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Las lecturas reseñadas son: William Glade, América latina y La economía Internacional 1870
y 1914, En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, América Latina: economía y sociedad
Tomo 7, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1991. Rosmary Thorp,
América Latina y la económia internacional desde la primera guerra mundial hasta la
depresión mundial, En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, América Latina: economía
y sociedad Tomo 7, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1991, Las
economías latinoamericanas 1929-1939 en En Leslie Bethell ed., Historia de América latina,
Economía y sociedad desde 1930 Tomo 11, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial
Crítica, 1997. Víctor Bulmer-Thomas, Las economías latinoamericanas 1929-1939, En Leslie
Bethell ed., Historia de América latina, Economía y sociedad desde 1930 Tomo 11, Barcelona,
Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1997. Ricardo French-Davis, Oscar Muñoz y Jose
Palma, Las economías latinoamericanas, 1950-1990, en En Leslie Bethell ed., Historia de
América latina, Economía y sociedad desde 1930 Tomo 11, Barcelona, Cambridge University
Press y Editorial Crítica, 1997. Arturo escobar, la invención del tercer mundo.
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Tulio Halperíng-Dongui, Economía y Sociedad 1820-1870.En Leslie Bethell ed., Historia de
América latina, América latina Independiente Tomo 6, Cambridge University Press y Editorial
Crítica, Barcelona, 1991. pp. 3-6.
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Perry Anderson, en su ensayo titulado Modernidad y revolución (1984). Entendemos por
modernización la definición de este autor que comprende la modernización como los
desenvolvimientos de procesos sociales que conllevan a transformaciones socioeconómicas
impulsadas por el mercado capitalista.
orientados desde las políticas londinenses; tal definición legitima el papel de
las economías latinoamericanas como productoras de materias primas, lo cual
se convierte en el sendero posible hacia el prometido progreso que se
vislumbra en las mentes de algunos sectores de la población latinoamericana.
El progreso, no solo fue considerado como la causa más inmediata de las
transformaciones, en mayor medida fue la línea divisoria entre la Civilización y
la Barbarie entre el atraso y la posibilidad de construir los espacios para la
consolidación de los paradigmas modernos fecundados en la democracia del
liberalismo anglo-europeo.
Inserción y dependencia
El panorama económico y social de los primeros años de la segunda mitad del
siglo XIX en las naciones latinoamericanas era todavía un reflejo de relaciones
no capitalistas. Este tipo de relaciones fue modificándose con la serie de
reformas llevadas a cabo paulatinamente con los gobiernos liberales.
Dentro del paquete de reformas las tierras que habían estado en manos de la
Iglesia fueron apropiadas por el Estado al igual que los ejidos y los terrenos
comunales, dicha apropiación buscaba poner en el mercado de tierras mayor
circulación de las mismas que en muchos casos terminaron siendo compradas
y anexadas a las grandes propiedades de los terratenientes locales. Dentro del
marco de las políticas estatales se desarrollo un fuerte impulso por facilitar el
ingreso de emigrantes a la población de cada país, en un claro ejemplo de la
visión de las elites gobernantes que veían en esta practica una posibilidad por
la modernización; desde su comprensión de mundo la población europea
traería consigo la mentalidad progresista europea al tiempo que sería una
posibilidad para transformar a la población local, que era considerada
ideológicamente como poco apta para el trabajo industrial. Esta política de
inmigración se hace más comprensible si se tiene en cuenta las
consideraciones antropológicas sobre las poblaciones europeas, comprendidas
como razas superiores y, las poblaciones americanas como una raza adjetivada
con todos los antónimos al paradigma fielmente creído. Este acto de negación
de lo propio puede ser considerado como un elemento de la estructura de
recepción que legitima la intervención de las potencias en el siglo XX al tiempo
que acepta la nominación de tercer mundo, con todas las consecuencias
fecunda.
La inserción al mercado capitalista mundial se produce por dos vías: a)
desarrollo de la producción de productos agrarios y explotación de minerales
para la exportación. b) Transferencia de capital extranjero –anglo-europeo- a
las economías nacionales latinoamericana.
Para 1929 Estados Unidos era el principal exportador de capital para América
latina. Esta situación resulto ser un atenuante para el conflicto que las
naciones de este continente tuvieron que afrontar con la gran depresión del
sistema económico mundial en este mismo año. Al exceder la oferta a la
demanda subió el índice de tipo de interés a nivel mundial, la caída de los
precios de las materias afecto decisivamente a las economías exportadoras
latinoamericanas; internamente la caída de las exportaciones redujo
dramáticamente el ingreso fiscal, lo que incremento el déficit presupuestario
que impidió continuar con el pago de la deuda y obligo a los países a periodos
de moratorias. En este mismo orden el flujo de capital evidentemente se
redujo. Las primeras medidas externas frente a la crisis con incidencia a las
economías latinas fue la decisión de suspender definitivamente el patrón oro
como medida de intercambio. Pero es preciso subrayar que la depresión no
tuvo un impacto homogéneo para la región. Bulmer Thomas agrupa en tres
grupos los países de acuerdo a los niveles de descenso de sus economías: A)
se encuentran las naciones con mayor cuota de exportación antes de la crisis,
entre estos están México, Chile, Brasil. B) Son los que tuvieron un pequeño
descenso, un ejemplo de esta situación es Ecuador. C) Son los países que
sufrieron levemente el impacto de la crisis, entre este grupo se situa
Venezuela que gracias al petróleo para 1930 logra pagar todo su deuda
externa y Colombia que paradójicamente logro aumentar sus tasa de
exportación, resultado de los malos manejos del plan brasileño sobre el café.
La crisis del petróleo a finales de los años setenta frenó el flujo de capital
norteamericano, esta nueva crisis del sistema mundial afecto a las economías
de la región. Los impactos de la caída de los precios y la ausencia de divisas
desestabilizo el procesote crecimiento que se adelantaba Esta nueva
experiencia legítimo la dependencia de las economías latinoamericanas, pues
el proceso de crecimiento en gran parte estaba fomentado por el proceso de
endeudamiento, que construyo una espada de Damocles que finalmente cayo
a finales de los setenta con toda una serie de desajustes que a lo largo de los
dos últimos decenios del siglo XX fortalecerían la dependencia al exterior e
incrementarían los problemas sociales y políticos de las naciones
latinoamericanas.