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Ensayo Bibliográfico Nº 1

“La educación superior en Chile, consecuencias de un sistema


de mercado y privatización”

Autora: Carmen M. Campos Aguilera

“El autor declara que el contenido de este trabajo es original. En el caso de existir
contenido de otros autores, se especifica y se entregan las referencias”

Fecha: 24 de Octubre de 2009


I. INTRODUCCIÓN

El presente ensayo tiene como objetivo hacer una revisión de la influencia del
Liberalismo y el Catolicismo en Chile respecto a la Educación Pública y cómo desde
la perspectiva económica la educación superior se ha desarrollado bajo los criterios
del mercado y la privatización.
La revisión bibliográfica junto con el análisis personal, presenta una serie de
reflexiones respecto al tema con el fin de continuar con una discusión enriquecedora,
de modo que cada uno de los que desarrollamos una labor en este medio, tengamos
mayor claridad de la situación histórica y socio-política de la Universidad como
agente educativo y de las proyecciones que se pueden esperar para el futuro.

II. DESARROLLO
De acuerdo a lo señalado por Serrano (1993) la educación en nuestro país, desde
sus inicios ha estado principalmente confiada a distintos grupos de iglesia,
principalmente por las órdenes de los Dominicos, Mercedarios, Franciscanos,
Agustinos y Jesuitas, quienes se encargaron de educar a la clase aristocrática chilena
en la época colonial, sin embargo con el desarrollo y el análisis de los procesos socio-
políticos junto con las demandas de la clase dirigente de nuestro país se fue creando la
necesidad de traspasar esa responsabilidad al Estado. En ese contexto, los grandes
pensadores y líderes, bajo la influencia del pensamiento científico y la razón,
plantearon una nueva concepción del rol de la educación en la sociedad y la
participación de los gobiernos en la estructura educacional. De este modo se criticó al
sistema imperante el cual hasta ese momento, estaba marcado por el carácter religioso.

La educación superior, desde su implementación en América Latina, fue impartida


hasta la segunda mitad del siglo XX casi exclusivamente en las universidades
permitiendo el desarrollo de las sociedades (Yarzábal, 2001). Esas instituciones,
orientadas en una primera etapa a la formación del personal requerido por el clero y
los gobiernos coloniales, contribuyeron al reemplazo de las autoridades españolas. En
su seno se formaron las elites académicas, profesionales y políticas que sostuvieron las
estructuras coloniales y republicanas, a través del ejercicio del poder político,
administrativo y eclesiástico, primero en las colonias y luego en las repúblicas de
América hispana.

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Las ideas planteadas por Ruiz-Tagle en su conferencia “La contradicción del
Liberalismo y Catolicismo en Chile”, permiten comprender la influencia de ambas en
la educación chilena a partir de una contradicción permanente, según el autor. Al
respecto es posible señalar que las ideologías liberales en nuestro país se han
expresado en diversos ámbitos del quehacer nacional: el desarrollo político, social,
económico y educativo relacionado con lo público e históricamente han tenido
influencia en los gobiernos de turno, destacando con una alta votación en las
elecciones parlamentarias y municipales hasta el año 1965. Como explica Alone, “es
una doctrina, lenta, positiva, aristocrática hecha por príncipes y para príncipes” (Ruiz-
Tagle, 2004, p. 167), sin embargo su preocupación permanente, a pesar de los
vaivenes y alianzas políticas, ha sido la creación y promoción de instituciones que
aseguren la provisión constante y adecuada de libertad e igualdad en materia
educacional. Estas situaciones, aunque parecen contradictorias, podrían ser una señal
de resguardo de la educación para los fines de sí misma y el progreso de la nación.
Está claramente planteado por diversos autores que las ideas liberales en nuestro país
han influido en todos los grupos políticos e intelectuales, desde el siglo XIX al XX, la
Democracia Cristiana , la Unión Demócrata Independiente, el Partido Conservador y
otros, todos ellos intentando instaurar sus ideales con un impacto en materias de
educación. Uno de los hitos significativos en que se pone de manifiesto la
contradicción entre las ideas liberales y católicas es la separación de la iglesia católica
del estado propuesta por Federico Errázuriz Echaurren (1871-1876) durante el
gobierno de José Joaquín Pérez Mascayano. Es así como posteriormente se separó el
Instituto Nacional del seminario, se abogó por la libertad de enseñanza y se creó la
Universidad de Chile.
La creación de la Universidad de Chile como una de las instituciones más sólidas de la
educación pública formadora de la vida intelectual y dirigente de nuestro país, fue una
muestra de la necesidad que el Estado se hiciera responsable de la enseñanza en una
sociedad encaminada hacia la modernidad que aspiraba a reformar una sociedad
tradicional, para preparar a los profesionales bajo el conocimiento científico, que
fuesen capaces de asumir el progreso material y un papel activo. “En Chile, al
contrario de los muchos de los países que determinaban el modelo a seguir, la
educación moderna, que asumía la capacidad transformadora del conocimiento, fue
una obra principalmente estatal “(Serrano, 1993 p.16)

