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2
INTRODUCCIÓN
Esta mediación ocasiona que en los museos, la mayoría de las veces, el visitante
incorpore la información suministrada por el guía y los objetos, textos e imágenes
que conforman la exposición, a su sistema de representaciones estereotípicas del
pasado desde las herramientas de interpretación que este le proporciona,
apropiándose de manera distorsionada de la información que se le pretende
transmitir y consiguiendo, en muchos casos, reforzar sus prejuicios e ideas
erróneas sobre el pasado. (Delfino y Rodríguez, 1997).
3
Volviendo al Museo de la Universidad, éste cuenta con un importante acumulado
de recursos científicos y patrimoniales producto de los trabajos de investigación
adelantados desde él, sin embargo, a pesar de su existencia, tales recursos no
pueden ser aprovechados en sus amplias posibilidades educativas debido a lo
elemental de la estrategia de comunicación y divulgación que en la actualidad
implementa. En este marco resulta importante el diseño de una estrategia mas
compleja que permita una interacción más fluida entre dicho conocimiento y el
público general.
4
1. LOS MUSEOS: ENTRE EL PASADO REMOTO Y EL FUTURO INMEDIATO
Si bien los museos como se conocen hoy día no aparecen hasta el siglo XVIII, su
historia se encuentra íntimamente ligada al surgimiento y desarrollo de la
conciencia histórica de las sociedades, y a su vez, a la del coleccionismo. Aunque
en su acepción actual fue empleada por primera vez en inglés hasta el siglo XVII,
la palabra griega Museion, que significa sitio de las Musas, designaba los templos
dedicados a éstas en la antigua Grecia. Sobre este asunto volveremos más
delante.
1
BALLART, Josep. Patrimonio histórico y arqueológico : valor y uso. Barcelona : Ariel Historia,
1996. p. 30.
5
que el hombre de todas las sociedades requiere para realizar la
posibilidad de vivir.2
Por esta vía de razonamiento se puede llegar a la conclusión de que los artefactos
elaborados por un grupo social, independientemente de las necesidades que
motiven su elaboración, constituyen concreciones materiales de sus ideas, o lo
que es lo mismo, elementos de su cultura material. Al respecto resulta
considerablemente ilustrativa y conceptualmente esclarecedora la siguiente
reflexión de Marx:
6
Hechas estas consideraciones volvemos sobre lo que nos ocupa de manera
central, una actividad propia de las sociedades humanas: la recuperación y puesta
en juego, a través de la memoria, de su pasado con el objetivo de legarlo a futuras
generaciones como articulador de su identidad.
Valga aclarar que cuando se dice lo mejor de la cultura se hace referencia a lo que
una sociedad – concretamente los sectores dominantes dentro de ella- considera
mejor de sí; esta selección supone, por supuesto, una mirada en cuya
construcción se descartan determinados elementos o acontecimientos que se
contraponen, o podrían hacerlo, con la imagen a través de la cual tales sectores
representan su sociedad y a sí mismos dentro de ella, y que pretenden transmitir a
las futuras generaciones. Es esta selectividad de la memoria en términos tanto
individuales como sociales la que posibilita las diferentes valoraciones que en
sentido positivo o negativo es posible realizar de la historia de un pueblo, un
proceso, o una organización social, para citar algunos ejemplos.
de información (...) Es una respuesta –si o no- a una pregunta no ambigua.” La persistencia de la
memoria, En: Cosmos, p. 270 –271
7
de los casos, encontrar ese código, o desarrollar uno nuevo y funcional, cuando se
enfrentan a objetos o fragmentos de la cultura material de sociedades
desaparecidas con las que no es posible entablar un diálogo de otra manera.
Los orígenes de la historia como relato se pierden en la oscuridad del pasado, sin
embargo, con frecuencia se vincula su desarrollo como disciplina a la aparición –
hace unos 5.000 años-, de documentos escritos sobre tablillas que registraban
datos tan diversos que van de la narración hecha por individuos sobre sí mismos u
otros, a la contabilidad y la organización de la sociedad; por otra parte hay que
recordar los objetos, que persistentes más allá de sus creadores, se mantuvieron,
junto con los libros, cargados de información, tendidos a los pies de sus herederos
como puentes hacia el pasado.
Esta relación sostenida por la humanidad con el pasado a través de dos tipos de
artefactos ha dado origen a instituciones complementarias: la biblioteca y el
museo. La primera, como colección de libros ordenados sistemáticamente para
ser consultados por los conocedores del código imprescindible para interpretar y
aprovechar su contenido, podríamos decir que se ha mantenido de manera más o
menos continua a través de la historia, gracias o a pesar de los altibajos y
particularidades impuestos en su organización o el acceso a sus colecciones por
diferentes momentos históricos. El museo, sin embargo, ha estado sujeto a
mayores cambios tanto en la concepción de su rol en la sociedad, como en su
organización, e incluso en lo referente a su existencia como institución; veremos
que no ha contado con una permanencia continua a través de la historia, por lo
que durante periodos históricos importantes el registro de la relación de las
sociedades –o sectores de éstas- con los objetos legados por su pasado tomará la
forma de una mirada sobre el coleccionismo.
Acá es donde una serpiente muerde la cola de otra formando un óvalo, como en la
tapa de la Historia Interminable, para volver a comenzar el relato. Volvemos al
Museion.
Como se dijo en las primeras líneas de este capítulo, un Museion era, en Grecia
clásica, un templo dedicado a las Musas, deidades protectoras de las ciencias y
las artes liberales, en ellos se acostumbraba depositar diversos objetos votivos
que rememoraban algún evento del pasado. Si bien éstos y lo que desde la
consolidación de los estados burgueses conocemos como museos mantienen
profundas diferencias, existen dos vínculos que es posible establecer entre tales
extremos: en primer lugar se encuentra la relación entre el coleccionismo de todos
los tiempos y el colonialismo, en segundo la preocupación de sectores de la
sociedad por conservar, almacenar, y poner a disposición de un público
históricamente determinado, cierto número de objetos dignos, por consideraciones
8
estéticas, políticas, religiosas o de otro tipo, de ser preservados de la destrucción
impuesta por el paso del tiempo.
Ahora bien, aunque Lewis, citado por Ballart 4, afirma que se sabe de la utilización
de material de carácter histórico con fines educativos en las escuelas de la ciudad
mesopotámica de Larsa desde el cuarto milenio antes del presente –inscripciones
que para ese entonces ya eran antiguas-, es alrededor del año 290 a. C. donde
encontramos el antecedente más antiguo de lo que hoy conocemos como museo:
El museion de Alejandría, ya no como edificación religiosa, sino como institución
dedicada a la preservación, cultivo, y difusión de la cultura, fundado por Ptolomeo I
Sóter, sucesor de Alexandros.
Se sabe que éste era un gran edificio en cuyo apogeo hubo reunidos mas de cien
sabios divididos en filólogos y filósofos mantenidos por el Estado, quienes asistían
a banquetes (los simposios) en los que discutían ideas científicas y filosóficas
entre sí y con los estudiantes.
4
BALLART, Josep. Op Cit. p. 52.
5
CONTI, Giacomo, Proyecto para un Museo Botánico de Mérida, Venezuela. [En línea].
Disponible en: http://www.botanica.ciens.ula.ve/Proyectos/Arquitectura/proyecto%20arquitectónico
%20de%20Giacomo%20Conti.pdf
6
DIE, Amelia. La biblioteca de Alejandría renace de sus cenizas. En: Muy Interesante. Vol. 17,
No. 200 (2000); p. 28.
9
obtenían copias. Para el momento en que Calímaco de Cirene catalogó las obras
con que contaba bajo el reinado de Ptolomeo II, estas sumaban 490.000
volúmenes de retórica, poesía, historia, matemáticas, ciencias, astronomía, y
medicina, y se estima que continuaron creciendo bajo los posteriores reinados de
los reyes ptolomeos, quienes instalaron una Biblioteca Hija al interior de un templo
conocido como Serapeum.
1.2 El coleccionismo
Acá retomamos otro de los hilos que quedaron sueltos en un párrafo anterior:
existen períodos históricos en lo que dada la inexistencia de instituciones públicas
dedicadas a la preservación de objetos históricos, quien desee seguir la pista al
pasado de los museos deberá, inevitablemente, remitirse a las formas que asumió
en esos periodos la conservación de elementos de la cultura material
considerados valiosos. Una de esas formas, quizá la que ha contado con una
mayor continuidad a través de los tiempos, ha sido el coleccionismo; de hecho hay
quienes opinan, como Aurora León, que la historia de los museos es en buena
medida la del coleccionismo. De la misma manera podríamos decir que la historia
del coleccionismo corresponde con la historia del desarrollo de las sociedades, en
tanto las formas y los ritmos adoptados por ésta actividad han dependido de las
condiciones históricas y económicas de cada época.
