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• 9 Véase también
Ruptura con el dogma clásico [editar]
Keynes refutaba la teoría clásica de acuerdo a la cual la economía, regulada por sí sola,
tiende automáticamente al pleno uso de los factores productivos o medios de producción
(incluyendo el capital y trabajo). Keynes postuló que el equilibrio al que teóricamente
tiende el libre mercado, depende de otros factores y no conlleva necesariamente al pleno
empleo de los medios de producción, es decir, que los postulados básicos de Smith ( tal
como fueron formalizados por Say) dependen de una premisa que no es necesariamente
correcta o "general". Así Keynes postuló que la posición de Smith, Say o Ricardo, sobre
el equilibrio de la oferta y la demanda, sería correspondiente a un caso "especial" o
excepcional,2 en tanto que la teoría debería referirse al proceso "general" y a los factores
que determinan la tasa de empleo en la realidad.3 en consecuencia llamo a su proposición
"Teoría general".
Así pues, dado que la relación “ahorro igual a la inversión” no se establece solo o
automáticamente a través de la acción del mercado `10 - y esa falla tiende a resultar en
crisis, parecería conveniente encontrar alguna manera de armonizar esas variables.
Keynes postula que la única fuerza capaz de hacer eso es el Estado.11
Teóricamente, hay tres maneras que el Estado puede financiar esos gastos: 1.- Aumentar
los impuestos. 2.- Imprimir más dinero y 3.- Endeudamiento fiscal (uso de los dineros
que la población está ahorrando). Keynes basa sus sugerencias sobre un dinero con valor
relativamente estable, por lo que no es partidario del incremento indiscriminado en su
"producción".16 Aunque para Keynes el incremento de impuestos era legítimo si se
orientaba al aumento de la inversión pública y de la demanda, consideraba adecuado
financiar el incremento del gasto fiscal a través del endeudamiento, en lugar de dedicar
todos los impuestos recaudados al pago de deudas.17 El otro lado de esa política es que el
Estado debe pagar esa deuda cuando sus ingresos aumenten, debido al incremento por
ingresos de impuestos cuando eventualmente haya un auge (nótese: ese aumento en los
ingresos se debe al auge o expansión en la economía, etc, no a un incremento en la tasa
de impuestos). En otras palabras, la propuesta de Keynes es que el Estado debe jugar en
general un papel contracíclico en la economía: estimulando la demanda en momentos de
recesión y restringiéndola en momentos de auge. De esta manera, los ciclos económicos
se aminoran y no se transforman en crisis.
Si las autoridades monetarias fallan en reducir las tasas de interés por debajo de la
eficiencia marginal del capital, la economía se contraerá irremediablemente, aunque la
causa de fondo del desánimo de la inversión no es el nivel de las tasas de interés sino la
caída de la rentabilidad. Para Keynes, finalmente, una recesión "es el resultado del
cambio cíclico de la eficiencia marginal del capital".19
Pero tal respuesta, a pesar de ser correcta, podría quizás llevar a un equívoco: si
aceptamos que las crisis son parte inherente del capitalismo, la eliminación de ellas
demanda medidas que vayan más allá que ese sistema. En sus palabras "solo el Estado
puede restaurar los equilibrios fundamentales", y la participación del Estado implica
movimiento hacia el socialismo. El problema —por lo menos para algunos— es que por
un lado el desea que esa transformación sea democrática30 y por el otro, cree que para eso
se necesita un nivel de comprensión y control sobre la economía que, en su tiempo por lo
menos, no existía. El cambio del sistema de propiedad de los medios de producción no
basta para resolver los problemas de la economía. Keynes dijo en 1926, como respuesta a
la proposición de que lo que se necesitaba era la "insurrecion proletaria": "Nos hace falta,
más que normalmente, un esquema coherente... Todos los partidos políticos tienen sus
orígenes en ideas del pasado, no en nuevas y ninguno más notoriamente como los de los
marxistas. No es necesario debatir las sutilezas de lo que justificaría a un hombre
promover su evangelio por la fuerza, porque nadie tiene ese evangelio. La próxima
movida es con la cabeza, pero primero debemos esperar31 Keynes no puede pensar de otra
manera. Si la percepción que la descripción de Smith y las formalizaciones posteriores
corresponden a un momento y lugar particular es correcta, sigue que las leyes generales
de la economía, especialmente la "ingeniería económica" (esa rama que se refiera a las
decisiones prácticas, del día a día, empresa por empresa, etc.) están por descubrirse (ver,
por ejemplo, el debate sobre el cálculo económico en el socialismo y Cálculo económico
(propuestas socialistas de solución)).
