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LOS PODERES PÚBLICOS Y EL FUTURO

DE LA INDUSTRIA EDITORIAL EN SIGLO XXI


En Cartagena de Indias (Colombia), en febrero de 2002, el CERLALC -con el apoyo de la Agencia
Española de Cooperación internacional y el Ministerio de Educación, Deporte y Cultura de España-
convocó a un grupo de expertos de Iberoamérica a reflexionar sobre la construcción de una agenda de
políticas públicas sobre el libro y la edición. Allí, cerca de treinta autorizadas voces relacionadas con la
industria del libro, a partir de un diagnóstico de la situación en los diversos frentes del mundo del libro –
lectura, industria editorial, derechos de autor y librerías, entre otros- plantearon estrategias y acciones con
las que los gobiernos, las industrias privadas y la sociedad civil de nuestros países puedan emprender el
diseño de una renovada política de fomento del libro y la lectura.
En muchas ocasiones, las angustias del corto plazo, las dificultades de la coyuntura y la volatilidad del
crecimiento de nuestras economías y por ende de nuestras industrias, parece dibujar un incierto panorama
para la industria del libro. Muchas respetadas voces del sector empresarial son recurrentes en describir una
caótica situación que parece no tener salidas posibles. Nuestra visión de la industria del libro, de lo que le
ha ocurrido, de lo que está viviendo y de sus perspectivas, es un tanto diferente.
Somos conscientes de nuestras debilidades y de las amenazas para la actividad del libro. Pero tenemos,
también, una profunda certeza en torno a sus fortalezas y oportunidades. Y eso es lo que mueve a muchos
en la región a seguir trajinando, cada día, en la búsqueda de nuevos espacios de análisis y concertación para
mejorar el entorno de la industria del libro; para posibilitar que el discurso sobre la potencialidad de
América Latina se haga realidad. Para fortalecer una industria que, como ninguna otra, puede dar fe de la
riqueza y la diversidad cultural que habita en América Latina.
Una rápida estimación podría ubicar en cerca de 900 millones los libros que consume la región anualmente
(lo que daría un promedio de menos de 2 libros por habitante al año). En buena parte, esa oferta editorial
se concentra en los países más grandes de la región -México y Brasil- y está orientada en su mayoría a
satisfacer la demanda de los escolares. Estos bajos índices de consumo están correlacionados, obviamente,
con algunas variables críticas para el desarrollo de la industria del libro y de la lectura como el ingreso
disponible de la población, los niveles educativos y algunos factores asociados con la enorme diversidad
cultural de la región. Estas pueden considerarse condiciones estructurales para el desarrollo del sector.
En ese sentido, para convertir algunas de nuestras debilidades en fortalezas y nuestras amenazas en oportunidades,
sería necesario un crecimiento sostenido de la región en los próximos años, que contenga elementos de equidad
en lo económico y lo social; un decidido avance en la transformación de las estructuras educativas; y un
reconocimiento claro de las potencialidades que ofrece la diversidad cultural de América Latina.
El tamaño relativo actual de nuestra industria y de nuestra población lectora, nuestra principal debilidad,
es, a la vez, nuestra principal oportunidad hacia el futuro. Esa potencialidad de la región, se dibuja claramente
con algunas cifras:
· Un mercado de más de 500 millones de habitantes. En el 2020 se estima que seremos 664 millones de
latinoamericanos.
· Hoy 75 de cada 100 latinoamericanos viven en las ciudades. Para el 2020 se estima que serán 81.
· Hoy el 56% de la población latinoamericana es menor de 24 años; para el 2020, ese grupo seguirá
representando el 41.1% de la población (268 millones de habitantes). De acuerdo con los estudios
de consumo, este segmento de población representa el mayor demandante de libros en nuestra
región.
· La tasa de escolaridad en secundaria ronda hoy el 55% en la región y la de educación superior no
supera el 18%. La tasa de analfabetismo en la población mayor de 15 años es de 12%.
La industria enfrenta dos retos fundamentales: desarrollar un mercado de lectura, de manera sostenida,
para lo que se requiere el concurso de muchos –gobiernos, empresarios, sistema educativo, docentes,
bibliotecas, padres de familia, etc- y desarrollar una oferta adecuada para ese mercado. Este último tema
toca a toda la cadena productiva del libro.
Una oferta adecuada implica el fomento de la actividad intelectual en español y portugués. Implica contar
con empresarios avezados y con mayor propensión al riesgo, que le apuesten a la aventura de hacer leer a
los latinoamericanos, con más libros, de mejor calidad y a precios competitivos. Ello implica inversión en
gran escala para la compra de derechos de autor; implica prepararse para el desarrollo de alianzas estratégicas
entre los editores de la región y de estos con los de otras áreas geográficas e idiomáticas. Implica el desarrollo
de cadenas productivas fuertes alrededor del libro: productores de papel, diseñadores, talleres de
preimpresión, impresores, encuadernadores, editores.
Pero todo esto implica, además, un tema que suele soslayarse cuando se analiza la industria: fortalecer la
distribución. Vanos serían los esfuerzos que se realicen en el campo de la oferta y la demanda de libros, si
no se atiende de manera sistemática y, tal vez, prioritaria, el punto en el que justamente confluyen: los
canales de comercialización. América Latina produjo en el 2001, 62.996 títulos e importó libros por 962
millones de dólares en el mismo año. Esta es la magnitud de la tarea que tiene la distribución y la
comercialización del libro en la región, enfrentando en casi todo el continente problemas logísticos para
cubrir su enorme extensión geográfica. Un porcentaje importante de esa importación y producción se
realiza a través de las librerías, que siguen siendo el principal canal de comercialización del libro en América
Latina. En Argentina, por ejemplo, hay aproximadamente 1.700 puntos de venta, que representan el 70%
de la facturación de la producción editorial; en México habrá aproximadamente 700 puntos de venta, que
representan aproximadamente el 52% de la facturación del sector.
Son muchos los estudios que coinciden en mostrar como uno de los más cruciales problemas del sector en
la región el de la distribución de los libros para que lleguen oportuna y eficientemente al lector. Esos
problemas se reflejan en todos los ámbitos, desde el comercio internacional, pasando por el comercio
dentro de las grandes ciudades, hasta el comercio en las regiones o provincias de nuestros países.
Frente al tema de la distribución hay que plantearse temas tan importantes como:
· La capacidad de cubrimiento de los mercados; la excesiva concentración en las grandes zonas urbanas
y el relativo abandono de las provincias y de algunas zonas de las grandes ciudades.
· La introducción de sistemas modernos de gestión administrativa y comercial y de mercadeo.
· La irrupción del comercio electrónico, de los libros electrónicos y de nuevas formas de distribución del
contenido editorial.
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· La irrupción de nuevas tecnologías de impresión por demanda.
· La velocidad de circulación de los libros en el mercado. Un mercado imperfecto de distribución frena
las posibilidades de crecimiento del conjunto de la industria.
· La competencia entre los diferentes canales de comercialización de libros.

