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Aritz Recalde – Comunicadores Para el

Pueblo (CPP)

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ÍNDICE

I- Introducción: La Comunicación Social y la Reforma


Plan de Estudios. Puntos de partida y desafíos para el debate.------------------3
II- Siete décadas de estudios en Periodismo y Comunicación. --------11
I- Opiniones relevadas.----------------------------------------------------------23
Archenti, Adriana.---------------------------------------------24
Arigos Isabel.---------------------------------------------------27
Barbaro, Julio.--------------------------------------------------29
Barboza Walter.------------------------------------------------34
Benaglia, Leonardo.-------------------------------------------37
Caliccio, Pascual.----------------------------------------------42
Fernández, Graciela.------------------------------------------46
Fernández, Gabriel.-------------------------------------------48
Gallardo, Xiomara.--------------------------------------------49
Huergo, Jorge.--------------------------------------------------50
Jorge, José.-----------------------------------------------------54
Magariños, Juan.-----------------------------------------------60
Piovani, Verónica.----------------------------------------------62
Quinteros, Guillermo.------------------------------------------67
Repossi, Marcela.----------------------------------------------71
Saintout, Florencia.--------------------------------------------73

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Introducción: La Comunicación Social y la Reforma Plan de
Estudios de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social
(FPyCS) Puntos de partida y desafíos para el debate.

La FPyCS ha tenido un crecimiento notable a nivel institucional en los últimos


años y actualmente cuenta con alrededor de 6000 alumnos cursando y con
aproximadamente 230 graduados que egresan al año. Dicha matricula de ingreso y
egreso, ubica a la Facultad en el tercer lugar de importancia entre las carreras de
Ciencias Sociales de la UNLP y en el octavo en relación al conjunto de carreras de la
universidad. Asimismo y cuestión trascendente, la FPyCS de la UNLP se encuentra
entre las tres Carreras de Comunicación Social de mayor de importancia del país.

El trabajo que presentamos a continuación introduce un debate de suma


importancia para la agenda pública Argentina: desarrolla un breve repaso de los
principales temas que se están discutiendo en la actualidad en el campo de la
Comunicación Social, atendiendo particularmente las funciones que podría o que
debería, según cada entrevistado, tener la disciplina. Ambas cuestiones se abordan
teniendo como marco general la potencial reforma del Plan de Estudios de la FPyCS
de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Dicha discusión y entre otras
cuestiones y abordajes, involucra la posibilidad y la trascendente necesidad, de
discutir la formación académica del comunicador social en relación a las demandas
propias del campo de la disciplina, pero además y cuestión prioritaria, requiere
establecer la formación educativa del comunicador en torno a las prioridades y
objetivos de los habitantes de la región y el país, que nos dan el financiamiento y lo
que es importante remarcar, nos aportan nuestra razón última de ser.

La FPyCS en el año 2006 presentó una propuesta de reforma del Plan de


Estudios del año 1998 que fue suspendida. Este último Plan y entre otros temas,
introdujo las Tesis, los Seminarios Interdiciplinarios, la orientación del Profesorado y la
flexibilización en la elección de materias dejando entre las “optativas” varios cursos
tradicionalmente obligatorios. Entre los temas más cuestionados y que tras un
diagnostico certero la reforma del año 2006 se propuso modificar, fue este último de la
flexibilidad en la elección de la formación por parte de los alumnos. Con este objetivo,
se propuso un nuevo esquema de correlatividades y de materias obligatorias, que
conjuntamente a la promoción de dos nuevas orientaciones y de espacios
permanentes de investigación y de formulación de Tesis, sintetizan el núcleo duro de
la propuesta 2006. El proyecto del 2006 fue el tercero en el período de la democracia,
continuando las experiencias de reforma e implementación del Plan 1989 -que

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sustituyo al de 1977 de la dictadura- y el actual de 1998. El proyecto y más allá de que
sea perfectible, inició un importante camino hacia la reformulación de nuestra
formación académica. Lejos del consignismo y la simplificación realizada sobre el
mismo por parte de algunas agrupaciones, consideramos oportuno analizar a
conciencia, sin anteojeras y sistemáticamente, dicha propuesta, rescatando los
avances que presentó en varios aspectos y marcando, cuando consideramos
pertinente, las críticas y promoviendo propuestas para mejorarlo. El trabajo que usted
va a poder leer a continuación se vincula a la reforma del Plan de Estudios
mencionado y cuenta con el antecedente en la Consulta Popular Estudiantil sobre las
fortalezas y debilidades del Plan 1998 que desarrolló Comunicadores Para el Pueblo
en el año 2007. Conjuntamente a la consulta, se desarrolló una actividad de debate
abierta con la presencia de un panel conformado por varios docentes de la Facultad.
Con posterioridad a dichas actividades y como complemento, implementamos un
diagnostico comparativo de los programas de otras carreas, lo cual nos permitió tener
algunas herramientas para analizar el Plan 1998 y la propuesta 2006.

Finalmente y continuando las actividades mencionas y con el objetivo de


enfrentar el desafío que implica una reforma académica, convocamos a un debate
abierto a la comunidad docente, los profesionales y a un conjunto de actores ligados a
la comunicación desde organizaciones sociales, políticas y culturales externas a la
Facultad. La apertura que abrimos a la voz de las organizaciones libres del pueblo,
tiene, por lo menos, dos claras justificaciones: por un lado, son esos habitantes y
organizaciones de la nación los que sostienen con sus impuestos la educación pública
y en cuanto tal, se torna prioritario poder vincular la formación académica de la
Facultad a la solución de sus problemas y expectativas. Pero además y tema
importante, nos distanciamos del pensamiento “cientificista” que establece que el
saber se produce solamente en la Universidad y por el contrario, estamos convencidos
que las organizaciones libres del pueblo desarrollan cotidianamente un conocimiento y
son protagonistas de una experiencia rica y profunda, que puede ser un gran aporte al
debate de la reforma del Plan de Estudios de la Facultad.

El planteo de la reforma de un Plan de Estudios adquiere una dimensión


teórica y a su vez y paralelamente, incluye una dimensión pedagógica. Ambas
cuestiones, tanto la elección de materias y temas, como la forma práctica de encarar el
aprendizaje, van a tener un resultado político. Toda elección de materias y de
programas, implica y solamente por una cuestión básica de tiempo y de recursos,
recortar los temas a introducir, sumando algunas problemáticas y excluyendo otras.
Esta elección va a implicar un posicionamiento, una mirada y una forma de entender y

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transmitir el conocimiento, que va a promover un determinado tipo de profesional
de la comunicación.

En este marco, el recorte teórico y la proyección del perfil del comunicador del
nuevo Plan, debería partir de un acuerdo general y básico entre la sociedad que nos
financia y la Facultad, del tipo de profesional que queremos y que necesitamos para
resolver los problemas de la región y el país. Es importante recordar que articular la
formación académica con los problemas de la nación, involucra tener en cuenta la
posibilidad de establecer una relación armónica entre la formación del comunicador,
las políticas públicas, el conjunto de las organizaciones libres del pueblo y el resto de
los factores de poder de la sociedad.

Este debate no es fácil de resolver y por el contrario, tiene distintos puntos de


vista que deberán conciliarse. Entre las distintas miradas sobre el tipo de comunicador
social podemos reconocer, al menos, cuatro propuestas de formación “profesional”:

1-están aquellos actores que sostienen que el Comunicador Social debe


atender, prioritariamente, las necesidades y debates de la “Comunicación
Alternativa” y la práctica de las Organizaciones libres del pueblo;

2- por otro lado, algunos van a plantear la importancia de vincular el perfil del
profesional a las “demandas del mercado”;

3- asimismo, algunas personas van a plantear la importancia de mantener


distancia del contexto y promover la “producción científica” independiente;

4- y por último, también estamos aquellos que sostenemos que el perfil del
comunicador social debe relacionarse, prioritariamente, a las demandas del conjunto
de las políticas de Estado depositarias de la soberanía popular e instrumentos de
desarrollo nacional integrado.

Está claro que la elección de las alternativas mencionadas trae detrás de si un


profundo debate desarrollado a través de la historia de la Comunicación y su relación
con el país y el continente. Los cuatro posicionamientos no son los únicos y además y
es bueno remarcarlo, no se excluyen necesariamente. Ahora bien y en una somera
síntesis, si quisiéramos ubicarlos históricamente, podemos identificar cuatro momentos
ligados a los puntos arriba mencionados:
1- durante las décadas de 1960 y 1970 los debates y prácticas de la
comunicación en Latinoamérica alcanzaron su punto más alto en lo que respecta a la
crítica ideológica y la articulación, individual y colectiva, con la acción política. Allí
están los libros e investigaciones de Heriberto Muraro de la década del setenta o los
trabajos de Mattelart escritos durante el gobierno de Salvador Allende. Asimismo y en

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relación a las prácticas comunicacionales, podemos recordar las experiencias de
comunicación alternativa de las Radios Mineras de Bolivia de las décadas del
cincuenta y sesenta, la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA) de Rodolfo Walsh o
el paso del argentino Ricardo Masseti en la fundación de Prensa Latina. Asimismo y
llegando a la actualidad, podemos ver que existen diversas experiencias de
comunicación en el marco de las organizaciones libres del pueblo, como y por
ejemplo, aquellas vinculados al Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO). En
este contexto, varios estudiantes, profesionales o docentes, van a sostener que el
perfil de comunicador debe ligarse al estudio y/o el acompañamiento de experiencias
de esta índole.
2- En lo que respecta a la articulación de la Comunicación Social y el Estado y
pese a la prácticamente inexistencia histórica de Políticas Nacionales de
Comunicación en el país, es innegable la trascendente dimensión que adquirió la ley
14.241/53 del Servicio Nacional de Radiodifusión, la agencia de noticias TELAM o el
Canal 7, creados durante los dos primeros gobiernos peronistas. Asimismo y de
distinta índole o latitud, es bueno recordar la trascendente importancia que adquirieron
el programa de Comunicaciones de Velasco Alvarado de Perú del año 1968, el debate
de la UNESCO y el Informe Mac Bride en los setenta, el actual canal latinoamericano
TELESUR, la programación del canal del Ministerio de Educación de la Nación
ENCUENTRO o el proyecto reciente del Satélite Simón Bolívar. Estos casos son
expresiones claras y trascendentes, de la potencialidad que tiene el Estado para
desarrollar y promover las comunicaciones en una nación del sur de América. En este
marco, vamos a encontrar propuestas que establecen que el perfil del comunicador
debe estar orientado, prioritariamente, al estudio de la Planificación de la esfera
Pública y las Políticas Nacionales de Comunicación.
3- De la crítica ideológica de los años setenta ingresamos a la década de 1980
en donde se desarrollaron extensamente los “Estudios Culturales”, muchos de
ellos, importaciones de marcos conceptuales del marxismo europeo de posguerra. A
diferencia de las décadas anteriores, se abordaron las diferencias culturales
desentendidas de los factores materiales de poder y en muchos casos, se naturalizó la
realidad existente y el programa neoliberal implementado en esa década y la siguiente.
Ante el afán de recalcar la capacidad del receptor de resignificar lo que recibe de los
medios de comunicación, se perdió de vista en estos estudios, el proceso de
concentración de medios y de poder de la década.
4- Durante los años noventa se promovió un modelo de comunicación
estrechamente relacionada a los estudios de marketing y opinión pública publicitaria
o electoral. En este sentido y de manera similar a los modelos anteriores, estarán

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aquellos docentes, profesionales o estudiantes, que van a sostener la importancia de
orientar la formación académica en torno de la demanda laboral de mercado.

Una vez que acordemos los puntos precedentes, vamos a tener que plantear
algunas dicotomías que nos presenta la posibilidad de la Reforma del Plan. Por un
lado, entre los planteos que sostienen la importancia de mantener una Formación
Teórica amplia y entre aquellos que por el contrario, promueven una formación
prioritariamente técnica y más bien orientada a la práctica periodística concreta, que a
los estudios o investigaciones. En el caso de la Facultad y durante el año 2007, se
aprobó la Tecnicatura de Periodismo Deportivo, cuestión que, parecería, impulsó esta
última posibilidad. Pero, tecnicatura mediante y en lo que respecta a las Licenciaturas,
consideramos importante conservar la matriz teórica amplia en nuestra formación y
fomentar, paralelamente, las prácticas laborales y comunitarias.
Asimismo, la reforma del Plan incluye decidir entre propuestas que hacen
hincapié en la importancia de implementar una Formación Básica extensa ampliando
la obligatoriedad de materias. Por otro lado, están aquellas personas que promueven
un núcleo básico de materias obligatorias corto siguiendo el modelo del Plan de
Estudio sancionado en el año 1998. En este sentido y tras la experiencia como
docentes y alumnos, consideramos importante ampliar la formación básica y las
correlatividades para homogeneizar las formaciones y elevar el nivel de los debates en
los cursos. La especialización puede quedar circunscrita a la orientación en la última
etapa de la carrera y paralelamente, a la elección de Seminarios de práctica técnica e
instrumental de la comunicación, de ámbitos de formación de Tesis, de programas de
Extensión o de Cátedras Paralelas. En lo que respecta a la propuesta del Plan del año
2006, observamos que introdujo el ciclo básico o “ABC” en el cual se propuso ampliar
a 20 las materias obligatorias (en vez de las 13 actuales) y se introdujo un nuevo
esquema de correlatividades. Asimismo, y en el tema de las especializaciones, el
proyecto conservó las orientaciones de “Periodismo” y de “Planificación
Comunicacional” y agregó además, las de “Investigación Socio Cultural y Política” y la
de “Opinión Pública”. En este último punto por qué no pensar en la posibilidad ampliar
los contenidos de la orientación de Planificación Comunicacional en cuestiones
de agenda y políticas de Estado y servicios públicos de comunicación.

Hechas estas aclaraciones, podemos ver que la posibilidad de reformar el Plan


incluye muchos interrogantes a contestar y diversas variables a resolver. Ahora bien y
pese a esta complejidad, hay una pregunta que consideramos importante traer: ¿qué
cuestiones no pueden dejar de estar en el nuevo Plan? Veamos algunos temas.

