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¿QUIÉN LE CANTA A LA CIUDAD DE BUENOS AIRES?

REFLEXIONES EN TORNO AL MATRIMONIO GAY

Ramiro L. Gorriti mail: ramiro.gorriti@gmail.com

Juan Francisco Marguch mail: francisco.marguch@gmail.com

(UNC)

Nos proponemos hablar sobre el fallo judicial Freyre contra el gobierno de la

Ciudad de Buenos Aires, en el marco de los debates sobre la legalidad y legitimidad del

matrimonio entre personas del mismo sexo. El fallo resolvió la inconstitucionalidad de los

artículos del Código Civil que impiden la unión matrimonial de los demandantes.

Nuestro interés es pensar qué sujeto político se construye a partir de esta acción y

de qué valores son puestos en juego valores como la legitimación a partir del amor,

produciendo la exclución de otras formas de afectividad y de otros tipos de demandas

políticas.

El reconocimiento simbólico de las relaciones diádicas por parte del Estado implica

aquí la afirmación de una retórica monolingüe del amor que torna reconocibles sólo

aquellas uniones que se adecuan al ideal heteronormativo de monogamia, estabilidad,

permanencia, administración patrimonial conjunta, etc., y despierta la cuestión de qué otras

formas de relación quedan sistemáticamente confinadas a lo impensable, a lo jurídicamente

inadmisible, y forzosamente excluidas de lo político. Esto es, advertidos de la capacidad

instituyente del marco normativo, parece crucial preguntarnos, con Butler, qué contará y
qué no contará como alianzas y parentescos inteligibles y reconocibles de acuerdo a

normas que rigen el acceso a la inteligibilidad y el reconocimiento jurídicos. ¿Acaso el

reconocimiento, por parte del Estado, de la opción más legible de “amor” y “admiración” y

el consecuente acceso a

“ventajas tributarias a la pareja –y a sus miembros consiederados

individualmente-, derechos de herencia y pensiones, privilegios testimoniales,

beneficios en políticas migratorias, capacidad de decidir por otro en situaciones de

imposibilidad, entre muchas otras" (confr. fallo citado, cons.VI)

no hace de ese –y sólo ese- “amor” la condición de posibilidad del reconocimiento

jurídico, el deber-ser-(previo)-para-ser reconocido en los términos estrechos del marco

normativo? A propósito de los argumentos a favor de la “universalidad” del matrimonio

heterosexual, religioso y permanente, el considerando XIII expresa, parafraseando a J.

Butler: “Cuando lo ‘universal’ no está en concordancia con el individuo ni lo incluye, esa

misma reivindicación de universalidad es utilizada para negar los derechos del individuo”

(confr. fallo citado, cons.XIII). Bien cabe una respuesta similar a la presunción de ese amor

“universal” que hace de condición del reconocimiento, a la vez que opera la exclusión de

opciones afectivas diferentes de las que contempla. Javier Sáez sugirió, en alguna

oportunidad, el carácter inflexible y domesticado de esa forma de “amor”:

“la política se escribe desde lo intraducible, desde lo incomunicable, desde

códigos secretos que tenemos que inventarnos. Babel contra el amor. El amor nos

vuelve codificables, comprensibles, integrables, normales. La subversión pasa por

otro sitio: que no sepan qué idioma hablamos” (Saez, 2008).


De vuelta al fallo, cabe además preguntarnos por qué debería el matrimonio o los

contratos legales convertirse en posibilidad única de “celebración” y “trascendencia

pública” de la unión y del “respeto moral por la decisión de cada uno” (confr. fallo citado,

cons.VI), y en la base sobre la cual se decidan las prestaciones sociales en juego. En este

orden de cosas, y en virtud de la formulación, por parte de los demandados, de que el

principio de igualdad no requiere tratar a todos de igual manera, sino sólo a los iguales,

resulta particularmente curioso que los considerandos VII y VIII expresen la incorrección

en dejar que el Estado determine la noción de igualdad que será fuente de derechos. La

conjunción –que el considerando IX dice postergada- de los “grupos minoritarios” con el

derecho -a la fecha negado- de contraer matrimonio, ¿equivale a la conquista de un trato

igualitario, o postula la igualdad como posible sólo dentro y en los términos de las normas

vigentes de legitimidad? ¿Serás igual ante la ley, o sólo en la medida de ella? ¿Qué formas

de alianzas reciben un “trato igualitario” y cuáles no? ¿Quiénes tienen posibilidad del trato

igualitario, del reconocimiento simbólico y material de su vínculo, del goce de sus

derechos y del acceso a los beneficios anteriormente mencionados? ¿En la medida de qué y

de quién? ¿A costa de qué/quién? Si la norma heterosexual naturaliza una forma de

parentesco ligada exclusivamente a la reproducción y excluye de sí otras expresiones de

afectividad, de sexualidad y de lazos comunitarios, la insistencia en el matrimonio

homosexual, ¿no implica la previa naturalización de ciertas instituciones y la continuidad

de normas que distinguen formas sexuales y afectivas legibles y aceptables de aquellas que

no lo son? ¿Qué hace de la demanda de aprobación del matrimonio homosexual el canal

exclusivo de reivindicación de nuestros deseos y de nuestras prácticas, el horizonte político

del reconocimiento, y por qué la sanción positiva del Estado motiva ficciones de triunfo, de

conquista de Igualdad y “tratamiento digno”?


