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Fractura y lesiones en el pene: raras, más no imposibles

Relaciones sexuales demasiado vigorosas y accidentes son las principales


causas de daño en los tejidos del órgano reproductor masculino. Dichas
lesiones llegan a ocultarse por pudor o miedo, pero deben atenderse a la
brevedad para no sufrir consecuencias.

Rafael Mejía

Quizás ha escuchado algún chiste o relato que habla del desafortunado caso
de algún hombre que sufre fractura del pene. Pareciera que se trata sólo de
una leyenda urbana o una ocurrencia graciosa, pero váyalo creyendo: aunque
el porcentaje de casos es relativamente bajo, puede sucederle a cualquiera.

“El pene no tiene hueso, pero cuenta con una membrana especial, llamada
túnica albugínea. Dicho tejido cubre los cuerpos cavernosos que se llenan de
sangre para permitir la erección, es responsable de la rigidez peneana y puede
sufrir ruptura o pérdida de la continuidad, es decir, fracturarse.”

Tal es la opinión del Dr. Miguel Ángel Reyes Gutiérrez, cirujano urólogo
egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México y especializado en
el Hospital General de México (ambos en la capital del país), quien aclara que
por suerte este tipo de lesión no sucede con frecuencia, pero casi siempre
ocurre al tener relaciones sexuales.

Así, explica que el pene puede salir de la vagina durante el coito y, al continuar
el movimiento pélvico, choca con fuerza contra el pubis de la mujer o el periné
(área entre la vulva y el recto). “Entonces se formará una angulación anormal y
la transmisión de energía cinética (que posee un cuerpo en movimiento)
provocará la ruptura o lesión de la túnica albugínea”.
Esta lesión se clasifica dentro de los traumatismos del pene, mismos que
pueden ser penetrantes, como las heridas ocasionadas por instrumentos
punzocortanes, o cerrados. Dentro de este segundo grupo, la fractura del pene
es precisamente la lesión que se describe con mayor frecuencia.

El Dr. Reyes Gutiérrez añade que no se tiene registro exacto sobre la


frecuencia con que se presentan los traumatismos del pene, pero se sabe que
son más frecuentes entre los jóvenes, “ya que son más activos sexualmente y
están más expuestos a accidentes, por ejemplo, automovilísticos. Aun en
hospitales grandes no es un problema frecuente, pues vemos pocos casos al
año. Los registros más numerosos de estas dolencias se han obtenido en
guerras, por el uso de proyectiles de fragmentación”.

Debido a sus características, el pene tiene gran capacidad para resistir


agresiones. Cuando se encuentra flácido tiene mayor movilidad, lo que limita la
transmisión de energía cinética, además de que la piel elástica que lo cubre le
brinda protección. Sin embargo, explica el entrevistado, en cualquier momento
es vulnerable a traumatismos penetrantes, como los ocasionados por arma de
fuego.

Asimismo, aclara que las lesiones pueden clasificarse según su gravedad.


“Pueden ir desde la simple laceración de la piel hasta la amputación completa
del órgano, la cual suele ocurrir por accidente, aunque también la hemos
constatado en personas que se hieren a sí mismas debido a depresión,
estados psicóticos (pérdida del contacto con la realidad), esquizofrenia
(trastorno que impide diferenciar hechos reales e imaginarios) o uso de
drogas”.

¡Ay, dolor!
Retomando el caso de la fractura de pene, el Dr. Miguel Ángel Reyes comenta
que el caso típico “es el de aquel sujeto que tiene relaciones sexuales y
durante las mismas, sin darse cuenta, tiene un deslizamiento extravaginal y, al
seguir el movimiento del acto sexual, el pene choca contra el periné o pubis. El
paciente suele narrar que oye un ruido, similar a un chasquido o estallido, y de
inmediato experimenta dolor intenso y pérdida súbita de la rigidez”.

El problema casi siempre se manifiesta en un solo lado (izquierdo o derecho),


aunque en ocasiones puede involucrar a los dos. Habitualmente ocurre
sangrado que permanece debajo de la piel (extravasación) y, a consecuencia
de esto, se presentarán deformación de la zona, moretón grande (hematoma) e
hinchazón que, cuando es muy severa, se manifiesta con dificultad para orinar.

Las estadísticas señalan que en 10 al 20% de casos ocurre paralelamente una


lesión del conducto urinario o uretra, y ello se manifiesta con sangrado durante
la micción.

Añade el experto: “Además de los casos típicos relacionados con el coito,


observamos pacientes que tienen este problema al momento de la
masturbación, o bien, tienen una erección cuando acarician y besan a su
pareja, efectúan el movimiento de tratar de introducir el pene con los
pantalones puestos, y la presión genera una fractura”.

Este hecho también puede coincidir con una rotación en la cama, ya que el
hombre tiene erecciones mientras duerme y un movimiento brusco en tales
circunstancias puede ocasionar la lesión. “De igual forma conocimos el caso de
una persona que despertó en la noche para ir al sanitario; tenía el pene rígido y
en el camino chocó con un mueble, lo que le ocasionó la lesión. También ha
pasado cuando el pene erecto recibe una patada”.

