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LA INTEGRACI~NDE AMÉRICA
LATINA Y EL CARIBE:
LA PRÁCTICA DE LA TEOR~A
ALFREDO GUERRA-BORGES
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE M&ICO
Dr. Francisco Barnés de Castru
Rector
Mtro. Xavier Cortés Rocha
Secretario General
Dr. Hurnberto Muñoz Garcia
Coordinador de Humanidadex
LA H O M DE LAS RECONSIDERACIONES
Sin exageracidn podria afirmarse que lo que viene ocurriendo con los
procesos de iritegracibn en los años finales del siglo XX es dgo ins6Ii-
to. No es que se carezca de antecedentes. Es posible identificar algunas
tendencias en años anteriores; se pueden rescatar d i v m declaracio-
nes políticas que tuvieron un sello premonitorio, pero todo aquelio no
pasaba de ser materia para especialistas. Por el contrario, en los iilti-
mos tiempos, para ser más exactos a partir de 1990, el tema de la inte-
graci6n econ6rnica ha cobrado inusitada relevancia, se ha vuelto noti-
cia, ha irrumpido en las universidades.
En el discurso poIítico latinoamericanoIa integrad611ya habia rea-
parecido en aiíos recientes, lo que constituia una reconsideraci6n de
la desdellosa actitud asumida en los años setenta. Sin embargo, lo nue-
vo es ahora que el planteamiento se hace desde una perspectiva radi-
calmente distinta de la tradicional. De tal manera sdbito ha sido el cam-
bio de posiciones, que hay lugar para p r e g u n t m sobre sus
motivaciones. Piknsese por un momento que se necesitaron diez años
para que en la Asmiacibn Latinoamericana de Integmcidn se hmemen-
tara la preferencia arancelaria regional del 10 al 20%. Ahora, en cam-
bio, el lenguaje que se habla es de integracidn comercial a corto plazo,
y aun de una cooperaci6n más ambiciosa, pero todo ello en plazos pe-
rentorios.
Con referencia solamente a lo ocurrido en 1990 dngase presente
que Argentina y Brasil decidieron el 6 de julio el estabfecimiento de
un mercado común entre ambos paises, el cual debed estar definitiva-
mente conformado el 31 de diciembre de 1994. Uruguay y Paraguay
se incorporarán al nuevo esquema. Chile y Venezuela firmaron el 11
de octubre un memorándum de entendimiento que establece ia fecha
máxima del 3 1 de mayo de 1994 para la libwalizacibn de su intercam-
bio biateral. Chile y Mtxico suscribieron un acuerdo marco que apun-
ta en direcci6n al libre comercio tambih. Finalmente, en enero de 1991
Cent roanikrica y Mdxico firmaron un acuerdo para constituir una zo-
na de libre comercio en el plazo de cinco afios. En resumen, un fantas-
ma recorre América Latina: el fantasma de la integracibn.
Es indudable que esta sucesi6n de trascendentales acontecimien-
tos ha sido posible porque las condiciones para una mayor o más pronta
integr&6n se crearon desde años atrás. La historia de la integracibn
latinoamericana, hoy dia tan cuestionada por quienm piensan neolibe-
r h e n t e que todo tiempo pasado fue peor, sentd las bases de 10 que
ahora puede constituir un nuevo proyecto, bajo condiciones regiona-
Ies y mundiales muy diferentes.
La crisis de los ochenta, que inicialmente desquici6 a todos los es-
quemas de integracidn de Amdrica Latina y el Caribc. finalmente dio
un resultado contrario. Ante el agobia de Ia deuda externa, k w i 6 n
del proteccionismo de los paises desarroilados, el éxito muy premio
de las politicas de ajuste, cuando no su compIeto fracaso, y otros tan-
tos motivos de frustracidn que se han acumulado, revelaron bajo nus
vas perspctivas la nmaidad y Ia pertinencia de la integraubn Iatinoa-
mericma.
Todo parece indicar, sin embargo, que hay admh otros motivos.
La fomacibn de grandes bloques económicos de paises industriai~no
pasa por alto a 10s gobkmm canos. El Acta de ~uenos '%a
para el establecimiento del Mercado Común argentino-brasileíio, cla-
ramente dude en su primer considerando a "la evoluci&nreciente de
los acontecimientos internado&, en esespecial la consaiidacidn de los
grandes espacios e c o n & m i ~la~gbbahcibn
~, del exenario ccondmi-
w intmmioiwi y la importancia cnicial.de lograr una adecuada inser-
ci6n econdmica internacional para nuestros pdses. . .".
Pero el principal: detonante (que cambia, por lo demás, las bases
mismas del planteamiento del problema) ha sido Ia propuesta del pre-
sidente Bush de continentalizar la integración. La h d a "Iniciativa
de las Américas" causd sorpresa y expectacidnentre los gobiernos Ia-
tino~mericanos,los colocó en la situacidn de tener que fijar posicibn
ante una eventuaüdoid inesperada, muy dificil de abordar además por-
que Ia declaracidn presidencid tada contornos muy imprecisos.
B indudable que se tiene clara conciencia de Iris disparidades de
todoorden cxkkntts con Estados Unidos, y uno memoria bastante fres-
ca de la larga historia de frustraciones y desa~uerdosque se ha escrito
en 1418 relaciones c o m c ~ edes América Latina con su contraparte es-
mhnidenae. Se podrfa suponer, en consecuencia, que lsls recientes
iniciativas latinoamericanas de integracidn apuntan a mejorou las po-
siciones de negmiacihn con Estados Unidos. bta es, al menos, m a
conjetura plausible en el momento de escribir estas líneas.'
~ a t e i i i ~ t e r m i r a 6 d e c s c r i b i r h a a a ~1989,
d e pcirl~~ucalautorlepare-
ció iniciarlo con una refcmxh a hechos psteriorcar de indudable tmccndcn-
EL D E ~ A F ~DEL
O MUNDO INDUSTRIAL
LA EUROPA
DEL 92
-
terreno frente a Europa y Japón.
Si el mdisis de las c o n ~ a ses hace desde unri persfwctiva
. .
restringrda al comercio, el punto de partida puede ser la m e s i s bas-
tante convmcbrtai de que d impuho que el Acuerda imprima a las
nodas estalounidense y d e n s e abrir&nuevas oportunidades de
aomercio para Amtnc8 Latiaa.
Tal hi&& & sujeta a algwnas reswiaciones. En 10 referetite ti
Canadá hay que decir que el m e r d o de Estados Unidos constituye
d &tino del 7540% de 1 swrpormciom canadienses, y se puede S-
pmr mzmabiemmte que d libre acceso d mercado atadounidense
reforzaráa$amrriente. Sihcodsas sevendesdeel puntode vistade
tadmianda,tampocoparecequeAmQicaLatinapueda~pcilir~i~-
cremento d v o d e k compras canadiemm, pues Estados Uafdos
m el p M g a I proveedor de Canadá, y con mayor mz&nlo seti como
r w u b h del Acuerdo de Libre Comercio,
Por a r a parte, un a d h i s comparativo del comercio de América
rntinacon m s d a p a b reveh que en t 988 el comercio de la regidn
con Bs& Unidos tuvo un valor total de 91 582 miiiones de d&Ia-
res ~~, miemm que el comercio con CluiadBtuvo un va-
lor de 4 9ii miUwes, lo que tepresenta solamente un 5.4% del inter-
cambio con Bt&m Unidos.' Por comiguiente, es Btados Unidos, y
no Canadá, d p M p d origen y destino del m e r c i o de América La-
t i n a y e l ~ c o n d ~ w ~ N o r t e y , e n w ~ mpodríacon-
cia,
ci- que el imjwto dd Acuerdo sed bastante moderado en lo t e
ante 1 comercio de C a d á con América Lwtiriii.
Bn lo que se.d f e r e a b otra parte dd Acuerdo (Estados Unidos)
cabe hacer las siguiente observatioaes. En el periodo 198&1989 el co-
m d o & América i a t h con Estados Unidos r n u m c l m e n t e dos
fuertes twdencias: una es que, en tednos relativos, América Latina
ha gerdido imprtancia en el comercio exterior de Estados unido^;^
'H.
~ i s t a n a ~ ~ ~ , h s ~ t u u c i ó n ~ ~ i r o r d e i m
dar y m daciontscon Amérku Latina y el Carib, Caraas ( SP/CL/XVI.O/Di núm.
8). 1(590. La infomwih d¡spaibIc i* quc entre 1984 y 1989 las arportacim de
Emdos Unidos a A m h Latina cayeron del 17.3 al 1 3 . 5 1 de su awrtacidn total,
y que las h p m c i o o a desde
~ A m W Latina E redujeron del 15 f 12% de la impotta-
~totsldeEdadoeU~.
por consiguiente se puede suponer que el crecimiento de la econoda
estadounidense por efecto del Acuerdo con Can&$ dará lugar a una
expansiún más que proporcional del comercio estadounidense hacia
otras regiones, y menos intensa hacia Amhrica Latina.
La otra es que tiende a una mayor concentración en un n b r o
limitado de p2ilses, principalmente Brasil y México. Con estos dos pai-
ses Estados Unidos r-6 en 1980 el 47% de su comercio t o d con
Amdrica Latina, mientras en 1989 tsf participacidn se elevó a 61Ve, La
tendencia a b concentracibn del comercio es aifn mayor m n México,
pais a1 que correspondi6 un paco mis de la tercera parte del intercam-
bio totd de Estados Unidos con h & k a Latina en 1980, en tanto que
en 1989 esa p d c i p a d n se elev6 a casi la mitad.9
Por consiguiente, si el Acuerdo de Libre Comercio con Cm& di-
n a m h a la economía estadounidense,lo m8s razonable es esperar que
ese mayor dinamismo no se traducid en un incremento significativo
del comercio con Améria Latina sino, ante todo, en un reforzamiento
de los vbcdos econbmioos, y no sólo comerciales, con México.
Por otra parte, si Ias importaciones latinoamericanas prooedentes
de Estados Unidos siguieran incremedndosem& adcrdmente que
sus exportaciones a ate pais, como fue la tendencia en la década pasa-
da, es de aperar que d crecimiento de la ecoaomia estadounidense se
t r d m en una expansidn de sus ventas a la región, lo que no aliviaría
la penuria de reservas internacionaies de América Latina, sino todo lo
contrarío.
1 2 ~ m : h 1 ~ B l b P i g ~ Q a P A ~ A W ~ i n w d c k r
cmd#Pumammte M del, 1990, p. 1s.
plazo relativamente corto se tenga ya un cuadro bastante preciso, pues
de inmediato la oficina del representante comercial de Estados Unidos
se puso a trabajar. No obstante lo anterior, no debe pasarse por alto
el hecho de que haya sido el propio presidente Bush el que hizo la de-
daracidn, y no uno de sus ministros, lo que le confiere a la Iniciativa
un gran respddo político.
La Iniciativa fue presentada en los siguientes términos por el
presidente Bush: " . ..Los tres pilares de nuestra Iniciativa son el m-
mercio, la inversidn y la deuda. Para expandir el comercio propongo
que demos comienzo a un proceso de creacidn de una zona de libre
comercio que abarque a todo el hemisferio. Con el propdisito de incre-
mentar la inversibn, que adoptemos medidas encaminadasa promover
el flujo de nuevo capital hacia la regibn, y para aliviar a611más la
carga de la deuda, que adoptemos un nuevo enfoque con respecto
al endeudamiento regional, con beneficios importantes para el medio
ambiente."
No siendo Cste el lugar para extenderse en el examen de los tres
pilares de la Iniciativa, es conveniente, sin embargo, dejar asentados
algunos cumentarios.
Principiaremos por las propuestas relativas a la inversidn y la deu-
da cuyos verdaderos alcances, como se indicad m& adelante, debe-
mos medir en el contato giobal en que se insertan.
El tema de las isversiona a por demás sensible para una regibn
como América Latina, que prácticamente ya no tiene acceso a recur-
sos frescos dc la banca internacional, sino,antes bien. transfiere parte
de su ahorro interno a los centros financieros. La que se propone en
la Iniciativa es, en primer lugar, crear un nuevo programa del Banco
Interamericano de Desarrollo para proveer asistencia tCcnica y apoyo
financiero a los paises que liberalicen sus regímenes de inversi6n ex-
tranjera. En segundo lugar, crear por un plazo de cinco &os un fondo
de inversiones, que también administrada el Banco Interamericano, cu-
ya finalidad seda apomr donaciones a los paises que reformen sus re-
gímenes de inversibn dentro de un marco de privatizacibn de las em-
presas piiblicas.
El fondo se constituida hipotéticamente con una aportacibn esta-
dounidense de 1 0 millones de dblares, Japón aportaría otros 100 mi-
llones, y una suma igual la compartirían de alguna manera Canade y
Europa. En total, el aporte anual seda de 300 millones de dblares, su-
ma que es equivalente a lo que América Latina ha pagado en el perio-
do 1982-89 por servicio de la deuda externa en s61o 4 dias.
pese m modesta magnitud, en el momento de exribir estas li-
neas k -titucidn de este fondo es aiin muy incierta. En primer lu-
w, e1 pmidente Bmh todavia no ha solicitado los fondos al Congre-
so y, en wgudo, d o d presidente Bush pment6 h
propuw en lei Reunih Cumbre de los @ses maS industriahdw en
jufio de 1989, ninguno de los jefes de Estado participantes q u k asu-
mir oompromiso alguno, Esta fría renuencia contrasta con la deridad
con que los mismos m, junto a fmcm más, decidieron apor-
tar 12 Wl millones de dbiares para crear el BarUPo Europeo para la
C o d d n y eI i&molIo, destinado a proveer f-mto a Iti
Unidn Sovi&ica y los países de Europa Oriental.
Por lo que t o a al pihr de la reduccidn de la deuda pmbh decirse
que iniciativa para reducir su carga m w a r h e n t e d a g h in-
~,pero~enestamateririIapropu~~~tant
No w aborda el bmade la deuda privada, sino soImmte d & la deu-
da contraída por América Latina con el gobierno estadouaih, $ue
asciende a un tntal de 12 000 mülonedl de dbIares, o sea, apenas el 3%
de la deuda aiema total htindcnna, que en 19W se situabaaire-
dedor de Ios 417 000 miil~nesde ddlares, de a c u d o con las &ma-
aone;pddB&lmMundial.
EI etemeatP mmdmtdde la propuata del pmideate h h es,
sin duda, el ave a k zona hcmisféricade libre comercio. Por si so-
la esta M v a ha abierto un nuevoeapftulo en Ia hhmia& ias rda-
ciones m m h k a s con M a Unidos, Con dlo no se quierede& que
0
la naturaleza de tsas ~ o n e seshaya modifido y que en el futuro
d~hlasconflictos~hp~~la~riadebniismaS
Sin duda en lo venid-, de igual m a n a que en el pasado, h a b h de
manifmtarse tanto ooíncideneia9 como, sobre W, contradi~o~.
pero los escenarios w r h muy distintos.
Lo trascendental de k propuesta no estriba sdamente en la crea-
ci6n de k zona de libre wmercio hemisf*, sino apeeidmente en
que Ios acuerdos comercides comprenderh tanto la libre eirdacibn
de bienes como la de servicios, ademhs de garantías de que bbr4 una
libemd h t r i c t a de inversI6n y de que se incluirán otros temas de la
nueva legidaci6n comerciai estadounidenge, coma es el caso,por ejem-
ph, de los derechos & propiedad htelectud.
Es en este contexto en el que deben apreciarse los verdaderos J-
c a n a de los tres " p h " de la iniciativa de las Americas. Se trata,
por tanto, de abatir tudas las barreras a l intercambiocomercial, de de-
jar sin efecto las restricciones que las l e ~ o nacionaies
n ~ mabIez-
can para ia inversión extranjera, y Se privatizar las empresas públicas,
de tal modo que la inversibn internacional pueda participar en ellas.
Se trata, en suma,de crear el nuevo ambiente que las grandes cor-
poraciones estadounidenses requieren para contrarrestar las consecuen-
cias de la Europa del 92 y de la previsible asociacidn de países del Pacf-
fíco oriental. Lo que esto significa en tkrminos politicos es la apertura
de un periodo de fuertes presiones para que la Iniciativa se abra paso
en todas sus dimensiones,
Por supuesto, no en todos los casos las presiones s e r h necesarias.
En no pocos casos hay, y ha habido desde siempre, gobiernos con una
gran receptividad para toda propuesta que proceda del Norte. Tam-
bién es posible anticipar que cierto niimero de empresas latinoameri-
canas. por su propia dimensibn y otras ventajas, seguramente v e r h
con interb la Iniciativa, pues desde ahora están en posici6n de obtener
beneficios de la misma. En cuanto a otros empresarios, lo más proba-
ble es que elijan Ia opcibn de asociarse a los inversionistas estadouni-
denses o de venderles sus empresas, con el convencimiento de que re-
sistir a su competencia es una suerte de muerte anunciada.
nominsdasD-RAMs*memorias de disco de
donar & o &mas de b larga lista de
- --
sumo (incluyendo las grabadoras de cintas de video), los petiféricos
y (auugue coa &unas hkmgautes) los microcom-
putadora y 10s materiales para sernicsnductom (cspdimente hs de-
damio), por
R B B N m o CON LA MTHOILACIdN
L a s ~ d e p ~ p a c i 6 n p o r e l ~ d e l o s ~ l a t i n b a
mericanos de htqgaddn invarhbiunente hacm referencia a la caída
del comercio - 0d. Se ~~mprmde que asi m el coma-
cio intmre@onalaodtuy6 la piezli central & h Asociación W o a -
4 - s i de Libre Comercio, y lo ha sido mbih deI Memada Co-
mib Centmamericano. Aun en el caso del Acutrdo de
{Onipo Adhw) y de la C d b b Cwimuaity, en cuyw m v m i o s
b b b s el libre w m d aaparw;e
~ viacuiado a otros objetivos de alto
rango, lacrdónde unauni6naduanera ha si& u n a d e b mcm de
mayor impmlda.
La expmídn U w a del deterioro de los esquemas de inte-
g r d h queda lasrarrtwte refiejada m las siguicníes cifw:hs eirpor-
~ ~ ~ d e f a ~ b x ~ ~ m n a d e I n t e
ción (AUDI}, que a partir de 1980 smdtuy& a ia s i d n
~~ de Llbrt C o h , cayeron de urt total de 12 503 mi-
lIonesh~tn19%0a9653~fk~~(-~%)mlH6;hdeiGtu-
po A d b , de 1 186 UUOW a 594 mibnes (-50%); Itts dd Mercado
Comiiin Centroandano de 937 a 371 millo~es& d & h(401); y
las de Catiwm, de 350 a 278 diones (m 1985).5
4 * * ~ d e ~ " , ~ p o r ~ ~ ~ ~
pru, México, L%23 de entro de 1987, Corrimio &my n h , 3. Mkku, t987.