La propuesta que Keynes eventualmente produjo -llamada socialista y siniestra por los
partidarios de la Escuela Austriaca32 es la eliminación del poder de la escasez del dinero,
situación usada y exacerbada, en su opinión, por la acción de los "rentiers"
(especuladores, financistas o capitalistas) a través de la acumulación que les permite
demandar altas tasas de interés por su uso, lo que lleva, en su opinión, al "poder
progresivamente opresor de los capitalistas para explotar el valor de la escasez del
capital" (ver cita anterior). Esa eliminación se basa en dos medidas fundamentales: el
abandono definitivo del oro como moneda y su reemplazo con el sistema de divisa
moderna, que se podría llamar dinero fiduciario pero que puede ser vista como un paso
hacia la concepción del dinero como unidad de cuenta.33 La otra medida complementaria
fue poner el rol de emisor del dinero y control sobre la Tasa de interés en el estado a
través del banco central.34 Estas propuestas fueron generalmente adoptadas a nivel
mundial con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial a nivel de los países, pero su
corolario lógico (la adopción de un sistema monetario común independiente de los
gobiernos individuales35 no lo fue. - (ver Bancor y Acuerdos de Bretton Woods)
En la actualidad algunos partidarios del neoliberalismo aun abogan por la vuelta al patrón
oro. Alan Greenspan, por ejemplo, alega que "un antagonismo casi histérico hacia el
patrón oro une a todos los estatalistas. Parecen darse cuenta, tal vez con mayor claridad y
sutileza que muchos liberales, que el oro y la libertad económica son inseparables, que el
patrón oro es un instrumento del laissez-faire, y que cada uno implica y requiere el otro.37
(curiosamente, al hacer esto parecen olvidar que von Mises en su critica a Keynes sugiere
que "El dinero es solamente el medio de intercambio generalmente empleado"38 ). Para
ellos, la decisión de Bretton Woods no fue una falla de aceptación del keynesianismo y la
imposición de los intereses de EE.UU. sino resultado las acciones de Harry D. White,
representante de EEUU en esas conversaciones y acusado de ser un agente comunista.,39
lo que se utiliza para sugerir que tal decision fue resultado de un complot gigantesco.
Aparentemente así como algunos reducen todo a través de un "análisis de clases" a una
conspiración burguesa, otros lo reducen, a través del análisis de las conspiraciones, a la
acción del "estatismo".
Críticas [editar]
Las sugerencias de Keynes ha sido objeto de varias tentativas de criticas, algunas de las
cuales parecen demostrar no solo una falta de comprensión de la posición de Keynes pero
incluso de conceptos económicos o hechos históricos básicos.
Así, por ejemplo, Wilhelm Röpke escribió: “Puede creerse que hay épocas en las que
medidas vigorosas para aumentar la oferta monetaria impedirán el desastre; pero una
figura científica tan destacada como Keynes no puede impunemente extender el manto de
su autoridad sobre la propensión crónica de todos los Gobiernos hacia la inflación. Puede
creerse que en ciertas circunstancias un aumento de la deuda pública es el mal menor;
pero tal medida temporal no puede impunemente transformarse en principio de carácter
general.
A fin, aparentemente, de terminar con esa supuesta impunidad, Röpke alega40 que “Se
puede descubrir en el mecanismo del ahorro problemas que exigen atención especial,...
pero no se puede impunemente despojar a los hombres del sentimiento de que es bueno
ahorrar, guardar una reserva para ellos y sus familias, en vez de gastarlo todo y después
pedir ayuda al Estado –el mayor de todos los gastadores- en épocas de necesidad.”