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Se destaca en la reflexión de Ruiz-Tagle, cómo la Iglesia Católica, a pesar de
desvincularse paulatinamente del Estado mantiene su poder en muchos aspectos,
especialmente manteniendo colegios, institutos y universidades de carácter
confesional, “…me parece que el tema de la educación pública es el que subsiste
como principal punto de contradicción entre liberales y católicos a la largo de los
siglos XIXC; XX. Una contradicción que por cierto se extiende hasta el siglo XXI”
(Ruiz-Tagle 2001 p. 178)
Al analizar la contradicción del liberalismo y el catolicismo respecto a los propósitos y
sentido público de la educación, se plantea como eje motivacional el interés por
mantener la hegemonía intelectual e influencia sobre la elite chilena, que conduce a
una permanente disputa. El liberalismo ha tenido la preocupación constante de
organizar un sistema público de educación, ya que concede como una responsabilidad
irrenunciable promover la participación de los ciudadanos de manera igual y libre.
Andrés Bello como filósofo, jurista y educador, fue uno de los principales liberales
promotores de la educación pública en todos los niveles, incluida la Educación
Superior, él planteaba la necesidad que las personas se eduquen para poder participar
del desarrollo y de ese modo colaboren con los objetivos propuestos por el gobierno.
La realidad de la educación chilena es que, a pesar de los intentos de mantenerla bajo
el resguardo del Estado, para regular su calidad, siempre ha existido libertad para que
la educación privada se desarrolle. Tras largos años de crecimiento y desarrollo la
educación privada de cierta manera ha gozado de bastante autonomía, aunque el
Ministerio de Educación mediante sus atribuciones ha regulado el funcionamiento en
aspectos curriculares, organizativos y administrativos. Esto también se evidencia en
que los colegios confesionales tienen un buen rendimiento, sin embargo podría ser
mejor. Así mismo la Pontificia Universidad Católica sigue los pasos de la Universidad
de Chile imitando ritos y símbolos de la primera, esto refuerza el lugar que ocupa la
educación pública en excelencia y resultados, lamentablemente las universidades
“confesionales” en su mayoría católicas, siguen siendo selectivas y de elite.

Tristemente, las ideas liberales de Macaulay (Ruiz-Tagle, 2001) que hacen una critica
respecto a la competencia en el comercio como una buena idea traspasada a la
educación (visto como un sistema apropiado para determinar una buena educación
bajo la ley de la oferta y la demanda) son contrarias a la realidad actual y no se
cumplen ya que el Estado paulatinamente ha dejado de hacerse responsable de educar