:' k m :AUDI y h p o - : P- bidh. "Un mipirieo de la
n i o i e d e h a p i a e h a 1PtinoameticsDas~~, IR- Lolinm
a a h . 131, Btrcnos Aircr, 19%. MCCA: SECA, Coimrrio aPmi =m--
mIPBo.Z986;y ~ ~ ~ t , ~ ~ & A ~ L o i ~ y d u
uap* twuistwy m,
1%.
Por si sola una caida tan violenta del comercio intrarregional es
un justificado motivo de preocupacibn, pero el deterioro resalta aiin
mas al tomar en cuenta Ias altas tasas de crecimiento que el intercam-
bio tuvo en afios anteriores. Tan drástica caida se relaciona directa-
mente con las medidas tomadas para hacer frente a los profundos de-
sequilibrio~de las balanzas de pagos. En particular, como se ha repetido
muchas veces, la brusca interrupcidn del crtdito internacional a h 4 -
rica Latina tuvo un impacto desquiciador.
La contraccidn del ingreso externo por Ia via del crtdito y de Ias
exportacionesal resto del mundo redujo extraordinariamente la dispo-
nibilidad de divisas; todos tos paises implantaron sistemas restrictivos
de las transferencias internacionales; se generaliz6 la práctica de las me-
didas no arancelarias para contener las importaciones, y la capacidad
de Ios mecanismos latinoamericanos de compensacidn y de crtdito in-
trarregiond (de la ALALC-ALADI, del Mercado Comiln Centroameri-
cano y de la Caribbean Cornmunity) fue completamente superada.
Las importaciones intrarregionales cayeron más que las proceden-
tes del resto del mundo debido a Ia mayor rigidez de estas úitimas, por-
que en ellas predominan bienes indispensables para el funcionamiento
de las economías, Además, las importaciones intrarregionales fueron
muy sensibles a las presiones de los empresarios de cada pais para que
aquélias se restringieran como una medida para proteger la produc-
cibn local.
Lo anterior es lo que generalmente se destaca en la bibliografía so-
bre integracidn, pero hay adernds otras causas del deterioro, las cua-
les, a nuestro juicio, lo hubieran producido aun w ausencia de la crisis
econdmica de los ochenta. Una de ellas es que en diversos aspectos los
convenios de integracidn establecieron compromisos que estaban reAi-
dos con la realidad, y ello se tradujo necesariamente en violaciones de
las normas pactadas. La aplicacidn de 10s convenios chocó con intere-
ses locales y transnacionales difíciles de contravenir y con estructuras
econdrnicas y sociales muy resistentes al cambio.
Por otra parte, el apoyo de los gobiernos a las instituciones regio-
, wmo su voluntad de ejecucibn de los convenios pactados,
n a l ~ así
se debilit6 en los años setenta debido a cambios introducidos en las
estrategias de desarroiio al diseminarse desde los paises centrales los
postulados del neoliberalismo.
Este conflicto entre los compromisos y la realidad; entre el pro*
sito de cambio y la inercia estructural es lo que se destacara en diversas
partes de esta obra. Para ello se ha centrado Ia atenciba en algunos
-, e x p i a d a s o momentos (lade mayor relevada, por su-
pmb), p e ~t , d d o tn menta no sdio uno sino tados l a quemas
de íntegraci6n de M c a p d Caribe, de modo que d r e n
=
las hiiituda y hts dümdas y se abra un cspacio para la teorhidn
delaEqmimCk
-
n o s d 1 o d e u n a ~ ~ c a(iadeIosodmta, ~ s i para
noirmuyi&x)sinode h* m h n a d d p r m dehtqgmdda, niiin-
do &e M d aso. La d d a del comercio mtnmgionai tiene gran im-
portada, peni es sóio una m i n i f d ó n de hechos más fuudamenta-
lm y profundos. En seguedo lugar, como lo muestran diversas
q x x h c k , un procem de integración puede estar en d s y sin m-
el intercambio c o m d puede seguir regismudo tasas psiti-
~dcCreamiento,dmcnosporunperido.
&Cuandopuede entonces h a b b con propiedad de la crisis de un
m de intcgracibn? m e n t e Ios acuerdos de integmd6n lati-
d m m s y del Caribe estan en crisis, o se trata m& bien de un
refiujo tcmpord oc~gionado por el impacto & la crisis económica de
hs ochenta, despuh de lo cuai 10s acuerdos de integración podrán re-
twnsu m d h h i c a ~ o r ..? .
A numtro juicio, un esquema de integracibn entra en crisis cuan-
do m objetivos no pueden ser dcanzadm, a menos que el esquema
SM reformuIado s ~ e n t e lo, quc implia modificar o sustituir
loa objetivos del acuerdo; o bien, cuando deja de haber mrresponden-
cia entre dmmdas de demmiio del proceso de i n t q d 6 n y las
formas jurfdias en que se le ha encuadrado, lo que tarde o temprano
~ p w ~ ~ ~ ~ d e e s a s f ~ y h a d o g c i 6 n d
k que m t a b k m la ~~ con los p r w s d e s . O bien,
mando habiéndose avamdo ea h coasecucidn de los objetivos de un
*
q u m a se opm una revmibn del proceso (no un reflujo de &te, en-
bien, sino una autbtia reversibn, cuyo 16gico resultado ser&
h disolución del m& comqmndiente}.
En cualquierade estos m a s (y pudiera haber otros) se esta en presen-
cia de Io que podríamos w i h o r g d n h dc los procesos, pues su
origen está ea la esencia misma de éstos, en su concepción y conforma-
ción y no en situaciones o factom econ6mioos o politicos ooyunturaie.
Salta a la vista que en su forma original los distintos esquemas de
integracibn chocaron con la realidad. La ALALC es el C ~ S Omás cono-
cido y comentado; la M c a dei Tratado de Montevideo & 1960prác-
ticamente se diluyb s los pocos años de su vigencia, pues, como se vcrA
en el capitulo 8, hubo d d e un principio una brofunda discrepancia
entre los intereses reales de los actores de la integracibn y d marco ju-
rídico ajustado a las exigencias del GATT. El Acuerdo de Cartagena tu-
vo que ser sustancialmente reformado en 1987 mediante el Protocolo
de Quito, en un intento (sujeto toda* a prueba) de revi- el Acuer-
do. El Tratado General de Integracibn Econ6mica Centroamericana
dejó hace tiempo de corresponder a las nuevas realidades prevaiecien-
tes en la regida, y ya en los años setenta no hubiera podido recuperar
su dinamismo inicial sin una reformulacidn de los compromisos de in-
tegracidn y una rectifi~ci6nde los errores de origen.
Tan rápido agotamiento del dinamismo de los esquemas de inte-
gracidn y su temprano encuentro con los obstaculos que imposibilitan
el Iogro de los objetivos propuestos (en otras palabras, el desembocar
al ttrmino de cierto periodo en crisis orgánicas) tiene una wrplicacidn
que trasciende los dementos que antes se indicaron como elementos
constitutivos de &as. Nos referimos al hecho de que los procesa de
integraciha se inscriben en el espacio de una crisis estmcturuI de las
sociedades latinoamericanas, presente en mayor o menor grado en to-
das ellas, y sufren el impacto de uno de los granda wndiciondentos
de1 desarrollo econdmico de AmCrica Latina, que es la configuraci6n
histhrica de sus relaciones econhmicas internacionales.
M u y brevemente, pues no es esta obra el lugar para extenderse so-
bre el asunto, se harA enseguida un par de comentarios sobre el parti-
cular. Como más adelante se indica, históricamente América Latina
ha seguido un "desarrollo por adaptacidn" de sus atructuras econó-
micas y politicas precapitalistas, a diferencia de Europa, cuyo desarro-
Uo dwcansd en una ruptura total con el pasado. Es esta circunstancia
la que da origen a la crisis estructural, Ia cual, en pocas palabras, pue-
de decirse que constituye una situacihn de friccidn entre estructuras de
la sociedad que pertenecen ya al pasado y Ias nuevas estructuras, o la
demanda histhrica de crearlas, para despejar el camino del desarrollo
en todos sus aspectos.
La friccidn entreel pasado y el presente f m a el desarrolla, da ori-
gen a profundas dedguahdes socides, a l q que ~ o m p o n d e nesque-
mas muy soa.mn&m del ingr-, y sisterruis politicos muy a l u -
yenW y violentos. En Mes condicioaes d desarralio no tiene
mdtinuiWJse -a por tramos bistúricms, que son resultado de c m -
hos pzucides q a los £actor&con voacidn y potencididad & --
m110? ~ g r a introducir
n (-bios de un sentid~modwnhnte, como
las que apareja la industrWmión, para mendonar uno salo de tiios).
Sia embargo, tal avance agota sus posibiüdada ai ako de cierto tiem-
po; de abi que se haya dicho que se trata de un desarroiiodiscontinuo,
par tramos histdEims. ;rrwl
Es innegable quepadas a esas cambios ~c~~ Arridrica Latina
ha ganado amplios eqwios en su m&-ci4n {;de manera notable
ea el @odo 39S1973, pero este m - w mbrspusoa hs herencias
d;el pasado (se de un aksurmllo ditiva, como xaríadmente ha
d f i dk el de C e n m d r i a , d f i d d n que juiqamos
ap~ala&~&lmIwiises&M(;~LatinaydMbe).
La cwtibn de si una sucaión de esoti crrmbios parcides da htgar
finalmente a una rmomci-bam t r a u d t h de la &edad, o si Csta
se produce como raqbdnde tui vu&g r a i o 1 u d ~ 0es , materia que
en la b r i a europea Gene iIustraci~nesen mbns sentidos, pero so-
br&k mial h W c a Latina no puede dar una respucgta definitiva. ks
r e v ~ q w e n e l ~ G s ~ ~ a G n i ~ l
x h ,C u h y Nicaragua, cm grmd~gdiferenciascontmirtilersy do pro-
f u n W entre id), coastizuy# iin d d a c e de ha crisis estructural cu-
ya dhih parece en el futuro previsible.
El otro gran o b s t h d B que emmentmn Iw p~~ de integracidn
para &kmmrel objetivo de ita d ~ o i l d a p o en ~ su
o creciente vin-
c W 6 n , es la estructura giiie tienen Ias relaciones econámicas interna-
cibnab de Am&a Latina, En h a m ü d a d hay cmbiw de foxma,
pero ng de aontddo, de este prddzkcto Las polrtiws que sl-
la paises ~ t n t m htanto
, en la agricultura como en la industrh
3 los kmidos, tienden a consolidar el subsidiario de las econo-
mias ~~~~ El tipo de ajuste wnrctural que tsn.vigorasa-
mente preconiza Estados Unidos vaiihdose ante t d o de las institu-
ciones muItiWeralea en que su influencia e determinante, tienen un
sesgo uaüaiml* pmfundmncnte dimepante cqn d postdado de que
eJ "desarrollo hacia adentro" (induida, como es natural, lai intqra-
cid@ m mnplcnientdo del de$artollo de 1% expoWones al mwca-
do mundial. En el pasado el énfasis en eI desarrollo hacia dentm tuvo
el claro sentido de crear capacidades propias que favorecieran un cam-
bio en la inserción internacional de América Latina. Hubo excesos y
frustraciones, ciertamente, pero es inadmisible que Ia correccihn de Ios
errores induzca a hacer ahora exactamente lo contrario.
Planteado Io anterior se pasara enseguida a examinar dos cuestio-
nes esenciales: en primer lugar, el marco general del desarrollo que nos
ha legado la historia, en el que se inscriben Ios procesos de integra-
cidn, y en general todas las políticas de renovacibn econbmica, politi-
ca y social. Teniendo como trasfondo 10 anterior se examinará, en se-
gundo lugar, la estrecha reIaci&n,empiricamente verificable, que han
tenido y seguiran teniendo el desarrollo econbmico alcanzado y la in-
tegracibn regionaI.
I ~ C C I DEL
~ WESAñROLLO
N Y LA WTEGRACI~N
l Lo que se lleva dicho destaca que al sector externo ha tenido una im-
portancia decisiva en la evolucidn econ6rnica reciente de Amdrica La-
tina, una de cuyas variables (las exportaciones) tiene directa relacidn
con los procesos de integracidn regional.
A precios corrientes, el valor de las exportaciones latinoamerica-
nas aumentd de 9 980 millones de dblares en 1960 a un total de 117
300 millones de d6lares en 1980.12El incremento fue tambidn muy sig:
nificativo (7. S % en promedio anual} si se mide el valor de las exporta-
ciones a precios constantes.13
Tan favorable evoluci6n de las exportaciones obedecib a diversos
factores: uno de ellos fue el comercio intrarregional, cuya apmsi6n
se oper6 principalmente en el marco de los acuerdos de integracidn.
Otros fueron el impacto positivo de los estimuios a las exportaciones,
sobre todo en forma de subsidios, así como eI rápido crecimiento de
la produmibn y las exportaciones del turismo en Barbados, de la bau-
xita en Jamaica y del petrdleo en Mkxico.
Entre 1%O y 1980se modificb la cornposici6n de las exportaciones
de América Latina, a consecuencia del proceso de industrializacibn,
por una parte, y del incremento del precio de los hidrocarburos, por
otra. En 1960-1%5 los alimentos y las materias primas constituian el
63% de la exportacidn tota1, mientras en 1976-1979 su participacidn
se habia reducido a 46%. En los mismos periodos la participacidn de
los combustibles pasó de 26% a 34%, y la de productos propiamente
industrialesMde 10 a 20 por ciento.lS
l2UNLTAD. Handbook of lnrernarional Trade and Development Siarisfics, 1985.
l3Para la estirnacibn anterior se ajustb el valor de las exportaciones de 1960 me-
diante e1 denactor implícito del PNB de Estados Unidos (1980 = 100). (Dicho valor ajus-
iado result6 ser 27 645 millones de dblares.)
l4 Comprende las siguientes secciones de la Clasificacibn Uniforme del Comercio
Internacional (cuci): 5, productos químicos; 6, artículos manufacturados que w clasi-
fican principalmente segiin el material; 7, maquinaria y material de transporte; 8, arti-
ciilos manu~aca~turados diversos.
l 5 BID. Progreso economico y social en Americo Lurina, 1982, p. 35.
En tomo a k composición de las exportaciones hay bastantes d i
crcpaucias en la literatura disponibie. Varian los criterios sobre que
debe Wuirse o excluirse como manufaicturas. En el párrafo anterior
se usó una c l ~ í 6 de n base estrecha, de lo que resulta que el 80%
de la exprhddn total en 198f)habria estado constituida por materias
primas, aümentos y combustibles ( g d r i c m e n t e denoroinados "pro-
ductw p*"). l6
Al usarse una clasificacidn de base estrecha quedan excluidos de
Ias manufsicturas pmluctas qu6 tEaiendiversos grados de pmxsmien-
to ~~, los cuales ocupan un lugar importante en ias e x p o ~ o -
n#r Iathoameríams. Tal seria el caso de &unas materias primas de
origen @coh y alimmtos procesados; de h aceites comestibles, de
ius bebidas, de vatios importantes rubros de la industria de la madera
ydeIatmtil,etckra.
T o d m cuenta lo anterior, h Organh&n de las Naciones
Unidas para e! Desarrollo h&strial (ONUDI), y tambih d Banco Mm-
dial. han eIabodo Wt(~lcioneg de base mds amplia de las exporta-
t i a indushhiwi. "La utibcidn de definlconmi m& ampiias de las
exportacÍo~l~s de maa.ufacturas aumenta sustan&hente la participa-
&o, de las ~ f a cen ias t cxport&oncs
~ iaünoaamicanastotdes
(tanto como cuatro vecm en 1WO y tres veces a Fmts de k década de
setenta).""
La integmddn ~6~ regional &si6 por primera vez amplios
muce a ias exportacio~intralatiauamerimwas, y por vez primera los
p ~ ~ u s t r i pasaron a k a ser un componente importaate de las
mimas, cuando no tl pincipd. Usando una clasificaci6n de base es-
trechaw puede apreciar que en 1979los productos propiamente indw-
. t d i a ~ e l 5 1 % d e i a s ~ n e s i n ~ dfrente e s ,
ai 17% de participación en las mrtaciones extrarregionale~.~~
El impacto de la integracibn en el desarroiio industria¡ y, por en-
de, en la composici&nde las exportaciones, puede ilustrarse d&o-
nando diversos p a h de diferente tamaño econ6mico y do el
m e de ias expottaeiones intmregionales de productos propia-
mente iiádumídei mpcto a la exportación total & dichos praductos
en esos países. En 1979 dicha participwcitínporcentual fue la siguiente:
Guatemttiri, 84%; CostaRicri, ElSIifvadoryNiamgw, 93% comopro-
medio de los tres paises; Colombia, 65%; Ecuador, 84%; Argdna,
46%; Brasil, 35%, y M€xico, 24 por ciento.1g
Gracias a la integracibn regional, los paises medianos y pequcfíos
pudieron hacer una contribucibn relevante al cambio de compkibn
de las exportaciones de América Latina. Si bien las exportaciona in-
dustriales de Argentina, Brasii y México son las que mnsthyen el por-
centaje más alto de la exportad611totai de M c a Latina, no -
riamente es a estos paisa r los que se puede ami& el crecimiento de
las exportacioms w las distintas ramas de h industria. A W e mpacj
I to, el Banco Lnteramericaflo de Desarralla apunta lo siguiente: "Qol-
I zás uno de los fenbmenos cuya existencia es meno6 aprccMa es k m e
dida en que los países que son mponsables del &ento de las
exportaciones de una rama a la otra."20En otras ~~, un
determinado pats puede no realizar el porcentaje alto de las ex-
portaciones industriales en una rama d e t e m h h , pero haber hecho
una significativa aportadhn al crecimiento de las exportacionm en di-
cha rama, aportación que en algunos casos lIega d 40% dd correspon-
diente incremento en AmCrica Latina. Por lo tanto, no s6to los
grandes "ni s61o tos paises de tamaño mediano, sino también ias na-
ciones centroamericanas, han sido responsables de 1o que puede consi-
derarse como una participacibn significativa en el aumento de las ex-
pomciones de algunos grupos de pr~ductos."~'
Un aspecto muy importan& resta por.-S El rápido incremento
de las exprtaciona intrarregionales no hubiera sido posible sin los m e
canismos de pago que permitieron a los paises reducir al mínimo el uso
de las reservas internacionales en ei intercambio. Dicho de otra m e-
ra, sin los sistemas de crddito recfprooo y de aompemacibn de saldos
del comercio intrarregional este iiltimo hubiera sido menor, pues hu-
biera tenido que competir en e1 uso de reservas internadonda con ias
necesidades de importacidn desde el mercado mundirtl.