10
Por nuestra parte haremos referencia, en el caso del coleccionismo como
actividad especializada, a una acepción más restringida y precisa del término, al
usarlo para definir un conjunto de cosas que comparten una característica que las
hace distintas de los objetos del mundo en general: su condición de bienes
culturales.
Sin embargo, no es suficiente con que los objetos agrupados sean bienes
culturales. Para que un agrupamiento de objetos pueda ser considerado
colección y no el producto de un mero ejercicio de atesoramiento, los elementos
que lo componen deben estar organizados de acuerdo a una cierta lógica e
integrados en un cuerpo cuya coherencia estará determinada por las relaciones
de unos elementos con otros y de cada uno con el conjunto. Así, el grupo de
herramientas utilizadas para una actividad especializada que, en el sitio de
trabajo o en un cajón de antigüedades desordenadas, conforma un simple
conjunto, podría hacer parte de una colección si se encontrara organizado de
acuerdo a unos criterios preestablecidos dentro de un grupo más amplio de, por
ejemplo, herramientas empleadas para la talla de madera en los talleres
neogranadinos del siglo XVI.
1.3 Roma
11
embargo bajo el imperio romano es donde se puede observar un tipo de
coleccionismo más cercano al que se desarrolló con posterioridad en el resto del
mundo.
12
1.4 La Edad Media
Si bien el interés por las obras del mundo clásico se mantuvo en los inicios de la
consolidación estatal del cristianismo, como lo expresa el transporte de obras de
todo el mundo clásico a Constantinopla por orden de Constantino, la creciente
institucionalización de la religión condujo rápidamente al rechazo de estas obras
como parte de la política eclesiástica en contra de la idolatría (política que podría
verse como la lucha de los Padres de la Iglesia por imponer la hegemonía del
culto cristiano sobre la diversidad de expresiones religiosas del mundo antiguo).
Sin embargo, a pesar del giro, el sentido moralizante de la exposición de los
objetos que contenía la política de Marco Agripa se mantuvo, tomando una nueva
forma. Durante la mayor parte de la Edad Media la exposición de bienes culturales
–conocidos como reliquias por la Iglesia- se articuló, ya no alrededor de la
identidad imperial romana sino en torno a un sentido religioso y político de
identidad inserto dentro del complejo juego de las Verdades cristianas.
Hemos dicho párrafos atrás que la historia está compuesta por un entramado de
interpretaciones sobre el pasado orientadas por los intereses de los sectores
sociales que las escriben –que la mayoría de las veces coinciden con los que
detentan el control del conjunto de la sociedad-. Pues bien, nada mejor que la
historia de la Iglesia en general, y la de las cruzadas en particular, para ilustrar
esta condición: mientras éstas han sido representadas por la Iglesia como
memorables campañas por la recuperación de los Santos Lugares, que se
encontraban en manos de los enemigos de la verdadera religión, y ha llegado
incluso a canonizar al rey Luis IX de Francia (San Luis) -quien organizó y dirigió la
VII y VIII campañas en el siglo XIII-, una interpretación más objetiva de estos
movimientos verá en ellos “campañas de saqueo o para conseguir tierras [a favor
de los nobles y caballeros feudales, los comerciantes italianos y la Iglesia, que]
(...) arrebataron de las manos musulmanas la ruta del Mediterráneo e hicieron de
ella otra vez la gran vía de tráfico entre el Este y el Oeste que había sido en los
tiempos antiguos”8.
8
HUBERMAN, Leo. Los bienes terrenales del hombre. Bogotá : Latina, 1936. p. 39.
13
Este saqueo de medio oriente dotó a Europa de una cantidad considerable de
objetos robados de las ciudades árabes que constituían no solamente obras
artísticas y utilitarias sino metales para ser fundidos, piedras preciosas, textiles, y
reliquias, objetos que supuestamente había pertenecido a los santos. Una
proporción del botín entre la que se encontraban reliquias, joyas, y ornamentos
religiosos elaborados con metales traídos de oriente y fundidos, y piedras
preciosas desguazadas y vueltas a engastar, fue a parar a manos de la Iglesia, en
cuyo nombre y el de Cristo fueron lanzados las sucesivas campañas; otra porción
entró a los tesoros y colecciones de príncipes y comerciantes que habían
participado de la empresa. Por esta vía las iglesias de la edad media entraron al
terreno de la puesta en escena de bienes culturales procedentes directa o
indirectamente de las cruzadas como “la única forma de museo público” (León,
1995) de la época. Así, según comenta Josep Ballart, la Cámara Santa de la
Catedral de Oviedo recibió “las más extraordinarias reliquias: dos espinas de la
Corona de la Pasión de Cristo, un trozo del bastón de Moisés, y una sandalia de
San Pedro”9.
Ahora bien, desde los siglos VIII y IX se dio, un giro importante en la política de
Europa occidental que favoreció el posterior desarrollo de la cultura Humanista del
Renacimiento. Tanto Carlomagno, coronado emperador de Roma y protector de la
cristiandad, como Teodorico y Federico II, conocido éste último por sus rigurosas
observaciones del comportamiento de las aves, desarrollaron programas
culturales orientados a recuperar elementos de la antigüedad romana, que
ofrecieron una resistencia objetiva, aunque marginal, a la tendencia eclesiástica de
homogenización de la vida cultural y la conciencia histórica bajo su noción de la
historia como el decurso del Plan Divino. Sus cortes constituyeron espacios en los
que podía circular y desarrollarse con más amplia libertad una actividad cultural
que, como se ha dicho, constituyó un fermento del Humanismo Renacentista, en
cuyo seno fueron tomando forma nuestros museos actuales.
1.5 El Renacimiento
Podría observarse esta época, como cualquiera, desde diversos puntos de vista.
Si se la mira desde la perspectiva del arte y el desarrollo del conocimiento
seguramente se verá el florecimiento de estas ramas de la cultura, por otra parte,
si se lo hace atendiendo a sus características económicas y políticas el panorama
será el de continuos episodios de inestabilidad que sacudieron Europa. Tal vez lo
más acertado sea decir que como rasgo general el Renacimiento es una época de
convulsiones. Lenta consolidación del absolutismo y crisis en la Iglesia a raíz de
la Reforma protestante; desarrollo colosal de las artes, las matemáticas y la
9
BALLART, Josep. Op. Cit. p. 133.
14
ciencia en varios países del continente y profundización de la represión y el
antisemitismo en España bajo los reyes católicos y la Inquisición; avance
acelerado de la burguesía mercantil y manufacturera, y la comunicación marítima
al lado del descubrimiento de América, y guerras asoladoras entre las descollantes
naciones e insurrecciones civiles y campesinas en los Países Bajos y Alemania.
Lo cierto es que junto al auge del comercio durante este periodo, la sociedad
europea occidental vio desarrollarse a saltos su cultura: la vuelta de los hombres
de los siglos XIV al XVI a la antigüedad en busca de un pasado glorioso e
inspirador ética y estéticamente condujo –como germen de la Modernidad- al
esfuerzo por la puesta en juego en el presente de lo mejor de ese legado. Como
veremos luego, esta preocupación se limitó fundamentalmente a los textos, las
ideas y los bienes muebles.
10
DÍAZ, Gildardo. El Humanismo Renacentista. Ibagué : Corporación Universitaria de Ibagué,
2003. Inédito. p. 6.
15
jugado por el ojo en el desarrollo renacentista de la cultura Leonardo da
Vinci escribió: “El ojo es el señor de la astronomía. Hace la cosmografía. Aconseja
y corrige todas las artes humanas ... el ojo lleva a los hombres a diferentes partes
del mundo. Es el príncipe de las matemáticas ... Ha creado la arquitectura, la
perspectiva y la divina pintura ... Ha descubierto la navegación” 11.
Hay que decir, sin embargo, que el desplazamiento del oído por el ojo sólo fue
parcial: la aplicación de las matemáticas, y con ellas de los sistemas de
cuantificación al sonido –a la música- dieron lugar, durante este periodo, pero ya
incipientemente desde la Edad Media, al desarrollo del lenguaje musical y la
notación moderna.
Pues bien, la progresiva familiarización con los bienes llegados de la oscuridad del
tiempo pasado a la que nos hemos referido, supuso una valoración positiva de los
objetos como fuentes de conocimiento susceptible de ser aprovechado (quizá sea
acá donde debamos buscar, como propone Aurora León, los orígenes de la
colección arqueológica). Tal apreciación trascendía los viejos valores, ya no era
necesario que estuviera elaborado con un material precioso o que hubiera
pertenecido a algún padre de la iglesia o un héroe para que algo fuera digno de
ser coleccionado.
