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UNIVERSIDAD DE BARCELONA

Facultad de Pedagogía
Departamento de Teoría e Historia de la Educación
Doctorado "Educación y democracia"

EVALUACIÓN
Y LOS CENTROS EDUCATIVOS

Nombre Alumno
Marcelo Pinto Astudillo

Asignatura
Contexto social, políticas sociales y evaluación
Introducción

Este trabajo es un comentario de ciertos aspectos expuestos en "Contexto social,


políticas sociales y evaluación", asignatura impartida en el doctorado "Educación y
Democracia" bienio 2001-2003 y cuyo contenido aborda la evaluación y la acción de
evaluar a los centros educativos.

En primer lugar, se realiza una aproximación general a la acción de evaluar y el


sentido que esta adquiere en un contexto de servicios educativos, sociales o sanitarios. Una
vez concretada esta aproximación los conceptos son extrapolados al mundo de la
educación. En este sentido resulta importante señalar la importancia de la evaluación
educativa y su vinculación al concepto de calidad de la enseñanza, ya que a partir de ella
emerge un modelo de evaluar que va más allá de la medición de logros académicos por
parte de los estudiantes. Es un modelo que plantea la comprensión de lo que ocurre en la
escuela como totalidad y desde la perspectiva de quienes participan y son protagonistas de
las prácticas educativas.

Este modelo de evaluación de centros educativos surge de unas necesidades y de


unas exigencias que definen su procedimiento y su campo de acción. Se construye como
una visión crítica acerca de las formas tradicionales de evaluación educativa y puede
convertirse en un aporte a las tareas de mejora de la calidad de la enseñanza.
Evaluación

El concepto de "evaluación" siempre ha sido relacionado con la acción de valorar.


De hecho se puede decir que evaluar es de alguna manera emitir un juicio acerca del valor
de algo. Muchas veces se piensa que evaluar es medir, pero también se puede entender
como asignar una cualidad a aquello que evaluamos. La evaluación también debe ser
considerada como no como un hecho puntual, sino como una acción o conjuntos de
acciones que tienen un lugar y un tiempo no puntual. La acción de evaluar es un proceso
dinámico.

De todas maneras cabe decir que las definiciones de evaluación son numerosas,
sin embargo, todas ellas apuntan a procesos relativos a una recogida de datos e información
que permitan hacer un juicio de valor respecto de un área social determinada. Dichos
juicios servirán de base para la toma de decisiones en el desarrollo de programas y
actividades de un área social concreta. En toda definición de evaluación se podrán
encontrar ciertos aspectos comunes o elementos estables1: a)La evaluación es un proceso
sistemático; b) La evaluación busca información significativa que permita formular juicios
de valor; c) La evaluación es un instrumento que permite tomar decisiones lógicas y
racionales y d) La utilidad de la evaluación está dada en mejorar y optimizar aquello que se
evalúa.

Una de las especificaciones de la evaluación es aquella que dice relación con la


evaluación de programas. Su aplicación material está referida a tres ámbitos sociales
concretos: el de lo sanitario, el de la educación y el de los servicios sociales. En este sentido
se podrá decir que la evaluación de un programa es una forma de concretar en un
determinado ámbito de la sociedad la acción propiamente evaluativa.

Otra referencia importante que siempre ha de aparecer en el tema de la evaluación


es el de investigación evaluativa. Esta forma de evaluar goza de una larga tradición. Se
podría decir que se trata de una forma de investigación científica que intenta determinar el
valor de programas, fundamentalmente educativos, y que su característica principal sería la
de indagar para la formulación de juicios de valor.

El tema de la evaluación suscita también ciertos debates en torno a su génesis y a


su proceder. Por ejemplo, se establece aquella dicotomía entre las posturas que sostienen su
carácter científico y aquellas posturas que sostienen su carácter eminentemente ideológico.
En este sentido se podría decir que la evaluación está en una permanente relación con las
condiciones políticas y sociales de un contexto determinado. Si bien la evaluación responde
a criterios científicos y de validez, dependerá de las condiciones en las que se desarrolle. A
su vez hay que distinguir que la evaluación no es la toma de una decisión, sino un
instrumento que sirve o ayuda para la toma de decisiones políticas, económicas y sociales.