Un ejemplo basta para ilustrar lo anterior. El Convenio de Pagos
y Crdditos Rec';irocos de la A s d c i d n MinÍ)$rntricauade Libre
mercio permitid que entre 1%ó, ailo en que entrd en vigor el Conve
nio, y 1979, se Ilwaran a cabo transacciones aomdales por un vdor
total de 27 373 d o n e s de ddhres, y solamentese hiciera um de divi-
sas por un total de 6 400dones, o sea, el 23To cid intercambio t d .
El 77% restante se oper6 en monedas nacionalcs.
-
&predodehm~XprodUcidaenA~&kquepr&-
da B (S35 -$26 $9). En otras pdabm, al apeciahm cada pafs
m: B porque a m a ia procliacci6nde X, y gana tmbiitn
A pues obtiene la ganancia ya M i d a dedidudose a producir Y."
h~deLipseyyG&relsfueobj~porMehrin,~quien
afirma que no hay ninguna d n para mer que d pais A pdrd co-
merciar en los témhm de Intcmmbi~del pds B. A juicio de Mdvln,
"la pdci6n de equiiiio (en el &o) se dctcmhmá conjunta-
mente par ias wadiciones de demanda de l a dos @m".t6Asioiis-
mo, Melvin hace notar que d en el país B la oferta es limitada, la de-
l3BeiaBnba. T ~ d e h h t q ~ Mtxieo,
~ &m , ~ , p. 63.
1980,
' 4 ~ d m i i n a m n ~ ~ ~ ~ ~ ~ h a a
tb & v h w.
w. op. dl.. p. 3.
R. Mdvia. "Ommtarios sobre Ia tsorIa de las u d o m aduaneras", en S.
1s J.
Andi~ S.T&l. M. pp. 248-255.
d
M.,p. 2%.
manda nueva que le hard el pais A d constituirse la unidn aduanera
aumentad el precio de Ios bienes en B,I7 lo cual constituye aria raz6n
más en contra de k hipótesis de que las tasas de sdtucibn de hs bio
nes en el consumo y de transformación de los r e c m en Ia produc-
ci6n son iguaies.
de uso.
C~TICA
DE L A TM)R~ATRADlCIONAL DE LAS UNIONES ADUANERAS
OBSERVACIONES ADICIONALES
Desde el punto de vista del libre comercio, para Viner las uniones adua-
neras no son per se buenas ni malas; su probabilidad de funcionar en
direccidn del libre comercio depende de un conjunto de factores que
considera determinantes del resultado de liLs uniones aduaneras.= Co-
mo es la interaccibn de esos factores la que determina el efecto fhal
sobre el bienestar, ese resultado s610 podrá conwerse con base cn un
análisis econdmico de proyectos individuales; o sea, que según Viner
no es posible, en términos generales y en abstracto, emitir un juicio
bien sustentado sobre el impacto que tendr4 la unidn aduanera en el
bienestar. En lo que sigue se hará referencia sólo a algunos de los fac-
tores por su relevancia para Amdrica Latina:
a) El tarnatlo del drea econdmica de la unitín aduanera y su poten-
cialidad de divisidn del trabajo. El criterio para determinar el tamafio
del Area ha sido objeto de discusidn, pero una medida comiinmente
aceptada es d valor de la produccidn (el producto nacional bruto), cri-
terio propuesto por AUyn Y ~ u n gPara . ~ Viner y otros autores (Mea-
de y Tinbergen entre ellos}, cuanto mayor sea el área econdmica de la
unión aduanera mayor sera el potencial de divisidn del trabajo y m e
nor la posibilidad de una desviacidn del comercio. Se supone, por otra
parte, que la extensi611 del área de la unibn aduanera no dar&lugar
a que ingresen a ésta países que tienen una atructura econdmica total-
mente diferente de la que a caracteristica de Ios demás.28
Dos factores pueden limitar la magnitud de la unidn aduanera: 10s
costos de transporte, antes mencionados, y la diversificacidn de los gus-
I
tos: a una mayor diversificacidn de estos correspondería un menor ta-
I
maílo del mercado de la uni6n aduanera.
I
En e1 caso de Amdrica Latina este postulado es muy discutible. Da- I
da la gran diversidad de niveles de desarrollo, la expansi611 del área
26 Vinw. op-cit.. p. 99.
27 AUyn Young. "Increasing Returns and Economic Progrtss", Ecanomic Jour-
nal, diciembre de 1928, p. 533.
28 Vtase B. Balaasa. op. cit., p. 39, nota 38.
económica no tiene los efectos positivm de la produccidn y de la divi-
sión del trabajo que tdricamente se espera; por el contrario, se puede
dar origen a nuevas desiguddades y. a la concentraci&nde la proáuc-
ci6n y dei ingreso en uno de bs polos de la unidn, sin que por ello se
elimine la desviacidn del comercio, en caso de que la hubiera. Por d
contrario, si en virtud de la concentracidn de la oferta en uno de los
polos los precios se elevaran, la desviacibo del comercio seria mayor,
y no menor corno se supone.
Por otra parte, como d mercado efectiva ie5tá constituido por la
ca- de compra de un reducido segmento de la pobIaci&n,las em-
presas transnadwaks favorecen el comercio de productps diferencia-
dos y no una división del trabajo que knga como resultado la especia-
liza&~~ de la prduceidn.
Darlas, finamente, i a áiferen~dotaciones de ínfraatmctura, los
enorma okt4culos darurda, b profundas segnmtaciona hitas de
muchos paka lathmnedc~~ios y otras factores más, ia magnitud de
la unidn adumera en América Latina tiene resultados muy diferentes
de los esperados por Viner. La mejor justificacidn de lo que se dice
es la Amciaci6n Latinoarnekma de Libre Comercio (w), hoy día
A m k i d n Latino~mmianade Integracidn (ALADI), de cuya caber-
tura~~ sólo 6excluida Ceatroaméricay los paises del Caribe.
b) El nivel de IQS a~mceIesa kt import~l~~~du untes y &spu& & la
unidn gdumma, A juicio de Yiner, la probabilidad de que la rinihn
aduanera fum5011een d u d h de1Iibre cumercio (y, por tanto, incre-
mente el bienestar), a mayor si 10s armaeles de bta son m& bajos
que los *€es con anterioridad a eUa.
El argumento anterior a,por lo general, inaplicable a América La-
tina. Antes de la unión aduanera hay muchas materias primas y bienes
de @tal que no se producen en el área y, ea consecuencia, su impor-
taci6n esti gravada. Al estableame la unión aduanera es posible
iniciar la producción de &unos de esos bienes, poi. lo que generalmente
se jmponcn, al menos par un periodo, arance1es más altos que los vi-
gentes antes de Ia unidn aduanera. Ciertamente, la orientación prefe-
rente debe ser la reducción de1 nivel de protecciBn, a fin de elevar la
eficiencia de 4 s industrias estableQdas, pero es muy probable que en
muchos casos esa reducci6n no sitire los aranceles por debajo del nivel
que tedan antes de la unibn. EtIo es así, p u s de igual manera que en
d pasado lo hicieron los paises hoy día industrializados,Amkrica Lati-
na necesita amparar con aranceles mi despegue industriai. Sera cuando
se alcance cierto grado de madurez cuando se pueda pensar en reducir
la protdbn, y en este caso no hay que ceder ante los i n m m d o s .
c) C o r n p i e m n r u M y rivaitdad. h e es uno de los aspectos &
controvdb1eg de la argumentiici6n de Viner. A mjaido, "una unión
aduanera ten&& más posibiiidade de funcionar en d i 6 n del libre
.
comercio C. . ) mientras mayor sea Ia cumqmndencia en clase de los
productos de las industrias de custos altos entre hs diversas parta de
.
la uni6n aduanera protegidas por aranceles (. .) es decir, mientras me-
nor sea el grado de compImentariedad (o m w r el grado de rivali-
dad) de bs pafses miembros respecto de las industrias pmh@das anta
de la uni6n ad~anera".~
Lipsey dice que "se ha malinterpretado con frecuencia" el m-
mento de Vhcr, atribuyéndole haber afirmado que ias econodas de-
ben ser competitivas y no complementadas, A juicio de ti-, Io que
se quiere decir simplemente es que la probabilidad de generar gaaan-
cias es tanto m á s grande cuanto mayor sea la coincidenciadel donjan-
to de bienes producidos bajo proteccidn aranoelaria en los miembros
de la unión.
La hip6tesis que subyace en el argumento de Vier y la variante
de Lipsey es la siguiente: si los bienes coinciden en un alto grado, el
país m& eficiente capturad todo el mercado y se o p h h r i ia asigna-
cibn de recursos por exclusi6n de las indwtrh menos efidenta. Si,
por el contrado, los bienes son distintos, la industria protegida de un
país dominara asimismo el mercado, y probablementela asi&611 de
recursos sera menos eficiente.
La hipbtesis indicada es insubsistente, pues implica (como se hizo
ver en el ejemplo de Lipsey sobre sustitucidn de bimts en Ias uniona
aduaneras) que al dominar el mercado deI producto X uno de los miem-
bros de la unión, eI otro miembro pasar6 oi producir el bien Y empleando
la misma cantidad de insumos que antes ufiihba pwa producir X. No
cabe extenderse sobre esto. En -as anteriores ya se hizo referencia
a J. R. Melvin, según el cual la posicidn de equilibrio en el comercio
la determinan las condiciones de la demanda, y en caso de que la apa-
cidad de ofmta de un país sea limitada se devarh los precios por efec-
to de la nueva demanda al constituirse la mi611d w e r a . No hay, pues,
automaticidad ninguna en e1 predominio de un pais en el m e d u ai
establecerse la unidn. Esto es, precisamente, lo que se comprueba en
los hechos.
Msk~wery Mortonm dieron un nuevo giro a h amaidn. Definie-
ron la rivaüdad y k CQrn-vidad en términos de costos, siendo com-
-as iasque tuvierancostos shüares y cornplcmentaks Ias de cm-
tos diferentes. De ello sacaron fa coaclusi6n & que la probaddidad de
generar ganancias de bienestar eran mayores entre eoonomiris compIe
mcntarias (o sea, lo inverso del argumento de Vincr).
Para la htegmih de los en d d o ios pbteamientos
anteriom (de Viner, Lipsey, Makower y Morton) son irrelevantes, en
mayor o menor grato. Lo que cucnía para los países en ~ Q U esO
el valor de uso de los bienes, su tmpIeo en la econoda. En h medida
en que hs bienes son aompkmentatios (por ejemplo, materias primas
y biews finale que se producen con ellas), k unión aduanera d-
condicha para una diciente di* del trabajo mtre los paises miem-
bms, y Ios vimulos d l e c i d o s medirinte esa t s p e c i ~ d interin-
n
dwtrid serán m8s dii&s,como será más eficiente la a&&bn de
recursm.
No se quiere decir con lo anterior que la rivalidad mtre bienes (la
producción de bienes simikm en los distinta miembros de la unión
aduanera) carezcade h j m t a d a . Lw compcterrciaen el mercado pue-
de favorecer i1w comimidm en i&mims de pm*oso de calidades.
No puede de- IP mismo de h f m t e compeocncia de productos
tipifmdos, que por lo general conlleva un dmprdicio de recum es-
caso$,en Isi medida que la producción de &&os productos i m p b ia-
versiones Innewwhmmte dupiidas.
Enla~ocumamaiu&qraed~de~launi&n
aduanera hay industria protegidas de bienes similares, m genera unti
gran r&&a a amitituir aquéb, pues cada quien preserva el mer-
d o interno para !m propia industria.
Pude wgmmtarse que este pm&r a irraciona4 pero d se acep
tara que lo es, pirobabimate se e h h a d a la resistencia S610 en el a-
so & que el mercado de la union duanera fuera & magnitud adema-
da para d d i r Ia competencia de todas Jas industrias que rivalizan
en su produccido. El argumento, en cmsemc11cia,puede ser aceptable
si e( tanmilo de Isi u& aduanera (un segundo factor de los beneficias
& b unihn) wmm para h w r posible la participi611de las tmpre-
m+rivales.
Deac~~nDowns,lm~ospoü~enunadm
compiten entre sí por el famr del electordo a h de gauar o de con-
swm el poder, a cuyo efecto a p b n poiítia de asignación de los re-
cursos de la mnomia entre e1 consumo privado y el comumo pirbiico
I
en forma tal que se equipare la satisfddn que reciben los t k t o r c d s
p w ~ d e g a s t o e n a r n h u a o s (. E i t ~ c o n s u m o ~ y e e n
contexto tanto k hvasidn como d c~mumopmphmentc dicho.)
Acepta& h ida m o r , J o h a p h t d k hi- de k 6
teada de una prefemch mWva por h producción MmtrM, de
d a con h cual el electorado &aria dispmto a que el gobierno
ddneereicursúspara aumentar la producción y el empleo indwtrbk
m8s de Io que &os pddau aumentar en un &tema de libre compe-
tencia intema&md. La producción i n d W pasa a scr e n t o m un
''bien de consumo c o h i v o " (un bien púbb], pudiéndose &hr
tai preferencia en s e n h h t o s nacionalistasfrente a otros &es o en
i a s d e m ~ d e l o s g n t p o s d e p ~ ydetmbajado- u . ~
res. o en otras motivaci~nes.
iosremmm m d h d o s W a la actividadMusW toman la for-
ma de subsidios dhcms, de exoneracianes&f o de arandes (que
cons~enunsu~~indireeto).Lo&frecuenteesqueseempb
ios aranceles; h &n para d o la eñpone J o W n w n suma Iucidez
en bsiguhtestérminos: ".. .los politicos ylos ~ ~ q u c c x -
piotan la preferencia por k produaci6n industrial no desean que se
no- fsciImab ms wm Jtematiws de oportunidad (IiQemBs de
gue) loi dereacia por Iri prduccidn industrial incluye la espcifica-
ddn de que k industria dd debe parecer -paz de comptir can
Ias importaciones sin apoyo explitito del
J o h n desanda una t e o h del proteccionismo y de la negocia-
&n m n c e h h , y sus mnciusianes las utiliza enseguida para discutir
una teorda de la fo&&n de las uniones duamas. R d t a claro,
a k luz & sus argumentos, que las anioncs se forman con proMt0s
de proteoeión, en v a de constituir mownientos en direccibn a1 libre
W ~ O Lo. q ~ e e busc#t pr~ttger, el SUPWO afld~ p ~ Joh-
r
son, es k preferencia por la pmducci611industrial. En coasecuencia,
la cwsti6n verdaderamente relevante es "la qacidad de una unión
aduanera para aumentar la pxoduccidn industrial del pais y Ia eficien-
cia de su producci6n industrial, más bien que cn su capacidad para sa-
-
cuerpo teórico comparable para el caso de 1m paises en daamIlo.
A juicio de Cooper y hhmll la teoria tradicional dc ias d o n a
aduaneras plantea un aema que no había sido objeto de oonsidtra-
ci6n por los prinupaies exponeates de csa teorla. Sqyh la teoría o r b
doxa la d b n aduanera es "buena" cuando incrcmnh el bgrm me-
diante Ia 4 6 1 1de comercio (es de&, mediante un mwimiento
el iibre comercio); y es "mala" si hay dmiación de comercio (o sea,
lbid., p. 21.
l9 ibid., p. 21.
sarrolhdosesperf~epibiea~kteorfa~delcomemio
internacional.
Una segunda o b j d n cabría hacer a L k k en lugar de hacer u b
traocidn de "las diferencias extremas en el nivel de desardo entre ios
países w b d ~ l h d o s " a, que se hizo referencia anteriormente, de-
ben tomarse muy en cuenta-esas diferencias, aunque no sean extremas,
y en tal casa nuevamente hay que recomendar las excqxiones al libre
mmercio y ia adopcibn de politicas que pueden estar en abierto m-
traste con la teoria ciásica, no s61o del comercio smo, en -, con
el punto de vista que tiene el l i M s m o económico del funcionamien-
to de la mnomia.
Lo que parece inobjetable, e introduce un concepto interesante,
es el enfoque dinamioo de las uniones aduaneras (que contrasta con
el enfaque ~táticode la teoria tradiciod), según el 4 el incremen-
to de la capacidad productiva mediante m usa racional de Iss divisas
I da lugar a una "desvhci6n eficiente de comercio", criterio que sitúa
la cuestidn de las uniones aduaneras en el w d n mismo del desamo-
iio wondmico.
ALGUNOS ANTECEDEME3
ETAPASY CONCEPTOS
Balassa apunta que en la literatura económica occidental es frecuente
diferenciar varias etapas de la integración, las cuaks son, de la inferior
a la superior, las siguientes: la iniegracidn comercial, en Ia que se libe-
ra de restricciones el movimiento de mercancías; la integracidn defac-
tores, en la cual se libera el movimiento de éstos; la iniegmcidn depo-
lific-as (policy integration) en la cual se logra la armonización de Ias
políticas econbmicas nacionales; y la integración lotal, que implica la
unificación completa de tales politi~as.~
La diferenciacibn de Ias etapas la hizo suya Balassa d elaborar su
difundida clasificación de las formas de integración econbmica que re-
presentan grados variables de integracidn: tanto la zona de libre co-
mercio,en la que se eIiminan los aranceles y las restricciones cuantita-
tivas al intercambio de mercancias entre los paises participantes, como
la unidn aduanera, en la que además se levanta una barrera arancela-
ria común frente a terceros países, son formas que corresponden a la
"integraci6n comercial". Un grado más alto de integración es el mer-
cado comu'n, cuyo nuevo elemento es la libre movilidad de factores de
la producción, y corresponde a la llamada "integración de factores".
La unión econdmica, tal como la define Balassa, corresponde a la "in-
tegración de poiiticas", pues, a su juicio, cuando se alcanza este grado
de avance los paises contratantes armonizan sus políticas económicas
A s f , ~ , ~ ~ h f n ~ ~ ~ u n ~ q a
ne un objetivo como d d m o : a m o estado de caes h inte-
g r d & a zona de libre e, urkib &mera, ecc., y ecrmo pro-
m m t mhgmdbn m el em&unEo & ,medidasque Mar4 f+entt
~ ~ ~ d e ~ f ~ .
Par &rtao, de h defhkibn de Ehhsa es su primer elemento (ia
integr&nwmirprae&~loqaedebe~;aeadf~drs
s ~ ~ i n a i ~ ~ o ~ , I a i x i ~ a d h i m ~ h
cibe (sucesiva a tsim-3 de medidas que timen un profito defi-
n i d o y r e q u i ~ t o d a s ~ d e u a p e r i o d o p a r a m a d ~o
~ amr ,, ban
origen a un proceso. El prducto de &te (el estado de cosas resultante)
no pu&e dar lugar a una definicidn alternativa de la integración, sino
es materia de interés en estudios sobre h morfología de Iii misma (m
bre Ias formas y grados de integraudn en los que culmina e1 prcmm).