Así, la pasión por la naturaleza y las obras muebles de los hombres y mujeres
pasados, depositarios de secretos susceptibles de ser revelados mediante la
observación sistemática, metódica, se introdujo en los gabinetes de los
coleccionistas, que dejaron de reunir únicamente antigüedades ampliando sus
expectativas a todo tipo de “rarezas”, venidas de todos los rincones del mundo o
de sus propios jardines; la mera contemplación del mundo como un libro escrito,
cerrado, perfecto, heredada de la edad media dio paso a la observación
inquisitiva, deseosa de leer el libro abierto del mundo y darle un nuevo orden
independiente de la teología, que alcanzaría su máximo desarrollo en la
Modernidad.
16
prohibiera la extracción de piedra del Foro romano para la construcción del
Vaticano.
12
CROSBY, Alfred. Op. Cit. p. 21.
*
Para aproximarse al desarrollo del diseño científico durante el Renacimiento y la Ilustración ver la
obra de Antonio de Pedro: El diseño científico, Siglos XV al XIX. Madrid : Alcal, Colección Historia
de la ciencia y de la técnica, Nº 37
17
Algunos ejemplos: El imperio romano, la familia Medici de Florencia en el siglo XV;
el British Museum del siglo XIX en adelante; el ciudadano Kane, protagonista de la
película homónima de Orson Welles inspirada en la biografía del magnate
norteamericano W. R. Hearst; el narcotraficante colombiano Pablo Escobar,
durante década de 1980, con su colección de motocicletas y autos clásicos entre
los que se encontraba uno usado por Al Capone; o los famosos coleccionistas de
arte Japoneses de finales del siglo XX y principios del XXI, dispuestos a pagar
cientos de millones de dólares por una obra de Vincent Van Gogh.
Así, a medida que el siglo XVIII veía marchar la intensificación del mercado
internacional que le sería característica, asistía a constantes alzas en la demanda
y especulación en el comercio de obras de arte y objetos coleccionables. La alta
burguesía dinamizaba y protagonizaba un pico en la historia del coleccionismo,
con lo que banqueros, industriales, comerciantes y especuladores entraron a
formar parte de los círculos antes ocupados únicamente por la Corte, la Iglesia y el
Ejército.
18
En principio, las galerías abiertas del setecientos expresaban, parcialmente, el
arraigo del humanismo renacentista y su preocupación por el hombre en el más
amplio sentido filosófico -dando por descontadas las limitaciones de clase del
proyecto-, como se expone en un memorando dirigido por el historiador de la
arquitectura Aloys Hirt al rey de Prusia en 1798 en el que planteaba que los
museos “son un patrimonio para toda la humanidad... Sólo haciéndolos públicos y
abriéndolos a la contemplación pública de sus colecciones, pueden convertirse en
materia de estudio; y cualquier resultado obtenido a partir de aquí es una ganancia
a añadir para el bien común de la humanidad”.13
Surgieron los primeros grandes museos públicos a los que nos hemos referido, y
el proceso de ordenamiento y especialización de los saberes propio de la época
avanzó, en su terreno, con la creación de salas especializadas y museos
disciplinarios de carácter científico como los de arqueología e historia natural. A su
lado, estas reorganizaciones propiciaron reflexiones acerca de la disposición de
los objetos en la exposición: aparecía de manera general y sistemática la reflexión
museográfica, iniciada en el siglo XVI con la preocupación por sistematizar las
colecciones y exhibirlas en lugares establecidos especialmente para ello; en el
13
Citado por BALLART, Josep. Op. Cit. p. 149.
19
nuevo contexto se ocupaba de que la disposición de los objetos facilitara el
despliegue de su potencial educativo.
Quizá sea hora de introducir una distinción entre Museografía y Museología que
retomaremos luego: la museografía, de más temprana aparición,
Planteada la distinción volvamos al cauce del siglo XIX: en la más amplia sociedad
política, artística e intelectual de la época, la confianza en la virtual omnipotencia
de la razón para dominar el mundo rompiendo con el pasado y superándolo –la
conocida noción de la historia como progreso-, propició dos tipos de actitudes que,
comenta Ballart (retomando la idea de Marx* de que las condiciones materiales de
existencia de los individuos determinan su conciencia), se manifestaron en torno a
la valoración del pasado en diferentes puntos de la sociedad de clases.
No sabemos, sin embargo, cuál fue la actitud del autor alemán frente a la
conservación de objetos antiguos, pues sus más conocidas afirmaciones respecto
a lo decadente del esfuerzo por recuperar las ideas y las formas pasadas hacen
referencia, fundamentalmente, al giro conservador de la burguesía francesa tras
su establecimiento en el poder, evocando las instituciones romanas, los cánones
estéticos de la antigüedad incluida la Edad Media, y el cesarismo de la decadencia
14
LEÓN, Aurora. El museo : Teoría, praxis y utopía. Madrid : Cuadernos de arte Cátedra, 1995. p.
92.
*
Al respecto afirma Marx en el prólogo a la Contribución a la crítica de la Economía Política.
México : Ediciones Pasado y Presente, (s.f.). p. 77 : “El modo de producción de la vida material
condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del
hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, su ser social lo que determina su
conciencia”.
20
del imperio romano como expresión del control totalitario de la sociedad, que en
Francia tomaría el aspecto del bonapartismo, todas manifestaciones de “un
anquilosamiento de formas anticuadas que nada o mucho tenía que ver con la
nueva civilización”15. A propósito de esa tendencia escribió en 1852:
15
LEON, Aurora. Op. Cit. p, 41.
16
Marx, Carlos. El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Pekín: Ediciones en Lenguas
Extranjeras, 1978. p. 9.
17
“Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de diversos modos; pero de lo que se
trata es de transformarlo.” En: Obras Escogidas de C. Marx y F. Engels. Tomo II. Moscú : Editorial
Progreso, 1971. p. 403.
21
Francia y Rey de Italia en 1804 y 1805, hacen parte del mismo proceso, tal cual lo
hizo en otros ámbitos de la cultura el romanticismo pictórico, literario,
arquitectónico y decorativo.
En los dos casos la expoliación de los objetos muebles que yacían en los sitios
arqueológicos constituyó un rasgo de su exploración. Sin embargo, las
excavaciones sistemáticas realizadas en las ciudades romanas bajo la protección
y financiación de Carlos de Borbón, permitieron exponer las estructuras
arquitectónicas tal cual habían sido halladas, exponiendo al público, en el palacio
real de Nápoles, las esculturas y demás objetos recuperados. Al respecto, afirmó
León Trotsky en una entrevista concedida al periódico danés Politiken en 1932:
“Lo que los italianos lograron es realmente colosal. Reconstruyeron un tercio de la
ciudad tal como era en el pasado; mirándolas uno recrea la vida de la ciudad de
ese entonces.”19
Peor suerte corrieron los objetos que habían permanecido durante siglos en
Egipto: los depósitos de coleccionistas públicos y privados de toda Europa
recibieron con las puertas abiertas cuantos llegaron de aquellas tierras, que de un
momento a otro, como las momias sacadas de las tumbas e igualmente llevadas
como piezas de exhibición o materia prima para todo tipo de medicinas, se
pusieron de moda. Ahora bien, en este periodo tuvo lugar un hecho clave para la
egiptología y la arqueología en general: el desciframiento de la escritura jeroglífica
por el arqueólogo Jean-François Champollion, gracias al hallazgo en 1799 de la
piedra de Rosetta, una estela con inscripciones en griego antiguo, demótico, y
escritura jeroglífica que fue usada por el francés, quien en 1826 sería nombrado
conservador del departamento egipcio del museo de Louvre.
18
BALLART, Josep. Op Cit. p. 176.
19
TROTSKY, León. Escritos : Libro II. [CD ROM]. Buenos Aires : CEIP León Trotsky, 2003.
22
Por otra parte, observando con cuidado se puede notar que, a pesar de la
destrucción y saqueo por los coleccionistas de riquísimos yacimientos
arqueológicos en Grecia, Siria, Persia, Italia, China, Egipto y demás lugares en los
que se desarrollaron grandes culturas durante la antigüedad –no hemos
encontrado datos precisos sobre el coleccionismo de objetos de la América
prehispánica durante la época, aunque se sabe de su existencia como afición de
los reyes de España desde el siglo XVI-; el nuevo fenómeno coleccionista
expresaba la consolidación de una transformación en la relación subjetiva con los
objetos históricos, iniciada durante el Renacimiento e impulsada con el mayor
peso dado a la documentación como parte del método de la investigación histórica
durante el siglo XVIII: ya no se trataba de simples rarezas o ruinas sino de
expresiones materiales de la cultura que debían ser preservadas de la destrucción
ya que podían ser interrogadas en busca de información sobre sus productores.
