernas y me metí a un programa
piloto de Crítica e Historia del Arte en la Academia de San Carlos. De
los 64 personas que tomábamos el diplomado, solamente los cuatro
no artistas lo terminamos en julio de 1985. San Carlos no nos dio un
diploma por el fracaso del programa. La teoría no me había ayudado
a entender los procesos de producción artística y el NeoMexicanismo
estaba a la vuelta de la esquina.

7).- No debí renunciar al Museo del Chopo


En junio del año 2000,fui invitado a la exposición de “graduación” del
décimo semestre de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y
Grabado La Esmeralda y al margen de la calidad o mediocridad de las
piezas, lo primero que pensé es que estos estudiantes que
terminaban sus estudios tenían serios problemas con la Historia del
Arte y en otro nivel de percepción con la Teoría. Era una generación
que ha dado mucho y varios integrantes de la misma ya destacan
como artistas establecidos. Al parecer había echado a andar un
mecanismo destinal en contra mía, porque en agosto del mismo año,
el entonces Director me invitó a dar clases de Teoría, unas serían
sobre Introducción al Conocimiento Visual y el primer semestre de
Teoría del Arte. Como eran materias seriadas, los del primer
semestre, continuarían con Introducción a Comunicación Visual pero
los de segundo semestre de Teoría podían optar por cambiar de
profesor. Debo confesar que los grupos de estudiantes tenían mucho
más hambre de conocimientos de lo que yo podía dar y por otro lado,
yo comenzaba a conocer el sistema de trabajo de La Esmeralda. En
corto, mis alumnos de primero y segundo semestre jamás volvieron a
tomar una clase conmigo, algunos de Teoría tuvieron curiosidad en
ver la oferta de lecturas del siguiente semestre. Para el siguiente año
escolar, la Secretaría Académica me reubicó para impartir cuatro
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semestres de Teoría del Arte. Había profesores muy distinguidos y


técnicamente nos tocaban 33 alumnos por grupo, pero al descubrir
que podía organizar una materia completa en cuatro semestres, esto
reorientó mi programa de trabajo. Hasta aquí la educación
sentimental.

Segunda Parte
8).- Veamos primero la parte de la crisis
No sé ustedes pero a mí me han desahuciado tres veces antes de los
quince años, he sobrevivido dos epidemias, la primero me encerró
dos años en un hospital, la segunda dos semanas en mi casa, dos
terremotos, tal vez unas diez devaluaciones canallas y un perro
llorando que defendería este país como si fuera suyo, hubo un mes
que tuvimos tres sistemas monetarios, varias masacres severas:
1968, 1971, la guerra sucia de los 70, Acteal y todavía no
cuantificamos los daños del narcotráfico, los asesinatos de nobles
perredistas y las promesas del Mesías, así como los asesinatos de
candidatos y secretarios priistas, y no he hablado de otros países.
Estoy tan acostumbrado a las crisis que he llegado a creer que Franz
Kafka sigue escribiendo una novela titulada México es un país
alienígena. Me cai

9).- Entonces pasemos a la teoría


El problema no es la lectura de la teoría si utilizamos el método de
Eduardo Andión para leer a Hegel, el verdadero meollo del asunto es
leer la teoría para algo más que pasar un grupo de materias o para
hacer arte. La teoría no sirve si no comprendemos que es la
trigonometría espiritual sin álgebra para entender nuestro mundo, las
coordenadas aristotélicas perfectas del Hic et Nunc o que la teoría es
una caja de herramientas pero lo que siempre me ha parecido terrible
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son aquellos que utilizan la teoría para matar judíos o bosnio-


herzegovinos, u homosexuales y llene aquí la casilla que no haya
mencionado, la siguiente falacia que concierne a todas las escuelas
de arte o no, los títulos académicos no siempre garantizan la mejor
“educación” posible y por el contrario establecen una relación de
poder que genera una dependencia de amo a esclavo. “No por que la
jaula sea de oro deja de ser prisión” clama la canción