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· La competencia frente al sector informal de la economía. En nuestros países es cada día mayor la
presencia de ventas ambulantes de libros, que promueven, en buena parte, la oferta editorial ilegal, que
se hace violando las legislaciones vigentes sobre derecho de autor.
· Las relaciones comerciales entre editoriales y distribuidoras mayoristas; entre editoriales y librerías;
entre editoriales y distribuidores de grandes superficies.
· Las formas de fijación del precio de los libros y las políticas de descuentos aplicados por las empresas
editoriales, las grandes cadenas de distribución y el sector informal. No hemos dado suficientemente en
América Latina el debate sobre temas tan cruciales como las implicaciones positivas y negativas del
precio fijo.
· La capacitación de los trabajadores de la distribución: desde gerentes y dependientes de librerías;
pasando por placistas y vendedores puerta a puerta; hasta los responsables de las góndolas especializadas
dentro de las grandes superficies.

Desde el CERLALC y con el concurso del Grupo Interamericano de Editores hemos emprendido
recientemente un estudio que busca allegar información que permita construir el Mapa de Librerías en
América Latina, proyecto que estamos iniciando en Brasil con el apoyo de la Cámara Brasilera del Libro y
la Asociación Nacional de Librerías. En apenas cuatro meses de desarrollo de este proyecto, hemos vinculado
en red a 220 librerías de México, Colombia, Costa Rica y Chile, que generan 6394 empleos y tienen a
disposición de los lectores 168.000 metros cuadrados de exhibición de libros, en 78 ciudades.

El CERLALC entiende que es crucial actuar en este campo. Y entiende, también, que es posible el desarrollo
de alianzas estratégicas y de empresas conjuntas en el campo de la comercialización. Cree que es posible
desarrollar espacios para la producción de servicios que fortalezcan la distribución del libro en idioma
español y portugués, tales como la formación de los agentes o en la generación de bases de datos (el
Repertorio del ISBN -RILVI-) ágiles y de fácil consulta.

La inversión extranjera en la industria editorial se ha fortalecido en los últimos años y el capital transnacional
es exigente en cuanto a contar con un aparato adecuado de comercialización. Nuestras carencias en cuanto
a canales de comercialización han reducido las posibilidades de desarrollo de la industria del libro.

La integración económica en el continente americano se está acelerando. La negociación del Área de Libre
Comercio de las Américas -ALCA- empieza en los próximos meses y el tema de la producción y
comercialización de los productos de las industrias culturales es crucial en estos escenarios.

Las políticas nacionales del libro en la región se han concentrado en mucho en generar políticas de fomento
para la industria editorial, pero han dejado un poco de lado los problemas de la comercialización. Es
necesario que los representantes de los diferentes canales de la distribución del libro hagan sentir su peso
dentro de la dinámica del mercado cultural y busquen instrumentos de política económica y cultural que
les permitan sobrellevar la crisis actual y trazar planes estratégicos de desarrollo hacia el futuro. No se trata
de obtener subsidios, ni de proteger las dinámicas empresariales. Se trata es de allanar el camino para que
la ansiada gran oferta cultural en español y portugués encuentre los caminos más eficaces y eficientes para 3
llegar a sus lectores.

Estamos seguros que tenemos experiencias interesantes y queremos compartirlas con ustedes. Por eso
hemos venido hasta Ribeirao Preto, esperando así empezar a construir nuevos caminos para que el recorrido
de nuestros libros y los suyos sea cada vez mejor.

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Muchas gracias.

Adelaida Nieto
Directora, CERLALC

David Melo
Subdirector de Libro y Desarrollo, CERLALC

Ponencia presentada en el marco del Congreso de Editores y Libreros de Ribeirao Preto, Brasil, 8 de
agosto de 2003.

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