1
Estos cuatro elementos aparecen en "Els serveis socials i la seva avaluació" de Miquel Gómez . Ediciones Universitat
de Barcelona, 2000.
Por lo tanto la evaluación tiene un carácter científico, pero también dependerá del
contexto ideológico en que se ha de desarrollar, por lo que no estaría aislada de el.

Otro tema de debate en la evaluación es aquella confrontación entre las


metodologías cuantitativas y las metodologías cualitativas. En este sentido cabría decir que
en la actualidad esta constituye una falsa contradicción , pues todo trabajo de evaluación
incorpora aportaciones de lo cuantitativo y de lo cualitativo, aún cuando sus fundamentos
ontológicos, epistemológicos y metodológicos constituyan una distinción para ambas.

Y otro tema que también podríamos mencionar es aquel que dice relación con el
carácter democrático de la evaluación. Por una parte, están involucrados todos quienes de
alguna manera son parte en un proceso evaluativo, como evaluadores, instituciones
contratantes, los profesionales implicados en la evaluación y los beneficiarios del servicio.
Y por otra parte, en los objetivos de la evaluación están en juego intereses variados que
guiarán el desarrollo del proceso evaluativo y la toma de decisiones como consecuencia de
los análisis de los resultados. En este sentido existe un proceso orientado a que el diseño de
la investigación , su orientación metodológica y la toma de decisiones en general sea un
proceso donde todos los involucrados participen activamente y que la tarea de las
decisiones no sea exclusivamente un poder atribuible a los expertos en evaluación. De
todos modos el tema sugiere una visión acerca del rol de la evaluación como actividad de
control frente a la evaluación como actividad para el cambio social. Al parecer, aunque
exista una tendencia a evaluar para controlar, el sentido último de la evaluación es mejorar
aquello que se evalúa, para que en un último término pueda ser un aporte a la calidad de
vida de las personas de un grupo social. Y esto es válido tanto para los servicios sociales y
sanitarios, como para las instituciones de educación.

Evaluación y Educación

Ya se ha visto, de un modo muy general, aquellos aspectos relativos a la evaluación


y que son aplicables a distintos ámbitos. A partir de ahora se hablará de evaluación pero
referida fundamentalmente al mundo de la educación. En este sentido parece apropiado
comentar aspectos relacionados con la calidad en la enseñanza, tópico que sitúa la acción
evaluativa en la definición de estándares de desempeño del mundo educativo.

El momento que atraviesan las instituciones educativas es bastante particular, pues


se ven constantemente agobiadas por las exigencias derivadas del mundo social, desde la
economía y desde las decisiones políticas derivadas del mundo de la producción. De esta
manera las instituciones educativas se ven en la imperiosa necesidad de adaptar sus tareas
de enseñanza, socialización o participación con el mundo exterior, en el que el impacto de
los medios de comunicación de masas, la explosión del conocimiento o las rupturas
familiares juegan un papel muy importante. Se trata entonces de configurar un modelo de
educación que responda a los requerimientos y necesidades de la sociedad actual. La
expansión de un modelo económico, la consolidación de un modelo político basado en la
democracia, en la libertad, y en la dignidad e igualdad de las personas; la velocidad del
cambio tecnológico y el acceso a redes de información, entre otros factores, han puesto
sobre la educación tareas de naturaleza diversa. La escuela ha intentado en un sentido
clásico transmitir conocimientos conforme avanza el campo del conocimiento científico,
sin embargo pareciera no lograrlo. Es en este punto donde la reflexión del mundo educativo
se vuelca sobre el concepto de eficacia y sobre el concepto de calidad.