El fallo comienza considerando "Que debido al amor y la admiración mutua que se

profesan y luego de cuatro años de vivir en pareja..." (confr. fallo citado, cons.I). Ya desde

el principio, los demandantes apelan a lo íntimo. Deben demostrar un amor de una cierta

temporalidad: cuatros años de convivencia. La necesidad de relatar la historia privada de la

pareja muestra la necesidad de hacer equivalente la relación homosexual con la

heterosexualidad canónica. El deseo de que la norma del Estado se adecue a los deseos de

los demandantes se corresponde así con la necesidad de éstos últimos de adecuarse al

vínculo heteronormativo. La igualdad de Derechos parecería requerir entonces la igualdad

del vínculo amoroso. Solamente mediante la equivalencia de ambos vínculos puede

pensarse la legitimidad del matrimonio gay. Escribe Butler:

“Ser legitimado por el Estado conlleva entrar en los términos de

legitimación que éste ofrece y encontrarse con que el sentido público y reconocible de

la persona depende fundamentalmente del léxico de dicha legitimación” (Butler,

2006:153)

Llama la atención también la palabra amor, primer término que se introduce en el

fallo. Lo pasional ingresa en el registro del Derecho y la Justicia, se instaura un régimen

donde el Estado es aquel que puede saber sobre las relaciones íntimas de la pareja, aquel

que debe juzgar qué amores son legítimos y cuáles no. De allí la necesidad de probar la

veracidad del vínculo amoroso apelando a los cuatro años de convivencia.

Más avanzado el fallo se hace referencia al "desamparo de los ciudadanos que

pertenecen a minorías, al quedar sujetos a lo que decidieran mayorías circunstanciales"

(confr. fallo citado, cons.V). También se explica que la protección de estos grupos
minoritarios "interesa a la comunidad para su convivencia armónica". Se construyen así

tres conceptos entrelazados: la minoría sexual, la mayoría y la comunidad. Como ha

señalado Mauro Cabral (2008), el término minorías sexuales no se define por el número

sino por el incumplimiento de la norma cultural y jurídica de la matriz heterosexual. El

concepto pretende homogenizar un conjunto de experiencias que se opondrían a una

supuesta heterosexualidad encarnable que en realidad no es más que una promesa. En este

sentido, la insuficiencia de la categoría se revela en que no logra articular el conjunto de

experiencias que trata de englobar y "no consigue articular la variable sexual con otras

variables fundamentales a la hora de caracterizar ciertos status minoritarios altamente

vulnerables" (Cabral, 2008: 47). Además, esta noción borra la implicación mutua entre

sexualidad y género. ¿Quiénes son entonces estas minorías que el fallo construye en una

situación de desamparo?

Desde nuestra lectura la demanda de matrimonio gay se convierte en la agencia

política ejercida bajo el nombre de minorías sexuales. La experiencia de otros grupos

identitarios que sufren formas totalmente diferentes de exclusión se ven así colonizadas por

la demanda de homosexuales de ciertos grupos cuyo interés es un beneficio económico y

de reconocimiento simbólico. El discurso monolingüe de estos grupos copta las demandas

disidentes de otro tipo de experiencias sociales. ¿Cuáles son las voces que realmente

hablan detrás de la firma de las minorías sexuales? ¿Qué ocurre entonces con las luchas

políticas? Creemos que esta forma de construcción del discurso de los agenciamientos en

torno a las denominadas "problemáticas de género" termina por cancelar la posibilidad de

emprender otras demandas. El fallo que otorga el reconocimiento del Estado a las uniones

entre personas del mismo sexo circula en la doxa como un final feliz de la cuestión LGBT,

eliminando las otras demandas y poniendo fin a todo emprendimiento futuro. La sanción

positiva del Estado se lee como triunfo, como reconocimiento legal de la igualdad,
anunciando nuevos tiempos sin lugar a la discriminación.

Nuestra intención no es abogar por el no reconocimiento de las uniones gay, sino

alertar, como muchos ya han hecho, del peligro de tomar esta demanda como la más

importante. Creemos que es importante considerar qué tipos de vínculos amorosos se han

naturalizado en este fallo y de qué manera se construye una noción de minoría y otra de

comunidad.

Para finalizar, citamos unas palabras de Judith Butler en relación a las diferentes

formas de afectividad:

"De hecho, cuando defendemos que el parentesco no se reduce a la

<<familia>> o cuando nos negamos a admitir que el campo de la sexualidad se

limita a la forma matrimonial, precisamente lo que estamos exigiendo es una

transformación social más radical" (Butler, 2006: 187)

Referencias

BUTLER, Judith (2006) Deshacer el género. Paidós. Barcelona.

CABRAL, Mauro (2008) "Minorías sexuales y otras (i)lógicas" en ALVAREZ,

Magdalena y ROSETTI, Andrés (Comps.) Derechos de las mujeres y de las minorías

sexuales. Un análisis desde el método de casos. Advocatus. Córdoba.

“FREYRE ALEJANDRO CONTRA GCBA SOBRE AMPARO (ART. 14

CCABA)”, JUZGADO 1ra INST. EN LO CONTENCIOSO ADM. Y TRIB. Nº 15, EXP


34292 /0, del 10/11/09.

SÁEZ, J. (2008) "El amor es heterosexual" en

http://www.hartza.com/amorhetero.htm, consutlado el 12/11/09

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