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Como punto de partida, es de suma importancia para el Comunicador Social
adquirir una formación sólida en Economía Política, conocimiento sin el cuál
dificultosamente podemos comprender tres de los rasgos más importantes de los
medios de comunicación del país y el continente: primero, la concentración de medios
audiovisuales y gráficos en pocas manos; segundo, la extranjerización de las emisoras
y las agencias de producción de programación y noticia; y tercero, la articulación de
los intereses de empresas y gobiernos extranjeros y los medios de comunicación,
simbiosis que se estructura y desenvuelve como imposición cultural y “política
neocolonial”.
Asimismo, consideramos prioritario en nuestra formación reforzar el estudio de
las Políticas y la Planificación incluyendo materias que aborden las siguientes
temáticas: la legislación, planificación pública y las regulaciones de medios; una teoría
del Estado del tercer mundo; la relación entre Planificación de la Comunicación y
Desarrollo Nacional; la importancia existente entre las categorías de soberanía
política, independencia económica y tecnológica y Plan Nacional de Comunicación.
Vamos a promover que las investigaciones se orienten hacia los problemas de
la región y el país, superando los frecuentes estudios de “discursos sobre discursos”.
Es importante implementar talleres e intervenciones comunitarias con el objetivo de
generar ofertas académicas relacionadas con las demandas de las organizaciones
libres del pueblo. Para garantizar la masividad de estas prácticas, es importante
promover la acción comunitaria desde medidas que acrediten y premien
académicamente a los participantes en este tipo de proyectos. Consideramos
importante desarrollar Seminarios de grado sobre Comunicación Alternativa,
Social y Comunitaria.
Un tema importante que quedó planteado en la Consulta Popular Estudiantil del
año 2007 fue la posibilidad de hacer anuales las historias argentina y
latinoamericana, con el objetivo de reforzar la mirada desde nuestro continente en la
formación académica. Es importante traer a consideración que la propuesta del año
2006 contempló este tema ampliado las historias obligatorias en el Plan. Otra cuestión
pendiente estrechamente ligada a esta, es que no existe en el Plan actual la materia
Historia Argentina del siglo XIX.
Con el objetivo de articular la formación integral del comunicador social,
consideramos central implementar espacios institucionales permanentes en los cuales
los estudiantes desarrollen prácticas concretas sobre las herramientas de trabajo
periodístico y de investigación, tales como la radio, la edición de programación, las
prácticas de cámara, la formación de espacios de comunicación digitales, portales
WEB, etc.

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Con el objetivo de responder a estas y otras inquietudes familiarizadas,
desarrollamos tres preguntas que fueron contestadas por un conjunto de docentes,
profesionales y comunicadores sociales, universitarios y no universitarios, que nos
dieron sus opiniones personales. La primera pregunta se relaciona a un “Diagnostico
del estado actual de la Comunicación Social” y fue redactada de la siguiente manera:
¿Qué temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la
comunicación actual? Los temas que aparecieron están ligados a diversos debates
entre los cuales podemos mencionar: cuestiones de incumbencia de la disciplina;
temas vinculados a la aparición de nuevas tecnologías; a la digitalización; cuestiones
ligadas a la Ley de Radiodifusión; a la extranjerización de la prensa; a los debates de
la democratización en función de los alcances de los canales de cable y la televisión
abierta; al estudio del poder económico y los medios; al conflicto agrario y la cobertura
de la prensa; a temas de comunicación comunitaria y la tensión con la academia; a los
desafíos que traen aparejados los tratados de libre Comercio y la Cultura; al debate de
las desigualdades entre naciones en el terreno de la comunicación; a la tensión
libertad de prensa y de empresa; a temas del rol del Estado y su relación con las
organizaciones populares; a la falta de debate de muchos temas; a los análisis de la
relación entre la disciplina y el mercado; a la aparición de nuevos estudios culturales;
cuestiones de las Políticas Nacionales de Comunicación y el Desarrollo; al problema
de duración de la carreras y las tesis: otros se refirieron al Observatorio de Medios; al
debate sobre la libre expresión y el COMFER; al rol de las agencias de noticias como
CNN o Al Jazzira; a la aparición de TELESUR; al abandono de los debates sobre el
poder y la crítica o la diversidad de estudios, entre otros temas.
La segunda pregunta se relaciono al “Deber ser” de la Comunicación
Social” y quedo redactada de la siguiente manera: ¿Cuál es en su opinión la función
o el “deber ser” del Comunicador Social? Aquí aparecieron respuestas que
establecieron la importancia de distintas cuestiones entre las cuales se pueden
rescatar los planteos de: comunicar de manera real; de acompañar la formación de
una sociedad más justa; de afrontar el debate sobre calidad de los medios; de
problematizar la relación entre comunicación y conciencia nacional; de apoyar la
militancia e intervenir en el conflicto social; de acompañar el bien común; de apoyar el
desarrollo de una mirada política, social y cultural propia del continente; de promover
las Políticas de Comunicación Públicas; de acompañar el desarrollo nacional; de
discutir la dinámica de la sociedad y la forma como transformarla; de cuestionar la
concentración mediática de rediscutir la idea de verdad o de ubicar al comunicador en
un proyecto nacional, entre otros.
La tercera y última pregunta, se relacionó a la “Articulación de los puntos 1

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y 2 en el Plan de Estudios” y quedó redactada de la siguiente forma: ¿Qué
problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?. Entre las respuestas encontradas debemos mencionar la posibilidad
de: desarrollar una formación curricular basada en una mirada latinoamericana;
promover la práctica laboral y la extensión permanente; poner a prueba los marcos
teóricos; difundir la comunicación Alternativa incluyendo una orientación en
Comunicación Popular o Comunitaria; desarrollar una formación humanista; promover
la articulación entre investigadores y docentes; modificar las correlatividades de
algunas materias; modificar la duración de materias; articular el trabajo de las
cátedras; articular Proyecto nacional y reforma curricular o introducir nuevas materias,
entre otras cuestiones.
Las entrevistas aparecen por orden alfabético y van acompañadas de una
breve referencia de las actividades en las que se desenvuelve el entrevistado.
El trabajo cuenta con una breve historia de la Carrera denominada “Siete
décadas de estudios en Periodismo y Comunicación” que aporta una mirada integral
del desarrollo desde sus orígenes a la actualidad.
Debemos recordar que el Plan de Estudios establece pautas generales y que
solamente su aplicación concreta y comprometida por parte de los universitarios,
promoverá determinado posicionamiento político e ideológico en relación su
articulación o no, a las Políticas públicas, las Organizaciones Libres del Pueblo y el
Conjunto de factores de poder de la sociedad. En este sentido, solamente la práctica
cotidiana de los miembros de la Facultad y sus relaciones con el medio, dirá la última
palabra sobre el nivel de adecuación o de distancia de la formación académica y la
producción científica, en relación a los temas y la información socialmente necesaria
para la región y el país.
Por último y cuestión que excede el mero debate del Plan, estamos seguros de
la importancia de promover en nuestra formación una mirada desde autores
latinoamericanos y nacionales. En el mediano y largo plazo, este posicionamiento
debe dar los frutos esperados: desarrollar una escuela de comunicación social con
una mirada y una teoría nacional y latinoamericana, que responda a los desafíos,
las demandas y las exigencias del país y del sur del continente.-

Lic. Aritz Recalde Comunicadores Para el Pueblo (CPP)


Compilador Editores

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Siete décadas de estudios en Periodismo y Comunicación.

Habían transcurrido 4 años del derrocamiento del presidente radical Hipólito


Yrigoyen cuando el 27 de abril de 1934 se iniciaron los cursos de la Escuela
Argentina de Periodismo en la ciudad de La Plata. Su creación fue fruto del acuerdo
entre el presidente de la Universidad Nacional de La Plata desde 1932, Ricardo
Levene, y el presidente del Círculo de Periodistas, Manuel Elicabe. Fue en el seno del
Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires donde surgió la inquietud de
fundar una Escuela de Periodismo, idea que se materializó de la mano de algunos
profesionales que trabajaron por la concreción del proyecto. Uno de ellos fue el
mencionado Manuel Elicabe, periodista del diario La Prensa y protagonista de de la
dirección de los primeros cursos de la Escuela.
La génesis del proyecto se vinculó a una asamblea extraordinaria realizada el
25 de septiembre de 1933, a propuesta de la Comisión Directiva y en donde el Círculo
de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires resolvió promover el establecimiento
de cursos preparatorios y de perfeccionamiento para la profesión de Periodismo a fin
de fomentar y facilitar una mayor y mejor preparación profesional de sus socios y para
incorporar al gremio, en el futuro, personas capacitadas para la moderna labor
periodística. Con tal propósito, la Asamblea autorizó a la Comisión Directiva a
“determinar el plan de los Cursos y las condiciones de su instalación, a efectuar los
gastos que ellos originasen y a convenir con la Universidad Nacional de La Plata, u
otras entidades culturales, los medios y formas de una colaboración recíproca para la
puesta en marcha de tamaña iniciativa”. Se declaró que dicha propuesta tenía el
carácter de ensayo a fin de establecer si existía interés público y condiciones
favorables en el ambiente social para la futura fundación de la Escuela de Periodismo,
a la vez que para determinar cuáles serían las disciplinas y enseñanzas profesionales
que habrían de constituir su futuro plan de estudios. Cumpliendo estas disposiciones
se formó una Comisión Directiva que estuvo presidida por el Dr. Manuel Elicabe e
integrada por Carlos Molteni del diario “La Nación”, Edgardo Saborido e Ignacio
Fernández de “La Prensa”, Luis Aznar de “La Vanguardia”, Ramón T. García y Alfredo
Fernández García de “El Argentino”, Juan Carlos Olmedo Varela de la Agencia de
Noticias “A.N.D.I.”, Manuel Vega Segovia y por Saverio Redoano del diario “El Día”. La
Comisión resolvió encarar diversas tareas entre las cuales estaban la de abrir
públicamente un registro de inscripción de asistentes a los cursos a iniciarse, la
constatar regularmente la concurrencia de los inscriptos y la promover, de acuerdo con

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el Presidente de la Universidad Nacional de La Plata, la serie de conferencias y cursos
a dictarse durante el año lectivo.
Este estado de opinión sucedía en otras partes del mundo. El profesor
Strowski, en el diario “Paris-Soir”, auspició en 1927 la idea de fundar en La Sorbona,
un instituto para la formación de periodistas porque, decía, “se haría ganar 10 años de
vida al periodista si, en lugar de los largos tanteos profesionales a que se someten
hasta llegar a su madurez, sin más guía que el instinto o la práctica, se establece una
enseñanza metódica para ellos”. También Otto Groth, en “Die Setung” (1928),
preconiza esta solución. La mayor parte de las naciones europeas la fueron
adoptando, movidas por la necesidad de contar con periodistas de verdadera
preparación profesional. La Guerra Mundial les había revelado la importancia de
proveer de comunicación profesional, efectiva y veloz para la seguridad nacional. Las
potencias mundiales de Francia, Alemania, Inglaterra, Italia y Rusia habían implantado
o estimulado el funcionamiento de escuelas de periodismo con las perspectivas de
desarrollar profesionales idóneos para las tareas de comunicación e inteligencia de la
guerra. Los Estados Unidos se habían anticipado a los países europeos en muchos
años y ya a mediados de la década del 30 contaban con más de 100 institutos
especiales de periodismo y 300 universidades y Colegios que ofrecían cursos de esta
profesión, mientras que en Sudamérica no existía ninguno que cubriera esta
necesidad.
En nuestro país y con anterioridad al caso mencionado, hubo algunos intentos
fallidos como y por citar uno, el Primer Congreso de la Prensa Nacional reunido en
mayo de 1901, por iniciativa de Estanislao Zeballos, Manuel Carlés, Ezequiel Paz y
Emilio Mitre y Védia. Este Congreso resolvió la fundación de una Universidad Libre y
una Escuela de Periodismo que finalmente no se llevaron a cabo. Otro caso es el del
decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires
Norberto Piñero que se propuso crear una Escuela con la colaboración de algunos
grandes diarios, cuestión también inconclusa.
Los cursos de la Escuela de La Plata comenzaron con la participación de casi
300 alumnos inscriptos. Al iniciarse el primer bimestre Manuel Elicabe, explicó el
fundamento de su propósito y expresó que:

(…) “la aceleración del ritmo de la vida contemporánea, ha exigido al periodismo la mayor
universalidad de la información noticiosa y de su comentario y le ha impuesto la condición de la
más estricta actualidad. (…) el público lector es un ser fugitivo que el periodista debe cazar
cada día. Adversos a la universalidad y actualidad de la labor periodística, los factores
distancia y tiempo se reducen a su mínima expresión por la velocidad que engendran la
preparación profesional y la atinada utilización de los medios modernos de comunicación. Al
alcance de todos, por lo general, están los últimos; mas la preparación profesional exige arduo
aprendizaje previo, que desarrolle y cultive las actitudes originarias; impone la adquisición de

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conocimientos variados, la vivacidad y el perfecto dominio técnico del complicado mecanismo
del diario moderno”.

Ese aprendizaje y según Elicabe, se realizaba en los mismos diarios y durante


el ejercicio de la profesión:
“Cientos y cientos de jóvenes desfilan por los diarios argentinos todos los años y sólo
muy pocos se afirman en la profesión. En los diarios se aprende, pero la enseñanza no está
metodizada y el aprendizaje se hace a costa del diario. Y no sé que a ninguna persona discreta
se le ocurra facilitar a un joven aspirante a mecánico, un espléndido y flamante motor de gran
costo para que aprenda manejarlo”.