Las definiciones de calidad están fundamentalmente determinadas por lo propósitos


de la educación, sin embargo, el término calidad puede ser un término subjetivo y que
responda a criterios diversos. Por ejemplo, puede entenderse como un término descriptivo
en cuanto que un agente educativo o una institución poseen ciertas rasgos a modos de
cualidades o características definitorias. También puede entenderse como un término
normativo en cuanto definición de un grado de excelencia, de lo bueno, de lo aceptable2.

Pese a ello la definición de calidad está dada generalmente por los propósitos
educacionales, que son formulaciones acerca de los resultados esperados. En este sentido se
podría decir la calidad es el grado de satisfacción que existe en la relación que hay entre los
servicios y los usuarios. Incluso, proponiendo una definición más global, se podría decir
que la calidad se entendería como la planificación ejecución y evaluación del currículum
óptimo para cada alumno, proceso y proyecto educativo, inmersos en un contexto de
diversidad de personas y necesidades.

Sin duda alguna podríamos decir que la calidad de la enseñanza estará determinada
por factores contextuales, tanto materiales como profesionales, y de los diseños de
evaluación que se concreten a partir de cada realidad. De este modo aparece la necesidad de
abordar los temas relativos a la evaluación educativa, pero no en términos de la evaluación
específica del proceso de enseñanza-aprendizaje, sino del desempeño global de los centros
educativos.

Evaluación de centros educativos

Santos Guerra 3 plantea unas necesidades y exigencias de la evaluación de los


centros educativos, que debiese ir más allá de la medición de los logros académicos de los
alumnos, los cuales también dependen de la organización, de los recursos y de la
intervención. Esta tendencia a medir la calidad del servicio de los centros educativos se
realiza sobre un estamento que presenta una mayor fragilidad, en cuanto que los resultados
dependerán de factores como el esfuerzo, la motivación y en la capacidad de cada alumno.
Este es constituye un problema porque al medir el éxito del centro en el desempeño de sus
estudiantes se estará midiendo el éxito por la sola clasificación de aquellos que han logrado
los objetivos mínimos y su distinción sobre aquellos que no han alcanzado estos objetivos.
En otras palabras se podría decir que el éxito estará dado por la medición del fracaso
escolar, lo que constituye casi una paradoja.

2
Este doble distinción del término "calidad" aparece planteada en "La evaluación educativa, mas proceso que producto"
de Luis Ángel Blanco Felip, ediciones Universitat de Lleida 1996.
3
Santos Guerra, M.A. ""Entre bastidores; el lado oculto de la organización escolar" Ed. Aljibe 1994.
La evaluación de centro, nos plantea Santos Guerra4, puede llegar desde tres
caminos distintos. La primera se denomina vía descendente y que corresponde a la decisión
de evaluación de agentes externos al centro educativo, como lo son las inspecciones de
educación, los responsables políticos o agentes sociales, que tiene como objetivo realizar
una medición del uso de los bienes públicos y la relación existente entre estos bienes y el
logro de objetivos planteados inicialmente. Esta forma de evaluar no ha tenido un gran
éxito puesto que no cuenta con la participación de quienes actúan e interactúan en el centro,
por lo que la evaluación no logra ser parte de las prácticas y de las acciones educativas.
Esta dificultad impide el logro del objetivo para la cual fue diseñada la evaluación, la
mejora del servicio educativo del centro.

La segunda es denominada la vía ascendente , donde la iniciativa de evaluación


surge desde el interior del centro educativo. Esta forma de evaluación cuenta con una gran
ventaja pues los protagonistas son los que tienen en sus manos las claves del significado de
lo que ocurre en la escuela. De alguna manera esta forma de auto-evaluación siempre ha de
estar sucediendo, pues tanto profesores, como padres y apoderados y los propios alumnos
están constantemente emitiendo juicios sobre lo que ocurre en la escuela. La
sistematización y la organización de toda esta información puede resultar útil para dar
cuenta de lo que ocurre. Sin embargo, la traducción a informes escritos de todo aquello
referido a la escuela, se puede convertir en una cultura del trámite burocrático, que escapa a
su intención original, la de mejorar las prácticas educativas de la organización.

