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PROPÓSITOS PSICOLÓGICOS
Libro XVII
Nuestro Organismo
Nuestro Organismo
NUESTRO ORGANISMO
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interpenetran son en realidad muy difíciles de aislar para saber a cuál de los
tres atribuir las reacciones que observamos. Como los mecanismos glandulares
son susceptibles de una gradación cuantitativa por las modificaciones del
volumen del producto secretado, podemos apreciar a veces la intensidad de las
reacciones orgánicas desde el punto de vista cuantitativo, lo mismo que para
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clásicas, el sabio francés Claude Bernard abrió, con las "glándulas endocrinas",
un nuevo capítulo de la biología. Poco después, Brown-Sequard, por sonadas
experiencias sobre sí mismo, reanimó entre los investigadores un entusiasmo
que prosigue en nuestros días a través de otros tantos trabajos y
descubrimientos capitales. Las nociones de glándulas de secreción interna, de
hormonas, de correlaciones químicas, han invadido la biología modificando o
trastornando con una prodigiosa rapidez las concepciones antiguas. La
medicina ha visto ampliadas sus posibilidades y la misma filosofía biológica ha
sido alcanzada por esa sacudida general. Nuestras ideas sobre la estructura y el
funcionamiento de los organismos han evolucionado: el comportamiento, los
instintos, la inteligencia, el pensamiento, han debido ser revisados a la luz de
los descubrimientos que han revelado las bases psicológicas.
Se cuentan hoy día entre los órganos de secreción interna: la hipófisis, la 12
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conocido desde la más alta Antigüedad, sino que incluso hayan basado en
éstos la práctica de su sistema.
Las investigaciones de estos últimos años han conducido a reconocer que la 17
hipófisis ejerce una influencia más grande y más general que las demás
glándulas en el conjunto del sistema endocrino. De la misma manera que la
composición del medio interior condiciona la actividad de cada célula y de la
misma manera que los productos vertidos por las glándulas endocrinas
modifican la actividad de los órganos, las diversas secreciones endocrinas
intervienen para modificar además su propio estado de funcionamiento. Pues
bien, en esas acciones inter-glandulares es la hipófisis la que por sus diversas
secreciones viene a jugar el papel preponderante.
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En la secreción hipofisiaria se han podido descubrir toda una serie de
diferentes hormonas cuya misión parece ser la de actuar sobre las otras
glándulas, éstas son llamadas: paratiroidotrópica, tiroidotrópica,
gonadotrópica, adrenocortitrópica, para significar que los productos de la
reacción hipofisiaria son susceptibles de poner en juego la actividad de la
paratiroides, la tiroides, las glándulas genitales y las suprarrenales
respectivamente. Relaciones del mismo orden se han puesto en evidencia entre
la secreción tiroidea y las glándulas genitales. Mucho más aún, por medio de
inyecciones en los órganos, se ha podido demostrar experimentalmente que la
hiperactividad de ciertas glándulas puede provocar automáticamente la puesta
en acción de glándulas antagónicas; así, por ejemplo, la administración de
adrenalina determina una hipersecreción de insulina, su antagonista desde el
punto de vista de la regulación del contenido de azúcar en la sangre.
Actualmente la hipófisis está considerada con razón como el "jefe de orquesta"
o la "llave de bóveda" del sistema endocrino. Finalmente, no se deben olvidar
las relaciones de dependencia entre las glándulas de secreción interna y el
sistema nervioso, ya que habría que colocar a éste en el escalón superior del
mecanismo regulador.
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Grafico No 1
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uno de los capítulos esenciales de la biología y que por otra parte los cirujanos
hayan intervenido para corregir el funcionamiento anormal de las glándulas
endocrinas. Si los músculos son los "motores" del cuerpo animal, las glándulas
tienen en ese sentido la misma misión que las "fábricas químicas" en la
economía social. Las formas más diversas de la "industria química" están
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representadas entre las glándulas: unas extraen los desechos1, otras fabrican
productos alimenticios del género "especias" en el sentido de condimento2; y
otras más sutiles, como las glándulas endocrinas, son como fábricas de
productos farmacéuticos. Esas "fábricas" como esos "motores" suministran del
resto, una misma forma de energía, la única que el físico puede discriminar
nítidamente en el conjunto de los fenómenos vivientes: la energía eléctrica.