10).- Métodos y materias


Summerhill es un libro con dos filos. Visto de un lado, la escuela libre
que invita al alumno a generar su propio método de aprendizaje en
un marco de absoluto respeto al educando y sus procesos suena
fantástico y utópico pero visto del otro lado, suena o se ve como una
escuela anárquica, llena de gente difícil, irresponsable y muy
demandante. ¿Qué lado está mintiendo? Mucho antes de leer el libro
famoso de Jacques Rancière, El maestro ignorante, cinco lecciones
sobre la emancipación intelectual, a partir del año 2001, empecé a
dar las clases desde una posición muy diferente al resto de los
maestros de La Esmeralda, veamos el lado facho entre ese año y
2006. Si el alumno no traía las dos tareas que dejaba por clase, no
tenía asistencia y si acumulaba un número de faltas, se iba a
extraordinario o a recurso. Muchos estudiantes sufrieron esta
arrogancia, pero el lado positivo es que una de las tareas era asistir a
una exposición y escribir un comentario y la otra tarea era leer un
ensayo o un capítulo de algún libro, pero lo sorprendente es que
jamás comenté el libro ni insistí en que descubrieran las líneas
argumentales centrales de dicha lectura. Una generación llegó al
delirio personal de escribir 55 tareas sin estar requeridas y algunas
lecturas eran realmente infames y tal vez necesarias. Hoy en día, sé
que la antología ideal debe tener 70 opciones en el menú principal y
una bibliografía sobria de unos 500 textos y que el alumno NO debe
ni pagar por las fotocopias de una sola lectura y lo más revelador si
no quiere ni leer, mejor. Desde 1980, sostengo que uno debe leer los
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libros equivocados por las razones equivocadas. Mi experiencia me


dice que las personas que leen algo por obligación lo leen mal y de
malas y no entienden los argumentos centrales porque se tensan
pensando qué cosa inteligente deben buscar o deben reflejar después
de leerlo.

11).- Traumas adquiridos


Nueve años después, he “impartido” cuatro semestres seriados de
Teoría del Arte durante siete años e Historia del Arte Moderno y
Contemporáneo (cuya denominación es absolutamente errónea)
durante seis años pero lo realmente extraordinario es que entre
agosto del 2007 y hoy cinco de junio he dado: Teoría del Arte, Teoría
Crítica, Seminario de Crítica de Arte y Taller de Curaduría como una
sola materia, Pensamiento Curatorial, Historiografía de la Historia del
Arte, Historia del Cine y Filosofía (aprendiendo a preguntar), Historia
de la Cultura Popular con alumnos deseosos de ser más papistas que
el Bordieu papá, Historia del Arte y Cultura en México en el Siglo XX,
Historia del Arte y la Cultura Latinoamericana en el siglo XX y mis
últimas hijas; Seminario de Historia de lo Artificial e Historia de la
Moda, un Taller Práctico, donde los artistas aprenden a ser
diseñadores de alta costura y se vuelven frívolos y exquisitos o tal
vez, ya lo eran. El sistema es tan injusto y divertido que hemos tenido
que votar para que ningún maestro de Historia o de Teoría de 6º
semestre tenga más de 10 alumnos, aunque yo tenga 19 en moda. El
seminario que tuvo tres alumnos trabajaron como si compitieran
contra 20 y el que tuvo 46 alumnos tuvo el índice más bajo de faltas.
Lo que puede hacer una película en blanco y negro y hablada en
cualquier idioma menos el anglosajón. Hay tres materias que no he
impartido: Semiótica y las Artes porque demanda mucho atención
leer los textos, entenderlos y luego trabajarlos con el grupo e invitar a
Néstor Bravo a que nos los explique sin que se enoje, el quinto
semestre de Teoría del Arte en el programa 1994 porque mis colegas
de academia no quisieron y el mal nombrado Seminario de Reflexión
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Conceptual de Octavo Semestre por razones políticas de no estar en


el Club de Tobi. ¿Lo lamento? NO, prefiero que mis alumnos falten a
mi clase para dedicarse a hacer el amor, a drogarse, a hacer obra y
exponerla, a echar la flojera aunque les dé remordimiento, a escuchar
música, a viajar, a irse de compras, a leer revistas frívolas en el
Sanborns de Altavista por qué si no, ¿de dónde o de qué van a hacer
las obras? Mi clase no empieza en enero y termina en junio, empieza
años después cuándo les cae el veinte y descubren algo y entonces
sonríen.

Muchas Gracias

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