Para Elicabe la meta de los cursos debía concluir en la adquisición de una


noción certera acerca de cuáles serían las disciplinas científicas y las enseñanzas
profesionales que habrían de constituir el futuro plan de estudios.
Los cursos comenzaron a dictarse en abril de 1934 y tal cual mencionamos
arriba, contaban con casi 300 alumnos inscriptos. Los trazados iníciales fueron:
“Panorama del periodismo contemporáneo” a cargo del Profesor José A. Oría;
“Reportaje y redacción de noticias” dictado por Ramón T. García; “Iniciación en el Arte
Tipográfica aplicada al periodismo” por Mario Sciocco; “Organización Nacional 1852-
1862” por Carlos Heras y “Sociología Iberoamericana” por el Dr. José A. Vasconselos.
En la segunda mitad de 1934, se dictaron “El periodismo argentino entre los años
1820 y 1830” a cargo del Dr. Arturo Capdevila; “Literatura contemporánea de la
América Española” por el profesor Pedro Enríquez Ureña, “Instituciones coloniales de
la América Española” por el catedrático de la Universidad de Sevilla Dr. José María
Ots Capdequí; “Estudios de artículos periodísticos, su análisis, crítica y reconstrucción”
a cargo de Manuel Elicabe. Completando el proceso educativo se hicieron visitas a
algunos diarios de La Plata y de Capital Federal y se agregaron algunas conferencias
referidas al ejercicio de la profesión. Todos los cursos fueron dictados en forma
gratuita y quienes estuvieron al frente de los mismos lo hicieron en forma ad-honorem.
El 7 de mayo de 1935 la presidencia del Círculo de Periodistas de la provincia
de Buenos Aires dirigió una comunicación al Dr. Ricardo Levene, destacando la
necesidad y las ventajas de la creación de la Escuela Argentina de Periodismo y
solicitando su colaboración. Dicha correspondencia incluyó una propuesta de bases y
normas para su gobierno, conjuntamente al plan mínimo de estudios y la forma de
arbitrar recursos para su sostenimiento. Luego de algunas modificaciones la
Universidad dictó la ordenanza donde se acordó el auspicio y la colaboración para la
puesta en marcha de la nueva Escuela. Bajo este acuerdo se inscribió a los alumnos
en carácter de “oyentes”, otorgándoles certificados, previa aprobación de los
exámenes de “Composición y Gramática”, “Historia Argentina Contemporánea”,
“Geografía Política y Económica Argentina”, “Idioma”, “Derecho Constitucional”,

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“Sociología”, “Derecho Administrativo y Derecho Internacional Público”, que se
dictaban en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación y también en la
de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad local. Por otra parte, el Círculo de
Periodistas se comprometía a dar enseñanza teórica y práctica a través de las
asignaturas específicas: “Historia del Periodismo”, “Reportaje y Redacción de
Noticias”, “Estudio de originales periodísticos, su crítica y reconstrucción”, “Arte
Tipográfico aplicado al Periodismo”, “Legislación de Prensa” y “Ética Periodística”.
Por su parte, el Presidente de la Universidad designó una Comisión que dictó el
Reglamento de la Escuela. La Comisión fue presidida por Levene e integrada por
Manuel Elicabe como representación del Círculo, por José A. Oría (Profesor de la
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación) y por los periodistas Ramón T.
García y Carlos R. Molteni. La Comisión redactó el reglamento que contenía 16
artículos, en los que hacía referencia a que una Comisión de Gobierno, compuesta por
un Director y dos Vocales, tendría a su cargo el gobierno técnico y administrativo de la
Escuela. Dicha Comisión, además, podía estar integrada por un delegado del Centro
de Estudiantes, siempre que éste lo solicite, quien podría emitir opinión sobre toda
clase de asuntos a tratarse, pero no tendría voto resolutivo sobre ellos. El Director
sería nombrado por la Comisión Directiva del Círculo de Periodistas, siendo su
mandato por 4 años, y los Vocales -con 2 años en sus funciones- serían nombrados
uno por el Presidente de la UNLP y el restante por la comisión Directiva del Círculo.
El contexto de aparición de la Escuela fue la década del treinta y transcurrió
bajo el esquema político de la Concordancia durante la denominada “Década Infame”,
periodo en el cual se conocen escasos intentos de avanzar hacia la formación de una
Política Nacional de Comunicación. Por el contrario, el funcionamiento y el desarrollo
de la prensa escrita y la radio, estuvieron en manos y con pocas excepciones, del
sector privado. En este cuadro político y cultural y salvando los proyectos de Elicabe y
algún otro mencionado, fueron escasos los intentos de avanzar hacia el desarrollo de
instituciones publicas de formación profesional del Comunicador Social.
Conjuntamente al periodismo en manos de los grupos económicos ligados a la
oligarquía y como fue históricamente el diario La Nación, La Prensa o el Nacional,
durante la década del treinta aparecieron expresiones culturales como por ejemplo
FORJA, que iniciaron nuevas escuelas de pensamiento nacional y otras formas de
vincular el periodismo y las transformaciones sociales.
En 1943 y tras 13 años de fraude electoral se produjo un golpe militar, que
poco tiempo después, llamó a elecciones libres dando cauce democrático a la vida del
país. Este gobierno y en particular el peronista desde 1946, inauguraron profundas
transformaciones en las comunicaciones y en la educación argentina. Durante el año

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1943 la Comisión de Gobierno de la Escuela resolvió introducir reformas en el Plan de
Estudios que fueron elaboradas inicialmente y de común acuerdo, entre la Universidad
y el Círculo. En su petitorio, la Comisión solicitó a la Universidad auspicios más
eficaces que los que se habían brindado hasta ese momento y se agregaron
modificaciones al Plan de Estudio introduciendo asignaturas como “Ilustración de
periódicos” y “Reportaje gráfico” (dibujo, grabado, litografía, fotograbado,
belinogramas). El Círculo propuso para el dictado de esta materia la colaboración de
los laboratorios de la Escuela de Bellas Artes de la UNLP. Se presentaron como
innovación las materias de “Administración de periódicos” y “Publicidad, avisos y
propaganda comercial”. Se sumaron al Plan algunas cátedras de estudios superiores y
de perfeccionamiento, dictadas en las facultades de Humanidades y de Ciencias
Jurídicas y Sociales. La necesidad de dictar cursos básicos por un lado y superiores o
de perfeccionamiento por el otro, respondió a las exigencias de profesionales y
veteranos del periodismo, para quienes cabe suponer, eran “innecesarias o poco
atractivas las enseñanzas elementales”. El Presidente de la UNLP Dr. Alfredo L.
Palacios y conjuntamente con el Consejo Superior, el día 22 de junio de 1943
aprobaron un plan de reformas. La propuesta estableció, entre otros temas, la
inclusión de “cátedras básicas para los alumnos regulares y cátedras de estudios
superiores y de perfeccionamiento, de asistencia facultativa, para alumnos de la
Escuela o periodistas profesionales”.
La Escuela dictaba clases en forma gratuita y su personal docente y
administrativo desempeñaba sus funciones sin cobrar salarios y se sostuvo
financieramente a través aportes provenientes del Círculo. En el año 1941, el Diputado
Nacional Dr. Raúl Díaz, presentó ante la Cámara de Diputados un proyecto de Ley por
el que se proponía dar a la Escuela una pequeña subvención económica. Dicha
subvención sería destinada en parte para la adquisición de las máquinas y accesorios
de un taller de imprenta. Finalmente el aporte quedó demorado varios meses. Ante
esta situación la Comisión Directiva del Círculo acudió en demanda de ayuda al
gobernador de la Provincia de Buenos Aires que le acordó un donativo por única vez,
en marzo de 1943 y cuyo importe hizo posible la instalación del taller de imprenta. Éste
contó con una máquina “Ausburg” plana de imprimir, una linotipo de “modelo 8B” con
tres almacenes, cajas y juegos de tipos variados, mesa de imponer, ramas, guillotinas,
sacapruebas y otros accesorios indispensables para impresión de un periódico –que
más tarde compusieron los alumnos- y de las cartillas de divulgación académica que la
Escuela editó y difundió gratuitamente en el país. En aquella rudimentaria imprenta se
editó desde 1946, “El Iniciador” que era un periódico escrito por los estudiantes de
periodismo y de distribución gratuita. La subvención, administrada por la Dirección y la

15
Comisión de Gobierno de la Escuela, permitió además, asignar una modesta suma
anual a las diversas cátedras y un sueldo al personal administrativo durante 1943, e
instituir una “bolsa” para costear un viaje de estudios a los alumnos que más se
destacaban en los cursos. Pero este salvataje financiero no fue más que un paliativo
temporario ya que la falta de sostén económico no fue resuelta en los años siguientes.
Ante este cuadro de situación, el Círculo comienza a tramitar una gestión con la
Universidad Nacional de La Plata con el fin de lograr la oficialización de la Escuela
bajo la dependencia directa de esa casa de estudios. La incorporación definitiva de la
Escuela a la Universidad, se formuló a través de un anteproyecto de bases que el
Vicepresidente de la UNLP a cargo de rectorado durante 1948, Ing. Héctor Ceppi,
resolvió someter a consideración del Consejo Universitario. A los fines de llevar a la
práctica esta incorporación, se estableció un convenio en el que se incluyó la
transferencia a la Universidad del material didáctico con que contaba la Escuela y su
taller de imprenta. La Universidad se comprometió a mantener la estructura de la
Escuela en sus lineamientos generales. Mantendría en sus cargos a la Dirección, al
personal docente y administrativo y mejoraría las asignaciones que tenían los mismos.
La Escuela de Periodismo de la UNLP se creó finalmente en el año 1954.
Consideramos pertinente hacer algunas menciones al contexto histórico universitario y
político que le dio auspicio. La asunción de los sectores populares a la política
Argentina tras la figura de Juan Perón marcó una transformación de suma importancia
para la política del país. En temas universitarios el gobierno decretó la gratuidad
universitaria, introdujo los derechos sociales de los estudiantes (becas, deporte,
asistencia medica, comedores, etc.), creó las dedicaciones exclusivas para docentes,
las leyes de salario mínimo, las prácticas estudiantiles rentadas, fundó el Ministerio de
Educación, aumentó el presupuesto educativo en sueldos e infraestructura, fundó la
Universidad Obrera y entre otras cuestiones, sancionó las leyes universitarias
13.031/47 y 14.297/54. En la UNLP se creó el Departamento de Acción Social para
desarrollar al extensión Universitaria, las Olimpiadas Interuniversitarias para
estudiantes deportistas, se abrió el comedor universitario, se suprimieron los aranceles
en 1949, se construyeron desde 1953 residencias estudiantiles, se abrió la Dirección
General de Sanidad, se dictaron los Cursos de Formación y Cultura Argentina, se creó
la Escuela de Obstetricia, se iniciaron los proyectos de nuevas Facultades de
Ciencias Económicas, de Odontología, de Ciencias Exactas, de “Ingeniería,
arquitectura y urbanismo”, se propusieron los Institutos de Psicología, de “Higiene y
Medicina Social” y se abrió la escuela de Kinesiología y la Escuela de “Administración
Publica”. En temas de políticas de Comunicación se intentó implementar un Programa
Nacional de Comunicaciones y de esta manera en el año 1953, se sancionó la Ley del

16
Servicio Nacional de Radiodifusión 14.241, se promovió la creación de de la agencia
de noticias TELAM terminando con el monopolio de las agencias norteamericanas, se
sancionó el Estatuto del Periodista y se dio nacimiento a la televisión con la fundación
de canal 7.
Ligando directamente ambos desarrollos, tanto los avances en la universidad
como los de comunicaciones, en abril de 1954 el Consejo Superior resolvió
institucionalizar la Escuela de Periodismo como parte de la UNLP y que fue
denominada “Escuela de periodismo Presidente Juan Perón”. Para ello se dispuso
designar una Comisión con el fin de elevar un proyecto de organización y
funcionamiento, compuesta por el fundador Manuel Elicabe, Saverio Redoano y Miguel
Ángel Escalante. El intento de avanzar en la formulación de una Política Nacional de
Comunicaciones que permitiera acompañar la formación de un programa de nación
económica, política y culturalmente independiente, era el contexto general que dio
auspicio a la creación de la Escuela, ámbito a partir de cual formar profesionales para
el desarrollo argentino autosustentable. Estos anhelos eran parte del Segundo Plan
Quinquenal del año 1952 que estableció los objetivos generales a cumplir por el
Servicio Nacional de Radiodifusión. En septiembre de 1954 el Consejo aprobó el
proyecto respectivo y con él la creación definitiva de la Escuela. Para concretarla, el
Círculo ofreció sus aulas, elementos didácticos y el uso de su taller de imprenta por 3
años prorrogables y hasta que la Universidad dispusiera de un presupuesto adecuado
a sus fines.
Tras el golpe militar del año 1955 se inició en el país y particularmente en la
Universidad, una persecución de los docentes e intelectuales que habían tenido
cargos durante los gobiernos democráticos del año 1946 a 1955, hayan estado o no,
vinculados partidariamente al peronismo. Por intermedio del decreto 478 se declaró en
comisión a todos los docentes del país y desde el decreto 6.403 se posibilitó la
expulsión de los docentes relacionados al gobierno democrático depuesto por el
bombardeo de Buenos Aires que ocasionó 450 muertos y la asonada militar de
septiembre. Los militares derogaron la Constitución nacional, se prohibió al partido
peronista y la CGT y se anularon gran parte de las leyes sancionadas por el congreso
nacional, incluyendo las leyes universitarias y las resoluciones de gratuidad y los
servicios sociales de los estudiantes. Ese año se suprimió el Segundo Plan
Quinquenal y se derogó la ley de telecomunicaciones del año 1953. En este marco es
nombrado Rector interventor de la UNLP Villegas Basivalbaso y en octubre de 1955
asumió sus funciones como Delegado Interventor en la Escuela de Periodismo el Dr.
Pascual Cafasso, cargo que ocupó por más de 12 años. Durante su gobierno se
aprobó un nuevo Plan de estudios en 1956 y se creó el Seminario de Investigaciones.

17
En el año 1958 asume Arturo Frondizi el gobierno del país y Danilo Vusetich la
presidencia de la UNLP. La Argentina dio un viraje político hacia la articulación del
país con los intereses de capital extranjero y abandonando el modelo de desarrollo
industrial nacional de la década anterior. En este marco, se puede ver la llegada de
varias empresas trasnacionales, el ingreso al FMI y su injerencia en los asuntos
públicos desde los Planes de Estabilización propuestos por ese organismo e
implementados por Frondizi. La extranjerización de la economía llegó a los medios de
comunicación y tras la derogación de la ley 14.241 que prohibía el ingreso del capital
extranjero, se crearon los canales privados en una alianza de grupos económicos y
políticos internos, con capitales norteamericanos. En ese período se conformó el perfil
actual de la comunicación argentina caracterizado por la concentración, privatización,
extranjerización e inexistencia de Políticas Públicas de comunicación. En temas
universitarios, el gobierno de Aramburu instrumentó el gobierno tripartito y Frondizi
habilitó el ingreso de universidades privadas católicas al país. Durante la apertura al
capital trasnacional llegaron las primeras donaciones de fondos de la Fundación
Rockeffeller a la UNLP, cuestión que fue profundizada por diversos convenios con el
capital extranjero implementados hasta el día de la fecha.
En el año 1958 la Escuela se mudó al edificio de calle 53 N° 726 alquilado por
la Universidad, dejando definitivamente las instalaciones del Círculo de Periodistas de
la Provincia de Buenos Aires. Allí también se trasladó la imprenta, la biblioteca
especializada, el laboratorio fotográfico, los grabadores y el resto de la infraestructura
de la Escuela.
En julio de 1961 apareció el primer número de “Noticias Universitarias”, editado
por la Escuela, que se convirtió en vocero de la Universidad platense y sirvió
gratuitamente a docentes, administrativos, estudiantes y graduados. En el año 1964 y
durante la presidencia del país de Arturo Illia, el Consejo Superior de la UNLP aprobó
un nuevo Plan de Estudios para la carrera de Periodismo y en el año 1965 las
autoridades designaron nuevamente al Dr. Cafasso como Director.
En año 1966 se realizó el golpe de Juan Carlos Ongania contra Illia y en
temas universitarios esta gestión militar es recordada por la “Noche de los Bastones
Largos”, fecha caracterizada por la fuerte represión de docentes y estudiantes,
continuando la política de cesantías y violencia contra opositores instrumentada en el
año 1955. Durante el año 1968 se fundaron 9 universidades privadas, marcando el
año record en la apertura de esas instituciones en el país. En el año 1966 se resolvió
crear un Consejo Asesor para la Escuela integrado por profesores, graduados y
estudiantes, y en junio de ese mismo año se designó al Aula Magna de la Escuela con
el nombre de Manuel Elicabe en homenaje a su memoria.