La tercera se denomina vía en espiral y se considera como la más deseable, en


cuanto que combina la evaluación de agentes externos con la propia iniciativa del centro de
autoevaluarse. Los evaluadores externos cuentan con mayor independencia al no estar
implicados en el centro lo que constituye una ventaja, ya que no serán ellos los encargados
de emitir juicios sobre la calidad del centro y no sustituyen a los protagonistas en la tarea de
valorar y analizar las propias prácticas pedagógicas. La iniciativa de auto-evaluación, por
parte del centro, está muy cerca de la comprensión y de la mejora, pues denota la
necesidad y la pretensión de alcanzar nuevos estándares de calidad. Esto lo podrían
conseguir solos, pero el refuerzo de evaluadores externos reduce el riesgo de que aquello
que se consideraba bueno lo siga siendo apriorísticamente.

A partir de esta caracterización de los orígenes de la evaluación de los centros, se


podría decir que un proceso integral, completo y que tienda a la mejora del servicio
educativo, podría plantearnos lo siguiente:

 Toda racionalidad, aún por elemental, exige reflexión sistemática y rigurosa sobre
la calidad de los proyectos que se planifican y que se llevan a la práctica. Se trata
de no dejar al azar las actuaciones según las pretensiones iniciales. Se trata de
abandonar un esquema precario de saber donde se quiere ir, pero sin saber cómo y
sin saber si se ha llegado y por qué.

 La evaluación propiciará la rectificación y el cambio. La comprensión de una


realidad compleja no se alcanza solamente por los resultados académicos de los
4
Santos Guerra, M.A. "La evaluación: un proceso de diálogo, comprensión y mejora". Ed. Aljibe. 1993.
alumnos. La finalidad de la evaluación será entonces abandonar un modo de
operación parcial y dedicar su trabajo a la búsqueda de una comprensión global.

 Existe además una responsabilidad social de dar cuenta acerca del uso de los bienes
(públicos o privados) con que la escuela cuenta, como una exigencia ética, aún
cuando exista un debate político respecto del uso de estos bienes.

 La reflexión y la búsqueda de comprensión es una ayuda importante de


perfeccionamiento para los profesionales que se desempeñan en los centros, pues
supone la elaboración de juicios fundamentados acerca de las prácticas pedagógicas,
permitiendo la modificación y la corrección de actitudes y comportamientos.

 La evaluación no alcanza otra exigencia que la de mejorar las prácticas de los


centros educativos, alcanzando mejores niveles de calidad de la educación. La
evaluación alcanza su pleno sentido no en si misma, sino en la medida de su utilidad
a quienes la necesitan.

También podemos encontrar una semejanza en lo planteado por Martínez (1995)5,


en cuanto que la evaluación de centros educativos consiste en conocer el grado de calidad
de las actividades educativas que se realizan y de los resultados que producen,
considerando criterios de gestión y organización, de los recursos que se disponen y de su
utilización, el concepto de proyecto educativo, la formación y desempeño docente, las
relaciones con los alumnos y con los padres, para que a partir de ese conocimiento se
formulen juicios de valor que sirvan de base para la toma de medidas que apunten a la
mejora del centro. La consideración de estos elementos se sitúa en un antes, en un ahora y
en un después.

También cabe considerar que la evaluación de centro tendrá como finalidad última
la mejora del sistema o servicio y no la justificación para la sanción y el recambio del
personal profesional y técnico que trabaja en los centros. Todo esto dependerá de los
diseños evaluativos, de los evaluadores si son externos o internos y de los objetivos de la
evaluación.

Volviendo a Santos Guerra, su propuesta de evaluación de centros apuntaría a un


modelo que responde a ciertos criterios y que pueden ser enunciados de la siguiente
manera:

 Evaluación contextualizada, en cuanto que considera el marco de referencia en el


que se desarrolla la experiencia, las condiciones materiales, la configuración del
entorno psicosocial y la cultura del espacio y de los protagonistas que se intentan
evaluar.

