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Pakistán es el segundo país de destino de los connacionales que salen del país, seguido por
Kuwait, Alemania e Israel.
De acuerdo con el Informe sobre Desarrollo Humano 2009, dado a conocer ayer, en Estados
Unidos residen nueve millones 336 mil 719 paisanos, mientras que en Pakistán viven 123 mil
275; en Kuwait, 58 mil 965; en Alemania, 50 mil 404, y en Israel, 47 mil 976.
El dato resulta atípico en el caso de Pakistán, pues según el propio reporte del Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) los principales receptores de migrantes son
países industrializados.
Pakistán, en contraste, está localizado en la posición 141 del Índice de Desarrollo Humano
(IDH) divulgado ayer, 88 lugares abajo de México. Además, el país islámico forma parte de
la lista de los 38 “Estados fallidos” con el mayor grado de deterioro institucional dado a
conocer cada año por el Fondo por la Paz de Estados Unidos.
De acuerdo con los parámetros que maneja la institución para su Failed States Index,
Pakistán es un país que vive movimientos masivos de refugiados por guerras civiles, crisis
económica grave, deslegitimación del Estado, deterioro progresivo de los servicios públicos y
violación extendida de los derechos humanos.
Kuwait, Alemania e Israel son quienes encabezan la lista de naciones con un IDH “muy alto”,
pues están ubicados en las posiciones 31, 22 y 27, respectivamente, de una lista de 182
naciones.
En tanto, Pakistán tiene una esperanza de vida de 66 años (diez menos que México), 82 por
ciento de su población viene con dos dólares o menos diarios y tiene un nivel de
analfabetismo de 45 por ciento (38 puntos porcentuales más que nuestro país).
Pese a ello, México es el quinto país que más capital humano lleva a Pakistán. En primer
lugar está Bangladesh (1.5 millones de sus ciudadanos), seguido por India (606 mil 424),
Nepal (256 mil 125), Rusia (144 mil 915) y México, con 123 mil 275 migrantes, según el
informe Naciones Unidas.
En su edición 2009, el reporte sobre desarrollo humano se tituló Superando barreras y fue
elaborado para demostrar que la migración mejora las condiciones de vida de las
comunidades de origen y de destino, echando por tierra los mitos que la vinculan con el
empobrecimiento y el desplazamiento.
Con base en esta visión, el PNUD propone que ha llegado el momento de impulsar una
reforma al régimen migratorio internacional.
“El informe rompe esquemas y pone en tela de juicio muchos estereotipos. Como suele
ocurrir, la realidad se presenta bastante más compleja que los prejuicios simplificadores”,
ponderó Magdy Martínez-Solimán, representante residente del PNUD.
“Un estereotipo que esperamos enterrar, es aquel según el cual, los migrantes
necesariamente tienen efectos negativos sobre los trabajadores locales con habilidades
similares. Los migrantes ni quitan empleos, ni bajan salarios; aumentan el producto
económico de la zona donde llegan y dan más de lo que reciben”, agregó el diplomático.
Para el organismo, es urgente que los gobiernos comprendan que la migración cambia las
condiciones de vida de la gente y su capacidad para concretar sus planes y “lograr hacer
realidad sus aspiraciones, sus ilusiones y sus sueños”.
Ante el presidente Felipe Calderón, el especialista planteó que este asunto tiene
implicaciones económicas a través de las remesas que actualmente son cuatro veces
mayores a la ayuda internacional que los países desarrollados entregan al mundo en
desarrollo.
Pero sobre todo, el reporte destaca que la migración incide “en la transformación social que
ocurre en las sociedades de origen”.
Sin embargo, se reconoce que no todos los migrantes salen favorecidos porque grandes
conglomerados siguen sufriendo serias limitaciones a su capacidad de decidir con libertad
dónde vivir.
La idea central del PNUD es que la migración debe ser considerada como “una parte central
de las estrategias de desarrollo”.
El director de Investigación argumentó que este es el momento en que resulta más urgente
“la necesidad de una acción clara y decisiva de parte de la comunidad internacional, para
asegurar la protección de los derechos básicos de todos los ciudadanos de este mundo, sea
donde sea que el azar los haya llevado a nacer”.