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A principios de los años ´70, la Escuela Superior de Periodismo seguía en el
mismo edificio. El Plan de Estudios contaba con una Licenciatura en Ciencias de la
Información (3 años) y un Profesorado en Comunicación Social (2 años más), sin tesis
de graduación y en el marco del Plan de Estudios de 1969.
En el período que va del Cordobazo y la caída de Onganía en 1969 a la
reapertura democrática del año 1973, se produjo un proceso de movilización masiva y
de conformación de diversas expresiones de articulación directa entre la política
nacional y el activismo universitario. En esta época trascienden la figura de Rodolfo
Wolsh y el Semanario de la CGT de los argentinos y otro conjunto de publicaciones
periodísticas ligadas al proceso político de las décadas del sesenta y setenta, como
fueron las revistas Antropología del 3er mundo, Envido, Crisis, Qué, Descamisados, El
Escarabajo de Oro, Hechos e Ideas, etc. El año 1973 se identificó por la recuperación
de la democracia luego de 17 años de proscripciones y persecuciones. Como parte de
la inmensa corriente cultural y política nacional y en nuestra ciudad, la Federación
Universitaria de la Revolución Nacional (FURN) presentó a debate público las “Bases
para una Nueva Universidad”, propuesta innovadora de transformación de nuestra
casa de estudios. En temas universitarios la apertura política fue trascendente ya que
fue el año que mayor cantidad de universidades nacionales se abrieron en la historia
del país: 7 nuevas casas de estudio tuvieron auspicio en 1973 y otra en 1974. En este
último año se creó la ley universitaria 20.654 que introdujo y entre otros temas, la
participación en los consejos con voz y voto del personal no docente y la
incompatibilidad de la práctica docente de aquellas personas con cargos en empresas
multinacionales. En el año 1973 el filosofo y ex Decano y rector en la década de 1950,
Rodolfo Agoglia, se hizo cargo de la Presidencia de la UNLP y durante su gestión se
reincorporaron los docentes expulsados por cuestiones políticas, se suprimieron
aranceles y cursos de ingreso, se creó el Departamento Central de Planificación y el
Instituto de la Realidad Nacional y el Tercer Mundo, se dictaron Cursos de Realidad
Nacional, se estableció una reforma de los planes de estudio, se declaró una amnistía
a todas las acciones tomadas contra el personal y se reabrió el Comedor Universitario,
entre otras medidas. Este ímpetu transformador de la UNLP si vio cortado
violentamente con los asesinatos del director del Departamento Central de
Planificación, Carlos Miguel y del secretario de Supervisión Administrativa, Rodolfo
Achen, ambos perpetuados por la organización triple A en la antesala del golpe de
1976.
Durante el tercer gobierno peronista y en temas de Políticas de Comunicación,
se nacionalizaron los canales de aire que luego fueron privatizados por Menen durante
los noventa.

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La precariedad de los sucesivos edificios ocupados y de los magrísimos
presupuestos acordados complicó la situación del cuerpo docente. Estos límites no
fueron superados y pese a la mudanza al edificio de la calle 44 N° 676, puesto que
casi al mismo tiempo del cambio, el país comenzó el período más negro de su historia:
el 24 de marzo de 1976 la Junta Militar derrocó al gobierno constitucional aplicando el
terrorismo y las desapariciones. En junio de 1976 el rector interventor de facto
Guillermo Gallo nombró al Licenciado en Psicología Daniel Alfredo Pabón como
Director de la Escuela. Durante su administración desaparecieron y fueron asesinados
docentes, no docentes, estudiantes y graduados.
En lo específico institucional y por resolución del 31 de Diciembre de 1976, se
cambió la denominación de la Escuela pasándola a Escuela Superior de Periodismo y
Comunicación Social y se reformó el Plan de Estudios formulando una Licenciatura en
Comunicación Social de cinco años (con tesis) y un título intermedio de Periodista (de
3 años). Se creó el Instituto de Investigación de la Comunicación Social. La Escuela
pasó a formar desde el año 1981 parte de la Federación Latinoamericana de
Asociaciones de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS) en carácter de
miembro. En toda la década, salvo emprendimientos individuales, la Escuela no salió a
la calle con ningún producto periodístico ni académico, salvo un folleto reivindicatorio
de algunas ideas en torno a la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, con
escaso valor académico y nulo contacto con cualquier práctica o saber vinculado al
periodismo y la comunicación social. Quedan en los pasillos del edificio de 44 las
voces de los compañeros muertos y desaparecidos.
El regreso a la vida democrática es el despertar de una pesadilla. La vuelta a
las organizaciones estudiantiles pudo recrear la política y dio auspicio a la irrupción de
nuevos valores culturales. Poco tiempo después del año 1983 y tal cual quedó
expresado tras las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final, la recuperación de la
democracia política no sería cosa fácil. Por otro lado y en lo que respecta a la
democracia social, la economía neoliberal implementada implicó un fuerte retroceso
para el país, cuestión que sigue vigente como una gran deuda de los argentinos. Con
el fin de la dictadura muchos estudiantes de la Escuela Superior de Periodismo
participaron activamente en los principales hechos de la política nacional. En este
sentido y nos orgullecemos en decirlo, la responsabilidad social del periodismo y de
los medios de comunicación, es parte fundante de la nueva agenda de la Escuela.
Como culminación de varios períodos turbulentos y contradictorios, en 1984 la
Escuela Superior de Periodismo y Comunicación Social eligió, por primera vez en su
historia, a su propio Director.

20
Luego de un proceso de profundo crecimiento y maduración, el 24 de octubre
de 1994, la comunidad mayoritaria de la UNLP consideró pertinente y justo que se
cambiara el status académico de la Escuela Superior y se pasara a Facultad.
Acompañando este proceso comienza, en todos los niveles institucionales la
jerarquización de los estudios, el cogobierno efectivo y la consolidación epistemológica
del campo.
En pleno 2008, la Facultad de Periodismo y Comunicación Social alcanzó un
prestigio nacional, regional e internacional que da cuenta de los frutos de un esfuerzo
compartido con logros tangibles. Cuenta en la actualidad con una Tecnicatura en
Periodismo Deportivo -aprobada por el Consejo Superior de la UNLP y que comenzará
cursarse a partir del ciclo lectivo 2009-, con una Licenciatura en Comunicación Social,
con orientaciones en Periodismo y en Planificación Institucional; con un Profesorado
en Comunicación Social y con diversas Especializaciones de posgrado, rescatando la
existencia de dos Maestrías y un Doctorado.
Un promedio de 800 alumnos ingresa anualmente a la Licenciatura en la sede
central de la ciudad de La Plata y sumados a otros aproximadamente 180 alumnos del
resto de las unidades, dejan un saldo de casi 1000 nuevos inscriptos al año. El
proyecto académico de la FPyCS además, se amplió a través de extensiones
universitarias a lo largo y ancho de todo el país. Cuenta con áreas de producciones
gráficas, radiofónicas, audiovisuales y multimediales. Produce con su propia editorial,
libros especializados y revistas científicas y de temáticas de interés general como la
revista Questión o Tram(p)as digital. Sostiene la Agencia Periodística del Mercosur
(AGM) y el Observatorio de Medios. Posee centros de estudios de diferentes
temáticas. Articula acciones con el Estado, las organizaciones sociales y de derechos
humanos y otras unidades académicas y universidades. Es formadora de destacados
profesionales del campo de la Comunicación y el Periodismo. Estimula una práctica
responsable, comprometida y crítica, entendiendo a la Comunicación como un bien
social y propiciando el respeto por el derecho a la libertad de expresión y de prensa.
Se pueden contar muchos otros registros de tareas, miradas y contribuciones
académicas y científicas, aunque no es materia de este texto. Baste decir, que su
comunidad se destaca por una incansable dinámica que, en 2008, alcanzó un objetivo
largamente demandado: la construcción de un nuevo edificio. Con el comienzo del
curso introductorio de este año, la FPyCS inauguró la Primera Etapa de su nueva
sede, ubicada en la zona del Bosque de la ciudad de La Plata. Actualmente, está
aprobado por las autoridades de la Universidad Nacional de La Plata y por el Ministerio
de Educación de la Nación el inicio de la Segunda Etapa del edificio, con lo que se
completará la sede y para posibilitar, por primera vez en su larga historia, una

21
respuesta a las necesidades pedagógicas, académicas y científicas de la FPyCS, en
permanente crecimiento.

22
Opiniones Relevadas

1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación


Social: ¿Qué temas usted considera, se están debatiendo en el
campo de la comunicación actual?

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su


opinión la función o el “deber ser” del Comunicador Social?

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios:


¿Qué problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera,
deberían introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de
Estudios de la Carrera?

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Adriana Archenti, docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación
Social de la UNLP.

1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social:


¿Qué temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la
comunicación actual?
Al interior de la disciplina hay diferentes campos temáticos y de interés y por lo
tanto diferentes posibles debates. Una cuestión que ya considero saldada es aquella
referida a la legitimidad, incumbencia y especificidad de la disciplina en el territorio de
las Ciencias Sociales. No se pude hacer investigación y mucho menos docencia en
estos tiempos desconociendo los conceptos y las herramientas de trabajo de la
Comunicación Social. Uno de los debates fundamentales es aquel referido a las
relaciones entre comunicación y política en sentido amplio, abarcando con ello por
ejemplo el lugar de los comunicadores y los medios en los procesos de ciudadanía, de
igualdad, de lucha por los derechos, de democratización. En otro orden son
importantes las discusiones e investigaciones empíricas sobre las nuevas tecnologías
de comunicación y su intervención en nuevas formas culturales de interrelación social
y de la propia relación entre naturaleza y cultura en el ser humano. Desde mi propio
trabajo, que intersecta Comunicación y Antropología en el tratamiento de las
migraciones, se destacan los debates sobre la comunicación intercultural. Es esta una
realidad y una necesidad fundamental en la sociedad contemporánea, caracterizada
por la creciente circulación de flujos migratorios a nivel global y la agudización de
situaciones de desigualdad asociadas a los mismos, tal como por ejemplo las
diferentes posibilidades de acceso a los servicios públicos (salud, educación) como así
también al mercado del empleo y las problemáticas relativas a la discriminación social.
La interculturalidad no solo tiene que ver con el conocimiento, el respeto, la
“aceptación” o la “celebración” de las diferencias culturales, sino con el reconocimiento
de las desigualdades sociales, la visibilización de la realidad -en este caso migratoria
pero aplicable a múltiples “otros”- desde la propia perspectiva de los migrantes,
entendiendo aquí a la comunicación intercultural en tanto intercomunicación y diálogo
de saberes. En ello es esencial el reconocimiento, a través del trabajo conjunto, de la
legitimidad de las competencias comunicacionales de aquellos con quienes
trabajamos, las cuales pueden perfeccionarse y ponerse en valor a través de la
práctica de expresión e interacción comunicativa.

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2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su
opinión la función o el “deber ser” del Comunicador Social?
Considero que el “deber ser” del comunicador social es comunicar, aunque
parezca esto una verdad de perogrullo. Cuando digo comunicar me refiero a
aproximarse a los acontecimientos con la más sólida formación e información teórica,
empírica y técnica posible, de la manera más seria posible y transmitirlos con el
máximo rigor posible a la mayor cantidad de gente posible. Se verá que hay varios
condicionales aquí y todos ellos responden a que no debemos ser ingenuos acerca de
los contextos, las motivaciones, los intereses ideológicos, políticos, económicos, las
ideas previas, los puntos de vista, los prejuicios, las capacidades de los distintos
grupos para apropiarse de aquello que reciben como “noticia”, etc, etc. Pero entiendo
que en la función del comunicador debe haber una aproximación a un criterio de
verdad. Esta es otra palabra compleja, ya que, sobre todo en la actualidad, se
entiende que las verdades son construidas de diversas maneras y existe la posibilidad
de múltiples verdades. Mi propia disciplina, la Antropología, ha abonado esta posición
con su teoría del relativismo cultural (las más de las veces mal comprendida). Sin
embargo y en este aspecto entiendo que no todas las posibles “verdades” tienen el
mismo estatuto. Recurro para explicar esto precisamente a la cita de un antropólogo,
Marvin Harris, quien hablando acerca de las relaciones entre moralidad y verdad
decía: “Qué duda cabe que la historia de Dachau (campo de concentración en la
Alemania nazi) nos la podrían contar el miembro de la SS (cuerpo de combate de élite)
y el prisionero; la de My Lai (aldea bombardeada con napalm durante la guerra entre
Vietnam y EEUU) el Teniente Calley (a cargo de la operación) y la madre arrodillada
(víctima vietnamita), la de la Universidad de Ken State (matanza de estudiantes en
manifestación antibélica en esa Universidad de EEUU) los miembros de la Guardia
Nacional y los estudiantes matados por la espalda. Pero solo un cretino moral
sostendría que todas estas historias son igual de verdaderas”. A esto me refiero como
el compromiso del comunicador con la verdad.

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3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios:
¿Qué problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera,
deberían introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de
Estudios de la Carrera?
He citado algunas problemáticas particulares en las anteriores respuestas. De
manera general, entiendo que el Plan de Estudios debe contemplar los intereses
propios del desarrollo de la disciplina en sus aspectos de formación de saberes,
investigación y aplicación, teniendo como horizonte -pero no solo constriñéndose a
ellas- áreas prioritarias de indagación, desarrollo e intervención en el país.
Una sólida formación teórica en el campo de las Ciencias Sociales, a la par de
una específica de la Comunicación Social que contemple posiciones clásicas y
emergentes, de los centros “consagrados” y de las tradiciones “nativas”, tal como el
pensamiento crítico latinoamericano, saberes y experiencias metodológicas frente a
las cuestiones empíricas y la adquisición y práctica temprana y sostenida de la “caja
de herramientas” técnicas de la disciplina, deben sustentarse en el marco de una
formación ética y en valores.

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Isabel Arigós, docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social
de la UNLP.
1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social:
¿Qué temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la
comunicación actual?.
En la actualidad creo que se están debatiendo en el campo de la comunicación
aspectos referidos a la vigencia de algunos soportes, la irrupción de otros, la
innovación electrónica y especialmente como afectan los cambios tecnológicos.
El rol del comunicador social se debate diariamente, en sus múltiples ámbitos
de acción, en el análisis de la realidad entre un proceso a “escala humana” o la
reproducción del capital.
En la era de la globalización y las comunicaciones trasnacionales la discusión
se sigue centrando en quienes poseen los medios de producción ideológica, muchas
veces utilizados como herramientas de dominación.