Dos ENFO~UESE U R ~ R I C O S
-
cidn es a,jmIe p r M l%&s9, los males timen una iqjergnciamuy
hs a-ommfagm&haa. praPunch cambios ~ t m c t u d e sque
devanIii pmdu&iUsocif trabajo y, Admente,:se trata de un
pr- que.puede.teper 1~ sdqmen@entre paisw peaeseciente8 a
u x l S@@, pug a~diferewiadeotr~ip
~ ~
de ~ n . ~ ~la iategqci6n
~ es w~ pro- c d
m e n t e a Ia mUth y,a@ relaciones entre cbes p
cida
-
La intqgmih no es un instrumento de desarrollo como suele decir-
=, sino a mucho más que eso: es una modalidad especifm & desa-
rrollo; una manera espedfia de desarrollarse que eligen determi-
**
Los instrumentos de la poiítica aconbmica son solamente medios
que nos permiten obtener multados espcifiw en campos bien
& b i t d o s (...).
La integracibn econbmica, por el contrario, es una manera de es-
tablecer interdepeadenciasentre países, entre sectom eclonbmieog
y dentro de los propios sectores,a resultas de lo cuJ se logran ta-
sas más altas de crecimiento, y, en el mejor de ks casos, un autén-
tico dtsarrolio de los paises que se integran.I2
ude-dcllifc8rsa6napq"rn.mcda~wentede
h\fmgsremumaa Im-,adwi&b Ipr los &dosm Una
vez Minida k & q p í % p m ~ ; & w w h en @ forma
saber
w m ~$@&a$~:&calkmala
+...,. mestiúndelobs'wXhs
--.
a W : : @p&%- ! we w w CQma- e
am<wa!wn* ,w
c w 0ampk y o s pt
-
blece una forma de integracidn internacional existir4 siempre una ten-
dencia inmanente a avanzar hacia una forma superior de
inregra~ibn".~ En otras pdabras, "precisamente por ser la integra-
" ALfrtdo Guara-Borges. - ;
-: mtrowsia mbrepüiícm&
110, Occesional papers seria niim. 22, Latin Amffican and Caribbmn Ceatcr, Florida
I n t c r n s t i d U n i d t y , 1987, p. 34.
o
1. C o k , G. Ramthal, op. dt,. .?+:-, .
.. ,
H.atamura, op. cit., p. 3.
u&n una moddidad de dexm01Io es que, a partir de cierto momento,
tiende a desbordar su esquema
El que realmente se pueda &bordar el q u e m a vigente es algo
que depeade de diversas circunmnck. En algunos casos, si ese des-
bordamiento no se p d u c e , el esquema de integracidn pude entrar
en c,- los w r e g del proceso pueden comenzar a bu- otras alter-
nativas, c o m p l e m c n ~en el mejor de los casos, o impregnadas de
acqticisnm y rechaza en el peor. Sin embargo, la pmencia de la cri-
sis m no M a b i c ; Ea tendencia ai desbordamiento puede ser débil,
bien sea porque se time conciencia de los impedimentos para una ma-
yor maduración del pr-, o bien porque éste. se complementa con
otras formas de desempeAo de la ecunomia, como m a ser el coiso
& una zona de libre oornercio ea paises que tienen además una econo-
mia exportadora muy bien consolidada.
La mejor opciba ser8 una adecuada combinacibn de flexibilidad
(que se concreta en proyectos) y una defdcidn clara de los objetivos
(que w teexpresa en k estrategia de integ~acibn).Dentro de esta estrate-
gia habrá de -se ias áreas donde haya mayor consenso, a fin de
no someter a los p a k a manes h e c e d a s .
"Indudablemente se tiene que conm con programas de accibn y
fijarse metas y plazos, pero es de fundmentd importancia evitar la
rigidez que ha sido caracterfsticade todos los esquemas de integracidn
hasta d presente. Si los programas expresanla concmencia de intere-
sedc fw Estados signatarios, la fijación de metas y de plazos m ser4
m& que la expresibn operativa de dichos programa^".^^
'Junta CMp.Acumb
1#9,a.l..s.f., 43.
de Cmagcna. Evabcidn dei pmceso de I~Iegi.&bR~1969-
gracibn compite con tendencias histdricas de fa economía, ~~-
mente con las del sector externo. Mientras que la integracidn induce
cambios que requieren periodos más o menos prolongados de madura-
cidn para Negar a ser detembanks, las economias latinoamaiw,
sobre todo las del Caribe, dependen del ingreso de.recursas -0-
d e s (por la via de la exprtacihn al mercado mmiiai, Ia inversión
extranjeray el crédito externo), De ahi que en liis ~ t m c i o pd- n ~
blicas las prioridades estén definidas de antemano. La in-n no
tiene mayoria de edad: es todavía un familiar aon estahrs dqmdknte.
En este ambiente institucional la progr&bn regional tierPe d&-
biiw asideros, dado que en ella d papd del Estado es centrd. Es a &e
al que se confla "una interferencia deliberada de 1% fuerzas d d mcr-
.
cado para conseguir los objetivos de la integración. .'; "Buena parte
de la inversibn Ia tendrá que hacer y promover directamente el BU-
do. :. por taia razona no parecen atar dadas las condiciones m-
ra que la programacibn regional involum ramas completas de w%o-
res econbmioos seleccionados, 10 que no excluye (ya lo dijimos) que
puedan haber inversiones regionalmtnte convenidas cuando para td
efecto concurran Ios intereses prlbiicos, Ios privados, o ambos a la vez.
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hemate Y swca angwtiomde d r &A s u ~ i i ob ,que aít
~ o -
cuencia ha llevado a los promotores de la htegracibn si suscribir
convenios cuyos objetivos exmien la capacidad de los paim paca d-
cmzar1os. La propia oondicidn de subdesarro110 tiene como caractc-
ristiea el que se desconozca esa capacidad.
Acertar desde un principio probablemente sea una pretensidn in-
fructuosa. Por tanto, hay que admitir como practicamente inevitabIes
las errores iniciales de perspectiva, pero una vez en marcha los p r m s
sas el desafío estriba en saber rectificar ante Ias evidencias. "Cuando
es tan reiterado e1 contraste entre lo que estipulan las normas juridicas
.
y In realidad de los hechos (. .)b y que aceptar que no ezr la realidad
la que está en falta, sino que son las disposiciones fa que careow de
realismo.
:.c., ': -L : , . -h / I l V 4,-. . iF
. m T . 1- L . ,.I .,u,i Iiii .
N
m Carhs G d Manfriez. "ta crisis del m&o htegmdw", en I n t m La-
r i n m m d n a , núm. 8, k m Aires, 1976, p. 7.
versa de entornos en que se originan y se degenvuelven 10s proasos
de integmcidn.
Uno de esos entomos es la configuración hist6ria que tienen las
dadones e~on6rniasinternacionales de América Latinri y el W b e .
Tal confr$uraci&n6onstisuye una de suti m& serías restricciones, pues
las economías M m a m e r i m han -o Wri-ente orientadas
hacia el mercado m u n a y no bada los mcrcad~~ íatinmmerimios.
A eaa f o m de b c i d n en la economía inEerrmaciomd corresponden
detamhdas e$tru- econbmias y sociala sumamente resistentes
ai cambio. Si dio se tiene en cuenta podrA valorarse en su jugta dimen-
si&nel aporte histórica que ba hecho la integracidn a1generar muItiipii-
lionarios flujos comercides intr-os, apoyadas en una
industria de que se careda.
La gisis de los ochenta y las profundas transformaciones que vie-
nen ocurriendo en los paises industrial& han repfitnteadoh cuestidn
de qut hacer con el entorno internacional, asi como la de qu6 es lo que
a t e entorno hace de nuestros paises. La Rsp~Qta involum a los pro-
cesa de integmcidn.
ia integrad611puede mr favorecida o entorpecida por hechos fG-
m, como los accidentes geagrdfiaos o ias doltmonps &e recursos na-
turales, en cuyo casu la ~ c a c i 5 deln prbblema es sencilla y directzi.
La cordilIeFa de Im h d e s , por ejemplo, plantea probIema de grm
magnitud para integrar el espacio regional de tm pafges miembros de
la ALADI, de igmí maneta que la iaguIandad de Im p a h del Caribe
y su pracaria dotadhn de recur#s naturales.
Por el contrario, h expiidón de por qud la integradn avanza,
se estanca o retrooede es ham mente riri~aen variantes cuando
10 que at4 en juego son hechos d a ,es decir, "modos de actuar,
de y de sentir exteriores al individuo y que poseen un p d e r de
coercidn en virtud del d se impnen".8 Algo de csto cs lo que se
a d i a r & enseguida.
i
Iniciativas Industriala, creada por la CEPAL para evitar 1s duplica-
ciones innecesarias de inversionts en algunas actividades manufactu-
reras. no justificó las esperariaas cifradas en ella debido a "la poca dis-
posicidn del sector privado centroamericano a renunciar a intereses de
arto pk0**.I3
CatterbergI4 investigó las actitudes de Ias élites argentinas hacia la
c d 6 n de un merado com6n Iatinoamericano (tema que es modera-
damente diferente del abordado por Vitsos, quien se refiri6 a formas
específicas de la integracidn: hALALC y el Grupo Andino), Siguiendo
a Suzanne KelIer el investigador citado definid Ias estratkgicas 1
como aquellas cuyas acciones tienen un impacto social generalizado y
I
12 Aiicia Puyana. Iniegmdn m d m h entre mcio~ abigwb, Mbioo. Nueva
Imagen, 1983, pp. 258-259.
l3 Alberto Fuaitcs Mohr. La d b n de un mmw& m d n , Buenos Aires. Insti-
tuto p a la Iai& de América Latina, 1973, p. IM.
l4 Wgarda Catterbcrg. "Actitudes de las éfites argentinas hacia Ia ucacibn y el
desamoih dd mercado mmh Ia~nmmerhm",Rm&tu & la Integrd'dn, 17, Buenos
Aires, 1974.
sus conductas afectan a la mayoría de bs miembros de la miedad,
a diferencia de tas éites sementales que sblo repercuten sobre mntex-
tos especifico~.~~ De acuerda con lo anterior, en el caso argentino las
Bites wrrnegieas incluian a los militares, los dingcntes politicos, ¡m
dirigentes de empresas, los altos funcionarios de la dminismcidn pii-
blica y los lideres sindides.
Los que consideraban que no estaban dadas las condiciones o te-
nían una actitud desfavorabIe y muy desfavarabie constituían 474%
de las S4 personas entrevistadas. Solamente los altos f u i i c i o d pir-
~
bl iw.s y los líderes sindicales tmian una actitud favorabk y muy bvo-
rable hacia la c d b n del mercado comiin latinoamericano (la mitad
de los primeros y dos terceras partes de los segundos). No obstante lo
anterior, la pregunta sobre la posibilidad de que el, mercado común k-
neficiara a Argentina obtuvo un 60% de respuestas positivas, la gran
mayoria de las cuales correspondia a quienes considerabanque Argen-
tina era uno de los países m& desarrollados del área, de manera que
el mercado común rtbrida nuevas posibilidades de exportaEi6n.
Del 40% de entrevistadosque consideraron que el mercado mm6n
no seria ventajoso para Argentina, la mayorh ophb que ello swia asi
porque la integracidn beneficiaría a hs emprcsas ~~en per-
juicio de la industria local.
Lo que Catterberg no explica en su articulo, y a falta & una expli-
cacibn no parece l&gim,es &m0 siendo tan alta ia proparcidn de los
que no favorecian la creacidn del mercado común M n d c a n o e9
tambien mayoritaria la proporcidn de lus que pensaban que % m--
do oomiin sería benefi80so para Argentina.
En lo que toca a Ios industriales coIombianos, AlEcia ma p t a
--
pruebas de su oposición a que w constituyera e1 Grupo Andirmo. Ea
el periodo de negociacihn dei Acuerdo de CarZagearmla Asociación Na-
cional de Industrhies CoIombiaoos (ANDI) se mantuvo zi la -ti-
va. Así lo demuestra d análisis de 400 notas aparecidas entre enero de
1966 y marzo de 1%9 e n El Tiempo, el diario de mayor cimdaci6n.
De ese total una sofa, apmcida después de firmarse el Acuerdo, se re-
fería d a d o s o apero de la ANDI al convenio suscrito,
d programa comercial del mismo.
Entre mayo de 1%9 y diciembre de 19i5 El Tiempo publid 500
notas y artículos sobre el Grupo Andino, pero s610 en uno dc eilos Ia
-
Asimismo, para la captad611& reamos de inversión de la magai-
tud requerida y para la adqukcibn de d & m h d a s tecnologías, a im-
prescindible contar con una capacidad agregada de negociacibn que fa-
cilite el y reduzca el costo.
Finmente, aunque en los párrafos anteriores se d lejos de enu-
merar todos los aspectos a considerar en este tema, debe reiterarse que
una activa participacibn en e1 mercado mundial, a todas Iuces necesa-
ria, no puede ni debe relegar a un lugar secundmio el mercado regb
nal, pues éste constituye, en una alternativa autknticamente W o a -
mericana, la condicibn sin Ia cual no pmid tenerse una ubicacidn más
ventajosa en e1 concierto internacional. ni se garan* la satis-
f d 6 n & las demandas (físicas y epirituales) de las pobkciones de
América Latina y el Caribe.
Sobre el particular, en años recientes la CEPAL ha puntualhado lo
sigui-:
Asicomolamidad~mericanaydelCeirie~unrcqaisito~
el desmolla de una estrategia de rndenhción y dinamilacidn
del sistema prductivo, ea igualmente condición necesaria jma or-
gaaizar y ejercer una capacidad de negociacibn en d plano h e r -
nacional, que tenga credibüidad y eficacia. Esto supone que la in-
dustnabdbn, el dwroiio agrícola y, en general (el daamiio)
del sector productivo (incluyendo los servicios concomitantes). se
apoyen priontariamente en el mercado regional o subregional, m
gúa sea el caso. No es ésta una eleccibn dogm&ica. Corresponde
al convencimiento de que en las actudes cimmstadas de la eco-
nomia internacional, para la regi6n es esencial aprovechar las po-
tencialidades de los mercados internos coqjuntos, como una for-
ma de aumentar h autonomía nacional y regional. 0, lo que es
lo mismo, acrecmtar los grados de libertad p a elegir una estra-
te& de decmoUo qule permita un mayor dominio sobre los m-
sos y i a s ~ ~ ~ v a s y c a m b i a r d ~ ~ d m o
de su i d b n en la sonomía mundial."
aa~a .
Intqgr&ón mgiod: @on&, 198% pp. 12 y 14.
En ei caso dc ia ALALC los paim que iaichron ci proceso de integra-
ci&n(Argentina, B d ,Chile y Uruguay) tenían ya cierto nivel de de
m 1 1 0 y mkiones o o m d e s entre si. Habiu, por tanto, empraa-
dos con Wcsm bien definidas, no s614 en el piano del intercambio
wm& sino tambih dentro de su propio mercado nacional. Habia
&o que promover y algo que proteger.
En k Centroamérica de mediados de siglo lo que predominaba en
forma absoluta eran los i n t m agrarios, que nadsi tenían que ver con
un merciido cmtroameRwo sino con la exprtaci6nal mercado mun-
dial. Por su ineipiencia, la burgurnía industrial no generaba todavía
un proyecto propio de demrroito. A semejanza de lo que ocurrió en
otros p a h , eI empresario centroamericano -6 d amparo de ini-
ciativas del Estado.
ia sorprendente rapidez con que se pe~feccionbla zona de iibre
comercio en Centroamérica puede explicarse por la inexistencia de in-
temwi creados y no M rubn de 10s interaa h t e n t s . E1 empresaria-
do l o d se qmuüó junto mia zona de libre comercio, No hubo con-
t d i a i b n sino coincideda, Además, como todo estaba p r hacer, ¡a
i n v d b n extrajera pudo elegir opciones nuevas, por lo cual generd-
mente no b i d in- de empmmirn p establecidos. Hubo con-
vivencia, asidación s integracidn con c1 empresario l d .
Lo anterior a v a d o para el primer periodo de h integracibn; pe-
ro en un seguudo periodo cobró fuer%a k demanda de un trato pcefe-
remial para Hondurais y se establecieron r-iociona para las expor-
taciones de Guatada y El Salvador bacii el mercado de Nicaragua.
Al mismo tiempo, hubo cierta tendencia a invertir en hdustrhs simila-
m a ias ya atableuda en Ios pdm de mayor desarrollo rehtivo, En
p m e fue todo e t o irmi manera de preveair que se profundizaran los
demiveles de d ~ w r d o industrial y, en aigmm casos, um forma de
defenasa de las iuv&ma en los países que tenian desventajas rehti-
vas. Lg Otra parte de la cxpkacidn fue la politia que siguieron las
emprtsas transnacionale8, pero csts no -be d a a r l o aguJ.
Asi pues, en tanto que en In AJAK el conflicto de int- se pre-
mtó dade .un pñnGipio, en el MCCA se originó cuando el daamlio
iridwtrki m t i b la de intereses reiativamente fuertes
en cada país. El Tratado de Montevideo fue inadecuado desde su ori-
gen; el Tratado Generd lo fue s61s a partir de cierto momento, y en
este punto debió hsiberse hecho una cormcióa de h t r a y d a . Cuando
la realidad se modifica, espontáneamente o como resultado de a c c b
nes deliberadas, como murre al activar procaos de integracibn, 10s pd-
ses que paniciptui en Qtos deben redefinir los convenios, las poUticas
o los instrumentos, sq4n lo demande el caso.
El contraste de dos experiencias radicalmente distintas (la de Ia
ALALC y la del MCCA) sugiere detenerse un poco más en el análisis de
la cuestibn de la heterogeneidad, que en gran medida esta relacionada
con el tema de la magnitud del &ea que se integra, tema al cud se presta
mucha atencidn en la teoria de la unión aduanera.
Para algunos autores (Viser, Tinbergen y otros) cuanto mayor sea
el área de la uni6n aduanera tanto m& positivos serán los efectos de
la producción en tdmiinos de efkiencia mundial. A su juicio, "bs opor-
tunidades para redistribuir la produccihn se incrementan con la aren-
sión del &ea. Al mismo tiempo, se aduce que los incrementos sucesi-
vos en la magnitud de una uni6n d u c e la posibilidad de desviacidn
de comercio. En el caso extremo, UM uni6n que inciuyera al mundo
en su totalidad no conduuria a ninguna desviad611de cornerei~".~ En
otras palabras, cuanto mayor sea e1 área que se integra, mayores serh
tambidn las posibilidades de localizar la produccibn en los pises don-
de los costos sean m& reducidos.