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a las personas que por razones económicas no pueden acceder a los servicios. Si bien
en la actualidad existen créditos y becas para acceder a la educación, no es suficiente
para satisfacer los requerimientos de los postulantes, siendo traspasado el costo a las
familias y los propios estudiantes. Cabe la pregunta ¿soportarán los futuros egresados
el peso del endeudamiento cuando tengan que empezar a pagar? ¿Tendrán todos la
posibilidad de un trabajo seguro, estable y rentable para sumir sus deudas?
Si se analiza la educación pública desde el punto de vista del proyecto liberal, ésta ha
sido debilitada, partiendo de los profesionales de la educación que se forman en
entidades que no cuentan con una rigurosidad en su formación, contrariamente a lo
que planteaba Macaulay, que “es tarea del gobierno ocuparse de la formación de la
clase de personas que tiene la responsabilidad de educar” (Ruiz-Tagle, 2001 p. 181).
Es por eso que Chile está en el lugar Nº 35 de 38 en los índices internacionales de
educación, con una población que tiene serias dificultades para comprender lo que lee,
aunque se incrementan cada vez más los aportes económicos para revertir esta
situación. Es así como en la actualidad la Ley SEP1 intenta apoyar a los alumnos con
altos índices de vulnerabilidad entregando recursos directos a las escuelas y colegios
subvencionados con el fin de mejorar el rendimiento en la prueba SIMCE2 con miras a
lograr aprendizajes de mejor calidad. Pero, ante este desafío es posible preguntarse
¿Serán capaces las escuelas de asumir los problemas que afectan a los estudiantes
vulnerables y en riesgo social considerando que la personas son más importantes que
los resultados de una medición nacional?
Una de las críticas a que hace referencia Ruiz-Tagle al sistema mantenido por los
gobiernos de la concertación, es el progresivo endeudamiento de las Universidades
públicas y el mal uso que las universidades privadas hacen de los dineros invertidos en
publicidad, negando los fines de lucro y la falta de cautela en los derechos de libertad
e igualdad. Estas ideas son reforzadas por el análisis que plantea Brunner (2007) en su

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La Ley crea una subvención preferencial que se otorga a aquellos niños y niñas cuyos hogares tienen
una situación socioeconómica precaria, razón por la cual se les define como prioritarios. La SEP de debe
destinar a la implementación de un Plan de Mejoramiento Educativo, con especial énfasis en iniciativas
orientadas a los alumnos y alumnas prioritarias.
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El SIMCE es el sistema nacional de evaluación del Ministerio de Educación, tiene como base de su
funcionamiento una prueba que se aplica una vez al año a todos los alumnos que cursan un cierto nivel: 4º
Básico se evalúa todos los años, y 8º básico y 2º medio se evalúan año por medio. Su propósito principal
es contribuir al mejoramiento de la calidad y equidad de la educación, informando sobre el desempeño de
los alumnos y alumnas en diferentes áreas del currículum nacional, y relacionándolos con el contexto
escolar y social en el que ellos aprenden. El SIMCE mide los logros de aprendizaje de los alumnos
respecto a lo establecido en el Marco Curricular (Objetivos Fundamentales y los Contenidos Mínimos
Obligatorios - de los Programas Indicativos) del Ministerio de Educación vigentes en la fecha en que se aplica la
medición.

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libro “Mercados Universitarios, los nuevos escenarios de la educación superior” al
analizar el privatismo y las mercadización de la educación superior chilena. Al
respecto se señala a Chile como el país de Latinoamérica con más privatismo, en que
más del 50% de los recursos se obtienen de los alumnos, sus familias y fuentes no
gubernamentales, y por la cantidad de alumnos matriculados en instituciones privadas
con o sin financiamiento estatal. Esto significa que el mercado regula las matrículas y
los recursos que disponen las instituciones de educación superior. Por su parte el
proceso de mercadización en el sistema chileno ha tenido consecuencias poco
favorables al desarrollo, en beneficio real de la educación, con una intervención lejana
de las políticas gubernamentales.
¿Cómo es posible que siendo Chile un país latinoamericano, en vías de desarrollo esté
al mismo nivel de privatización en materia de educación superior, que países como
Corea, Japon, Kazajstán, con alto porcentaje de estudiantes en universidades privadas
y costeando su educación? Por cierto, es una realidad no imaginada para un territorio
con nuestras características, pero es una situación concreta y existente, que no todos
son capaces de sopesar. La explicación no es difícil de encontrar, si se revisan los
hechos ocurridos entre las décadas del 60 y 70 en relación a la instauración de la
dictaduras militares, no sólo en Chile, sino en varios países de nuestro continente,
como forma de reacción ante los movimientos revolucionarios de izquierda o la
instalación democrática de gobiernos de ideología socialista, que afectó a todos los
ámbitos de desarrollo hasta nuestros días.
. “…destruyeron su capacidad instalada de investigación científica,
expulsaron de su seno a las ciencias sociales, propiciaron la
creación de instituciones privadas de educación superior sin
regularlas ni asegurar su calidad, y condenaron a un número
significativo de docentes e investigadores de primer nivel a la
muerte, la desaparición forzada o el exilio. Atentaron así, de
manera indeleble, contra la calidad de la educación superior y
contra la capacidad endógena de producir y gestionar
conocimiento.” (Yarzábal, 2001)
Al fin de la dictadura, se logró imponer en Chile la aplicación de un modelo
económico neoliberal en que la economía se abrió a la inversión extranjera, se
privatizaron las empresas públicas, se redujo el gasto social y se intentó anular la
intervención del estado en la economía. Los resultados están a la vista: una apertura al