Este fenómeno de revaloración de la cultura material tuvo un antecedente en la
República Francesa, en la que tras la destrucción causada por las revueltas de la
Revolución, se dedicaron a partir de 1810 considerables esfuerzos y sumas de
dinero a la restauración y conservación arquitectónicas.
23
importantes estudios de geografía general,* elaboró ensayos políticos, y trazó
mapas cuya detallada exactitud se reconoce hoy día; es también la del auge de
los estudios etnológicos y antropológicos europeos fuera de Europa.
20
YOURCENAR, Marguerite. Memorias de Adriano. Barcelona : Orbis, 1988. p. 273.
*
Mechthild Rutsch cita referencias de Durkheim y Freud a propósito del totemismo australiano en
su artículo Ellos son los verdaderos salvajes: dos siglos de expansión occidental en los “Mares del
Sur”, p. 113.
24
papel importantísimo como justificación tácita o explícita del saqueo y la opresión
a la que fueron sometidas, a veces hasta el exterminio como en Australia y las
islas del Pacífico, las comunidades encontradas al paso de la expansión capitalista
del momento.
Otra cosa sucedió con la cultura tasmana. Esta sociedad nunca pudo
recuperarse del impacto de la invasión europea (se ha calculado una
población de unos 5 mil miembros originales, seguramente por debajo de
lo real), la cual, en 1835 se había reducido a unos 84 individuos. Para la
gran caza de tasmanianos del año de 1835, organizada ante el hambre de
los colonos por tierra, se llevaron indígenas del continente especialmente
entrenados para tal fin, se cercó a las personas sobrevivientes y
posteriormente se les confinó en un campamento en una de las islas del
estrecho de Bass. Aparentemente en 1876 se murió la última mujer de
descendencia completamente tasmana y su esqueleto, todo bajo el
pretexto de la curiosidad científica y de la «ciencia» antropológica, fue
exhibido hasta el año de 1956 en el Museo de Hobart.21
Como hemos dicho, el siglo XIX desarrolló, hasta inicios del XX, muchos rasgos
esbozados en el anterior: la fundación de museos continuó y se extendió al resto
del mundo; se abrieron, entre otros, el Rijksmuseum de Amsterdam (1808), el
Metropolitano de Nueva York (1870), las galerías Nacional y Tate de Londres
(1897), y continuó la especialización y apertura al público de las colecciones del
Vaticano iniciada en el XVIII: fueron instalados y abiertos el Museo Sagrado, el
Pio-Clementino, la Pinacoteca Vaticana, los apartamentos Borgia, y los museos
Misionario, Etnológico, Profano y Cristiano.
21
FAGAN, Brian. Clash of Cultures. New York : W.H. Freeman and Co., 1984. Citado por
RUTSCH, Mechtild. Op Cit. p. 118.
25
Así, los ciudadanos de un estado eran similares a los de otros lugares y épocas en
tanto que existían como seres humanos y su cultura se inscribía dentro de la
amplia cultura de la humanidad, pero se diferenciaban de otros porque
pertenecían a una nación con una historia particular, que había determinado sus
características actuales. Los museos representan, para los nacientes estados
burgueses, lugares en los que la idea de nación adquiere, como afirma Ballart, una
dimensión tangible.
22
BALLART, Josep. Op Cit. p. 194.
26
En Rusia, como en la Francia de la revolución burguesa de 1789, las
confrontaciones que caracterizaron la toma del poder por los bolcheviques y la
guerra civil que le siguió, hacían especialmente vulnerables los bienes
patrimoniales. Igual que allí, en medio de convulsiones de parto, el naciente
Estado –a través de un organismo especializado en museos científicos y artísticos
dirigido por Natalia Sedova, la compañera de León Trotsky-, dedicó importantes
esfuerzos a la preservación de los bienes culturales de su destrucción:
23
LEÓN, Aurora. Op. Cit. p. 178.
24
TROTSKY, León. Mi Vida. Bogotá : Pluma, 1977. p. 247.
25
CARANDINI, Andrea. Arqueología y cultura material. Barcelona : Mitre, 1984. p 14. Citado
por BALLART, Op. Cit. p. 23.
27
cambio de lo que existe, a fin de poder contribuir a la edificación de la
vida.26
He ahí el contexto del que surgirían lo que Aurora León ha denominado museos-
escuela soviéticos, instituciones cuyos principios museológicos no se basan en
Habrá que decir, sin embargo, que si bien tales características constituyen una
particularidad de la museología y los museos-escuela soviéticos frente a sus
equivalentes europeos y americanos, estos –como todas las instituciones de esa
sociedad-, sufrieron las consecuencias del importante giro producido hacia la
segunda mitad de la década de 1920, por la burocratización del Estado y la
consolidación del estalinismo en el poder.
El culto a la personalidad de Stalin, las purgas en las que se expulsó y/o asesinó
al ala izquierda del Partido Comunista, la eliminación de las libertades
conquistadas por la revolución en los terrenos político y cultural, y la política de
falsificación de la historia para adaptarla a la ideología de la burocracia -todos
éstos elementos que sobrevinieron con el nuevo régimen-, tuvieron su correlato en
la implantación de conceptos oficiales del arte y la historia:
...el arte oficial de la Unión Soviética –y allí no hay otro arte- se basa en la
falsificación grosera, en el sentido más directo e inmediato del término. El
objetivo de la falsificación es magnificar al “jefe”, fabricar artificialmente un
mito heroico.
26
TROTSKY, León. Para transformar la vida hay que comenzar por comprenderla. En: Literatura y
revolución. Buenos Aires : Crux, 1989. p. 215.
27
SCHMIT, T. “Les Musées en U.R.S.S”, Cahiers..., p. 206-221. Citado por León, Op. Cit. p. 178.
28
octubre, no se olvida jamás de representar, con Stalin a la cabeza, un
“centro revolucionario” que no ha existido nunca.28
En la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI, quizá el ejemplo más claro
de la utilidad política de la arqueología se presenta en Israel, donde ejércitos
enteros de arqueólogos y voluntarios excavan mientras demuestran el derecho
ancestral del pueblo* judío a ocupar –invadir- Palestina, una reivindicación que,
para Eric Hobsbawm, constituye “la negación de la verdadera historia del pueblo
judío durante más de 2.000 años”.29
28
TROTSKY, León. La Burocracia Totalitaria y el arte. En: Literatura y revolución. Buenos Aires :
Crux, 1989. p. 259.
*
Para un aproximación a las discusiones acerca de la falsa existencia de un pueblo judío ver el
artículo de Roberto Fanjul y Gabriel Zadunaisky “ Israel: Historia de una Colonización” En: Revista
de América. Buenos Aires : [s.n.]. No. 12, pp. 4-35.
29
HOBSBAWM, Eric. Sobre la historia. Barcelona : Crítica, 1998. p. 29.
29
Por otra parte, en este mismo periodo otra guerra pondría en evidencia
nuevamente tras la segunda guerra mundial que hoy en día la expoliación viaja en
portaviones y jet: la invasión a Irak en la primera mitad del año 2003, concluida
con la toma de Bagdad por las tropas de Estados Unidos e Inglaterra, propició el
El total de piezas saqueadas, según la Unesco, alcanza las 200.000, varias de las
cuales fueron recuperadas de las maletas de soldados y periodistas que
regresaban del frente de guerra, o han salido a la venta en portales de Internet.
30
RAMONET, Ignacio. El saqueo de Bagdad.[En línea]. Publicado por Otra Realidad. [s.l.] : [sep
de 2003] Disponible en: www.Otrarealidad.net/opinión/ignacio-ramonet
*
“El museo americano se presenta desde su aparición pedagógico y activo par la cultura popular.
El Metropolitan Museum de Nueva York, fundado y abierto al público al mismo tiempo en 1870, no
solo ofrece las secciones más variadas de arte universal (...), sino que ofrece desde comienzos del
siglo actual un boletín con información de las diversas actividades del museo (compras,
exposiciones temporales, conciertos, conferencias...) y una revista enfocada a la enseñanza
escolar.” Aurora León, Op. Cit. p. 53.
30
Acá se hace necesario volver sobre la distinción entre museografía y museología
propuesta más arriba. Se ha dicho allí que la museografía se ocupa, en lo
fundamental, de aspectos técnicos, empíricos, ligados al funcionamiento de los
museos (arquitectura, montaje, iluminación, conservación, etc.) y para ampliar la
distinción diremos con la misma autora que la museología “actúa como
planificadora teórica y definidora de los postulados que han de ser aplicados tras
el análisis museográfico. (...) es el análisis reflexivo del fenómeno museográfico”31.
