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“Los tlahcuilos (en náhuatl), los ajtz’ib (en maya) o simplemente escribanos-pintores eran
personajes superiores, sabios sacerdotes escribas. Cumplían, pues, funciones de alta valía:
eran al mismo tiempo literatos, narradores, historiadores y, por supuesto, cronistas de su
tiempo” (2009:161).
Estas palabras registradas en la obra “La Comunicación antes de Colón” aplican de manera
exacta al impulsor de esta iniciativa que hoy tenemos el honor de conocer en la ciudad de
los k’iche’s, Xelajú: el Dr. Luis Ramiro Beltrán se ha convertido en ese ajtz’ib, el cronista
de la comunicación de todos los tiempos en América Latina.
Ya sea desde sus aportes hace varias décadas en la construcción de una comunicación
alternativa, así como el registro y sistematización de las experiencias de la comunicación
asociada al desarrollo en su texto “La comunicación para el desarrollo en Latinoamérica:
Un recuento de medio siglo” (2005).
Gracias a él y a otros autores como Daniel Prieto, Francisco Gutiérrez, Alfonso Gumucio,
Mario Kaplún y Paulo Freire, podemos hablar de una propuesta propia de comunicación
desde nuestros pueblos.
Y es gracias a su más reciente obra “La Comunicación antes de Colón” que hoy podemos
incluso, afirmar que la historia de la comunicación en nuestro continente no es nueva, no
vino de los europeos, tampoco es algo que asumimos de los países poderosos, la
comunicación es algo tan originario de nuestros pueblos, como lo es el maíz. Siempre fue
parte de nuestra vida diaria.
Si bien, hasta hoy, los libros y los cursos que se estudian en las universidades para formar a
comunicadoras y comunicadores, nos cuentan la historia de la comunicación desde los
griegos, los romanos, la edad media, el renacimiento, el surgimiento de la imprenta, el
nacimiento de la prensa, el telégrafo, la radio, el cine, la televisión o la internet. Hoy en día,
nos damos cuenta que esos textos se han quedado cortos, son obras incompletas sobre todo,
si lo analizamos desde nuestra condición de latinoamericanos y latinoamericanas.
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¿Acaso en Mesoamérica no existían formas de comunicación? De igual manera en los
Andes precolombinos.
La comunicación que nos llegó de Europa… Podemos retomar lo que narra Eduardo
Galeano, en su libro “Patas Arriba. La Escuela del Mundo Al Revés” cuando habla del
arribo de los españoles a tierras americanas, quienes para tomar posesión de las tierras de
los pueblos indígenas, les leían, en latín, un decreto llamado Jus Comunicationis. Con la
lectura de este decreto, ellos daban por realizada la comunicación. Lo que en realidad era
un despojo unilateral de los territorios de los pueblos originarios. Podríamos preguntarnos
¿cuánto ha cambiado esta comunicación que nos trajeron los europeos hoy en día? Y
precisamente cuando se trata de uso de los territorios de los pueblos indígenas.
Nos indica la obra coordinada por el Dr. Beltrán que: “Tal visión etnocéntrica no sólo
niega, entonces, las prácticas comunicacionales precolombinas, sino que, además, las
reduce a formas rudimentarias carentes de significación investigativa y, a la vez, sustenta la
creencia de que, para América, la cultura y la civilización habría comenzado sólo con el
arribo de los conquistadores en 1492 (2009:20).
El libro “La Comunicación antes de Colón” busca recuperar este valioso aporte. Y aunque,
tal como lo explica el texto inicial, fue un trabajo arduo el localizar y sistematizar estudios
y experiencias sobre el tema, el trabajo del equipo que acompañó en esta aventura al Dr.
Beltrán logró, en coordinación con muchas más personas, consolidar en este documento
“los tipos y las formas propias de comunicación de las culturas nativas de América Latina,
en las regiones mesoamericana y andina, en su situación previa a la llegada de Cristóbal
Colón (Período Precolombino)”.