“Keynes acostumbró a una nueva generación a utilizar una lógica económica que gira
únicamente en torno a cómo mantener la ‘demanda efectiva’ en la forma más segura al
nivel más alto posible, mientras que el verdadero problema de la posguerra era el de
cómo frenar a tiempo una prosperidad inflacionista.”41 “Un hecho de la época de
posguerra, tan singular como comprometedor para el keynesianismo,.. La mayoría de los
Gobiernos, y quizás la mayoría de los economistas, han adquirido penosamente
conciencia de lo inadecuado de las enseñanzas de Keynes para enfrentarse con la
inflación crónica de los años de la posguerra;” Röpke concluye: "Saber si las
aportaciones de Keynes a la teoría económica y a la técnica económica son correctas y en
qué medida lo son, constituirá todavía durante mucho tiempo tema de discusión. Pero que
en el nivel superior de la filosofía social y de la ética política estaba completamente
equivocado, eso se ve ya con suficiente claridad”.
Para empezar, Röpke parece mal entender la posición de Keynes, quien nunca sugerio -ya
sea directa o implícitamente, que se debe o que seria conveniente “despojar a los hombres
del sentimiento de que es bueno ahorrar, guardar una reserva para ellos y sus familias”.
Por el contrario, y de hecho, Keynes fue tan lejos como a proponer -durante la guerra- un
plan de ahorros obligatorio. Más generalmente, y como hemos visto, la sugerencia de
Keynes es que el Estado debe intervenir a fin de equilibrar las tasas de ahorro e inversion
de forma tal que promuevan el crecimiento económico, utilizando directamente (tomando
en préstamo) si es necesario, esos ahorros. Como es obvio, tal propuesta requiere ahorros
por parte de “los hombres”, ahorros que, como hemos visto, Keynes consideraba deberían
ser obligatorios si las circunstancias lo merecían. (de hecho, durante la Segunda Guerra
Mundial esa propuesta fue implementada tanto en Inglaterra como en EEUU.
contribuyendo en ambos países de gran manera a los gastos de guerra y después, con el
retorno de los ahorros a los individuos, a la prevención de la deflación)
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• 1 Origen y políticas
o 1.1 Historia
o 1.2 Características
o 1.3 Países con políticas neoliberales
• 2 Usos del término
o 2.1 Uso crítico
o 2.2 Uso liberal
o 2.3 Usos históricos del término
• 3 Notas
• 4 Bibliografía
• 5 Véase también
• 6 Enlaces externos
Historia [editar]
A finales de los años 70, estas teorías ganaron amplia popularidad en el mundo
académico y político por dar respuesta al fracaso del keynesianismo en la gestión de la
crisis de 1973. En efecto, la aplicación de los preceptos keynesianos, no sólo no creaba
empleo sino que además desató una epidemia inflacionaria mundial (estanflación,
desafiando la Curva de Phillips) y creó unos déficit presupuestarios insostenibles. El
nuevo escenario estanflacionario desafiaba los postulados keynesianos. Para enfrentarlo
se deberían efectivizar al mismo tiempo acciones antirecesivas y antiinflacionarias, algo
nunca previsto en tal teoría.
1. discutían el uso del aumento de la masa monetaria como instrumento para crear
demanda agregada, recomendando mantener fija dicha magnitud;
2. desaconsejaban el uso de la política fiscal, especialmente el uso del constante
déficit presupuestario, poniendo en duda el multiplicador keynesiano; y
3. recomendaban una reducción en los gastos del Estado como única forma práctica
de incrementar la demanda agregada.
La mayor parte de los aportes teóricos fueron rápidamente aceptados poniendo fin a la
predominancia que el keynesianismo tenía en la mayoría de las escuelas de pensamiento
económico desde los años 30. Tanto Margaret Thatcher como la administración de
Reagan pusieron en práctica estas teorías con resultados desiguales. En el Reino Unido,
se realizó una fuerte reducción en el tamaño del sector público que, si bien tuvo
consecuencias negativas en el corto plazo en el terreno social, reactivó la economía y dio
una gran dinamismo al sector productivo. En los Estados Unidos, similares medidas
chocaron con el aparato político y la vocación militarista del entorno de Reagan por lo
que solo se logró crear un gran déficit fiscal (las iniciativas de reducción de impuestos
prosperaron pero no las de control del gasto social o del gasto militar -gasto público-que
eran las principales partidas).