Contentémonos por el momento con clasificar, en general, las funciones de 35
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absoluta como órganos, y que la noción de glándula sigue siendo tan vaga
como la de músculo. En efecto, las dos funciones "secretoras", externa e interna,
se encuentran muy a menudo asumidas por un mismo órgano, tal como la doble
función del hígado que ya hemos visto, aunque de todas maneras también el
páncreas y el bazo son glándulas de doble cara. El páncreas secreta jugos
digestivos (secreción externa) pero también insulina (secreción interna) cuya
importancia es capital para el equilibrio sanguíneo. El mismo riñón, tanto
tiempo considerado como un simple "filtro", ha revelado funciones de
secreción interna, aparte, por supuesto, de las glándulas suprarrenales que le
están ligadas.
Así, las glándulas relevan esa idea general que a través de la obra de 44
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equilibrado por las más perfectas y las más nobles de las glándulas endocrinas.
Y es así justamente que pasan las cosas, pues por una parte existe una
hormona secretada directamente por el corazón3 que asegura el tono cardíaco y
por otra, existe una hormona secretada por las glándulas suprarrenales que
asegura la regularidad de la circulación sanguínea en general y, por eso
mismo, el funcionamiento cardíaco.
La adrenalina, que es la hormona de las glándulas suprarrenales, al menos 46
3 Según el punto de vista expresado más arriba, aún separando glándulas y músculos, la
función de secreción es bastante general, pues el mismo músculo secreta, tan "general" es
esa función.
4 Etimología: "hormona" del griego: "Yo excito". "Harmazone" = yo regulo, yo armonizo.
5 Palabra genérica destinada a designar las otras hormonas que pueden coexistir en la
secreción de las suprarrenales con la adrenalina propiamente dicha.
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Gráfico No 2
evolución, aunque tal vez habría que decir “involución”, puesto que ellas se
destruyen lentamente nutriendo así a la zona medular que secreta finalmente las
hormonas adrenalínicas. Ahora, es sorprendente en lo viviente el proceso que
hace de cada célula glandular un órgano secretor. Las células "ordenadas" de la
zona cortical, que parecen ser sometidas a una lenta polarización antes de
comenzar su involución, progresivamente se funden y se transforman a su
turno para humedecer de secreción a la vena que en el nivel inferior de la capa
medular, espera para transportar por medio de la sangre los preciosos
productos bioquímicos. Como todo órgano viviente, la glándula está provista
de un nervio y de un ganglio-posta que le está especialmente reservado. La
intensidad de fabricación de las secreciones suprarrenales está pues
comandada por el nervio incluido en el hilio que es una ramificación del
sistema vegetativo (simpático). Más precisamente aún, ese nervio de la
suprarrenal se reúne al ganglio que le sirve de intermediario en sus relaciones
con el simpático.
Cuando se exaspera la actividad del nervio y la secreción se vuelve 49
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Berthelot había ido incluso más lejos: "Vendrá un día –decía- en el cual cada
uno llevará consigo, para nutrirse, su tabletita de ázoe, su terroncito de materia
grasa, su paquetito de fécula o de azúcar, su frasquito de especias aromáticas
acomodado a su gusto personal, todo ello fabricado económicamente y en
cantidades inextinguibles por nuestras fábricas e independientemente de las
estaciones irregulares de lluvia o de sequía; en fin, todo ello exento de
microbios patógenos causantes de epidemia y enemigos de la vida humana".