Quizá el no hablar de los aportes desde la comunicación de los pueblos indígenas, también
responde a una estrategia vigente hasta el día de hoy en Guatemala, la de la invisivilización
de los mayas, xinkas y garífunas. La invisivilización está asociada al no reconocimiento de
los aportes de estos pueblos, o al menosprecio de los mismos. Lo cual está asociado a una
práctica cotidiana desde el Estado y desde los ciudadanos y ciudadanas de discriminación
étnica y racismo hacia estos pueblos. Esto lo revelaba ya en el año 2006 el “Diagnóstico del
Racismo en Guatemala”, estudio realizado por la Vicepresidencia de la República.
Por ejemplo, el Diagnóstico del Racismo señala que desde hace décadas, en Guatemala se
ha venido construyendo una visión distorsionada de los indígenas y basta revisar los diarios
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de 1928 a 1944 cuando se empezó a hacer grandes descubrimientos de la civilización maya,
como el de Tikal. Y se empezó a valorar la cultura maya, pero como algo del pasado,
desvinculado totalmente de los mayas contemporáneos.
El texto coordinado por el Dr. Beltrán nos plantea la pregunta en el capítulo 2: ¿si es
posible entender la comunicación sin la cultura? ¿O la cultura sin comunicación?
Indican los autores que “la comunicación está en el principio de la historia… no puede
haber vida social fuera de la comunicación”.
El libro entonces, nos presenta las formas de comunicación en las culturas precolombinas
de Mesoamérica y de la región de los Andes. En la primera región destacan los Olmecas,
Zapotecas, Mayas y Aztecas. En la segunda, existen varias, pero destacan la Viscachami,
Ayampitinense, Quiula-Quila, Lauricocha, Pacaicasa, etc.
En el libro, los autores hacen una descripción de las mismas y sus formas de comunicación.
Quiero hacer especial mención del capítulo 4, donde se presentan los tipos y formas de
comunicación en Mesoamérica, región a la cual pertenece Guatemala.
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La comunicación oral
La palabra hablada es un eje de la cultura de nuestros pueblos. Los autores mencionan una
diversidad de expresiones de la comunicación oral que van desde diversos tipos de poesía
hasta la prosa o narrativa. Destacan los autores que no se trata de una comunicación
limitada al uso de la voz, sino que va acompañada de los gestos, la música, el movimiento
de todo el cuerpo, integrándose en teatro y rituales. Al respecto, tenemos la muestra del
drama del Rabinal Achí, declarado por la UNESCO como patrimonio intangible de la
humanidad. Y aquí cabe la expresión que estas formas de comunicación aún sobreviven en
la actualidad a pesar de todo, pues es una manifestación que aún se presenta en el
municipio de Rabinal, en Baja Verapaz.
Tampoco podemos olvidar los diversos bailes que se presentan en ferias patronales y que
evocan mucho de la representación de escenas por medio de la danza y la palabra: el baile
del venado, de los monos y otros. Dado que las culturas son vivas, no podemos negar la
integración de nuevos elementos a estos bailes o representaciones.
La palabra hablada también se hace presente en las relaciones entre los integrantes de la
comunidad maya, especialmente entre los ancianos y las nuevas generaciones, en la
resolución de los conflictos y en la aplicación de las acciones de reparación de los daños
hechos por algunas personas.
La palabra hablada fue la que llevó el mensaje de la memoria de los indígenas a ser
plasmada su historia en textos escritos, tal como sucedió con el Popol Vuh, pero como
sucedió también en época reciente, con la memoria de dolor de miles de indígenas durante
el conflicto armado interno. Testimonios orales recogidos en los informes de la Comisión
de Esclarecimiento Histórico (CEH) y el Proyecto de Recuperación de la Memoria
Histórica (REMHI) de la Iglesia Católica.