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exterior de la economía, desregularización del mercado del trabajo, privatización del
sistema de salud junto con la seguridad social y una educación como una mercancía
que se transa en el mercado, donde la educación deja de ser un derecho social que el
Estado provee independientemente de la condición económica. (Riesco, 2003).
Durante la transición a la democracia se extendió el modelo neoliberal, que continuó
con la creación de universidades privadas e institutos de educación superior, los cuales
a su vez han creado una oferta académica nunca antes vista.
Así aparecen las universidades privadas, que poco tiene que ver con
las universidades privadas tradicionales, católicas o laicas…
empresarios e inversionistas ingresaron al mundo del negocio
universitario y, a partir de entonces, escuchamos hablar de
“carreras rentables de pizarra y tiza”, de marketing de la
educación superior, de alumno-cliente, de profesores que reciben
honorarios por clase hecha. (Zuñiga, en Samaniego 2001, p 16)
Por otra parte, se redujo el aporte económico del estado a la educación superior, se
incrementaron los aranceles dando término definitivo a la educación gratuita. En este
panorama la educación básica y media no han quedado ajenas a estas propuestas,
paulatinamente se promovió la inversión de sectores privados en ambos niveles,
mediante la entrega de una subvención por alumno lo cual genera un nuevo tipo de
educación: particular subvencionada.
En el ámbito de la educación, congelaron los fondos públicos
destinados a las universidades estatales, impulsaron medidas
legislativas tendientes a imponer en ellas el cobro de aranceles
(matrícula), crearon las condiciones necesarias para la
proliferación de IES (Institutos de Educación Superior) de carácter
privado, abdicaron de su responsabilidad de evaluar y acreditar a
esas nuevas instituciones y trasladaron por omisión esa función a
los mercados educativos. (Yarzábal, 2001, p. 4)
Cabe señalar como una característica de nuestro país, con un alto nivel de privatismo
regulado por el mercado, la competencia que las instituciones realizan por alumnos,
recursos y prestigio sin la intervención del Estado ¿Cómo se explica esto en una
nación con tradición liberal en que se esperaba del Estado el resguardo de la igualdad
en la educación? En este panorama, Chile es una excepción dentro de los países del
continente, sobretodo si se compara con otros países latinoamericanos, como