Sea como sea, he aquí la lista, necesariamente provisoria e incompleta, de 65
las vitaminas que fueron identificadas. Por razones prácticas se les reparte en
dos grandes clases: las vitaminas hidrosolubles son aquellas que se presentan en
los jugos celulares y en las soluciones salinas, mientras que las vitaminas
liposolubles se encuentran en las materias grasas naturales. Sobre esa base son
generalmente adoptadas las subdivisiones siguientes:
antineurítica B1
VITAMINAS de utilización nutritiva B2
HIDROSOLUBLES de utilización celular B3
antipelagrosa P
antiescorbútica C
VITAMINAS de crecimiento A
LIPOSOLUBLES antirraquítica D
de reproducción E
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existen en cada producto natural las diversas vitaminas: si para provocar, por
ejemplo, un crecimiento normal, se necesita el doble más de plátanos que de
limones, se concluirá que la vitamina A es dos veces más abundante en el
segundo fruto que en el primero. La vitamina A es la que preside el
crecimiento, si les falta a los animales jóvenes éstos se debilitan y después
mueren presentando lesiones oculares y diversas infecciones; al contrario, el
crecimiento continúa normalmente si se agrega al régimen un poco de
mantequilla o incluso de carotinoides contenidos en las principales legumbres
y especialmente en la raíz de la zanahoria.
En 1930, se supo por los trabajos de Moore, que esa vitamina se encuentra 67
las más hermosas conquistas. Esa vitamina, sin la cual las células no podrían
asimilar los glúcidos, es muy frágil y se destruye por simple ebullición en un
medio alcalino. Pero solamente se sospechaba la existencia de esta vitamina,
hasta que, en 1932, Walburg descubrió en las células de la levadura de cerveza
y en las de los tejidos musculares, un cuerpo amarillo perteneciente a la familia
de las flavinas que jugaba el papel de fermento respiratorio. Ese cuerpo es
capaz de absorber indistintamente hidrógeno y oxígeno, es decir que funciona
como oxidante y al mismo tiempo como reductor. Ahora bien, en 1933 y 1934,
Kuhn, biólogo de Heidelberg, reconoció que ese producto era idéntico a la
vitamina B2, cuya misión quedaba así definida; ese elemento cumple pues una
nueva función esencial en la utilización de los azúcares y en el crecimiento de
los tejidos, es por eso que se ha podido decir que todas las células del
organismo están bañadas en una solución de flavinas.
La vitamina antiescorbútica C no presenta un interés menor. Se sabía desde 70
hace mucho tiempo que el escorbuto se curaba por la ingestión de frutos secos
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Nota del coordinador de la Literatura. “Tizón o cornezuelo de centeno”. Nombre popular
del Clavicaps purpurea, hongo cuya hifénquima contiene, entre otros principios activos, el
ergosterol que con la radiación ultravioleta se transforma en vitamina D.
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después celobiosa) están próximos a los que dan los del almidón. Pero
mientras que este último será desdoblado por ciertas diastasas de los jugos
digestivos (amilasa, maltasa) ninguna de estas atacará a la celulosa, que sólo
hidroliza a la citasa de origen microbiano. Esto hace que los tubos digestivos
de los animales sean impotentes para digerir la celulosa, lo cual implica que
será reservado a esta última, en los fenómenos de la digestión, una suerte
diferente de la que sufren los otros coloides osógenos. Mientras que el almidón
de nuestros alimentos llamados feculentos, el glucógeno del hígado de los
animales y de los moluscos, y la insulina de los topinamburgos y los fondos de
las alcachofas son finalmente hidrolizados, en glucosa en los dos primeros y en
fructosa en el último, entrando así en el ciclo general del metabolismo de los
glúcidos, la celulosa llegaría inalterada al recto si no sufriera en el intestino la
acción de la flora bacteriana que contiene este último.
Es, en efecto, la citasa secretada por los microbios del intestino la que hace 78
que pueda ser asimilada una fracción de la celulosa ingerida cuya importancia
varía según las especies animales. Son sobre todo los herbívoros y
singularmente los rumiantes los que gracias a la largura considerable de su
intestino delgado, y en consecuencia, a la importancia de la flora bacteriana
que se desarrolla, pueden sacar un partido apreciable de una alimentación
celulósica. En el hombre, que es omnívoro y se le coloca desde el punto de vista
de su largura intestinal en el límite entre los herbívoros y los carnívoros, sólo
una fracción poco importante de la celulosa ingerida puede ser asimilada,
compensando así apenas la pérdida de energía debida a las fermentaciones
ácidas de los alimentos hidrocarbonados en el intestino. Las hemicelulosas se
prestan particularmente bien al desdoblamiento por la citasa y es por eso que
las partes tiernas de las legumbres son particularmente apreciadas.