Como muchas otras tesis de la teoria de Ias uniones aduaneras, lo
anterior tiene confirmacibn en Europa, pero no en América Latina.
La propuesta, lejana ya, de mear un Mercado Común Latinoamerica-
no le hubiera dado a éste la magnitud mayor que era posible dcanzar;
las posibilidades de optimimr el uso de los reamos y de I d i z a r la
producción donde fuera m& eficiente fueron rigurosamente fundamen-
tadas. Ello no obstante, aquella propuesta era irrealizable, pues el es-
quema forma1 estaba divorciado por compIeto de la redidad. La hete-
rogeneidad que conrribuyd a pardizar a la ALALC hubiera sido extrema,
y et choque con los intereses nacionales hubiera sido frontd.
En la obra de Viner y otros tratadistas "se ha supuesto implícita-
mente que agrandando el área no se introducen paises con una estruc-
tura totalmente diferente de la que caracteriza a los países participan-
tes en la uni6r1",~6hipótesis que tampoco es aplicable a Gmtrica
Latina.
En America Lwt ina cuanto mayor sea la magnitud de la unidn ma-
yor ser&b diferencia de las estructuras nacionales, y en raz6n de esa
b tn? d i f f kMkxico.
4s ñe!a Balassu. Teorb d@10 t h t a ~ ~ ~ , UTEHA, 1980, p. 39.
*6 Loc. cit.
diversidad estructural los compromisos que se asuman deberhn ser dis-
tintos. Si un conjunto de países es muy heterogéneo, los objetivos de-
berán ser m8s bien generales, de tal modo que los paises se comprome-
tan sblo a 19 que es posible conseguir por la totalidad de las partes.
El esquema de ia Asociacidn Latinoamericana de Integracibn, suceso-
ra de la -, es, obviamente, m& adecuado que el de ésta. Se ha
criticado a la ALADI que en la práctica estimula el bilaterdismo, pero
hay que admitir que los acuerdos de Jmce parcial, que pueden in-
cluir sólo dos o muy -S paises, corresponden con mayor exactitud
a Ias expchtivas de los pises. La rnultWmdida8regional & los c m -
promisos sb1o @rá al-se en eI iarw #-, sdvo aIgunas excep
ciontx, wmo puede ser el c w de ias prefmmdas arancelarias. La que
se ha 10- en ei curso de la primera d W de existencia de la ALA-
DI, sin embargo, ha sido pW-e ias~~cointe.
Si, por d contrario, el conjunto de paha es mhtjvmente homo-
géneo, los acuerdos pueden induir objetivas m& ambiciosas, con el
prop6sito de vincuiar en muy diversos p h w las monomias naciona-
les, cuando d o sea posible, con lo cual se potenciarían sus posibilida-
-
des de desarrollo. Tal pude ser el caso de los con- de integraci6n
que han suscrito Argentina y Bmil en los añ'ss ochenta; o el caso de
los paises centroamericanos. El Acueíilo de Carteigena presenta situa-
ciones m& wmplejas debido, en particalar, al contraste entre la
nomía de Bolivia y la de otros paises como Venezuela y Colombia.
Ei a s o m& compkjo es d de ia Caribbean Community. De acuerdo
con e1 principio general enunciado no d e k h pertenecer a este es-
quema los países & menor tamufko (geagrX1y econ&rnico),que den-
~0
tro de la C b m se agrupan en ia Organhcidn de Estados del Caribe
O n d . Sin embargo, fuera del esquema de Ia Caricom =os países
mecedan de Visibilidad eeonbmica, por lo que hay que etudiar por
separado dicha institwidn.
47 SIECA. w y pi~piresw
pura el -icnto y ia &mchtmcidn M
Mwcado C m J nC m i r w ~ mBuenos
. h. Intituto para la Int~@óu de AmC-
rim Latina. 1913.
fue una consecuencia de la polarizacidn política, sino "parecería más
aceptable adscribir las crisis J nacionalismo. Recordemos que cada pais
se integra buscando su mayor desarrollo, a tal punta que el crecimien-
to del conjunto nunca fue una prioridad nacional.""
Lo que se indica en el párrafo anterior es cierto sólo en parte; ni
fueron ~610unas personas las que vieron en el Mercado Común Cen-
troamericano un -dice de1 aparato productivo nacional, ni parece
ser el nacionalismo el argumento explicativn de la crisis de1Grupo An-
dino, aunque estuvo presente en más de un caso.
En primer lugar, hay que diferenciar clarmerite lo que es el inte-
rés nacional y 10 que generalmente se presenta como tal, que en no po-
cas d o n e s es solamente el interés de algunos segmentos de Ias élites
estratégicas. "Para que el concepto 'UiteriSs nacional' tenga validez po-
lítica, los intereses concretos tienen que ser tomados en cuenta y, por
tanto, formar parte iaitrinsa de1 a~uüisiis".~~
En segundo lugar, la cautela de los intereses de esos segmentos no
constituye d a m e n t e una expresión de nacionalismo. La decisidn
del gobierno peruano de apoyar la integracidn andina al tener conoci-
miento del haliazgo de hidrocarburos en Ecuador, país con el que se
tienen conflictos territoriales, es propiamente un acto nacionalista. No
10 es la resistencia de los empre88rios andinos a la armonización de las
politicas econdmicas en un plazo determinada Cprobablemte corto).
Vistas en su conjunto lag circunstancias de la integracidn andjna, esa
resistencia puede tener juetificacidn por todo un periodo.
Otro aspecto de la cuestibn es distinguir en cada caso cuando se
trata de un i n t d nacional real y cuando es &lo supuestamente nacio-
nal. EI caso extremo es el de las empresas transnacionales, que cuando
son afectados los intereses de las subsidiarias 1m defienden m nombre
del interés nacional, muchas veces con el apoyo de empresarios nacio-
naies, por identificacida ideo1dgica o de intereses c o m d e s . A me-
nudo lo que se presenta como interes nacional: por un gobierno es ex-
clusivamente el interh & iaversionistas privados, en cuyo caso dicha
actitud esti4 deminada por la pasicihn de @er de los sectores que
participan en h integración, a de una porción de éstos.
48 Ali& puya^. "Refiexio~msobre la integracición htinoamcrifana. Fuerza y de-
bilidad de1 rrcgionalisruo". Lstudios áei TM Mundo, vol. 3. niim. 4, Mtxim, Centro
de Estudios del Tercer Mundo. 1980, p. 72.
49 Helmut Janka, "La 'raciodkid' de ia in-n y la '' i.W ¿leLe tea-
lidad Abmas obsamicma m t d o W c d * ,Cwnemia Ert&, núm. 7. Mhim, 1977.
p. 759.
Cualquiera que sea la situacihn, en las numerosas variantes que
pueden presentarse, d interés nacional y el nltciondismo son formas
de expresión poiítica de los intereses e c o n 6 m i ~o de los intereses so-
cides y cdturaies de una colectividad; es d Estado el que los traduce
en las relaciones con otros paises. El interés nacional no es necesaria-
mente conflictivo. El nacionaIismo si lo es.
LA MATRIZ TEÓRICA DE LA INTEGRACI~N DE A M ~ R I C A
LATINA Y EL CARIBE
$uu-a en k wolucibn
La cmnomh mm#hl deaumtrrn~~tiede
h d ~ a b ~ e u r ~ y ~ m , b W ~ e i n ~
umoxnfrr.ccuno~ ~ a . g~~Odu&m.prkarigs.
d e La &S desen-
c a d ~ e i ~ I ~ p~emmtwI
~ o n 6 sistema de,relacjcmw atablp-
a -c ~ h ~ w ~ ~ ~ & ~ d ~ ~ w W & e
,de:~~~tituei&li
de W p bde b m m & wp
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- €4 mrna& mwim ~ ~ r n 2 1 R m c-do f ~
& , m ~ & a & . k ~ ~ p m c ipor
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, rn rMt&&Jacmfm-
d aa%el .moddo b u o d y se¿kbaMd hkr&exi ~a.&&h de un
4kim iiLt~rn0de m*-
coertaw UQ mkilo :wsfag
Be la ei que *d surpli-
1 r ~ w w
~ ~ . a t i m d ~ ~
~ t t l ~ 8 p w bm
huwliii b mceMad ckhdwtWwne y de la
t
labrasas,
un detidoro hi9tdrh de fa rd&nJac~W de htermnbia.
138
-
oscuras. El crecimiento logrado hasta 1955 había respondido a facto-
r= extraordinarios, entre ellos una elevada re&& de Ios terminos de
intercambio. Las p e r s w v a s del sector externo hadan pensar a la a-
PAL "que América Latina está entrando en una etapa en que el comer-
cio internacional en relacidn con su desarrollo económico, puede ejer-
cer una influencia que se parezca más a las registradas desde la crisis
de 1930 hasta Ia segunda guerra, que a las otras influencias e x p e b -
mdas después del conflicto b anterior planteaba una dis-
yuntiva: frenar el desmlio o dar paso a un intenso proceso de susti-
tucidn de importaciones.
Planteadas asf las cosa, la CEPAL veia sblo dos caminos para re-
solver el problema de la escasa de divisas: "uno seria el de una gran
expansión de exportaciom3bricia los p a h situados fuera del a, otro,
el de una expansiba del comercio intrahtinoamericano que se apoye
en un proceso acelerado de sustituci6n de imp~rtacionesprovenientes
do otras regiones, pero r e a h d a en un ámbito regiond y mediante un
intercambio más activo de 10s productos tradicionale~".~ "Estos dos
caminos no son incompatibles entre si.'y5 Para lo primero era indis-
pensable un cambio sustancid dc las políticas aomerciales de los paises
industriahuios, a fin de conseguir una apertura de sus mercados,con
frecumciai eriaados de mWMones, Para lo agundo era necesario cam-
biar las bases de sustentacihn del comercio hirdatinmericano.
Siguiendo esta beti de razummimto se Uegaba entonw a la idea
de1 mercado común Mn08meriano. A juicio de la CEPAL: "En rea-
Iidad, el mercado común responde al empefio de mar un nuevo m&
dulo para un intercambio ktinoamerianoadecuado a dw grandes exi-
gencias: la de la indust~iabci6ny la de atenuar Ia vulnerabilidad
exterior de estos p&es.''6
En relacibn con el desarroito industriai, el objeto del mercado co-
miin se definía muy daramente en 10s siguientes terminos: "Si bien se
reflexiona, el objeto fundamental del mercado común,a d e d de me-
jorar el intercambio tradicional de productos primarios, es asegurar
Ia industrialidn racional de los países latinoamericanos. Es esen-
cial para d o que la poütica de sustitucidn de importaciones no siga
cumplidndose dentro de compartimentosestancos, sino que las impor-
CEPAL.
r i a Latina", ni EI M e d . .
''La influencia dci Mercado Cmnh m d desarroiio -6mico
.. p. SI.
".
CEPAL. "La influencia del Mercado Común. . . op. d.,p. 56.
de Amb-
h.til.
6 A
, L. ..", op. cit., p. 4.
"~nfbrmc.
taciones que antes provedan del resto del mundo puedan adquirirse
en otros paises latinoamericanos a favor de un amplia esfuerzo de es-
pecializacidn y reciprocidad ind~strial."~
Junto a fa Iimitacidn impuesta por el lento Rtmo de crecimiento
de las exportaciones, la CEPAL sefialaba también h dtbil mpacidad de
hdrica Latina para absorber capital extraajero (inversiones directas
y crédito externo). Tal debilidad m,a su juicio, una consecuencia del
comportamiento de las exportaciones, pues al aumentar ia masa de re-
cursos externos se hmementaban también sus servicios financieros, 106
cuales entraban a competir con los requerimientos de divisas para h-
portar. Asigndndole una alta prioridad a la prducci6n de bienes de
capital, la CEPAL pensaba que el financiamiento externo debía d-
zarse hacia estas industrias.
9 0 a m a n i e o ~ . " E L ~ ~ ~ n o a m e r i c a n o : ~ ~ y t a r s
Udad", R t v W rbt Iir CEPAL. abril de 1979.
lo VCast -AL. ''Mocmt prdIminar dd Scmwia Ejecutivo de hComisión Eoo-
n h i a pnra k d r k L a h sobre lntegracibn y Raciprocidad Ecodméea en Centro-
amtrica" (WCN.l2/AC. 17B). 1952 (m~~'d0).
Por iiltimo, el concepto de reciprocidad debía concretarse en la dis-
tribucidn equilibrada de la nueva capacidad industrial entre los paises,
y en el otorgamiento del libre comercio a las actividades que se estable-
cieran conforme a un plan general de industrializacidn que compren-
deria a todos los paises que se integraran.
Cuando ya estaba en marcha el proceso de integracidn centroame-
ricano comenzb a tomar forma la idea de un mercado común latinoa-
mericano. Los tres conceptos arriba mencionados fueron reafirmados
una y otra vez en relacidn con este nuevo proyecto. La CEPAL opina-
ba que e¡ mercado común latinoamericano "~610podrá aIcanzarse por
etapas"," la primera de las cuales debia ser una zona de preferencias
comerciales (y no la creaci6n directa de una zona de libre comercio).
En cuanto al concepto de reciprocidad, se retuvo la idea de que
todos los países se beneficiaran de las nuevas oportunidades de indus-
trializacibn, pero adernh se propuso distinguir categorias de paises se-
gUn su nivel de desarrollo. La diferenciacidn tendria por objeto que
se concediera un tratamiento preferencial a Ios paises con mayor reza-
go econ&mico, y se postul6 un sistema de intercambio que impidiera
Ia acumulacidn de superhit en unos pocos paises. En este sentido se
pensaba que el funcionamiento armonioso del mercado común hacia
imperativo que las importaciones desde un pais latinoamericano se pa-
garan con exportaciones hacia ese mismo pais, y que ademk las im-
portaciones industriales tuvieran como contrapartida exportaciones in-
dustriales, y s610 en forma complementaria exportaciones primarias
cuando las primeras no fueran suficientes.
El mecanismo que se tenia en mente para el ajuste de los desequiIi-
brios en el intercambio era, en forma esquernhtica, el siguiente: los paises
con superdvit podrían aumentar su demanda de productos del pais de-
ficitario, para lo cual operananael mecanismo de los precios (una reduc-
ción de éstos aumentaria la demanda de los prductos del país con dd-
ficit). La reduccidnde precios podía conseguirse abatiendo los impuestos
de impomci6n en el pais superavitario o reduciendo las tarifas de trans-
porte o mediante otras medidas de efecto similar. Se pensaba tambitn
que otro medio para el ajuste seria que el país superavitario estimulara
Ias inversiones en el pais que registrara ddficit, a fin de acelerar su cre-
cimiento y con ello incrementar su capacidad de comercio.12
.", op. c k . p. 3.
.".op. cit., p. 72.
dt la Secretaria Ejacuriva..
1' CEPM.L41nfotlll~
'2 CEPAL. '*Lainfluencia del mercado..
Una concepcidn de tal manera equilibrada del mercado constituía,
obviamente, s61o una ooastnicciba tebrica, y era además una ingenua
ideaihcibn de la &dad, pues impiicaba la existencia de una econo-
mía en Ia que sus actores no tuvieran intereses sociales y políticos dis-
crepantes que pudieran distorsionar la estricta racionalidad que se asig-
naba a su comporiamiento. Eran, en suma, propuestas que se hacian
a una sociedad que no existía en América Latina. Por tal razbn, fue-
ron los intereses de las smiedades reairnente existentes los que impri-
mieron al prmso de integracidn su curso definitivo.
l5 Citado por Gmrdo Bueno. ''La zona de libre comercio y el problema de los
pagos", C o m ~ ~ai rod o r , aiim. 2, Mtxico, 1960, p. 80.
l b Antttony Bryan. "The CAPIWM and Latin American Integralion Exprhces:
Observations on Theoreticd Onging, and Cornpararive P ~ ~ ~ ~ ~ I I w uen
x ' Ten
' , Y- of
C B ~ ~ CWashington.
CI~, D.C., Interamerican kvelopmcnt Bank, 1984. p. 73.
l7 Arthur Lewis. "Thc industrialization of tbt British West Indies", C a r i h n
Emttomic Review. vol. 2, mayo de 1950.
nocida tesis sobre la existencia de una "oferta iIiMtada de mana de
obra" en las economias subdesarrolladas, k w i s propuso combirtarIa
con capital y tecnología del exterior para conseguir una industrializa-
cidn que inffementara el empleo, elevara el ingreso y el ahorra y faciii-
tara la transferencia de d e s t m gerenciales a las saciedades caribe-
Ilas. A taI efecto debia atraerse capitales extranjeros mediante generosos
incentivos y apoyarse en una unión aduanera para contar con un mer-
cado mayor que el de cada pafs en lo individual.
Con este acervo idrico varios p a h intentaron emular la expe-
riencia de Puerto Rico y pusieron en pr8ctica una estratea de sustitu-
ci6n de importaciones. Pero todavía sin plantearse la integración re-
gional, Wuso en el breve periodo de existencia de k Federacibn de
las Indias Occidentales (1958-1962).
- Con posterioridad a la disolucibn de la Federación, entre 1%2 y
1968 se realizaron reguiarmente reuniones de los jefes de gobierno de
los Hscados del Carik, se sentaron las bases de la integracihn regional
madianteel acuerdo que cre6 Ia Caribbean Free Trade Associalion (a-
'' . rifta), en atado operacional hasta 1968, y se cred en 1%7 el Eagt Ca-
r i b k Common Market corno un grupo subregional. "La inspiracibn
de atas iniciativas provino de Ios gobiernos más bien que de los circu-
los académicos y estuvieron centradas todavía en 1s necesidad de Ia in-
dustridimci6n ('por invitad&nY) para hacer frente a los problemas del
desarrollo, principaimmte el del desempleo."la
No obstante lo anterior, que pareciera sugerir que las decisiones
tomadas tuvicron una motivacidn m& bien pragmfitica, atA d haho
de que m el mismo puiodo (1962- 1%8) tuvo lugar un constructivo de-
I, bate entre los economistas, en el que participaron principdmcnte la
I Universidad de Ias Indias Occidentales y el Grupo Nuevo Mundo. Ade-
más, los gobiernos encargaron a economistasde la Universidad la m-
üzacidn de estudios para elaborar sus politicas econbmicas.