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Argentina, Panamá y México, países que a pesar de tener un marcado avance hacia la
mercadización no superan el umbral del 50% en las dos variables analizadas.
Tal vez, la diferencia entre nuestro país y otros con un alto grado de privatización en
un sistema de mercado, es la regulación que hace la política pública para controlar el
financiamiento y el desempeño de las universidades en investigación las cuales van en
beneficio del desarrollo industrial y el conocimiento, que en el caso de Chile, se deja
sin resguardo y control verdadero el crecimiento del sector privado y la calidad que
entrega en los servicios.
El cuadro sinóptico presentado por Brunner en cuanto a la regularización del mercado
universitario en Chile, establece una amplia libertad para crear instituciones de
Educación Superior3 , esta idea es reforzada por Yarzábal (2001 p.8) “La tendencia a
la privatización, se ha expresado de manera predominante en Brasil, Colombia, Chile,
El Salvador y República Dominicana, donde la mitad o más de la matrícula estudiantil
se localiza en instituciones pertenecientes a este sector”
Esta libertad para crear instituciones de educación superior se ampara en una
legislación poco exigente, es decir, las condiciones para ingresar al mercado son
factibles de cumplir4 y después de un proceso no muy complejo es posible conseguir
una autonomía casi absoluta, que permite aumentar la oferta académica sin evaluar su
impacto en el mercado laboral, fijar los aranceles, admitir alumnos sin las
competencias necesarias, etc. Por otra parte, la existencia de un trato diferente para las
universidades creadas antes y después del año 90 restringiendo la posibilidad de
recibir aportes del Estado, lo que las deja en una situación desventajosa respecto a las
universidades estatales y sus derivadas, aunque puedan obtener fondos a través de
otras vías. .En este escenario tan competitivo las universidades estatales olvidaron su
misión principal enfocada a desarrollar investigación científica y humanística,
mantener áreas de conocimiento aunque no sean rentables, colaborar con el
perfeccionamiento académico, mantener la creación artística y de extensión del saber,
sumándose a la competencia del mercado ¿ por qué las decisiones más importantes

3
Universidades, institutos profesionales y Centros de Formación Técnica
4
Las instituciones de educación superior nuevas deben someterse a un sistema de supervisión por un
periodo determinado de tiempo, desde su creación hasta su autonomía institucional o su cierre. Las
nuevas instituciones de educación superior pueden estar sujetas al sistema de examinación, de
supervisión, o de licenciamiento. Mientras duren tales procesos, las instituciones sometidas a ellos no
cuentan con autonomía institucional.

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son resueltas por un consejo de rectores cerrado si sus resoluciones afectarán a toda la
educación superior?
La diferencia del capital histórico entre las universidades tradicionales y las nuevas
universidades privadas es difícil de superar si se considera el peso que tienen las
primeras en nuestro país y que en la actualidad siguen siendo exitosas, sin embargo el
capital social y humano es posible de construir en la medida que exista una real
preocupación por la equidad, calidad y excelencia, lamentablemente la reputación no
siempre se construye con estas bases y a diario vemos cómo las universidades
privadas, avaladas por las políticas neoliberales, compiten en los espacios intermedios
y bajos de estudiantes y profesores, preocupados por subsistir en el sistema.
Uno de los temas analizados es la modalidad de asignación de recursos fiscales a las
universidades en forma de aporte directo como indirecto (AFD Y AFI) y las
diferentes vías de financiamiento que pueden optar los estudiantes. Desde ya se
percibe una discriminación hacia las Universidades pertenecientes al consejo de
rectores y las privadas creadas después del año 1990. Las limitaciones al
financiamiento del estado aumentan la diferencia entre las instituciones, que se
reflejan en la competencia por captar a los mejores puntajes de la PSU, correr en
contra del reloj después de los resultados del mismo proceso y orientar sus proyectos
hacia determinadas áreas de investigación a través de los proyectos concursables, aun
que esto no contribuya al real crecimiento del país. Se puede concluir que el sistema
chileno mantiene una diversificación de opciones de financiamiento para costear la
educación superior, sin embargo estas opciones representan un alto nivel de
endeudamiento con el estado o la banca privada para las familias y los estudiantes, que
en definitiva reafirman la privatización de la educación en Chile.
Todas la instituciones de educación superior han tenido la autonomía para determinar
el precio de sus aranceles y tasas, la cantidad de vacantes por carreras, la creación de
sedes y la cantidad de egresados, sin embargo es evidente la falta de rigurosidad en la
supervisión de los procesos iniciados visto en el escaso control respecto a las
condiciones mínimas para desempeñar la función docente, que ha permitido la
existencia de ofertas estudiantiles de dudosa calidad, creación de carreras sin campo
laboral, aranceles en una escalada de precios sin control y profesionales “ilustrados “
cesantes. Por otra parte, los profesionales que ejercen la docencia muchas veces no
disponen de la preparación apropiada y se movilizan entre las instituciones de acuerdo
a las posibilidades que ofrece el sistema part-time, también regulado por el mercado,

