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MUTILACIONES GENITALES EN COLOMBIA

Empezamos hablando de multiculturalidad que a partir de esta se da la denominada


práctica de mutilación del clítoris a la mayoría o en este caso de las niñas Emberas* es una
situación de la realidad Colombiana que cada vez nos afecta mas, siendo los jóvenes las
principales victimas de estos brutales hechos por seguir una cultura, sus tradiciones que son
intolerantes que atentan contra la integridad de una persona, contra sus derechos Humanos.
La niña es víctima de esta práctica afectada en su vida, la cual esta propensa a todo tipo de
infecciones y de autoestima a no desarrollar su vida sexual simplemente porque sus pasados
piensan que eso es un ritual de su cultura y no se dan cuenta que las mujeres somos como
cualquier humano y es nuestra naturaleza que deben respetar nuestros derechos como
personas integras. Estas pobres niñas que son sometidas a estos actos aceptados por sus
propias familias y que en pésimas condiciones de higiene son sometidas a brutales
operaciones. Es un ritual es el que sus familias al terminar lo celebran como si esto fuera un
triunfo o un honor para ellos esperando que su hija gracias a esta mutilación ya pueda se
pura y limpia, como no pueden ver que muchas de ellas mueren en el acto o después de un
tiempo por infecciones, por traumas o por el simple hecho de no sentirse mujer.

Es una cultura es su forma de vivir, si pero porque no se dan cuenta que mas que todo eso
mas que un símbolo de pureza de honor son niñas queriendo llegar a ser mujeres pero que
ese sueño no se cumplirá simplemente porque esas familias piensan que la mutilación de
sus genitales la va convertir en pura limpia sana.

Su justificación es que son grupos indígenas que esa es su creencia su estilo de vida pero
entonces ¿Donde quedan los derechos de la mujer? En este caso no cuentan porque son
niñas que sin voluntad y con dolor, tristeza en sus ojos tienen que ser sometidas a estos
actos macabros y dolorosos.

La absurda creencia popular que las niñas y las mujeres mutiladas no serán infieles a sus
maridos. En algunas comunidades, incluso, es un requisito para el matrimonio que en la
mayoría de los casos, este tipo de prácticas se realizan a niñas entre cuatro y ocho años
utilizando objetos punzo cortantes como cuchillos, pedazos de vidrio o navajas sin ninguna
anestesia y sin ninguna disposición médica, ni mucho menos sanitaria . Pero entonces
¿Quién controla estos crímenes? Para combatir esta expresión de violencia contra las
mujeres, varias organizaciones internacionales entre ellas la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), han hecho llamados urgentes para que los gobiernos eliminen esta práctica
y los han considerado, en algunos países occidentales, como un delito.

1. Embera: son un pueblo del occidente de Colombia y el oriente de


Panamá son unas 60 mil personas.
Es entonces donde empezamos a reflexionar que muchas de estas niñas que mueren en el
mundo por está práctica, es debido a hemorragias y shock por el intenso dolor que produce
la mutilación, pero también por infecciones.

Los indígenas de todas las tribus piensan que estos hechos es algo ancestral y que no atenta
contra la dignidad de la mujer puesto que es su cultura que viene de muchos años atrás y
que por lo tanto seguirán de generación en generación ¿Entonces no deberíamos calificarlos
como salvajes e incivilizados? Los calificaría así una vez más porque me parece que lo que
cometen es un acto tan violento e indiferente con el dolor de unas niñas que sin su
autorización son sometidas y protagonizadas por sus familias.
Para terminar digo que niñas y mujeres somos victimas de una sociedad tal vez machista,
indiferente que nos acobarda el hecho de enfrentar a una sociedad regida por hombres que
somos tan sumisas que atentan y degradan nuestros derechos ¿Por qué seguir así? Los
derechos de la mujer se hicieron para cumplirlos y nosotras tenemos el derecho a
defenderlos, no dejemos que mas niñas de estas culturas sufran mutilaciones por seguir una
creencia y peor aun que esto se valla reproduciendo cada vez mas y no tenga fin sino que
siga de generación en generación coloquemos un alto, para que las niñas puedan llevar una
vida feliz que en su infancia solo disfruten de su inocencia y en un futuro puedan formar su
familia.
Pero entonces solo quedara en nuestras conciencias que estas pobres y victimas niñas son
maltratadas y objeto de una cultura absurda e injusta.

ZULLY FERNANDA GAITÁN SORIANO – 1001-COD.17

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