31
LEÓN, Aurora. Op. Cit., p. 92.
32
Dilthey, W., Introducción a las ciencias del espíritu. Citado por León, Op. Cit. p. 94.
31
La Museología comporta los caracteres –sujeto, objeto, sentido, medios y
finalidad- que la constituyen autónoma y cualitativamente y se confirma
como ciencia al contar con tres elementos básicos:
33
LEÓN, Aurora. Op. Cit., p. 95.
34
Ibíd., p. 95.
*
La organización de estas discusiones ha partido de la definición del museo como “una institución
permanente, sin fines lucrativos, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público, y
que efectúa investigaciones sobre los testimonios materiales del ser humano y de su medio
ambiente, los cuales adquiere, conserva, comunica y exhibe, con propósitos de estudio, educación
y deleit.e”. En: Código de Ética Profesional de los Museos ICOM. Bogotá : Ministerio de Cultura,
1997. p. 14.
32
desde 1948 la revista Museum, y los profundos cambios operados en la sociedad
y las ciencias sociales durante la segunda posguerra.
Pese a que los hechos enumerados tuvieron lugar al terminar la primera mitad del
siglo, es solo hasta comienzos de la década de 1970 cuando surge un movimiento
formalmente reconocido como Nueva Museología, que propone nuevas
interpretaciones relativas al papel educativo-comunicador de los museos y los
mecanismos en que se deberían apoyar para dar un cumplimiento más efectivo a
sus objetivos.
Así, teóricos como Antonio Ten han propuesto, desde allí, ampliar la definición del
ICOM hacia una idea del museo como “un espacio de comunicación, más o menos
permanente, dotado de un proyecto educativo dirigido a una determinada
sociedad.” 35
Ahora bien, desde un punto de vista esta tendencia podría ser entendida como un
reflejo -en el terreno de la museología-, de la orientación descrita por Jean
François Lyotard36 según la cual se ha producido un cambio importante en el
estatuto del conocimiento, en el cual éste ya no resulta valioso como un fin en sí
mismo sino en cuanto tenga una utilidad práctica –en este caso la educación y
formación de la comunidad relacionada con el museo-. Es importante aclarar sin
embargo, que la utilidad práctica a la que se refiere Lyotard está enmarcada,
fundamentalmente, en el contexto del mercado y las relaciones económicas.
Desde otro punto de vista podría pensarse que expresa el resurgimiento de la
preocupación de Ptolomeo Sóter, Marco Agripa, y los pensadores modernos
acerca de la utilidad pública del patrimonio histórico. Tal vez no sea una cosa o la
otra de manera exclusiva.
Como sea, tanto un aspecto de la orientación descrita por Lyotard como las
preocupaciones de los viejos emperadores y los filósofos de la Modernidad se
tocan por una cara: la de la necesidad de usufructuar al máximo de sus
posibilidades las colecciones y el conocimiento construido alrededor de ellas. Ese
es, en términos generales, el espíritu de la Declaración de Québec (1984), en la
que se formulan los Principios básicos de una nueva museología : “la museología
debe ampliar sus objetivos, más allá de su papel y funciones tradicionales de
35
Ten, Antonio. Los Museos de nuestro tiempo. [En línea] Valencia (España). Disponible en:
www.iua.upf.es/~ten/cac.html
36
LYOTARD, Jean François. La condición postmoderna. Madrid : Ediciones Cátedra, 1989. 120 p.
33
identificación, de conservación y de educación, para que su acción pueda incidir
mejor en el entorno humano y físico.”37
Con ellos se han logrado establecer con relativa precisión las dificultades a las que
se enfrentan los especialistas a la hora de transmitir un numero determinado de
conceptos a un público con bagajes teóricos e intereses desiguales; por otra parte
las técnicas y tecnologías novedosas han permitido explorar formas mas efectivas
de divulgación de la información científica relacionada con las exposiciones.
37
DECLARACIÓN DE QUÉBEC. Principios Básicos de una Nueva Museología. [En línea] : Rosario
(Argentina) : [S/F]. Estudio de Museología de Rosario. Disponible en: http://www.geocities.com
/emuseoros/EMR_Docs.htm
34
Entre las principales dificultades observadas se encuentra la transmisión efectiva
del conocimiento, labor indisolublemente ligada al papel educativo del museo. A
este nivel, desde diferentes perspectivas teóricas y metodológicas se ha
observado que si bien los montajes museográficos poseen generalmente una
pretendida unidad y coherencia teórica y conceptual, quienes los observan se
apropian de distintas formas –y selectivamente- de lo que se les pretende
transmitir, dado que sus observaciones se encuentran mediadas indefectiblemente
por sus “expectativas, intereses, y competencias previas [resultando diferentes
efectos de interpretación y significación de los contenidos] según las competencias
cognitivas y simbólicas de los receptores.”38
Quizá uno de los logros más importantes de este tipo de estudios ha sido el de
ubicar en el terreno de la museología lo que ya se planteaba desde la pedagogía,
la semiótica, y las teorías de la percepción: que el proceso de transmisión de la
información no es unidireccional del emisor al receptor, ya que se encuentra
mediado por los “lentes” que, construidos socialmente con prejuicios, nociones
teóricas, intereses, competencias cognitivas, etc., se interponen entre los
contenidos que se pretenden transmitir y la aprehensión de los mismos por parte
del receptor.
38
COUSILLAS, Ana María. Los Estudios de Visitantes a Museos : Fundamentos generales y
principales tendencias. [En línea] : Buenos Aires (Argentina) : [Septiembre de 1997]. Ciudad
Virtual de Antropología y Arqueología. Disponible en: http://www.naya.org.ar/articulos/
museologia.02.htm
35
videojuegos, el cine, la música, el Internet, los programas de divulgación científica
de la industria cultural, e incluso, los centros interactivos de ciencia y tecnología;
es decir, la necesidad de ponerse –museográficamente hablando-, a tono con los
tiempos.
39
LLERAS, Roberto. El Arqueólogo y los Museos: Retos y Dificultades en la Perspectiva
Contemporánea. En: Boletín de Arqueología. Bogotá : Fundación de Investigaciones Arqueológicas
Nacionales – FIAN : Banco de la República. Vol. 14, No. 2 ( Mayo de 1999); p. 91.
36
...en este aspecto particular la solución es la búsqueda de un compromiso
que permita elaborar un planteamiento museológico que reduzca
considerablemente el número y extensión de los textos en pro de
imágenes, pero que a la vez permita conservar presentaciones textuales
de los conceptos claves”40,
40
Ibíd. p. 92.
41
SORIA, Isabel. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación dentro del marco
espacial de los museos y centros culturales. [En línea] : Buenos Aires (Argentina) : [2000]. Ciudad
Virtual de Antropología y Arqueología. Disponible en: www.iua.upf.es/~berenguer/cursos/interact/
treballs/soria.htm
42
ICOM, Op. Cit. p. 4.
37
superficie del presente y la experiencia sensorial, las particularidades que han
contribuido a dar forma al aspecto actual de una región como territorio englobado
dentro de uno más amplio, la nación. Bien se podría afirmar que en medio de la
marejada de cambios económicos, políticos, sociales y culturales propiciada por la
descentralización de los estados y la globalización de la economía, los museos
regionales y de sitio cumplen la función que cumplían, en el proceso de
consolidación de los estados burgueses, los museos nacionales como
articuladores de sentidos de identidad que mediaban entre el amplio mundo y la
cultura universal por un parte, y la nación y sus particularidades políticas y
culturales por otra. Ahora se trata de establecer mediaciones entre la cultura e
identidad nacionales que agrupan a los habitantes de diferentes regiones o micro-
regiones (matrias*), y las características históricas que han dado lugar a sus
particularidades presentes. Éstos constituyen, además, una herramienta de
educación de los turistas y las comunidades locales alrededor de la importancia de
la preservación del patrimonio histórico y arqueológico en una época en que los
procesos de urbanización y el aceleradísimo ritmo de la vida cotidiana y el
consumo ponen en riesgo la persistencia futura de lo “viejo”.