Pero si la celulosa puede ser parcialmente asimilada por nuestro 79
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de las legumbres. Este se impone de una manera muy diferente ya que en ese
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Ahora, nos queda por hablar de aquellos que constituyen los elementos de 92
9 Recordemos que los términos prótidos y glúcidos reemplazan hoy día las antiguas
denominaciones de materias azoetadas (nitrogenadas), materias grasas e hidratos de
carbono (azúcar y féculas).
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confiere a los prótidos un doble carácter ácido y básico que les permite
reaccionar diferentemente según la acidez o la alcalinidad del medio: esos son
los "anfolitos". Pero para definir el metabolismo de los prótidos, dejemos
hablar a un especialista en la cuestión, Jean Heribert: "es principalmente bajo la
forma de alimentos de origen animal que los prótidos que nosotros
necesitamos son introducidos habitualmente en el organismo humano. En el
interior de éste, podemos seguir sus transformaciones por medio del método
de los isótropos (empleo del hidrógeno pesado y del ázoe pesado), que ha
permitido elucidar todo el mecanismo de la asimilación. En el curso de la
digestión, las proteínas ingeridas son sucesivamente sometidas a la acción
hidrolizante de las diastasas contenidas en los diversos jugos digestivos,
acciones que concluyen finalmente en la obtención de ácidos aminados a partir
de los cuales los tejidos, y en particular el hígado, sintetizarán las proteínas
específicas que necesita el organismo. Un cierto número de ácidos aminados
pueden ser sintetizados en el organismo a partir del ázoe otorgado por otros
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realiza por la antigua "ley de lo mínimo" de Liebig, que dice que el valor de la
ración está determinado por el aminoácido que se encuentre presente en la
forma menos abundante. Se concibe pues que la alimentación a base de
prótidos pueda estar mal equilibrada, no solamente por carencia de
aminoácidos indispensables, sino aún por una relación inarmónica entre los
mismos, provocando un verdadero desperdicio de ázoe. Para la alimentación
humana básicamente variada y abundante en tiempos normales, ese punto de
vista no importa sino en períodos de penuria, pero, en la cría racional del
ganado es siempre importante obtener el crecimiento y el engorde de los
animales con un gasto mínimo de alimentos azoetados, que además tienen un
costo más elevado.
Los ácidos aminados indispensables son en general más raros y éstos se 98
del quilo a la sangre que a su vez los lleva hacia los "talleres de armadura" de
los diversos tejidos y en particular del hígado, en los cuales servirán para
restituir las proteínas específicas destruidas por autólisis de las células
muertas. Se sabe, en efecto, que el organismo renueva constantemente sus
células y cada una de ellas contiene las diastasas específicas que servirán para
"desarticular" las moléculas de sus proteínas a fin de permitir su eliminación.
Es la presencia de diastasas autolizantes específicas en las carnes de peces
gordos no comestibles directamente, lo que hace practicable el procedimiento
por el cual esa carne indigesta se transforma en proteínas menos complejas
cuya hidrólisis podría completarse en nuestro tubo digestivo.
La autólisis es, por otra parte, un fenómeno muy general que además de su 100
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en ácidos aminados, a partir de los cuales los tejidos nuevos han sido
sintetizados. Es igualmente la autólisis la que permite a la lactogénesis de los
mamíferos continuar produciéndose a pesar de un ayuno total: la caseína y la
lacto-albúmina que constituyen 2,3% de la leche de mujer y 3,5% de leche de
vaca, son entonces fabricadas a expensas de los tejidos autolizados. La autólisis
juega, en fin, un papel capital en las metamorfosis de los animales, en
particular en la aparición y desaparición de órganos efímeros en el curso de la
vida embrionaria.
En el caso general, la autólisis de los tejidos finaliza en ácidos aminados 101
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Se trata ante todo de una misión plástica que confiere todas sus propiedades
mecánicas (resistencia, elasticidad...) a las células vivientes y en consecuencia a
los tejidos de que forman parte. Las proteínas se encuentran presentes tanto en
los tejidos de sostén (conjuntivo, adiposo, cartilaginoso, óseo), como en los
tejidos: musculares, nerviosos, glandulares, etc. Estas se encuentran por todas
partes ligadas íntimamente a los procesos de la reproducción, del crecimiento y
de la vida vegetativa, ya que constituyen en cierta manera los materiales de
construcción de ese edificio que representa el organismo. Pero las proteínas no
se limitan a cumplir un papel de materiales inertes: algunos descubrimientos
inducen a pensar que se encuentran también en la base misma de la
elaboración de la materia viviente.