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desfavoreciendo la formación de una verdadera comunidad educativa por la falta de
tiempo y compromiso con la institución.
Verdaderamente, es difícil encontrar ventajas en un sistema que desarrolla procesos de
acreditación en forma voluntaria para la mayoría de las carreras y que no supervisa
estrechamente los procesos de formación y las condiciones reales en que se realizan,
es el caso de sedes regionales que funcionan bajo el alero de una legislación permisiva
y estudiantes desinformados de sus derechos. El gobierno, como señala Brunner,
confía el desarrollo del sistema al mercado bajo dos instrumentos básicos: asignación
de subsidios fiscales e instrumentos de control de calidad
En este sentido la función del Consejo Superior de Educación5 podría mejorarse, así
como también los procesos de acreditación a los cuales se someten voluntariamente
las instituciones y carreras o programas. En un sistema con altos grados de privatismo
y extensos procesos de mercadización los procesos empleados por el gobierno para
regular la calidad tienden a ser “blandos” con un bajo poder coercitivo en que se
incentiva la competencia. En este aspecto se ha intentado incorporar la cultura de la
evaluación, mediante procesos de evaluación del personal académico y por encuestas
de satisfacción administradas a los alumnos, sin embargo ambas requieren del
desarrollo de una cultura evaluativa y su aprovechamiento depende de la propia
organización para mejorar sus debilidades.
Podría señalarse como un mecanismo indirecto de control de calidad a la PSU6 ya que
las universidades más competitivas seleccionan a los alumnos de más altos puntajes
lo cual se traduce en alumnos de mejor calidad, no obstante parece injusto que los
estudiantes que no tuvieron la oportunidad de cursar la educación media en un
establecimiento de buen nivel, y se desarrollaron sin las condiciones óptimas para su
desempeño ( alimentación, vivienda, salud etc.) sean medidos por la misma prueba de
selección sabiendo anticipadamente que las oportunidades de desarrollo para una
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La misión del Consejo Nacional de Educación se orienta a fomentar, cautelar y promover, de manera prioritaria, la calidad de la educación
escolar y de la educación superior. Para ello, el Consejo aprueba las bases curriculares y sus adecuaciones, los planes y programas, el plan
nacional de evaluación, las normas sobre calificación y promoción y los estándares de calidad presentados por el Ministerio de Educación para la
educación parvularia, básica, media, de adultos y especial o diferencial; verifica y fomenta el desarrollo cualitativo de las nuevas instituciones de
educación superior a través del proceso de licenciamiento; se pronuncia sobre las apelaciones de las decisiones de acreditación de instituciones
autónomas, sus carreras y programas de postgrado, así como sobre las sanciones aplicadas a las agencias de acreditación privadas; provee de
información a los usuarios sobre el funcionamiento del sistema de educación superior; asesora al Ministerio de Educación en las materias en que
éste lo requiera e impulsa la reflexión y la investigación en el plano educacional.
6 La Prueba de Selección Universitaria (PSU) consiste en un conjunto de nuevas pruebas que permite mantener un solo sistema de selección y
admisión para las universidades pertenecientes al Consejo de Rectores, como también para las universidades privadas que, voluntariamente,
deseen exigirlas en sus respectivos procesos de selección.