Habrá que resaltar, sin embargo, que si bien tanto la renovación museográfica de
las instituciones existentes como la creación de museos de nuevo tipo –en medio
de los cuales se encuentran toda suerte de posibilidades intermedias y
adaptaciones regionales y locales- responden en parte a la misma preocupación,
la puesta en práctica de salidas exploratorias en uno u otro sentido se relaciona
estrechamente con las capacidades de las instituciones responsables de los
museos, dado que cualquier intento de abordaje de las transformaciones que se
presentan como necesarias en los existentes, o fundación de nuevas instituciones,
implica una inversión económica (en infraestructura, pero también en capacitación
del personal ligado al área), que, especialmente en el caso de países con una
escasa o inexistente tradición de turismo cultural y una población de magro poder
adquisitivo, no se ve, por lo general, retribuida en términos monetarios. Quizá sea
esa una de las razones por las cuales ha sido en Europa, fundamentalmente,
donde este tipo de museos han tenido su más profusa acogida.
*
Para Gilberto Giménez los territorios de relación próxima o identitaria, denominados matrias, son
los apropiados por la vivencia y el marco natural inmediato, por la cotidianidad de los individuos o
grupos sociales, y se materializan en la casa, el barrio, la ciudad, pero dependiendo de las
actividades cotidianas de un individuo podrían extenderse a la región, el país, etc.,. De otro lado se
encuentran los territorios mas bastos o abstractos, producto de un segundo nivel más amplio de
relación, su extensión puede igualmente variar, pero en términos generales están compuestos por
los que se encuentran por fuera del ámbito de relación cotidiana de las personas, a estos
segundos territorios se los denomina, por oposición a los primeros, patrias. Al respecto puede
consultarse el texto del mismo autor Territorio, cultura e identidad. La región sociocultural. CEPAL,
2001.
38
Ahora bien, no todo en los museos contemporáneos es apropiación del pasado y
construcción de identidades. El hecho de que la cultura -como se denomina
vulgarmente al complejo entramado de actividades de ocio que ofrecen diversas
instituciones desde museos hasta estadios deportivos al rededor del mundo
(recuérdese que la prensa se refiere cotidianamente a la “cultura futbolística”)-,
esté de moda, ha determinado una aproximación, si bien masiva, esnob a los
museos y las galerías en general. Así, muchos de los visitantes que recorren las
exposiciones buscan más el aire distinguido que les proporcionan y la tienda
donde pueden comprar los objetos que constituirán la prueba patente de su
sensible espíritu, que la aprehensión de sus contenidos históricos o artísticos. Un
ejemplo de ello, y de la incorporación de los museos al aparato de la industria
cultural como herramienta para atraer visitantes, lo constituye la exposición de las
obras de Pablo Picasso presentada en el Museo Nacional de Colombia en el año
2000, que tuvo la más alta asistencia el día siguiente a la emisión de un capítulo
de la telenovela “Betty, la Fea” grabado en el museo, en el que los personajes
asistían a un coctel ofrecido con la exposición como trasfondo.
Volviendo a los museos de sitio, es necesario reconocer que el que muchos estén
integrados al itinerario obligado de los paquetes turísticos, si por un parte
garantiza un flujo continuo de visitantes cuyos aportes (independientemente de las
motivaciones personales respecto a la visita), contribuyen al sostenimiento y
desarrollo de éstos y los complejos de servicios y atracciones que alrededor suyo
se instauran, por otra induce una condición paradójica, ya que entre mayor sea el
flujo de personas que recibe un lugar natural o histórico, más rápido será su
deterioro.43 Por otra parte, la adaptación de los lugares para recibir flujos
considerables y permanentes de visitantes (se hace necesario construir baños,
estacionamientos, puntos de información, etc.) puede diluir buena parte de sus
características históricas en nuevas construcciones, seguramente evocadoras de
un “estilo” familiar al contexto originario de los vestigios, pero al fin y al cabo
artificiales. Respecto a esas formas de intervención orientadas más al desarrollo
del turismo que a la conservación de los sitios históricos, Marguerite Yourcenar,
tras una visita a la Villa Adriana, en Italia, comenta:
43
GONZÁLEZ, Matilde, et al. Turismo intelectual y arqueología : la aprehensión lúdica del pasado.
En: PH Boletín. Sevilla. No. 32 (2000); p. 75.
39
las consolidaciones necesarias. Los olivares han sido talados para dar
lugar a una zona de estacionamiento de automóviles y a un quiosco de
bebidas que transforman la noble soledad del lugar en una especie de
feria. Los visitantes beben de una fuente de cemento el agua que surge a
través de un mascarón de yeso que imita lo antiguo; otro mascarón, aún
más inútil, ornamenta el frente de una piscina surcada hoy por una flotilla
de patos. Se han copiado, también en yeso, triviales estatuas de jardín
grecorromanas halladas en excavaciones recientes, y que no merecían
que se les tributara ni ese exceso de honor ni esa dignidad; estas réplicas
en tal vil materia esponjosa y blanda, dispuestas casi al azar en
pedestales, dan a la melancólica Canope la apariencia de un rincón de
estudio de cine para una película de los Césares. Nada más frágil que el
equilibrio de los lugares hermosos. Nuestras fantasías de interpretación
dejan intactos los textos mismos, que sobreviven a nuestros comentarios;
pero la menor restauración imprudente infligida a las piedras, la menor
carretera de asfalto que invade un campo donde creció la hierba durante
siglos, determina para siempre lo irreparable. La belleza se aleja; la
autenticidad también. 44
Las nuevas aproximaciones recíprocas entre los museos, los públicos, y el turismo
suponen pues, relaciones conflictivas y contradictorias. Es como si los museos y el
personal que alrededor de ellos trabaja, intentaran caminar por una línea entre la
banalización y mercantilización de las miradas sobre el patrimonio y los estímulos
para aproximarse a él, y su permanencia al interior de oscuras y pobres
fortificaciones visitadas únicamente por los iniciados y quienes son obligados por
la escuela a hacerlo. Quizá en este, como en todos los asuntos de la vida, lo más
importante sea alcanzar lo que Aristóteles denominaba Virtud, el justo medio entre
dos extremos, entre el exceso y el defecto. La museología se apresta a hacerlo,
aunque como siempre, la nobleza de una empresa no garantiza su éxito.
44
YOURCENAR, Marguerite. Memorias de Adriano. Barcelona : Orbis, 1988. p. 258.
40
41
2. LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL DEPARTAMENTO DEL
TOLIMA
1
“Gómez y Hernández 1996; López y Mendoza 1994; Piazzini 1997; Rivera 1998; Rodríguez
1997a y 1997b; Romero 1995; Salgado et al. 1998; (...) Ávila 1985; Barrero et al. 1997; Botiva
1996; Cadavid 1989; Castaño y Dávila 1984; Cifuentes 1986, 1993, 1994, 1997 y 2000; Chacín
1995; Hernández y Cáceres 1989; López 1991; Mendoza y Quizúa 1990; Osorio 1992; Peña 1991;
Ramírez 1996 y 1999; Rodríguez 1990, 1991 y 1995; Rozo 1990; Torres 1988; Tovar 1981; (...)
Cadavid 1970; Cardale 1976; Hernández 1978; Perdomo 1975.” Citados por GRUPO DE
INVESTIGACIÓN EN ARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO REGIONAL GRAPA. Prospección
arqueológica en la planicie tolimense del río Magdalena (Municipios de Coello a Purificación), :
proyecto de Investigación. Ibagué : Universidad del Tolima, 2003. p. 7.
42
sociales expresados en los vestigios de la cultura material de tales grupos, una
característica particular de la problemática arqueológica de la región: la necesidad
de estructurar esquemas globales que permitan la comprensión de las dinámicas
culturales de las comunidades de las vertientes cordilleranas y el Valle, así como
de sus mutuas relaciones de contacto y las que mantuvieron con otros grupos del
centro y suroccidente del país.
43
plantas, actividades a través de las cuales se indujo la domesticación de especies
posibilitando su cultivo sistemático hacia el 9.000 – 8.000 a.p. Estas estrategias de
subsistencia vinculadas al aprovechamiento de recursos de los bosques estarían
relacionadas, probablemente, con los cambios climáticos que supuso la transición
del Pleistoceno al Holoceno y las modificaciones que en las respuestas
adaptativas de los cazadores-recolectores indujo la reducción en la oferta de
megafauna que habitaba las sabanas del Pleistoceno y la colonización de dichos
territorios por la vegetación boscosa.
Ahora bien, en el Valle del Magdalena, en la región central del Tolima han sido
reportados dos complejos cerámicos pertenecientes a ocupaciones tempranas
pero de los cuales no se tienen, hasta la fecha, dataciones que permitan extraer
conclusiones terminantes sobre su ubicación cronológica.
4
GRAPA, Op. Cit. p. 9.
5
Ibíd. p. 9.
44
cerámico), y se encuentra asociado a dos fechas de radiocarbono de mediados
del siglo IV d.C., lo que lo ubica en las postrimerías del periodo Temprano.
6
Ibíd. p. 10.