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la


función o el “deber ser” del Comunicador Social?
El comunicador social deberá participar de la construcción de una
sociedad mas justa, más igualitaria y es factor fundamental en la sociedad moderna
para lograr estos cometidos. EL comunicador social debe estar al servicio de las
mayorías y en la búsqueda permanente para brindar a la población los elementos y las
herramientas para que esta pueda discernir con claridad. El comunicador y la
comunicación no debe transformarse en un fin en si mismo porque no es mas que una
herramienta de las sociedades modernas para lograr Justicia, libertad, equidad y mejor
vivir de todos los que habitan en ellas.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?
En la actualidad y como preparación para el futuro el comunicador social
deberá profundizar sus conocimientos sobre las materias que le brindan una formación
integral, y no técnicos que solo reproduzcan agenda. Materias o áreas contextuales
que logren una comprensión clara y precisa del país, Latinoamérica y que le aporten,
también, una visión estratégica del mundo en que vive, desde el punto de vista

27
geopolítico, humano y social. Se debiera profundizar los conocimientos para lograr
volcarlos a la formación de los comunicadores en ámbitos como: la comunicación y su
intervención en la vida de las personas, además de la comunicación como herramienta
liberadora o dominadora en términos políticos y humanos.
Es importante que los comunicadores manejen y tengan amplio conocimiento
de los soportes y las formas para lograr comunicar lo que pretenden y se proponen
claramente, siendo conscientes de ello. Es así que debe ocupar en la formación
amplio espacio la producción.
Un desarrollo al que se debiera apostar en la formación del comunicador es al
desarrollo en la educación, tanto en los ámbitos formales, como en los no formales
tales como los medios masivos.
Creo que la comunicación es necesaria para lograr una sociedad mas justa,
mas equitativa y que brinde oportunidades, para el desarrollo de las cualidades
humanas por sobre las económicas.

28
Julio Barbaro, fue Diputado Nacional, Secretario de Cultura de la Nación e
Interventor del COMFER, entre otras funciones.

1- Diagnóstico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué


temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación
actual?
Lo positivo del actual diferendo entre el estado y los medios es que salimos del
supuesto acuerdo entre todos y ponemos sobre la mesa las diferencias.
Si no hay una nueva ley de Medios es porque los gobiernos no se decidieron a
hacerla, el vació legal favorece a los grandes, sean estos privados o públicos.
Los proyectos individuales en un tema de semejante tensión de poderes son
absurdos e irrelevantes. Son decisiones que abarcan el equilibrio entre el estado y lo
privado.
El hecho de que no existan leyes fue permitiendo acuerdos de mutuo apoyo
donde a la larga, en sus momentos de debilidad todos los gobiernos se sintieron
traicionados y arrepentidos por haberlos hecho.
Los medios son permanentes y los gobiernos pasajeros aunque les cueste
tanto aceptarlo.
Lo cierto es que lo no reglado suele enamorar a los que se creen talentosos
negociadores en la corta, y degradarlos en la larga y sus finales.
El lugar común de que la ley es de la dictadura resulta cómodo, claro que
después de más de doscientas reformas y veinticinco años nos corresponden más
ladrillos propios que ajenos.
Lo peor fue Cavallo, la hizo mucho peor que los dictadores ya que autorizo a
que los capitales extranjeros sean dueños de medios.
De eso se habla demasiado poco, ya que a los dueños actuales les interesa
que los capitales extranjeros les compren a mejor precio que los nacionales.
Pensemos que ese acuerdo solo vigente con los EEU no es reciproco, o sea
que ellos nos pueden comprar los medios a nosotros pero no se da al revés. Nuestro
gobierno debe terminar con todos los acuerdos que no impliquen reciprocidad, nada
más denigrante para un país.
Lo absurdo es que el grupo PRISA que es español se compra una empresa de
los EEUU y con ella se apropia de radio Continental, al mejicano González compra con
el mismo manejo el Canal 9.

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En radios la concentración existe pero limitada, en principio el grupo mejicano
CIE vendió Del Plata y Belgrano, mientras sigue administrando varias, siendo ilegal en
el número de las radios y en el capital extranjero.
En radios estamos con multiplicidad de propietarios y el actual gobierno
legalizo unas 3600 FM de corto alcance en todo el país.
Nos queda ser duros con las truchas, aun cuando algunas se disfrazan de
revolucionarias para que no las toquen.
Hay más de cien AM truchas en capital y gran buenos aires, caso único en el
mundo. Eso debe desaparecer en poco tiempo, mientras en su enorme mayoría
pertenecen a bailantas o pastores.
Las FM ilegales también hay que eliminarlas y entonces obligar a todos a que
utilicen la potencia a la que están autorizados, y no la demencia actual.
En televisión de aire necesitamos primero elegir la norma de digitalización y
luego convocar a canales de corto alcance.
Modificar la ley para que el único limite de los canales de aire sea el espectro, y
no los negocios o la venta de publicidad.
El cable logró que el canal gratuito de aire sea escaso y sin extensión, con eso
obligó a todos al servicio pago. Si hubiera un servicio gratuito digno el pago estaría
limitado al lujo y no como hoy que lo han convertido en una necesidad.
Si decimos que el cable abarca cerca del 70 por ciento de los hogares queda
claro que más del treinta por ciento solo recibe canales gratuitos, y fuera de la capital
esto implica uno y a veces ninguno.
La televisión paga es excelente tanto como escasa o nula es la gratuita.
El 7 es un canal que abarca mucho, pero no toda la geografía. Si la paga es 70
canales y la gratuita asegurada solo uno, hemos inventado una nueva marginalidad.
La televisión paga será legitima cuando la gratuita sea digna.

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la


función o el “deber ser” del Comunicador Social?
Compleja pregunta. Los medios mas exitosos no suelen ser bien vistos por los
intelectuales o estudiosos del tema. Lo cierto es que los medios deberían en alguna
medida educar aun cuando su función central fuera la de entretener.
Uno más de los infinitos temas donde el lucro privado debe tener un límite en el
estado y otros sectores como Universidades y ONG.
Entre las necesidades políticas y la educación de la sociedad existe un espacio
que es necesario marcar, lo primero es la libertad de prensa, lo segundo debe ser la
obligación de los medios.

30
La clave esta en el ejerció de los paradigmas. Si el ídolo televisivo es un Señor
analfabeto y grosero es complejo intentar imponer al educando otro modelo.
La televisión tiene más peso que la familia o la escuela, o al menos el mismo.
Si sus exitosos son seres menores, la mediocridad es el futuro. La sociedad de
consumo necesita un ser limitado que imagine la marca y el tatuaje como única
manera de ser diferente. Si la vida humana es algo más que el recorrido por una
góndola infinita, entonces los medios no pueden ser esclavos de la publicidad.
Si el estado da las licencias tiene derecho a exigir que el nivel educativo de los
periodistas sea sólido para obligar así a quienes intentan imitarlos.
Lo complicado es no mezclar miradas supuestamente elitistas en el debate. El
lugar común de los que critican al medio es “Yo no veo televisión o yo veo otra cosa”.
Son demasiados los que se sienten superiores por no compartir los gustos de
las mayorías.
Hay demasiada ideología en esta tensión entre la realidad y lo propuesto.
Yo no tengo relación con el fútbol, eso no me lleva al campo de Sebreli que
escribió un absurdo libro en su contra. Demasiado desprecio por los gustos populares
no muestran un ser inteligente, sino tan solo definen un lenguaje de casta.
Y a la inversa, que la pasión por lo popular no nos lleve a permitir cuanto
animal agresivo se considere digno de ser escuchado.
Lo complejo es definir normas o establecer límites. Esto es casi imposible. En
un sentido lo bueno siempre suele trascender, ahora, cuando Canal Once pone un
excelente programa de literatura dirigido por Juan Sarturain que se acerca al diez por
ciento de audiencia, no encuentra ninguna empresa avisadora.
No hace tantos años que para algunos espíritus refinados el Tango era mal
visto.
Es tan necesario mejorar los medios como establecer que queremos decir con
esto.
Por momentos muestran una realidad que negamos, semejante a los espejos.
Insisto, lo simple y urgente es elevar el nivel de los comunicadores, establecer
premios al que utiliza mayor número de palabras, desnudar la pobreza de algunos
vocabularios.
Lo demás es talento, y no suele abundar. Desde Tato Bores a Fontanarrosa, de
Discepolin al Negro Dolina, cuando hay vuelo se unen el entretenimiento al arte.
Lastima en exceso cuando para ahorrar los medios utilizan seres menores que
solo generan vergüenza ajena, de la propia nadie se hace cargo.

31
Instalar el debate sobre la calidad de los medios ya es algo importante, y
separarlo de los represores que imaginan que una tabla de multas puede dar una
mejor televisión.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?
La carrera tiene una base teórica que debería ser puesta a prueba por la
realidad.
Los medios son el lugar más sensible del capitalismo, pensemos solo que ellos
han inventado un código que les impide hablar de si mismos, es cuando se excusan
diciendo que “Perro no come perro”.
Son un negocio pero también el lugar desde el cual el capitalismo intenta
conducir las conductas de la sociedad.
Todos los que se llenan la boca con la libertad de Prensa participaron de
cuanto golpe de estado se dio, siempre intentando que quede claro que la libertad de
empresa es mas importante que la del ciudadano.
Los medios son del poder económico, tocarlos es poner en duda la libertad de
los ricos de elegir el lugar de los pobres.
Todo esto es cierto, claro que conocer el juego del capitalismo no es simple ni
tan tonto como separar al bueno del malo.
La libertad en el contexto de la propiedad, la igualdad de oportunidades
aceptando la infinita disparidad de recursos, ni muy socialistas ni demasiado
mentirosos.
Los estudiosos de los medios deben terminar con el ocultamiento de los
problemas de los mismos. Los medios que se consideran con derecho para publicitar
la vida de cualquiera creen que además se debe respetar su intimidad.
La libertad de prensa termina donde comienza la propiedad de la misma.
En las sociedades maduras, especialmente en Europa la formación de los
ciudadanos vuelve imposible el intento de manejarlos, en las nuestras lo único
imposible parece ser el conocer la verdad de los medios, y mucho menos a través de
ellos.
La tecnología seguirá ampliando las posibilidades, y limitando los monopolios.
Se necesitan leyes que delimiten espacios y responsabilidades, que impidan
concentración, que impulsen diversidad.

32
Y en el futuro los expertos en medios ocuparan un lugar importante si logran
que la sociedad entienda como actúan y en consecuencia sea lo menos influenciable
posible por ellos.
Develar los medios implica ayudar a la madurez de la sociedad.
Pocas cosas logran alcanzar parecida importancia.

33
Walter Barboza, Licenciado en Comunicación Social, docente de la Facultad
de Periodismo UNLP, trabajador de prensa de la empresa Multicanal, integrante de la
Secretaría de Prensa de CONADU, y conductor del ciclo televisivo "Debate
Universitario".

1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué


temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación
actual?.
Creo que el problema central vinculado a los procesos comunicacionales para
el nuevo siglo, está relacionado con el creciente grado de concentración de medios de
comunicación en pocas manos, en el que el referente visible es el grupo Clarín.
Ello se puso nuevamente de manifiesto en la confrontación que mantuvo el
Gobierno Nacional con los sectores agropecuarios. Creo que el estado no debió
renovar las concesiones de los medios de información, lo que plantea a las claras que
en este contexto de fuerte disputa el estado tiene que definir un proyecto político
comunicacional (del cual carece) que impida que el conjunto del pueblo quede a
merced de los grupos económicos. Este es el tema central a discutir en el marco de un
proyecto nacional. En ese sentido me da la impresión que las iniciativas como las del
canal Encuentro son opciones válidas que hay que destacar y un ejemplo a seguir
sobre la función y el rol de los medios en un proyecto de nación; espacios
comunicacionales que se conviertan en una verdadera instancia de integración de las
distintas comunidades, un ámbito para el desarrollo cultural, social y político que,
además, se sustente en la historia y la memoria de nuestro país. Claro que mi aporte
a esta discusión está planteado a partir de mi experiencia en el campo del periodismo
y no desde los estudios comunicacionales. Creo que deberíamos generar una
instancia de síntesis en el que confluyan los estudios sobre los problemas de la
comunicación social en nuestro país y el aporte de las experiencias acumulada por los
trabajadores de prensa en los distintos medios de información en un marco que
contemple el desarrollo tecnológico y su acumulación con fines meramente
especulativos y rentísticos. Y en esta discusión hay que tener en cuenta que otro de
los temas pendientes sobre el cual hay que estar muy atento en su inicio y desarrollo
es el de la digitalización del sistema de televisión en la Argentina donde hay una fuerte
disputa entre el Grupo Clarín y Telefónica por el control de la norma que se vaya a
utilizar y del negocio concreto.

34
2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión
la función o el “deber ser” del Comunicador Social?
El de un trabajador inserto en un proyecto de país, con una clara conciencia de
su función como formador de una conciencia nacional; impermeable a los intereses
económicos; dispuesto a tomar posición política respecto de los grandes debates del
país; capaz de articular su tarea profesional con el compromiso político, sin que ello
implique un condicionamiento por parte del contexto en el cual se mueve; consciente
de su obligación de profundizar el análisis en los escenarios políticos en los que
desarrolla su trabajo para que el común de la gente pueda tener una mirada más
amplia sobre los conflictos políticos y sociales (un ejemplo es la discusión por el
aumento de las retenciones: fueron escasos los periodistas y los medios que
plantearon como marco de discusión que la posición del campo era una disputa por
definir la política agropecuaria del Gobierno Nacional. El debate sólo se redujo a las
cuestiones de porcentajes y a una confrontación entre clase media porteña y pobres
del conurbano). En ese sentido creo que es de vital importancia comprender que la
tarea de los periodistas y comunicadores es hoy, más que nunca, un camino en el que
es necesario aportar nuevos sentidos e interpretaciones del proceso político que vive
el país, recuperando la memoria histórica, aportando su pensamiento crítico,
reflexionando sobre la el acontecer diario, articulando permanentemente su
experiencia profesional para tratar de develar lo que descansa debajo de cada hecho
político, social y cultural; con el objetivo de que la realidad no sea sólo la que
construyen los medios.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?
El fenómeno de la concentración económica, cuyo resultado en los años ´90
fue el de la acumulación de medios de información en pocas manos (Reforma del
Estado Mediante), es un tema necesario para comprender en qué escenarios se define
la agenda de temas de debate público. En ese sentido comprender de qué modo, y
bajo qué condiciones políticas y económicas se fueron realizando las fusiones que
permitieron la concentración de medios de información, es útil para entender los
posicionamientos que los medios de información tienen cada vez que hay un recambio
en la Administración Nacional. Este no es un tema menor, puesto que nos explica a las
claras los sentidos del proceso comunicacional y nos plantea a futuro las condiciones
de empleo de los trabajadores de prensa. Aquí nos encontramos ante una encrucijada,

35
puesto que si pretendemos que el “deber ser” del comunicador social deber ser el de
un profesional comprometido con un proyecto de país, deberemos formar
profesionales dispuestos a navegar, en algunas ocasiones, por sobre la conflictividad
social y las contradicciones que a diario nos plantea un escenario con un mercado de
trabajo altamente concentrado y que no deja a sus trabajadores margen para optar; un
mercado de trabajo que además exigirá de él, el mayor de los compromisos políticos
ante la empresa en nombre de la libertad de expresión.

36
Leonardo Benaglia, docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación
Social de la UNLP. Editor de programas radiales en Radio Provincia y Radio de las
Madres de Plaza de Mayo.