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alumno de educación municipal son distintas a las de un estudiante que proviene de un
sector socio-económico acomodado, el cual ha pagado un alto costo en la educación
particular privada y sus necesidades básicas están cubiertas. Parece ser que estamos
destinados a tener una educación de alta calidad para los alumnos de alto rendimiento
y una de baja calidad para los alumnos de bajo rendimiento, en una cascada de
posibilidades que aumentan las diferencias sociales y disminuyen la igualdad de
oportunidades.
Otro punto de análisis en el sistema de calidad de la educación es la información que
disponen los potenciales usuarios del sistema educativo en el momento de elegir una
carrera. El sitio virtual www.futurolaboral.cl, parece ser una alternativa de acceso a la
realidad nacional en este aspecto, pero ¿cuántos alumnos de cuarto medio y sus padres
son orientados a buscar una fuente de información confiable y cuántos son seducidos
por los medios masivos de publicidad? Por otra parte, las universidades con sus
sistemas de “casa abierta” intentan entregar una información cercana y real a sus
futuros interesados, “potenciales clientes” mediante visitas guiadas, charlas y
conferencias. Sin embargo la información sigue siendo insuficiente o sesgada para la
necesidad real de conocer el medio y sus posibilidades. Se ofrecen regalos, descuentos
y otras “ventajas” a fin de captar la mayor cantidad de alumnos, cuando lo que
deberían ofrecer y asegurar es una educación de alto nivel.
Es interesante señalar respecto a la expansión segmentada y a la estratificación
escalonada del mercado de educación superior como los títulos y certificaciones
profesionales han adquirido un valor diferente dependiendo de quien los otorgue, es
así como el mercado laboral valora la reputación de las instituciones y determina las
oportunidades para los egresados en diferentes empleos manteniendo la jerarquización
en el trabajo, es decir tenemos profesionales de alta calidad y prestigio en cargos bien
cotizados y bien remunerados y profesionales de dudosa formación y experticia para
cargos de menor prestigio con sueldos más bajos. Sin duda, la valoración de las
credenciales y sus consecuencias en el desarrollo laboral ayudan a mantener la idea de
vivir en un país que mantendrá la desigualdad social con menos posibilidad de
movilidad social.
Para terminar el análisis de la educación superior es necesario reflexionar sobre la
transformación progresiva que tiene el sistema de educación privada hacia
lineamientos comerciales y que bajo el amparo de una normativa flexible, permite una
amplia autonomía para su creación, obtener ganancias mediante aranceles y matriculas

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con escaso control ético, de calidad y protección hacia los usuarios, que en definitiva
se dirige hacia la creación de riquezas de privados perdiendo el sentido real de la
educación estatal y de bien público. Las consecuencias del mercado y la privatización,
oblign a pensar en la necesidad de defender la existencia de las universidades
estatales, es así como lo explicara Luís Riveros, rector de la Universidad de Chile en
su ponencia “Desafíos actuales para el sistema universitario chileno y rol de las
universidades estatales” en el año 2000.
Se precisan Universidades Estatales para cumplir con un rol histórico y
reflejar la preocupación activa del Estado en materia de docencia
universitaria, extensión e investigación superior… las universidades
estatales garantizan diversidad y promueven una formación e
investigación con mayor énfasis en materias de Estado, asuntos de país,
prioridades que no necesariamente recoge el sector privado en su
desarrollo. (Samaniego, 2001, p. 46)

III. CONCLUSION

En primer lugar, conocer históricamente las influencias que han tenido en las
decisiones educativas los partidos políticos, la clase intelectual, la iglesia de nuestro
país, permite comprender la necesidad de expresión que tienen los diversos personajes
que, en definitiva miran desde su propia ideología a Chile e intentan exponer y
muchas veces imponer las reformas que consideran necesarias para mejorar la
educación. Por otra parte la lectura y la reflexión permite a los docentes de educación
superior comprender las contradicciones fundamentales que se observan en este
segmento de la educación, cuáles son las causas y situarnos en una posición más
crítica del sistema.
Claramente las decisiones que afectan a la educación en general no son casuales,
detrás de cada gobierno y sistemas políticos hay intereses que perjudican o favorecen
a la enseñanza, en este sentido la educación pública ha sido afectada negativamente
desde que impera la concepción de mercado para su desarrollo y mantenimiento. Por
una parte la educación pública enfocada a la educación primaria y secundaria se
encuentra en una desventaja abismante en relación a la particular privada, desde que
es administrada por agentes que no son expertos en educación, con recursos mal