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Cada gen tendría una individualidad química precisa. El huevo humano, 109
Cuadro No 3
nacimiento a unos 29 trillones de células, entre las cuales las células sexuales
pueden a su vez multiplicarse a través de nuevos individuos. Cada una de esas
células contiene exactamente los mismos genes que el huevo, siendo idénticos
los cromosomas en todas las células de un mismo individuo. Desdoblándose
sucesivamente las substancias que constituyen los genes han multiplicado su
masa por 20 trillones, guardando al mismo tiempo su constitución específica,
tal como lo demuestra su estabilidad casi absoluta. Esta no puede ser alterada
sino muy raramente, por el fenómeno de las mutaciones que es común a los
genes y a los virus-proteínas.
Esa multiplicación molecular en un medio viviente constituye ya una 111
importante analogía entre los genes y los virus proteína. Otra reside en la
naturaleza misma de sus moléculas (cuyas dimensiones son igualmente del
mismo orden de tamaño, es decir variando del centésimo al cuarto de micrón).
Se representa, en efecto, un cromosoma como un haz de moléculas proteicas
ligadas entre sí por una trama de moléculas muy diversas que no serían otras
que los mismos genes, pero lo poco que sabemos acerca de éstos nos permite
pensar que son de naturaleza proteica.*
* Nota Edición Internet. Se debe tomar en cuenta que este escrito fue publicado en julio de
1957 y que el desciframiento del código genético no fue hecho sino hasta 1.966. Francisco
Fernández Buey, compara la estructura del ADN “…con una escalera construida a base de
nucleótidos. La parte azúcar/fosfato del nucleótido conforma los lados de la escalera; y las parejas de
bases se enganchan para formar los peldaños. Si una vez construida la escalera de esta manera,
tomamos el final y el principio de la misma y los enroscamos en direcciones opuestas, obtendremos la
famosa doble hélice del ADN.” Además, demuestra precisamente que el funcionamiento del
código genético depende esencialmente de los elementos proteicos: “El código se halla en la
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secuencia de pares base del ADN (las bases que constituyen los travesaños de la escalera del ADN).
Solamente hay un código genético para todos los organismos vivos de la Tierra y este constituye la
explicación fundamental de las leyes de la herencia genética. Así, cada individuo, cada organismo es
poseedor de una secuencia diferente de estos aminoácidos, aunque todos tienen el mismo tipo de
molécula en el núcleo del sistema reproductor. James Trefil lo compara el código genético con el
Morse: “…mediante una simple secuencia de puntos y rayas puede enviarse un número infinito de
mensajes. En el caso de la “doble hélice”, los nucleótidos (o bloques de construcción), envían la
secuencia de las bases que representan las “letras” del código genético y forman un “mensaje
codificado” que le dice a la célula cómo ha de manufacturar las moléculas proteínicas. [Detalles en
R.M. Hazen y J. Trefil, Temas científicos cit., l6, “El código de la vida”, p. 265 y ss.]”.
11 Se designa así la acción de un "organizador", que es una parte del territorio del embrión
que determina por medio de agentes químicos, la diferenciación de las células que lo rodean
y lo dirigen en un sentido determinado, y conduce así a la formación de los diversos tejidos
específicos del organismo.
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dar a las investigaciones dirigidas sobre los genes y los virus, así como sobre el
quimismo de la molécula proteica. Sería sin embargo imprudente adelantar
conclusiones, pues las nuevas teorías que ya se esbozan darán muy pronto
lugar a experiencias susceptibles de confirmarlas o excluirlas y de inducirnos a
precisar o a modificar las ideas actuales, las cuales por otra parte, no tenemos
todavía el derecho a considerar de otra manera que como hipótesis.
Julio de 1957.
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Anexo 1
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Anexo 2
El Cariotipo de un Hombre
Bandeado de cromosomas
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Autores Citados
Personajes Mencionados
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