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Modulo: Comprensión del desarrollo del movimiento inclusivo

Docente: Rodrigo Monné de la Peña


Estudiante: Katherine Norambuena Navarro

¿Ser distinto es malo?

Antes del siglo XX la concepción de educación especial era principalmente segregadora,


ya que aquellos niños que presentaban algún tipo de necesidad especial, acudían solamente a
escuelas especiales, es por este motivo que durante el siglo XIX se incrementaron notablemente
las escuelas para ciegos, sordos, niños que tenían deficiencia intelectual, etc. (Castejón y Navas,
2007). Pero es durante los años 70, que la idea de deficiencia comienza a cambiar, ya no es el
niño solamente el “culpable” de sus carencias, sino que puede ser producto de un método
inadecuado de enseñanza por parte de las instituciones educativas.
Desde esta perspectiva, podemos hablar de dos conceptos claves, estos son integración
e inclusión escolar. La integración, tal como su nombre lo indica, se trata de integrar a los niños
con necesidades educativas especiales a un ambiente lo mas normal posible (Manosalva, 2002),
esto es, integrarlos a las escuelas normales, para que ellos puedan aprender de mejor manera,
ya que como sabemos todos tenemos derecho a una educación de calidad sin excepciones. El
concepto inclusión es la “evolución” de integración y se refiere a no dejar a ningún niño sin
educación, además se basa en que se debe entregar una educación acorde a la diversidad de
cada estudiante, creando instancias educativas favorables, poniendo énfasis principalmente en
el curriculum, este debe ser adaptado y flexible (Arnaiz, 2003; Castejón y Navas, 2007).
Como he manifestado anteriormente, existe una leve diferencia en estos conceptos y
quiero aclarar que para mí es una diferencia mínima casi imperceptible, pues el concepto de
integración es muy amplio y carece de un significado específico, como lo expresó Vlachou
(1999). Además tanto integración (Hergaty, Hodgson y Clunies-Ross. 1988; Carrión, 2001) como
inclusión (Arnaiz, 2003), habla que todos los ciudadanos tienen el derecho de recibir una
educación acorde a sus propias necesidades, además ambos se sitúan en el contexto escolar,
no en el niño. Estos autores dicen que es la escuela la encargada integrar a todos, incluidos
aquellos estudiantes que presentan necesidades educativas especiales, pues éstos deben
comprobar que obtienen beneficios al asistir a una escuela común. La diferencia que se aprecia
es que Castejón y Navas (2007) tratan la inclusión enfatizando la idea de las adaptaciones
curriculares para facilitar el aprendizaje de los niños. En consecuencia, los docentes tendrán que
estar en continuo perfeccionamiento, ya que para trabajar de esta manera se hace
imprescindible que exista el trabajo colaborativo.
Ahora podemos observar que al incluir la idea de curriculum adaptado en el término
integración, no tendríamos diferencia alguna entre estos conceptos. Además los cambios
curriculares, se deben dar para facilitar el aprendizaje de todos los estudiantes tengan o no
necesidades educativas especiales, puesto que no todos tenemos un ritmo de aprendizaje
común. Dejando en claro mi posición en relación a los conceptos, me referiré a lo que entiendo
es más adecuado para la educación.
Hay muchos autores que proponen la idea de inclusión como la más adecuada para
mejorar la educación en todos los ámbitos, sin embargo, una inclusión cabal es una idea utópica.
Para entenderlo de una mejor manera, pondré este ejemplo: se ingresa un niño que sufra de
autismo al aula común y por algún motivo, se descontrola (algo normal en los niños con
deficiencia intelectual) y no hay un especialista ni alguien que tenga los conocimientos para
afrontar dicha situación, tengo por seguro que se coartará el aprendizaje de los demás alumnos.
Con esto quiero decir que estoy de acuerdo en fomentar la socialización y el apoyo colaborativo
en las escuelas, pero no es acertado integrar a los niños con necesidades educativas
permanentes de forma completa.
Por este motivo propongo integrar a los niños con necesidades educativas transitorias sin
mayor complicación, en cambio se debe analizar cada caso particularmente para aquellos que
tienen necesidades permanentes, pero no sacarlos del sistema “ordinario”. En primera instancia,
todos tienen que estar juntos en los recreos o en las actividades comunes, después de esto ir
paso a paso acercándolos al aula común, dependiendo de sus progresos comprobados, ya que
no es mi idea que ellos estén solos y aislados, todo lo contrario, poco a poco hay que acercarlos
a los demás niños, para que no se produzca un rechazo. Además para mí las diferencias son
inherentes al ser humano y todos deseamos ser aceptados y queridos.
Para sintetizar, quiero señalar que todos merecemos y debemos recibir una educación de
calidad que cumpla nuestras expectativas y satisfaga nuestras necesidades. Para esto, se hace
imprescindible que todos los niños puedan asistir a los establecimientos comunes, sin importar
las limitaciones que pueda tener, pero es importante que no existan barreras para el aprendizaje
de los estudiantes, es por esto que hay casos de niños con necesidades educativas especiales
permanentes que necesitan una educación distinta y más personalizada que los demás
(Manosalva, 2002), sin embargo, no se les debe alejar de las actividades que no son de carácter
educativo formal, sino que es prioritario fomentar aquellas actividades que fortalecen la
socialización del niño, como lo son los recreos, las actividades extraprogramáticas.
El fin de todo esto es que los niños puedan alcanzar un nivel adecuado para su propio
desarrollo, tanto psicológico como intelectual, creando un futuro que no mire las diferencias
como algo malo sino que estas se observen como normales en el ser humano.
Quiero finalizar con esta frase que siempre digo: “¡ser distinto no es malo!”

Bibliografía

1. Arnaiz, P. (2003) Educación Inclusiva: Una escuela para todos. Málaga: Aljibe
2. Carrión, J (2001) Integración Escolar ¿Plataforma para una escuela inclusiva?
Archidona: Aljibe.
3. Castejón, J y Navas, L (2007) Bases psicológicas de la educación especial (4° ed.)
Alicante: Club Universitario.
4. Hergaty, S., Hodgson, A. y Clunies - Ross, L. (1988). Aprender juntos la integración
escolar. (3era ed.) Madrid: Morata
5. Manosalva, S. (2002) Integración educacional de niños con discapacidad. (2° ed.)
Santiago: Tierra Mía.
6. Vlachou, A. (1999) Camino hacia una educación inclusiva. Madrid: La Muralla.

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