1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué


temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación
actual?.
Reflexiones en soliloquio.
1) Para diagnosticar el estado de la comunicación, preciso definir la
comunicación. Y es justa mente la discusión en torno a que es la comunicación lo que
a mi criterio está atravesando en la actualidad el campo científico disciplinar.
Desde luego que existen otras discusiones y debates en este capo. Una
amplia variedad de problemas científico metodológicos, tales como: debates entorno a
la representación; el análisis del discurso; la eficacia simbólica; estudios acerca de la
comunicación de masas; debates relacionados con la recepción, y otros tantos
problemas que inquietan la mente de los profesionales de la comunicación.
Entonces, la comunicación como definición puede resumirse de modo: según el
Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A.,
Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi
Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.: comunicación LENG.
“En sentido amplio, todo intercambio de información con ayuda de un sistema
de signos; abarca así tanto la conducta humana como animal, así como el
funcionamiento de las máquinas. Ciñéndonos a la comunicación humana por medio
del lenguaje, es la transmisión de un mensaje de un emisor a un receptor utilizando el
código lingüístico. “
Entiendo que es esta idea de mediación lo que se encuentra en debate, lo que
se discute y se lo hace problemática.
Por supuesto hay quienes encuentran gran seguridad, o tranquilidad en la
reafirmación de los preceptos de la modernidad y no concurren en pensar que esta
definición está en crisis, que no satisface, ya por completo, los interrogantes en torno a
las relaciones humanas.
Resulta evidente entonces que la discusión entorno a la comunicación se
encuentra inmerso en una discusión filosófica como lo es el debate en torno a la crisis
de la modernidad, en tanto paradigma.
Es por ello que resulta relevante, ya que es en la fragua de la modernidad –por
decirlo de algún modo- donde la sociología cristaliza un modo, y por aquel entonces el
único, de entender el Mundo. De esa organización lineal y unidimensional descienden

37
el curso de lingüística general dictado por Saussure. El que abreva en la modernidad
para dar cuenta del funcionamiento del Lenguaje. Y de este el concepto de
comunicación.
Esta claro que esta evolución es la evolución del campo científico, del mismo
modo que Newton describe principios aceptados hasta que fueron refutados por
Einstein y reemplazados por los principios descriptos por este. Lo que de ningún modo
hace mejor a uno que a otro.
Resulta evidente desde esta perspectiva que es la misma idea de
“comunicación” lo que está en discusión. Del mismo modo podemos afirmar que el
campo de la comunicación es inherente –exclusiyamente- a la actividad Humana. Y
por lo tanto resultan descripciones de la cultura, ancladas en la modernidad, la
comunicación de los animales; de los sistemas matemáticos; etc.
Tal ves el concepto “comunicación” quede reservado, en el devenir de las
discusiones académicas, para describir operaciones mecánicas y lineales e alguna
esfera de la descripción de las: “representaciones humanas en lo social”, entendiendo
a estas como un conjunto complejo de relaciones e inabarcables. En lugar de un
esquema que supo dar respuesta en una dimensión espacio temporal muy diferente a
la actual.

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la


función o el “deber ser” del Comunicador Social?
El deber ser de la comunicación y por traslación el del comunicador social
“extrae” su razonamiento de la pregunta por el ser lo que nuevamente nos sitúa en la
filosofía. No es de extrañar ya que es la filosofía la puerta de ingreso al pensamiento
científico. Y justamente considero que el campo que se define como “comunicación
social” debe ser el de las ciencias. Quisiera señalar como lo mencioné anterior mente
que esta idea de “comunicación social” resulta redundante de modo que la
comunicación solo es social y considero pertinente llamar al campo “ciencias de la
comunicación”.
Encuentro pertinente recordar que el método científico es uno y se aplica en
distintos campos del conocimiento y que el mismo requiere de rigurosidad. Me permito
aclarar lo que considero un error etimológico en torno al concepto de rigurosidad que
es confundido con el de rigidez; acarreando como consecuencia una distinción al
menos impertinente. La de referirse al campo social como ciencia blanda en distinción
a lo que denominan ciencias duras. Esto es sin lugar a dudas un equivoco.

38
Aclarado el punto me permito describir brevemente lo que considero el campo
de las ciencias sociales. Como una respuesta a la pregunta: el deber ser de la
comunicación social y de sus profesionales.
Como ya exprese el campo de la comunicación es absolutamente social por lo
que resulta redundante la aclaración “comunicación social”.
Por lo que las “ciencias de la comunicación” deben indagar en el “sentido” es
decir: en las relaciones de los objetos que esta pueda describir y sus representaciones
en lo social.
Cabe aclarar que “lo social” desborda lo comunicacional. Y que esta indagación
por el sentido precisa de un abordaje complejo, mas no complicado. Es que el sentido
de una palabra; de una acción; de una expresión pictórica; etc. no puede contenerse a
sí misma, antes bien es apropiada por una operación en el campo de lo social que la
“arrima” a uno de sus sentidos posibles. Ejerciendo una influencia mutua de “lo social”
en el “sentido” y del “sentido” en “lo social”. Esta idea presentada por el semiólogo E.
Verón se completa con otra que sostiene que las operaciones de constitución de un
producto cultural, por decirlo de algún modo, no coinciden nunca con las operaciones
de apropiación de ese mismo producto cultural. A esta diferencia la llama distancia ó
circulación
Lo que obliga a pensar en un modo de medir estas distancias en un momento
espacio temporal determinable.
De allí lo complejo, ya que la linealidad instrumental, a la que está sujeta la
teoría clásica ya descrita, carece de aplicación en esta perspectiva que podemos
llamar de construcción del sentido.
Estas perspectivas estructurantes y de ningún modo estructuradas permiten
abordar el complejo campo de lo social no solo reconociendo la interacción de otras
ciencias sino que permite nutrirse de estas universalizando el abordaje del estudio en
lugar de estudios lineales y unidimensionales que pretenden respuestas clausura al
tiempo que se anuncian como verdades universales.

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3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué
problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?
De algún modo de esto vengo discurriendo. Considero que la Argentina se
debate en un modelo de educación el que esta atado ineludiblemente al debate de
Nación.
No es posible pretender un proyecto de nación que no contenga un proyecto
educativo consecuente. Por lo que podemos afirmar que observando los procesos en
la educación podemos deducir la nación que se construye.
Si esto es de este modo resulta alarmante, pata quienes estamos convencidos
de la autodeterminación de los pueblos organizados en naciones soberanas, que la
educación se fragmenta cada vez mas en supuestas especializaciones que
desvinculan la integridad de campo específico.
Ya sea en medicina; en derecho; en ingeniería; etc vemos como las
especialidades desembarcan en la carrera de grado fomentando el estudio de
particularidades, con la consecuente conformación de campos laborales fragmentados
en todas las áreas.
A modo de ejemplo hoy en día un medico especialista en corazón, difícilmente
contemple el hígado en su abordaje profesional, esto no es casual fue formado para
entender que el hígado no es algo que este en su horizonte profesional y que si el
paciente tiene una afección he dicho órgano, debe ver a un especialista en el tema.
Por lo que es casi ficción que ambos profesionales discutan pareceres respecto de la
integralidad del problema que aqueja al paciente. Este es tratado discriminadamente
en un caso y en otro sin vincularlo. Otro tanto podemos decir de todas loas actividades
profesionales.
Esto se nos ha presentado en las últimas décadas como el modo correcto de re
orientar la educación, al menos la superior, en la Argentina. Ya que esto es así en
todos lados.
Lo que representa un engaño ya que solo es así en los EEUU y en otros países
que están teñidos del modelo. Pero existe otra tradición la llamada perspectiva
europea enraizada en las tradiciones clásicas de la universidad.
La Argentina estuvo históricamente vinculada a la perspectiva europea e
incluso llegó a plantear un modelo propio desarrollado en la gesta independentista del
continente. Que orientaba los estudios e investigaciones al desarrollo regional y
cultural de América del sur. Con un fuerte raigambre nacional

40
Por lo que considero debería salirse de la lógica de mercado, aquella que
describe la sociedad como 1° sector 2° sector 3° sector. Donde se estipula como
primer sector al mercado, etc. por constituir categorías liberales y mercantilistas y que
desde ellas solo puede pensarse procesos semejantes. Por perspectivas donde sea el
estado el primer sector y sea este quien procure la realización social.
Claro que esto es una discusión mucho más amplia que un nuevo plan de
estudio para la carrera. Pero que de todos modos debería ser el ponto de partida que
nos permita elaborar un plan de estudios a la altura de las naciones en lugar de los
mercados.
Es decir de lo general a lo particular y no en lo particular definir
inmanentemente su objeto y especificidad.

41
Pascual Caliccio, Responsable Nacional del Área de Comunicación de la
agrupación Barrios de Pie.
1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social:
¿Qué temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la
comunicación actual?.
No creo que haya un tema central o temas importantes que se estén
debatiendo masivamente, más bien veo “kioscos” académicos y políticos donde los
temas que se debaten tienen que ver más con a necesidad de conseguir una beca
o un trabajo para sobrevivir que en pensar un rumbo para la comunicación social.
El mercado por su parte sigue condicionando una buena parte de las agendas,
sobre todo en lo que se refiere a tecnologías. Creo esto produce dos extremos:
una variante hipercrítica pero alejada de la posibilidad de realizar cambios
concretos en la sociedad y otra totalmente adaptada al mercado que corre tras la
última moda y justifica cualquier política.
Cada debate se mueve en un circuito determinado y pocas veces entra en
contacto con otros. Recorriendo diversas Universidades del país se puede ver esta
fragmentación. ¿Nuestro futuro está en los weblogs?¿El tripleplay se va a dar de
hecho?¿lo importante son los públicos?¿Analizar la estructura de medios es
anacrónico?¿Técnicos, científicos , políticos, qué somos? ¿las TICs o las
políticas culturales?¿La comunicación comunitaria es comunicación de segunda?
¿Alternativos, alterativos, comunitarios?¿Medios públicos o gubernamentales?
Las carreras de Comunicación Social (pero no solo ellas) tienen que
repensar sobre todo el último término de su nomenclatura y definir los temas
centrales de sus debates, no pueden quedar aisladas de los procesos sociales y
políticos que se están dando en Latinoamérica sino que tienen que aportar todos
sus conocimientos a la construcción de proyectos nacionales y a soluciones
concretas para las grandes mayorías populares. Romper la burbuja no es sólo leer
autores marxistas o presentar una ponencia sobre los cartoneros con lo valioso
que esto puede ser, si eso queda aislado y no se articula con las demandas de la
sociedad civil, con las políticas y necesidades de las organizaciones sociales, con
una mayor participación en la elaboración de las políticas públicas solo nos va a
resolver un problema de conciencia pero no va a contribuir a cambiar la realidad y
de eso se van a ocupar los grandes medios y las multinacionales en favor de sus
intereses.

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La Ley de Radiodifusión, el proceso de digitalización, el fortalecimiento de
los médicos públicos y la integración Latinoamericana tienen que ser algunos de
los temas centrales de los próximos tiempos.

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la función


o el “deber ser” del Comunicador Social?.

Hay un viejo chiste que no deja de ser efectivo. El estudiante de Comunicación


Social se recibe y orgulloso va a mostrarle el título a la abuela quien le pregunta:
¿Comunicador social? ¿Y eso?¿De qué vas a trabajar? Y el recién graduado
resignado le responde: Periodista. Hoy el campo de la comunicación se ha expandido
y ha adquirido una gran cantidad de variables. Teniendo en cuenta la concentración
cada vez mayor de los medios es de pensar que los miles de estudiantes y egresados
de las carreras de comunicación y periodismo no van a trabajar de periodistas, por lo
menos en su versión tradicional. Lo que a mi entender no debe variar, sin importar el
camino que se elija, es el devolver a la sociedad lo aprendido en las aulas.

No es lo mismo fabricar chorizos que hacer noticias como si fueran chorizos, y


no por despreciar a quien hace chorizos sino para remarcar que escribir una nota en
un diario, hacer un móvil por la mañana, ser columnista de un programa de TV, tener
un blog, proponer políticas públicas en comunicación, optar por la comunicación
comunitaria, la docencia o la investigación, hacer el newsletter de una empresa o ser
el agente de prensa de un político tienen consecuencias sobre la vida de cientos de
personas y debemos día a día reflexionar sobre nuestras prácticas si no queremos
terminar siendo cómplices del mercado, los grandes grupos multimedia o de políticas
con las que no acordamos. Pensar que podemos ser objetivos es una utopía, siempre
hablamos y actuamos desde algún lugar, lo admitamos o no. Se puede ser de derecha
o de izquierda y hacer los chorizos de la misma manera. Comunicar no.

Bourdie explicaba muy bien como los periodistas internalizan frecuentemente


las políticas editoriales del medio donde trabajan sin que nadie los obligue y que se
autocensuren sin que nadie se los pida. Otros justifican en la necesidad laboral ser
voceros de acciones que no comparten. A todos nos gusta trabajar en lo que
estudiamos pero si el trabajo termina desvirtuando nuestro “deber ser” ¿Para que
seguimos trabajando de eso? No es una deshonra trabajar de cualquier otra, es mas,
puede resultar más sano.

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Por lo tanto, y aunque parezca un lugar común, el comunicador social tiene que
tener un fuerte compromiso social tanto cuando ejerce de periodista, como cuando
elije un tema de investigación, cuando elije el camino de la docencia, cuando hace una
publicidad o se dedica a la planificación, apuntando siempre a mejorar la calidad de
vida del pueblo que en definitiva es quien permite que estudie en la Universidad.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué problemáticas,


materias o áreas de investigación, usted considera, deberían introducirse o
tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios de la Carrera?.
Siempre he tenido como preocupación central en el plano de los planes de
estudio el problema de la educación, la comunicación comunitaria y las políticas
públicas, áreas que suelen quedar relegadas a una especie de género menor o a las
que se dedican quienes tienen más inquietudes sociales frente a lo que sería central
como por el ejemplo el trabajo en los grandes medios. También la incorporación del
trabajo comunicacional de las organizaciones sociales tanto en el currículo como en la
extensión.
Siempre es difícil tratar la reforma de un plan de estudios, muchas veces se
torna aburrido y para los estudiantes que recién ingresan casi incomprensible, pero sin
embargo hay que masificar estos debates, que se articulan con las dos preguntas
anteriores sobre los temas a debatir y el rol que tenemos que tener.
No conozco en profundidad el Plan de Estudio de La Plata, si el de la UBA,
pero cuando me a tocado dar charlas o participar en algún panel de debate en esta
casa de estudio es constante el pedido de los alumnos de que la carrera de tengan un
lugar más importante por ejemplo los debates sobre la alternatividad, que materias
como la de Jorge Huego tengan mayor relevancia. Una de las propuestas que he
escuchado y que me parece pertinente es la de crear una Orientación en
Comunicación Popular o Comunitaria donde se articulen estas inquietudes y que
otorguen a la participación y el compromiso social una categoría más importante, que
no quede solo como un “voluntariado” (que es importante) sino que sea también una
posibilidad de trabajo y desarrollo profesional en la vida del futuro egresado. Esto
debería ir acompañado de un reconocimiento por parte del Estado, las ONG y las
empresas de esta perspectiva a la hora de contratar comunicadores sociales.
Algunos estudiantes me han comentado que han estado viendo los programas
de la Orientación en Comunicación Comunitaria y Alternativa de la Universidad de
Salta, existe en la UBA la Orientación en Comunicación Comunitaria, también hay
algunas experiencias en otros países de Latinoamérica. Son experiencias que se
pueden tomar en cuenta para que no suceda eso que decía Walsh de que parece que

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siempre estamos empezando de nuevo, que no tenemos historia. Pero siempre
pensando alternativas propias, que tengan que ver con la indiosincracia platense, que
surjan del debate en los distintos claustros y de la discusión entre la facultad y la
sociedad, ya que la participación es la única garantía de que un plan de estudios sea
la expresión de las inquietudes de los miembros de la comunidad académica pero a la
vez esté a la altura de los nuevos vientos que soplan en nuestro continente.