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invertidos junto a la exacerbada competencia por el rendimiento en condiciones
desiguales.
Reconocer la posibilidad de acceso a la educación superior a más estudiantes
egresados de educación media es significativo para un país en vías de desarrollo,
como una posibilidad de mejorar la calidad de vida y progresar, pero en la realidad,
los prestadores de servicios educacionales privados ofrecen una posibilidad
“engañadora” desde el punto de vista de la calidad del servicio, de la preparación para
la situación laboral del país y de las verdaderas posibilidades de desarrollo en un
sistema altamente competitivo y discriminador que aumenta la brecha en la calidad de
educación. No es posible soñar con un país justo, si desde la educación se establecen
diferencias que limitan las posibilidades reales de desarrollo y bienestar a sus
habitantes, aumentando la desigualdad social.
Las ideas liberales tan presentes en nuestro país, desde los orígenes gubernamentales,
no han sido capaces de mantener el resguardo de la educación pública,
progresivamente nos hemos visto enfrentados a políticas que atentan contra el derecho
a la educación, entendida como el derecho a una educación de calidad como planteaba
Andrés Bello. Después de la dictadura militar y la instauración de políticas
neoliberales, la privatización y segmentación de la educación han sido progresivas,
traspasando la responsabilidad al sector privado que claramente si tiene fines de lucro,
con consecuencias negativas para todos los niveles educativos: servicios de mala
calidad para los sectores más desfavorecidos y los mejores para los que pueden pagar;
títulos profesionales altamente valorados para un grupo minoritario y la
desprofesionalización de ciertas carreras cuyos servicios son menospreciados en el
mercado y conducen muchas veces a la cesantía.
En este sistema de libre mercado, donde mantener el prestigio en la educación
superior, para algunos y ganar matriculas, para otros, es más importante que generar
buenos profesionales y personas comprometidas con el desarrollo de todos, es difícil
para los docentes plantearnos otra realidad, ya que de una u otra forma somos parte
del sistema y lo mantenemos. Queda, sin embargo, la posibilidad de darse cuenta,
reflexionar y compartir las visiones para mantener los valores básicos que movilizan a
los cambios sociales y en la medida de lo posible colaborar para que la educación deje
de planificarse con criterios de competitividad y la ley de la oferta y la demanda. Es
importante comprender que la educación terciaria es un beneficio para los que acceden
a ella, pero también es un bien para toda la sociedad, ya que contribuye al desarrollo

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de todo el país, permitiendo disfrutar de la cultura, las ciencias y las artes en favor del
crecimiento del capital social y cultural.
Es posible señalar como los sistemas de mercado y de privatización en la educación
superior han obligado a todos los prestadores de servicios educativos a sumarse al
juego de la competencia, intentando mantener el prestigio si lo han conseguido o
intentando conservar los ingresos mediante el aumento de matricula si su prioridad es
sobrevivir en el sistema. De una u otra manera todos nos hemos adaptado a esta forma
de acceder a la educación, los padres por su parte buscan la mejor alternativa en la
educación básica y media para asegurar el ingreso a la universidad abandonando
progresivamente la educación municipal gratuita aunque signifique un alto costo
económico. Los mismos estudiantes optan por créditos de diversa índole para
financiar sus estudios o bien las familias pagan la totalidad de la carrera. Los docentes
que ejercen en la educación superior también aportan su cuota al incorporarse en un
sistema selectivo de alumnos, al ejercer en instituciones que no se preocupan por la
calidad de la formación si dudar en irse a una institución que pague más por sus
servicios. Tal vez el círculo se cierra con una serie de gobiernos que han permitido
que la educación se transforme en un comercio y los estudiantes en consumidores.
No debemos olvidar que la educación es un derecho no un bien, lamentablemente los
académicos de este país, no han logrado generar un debate que permita un cambio
sustancial, el gobierno no logra acuerdos en diversas materias y la privatización sigue
en aumento debiendo, al parecer, aceptar que este es un proceso irreversible en el
corto plazo. No deja de sorprender en este análisis bibliográfico que las ideas liberales
del siglo XIX respecto a la necesidad de mantener a resguardo la educación estatal y
pública, sigan siendo un tema vigente en nuestros días y más aún, un debate sin
concluir.

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Bibliografía y Fuentes

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