Sana, sana...
Queda claro que el paciente con este padecimiento suele acudir al servicio de
urgencias, ya que ocasiona mucho dolor y es muy aparatoso por el moretón.
Empero, hay ocasiones en que la persona acude tardíamente, ya sea por
vergüenza o ignorancia.

Respecto al tratamiento, el experimentado urólogo comenta que “existe


literatura médica en la que se habla de tratamiento conservador (sin
intervención quirúrgica, basado en vendaje, analgésicos, fármacos para
controlar la erección y uso de un catéter o tubo que facilita la emisión de orina)
para estos problemas. En particular no soy partícipe de esta idea, ya que si hay
una lesión de la túnica albugínea, creo que lo mejor es la cirugía”.

Para llevar a cabo esta operación se hace un corte o incisión circular completa
en la piel, justamente en la zona en que se unen el glande (parte superior o
“cabeza”) con el cuerpo del pene. A continuación, la piel se desliza hasta
descubrir el órgano.

Por lo general el sitio de la fractura se puede diagnosticar fácilmente “por los


síntomas, historia clínica y manifestaciones, ya que la deformidad y
acumulación de sangre es fácil de encontrar; sin embargo, durante la cirugía
revisamos todo el cuerpo del pene para descartar la posibilidad de que haya
otra lesión”, aclara el Dr. Reyes.

La herida suele tener un tamaño de milímetros, incluso centímetros, y casi


siempre será transversal. “Una vez que encontramos la lesión procedemos a
drenar la sangre para que no haya fibrosis o cicatrización anormal. Esto es muy
importante para que no se presente angulación anormal en el cuerpo del pene”.

Asimismo, es importante saber si el paciente presentó sangrado al orinar, ya


que esto significa que la uretra o conducto urinario puede estar dañado y
también debe repararse durante la intervención.
Lo más común es que estas condiciones “no dejen secuela alguna en la
función sexual, por lo que la recuperación es prácticamente total. No obstante,
cuando se acude de manera tardía a recibir atención hay mayor probabilidad
de cicatrización anormal, lo que da lugar a deformidad del órgano reproductor”.

Diversas agresiones
Con base en su experiencia médica, el Dr. Reyes Gutiérrez describe que hay
numerosas causas de lesión en el pene, entre ellas, “sustancias químicas,
descarga eléctrica, radiación, quemadura por fuego, objetos punzocortantes,
armas de fuego, infecciones y mordedura de animal, incluso, de humano”.

También se ha dado el caso de gente que emplea anillos o piezas de metal que
comprimen la base del pene, supuestamente para experimentar más placer o
incrementar la erección, pero dichos instrumentos quedan atorados e impiden
la circulación.

Todas estas lesiones comprometen al órgano y pueden llevar a la amputación


del mismo. “El problema principal estriba en el daño que se haya ocasionado a
las estructuras vasculares o nerviosas del pene, ya que son las que le dan
funcionalidad y vitalidad”.

En este sentido, el experto enfatiza que el tiempo transcurrido entre el


momento en que ocurre el traumatismo y la búsqueda de asistencia en un
centro hospitalario será de gran importancia para la recuperación. “Aunque
parezca increíble, ha habido gente que por vergüenza o miedo no acude a
recibir ayuda. Atendí el caso de un paciente con el cuello de una botella de
plástico atorada en el pene; llegó casi una semana después del incidente y,
desafortunadamente, los tejidos ya estaban muertos. A pesar de la atención
que le dimos se tuvo que realizar la amputación”.
Las lesiones pequeñas en el pene tienen porcentaje elevado de éxito, pero hay
casos en que no es posible restituir por completo al órgano. En tales
circunstancias los médicos reconstruyen el área de salida de la orina para que
se recupere la capacidad de micción. Si la pérdida es total, se crea un conducto
próximo al área del periné (entre la base del pene y el ano).

A pregunta expresa, el especialista comenta que en algunos centros se ha


practicado reconexión o reimplante del órgano (anastomosis) o se ha tratado
de reconstruir, utilizando tejidos del antebrazo. “Esto implica muchas cirugías y
difícilmente se logra una adecuada satisfacción para el paciente. Cabe señalar
que la vía urinaria es compleja y a veces no hay estructuras para sustituir el
segmento de uretra perdido, de modo que los resultados no siempre son como
quisiéramos”.

Finalmente, el Dr. Miguel Ángel Reyes hace hincapié en que “el tratamiento
quirúrgico inmediato al desgarro de la túnica albugínea u otras lesiones del
pene se acompaña de menor incidencia de complicaciones. También implica
menos tiempo de internamiento hospitalario y recuperación más breve”.

Diciembre de 2008
http://www.saludymedicinas.com.mx/nota.asp?id=2704

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