La comunicación oral también ha servido para recoger otras tantas historias de las culturas
indígenas de Guatemala, y plasmarlas en textos escritos más contemporáneos por
editoriales dedicadas al rescate de la narrativa indígena, como OKMA y Cholsamaj.
Es importante destacar que los idiomas mayas son de por sí, de tradición oral. Y se
conserva su uso en gran parte de las comunidades lingüísticas del país. Esto demuestra
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también, la plena vigencia de esa comunicación oral en el idioma maya con sus
derivaciones según territorios.
La escritura maya ha dejado maravillados a los investigadores, así lo demuestra la cita del
mayólogo moderno Michael Coe: “entre todos los pueblos del Nuevo Mundo
precolombino, sólo los antiguos mayas poseyeron una escritura completa: podían escribir
todo lo que desearan en su propia lengua” (128).
Los mayas emplearon una escritura a base de glifos rica en significados. Es en soportes
materiales como estelas, murales, cerámicas y decoraciones de edificios, que podemos
observar hoy en día esos textos escritos. También nos recuerda la existencia de los códices.
Hoy en día, existen iniciativas de recuperar esa escritura. De hecho, la numeración maya
(con su respectiva forma de ser representada), así como el calendario maya, tienen plena
vigencia en muchos sectores del país. Sin embargo, es necesario, que como los idiomas
mayas, sean parte del aprendizaje obligatorio que debería realizar cualquier ciudadano o
ciudadana de Guatemala.
Lo visual también tiene mucho de vigencia en nuestros días: los colores que se mencionan,
usaban los mayas, aún conservan ese significado asociado a la cosmovisión: rojo, amarillo,
blanco, negro. Lo vemos en las ceremonias mayas: cada una de ellas, explota al máximo
esa comunicación cargada de simbolismo en interrelación entre los seres humanos y los
seres divinos: flores, azúcar, incienso, candelas de diversos colores, pom, pino, etc.
El libro también dedica un capítulo a los tipos y formas de comunicación en los Andes
prehispánicos, encontrándose algunas coincidencias, como: la comunicación oral, las
danzas, rituales, teatro, comunicación escrita, visual y monumental.
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reivindicar un modelo propio de comunicación, claro que sin menospreciar los aportes que
otras visiones puedan dar, de tal suerte que se pueda construir un modelo contextualizado
desde lo nuestro.
Urge una reapropiación de las maneras indígenas de hacer comunicación. Puede ser que en
algunas comunidades se estén perdiendo, por ejemplo, la comunicación oral, el simbolismo
de lo visual, la memoria escrita de los antepasados, etc. Existen iniciativas como la que
realiza el grupo de jóvenes T’zoltzil Jay en la Aldea El Tablón en Sololá, que recuperan por
medio de la oralidad, la memoria de los abuelos y la organizan para representarla por medio
de la danza y el teatro. Es recomendable que estas iniciativas se multipliquen en todo el
país.
Entre las reivindicaciones de los mayas de hoy, de acuerdo con el Dr. Demetrio Cojtí, se
encuentra el derecho a la comunicación de los pueblos indígenas. Los mayas requieren no
solamente de reapropiarse de los elementos comunicacionales del pasado, sino que
potenciar esa comunicación por medios tecnológicos, de tal manera que se requiere, como
indica el Dr. Cojtí: “compensar la desventaja del pueblo maya en materia de medios y
minimedios de comunicación: “Deben tomarse medidas urgentes y excepcionales para
favorecer la edición y publicación de libros, revistas y periódicos en idiomas mayas. Debe
favorecerse también el desarrollo de la industria del cine, el video, el disco, las bibliotecas,
los museos y todas las formas de expresión cultural. Entre estas formas de expresión
pueden haber tanto tradicionales como modernas, las cuales pueden utilizar los mayas
como medios para obtener sus metas y como fines en sí puesto que manifiestan el grado de
autogestión alcanzado” (Cojtí, 1994:69).
BIBLIOGRAFÍA