Você está na página 1de 1

El Círculo de los Poetas Malditos

Francia asistió al nacimiento de la modernidad.


Ella permitió el desarrollo de las ideas que
hicieron posible un cambio en el pensamiento
político y en la concepción del arte. No sólo
con Francia basta, pero sí que nos ayuda a
entender estos complejos cambios que se
dieron en las sociedades más avanzadas de la
época. En materia de ideas, desde el siglo
XVII, y muy especialmente en Francia, la
modernidad idolatraba a la razón. No en vano
se convirtió en el símbolo, y se la personificó
como la diosa en la época más confusa de la revolución francesa de 1789. Era la
razón la que traía la autonomía del hombre.

La gran figura de este movimiento fue Charles Baudelaire, quien diría en 1863 que
"la modernidad es lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, que es la mitad del arte,
cuya otra mitad es lo inmutable". Continúa escribiendo que "el escritor debe
reproducir la circunstancia en todo aquello que sugiera lo eterno, pues su ocupación
reclama la capacidad de destilar lo eterno de lo transitorio". De esta forma, el
escritor debía tener una capacidad especial como espectador capaz de traducir la
vida banal y cotidiana para trasladarla al ámbito de lo válido supratemporalmente
mediante parábolas, metáforas y otras formas de expresión.

La poética de la modernidad era la del fragmento, donde se imponía el


descuartizamiento de lo real para erigir, otra realidad con los pedazos encontrados.
Charles Baudelaire reaccionó contra el romanticismo imperante en su época. Él no
admitía la inspiración, ni la imaginación, ni la improvisación. La poesía era para él
un ejercicio, un esfuerzo con trabajo sistemático, equivalente al de un paciente
artesano volcado permanentemente en pulir sus versos.

A Baudelaire le precedió un grupo de brillantes poetas: Verlaine, Rimbaud,


Mallarmé, Tristán Corbière, Jules Laforgue y Charles Cros. Con ellos nació también
el mito del artista bohemio, decadente y profundamente crítico con la sociedad de
su tiempo. O, en otras palabras, los poetas malditos.

Esta expresión, que suena a etiqueta puesta por los libros de texto, fue en realidad
inventada por Paul Verlaine quien, en 1884, publicó una serie de semblanzas
biográficas de un grupo de poetas simbolistas y la tituló Los poetas malditos.

De todos ellos, sin duda la figura más llamativa es la de Jean Arthur Rimbaud, que
parece aunar todos los tópicos del artista genial: adolescente rebelde, poeta
visionario, marginado social... Rimbaud vivió sólo 37 años, pero lo hizo
intensamente.

A los 20 años ya había escrito lo mejor de su obra; después, compaginó la literatura


con una interminable sucesión de viajes. En sus últimos años vivió en África, donde
se ganó la vida como traficante de armas. Un tumor en la pierna le obligó a volver a
Francia, donde murió poco después.

Você também pode gostar