Damados economistas dei Grupo Nuevo Mundo, como Best, Gir-
van, Jeffcrson y Beckford pusieron dc manifiato que la "industtiali-
zacidn por incnitavos" (iwentive industriu1iaation
.* como fue denomi-
nada la atmtegia de M), o "industdmx'da por invitación", como
fue &da también, no ha& producido los resultados esperados si-
-
no todo io contrario. Lus inmsbrtes extranjerasatmídas fucrw capital-
intensivas y, por tanto, generaron poco empleo. La transferencia de
f!q tecnología y de destrezas gerenciales fue muy reducida, pues lar inver-
li-- - -- --
siones crearon pocos vínculos con el resto de la econoda, sobre todo
las inversiones en eI sector minero. En conciusi6n: "los W o s 660116
micos del coIoniaiismo fueron reforzridos por el m d o de dwarroilo
seguido durante la decada de 1950 y 1960 que estaba basado m una
poiítica de industriaiizacidn con capides dei exteri~r".~g
Tambidn en el periodo indicado se constituyeron como Estados Ui-
dependientes varios p&ísesdel Caribe, y el contraste entre hdcpmden-
cia politia y dependencia econ6mica centrd el debate, como iiños m-
ies en A n é h Latina, en el probiema de Ia .- Para reduclria
y atacar asimismo e1 problema del pequeño tamaño de ias econodas
caríbeíkw,se fundamentd Ia necesidad de Ia integmci6n regional como
el medio más adecuado para conseguir ambos objetivos.
Deaque.ilos&íioscabed&aaralgunasdeiasm&imporhm&scon-
tribuciones. Una de eIias es la de William para quien la in-
tegiacidn regionaI era una cuntibn dtJ para ampiiar el tamaño del
mercado, lograr economías de esdn y, ea, particular, para exportar
productos industriaifs a l m d o mundial, todo lo cual haria posible
el desanolio econbmico d d Caribe.
Por su parte, Havelock Brewster y C.Y. Thomasal argumentaron
que Ia c&dn de una zona de libre comercio no era el camino apm-
p i d o para hacer frente a los problemas del daarrollo. En vez de ello
se pronunciaron por una tOtegraci6n de los principies sectores pro-
ductivos de la regibn, a fm de u t i b en forma conjunta los m r s m
del Caribe. Este nuevo enfoque induia la c o o ~ d ynk programa-
ci6n en el uso de los reamos, con Io cual los gobiernos podrían hacer
frente J poder de ias empresas mmmionalcs m d área de k explota-
cidn de los recursos muraies.
Noman Girvan apunta que cn este periodo la m e n d a en Amé-
r i a Latina desempeii6 un ppei muy importsrnte en el desarrollo dei
pensamiento caribdo sobre la integracibn." Por aquellos dios fue
tambien motivo de una activa labor teórica la bhqueda de las causas
' 9 h m i s Ben. L'TbeCaribbn Community:'tbe ioiaoal ,-E fbe Geo-
g r a p f y Econontic and Politicel Legw", en Ten m d Clrr6nim.. .. . p. 31. ..
WWam Demás. Thc Eroriomlc M Dcvrdopmmi k W l Corrniries d t h Spb
civil R m io /he Caribbssn, Montnal, McGiU Uniwsity m,1%5.
2fHa- B m a m y Ciiw Y. -as. 7 h Dytmmk of-t Ind*n &omtnic
~ntegru~b, ~iw Institute of Social and E m a m i c RcscaPch, University o l W m
Indies, 1%7.
Y Giman. 'm of Dqxndmcy h o m b la rhe Carib-
bean and Latin Amtrim Renew and Comparim", SacialundErorsomic Si&& vol.
22. n h . 1, 1973, p. 6.
del subdesarrolloy el a d i k b dei funcionamiento de ias economias del
Caribe. "Esta corriente Matiz6 el papel de las instituciones domesti-
as y de las rekiones exteriores en h explicacidn de los procesos del
desarro110 econbmico en esta regidn del mundo. El d i & fue infiui-
do directamente por la -u& atmcturalista latinoamericana. . .
Lloyd Best enfocó el problema del cambio estructural de la econti-
mia desde el gngulo de la naturaleza & las instituciones. Aprtb mugu-
-tos en favor de la intqracidn, pero destamndo ante todo factores
como el desarrollo de una temologia nativa, el replanteamiento de los
objetivos en las relaciones wn e1 resto del mundo y la necesidad de
despiara hacia la regi6n el manejo de la economia y de la políti~a.~
"El trabajo empírica que se realiz6 en esta tinea de pensamiento fue,
una vez más, infiuido por los antecesores latinoamericanos ( a s o Fur-
tado, Raúl Prebisch y otros}, asi como por el trabajo de Dudley Serrs
sobre Améria Wna."25
lbid., pp. m 2 8 0 .
Ibíd., p. 27 1.
IbPd., p. 274.
partir de aquellos a o s inauguraron para ia Comunidad una fase de
estancamiento y Mictivídad.
Lo anterior es ~61.0un aspecto del asunto. Para los países de me-
nor desarroiio relativo ia situacibn fue siempre rotdmente diferente.
Desde los tiempos dc Ia Caribbean Free Trade Association estos ~ ' s e s
babian demandado una profundizaci6n del pmm, pues el libre co-
mercio nq les aportaba beneficios signifhtivos. Sin embargo, sus de-
mandas nunca fueran atendidas y sdlo sutieron efectos practicas cuan-
do coincidieron con el interés de los países dwrollados en crear Ia
Comunidad. Para entonces esta temporal convergencia de prop6sitos
favorccib que en d Tratado de Chaguarmas se incluyeran disposicio-
nes en favor de los paises de menor desarrollo, aunque más tarde en
la prActica Ias medidas que se han tomado han sido "sdlo aqueih que
eran compatibles, o por 10 menas nio eran incompatibles, con la posi-
cidn de Ios paks m& d~arrollados".'O
En cuanto al consenso ideolbgh inicial se mantuvo s61o hasta que
lo quebrantó la crisis econdraica internacional de mediados de los se-
tenta. La crisis pravoch una gran dis~ersihde criterios sobre las vias
para supeda, y se dio entonces oficial monacimiento al concepto
de "pluralismo ideoldgico", que inciuye desde una arraigada adhesidn
al principio del la--faire, que echb raíces desde el periodo de domi-
n&dn colonial brithica, hasta diferente variedades de intervendo-
nimo estatal.
to, los *
comercio. El aphmiento no modificó en nada la situación; por tan-
decidierw abandonar definitivamente los compromisos
que habian asumido, y a tal efecto suscribieron el Tratado de Monte-
video de 1980, que no establece plazos para la desgravaci6n del comer-
cio intrazonal. , n'ty ipt?lai .di uiw
. De la Lista mmÚn sólo se negoci6 d primer'tratno,cbmpPndiente
aJ primer W o de v & d a del Tratado de Montevideo, pro el acuerdo
a que se llegó nunca entr6 en vigor. Tan decepcionante resultado se
debió, en gran m e , a las diferencias de productividad agricola entre
ios países. De conformidad con el Tratado de Montevideo, la Lista co-
mún debía estar constituida por productos cuya piwticipacibn en el va-
lor gIobai del comercio intrazonal danzara, al menos, los porcentajes
predeterminados por el Tratado (25% en el primer trienio; SO% en el
I
segundo, y así sucesivamente), pero para cumplir esta disposicibn se
tenia que incluir a los productos agrícolas en el valor global del inter-
cambio. El problema radicaba entonces en ia enorme dis- de p m
cios entre las Partes Contratantes. Un estudio realizado a fines de los
sesenta reve16 que los precios del arroz, e1 maíz, el frijol negro y el tri-
go d b a n , en cada caso, entre dos, tres y hasta más de cinco veces
de un país a otros?
" Jbid., p. 9.
12 General de la ALADI, op.c¡i., fuadro 9, p. 211.
l3R. AmeyL. op. cit.. cuadro 2, p. 13.
l4Saa- General de la U , op.d.,p. 29.
xeptabie, pero quiz$s lo anterior s6Ia seri cierto para uaa parte del
comercio, y quda por tstabkcer si lo es para todo el intercambio. Por
de pronto, hasta donde sabemos, no hay base para generalizar.
UN.:&XITONO PREVISTO
~elCaribefageo~esunadversarioyla~ria&eselpre-
seate. Lsi insMdad de 10s pises, su reducido tama60, la masa de
timas propias para la agricdtura y el: de sus pobliicione, to-
do ello consph contra la integración y ta Mividad econ6mica que &-
ta pudiera generar. Por otra parte. La historia 00Ionieil. de Ios mian-
bmsdelaCaFimm apenas termia6apartir&los aílossemta. Las
exportadoms &coias han dependido de 1m acuerdos coa Gran Bre-
tafla sobre trato grc9crenciaI o l i h wcm d mercado de la metrhpoH,
y trato prdaeecial para las exporta&ncs ari2gfiicas. Gayana, Jamai-
ca y Trinidad han cbmoIlado un sector minero moderno ( b a d a y
pdróim), que dtpende t o t a h m e del m c r d o m d . LA industria
es inciphte, altamente dependiente de Ia impomcibn de materias
P-.
Con la h d c p m m sejnicib un movimiento hacia la kbgmión...
Enmayode 1 9 6 8 s e ~ l B c i 6 l a C a r i b b t a n F m e T r a dn.e ~
aunque la decisibn que le dio origen se tom6 w diciembre de 1%5, Los
amms logfirdw por Cariftri sentaron las base para crear en 1973
la Cm$corn. Ei dculo 2 del convenlo de Cariftir, ai definir sus ob-
jetivos, -ba la importan& del VincuIo crnndd: se pmcgda
la qmsii6n y dhemiñcaci& del; comercio intmmd, el dwmUo ar-
m6nico de éste, ia e i h i d 6 n de ias barreras que se le oponen, y la
dhtriiucibn equitativa de los kmeficios dd libre comercio. En razón
de lo anterior se cüspuso que a partir de 1a fccb en que entr6' en vigor
el Convenio (1 de mayo de 1%ñ) qmhrcm en libre comercio todos 1m
productos, con excqM4 de los que w incluyeron en unoi Esta de re-
~ . b & n d e s e r & ~ ~ f u e w i ~ ~ ~ e n l o i p r
u6nyenki~fi~s,yporelIo~fU6unglazo&~cincoaños
para que los paises de mayor daamoiIo eiimhmm los gravdmews h-
~g~enla~y&dIezaRosenel~o&lorc~~demen
desardo. Lm gravslmenes no zuamchios que akcwhn d comercio
deMan eáiminarse g r a d d m m t e en un p k o que v e d a d 1 de mayo
de 1973, quedado exceptuados deesta obiigaddn los p a h de menor
dmmmuo.
Ea d momento de entrar ni vigor el Convedo de Cariffa quedd
l '. i i i o el 91% del comercio htmmgional. El intcrauhbiocobd im-
I
y su@ en su tasa de ctchientu mud d ritmo de incremento
' l . de las expmcioncs t importacianes totales. Jamaica exportd, sobre
1 todo, productos ,
- Trinidad y Tobago productos derivados del
p. -
petrdleo; Guyana se convirtid en el principai a b t e d o r de arroz; los
pafses de menor desanolio comenzaron a aprovechar las numas opor-
tunidad~,aunque con gran dificultad por su débil capacidad produc-
tiva. No obstante, fue para este úItimo grupo de país%para los que
tuvo más importancia e1 mercado ~ o n a lpara ; San Vicente, ?h-
ta Lucía, Antigua y Monsmat, las expormioncs intrazonala re-
sentaron porcentajes muy elevados (entre 17 y 38%) & las exporta&-
nes totales.I9
Al constituirse Caricorn en 19i3 el objetivo del libre c o d o si-
gui&siendo uno de los fundamentales, como se indic6 en e1 capituio
3. Pero en Ios setenta comenzaron, a se agravaron, las dificultades en
el intercambio. Guyana y Jamaica, que pertenecen al grupo de paises
de mayor desarrollo en la Comunidad, tstablecieron restricciona al
comercio hrarregional debido a problemas de balanza de pagos. Ja-
maica las e b i n 6 en 1979, pero su capacidad de compra sigui&siendo
muy restringida. En generd, Ia situaci&ndel sector externo de todos
los países se deteriord gravamente y para hacer frente a las dificulta&
contrataron créditos de corto pIazo, lo que comprometid aún máa hs
exiguas reservas interriacionde de que se disponia.
A modo de conclusi6n general, el grupo de expwtos dasig~dos
por el Consejo de Ministros del Mercada Común del Caribe (parte in-
tegrante de Caricorn), apuntb en 1980 Io siguiente: "Pese a Ias difo
rente3 expriencias, todos 10s paises de Caricom emergieron de los se-
tenta más vulnerables en muchos aspectos de lo que eran a principios
de la d é d a . A su vez, ata vulnerabilidad indujo a varios pises a re
currir a medidas tales como las ratriociones del comercio, el control
de cambios, k demora en los pagos del flnanciamiento de Ias importa-
ciones, incluso & bienes de consurno, mediante créditos de mediano
y largo plazo. Inevitablemente, esto tuvo un implicto adverso en el mo-
vimiento de integracidti regional, particularmente en lo que tma al co-
mer& intrar~egional."~
Junto al libre comercio y un arancel externo común, que no k g &
a ponerse ea vigor, el Tratado de Chaguaramas asign6 un paN muy
relevante a la coordhaci6n. cmpemd6n y mciones conjuntas en la pro-
ducción y el deamolio industrial; a la aooperacidn funcional (en Ias
L a f ~ ~ ~ d t l a ~ i n d u j o a h s p z ú s e s
l.iví& Cobrnbk, Eamdm, F d y, pskriormente, Vmemefrr) a e=-
yar uasi m d a l h l diferentede M d n . & a@ab a que ésta diera
im~d~~ac~n6~~~yelloenformatalqwt
los p k s se bemf118ade 4.En consecuencia, había que apartarse
del asenfaquemmwchI'Vde IaintegrdnI La experiencialesjodlcaba
que la "mano fWi'ble del Paercado" &lo ts generosa cun los grandes
ylosfwrb. LoqueseteDiSten~e,porelcúntrde, eramatrruis-
f o d Q neitmtuial de lais ecommías andbs, c o ~ a la~hdw- o
triacomoelsactor&av~~sus~osd~dodeCartagP
nasep~urui~tcgi~de~0110iatcgradobasdaenuea
goHW bbtrhipomifn y mla hmveacid~~ del Estado a tra-
vés de la p W m ~ i 5 n " . ~
Una concepcib de esta nriturailem se b x i b i a en la W i ~ de h
ias ideas de k -AL sobre -6n econhica, se haya tmido con-
cien& de e s t ~o no. El Acuetdo & Camgena rdom6 Ias ideas Be la
=AL de ios atim chmcnta, pera mfomndo d papel de ¡a progra-
d Q n(y, p r mto, de1m o ) , y solocanüo a Ir iiberwi6n Comer-
cid era una posicibn intetdependiente de otras r ~ o ~ .
Aarc rodo* el crecimiento ecodmim, y para conseguirlo en for-
ma aquiübrada entre los paísesi la p r o g r d n hdwtdai. Era Cste
d mecdsmo fundamental para o& las pote- nacb
~ d e t a l m o d o q u c s e o p t i m i z a r a s ui~a~m~ .p S i n M
macado, delque= otros esquemas se es& derivar esponth-en-
te d mecimiento, no era Is pieza central M proyecto; era propiamente
4 del cdmitnto, su base de sustentaci6n, y éi mismo r e d -
t & ~ r n e d i m u i s e i a a c & n ~ d e v ~ ~ o 6
E
- Moz~coyoJ i . LWafia ia su- de h crisis: un nwwi d i o de
e m z h h ' ' , Lúila, 1485, p. S (en mh&grafo). Momw fuemiembro de
En palabras dc h Junta del Acuerdo lo anterior queda expresado
de la siguiente manera:
El Acuerdo de Cartagena d f i c a a la Progmmción industrial co-
mo su mecanismo fundamental y m& de cualquier cita textual
es evidente que canto en las negociaciones previas al Acuerdo co-
mo desde su suscripci6n, siempre se aceptó que este mecanismo
constituía e1 elemento innovador por mcelencia, que al
..
Grupo Andino de otros esquemas de integracidn [. @n el p c e -
so de integracidn a n h enmarado por d Acuerdo de Cartage-
na, son tres los instrumentos que conjuntamente, con distintos 41-
fasis según los sectores y ramas productivas, van perfeccionando
el mercado ampliado: la armonuacidn de políticas econ6miw
..
( .), e1 Arancel Externo y el Programa de Libera~i6n.~
Aun cuando en el b f o anterior la armonhci6n de poiiticas ecp
nómicas aparece vinculada a fri ampliacidn del mercado, que es un ob-
jetivo comiln a todos los acuerdos de integmcihn, en el caso del G r u p
Andino constituye un área de experiencias de gran interés, p w d Acuer-
do de Cartagena otorgb a la ar1nunizaci6n una importancia que nh-
girn otro convenio regional le ha concedido. Junto a la c o o r d i d b n
de ¡os planes de desarrollo en &ora especifms, la a r m o M n de
las politicas econdmicas y sociales se contibid, en los términos del ar-
ticulo 26 del Acuerdo, como una de las dos das para Negar a un rdgi-
men de phificaci6n conjunta del d m i i o integrado de 1a regi6n.
El proceso de coordinacibn de los planes, al tenor del citado ar-
ticulo 26, debk iniciarse sin pérdida de tiempo y realizarse en forma
coordinada con el proceso de formacidn dd mercado regional a n d i .
A tal efecto se emplearian los siguientes mecanismos: a) Un rbgimcn
de programacidn industrial; b) un régimen especial parad sector agro-
pecuario; c) la planificacibn de la infraestructura física y social; d) b
armonizacihn de Ias políticas cambiaria, monetaria, financiera y fw
cal, incluyendo el tratamiento a los capitales de la subrcgidn o f m
de ella; e) una poiitica comercial comiin frente a terceros paises, y f )
la annonkwi6n de mbtmios y t8caicas de pW1cacibn.
En lo que sigue no se abordará cada uno de los items menciona-
dos, siao se elegirá solamente aquellos de cuya experiencia se deriven
m& aleccionadoras enseñamas. En orden de importancia, se princi-
piara por la programaci6n industrial.
Junta del Acuerdo Q Camgcm. Ewl& del- de iniegtucidn 1-
1979, pp. 65 y 81.
A poa~ de haberse s w d t o el Acuecda (ei 31 de diciembre de 1970)
se ramaron pura h programmidn iarhistrhl, y pw trasto se excluye-
ron del programa de &er&ei6ncomerda& 1 7 M rubm araneclarios.
ia pmgmms secbides de m i i o industridI de CQOfddadcon
d afticdo M,debían defidr en d a caso el programa de lihracihn
comGgpondkte, lo miisma que el aancd extemo aplicabIe, k lwlali-
zridbn de las plantas, la progmmci(in conjunta de ias inversiones a
e s d a sukgimai, h anaonbción de @ticas en b que fuera de! ca-
so y los p b u s de vigencia de los derechos y ob1lgad01ies emanados
del pragramri en k eventualidad de que se dienumka el Aeuerdo.