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Graciela Fernández, Periodista, Presidenta de la ONG "Periodistas del Sur
Internacional"

1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué


temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación
actual?.
“Es demasiado grande dice el informe Mac Bride en los años ochenta, a pedido
de la OEA y la UNESCO; el numero de quienes, en puesto de poder y de influencia,
consideran que la información es una propiedad de la que pueden disponer libremente
y no un derecho, para todos los que la necesitan”. Debatir estas desigualdades y cómo
ejercer mecanismos de control social en el seno de la sociedad, es lo que se impone;
para no ser objeto de la manipulación, en los fríos escritorios de funcionarios, o
empresarios de los grandes medios, creo es el tema fundamental que se debe poner a
discutir, en los ámbitos de interés común, construyendo los mecanismos que
garanticen, el derecho a la información.
Sugiero entonces, a aquellos que son hoy protagonistas de antinomias; tanto
estudiantes, periodistas, comunicadores sociales comunitarios, así como aquellos
académicos que están opinando sobre el tema; que dada la complejidad creciente de
nuestras sociedades, en la que ya no basta con análisis parciales, se deberá tomar en
cuenta que: “no es la simple suma de los intereses particulares, sino que implica una
valoración hecha según una equilibrada jerarquía de valores y, en ultima instancia
según sus derechos dentro de la sociedad, lo que se impone”.

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la


función o el “deber ser” del Comunicador Social?.
La disyuntiva entre libertad de expresión y libertad de empresa, es lo que
subyace en el discurso de aquellos que dicen que el periodismo debe ser objetivo e
independiente.
Ahora bien, cuando se habla desde ámbitos universitarios de la comunicación
social; sean públicos o privados de estos temas, debe haber un mayor compromiso
con los códigos de ética en el ejercicio de la profesión.
“Lo que es claro, en todo caso, desde el punto de vista ético, es que la censura
y la autocensura son procederes negativos y que la autorregulación es legitima y
necesaria, en función del bien común”.
Por lo tanto es menester privilegiar por sobre los intereses particulares, al “bien
común”. Esa es la verdadera y equilibrada forma de funcionamiento social de la
“palabra publica”.

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El periodista, no debe ser un testigo pasivo de los hechos, al dar noticias, las
enmarca, las pone en un contexto para que se entiendan; estimula el pensamiento,
sugiere lo que hace falta decir; en una palabra debe ser un maestro democratizador.
Se trata entonces de que, en esta importante actividad pública hay una función
social, es decir un verdadero servicio público, que implica responsabilidades
profesionales ineludiblemente ligadas a la sociedad en su conjunto y no solamente a
las empresas de las industrias culturales privadas.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?.
Como dije anteriormente el rol del periodista está en la sociedad y es
eminentemente político por lo tanto, se debería considerar que no sólo, la formación
relacionada con el soporte tecnológico, es la que se debe priorizar en la formación
profesional, no somos profesionales de los medios; sino que nos valemos de ellos,
ahora bien el comunicados social inserto en la comunidad, debe tener una sólida
formación humanitaria, no humanística en términos formales, debe ser capaz de
diagnosticar y saber sentir con la gente, cual es la palabra, que debe ser transformada
en pública.
La formación en las universidades debería estar agiornada, de las prácticas
complementarias en el campo de trabajo y no sólo se debería pensar en un
comunicador social detrás de un soporte tecnológico del mensaje; sino en alguien que
inserto en un espacio concreto problematice con la gente, ponga a discutir los
problemas que la aquejan y se proponga dilucidar respetuosamente de la identidad
cultural de esa comunidad; acompañando los procesos de transformación.

47
Gabriel Fernández, Director La Señal Medios / Director Periodístico Revista
Question Latinoamérica / Realizador de espacios en radio y televisión. Trabajó, entre
otros medios, en los diarios La Voz y Sur, en la Agencia Latinoamericana de Noticias
Prensa Latina y fue director del diario de las Madres.

1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué temas


usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación actual?.

En términos generales, se está debatiendo, finalmente, el derecho de un


pueblo a convertirse en emisor.

A partir de ese gran debate, surgen instancias relacionadas: Ley de


Radiodifusión, Observatorio, Responsabilidad profesional, Formación profesional, Rol
del Estado y Participación Social.

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la


función o el “deber ser” del Comunicador Social?.

El periodista debe informar cotidianamente en base a las preguntas


habituales que se enseñan en los estudios prácticos: qué, cómo, porqué, quién,
cuándo, dónde, para qué.

El periodista debe analizar lo que ocurre posicionándose en un lugar


social y regional. El lugar del mirador es determinante.

El periodista debe formarse adecuadamente en cuatro aspectos básicos


para informar y analizar: historia, sociedad, cultura y su sección específica.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?.

El pensamiento nacional argentino y el pensamiento regional


latinoamericano. Ambos puntos deberían ser ejes de las carreras de Comunicación
Social.

48
Xiomara Gallardo, Área de Cultura de la Embajada de Venezuela en la
Argentina.

1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué


temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación
actual?.
Lamentablemente, creo que, precisamente existe una ausencia de debate en la
comunicación social actual. El dinamismo de los acontecimientos y la necesidad de la
inmediatez en una sociedad globalizada y acelerada, que empuja hacia la
homogenización del individuo, conspira deliberadamente o no, en contra de la
discusión y el análisis del desempeño en el área de la comunicación social

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la


función o el “deber ser” del Comunicador Social?.
El deber ser, tendría que ir adecuándose a la realidad, pero sin dunda
alguna, cualquier cosa que se haga dentro del campo no debe perder de vista la
responsabilidad social con primacía sobre el mito de la objetividad profesional (que
todos sabemos es una utopía en el día a día).
La comunicación social junto con las ciencias de la salud y de la
educación lleva sobre sus hombros el tipo de sociedad en la cual convivimos, por su
capacidad de difundir modelos, costumbres y valores o antivalores

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?.
En una opinión muy personal considero que hay que trabaja más en la
profundidad de la información, los valores de la noticia (aquellos de localidad,
extensividad, curiosidad, prominencia…) y finalmente el contraste de la fuente,
práctica tan escasa en estos días. En segundo término es necesario arraigar en los
comunicadores la ética profesional como el juramento hipocrático de los médicos.

49
Jorge Huergo, docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social
de la UNLP.

1- Diagnóstico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué temas


usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación actual?.
Las discusiones y debates del campo de la Comunicación tenemos que
situarlos en dos coordenadas: una histórica y la otra, geopolítica. No es posible situar
esos debates en abstracto sin las precisiones necesarias, antes que nada las referidas
a las coordenadas históricas y geopolítica.
A juzgar por los Congresos y Encuentros de diversa índole en gran parte de
América Latina, los debates circulan alrededor de temas con un fuerte acento
instrumental y funcionalista. El sentido político y utópico fundacional de este campo en
América Latina, ha dejado de ser el que impregna los debates, para dejar lugar a
discusiones o intercambios referidos a dos cuestiones: la articulación del campo de
Comunicación con el mercado (en especial el de los medios de comunicación y las
nuevas tecnologías de la información) y a la articulación de la formación con el mundo
laboral de los comunicadores (principalmente en el “tercer sector” y en los grandes
medios o empresas mediáticas de diferente orden).
Por otro lado, se observan discusiones y debates sobre tópicos relativamente
novedosos algunos (interculturalidad, oralidades secundarias, nuevas narrativas,
subjetividades, identidades, sexualidades, la ciudad, culturas juveniles, educación,
etc.) pero a través de microestudios culturales que no logran incidir en la construcción
de políticas públicas culturales o de comunicación. Los debates adolecen de una
ausencia de fuerza política, en cuanto no alcanzan a tener la suficiente incidencia en
los debates de Estado sobre las culturas y las comunicaciones.
A pesar de persistentes esfuerzos por debatir la llamada comunicación
alternativa, popular, comunitaria, ciudadana, etc., y por situar estas prácticas y
experiencias en una dimensión política contrahegemónica, de la mano del crecimiento
de los movimientos y organizaciones sociales, no existe un lugar definido en los
debates del campo sobre estas cuestiones, ubicándose éstas en una zona marginal.
Esto a pesar del crecimiento inusitado y la riqueza y complejidad evidente del campo
de la comunicación popular, ciudadana o comunitaria en la actualidad.
En el caso de los temas que trabajo (comunicación/educación) en gran medida
los debates circulan alrededor de la incorporación de medios y tecnologías en las
escuelas y en las competencias y habilidades “pedagógicas” de sus usos. Es escasa y
también marginal la consideración tanto de la comunicación/educación popular

50
(también en tiempos de expansión, reinvención y redefinición) como de los “estudios
culturales de comunicación/educación”.
Por último, mi sensación es que, al menos en Congresos, Encuentros, Revistas
especializadas, no hay “debate” sino más bien sumatoria de percepciones, ensayos,
opiniones y, a veces, investigaciones de tipo particular. El sentido de “pertenencia” al
campo está más condicionado o impulsado por los requerimientos de certificaciones
para la carrera académica, que por el reconocimiento mutuo y el debate activo de
ideas, prácticas, formas de investigar o sentido político de la producción de
conocimientos.

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la


función o el “deber ser” del Comunicador Social?.
En estos tiempos, la Comunicación Social, en cuanto campo académico, debe
contribuir a pensar el país y la región, desde un punto de vista político-cultural. Sobre
todo, habida cuenta de la prolongada situación de crisis de contratos sociales, de
imaginarios de movilidad social, de instituciones formadoras de sujetos, de
instituciones de representación política, etc. Esto es, habida cuenta de, a la par del
crecimiento del ecosistema comunicacional, el decrecimiento político de la
comunicación como trasfondo de la reconstrucción del lazo sociocultural y político.
En este sentido, a mi juicio, tanto en el perfil periodístico como en otros perfiles
de Comunicador Social, la formación debe estar animada por un horizonte político
cultural, no rígido, pero dinámicamente discutido y construido, en las coordenadas
históricas y geopolíticas en que nos toca vivir. Es decir, tomar efectiva distancia de los
perfiles centrados en competencias para el “mercado laboral”, las demandas del
mercado mediático y cultural o de las ONG’s, el desarrollo tecnocrático, etc.
En esas coordenadas, la Comunicación Social se debate entre una celebración
de las identidades e identificaciones en nuestras sociedades en crisis orgánica, y una
necesaria aportación a la construcción de una identidad “nacional” o latinoamericana
(plagada de diferencias) que permita reconstruir el lazo sociocultural y político, sobre la
base del sentido de pertenencia y del reconocimiento mutuo. Esta dimensión
sociopolítica de los “estudios culturales” tiene que ser un propósito formativo central.
Para ello, la institución académica tiene que redoblar sus esfuerzos para
articular teoría y práctica en la formación de los Comunicadores Sociales. Más aún,
tiene que desarrollar políticas formativas sistemáticas de diálogo con espacios,
movimientos, organizaciones e instituciones sociales y mediáticas, “con” las cuales
llevar adelante más espacios de prácticas de terreno de los estudiantes.

51
Un ámbito central en este sentido, es el de la comunicación popular (u otros
aditamentos) y el de los espacios sociales, culturales, políticos, artísticos, educativos,
que trabajan con sectores populares para incrementar y socializar la producción de
sentidos en nuestra sociedad. Sin dejar de lado, por supuesto, el paso en las prácticas
formativas por los grandes medios, pero desde una plataforma formativa que privilegie
un horizonte político transformador, crítico y creativo.
Por lo demás, soy partidario de continuar “hablando” la Comunicación desde
las Ciencias Sociales. Para lo cual es necesario tomar distancia de las narrativas de
las “Ciencias de la Comunicación” y retomar y recrear la tradición del pensamiento
latinoamericano, forjado en esa zona donde se articulan los estudios socioculturales,
las ciencias sociales, la literatura, el arte, los proyectos políticos, etc.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?.
Más que pensar en “materias” (lo que a veces nos lleva a pugnas por nuestra
“reubicación” antes que a discusiones sobre el sentido de la formación de las y los
Comunicadores Sociales), creo que la formación debe privilegiar una serie de
articulaciones:
 La articulación de la reflexión del país y la región, no desde la mera
opinión, sino a partir de estudios socioculturales sistemáticos y de las ciencias sociales
y semiológicas, con una fuerte formación práctica, técnica, colectiva y creativa en los
“quehaceres” específicos del Comunicador Social (aunque no sólo los dominantes,
sino también los emergentes y transformadores de la sociedad y la profesión). Y esto
en ámbitos de práctica de terreno que permitan hacer “experiencia social”, lo que
permite reelaborar el sentido político de la Comunicación Social y de la profesión de
Comunicadores Sociales.

 La articulación entre los ámbitos de la formación académica: la


enseñanza, la producción puesta en círculos académicos (Congresos, Encuentros,
etc.) la “extensión” y la investigación. Para ello, sigo pensando que la iniciativa debe
provenir no tanto de los escritorios de la Academia, sino del diálogo Universidad-
sociedad (de la cual la Universidad es parte) que debe ser alentado en las prácticas
pedagógicas.

52
 La articulación creciente en la formación entre los estudiantes, los
docentes y los investigadores, con el fin de experimentar las trayectorias de formación
como un puente de diálogo intercultural (intergeneracional) y como un ámbito de
producción de modelos de comprensión. Esto enriquece la extensión y complejidad
necesaria en la interpretación del mundo y la sociedad en que vivimos, donde se
producen procesos comunicacionales, y también amplía los campos de la acción.

 La mayor articulación en la formación entre lo que “se lee” (la serie de


bibliografía, materiales audiovisuales, informaciones, etc.) y lo que “se escribe” (la
producción creativa de los estudiantes y docentes). En esa mediación es posible
alentar modelos de comprensión y transformación crítica, a la vez que se hace visible
el esfuerzo por formar un profesional que, a su vez, enriquezca su formación subjetiva.