7
Ibíd. p. 11.
45
relaciones se encuentran limitadas por la procedencia de las piezas de metalurgia,
extraídas de sus contextos de depositación sin apelar a ningún procedimiento
científico que permita recuperar mayor información.
Como se puede ver, si bien es posible afirmar de manera concluyente, a partir del
análisis del registro arqueológico, la existencia de ocupaciones correspondientes
al periodo Temprano en la región central del Valle del Magdalena tolimense, el
estado de las investigaciones para este periodo impone serias limitaciones para la
elaboración de propuestas explicativas que den cuenta, de manera precisa, de las
relaciones establecidas entre los grupos humanos que dieron origen a los
complejos cerámicos Guamo Ondulado y Montalvo, de su precisa ubicación dentro
de la secuencia histórica de las ocupaciones tempranas de la región, e incluso de
las características políticas y culturales de cada uno de esos grupos. Sin embargo,
la existencia de particularidades que definen la presencia de dos complejos
cerámicos bien diferenciados en la misma región geográfica, permite sugerir el
desarrollo de variantes culturales locales originadas durante le periodo Formativo
Tardío, y que posiblemente guarden relación con el periodo Clásico Regional.
(Salgado y Gómez, 2002).
El periodo Tardío, se ubica entre finales del siglo VII y el siglo XV d.C. Hasta el
momento la investigación arqueológica no ha aportado datos acerca de la
transición entre este periodo y el Temprano que permitan sugerir explicaciones
sobre las discontinuidades que presenta el registro arqueológico correspondiente
a cada uno de estos periodos.
46
Como evidencia material de la actividad de los grupos agroalfareros que habitaron
este periodo en la región del valle del Magdalena, es posible reconocer un
conjunto de artefactos cerámicos de uso doméstico y funerario, conocido como
Horizonte Cerámico del Magdalena Medio.8
8
Castaño y Dávila 1984; Castaño 1992; Fundación Erigaie 1995; Flórez 1998; Hernández 2000;
Piazzini 2001. Citados por GRAPA Op. Cit. p.13.
9
Castaño y Dávila 1984; Gómez y Hernández 1996; Hernández 2000; López 1991; Rivera 1998.
Citados por GRAPA Op. Cit. p. 13.
10
Ibíd. p. 14.
11
Ibíd. p. 15.
47
Central (Salgado 1998; Salgado y Gómez 2000), así como del valle medio del río
Cauca y el Alto Magdalena (Salgado 1998).
El sitio fue identificado como un centro de siglo XVIII para el beneficio de mineral
de plata extraído de minas circunvecinas, y se ubica en el contexto de la
expansión colonial española por la región, incentivada por la presencia de
importantes yacimientos minerales y la necesidad de establecer una ruta más
favorable de comunicación entre el centro y el suroccidente del país habida cuenta
de lo accidentado y malsano del tránsito entre estas dos regiones por el camino
trazado a través de las llanuras del Huila y los páramos de la zona limítrofe entre
los actuales departamentos de Tolima, Huila y Cauca.
Por otra parte, han sido reportados la presencia de José Celestino Mutis en el sitio
y su rol como administrador del complejo de 1777 a 1882, así como el fracaso de
los métodos aplicados por él en el proceso de beneficio del mineral de plata y el
hundimiento general de toda la empresa, junto con el proyecto de establecimiento
de un distrito minero en la región, dadas las limitaciones técnico-operativas y
financieras a que se enfrentaron.
12
Cardale 1976; Cifuentes 1994, 1997, 2000; Mendoza y Quiazúa 1990; Peña 1991; Rodríguez
1990, 1991; Rozo 1990; Torres 1988. Citados por GRAPA Op. Cit. p. 14.
13
LUCENA, Manuel. Datos Antropológicos Sobre los Pijao. En: Revista Colombiana de
Antropología. Bogotá : Instituto Colombiano de Antropología. Volumen XII (1963); p. 357-385.
48
alrededor de 80 comunidades con afinidades lingüísticas y culturales, un sector de
las cuales resistió prolongadamente la invasión europea-, deja abierto un filón en
la investigación arqueológica de un importantísimo periodo de la historia regional,
que necesita ser explorado desde esta disciplina.
49
3. METODOLOGÍA
3.1 Documentación
Esta revisión permitió trazar un esquema general del conocimiento científico del
que se dispone en relación con la materia. Posibilitó además, abordar la labor de
curaduría, es decir, la selección de los contenidos teóricos del guión, teniendo en
cuenta la relevancia de los resultados de diferentes proyectos de investigación
para la presentación de una visión panorámica del conocimiento que la
arqueología ha conseguido construir respecto a los antiguos habitantes del
territorio que actualmente se conoce como Tolima; dicho ejercicio curatorial
supuso, igualmente la selección de los objetos patrimoniales que le servirían de
apoyo a los contenidos teóricos.
La revisión del guión museográfico y curatorial del Museo Calima del INCIVA,
ubicado en Darién, Valle del Cauca, y del catálogo de la exposición arqueológica
50
permanente del Museo Nacional de Colombia jugó un rol importante en el proceso
de documentación en la medida en que favoreció la aproximación a las formas
mediante las cuales dos museos de reconocida trayectoria en el país han
abordado la relación con sus visitantes a través de sus exposiciones permanentes.
Es importante anotar que el que no se realizara la misma revisión con los guiones
de otras instituciones con mayor tradición y montajes mas complejos, se debió a
las limitaciones existentes para el acceso a sus guiones de exposición. El análisis
de los mencionados guiones y la relación de éstos con los planteos generales de
los especialistas de la actualidad, apoyaron la posibilidad de identificar puntos
fuertes y debilidades a tener en cuenta a la hora de formular la propuesta que nos
ocupa.
En la sección anterior se ha referido el estudio del guión del Museo Calima del
INCIVA y el catálogo del Museo Nacional de Colombia. Dicho estudio no supuso,
por supuesto, la disección de los guiones desde fuera. Esa, sabíamos desde el
principio, era una tarea que nos rebasaba dado que no contamos con formación
museológica ni la experiencia que se requieren. No nos consideramos tampoco,
depositarios de alguna autoridad para acometer una desmembración de dichos
documentos y exposiciones en “debilidades y fortalezas” a priori.
En este contexto se efectuaron visitas a reconocidos museos del país como los ya
mencionados, a los que se suman los del Banco de la República en Bogotá,
Armenia y Cali; el Museo Arqueológico La Merced, del Banco Popular en Cali; y
los museos de Arte Moderno, de Arte Colonial, la Iglesia - museo de Santa Clara,
y la Casa - museo 20 de Julio, en Bogotá. En la mayoría de ellos se efectuaron
conversaciones con personal vinculado a las áreas de extensión, museología y
curaduría cuyos aportes fueron de capital importancia para el desarrollo de este
proyecto en la medida en que auspiciaron el reconocimiento de diferentes
tradiciones, experiencias y perspectivas del ejercicio de la museología en el país;
dichas entrevistas, respaldadas por las visitas a las salas de exposición, facilitaron
51
la exploración, con apoyo en la trayectoria de otras instituciones, de salidas
apropiadas –en lo que a capacidad tecnológica, logística y financiera se refiere-, y
pretendidamente eficaces para el problema al que responde este trabajo.
Una de las ventajas que proporcionó esta etapa del desarrollo del proyecto fue la
aproximación a las dinámicas internas de las instituciones observadas, en la
medida en que su desarrollo posibilitó conocer los mecanismos a través de los
cuales son producidas sus exposiciones permanentes o temporales. En términos
generales dicha labor de producción supone dos momentos: la proyección (la
curaduría) y el montaje (el ejercicio museográfico).
52
Éste fue un ejercicio inicial de la mayor importancia, en tanto ofreció la posibilidad
de articular desde la proyección del guión, las condiciones arquitectónicas
disponibles para su montaje con el objetivo de evitar posteriores soluciones
quirúrgicas, que si bien podían ser parciales afectarían la totalidad del discurso,
como las que serían necesarias a la hora de montar una exposición proyectada
para un espacio mayor al disponible.
Ahora bien, en este caso una vez hecha una selección de los contenidos a partir
de la documentación inicial, y la de las estrategias discursivas útiles para los
propósitos que perseguimos, fue posible avanzar sobre la formulación del
discurso que compone la exposición y su organización espacial en un esquema de
montaje museográfico. Evidentemente, la formulación del guión supuso, además
de la articulación de la información científica disponible en un libreto, su puesta en
relación con herramientas visuales como imágenes y objetos patrimoniales que
apoyaran el discurso arqueológico –y en cierta medida favorecieran su
materialización a los ojos del visitante- en una relación que Aurora León (1995)
denomina activación de los objetos, dicha activación no es más que su re-
contextualización en la sala, con el objetivo de que sus potenciales capacidades
comunicativas puedan ser aprovechadas al máximo nivel posible.