Para mntar con i# propuestas de programas sectorbk se fa6 un
plsizo perentorio (hasta I975), el ami tuvo que extendew posterior-
mente corno parte del reajuste generai del Acuerdopmediante 10s Pro-
todos de Lima (1976j y de Asequipa (1978). En definidva, solamente
se aprobaron tres pophs,que en su arden de aproWr)n frieron
e1 r n ~ ~ ce1 p&roguhiao
o , y el de la iadmtda automotriz. La
Jtpta presentb ade* propuestas para la propamacidn & latas indus-
trlw q*, fmpoquimica, electrhica, kiddrgica Y de los fertili-
-tes. Dm de programas no íacluian asignaciones de unidades
nrndwtha~,a h a pdsmbsino que se limitaban a una wordlnaciáa, de
binwendm.WanctopqdadeIanteinWbpn"n-
cipaíes experiencias de la ejecución de Ios tres progra&, se expon-
d;4, en p&er thnbo, algunos - aspedtos wpeci'ficm de cada uno de
&s.
EI W c o se aprobb en 1972. Es d que úrvo in&
reauftadoskncretos, no obstante que su ejecución atnvlo lejos de jus-
tificar las ex-vas hicirtles. Hacia fines de los setenta participa-
ban e9 el programa 65 empresas, de las cuales 49 ya existian al inicio
de .aquél (35 locaha@en Colombia, 13 en Perd y un4 m EcMdor).
De las 16 empresas nuevas, se iastaiaron seis en Ecuadbr y una eg Bo-
livia, las país= de menor desmolio. Hacia fmes de los setenta el aum
m del programa era un 42% en cuanto al nhexo de iubros arancela-
ios incluidos en el mismo. En la mayorfa de los casos se contaba
solamente con ai- de las lineas ae pmduccibn correspondléntes a
las unidades productivas asipadas,3 y por regla general se trataba de
Las pmgmnm de dawmUo iaduStrhl(~sai)id-mban m'sw los pr*
*
dacm objeto de loa mimas, agrupadosen unldadcs @ categorías en el p m m a auto-
motriz), las cuatts aaa a s i g n e a los p r a que los producím corwspndirnteB
producciones de poca complejidad técnica. Lw Junta =tima que hacia
fines de los setenta la inversidn realizada y la ocupación generada eran
apenas Ia décima y la vigésima parte, respectivamente, de 10 proyecta-
do al aprobarse el p r ~ ~ . ~
Este resultado hizo evidente que debido al optimjsmo inicial los
plazos de ejecuci6n del programa fueron bastante cortos, y que, por
el contrario,la maduracibn de los proyectos programados requerfa pla-
zos más largos. En consecuencia, se hubiera podido aperar que ei pro-
grama rnetalmednico se realizara plenamente en unos 10 o 15 años
m&, pera en la prMca no ocurrió asi por los cambios operados en
las politicas industriales de los paises anchos.
La aprohacibn del programa petroquiinico requin6 cinco afíos de
trabajos preparatorios y negociaciones. El punto de partida fue el
Acuerdq de Complementaci6n de la Industria Petroquimica f m o
en 1968 en el marco de la ALALC por Bolivia, Colombia, Chile y Fe-
ru. SoIammte no lo había suscrito uno de los miembros fundadores
del Grupo Andino (Ecuador), y el primer jmo fue definir Ias bases de
su participacidn. El programa plante6 la creaci6n de complejos -0-
químicos integrados verticalmentea nive1nacional, que hacia 1980po-
drim abastecer la W d a d del mercado andino. Esta opcibn fue sos-
tenida invariablemente por los paises durante las negociaciones, no
obstante que en el curso de la p r e p d d n y aproM6n del programa
las condiciones y Ias perspectivasde Ia industria petroquimica m u d d
cambiaron radicalmente, de favorables a la r d h c i 6 n d d programa
a desfavorables para su ejecucibn. En particular, el ingtw de Vene-
zuda al Acuerdo de Cartagena y, por tanto, al programa petroquimi-
co, implio6 redisenado en forma sustancial, poniéndose el mayor inte-
rés en las exportaciones fuera del Grupo Andino como una de las basa
del éxito del programa.
A fines de los setenta el programa petroquhh marchaba con su-
mo retraso. Era muy incipiente el estado de ejecucibn de los plana na-
cionales; el incremento de la prduccihn no A10 estaba muy por deba-
jo de Io previsto, sino que el 97% era imputable a la en operrici6n
de los complejos venezolanos de El Tabiazo y Morón, que ya estaban
en canstrucci6n durante las negociaciones.
fueran elaborados en bs plantas Iacalízadas o que se locahran en los paises favorcci-
dos con la asignacibn.
En lo fundamental, los elementos de balance de la programación mtofid. A v o
que se indique otra cosa, se basan en la cvaiuacibn de la integracibn andioa por p a ~ t e
de la Junta del Acuerdo que se citb anteriormmte.
El programa automotriz se aprob6 en 1977, es de&, casi d fiad
del periodo que atamos considerando. En él se cifraron mayores espe-
ranzas en razón de ias inversiones que dmsmddaba su dizacibn, deI
empleo que generarfa y de las oportunidades & participcidnd d E&-
do, la iniciativa privada a n d h y las transnacionales, Entre 1977-19i9
no fue posible avanzar mayor cosa, y en Ios achenta el programa fue
finalmente derogado en d d n de suscribirse el Promlo de Quito
(1987) que modiilc6 el Acuerdo de C m . Por Io dernh, en nin-
g5n otro programa como en &te fue tan determinante el papel de Iw
transnacionaIes @o d o para su e j ~ u 6 nque , fue insignificaflte, sino
para la aprobacihn misma).
~Qut explica tan modestos resultados de Ia programacibn indus-
...
trial mdina? Sin entrar en consideracionesde indole politia o eco-
n6mica general, que ya se hicieron en el capitulo 6, hay aIgunos facto-
res que se pueden didar desde ahora.
Ei hecho de que se.p u d i suscribir el A c u d o de C m pro-
vocó un estado de euforia que IIwb a fijar plazos irrazomOIemente
com para elaborar y poner en practica los programas sectorides. Al
no estimarse en forma adecuada los problemas técnicos que aparejaba
.. su daboracihn, se s o b w la capacidad de la Junta para cumplir su
cometido (que, obviamente, no se limitaba a la programación), y la
a p w b d misme de los paises para def~nirsu propio potencial de cap-
tacibn & las oportunidades. De igual manera, h perentoriedad de los
plazos impidi6 hacer una evaluacidn correcta de los raeursos diiponi-
bkes cn cada @S para asumir sus c o m p r o h Wtro de los programas.
A juicio de Ia Junta: lo perentorio de los plazos, su sentido de
inmediatez e inmutabil.idad, fue el problema fundamentd de la pro-
gramaci6n sectorid. Pcdría p m a n e , sin embargo, que ahn más fun-
damental es que ai abordar la programacidn los paises no habian defi-
nido sus prioridades sectoriales ni su atrategia de desarrollo industrial,
razón por la cual cada país demandá para d cuanto producto se le m-
toj6, Al no saber a ciencia cierta qud se quiere y qu&se puede, los pai-
ses subdesarro~ados(es v a d o generalizar en esta CM) suelen dejarse
Uevar por sefidos, por "etiquetas de prestigio" de dgunas industrias
a has cuales se atribuye la virtud de sacarlos de¡ subdesarrolio (geaerai-
mente la siderurgia, la petroquimica, la fabricacihn de bienes de capi-
taI, hoy dia la ekctrónica, etc.). De esto se derivd que los pafses del
R. Almryda, op,cit.. p. U.
nes. El estab1dento de plantas industriales en un país distinto de1
que debia instaiarlas de confarmJda8 con d p r w a r@o, vio-
lentaba sus prbipales objetivos y cbdentaba las inversiones d redu-
cir el m d o a las industrias programadas. Es cierto que Ios progra-
mas no prohibían e # p U ~ e n t e e u i tpraduaciones
o~ p a r d a , pero
10s gobíemw ataban comprometidos a desdentarlas, no s61o por fa
naturalcm misma de la programadda regional, sino en &n del dere-
dio credo por ias W i o m de la Comisibn del Acuerdo de Ckfage-
m. Lo primerr,imptia la ckcibn volmttuh y soberana de una deter-
minada m d d a d de industrialtzacibn. En cuanto 1i la segundo, hay
que recordar que conforme ai Acuerdo, Ias IkcisIoneg de la C h i d n
surten efecto hmedhío y directo en el orden jw£dicointerno de d a
p&* por manto fos Estadas conMeron a la Ca*iisibn competencia
para derecho s a m h r i o (en materia de programadbn indWal,
en ate =o), y dos mismos participan en la cmacidn de ese derecho,
puss 11i Cmnisidn fa integmm repmentantes pWpotemMos de los go-
bhm.
En consecuencia, los gobiernos que transgrdieron Iris Decisiones
de ia Comisi6n no pdm.qgumtatarque su Xegidacidn nacional no
les permitía Mentar las produdomsparalelas, ya que e b s -05,
d s d b k las Decisiones de la Comhidn, incorporabanal orden jurí-
dicQ interno de sus r e t q d v o s paha normas que los compromeh
a.reqeiar ias asipacfones,
H u d a m tkmhm g e n e r a , el verdadmo trasfondo de mu-
chos incumpbientbs en tos distintos acuerdos de htcgracibn a,que
mando un m p r W a influyente, un grupo de o una transr~t-
ciond deciden- i n m i m m que contravienen las nomas xegiona-
la, lm gobiernos u s m nei vklan en hacer a un lado sus com-
p r u ~ , ~ o n a l tentre s , xa~3ne.sm u e v e n la oportunidad
de sacar v e a sobre otros p a h .
E1 m&to rendimiento de las programas moñeiIs de: cierno-
Ilo industrial se explica tambih por la influencia de las id- neolibe-
raIes en 10s dItimOs &os setenta. J3ajo esb intluencia la sustitucibn de
impaR2iciones dej6 de ser, en gran medida, e1 eje central de la indus-
hi&aci~n. La planifmcirln emndmica vino a menos, d asignarsed
Estado un papei secmhio en todo b que no fuera la represida pllti-
ca. "Como resultado de los cambias descritos, el Acuerdo de Cartage-
aa ha sufrido una especie de crk&de identidad puesto que sus princi-
pios superiores, que eran la industriaIizaci6n y el desarrollo dirigido
por el Estado, perdieron prioridad en las estrateas nacionales de de-
sarroII~."~
No todos los obst8culos para el &to de la programacibn hdu-
trial se localizaron dentro dd Gnipa Andiao. También tuvieron gran
influencia ios cambhs que se operaron en la economía internadonal
en los años setenta, entre ellos, el de la industria automotriz. Como
respuesta al encarecimiento de los bidracarburos, fa industria del auto-
móvil en los paises d ~ ~inoorpord
o nuevas
s tecnologías, que en
cierto gado aparejaban la obsolesaenciao un alza considerabie de tos-
tos de los modelos contemplados por el programa andino. De no rne-
nor importancia fue ia impresionante expansidn de la industria japo-
nesa del autombvil, cuya aompetitividad ha doblegado hasta a los paises
que en otro tiempo ostentaron un liderazgo mundial,
Tambien cambiaron bastante las condiciones de la industria mun-
dial de la petroquimicrt: aument6 la capacidad de produoci6n, d mis-
mo tiempo que se ampliaron los mSrrgen,a de capacidad ociosa en di-
versos paises trddonalmente exportadores de petrcquimicos. La
inflaclbn en los países desarroIladas elevd rhpidamente los -tos de
inversidn en plantas petrwpimicas, lo que presion6 muy fuertemente
las disponibilidades financieras de los paises andirios y redujo el mar-
gen de rentabilidad de los proyectos contemplados.
..
Junta del Acuerdo, ñvrrluaPidn.. p. 42.
Las baw para anmnhr &mrqihenes de fomcnto iipdustrd haberse
~ ~ d e d I d a n b r e k l I 7 l ; y d p r o ~ & ~ n d e l o s m s c a d L b -
m@ de ngulaei6o del c m m i o exterior debid aprobarse mtcsh dídembrt de ,1972(m-
tículos 28 y M del -, -vamate).
en vigor de esta Decisihn. Los dos instrumentos mencionados crearon
las condiciones para la circulscida de capital- dentro de la región an-
dina. Sin embargo, en eI curso de los setenta la Decisibn 46 no se apli-
c6 en ningún caso; o sea, no se constituyd ninguna empma muitina-
cional de acuerdo con sus disposiciones. Ello podría explicarse por la
vinculacibn que se estableci6 entre estas empmas y el avance de los
programas sectorialsde desarrolio industrial, de los programas de de-
sarrollo agropeaario y de la cooperacibn en proyecta de infxacstntc-
tiira,enWlod,pacticularmenteenhdosiiEtimssh,sead
con lentitud o no se a v d .
El artículo 89 antes citado, que aparece en e1 capitulo MI, Asun-
tos Financieros, establecid el compromiso de alcanzar la coordhacidn
en materia fmciera y de pagos. No obstante que una d é d a es por
completo insuficiente para conseguir Ia coordhaci6n en estas materias,
se registraron algunos pro-: uno de dos fue Int Ded61182,por
la cual la Cornisidn solicitb a la Corporación Andiaa de Fomento la
creacibn dd %cm Andino de Financhkmto al Comcrcio mfico).
El Sistema fue egtab1ecido en 1974 y hasta d k h b m de 1978 habh otor-
gado créditos por 47 mülones de d61arw. ia cifra es por d m b mo-
desta (fue menor al 5% tomando en cumta d o el comercio intrarre
gionaI de 19781, pero es significativa si se tiene en cuenta que con
anterioridad no se contaba con un sistema de esta naturaleza.
El logro más importante del Grupo Andino en el campo financie-
ro es, sin duda, el Fondo Andino de Resemas creado en 1978. El Fon-
do está llamado a canalizar recursos hacia los con pmbIem88
de balanza de pagos, y ha tenido &de un prhipio normas muy rigu-
rosas de operacibn, gradas a lo cual su desmoiio ha sido muy d o s o .
En 1%8, es decir, con anterioridad al Acuerdo de Cartagwa, las
países posteriormente signatarios de &e crearon ia Corpo&&n An-
dina de Fomento con Ia finalidad de apoyar el pr- de integración.
La coordinacibn entre la Comisidn del Acuerdo y la Corpomcidn estd
expresamente prevista en los artidos 24 y 40 d d tratado mdho, a
fin de garantizar el logro de los objetivos de &c. En un principio, la
Corporacibn se fijb el objetivo de mndim sus recursos en apoyo dc
los programas de mayor importancia para la integracidn, pero ea ykta
-
de los retrasos que éstos han sufrido tuvo que Financiar también otros
proyectos, que si bien son de interés para los paises no ti- una rela-
cibn directa con Ia integradh. l)t paso, puede decirae que el Banco
Centroamericano de Integrací6a Eaonbmia tiene una experiencia si-
miIar: a menudo los gabimos han utilimdo al RCIE como fumq
1 de fimmhnierrto basaante m& d b l e que otras para h redhcián
de proyectos de alcance puramente nacional. EUo no obstante, el fi-
nanciamiento otorgado en apoyo a la integracibn ha sido muy impor-
tante, sobre todo en el mnpo de la infraestnrctura.
EL DNCIL
CAMiNO HACIA LA UN16N ADUANERA
-
en aiencih a íosproblemas surgidos. (Se recuerda que en estos capitulm
sólo se hace referencia a Ios wentos de la década de los setenta.)
El Programa de L i W h eontanplaba varias modalidwh de des-
gravacidn: en el de los productos reservados para los Programas
Sectoriales de ~ o l l lndustriai
o s e r i a éstos los que indicaran las
normas de liberacidn respectiva; los productos incluidos en al primer
tramo de la Lista mmún de la AWLLC(que fue el Unico tramo aproba-
do, @n se indid en el capitulo anterior), quedaririn en libre comer-
cio seis meses después de entrar en vig~rel Amerdo; los productos que
no se produjeran en ningirn pais andino y que no se hubieran reserva-
do para los Programas Sectoriales de Desarrollo Industrial, quedarian
en libre comercio a fines de 1971, excepto los que se reservaran para
ser producidos en Ecuador y Bolivia, en cuya caso su libmci6n bene-
ficiaría exciusivamente a estos paises; flnalrnente, estaba fa modalidad
de la desgravacidn automática y lineal de todos los productos no oom-
prendidos en las categorias anteriores. De todas, era tsta la modalidad
más importante cuantitativamente.
A fines de los setenta la situacibn del libre comercio era la siguien-
te: un 25% del universo arancelario estaba ya en rdgimen de libre co-
mercio; las exportaciones de Bolivia y Ecuador hada sus otros socios
(Colombia, Perú y Venezuela) gozaban de Ubre comercio en el 8070
de los nibros arancelarios; aproximadamente una proporci6n similar
del intercambio entre Colombia, Perú y Venazuela se redizaba bajo
aranceles ya muy reducidos (en promedio, 10% ad vaI6rcm); Bolivia
y Ecuador tenían que iniciar el proceso de desgrawcibn de las impor-
taciones procedentes de sus otros smios sólo a partir de fines de
1980.'~
Una limitante del cuadro anterior eran las excepciones J progra-
ma de Liberacidn (30% de 10s rubros arancelarios sujetos a desgrava-
cibn entre Colombia, Perii y Veoeniela). La signifiGaci6n de estas ex-
cepciona era importante, pues se referían en un alto grado a productos
de las industrias que los países pmtegian con aranceles más altos.
No obstante los progresos indicados, en la pdctica resultaban a
veces disminuidos debido a incumplimientos por parte de los w,
En unos casos éstos dejaron de cumplir sus compromism en lugar de
hacer uso de las cl~usulasde sfvaguardia M Acuerdo; en otros, se
trataba de medidas gendricamente denominadas en el Acuerdo como
"restricciorres de otro orden" (articulo42), que no tenían razón .
. de ser
a partir de 1971, pues el Acuerdo (articulo 46) dispuso su ehmacibn
tota) a más tardar el 31 de diciembre de 1970.
m 0 N E S QUE DBSINYERSIONES
-
a que la a p W h de la M ó n 24 no fuera uniforme. Bolivia h in-
corpord a su ordenamiento jurídico -o, pero sus particulares h-
t e t p ~ ' m yswi apIi&&n laadecuada "ha perjudicado las relacio-
nes con el capital extranjero, por introducir en d a s un factor de
i m ~ t i d u m b d " Lo
' ~ ~anterior &be entenderse en manto a que ha si-
do incierto d la inversi6n se dentro o fuera & la Decisión, pero
la pdiica de Ioa gobiernos bolivianos, mi desde que sc aproM, ha
sido dm f m d i d d s a h inversibn extraujera. En el otro extremo se si-
tuó Colombia, que r n ~ labaplicacidn más satisfaetaria & la M-
sih.EeuadQr reaüz6 esfuerzos s e r i a en d sentido apropiado. p r o
ha tenido limitdom de gersond y de remusas.