5
Capítulo "La evaluación de centros" de Catalina Martínez en "Evaluación de programas y centros educativos" Pérez,J;
García, J.L; Martínez, C. (coord) Ed. Universidad Nacional de Educación a Distanca. Madrid ,1995.
 Consideración de los procesos y no sólo de los resultados, lo que se entiende como
la consideración de los tiempos prolongados y no tanto de tiempos terminales. Se
trata del uso de instrumentos y herramientas que intentan comprender el sentido de
los acontecimientos y la intensidad de las relaciones.

 Evaluación que incorpora los juicios de valor de todos los participantes del centro
escolar. La evaluación no es el juicio de los evaluadores sino el conjunto de juicios
de quienes participan en las actividades del centro.

 Evaluación que considera una doble dimensión de lo educativo; por un lado, la


dimensión específica de la evaluación de los aprendizajes de los alumnos, pero por
otro, se considera una dimensión realmente educativa que tiene que ver con las
relaciones, la racionalidad de las prácticas educativas y, en general, con todos
aquellos principios que inspiran lo educativo.

 Evaluación que utiliza diversos instrumentos de reconstrucción de la realidad del


centro escolar, que van más allá de encuestas, análisis de documentos oficiales y de
una observación parcial. Se trata de utilizar aquellas técnicas que den cuenta del
sentido de las acciones y el sentido que los sujetos dan a esas acciones.

 Evaluación que descarta que exista un único criterio que determine la interpretación
correcta y válida de la realidad.

 Evaluación que se vale de los datos y de las estadísticas sólo si estas aportan un
elemento más a la reconstrucción de la realidad. La medición es una herramienta
más, no la fundamental.

 Evaluación que se vale de la claridad y de la sencillez en el uso del lenguaje.

 Evaluación que parte de la iniciativa de quienes desean mejorar un servicio


educativo y no de control.

 Evaluación que pretende una mejora en la práctica educativa, mediante la


comprensión y el diálogo, lo que genera un proceso de toma de decisiones
racionales.

Estos criterios configuran una modalidad de evaluación que intenta comprender el


sentido de las acciones y de las prácticas que los propios sujetos que participan en los
procesos educativos ejercen. En este sentido, cuando una evaluación intenta explorar una
realidad tan compleja, se hará necesaria la aplicación de métodos y técnicas que permitan
reconstruir críticamente la realidad. Estos métodos y técnicas debiesen tener, según la
propuesta de Santos Guerra (1993)6, las siguientes características:

 Debe ser un estudio diverso, en cuanto al uso de variados métodos de evaluación,


pues el uso de sólo uno implica un riesgo de parcialidad.
6
Santos Guerra, M.A. ""Entre bastidores; el lado oculto de la organización escolar" Ed. Aljibe 1994.
 Los métodos han de ser sensibles a la complejidad de la realidad que se intenta
reconstruir. Por lo tanto, la sensibilidad será una característica que evite simplificar
una realidad compleja.

 Un estudio debe poseer adaptabilidad en cuanto que el diseño y la aplicación de la


metodología dependerá del Centro educativo y sus características. No existen
metodologías estereotipadas.

 Un estudio debe ser interactivo en cuanto que un método puede servir para explicar
la realidad mediante otro.

 Un estudio debe ser gradual en cuanto que progresivamente se focalizarán los


puntos de interés.

Hasta aquí se han expuesto de modo general las características de una forma de
evaluación que tienda a la mejora de los servicios educativos de los centros escolares.
Ahora, es importante referirse al impacto de los informes y de los resultados, etapa o fase
crucial, de donde surgen las decisiones que atañen al futuro del centro educativo.