53
de ciertos contenidos, y por otro la de introducir algún elemento que permitiera
dinamizar la relación de los visitantes con el museo procurando, en la medida de
lo posible, debilitar el halo de solemnidad con el que tradicionalmente se ha
investido a estas instituciones.
Los diseños fueron elaborados por Alberto Cabriles Rivera, Dibujante técnico y
arquitectónico, y estudiante de arquitectura en la Corporación Universitaria de
Ibagué. Para ello se realizaron levantamientos del museo en general y de la sala
de exposiciones permanentes en particular, sobre los cuales se elaboró la
propuesta de organización espacial de la exposición. Los borradores fueron
revisados y corregidos con la colaboración del museógrafo Jorge Jaramillo.
54
4. RESULTADOS OBTENIDOS
Los resultados que aquí se presentan se encuentran a medio camino entre las
etapas de proyección y montaje de una exposición, dado que incluyen, como
complemento del guión, apoyos interactivos para la exposición y diseños
arquitectónicos para su puesta en espacio, pero no se establece un esquema
rígido y detallado de montaje, dadas las limitaciones disciplinares del autor y las
posibilidades creativas de la interacción entre estas propuestas y las de los
profesionales que intervengan en la puesta en escena.
55
al respecto y el alto grado de complejidad de las discusiones especializadas sobre
el asunto.
56
Las unidades expositivas 6 a 10, correspondientes a la unidad temática de las
ocupaciones tardías, invierten el esquema empleado en las correspondientes a las
ocupaciones tempranas, iniciando en las pautas de enterramiento –que se
comparan con las del periodo Temprano- y finalizando con las actividades de
subsistencia. Lo anterior con el objetivo de, por un lado favorecer el desarrollo de
un recorrido dinámico, empleando el tema de la muerte (uno de los más
interesantes para el público según las observaciones del personal vinculado al
desarrollo de visitas guiadas en el Museo Antropológico de la Universidad del
Tolima*), como un elemento de transición entre los dos periodos de ocupación, y
por otro evitar la implementación de un orden predecible en el que el visitante
sabe de antemano qué encontrará a continuación, pues dicha condición monótona
puede actuar contra el mantenimiento de la atención en el transcurso de la visita.
*
Gloria Rivera y Ricardo Rivera, Coordinadores del Programa de Visitas Escolares, Museo
Antropológico de la Universidad del Tolima. Comunicación personal.
57
4.1.2 A propósito de los estereotipos y las falsas nociones sobre el pasado
Igual que sobre casi todos los asuntos del pasado, acerca de los antiguos
pobladores del territorio que hoy se conoce como Tolima existen múltiples
estereotipos cuya inexactitud ha sido demostrada por la investigación arqueológica
e histórica. El guión se propone aportar en su deconstrucción a partir de la visita a
la exposición, en consonancia con la orientación del ICOM*. Para ello se ha
recurrido a la formulación de afirmaciones orientadas a tal fin, las cuales son
presentadas en negrilla y en una fuente distinta a la de uso general, y son
reforzadas a través del modulo informático al que se ha hecho referencia. A
continuación se puntualizan algunas de esas falsas nociones.
Otra noción equivocada sobre los habitantes precoloniales –ya no del Tolima sino
del continente- que pesa sobre las comunidades indígenas del presente, se deriva
de las valoraciones etnocentristas de los europeos sobre las que se apoyó la
conquista y colonización del territorio. Ésta sitúa a los indígenas en una cierta
condición de inferioridad respecto a la población mestiza y blanca.** En contra de
tal apreciación, tácitamente y/o explícitamente aceptada cotidianamente, se
plantea de manera directa al inicio de la narración, que los hombres y mujeres del
*
“El museo debe esforzarse en asegurar que la información en las exposiciones permanentes y
exhibiciones temporales sea honesta y objetiva y que no conduzca a perpetuar mitos y
estereotipos.” ICOM, Op. Cit.
**
El carácter peyorativo de adjetivos como indio o aborigen en ciertos contextos, así como su tácita
asimilación sinonímica con salvaje, bruto, y adjetivos por el estilo constituyen expresiones de tal
mirada.
58
pasado tuvieron las mismas capacidades que los de la actualidad, aunque sus
costumbres hayan sido distintas.
59
4.2.2 Trivia
El tercer recurso es el ya mencionado juego de conocimiento. Dicho juego, del tipo
Trivia (juego de selección múltiple con única respuesta), está conformado por 20
preguntas distribuidas en 4 niveles correspondientes a igual número de áreas
temáticas: Precerámico, Temprano, Tardío y Conquista - Colonia.
Si el jugador vuelve sobre sus pasos para buscar una respuesta correcta,
encontrará la información relacionada con su búsqueda resaltada en una fuente
distinta dentro del texto general de la exposición. Esta característica ofrece la
posibilidad de corregir probables fallas en la apropiación de los contenidos por
parte del visitante, incitándolo retroceder para rectificar su error, e induce una
relación dinámica con el relato, que originalmente se encuentra dispuesto de
manera lineal dentro de la sala pero se ve plegado sobre sí mismo y sus aspectos
más importantes por obra de la interacción entre el visitante y el juego.
En el caso de los jugadores que participan desde la página web, las invitaciones a
buscar la respuesta correcta en la exposición como resultado de sus respuestas
equivocadas, juegan un papel estimulante en favor de la realización de un
recorrido por la sala, ya que no es posible remitirse a ellos a través de la reseña
que puede obtener en la misma página.
60
4.2.3 Libro de Visitas
Éste consiste en un formulario en el que el visitante puede introducir sus datos
personales y comentarios acerca de la exposición.
61
Unidad expositiva 8. Montaje abierto 2.
Unidad expositiva 9. Panel 3.
Unidad expositiva 10. Montaje Abierto 3.
Unidad expositiva 11. Panel 4.
Unidad expositiva 12. Montaje Abierto 4.
Para precisar las referencias hechas a la puesta en espacio del guión y las
modificaciones del exterior del edificio del Museo Antropológico pueden ser
consultados los planos que se anexan a este trabajo.
62
5. CONSIDERACIONES FINALES
5.1 El Montaje
63
control del espacio entre los visitantes y los objetos, en especial cuando se trata
de materiales arqueológicos. Una salida a esta cuestión se encuentra en el
trazado de una línea evidente en el piso que delimite un espacio que no debe ser
transgredido durante la visita, otra consiste en el empleo de tarimas biseladas que
impongan una distancia máxima de aproximación a los objetos por parte del
visitante. No se recomienda el uso de cordeles, lazos, barandas o barreras
similares pues además de introducir elementos de distracción, constituyen formas
muy rígidas de delimitación del espacio que dificultan aproximaciones dinámicas a
la exposición. Valga aclarar que a la hora de definir dichos mecanismos de control
se debe adoptar de manera prioritaria la forma que garantice más efectivamente la
conservación de los objetos expuestos; el empleo de una línea trazada en el piso
y/o tarimas biseladas se propone teniendo en cuenta que las visitas escolares –
que son sin duda las que mayores riesgos potenciales comportan a este nivel- se
realizan bajo la supervisión de un guía del museo y el profesor responsable del
grupo.
He dicho lo anterior para plantear que a pesar de que los esfuerzos orientados a
la renovación de la exposición arqueológica permanente se materializaran en un
nuevo montaje, la transición hacia el establecimiento de relaciones dinámicas y
fluidas con el público necesitará pasar, ineludiblemente, por el diseño de una
política de extensión que articule el desarrollo de exposiciones temporales, y
actividades educativas y de divulgación como talleres y ciclos de conferencias
complementarios a la exposición permanente. A su vez, el diseño y ejecución de
un plan de extensión de esas características requiere, en primer lugar, la
capacitación del personal de la institución, y en la medida de lo posible, la
ampliación de su planta, vinculando profesionales en las áreas de museología y
pedagogía.
64
La elaboración de un catálogo que amplíe los contenidos de la exposición y
ofrezca información detallada sobre las piezas expuestas es otra necesidad a la
que se enfrenta el museo, su diseño preliminar, podría ser abordada por
estudiantes del pregrado en Ciencias Sociales de la Facultad de Educación, como
problema a partir del cual emprender la elaboración de sus trabajos de grado; esto
les permitiría poner en juego las competencias académicas desarrolladas durante
la carrera a través del desarrollo de proyectos orientados a dar respuesta a
problemas concretos de la realidad, más allá del ejercicio formal impuesto por la
Universidad como requisito para optar por el título.
65
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