Jbsd., p. 245.
l b i d , p. 348. cu* 7.
[bid., p. 240.
7 ~ a c .cit.
medida que el comercio de los productos incluidos en ambos rima-
nismos.
Es interesante observar que Ias exportaciones de productcw inciui-
dos ea las ~ v se mdirigieron en forma creciente hacia paises que no
habían otorgado las concesiones. Si se excluye d petrdleo, las exporta-
ciones ecuatorianas de productos incluidos en las Lvila3 dirigidas a pd-
ses que no las hablan negociado constituyeron e1 6% de las exportacio-
nes en 1970 y el 45% en 1978. En el caso de Bolivia, aproximadamente
una tercera parte de su6 exportacionmi totales a la ALALC estuvo cons-
tituida por productos enviados a paises que no habian s d t o las lis-
tas de ventajas no extensivas.8 Lo anterior lleva a Ia conclusidn & que
las exportaciones no se originaron necadamente en respuesta a un
estimulo espeáfm en favor de los países de menor d m o i i o relativo,
como serían las LWE.
Abundando en lo anterior, es muy significativo que el 40% de las
exportaciones no petroIeras de Bolivia a la ALALCen el periodo f W-
1979 estwo constituido por productos para los cuales ni siquiera se
solicitb inclusión en las LVNE. Dichos productos fueron, sobre to-
do, minerales que ya estaban inoorporados a la Lista comh de la
ALALC, o bien, merancias que estaban gravadas con arandes muy
bajos, por lo que no hubo i n t d en negociar una ventaja npecid.
En los afíos setenta se genmdin5 en los países de la U C , parti-
cularmente en Argentina y Chile, la política de apertura comercial ex-
tema, lo que afectó profundamente el mecanismo de las LW. Las p
liticas de desgravaciones aftxtaron el 80% del comercio de Bolivia y
el 40% del comercio de Ecuador en la lista de vatajas no extensivas.
La diferencia de resurtados puede explicarse porque el volumen priaci-
paI de comercio de Bolivia se efectuaba con Argentina y Chile, mien-
tras que las exportaciones de Jkwdor se dirigían, en Io fundamental,
a Colombia y Perú, que mantuvieronvigentes en gran medida los mh-
genes de preferencia pactados.
En mnclusibn, la experiencia de la ALALC es que las Iistas de ven-
tajas no extensivas no fueron un instrumento t h &caz como se espe-
raba m&dar la produacidn y las exportaciones de Bolivia y Ecua-
dor. En primer lugar, porque la apertura comercial resulta insuficiente
para remover los obsthlos estructurdes internos que restringen su
aprovechamiento. Las listas tenían un plazo fatal de vencimiento (ori-
ginalmente 1972, y 1980 al suscribirse eI Prot~oolode Caracas). Sin
embargo, la formación de la capacidad p r d u d v a toma cierto tiempo
y requiere un s w t a d d -o t h b y fmmdero de los paises de ma-
yor desardo y de otras fuentes.
En segundo lugar, ia buena voluntad manifestada de pahbra en
ci texto dd Tratado de Montevideo no se aoncret6 en 10s hechos. Las
ventajas no exmivas otorgadas a üoIivia y Bcuridor se concretaron
casi -ente en los dm primer- años de negociaciones (90% de las
c o n d o n a hachas r Bcuador, lo mismo que a Paraguay, se obtuvie-
roa en 1%%1964; y eJ miamo j m m h j e ~~ a Bolivia en 1%8,
primer año de vigencia de las ventajas no extcmlvas que le fueron con-
cedidas).
Además, las ventajas no extensivas no tuvieronexclusividad, m de-
cir, los productos Uicorporados no quedaron excluidos de Io posibili-
dad de n e g d m c aon o?msp i s a dentro del programa de liberati611
de la ALALC. Ya w com~Cbel aso de Ia LW sobrepuesta a listas
nmi~mb.Este hecho g d iddumbjrc, m, se tuvo 1rs oerteza de
que se dispondria de p r e f d exclusivas para d amw a un merca-
do mayor. Por d a h ventajas no mtensivas fueron pardiend~impor-
tancia c m el correr de los aiios, a medida que los productos iocorpa-
ra&s a la LYNG fueron incluidos también en h Lista nacional & los
p a h otorgantes. "El Tratado de 1960 no W l e c i b unri salvaguardia
cfectfva pirira h defensa del mrgmde grefaeda. En los hechos &os
fucronafterados por dwcioneg de fosaranda haciatercerospafm
ytambii, melcas~l&k~m.d~xGFretirseproductoenlakta
~nal,en~osdec~n~~6noen~m~otrOSpa
de menor m lh
Bn los casas de Aqgdm y Cbiie fueron tan d r á s h s las d u c -
ciow m m d a r h s que aigwm mdrgmes de preferencia no &lo fue-
ron reducidos, sino incluso e l h h d ~ d yi hasta convertidas en prefe-
raicias negativas.
fite~~ a los
de dto vaior. El objetiva principai dei programa
a n d h a h más alta temologia metalme-
--
propuesta. Ya muy d e b W e i en su ~pmtividadpor iw t n d f m C i 0
#la que!3ele-- d p r Q y ~f u~ e~ ~ ~ ~ 1938 0e n
tamo Coa.w& &re el Régimen dc ladusths Centroamericanas de
I n t m el cual,&ponía que d desarr~110industrial "debed e h -
hwse sobre basas de reciprocidad y q ~ d a da, fin de que todos y cada
una de los ~ t r o ~ obteagan o s propdv~~ente
ciw econ&mims9'.
Bn la misma fe&- que se suscribid el rrmencismdo Convenio se
qmb6 e1 Tmad~,Multilahxalde L i b r e a a i d e~ latepaádn &d
mica, ei cual, en el capituio VIII, ardcdo m. dbponfa que: "mEsta-
dos sigpataríos, para promover un tlwrroilo industrial congruente con
los propWtosdeme TrHaddn, adoptar& de común qcuerdo medidas
pwa mthíular el m t a b l d m ~ i ampliacibm
..~ de industrias regiona-
II ' l e , ron vistas a l m-& wtrmmaicano en wnjuoca y que sean de
partidar h t d s para la inrnraci5n mnbmica c e n t r ~ c a n a " .
l1 El Convenlosubre el Regimen de I n d W .de Integacih no en-
4 trb.en vigor debwo a que Honduras no lo raificó, hecho por c b h
l.!
Cunaso pua ate p& jwto a.Nicaragua, era una de los de menw de-
4iF mqUo tn e) M d o Crimiin y, par tanto* d igud que Nicaragua,
pudo h k l e -de hasmte pmveeb~.
En vista de lo anterior, aI smribirsr el T r W o Gemal en 1%U,
se dispuso lo siguiente en el artículo xuri:
Las Partes Contratantes adoptan en este tratado todas las dbposi-
ciones del Convenio sobre el Rbgken de Lndustrias Centraameri-
canas de Integracidn, y a fin de darles cumplimiento entre ellas lo
antes posible acuerdan suscribir, en un plazo máximo de seis me-
ses contados a partir de la fecha de entrada en vigencia del presea-
te Tratado, protocolos adicionales en los que se mtipuie las p h -
tas industriales que inicialmente serán amparadas por el mismo,
el régimen de libre comercio que le es aplitxblble y las demh condi-
ciones previstas en el articulo [Ir de dicha Convenio.
Como se
&!
ya en ei capitulo 2, el momento Wrico de pasar a
una fase mis a w m d a de Ia indwtriahacibnsustitutiva en los p a h
que ya habian a w n d o en ex praceso, y de acckar o de iniciar d
d#arroIIo industrial en los restante &a, ooincidi6 con el periodo
de expmsi6n de ias empresas tra~snacionrmleshacia el Ter= Mundo,
situandose de preferencia en el sector industrid. Posteriormente aran-
m n hacia otros sama, como d finmcko, y en fecha más reciente
se han orientado en forma preferente hacia kx m.Tal es la ex-
periencia de M c a Latina.
Con la evolución &r se cerró un movimiento mvolvente de
Ias tmmnacionalts en tomo dt América Latina: su predominio en h
economía interna vino a sumrmrse a otro mayor en h economía exter-
na, en comommh con ei poder casi abmIuto de ias t r m m a d o a
en el comerdo exterior del Terccr Mundo. Las transnacionalm comer-
cializsui entre el 85 y 90% de1 tabaco,el cafd, el trigo, el dgd&n, d
yute y el cobre de los paises en demoiio; y entre d 90 y 95% dd mi-
n d de hierro y de h bauxita. Otros productos, entre los que desta-
c ad ~ banano, el cacao, el arroz, e1 aucho natural y el cstaiio, son
s tmmachnak m una proporción suprior al 70
c o m e r c i ~ o por
por ciento.I
La integracidn económica regiwiales iino de los ~ c i o en s que
apiiaa su estrategia mundial d i ~ empmas,
h lo cual no es de extra
pues no hay en el mundo modtrno uoa sola poIItica de karmlio
que no haya sido interferida por ellas. &te es el hecho esencial si rete-
ner. Lo que varia & un caso a otro son l a motivos y las formas c s p
c i f m que asume la inserú6n de esas empresas.
Lo anterior debe tmerseen cuenta 1eshidiar el papel de hs trm-
n a c i o d a en las procesa de infcgmción. Bajo una forma u otra y aún
diversos grados de intcré$, las ~ i partidpan enoesos pro- ~
cesos. En uaos casos las wuvenios de integraci&n,y en particular b
orimtacidn que sigan los principaies actores, favorecen h p r d de
esas m-; y en otros casos ae trata de encuadrarlas dentro de cier-
tas regulaciones,cn interh de un detanolio menos subrdinado; pero,
en Mmitva, es h multiforme dinamita de ias transnaehnales h que
modulad su pwticipaci6n.
No 6%la integraddn la que Xransnacionah a h América Latina,
toda vez que la t p a n g n a c i o ~ 6 nes un fenbmeno que tramciende
a h intemaci611.La WRai. m eignifii, de ninguna m-ra, que pa-
ra 4 proceso sean Indifwentw ka existencia ,Be agrupadomi regioría-
Ies, bre@as da juego eitablecidas en sus 'ordem&W08 jurldicos y
las d ~ ~ o n C de e ss que tomen los gobiernos.
-
En r&rk de lo @ p i ~ t l ose h& referencia -da, en primer
té-, a- aI-s de h transM0-6n de hs -no-
mi* s u ~ oya ~~a r 8, e t e d s t i m de
s las:tmmacÍorUifes
que les fwiiitm pafticipar*mh ostehsible predominio, en las -no-
mias en d m o l l o ; y luego, simiendo lo a n t i a r trdondo, se
M dfmach a lsts experiencia$ de los pr&#& de ixWgr&bn Iati-
n d a w s en esta mate&.
-
ta, de m e r a que has decisiones en materia econdmica iiquen P
.
emanar de fuentes internas más bien que de las externa (. .).Los
gobiernos y 10s pueblos de la regidn deben asumir el control sobre
. ..
Ios sectores econbmicos clsiw ( ).El segundo aspecto es que de
m-
h
i-
--
be haber una poiitica daramente definida hacia la inversión extran-
jera privda.1°
21 toc. cit.
furrcidn de las ernpresss I r a n s a W s d
22 Mesa Redonda sobre la
de inkgmcibn Mmamaicma. Infornrepravisionuí, Ancxo VIII, Lima,Perb, 1215 dt
junio de 1978, p. viii-l.
LA POLfTIC.4 DEL MCCA EN RELACIdN CON IA IP~VBRSI~N
EXTRANJERA
23 Loc. cit.
RtsaluEi6a 5 (AC.17) aprobada por la P r i m Rsuni6n dd Comitd de C m p
ración Económica cid Istmo Centroamericano.
como fuente más importantey d b l e la de los empresarios privad~a
y como complemento la sniscripcibn de accioneg porm del priblioo.
Como se pude ver, se trataba de m g e m c h s de carácter getmd, que
no ddidtdxm un espacio espedfico a la inwxsidn errtxaqiera.
No obstante ato, hubo en los origen= del Mercado CÍimÚn Cen-
troamericano al- ínichtivas orientadas a regular la ~ d ~ b n
del capital extranjero en ciertas industrias y a garautimr en éstas la re
pwentacidn del capital aentmamericano. Éste fue el caso del proyec-
to de la CWAL sobre e1 Rdgimen de Industrias Centroamerianas de
Integraci61.1,en el cuai w consideraba conveniente que mando menos
el 50% del capital dde dichas industrias twiera su origen en el
Mercado Común,
Al aprobm el Convenio sobre el Régimen de Indudas -o-
ameriwnas de Intcgmddn se estab1eci6 en el articulo 111 que los Esta-
dos contratantes, en los protooolos que se suscribieran para incluir in-
d u a k en el régbm, de- M ar "ias reglas qne fiperen aoúnsejabks
respecto a la pmicipacidn del capital originario de Centroamérica en
la9em~qucseanpropi~de~p~"&lasindu~~de
iut-bn.
M,en el Primer Protocolo ai R6pimen sc dispuso en el e l d o
13 que Ias empresas propietarias de las phm de sosa dustica y de
insecticidas dorados debian ofrecer a inversionishu centroamericanos
al menos el 4U% del capital social. En el Segundo Protocolo al R&-
men, que declard industria de integmciba Ia de vidrio plano, se dispu-
so que el capital social de la empresa debk cori9tituirse cw el 611% de
aporta ctntroamerimms, proporción que debia mantenerse en todo
momento, inciuso en caso de ampliarse el capital sociai o de cambiar
el propietario de la planta, debiendo ser nominativos (y no aI porta-
dor) los titulos que representaran el capital de origen centromerica-
no. LiunentabIemente, aquella industria, solicitada gor Honduras, no
se Ucgó a establecer y el Regimen de Industrias de Integracibn no tuvo
posteriores aplicaciones.
El caso de la indusulia de Hantas y ~Umaticosmerece comentario
aparte. Fue incorporada al R é g h m &te el Primer Protocdo, par,
a diferencia de las industrias de sosa dustica y de haticidas clom-
dos. la de llantas ya se habia establecido en Guatemala. Mm@amentt
-pero es de suponer que no por casualidad- el Primer Protocolo no
precisb d porcentaje de participacibn del capital centroamericano;de-
clard simplemente que el capitd d a i estaba "constituido en una pro-
porcibn mayoritaria por a p i t d originario de Centroamérica [y que1
una proporcida igual de cualquier ampliacibn futura de capital seria
ofrecida en venta, m anuncio público, al capital centroamericano du-
rante un plazo no menor de 180 dias". En su oportunidad el anuncio
se hizo, pera ya sea por indiferencia del capital, local o por obstsIculos
interpuestos por la empresa, el caso es que no se hizo nada al respecto.
Por el contrario, como se ver4,.ia propiedad del capital tendi6 a con-
centrarse.
La historia de la com~sici6nd o n a r i a de la industria de llantas
es muy representativa de lo que ha d d o en AmMca Latina mu-
chas vezea y en muchos países: la idea de establecer la planta k tuvo
una empresa guatemaiteea en 1954; nueve a os m8s tarde el proyecto
tomd forma y recibid tiv vos f d e s del gobierno. La empresri g m -
temalteca bus& entonces la coparticipacibn de una fuma atadomi-
dense (primero se negoci6 con la maney, f-me, la amhcibn
fue eoa Generd Tire). En k soiicitud para que se incluyera la industria
en el Bé@men, presmMa en 1962, se indio6 que el wpitai era 94%
mtroamericauo. De ser esto cierto, h mmposidhn w b i 6 radid-
-te poms años desptk de ser admitida la indusiria en e3 Régimen
(1963). La General Tire poseía d 72% de1capital hacia 1968; luego en-
tr6 en conflicto con la Good Year Tire and Rubber y, farisilmente, fue
desphda por &a. Poskriomaente, la Oood Year adquirid h mayor
parte&lasaa8on~qwtOdavi~~~lafxrma~ecaquepar
ticipaba ea d mpital d a t , quedando reducida su participacibn y la
de otros accionistas mtroamericmos a d o 5%. Toda ello tuvo lugar
en &m viokión del ardcuIo21 del Primer Protocolo, sin que el Cb
bierno de Guatemda ni los 6r-os de la integrad611tmwan a435611
alguna para htuser valer lo disguestu en ese instniment~.~
Salvo a@um periodos, breves y no representativos, en que hubo
algunos intentos de fegislar sobre Inversiona extranjeras, ia b e a de
wnducta que siguieron los cinco paises centroamericanos fue dar al
-pita1 del exterior d mismo tratamiento que al capital nacional. Así
las cosas no se podía esperar que hubiera receptividad para una pro-
puesta & le&ia&n comunitaria sobre Ia inversión trmaacional.
En un nuevo ambiente internactonat (aunque no nuevo en Centroa-
mtrica) el Proyecto de Tratado de la Comunidad Bconbmia y §mial
Centromericana, entregado a las gobiernos en marzo de 1976 por el
Comitd de Alto Nivel para la Recstructuracibn del Mercado Común,
hcluy6 el titulo VIII sobre Política de Tratamiento al Capitai Ex-
tranjero y Centroamericano. Conforme ai Proyecto: "Los Estados
miembros se obligan a adoptar una política c o m h y normas unifor-
ma o mhbs para el tratamiento del capital extranjero y a las cm-
presas en que &a participaSteniiendo en menta la convenienciade orien-
tar irdichas inversiones en forma *lectiva, wmplernentaria del ahorro
interno y que d m i c e su contribuciónal desarrollo mn6mic6 regio-
nal, faditando, asimismo, Ia c o m e r c i ~ 6 yn a p t i d d n de tecno-
logía en las mejores condiciones posibles" (artículo 256). l3i titulo IX
del Proyecto complementaba Io anterior mediante normas sobre Po&
tica de &ndu y Teetadogia. La %&tiva no fue muy lejos. EIl traje
Ie quedb demasiado grande a los gobiernos y optaron por archivar el
Proyecto.
LA ALAU: LAS T R A N S N A C i a N M
ALGUNAS L E C C I O PARA
~ AmarCA LATINA
A P L ~ C A C IINCOMPLETA
~N Y REFORMA FINAL
Loc. cit.
resueharnente h4tCia una política de expami6n de cada uno de los
mercados nacionales para lograr esa dimensih m& favorable de
--
las e m p w y ese proceso de eqxxídbd6n sin ei mal fa idus-
triakmi6n pierde gran parte de su mido dinhim, que es e n -
cidmente sociaI; el bienestar de las masas de p0bW6n.~
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La edicidn corista de 500 ejemplares.
UNIVERSIDAD NACIONAL AUT~NOMADE M ~ X I C O
IWSTITUTO DE INVESTIBACIOWES ECON~MICAS