Características [editar]
Las políticas macroeconómicas recomendadas por teóricos o ideólogos neoliberales (en
principio recomendaciones a países tanto industrializados como en desarrollo) incluyen:
Entre 1980 y 2000, en varios países llegaron al gobierno diversos políticos y dirigentes
favorables a programas económicos neoliberales. Esto sucedió especialmente en los
países anglosajones y en América Latina, la siguiente lista, no comprensiva, incluye
algunos de los presidentes que aplicaron, en distinto nivel y efectividad, varias políticas
descritas como neoliberales:
Los detractores del capitalismo (socialistas, comunistas, etc.) así como algunos críticos
del mercado libre (proteccionistas, postkeynesianos, Nueva economía internacional)
suelen usar el concepto de forma peyorativa como una generalización sobre cualquier
posición que ponga límites a la intervención de los Estados en la economía. Sectores
sindicales lo usan así mismo como epíteto frente a las intenciones de recortar sus
prebendas gremiales.
Los proteccionistas sostienen que lo que ellos denominan "neoliberalismo", que más bien
es la apertura a los mercados internacionales de la globalización, multiplica
dramáticamente el impacto de las crisis de confianza, culpabilizándolo del alcance de
diversas crisis financieras a escala más o menos global, ocurridas entre 1990 y 2008
(ponen de ejemplo el Efecto Tequila de 1994, Crisis asiática de 1997). Así también
partidarios del asistencialismo gubernamental bajo el nombre de "neoliberalismo" señalan
las políticas de control del gasto público, a las que les adjudican los problemas crecientes
de tensión, exclusión y violencia social en determinados países.8 En América Latina por
ejemplo es común identificar el término "neoliberal" con las recomendaciones del
Consenso de Washington.
Originalmente la teoría que limitaba el poder del Estado y entregaba la economía a los
agentes privados era el liberalismo, y hasta bien entrado el siglo XX los partidarios de
estas ideas siguieron siendo llamados liberales. Sin embargo, la crisis de 1929, el New
Deal, el auge del keynesianismo, el incremento del gasto público y el rol del Estado en
occidente, condujeron a que el "liberalismo" modificado y adoptado por diversos
gobiernos de la década de los 80' recibiese otro nombre, siendo este el de neoliberalismo.
• Rechazan el uso izquierdista del término neoliberalismo como una etiqueta falaz
usada por algunos sectores de izquierda y de centro (e incluso de derecha) para
descalificar sumariamente a sus adversarios políticos.
• Opinan que la reducción del Estado debe ser real hasta limitarlo a lo
completamente imprescindible, siguiendo los principios liberales clásicos y no los
"neoliberales". Esto para evitar el mercantilismo empresarial y político o la
entrega de preferencias a grupos de presión, multinacionales, o al poder político.9
Para algunos liberales clásicos, como por ejemplo los liberales libertarios, el
neoliberalismo puede caer fácilmente en mercantilismo empresarial o "socialismo para
ricos" o "capitalismo corporativista" debido a que preserva el intervencionismo en
materia monetaria y de comercio exterior, además de reservarse la facultad de intervenir
el sector privado con dinero público en tiempos de crisis (privatizar ganancias y
socializar pérdidas), en contradicción con los postulados liberales.10 Así también señalan
que no se puede considerar liberalización o privatización a la práctica del Estado de
despojarse de cierta participación estatal de una empresa semi–privada o introducir a
dedo otras empresas en un sector considerado monopolístico, pero manteniendo siempre
su control gubernamental e incluso una política de subvenciones.11 12
Entre los rasgos esenciales del neoliberalismo incluyen la garantía legal de la libre
competencia y la convicción de que al libre mercado deben agregarse otras
consideraciones sociales..
• En Latinoamérica el término suele usarse por sus detractores para hacer referencia
al conjunto de políticas recomendadas en la década de 1990 por el Consenso de
Washington, a las que consideran responsables de los problemas sociales de años
posteriores a su aplicación, poniendo como ejemplo la crisis argentina del 2001.
• En la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, el término ha sido
crecientemente usado con carácter peyorativo. El escritor Mario Elgue, por
ejemplo, afirma:16