En este sentido podemos decir que la negociación de los informes es un momento


clave de discusión y debate acerca de la dinámica del centro. De esta negociación acerca de
la interpretación de los resultados surgen las decisiones orientadas a mejorar la calidad de la
educación. Siguiendo una propuesta consensuada y democrática de la evaluación,
podríamos decir que los informes de los procesos de evaluación deben ser lo
suficientemente públicos como para que la sociedad en su conjunto sepa de aquello que se
pretende mejorar. Esto no quita el resguardo que merece la privacidad de aquellos puntos
específicos que dicen relación con las prácticas individuales de los profesionales
involucrados. Es por esta razón que la negociación del diseño de los informes resulta
crucial para que la evaluación cumpla su función de mejorar el servicio educativo. Si fuera
caso de una evaluación que no surge como iniciativa del centro es muy lógico que los
participantes se rebelen contra la publicación de dichos informes. Es por ello que se ha
planteado, permanentemente, las ventajas de un proceso evaluativo que incorpore a los
protagonistas de las dinámicas de los centros.

Por último, es necesario mencionar la importancia de la metaevaluación, proceso


que permite conocer el rigor con que se han puesto en práctica los proceso evaluativos. En
este sentido resulta muy importante la opinión de aquellos quienes han sido los
protagonistas del proceso.
Conclusión

Según los tópicos expuestos relativos a la evaluación y específicamente a la


evaluación de centros, resulta muy importante aquella línea de trabajos orientados
concretamente a la dirección escolar. En este sentido se puede decir que la dirección
escolar tiene, en gran medida, la responsabilidad de impulsar las estrategias de evaluación
que tiendan a la mejora de los servicios. El liderazgo que pueda ejercer la dirección escolar
en este tema es clave, ya que está en una posición que detenta una gran cuota de poder,
como para ejercer tareas de impulso de estrategias de evaluación y, además, tiene la
posibilidad de establecer mecanismos de interacción con agentes externos para la
implementación de proyectos de evaluación. Si la dirección escolar no lo hace, será casi
imposible escapar a las evaluaciones externas como mecanismos de control.

Volviendo entonces al punto de partida, la calidad de la educación será una


propuesta real en la medida que los procesos de evaluación consideren a la organización
educativa como un proceso de permanente construcción de visiones y de necesidades. El
clima y la cultura de los centros, los estilos de dirección, su relación con el profesorado y la
interacción entre los alumnos se convierten en la personalidad de la organización, en tanto
estructura en la que aparecen aspectos problemáticos, como las relaciones ético-
pedagógicas que surgen a partir de la arquitectura del lenguaje empleado, y que determina
el paisaje de lo escolar. Aparecen aspectos problemas derivados de la exigencias de las
políticas educativas globales y aparecen las expectativas de los agentes que intervienen
como profesores, alumnos, familias y que componen la comunidad educativa. Todo esto,
constituye un mapa de relieve y de fisuras que determinan en forma constante la
organización educativa y la posibilidad de incorporar estrategias de mejora de la educación.

Lo anterior justifica la intención de realizar trabajos reconstructivos que den


cuenta, en un sentido general y singular, de las problemáticas que se dan en las escuelas.
Sobre todo en aquellos que dicen relación con la investigación en clima y dirección escolar,
aportando conocimiento para la creación de cambios e innovaciones.
Consultas bibliográficas

Blanco Felip, L.A. "La evaluación educativa, mas proceso que producto", ediciones
Universitat de Lleida, 1996

Gómez, M. "Els serveis socials i la seva avaluació" Ediciones Universitat de Barcelona,


2000.

Martínez, C. "La evaluación de centros" en "Evaluación de programas y centros


educativos", compilación coordinada por Pérez, J; García, J.L; Martínez, C. Ediciones
Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid 1995.

Santos Guerra, M.A. "La evaluación: un proceso de diálogo, comprensión y mejora".


Ediciones Aljibe, 1993.

Santos Guerra, M.A. "Entre bastidores; el lado oculto de la organización escolar"


Ediciones Aljibe, 1994.

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