53
Lic. José Eduardo Jorge, docente del Seminario Comunicación y Cultura
Política, Facultad de Periodismo y Comunicación social de la UNLP.-

1. Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué temas usted


considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación actual?
En el conjunto de líneas de trabajo e investigación que caracterizan el campo
de la comunicación actual, una de las problemáticas centrales, que sintetiza las
preocupaciones de una parte importante de los debates, es la creciente tensión entre
el ideal encarnado por la comunicación, que consiste en compartir ideas y valores –y,
por lo tanto, en contribuir a la comprensión entre las personas, grupos y culturas-, y la
realidad de un mundo donde el diálogo y la deliberación sufren bajo el peso de la
comunicación instrumental, la concentración de los medios y la fragmentación de la
sociedad.
Esta tensión entre el ideal normativo de la comunicación y su realidad
descriptiva –señalada, entre otros, por Wolton (1)- tiene paralelismos con la distancia,
hoy día reconocible, entre la democracia “como debería ser” y la democracia “como
es”.
En el último cuarto del siglo XX, el mundo –en particular, América Latina-
experimentó un resurgimiento democrático cuya expansión y duración no tiene
precedentes (2). El potencial transformador de estas experiencias no puede ser
ignorado; sin embargo, la mayoría de las democracias, nuevas o maduras, muestran
signos de malestar: crisis de representación política, desconfianza en las instituciones,
debilitamiento de la conciencia de ciudadanía, ampliación de la brecha entre ricos y
pobres. La democracia actual tiende a “degradarse”, al decir de Touraine (3), en
mercado político; los Estados Nacionales pierden autonomía frente a las fuerzas de la
globalización; el sentido de pertenencia a la sociedad cede ante el individualismo, el
consumismo, las identidades de grupo o la exclusión social. Nuestra democracia real
de principios de siglo dista mucho, en consecuencia, de las aspiraciones que le dieron
origen, expresadas en los ideales de la libertad, la igualdad y la solidaridad.
Los problemas de la democracia, hemos señalado, no son ajenos a los
problemas de la comunicación. La comunicación, entendida como proceso social y
como modelo cultural, es condición de la democracia. Si la democracia es, de un modo
esencial, “una cultura basada en el reconocimiento del otro” (4) –alguien diferente de
nosotros, con quien nos liga no sólo una relación de tolerancia mutua, sino además la
voluntad compartida de construir un proyecto común-, este ideal democrático requiere,
como condición necesaria, del intercambio y la comprensión; en otras palabras, del
ideal de la comunicación.

54
Quizás donde mejor se alcanzan estos dos ideales –así como el del
autogobierno- es en el ámbito de las pequeñas asociaciones voluntarias. A estas
microdemocracias, caracterizadas por la comunicación personal y las relaciones
horizontales entre los ciudadanos, se las reconoce hoy como la infraestructura que
sustenta la democracia mayor. Esta es la concepción en la base del movimiento que,
frente a la tendencia a la desafección política y a la identidad en grupos cerrados,
destaca el rol de la sociedad civil, el “capital social” o la “cultura cívica”, en el
funcionamiento de la democracia.
Aunque apoyada de este modo en la participación y la comunicación directas,
en la compleja sociedad moderna la democracia necesita también de la representación
política y de la comunicación a través de los medios. ¿Cómo garantizar, en estas
condiciones, una comunicación genuina entre dirigentes y ciudadanos, y una
deliberación pública en la que participe la mayor diversidad de individuos y grupos
sociales?
La enorme penetración de la televisión ofrece a los políticos la posibilidad de
llegar a grandes públicos sin la mediación de los partidos -debilitados, como otras
instituciones, por la pérdida de credibilidad-. Esto ha llevado a la “personalización” de
la política –donde suelen importar más las cualidades del candidato y su habilidad
frente a las cámaras, que las ideas que defiende- y al uso táctico de las encuestas. La
retórica y la coyuntura dominan, en muchos casos, frente a la comunicación y la visión
estratégica. Por otro lado, mientras la multiplicación de los canales de comunicación,
debida al desarrollo tecnológico, amplía la diversidad de los contenidos y el acceso de
individuos y grupos, la concentración de las empresas de medios tiende a reducirlos.
Así como el mercado político no asegura la calidad de la democracia, tampoco el
mercado de la información garantiza la calidad de la comunicación.
A las concepciones elitistas de la democracia, que buscan limitar la
participación de los ciudadanos, “poco y mal informados”, al día de los comicios, es
posible oponer los estudios que, basados en los datos recopilados en los últimos 50
años por la investigación social, demuestran las facultades del público para el análisis
crítico y la deliberación (6). La conclusión de esos estudios es que el público,
considerado como un todo, tiene capacidad para gobernar. Hay, empero, una
condición: que el sistema de información funcione razonablemente bien. Esto supone
un nivel adecuado de transparencia, tanto de los medios como del sistema político. La
concentración de los medios, la presión de los intereses para influir sobre su agenda,
igual que el secreto y el engaño como prácticas políticas, distorsionan el proceso de
deliberación y aumentan la probabilidad de adoptar políticas equivocadas.

55
2. Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la función o el
“deber ser” del Comunicador Social?
Algunos de los desafíos indicados son particularmente críticos para el
comunicador social que se desempeña en el ámbito latinoamericano. Las recurrentes
crisis económicas, los altos niveles de pobreza y exclusión, la debilidad del Estado, la
falta de regulaciones efectivas en muchas áreas del mercado, el clientelismo, la
corrupción y la desconfianza en las instituciones y los dirigentes, adquieren un carácter
agudo en las nuevas democracias de la región.
Más allá de esta multiplicidad de problemas, quizás la principal barrera para
que los países latinoamericanos avancen hacia una democracia de mayor calidad,
superando el nivel puramente electoral, reside en la profunda inequidad social. La
Argentina, en este aspecto como en los otros, no es la excepción. América Latina es,
según todos los estudios, la región más desigual del mundo (7). Las condiciones de
pobreza extrema, la enorme brecha entre los que más y menos tienen, limitan el
ejercicio pleno de los derechos formales de millones de personas. El reparto desigual
de la riqueza se traduce, pues, en la inequidad en la distribución de los derechos, es
decir, de los mismos bienes políticos que debe proveer la democracia. La desigualdad
reduce asimismo los niveles de confianza social (8). La desconfianza, a su vez, afecta
la comunicación y la posibilidad de alcanzar consensos.
A pesar de estos obstáculos, las democracias latinoamericanas han creado
condiciones para que los grupos menos favorecidos de la región desarrollen acciones
para lograr la vigencia de sus derechos y mejorar sus condiciones de vida. Después
de décadas de inestabilidad, la democracia ha alcanzado legitimidad como sistema de
gobierno entre la mayoría de los latinoamericanos (9).
En este contexto, el comunicador social es uno de los actores fundamentales
en el proceso de consolidación democrática en América Latina. Una de sus tareas
consiste en incorporar a la agenda de debate los temas centrales que es necesario
abordar en la construcción de una democracia plena. Corrientes como el periodismo
social o el periodismo cívico son expresión de este cometido. El periodismo de
investigación ha sido clave, frente a la debilidad del poder judicial, en el control de la
corrupción política. La debilidad del Estado, con su incapacidad para implementar
políticas públicas efectivas, asegurar la vigencia del estado de derecho y regular los
mercados, entre otros aspectos deficitarios, es otra cuestión que debe ubicarse en el
centro de la agenda, tras largos años de haber sido eclipsada por un paradigma
fiscalista que promovía el achicamiento del gasto y la administración estatal.

56
El comunicador -tanto el que trabaja en los medios, como el que se desempeña
en el Estado, el tercer sector u otras organizaciones- afronta también el desafío de
mejorar la calidad de nuestra democracia promoviendo, a través de sus proyectos y
políticas de comunicación, instituciones políticas más abiertas a la comunidad y, al
mismo tiempo, ciudadanos más comprometidos y dispuestos a participar activamente
en la vida política y cívica. Este objetivo supone el desarrollo de un paradigma en el
que la comunicación no busca sólo un público “bien informado” para la toma de
decisiones, sino que promueve la participación, la deliberación y la construcción de
ciudadanía como bienes valiosos en sí mismos.

3. Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué problemáticas,


materias o áreas de investigación, usted considera, deberían introducirse o
tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios de la Carrera?
Sobre la base de estas consideraciones, hemos propuesto incorporar al Plan
de Estudios una nueva Orientación sobre Comunicación y Política.
El proyecto presentado oportunamente incorpora, junto a las temáticas clásicas
-como son los géneros periodísticos de información y opinión política, los estudios de
opinión pública y el análisis del sistema político argentino-, el conjunto de nuevas
tendencias que emergen del pensamiento y la práctica política y comunicacional
contemporáneas, como la construcción de ciudadanía, la cultura política y el capital
social.
El egresado de la nueva Orientación estará capacitado para investigar,
analizar, diagnosticar, diseñar, formular, ejecutar y evaluar productos, procesos,
planes, programas y proyectos de comunicación social, en los diferentes espacios y
procesos políticos de la sociedad. Este perfil profesional incluye la intervención en
procesos de comunicación política vinculados con políticas públicas estatales de nivel
nacional, provincial y municipal; organizaciones no gubernamentales o sin fines de
lucro; medios de comunicación y nuevas tecnologías de la información y la
comunicación.
La Orientación Comunicación y Política amplía y profundiza la formación del
comunicador en ámbitos que, como ha demostrado en los últimos años el ejercicio
profesional, se encuentran entre las áreas más importantes de inserción laboral para
los egresados. Además del periodismo político, un número cada vez mayor de
graduados desarrolla funciones en organismos gubernamentales, partidos políticos y
organizaciones civiles, interviniendo, con diversos niveles de responsabilidad, en el
diseño e implementación de procesos de comunicación política.

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El diseño de la Orientación combina materias existentes en el actual Plan de
Estudios con asignaturas nuevas. Entre estas últimas, hemos propuesto: “Taller de
Periodismo Político”; “Comunicación, Cultura Política y Participación Ciudadana”;
“Taller de Planificación de la Comunicación Política”; “Sistema Político Argentino”;
“Sociología Política”; “Comunicación y Movimientos Sociales en América Latina”;
“Taller de Análisis del Discurso Político” y “Seminario de Políticas Públicas”, entre
otras.
La Orientación Comunicación y Política procura abordar, en consecuencia, los
saberes teóricos e instrumentales que proporcionen al alumno la formación necesaria
para planificar más eficazmente la comunicación en diversos contextos sociopolíticos,
pero sin descuidar el campo de actuación que pone un énfasis mayor en la práctica
periodística.

Notas
(1) Ver Wolton, Dominique: Pensar la comunicación, Prometeo, Buenos Aires, 2007,
en especial pp. 21-74 y pp. 151-197.
(2) El número de democracias pasó de 39 en 1974 –año que, con el fin de la dictadura
salazarista en Portugal, se considera el inicio de la ola democratizadora- a 117 a
comienzos del siglo XXI.
(3) Touraine, Alain: ¿Qué es la democracia?, Fondo de Cultura Económica, Buenos
Aires, 1998.
(4) Touraine, op. Cit., p. 201 y siguientes.
(5) Entre los pensadores clásicos, fue Alexis de Tocqueville quien destacó
especialmente el valor de las asociaciones voluntarias.
(6) Ver Page, Benjamin I. y Robert Y. Shapiro: The Rational Public, The University of
Chicago Press, Chicago, 1992. La capacidad del pueblo ya había sido advertida por
Maquiavelo, que en los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio subraya que
“la multitud es más sabia y más constante que un príncipe”.
(7) La medida más utilizada de distribución del ingreso es el coeficiente de Gini, que
varía entre 0 (perfecta igualdad en la distribución de la riqueza) y 1 (perfecta
desigualdad). Según estudios internacionales, en América Latina, el promedio del
coeficiente de Gini para las décadas de los 70, 80 y 90 es de 0,51, frente a 0,41 de
Asia y 0,33 de los países industrializados. El valor del coeficiente de Gini en Argentina
a comienzos del siglo XXI era de aproximadamente 0,50.
(8) Comparando entre países, diversos estudios encuentran una fuerte correlación
inversa entre el valor del coeficiente de Gini y el porcentaje de la población que dice
confiar “en la mayoría de las personas”. Cuanto más elevado es el coeficiente de Gini

58
–es decir, cuanto mayor es la desigualdad-, menor es el porcentaje de personas que
confían en los demás.
(9) Según el Estudio Latinobarómetro 2007, el 72% de los latinoamericanos se
manifestó de acuerdo con la frase: “La democracia puede tener problemas, pero es el
mejor sistema de gobierno”. En nuestro país la cifra ascendió al 83%.

59
Juan Magariños, docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social
de la UNLP.
1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué
temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación
actual?.
La velocidad del cambio social y cultural, sin figuras, temas, o realizaciones con
carácter permanente. Poder anticipar cómo va a cambiar determinada línea
comunicativa, por ejemplo en publicidad, o en el discurso político o institucional, a
partir del estudio de lo que se está realizando efectivamente en un momento
determinado y que ya no sirve para el siguiente, pero que contiene la posibilidad y sus
límites para producir ese siguiente momento. Más que temas nuevos, se trata de la
actitud o concepción con la que se trasmite la enseñanza en el aula y en este sentido
sería conveniente que toda materia se enfocase para reflexionar sobre las nuevas y
diferentes circunstancias comunicacionales en las que tendrá que dar respuesta a las
necesidades del investigador y del profesional de la comunicación.

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la


función o el “deber ser” del Comunicador Social?.
Creo que tiene que ser un experto en analizar, proponer y producir
comunicaciones efectivas en función del cambio. Comunicarse con eficacia es decirle
a alguien qué ocurre hoy que le va a interesar mañana.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?.
Hablo desde la perspectiva de mi materia: “Semiótica”, sin interferir en la
importancia y consistencia de otras materias.
En principio, no considero conveniente que la cursen alumnos recién ingresados.
Es necesario conocer de qué se trata el trabajo de investigación en comunicación,
para comprender hacia dónde apunta la semiótica y para qué sirve.
En especial, creo necesario que hayan cursado Lingüística, ya que la semiótica la
incluye como una de sus partes y se diferencia ampliando su objeto de estudio, que
sigue siendo el discurso verbal, a otras propuestas comunicativas como las imágenes
visuales y los comportamientos sociales.
También tiene que conocer los fundamentos de la Teoría de la Comunicación para

60
entender qué función explicativa y proyectiva le aporta la semiótica en relación con la
crítica y la producción de nuevos comportamientos comunicativos.
El tema de la semiótica es complejo. Un cuatrimestre es poco tiempo para abarcar
todos los aspectos en los que la semiótica puede ayudar al desempeño tanto
conceptual como empírico del comunicador. Mi sugerencia sería articularla en 2 cursos
cuatrimestrales. El primero dedicado a la Semiótica General y el segundo a las
Semióticas Particulares, con particular desarrollo de la Semiótica simbólica (el
lenguaje verbal y, en especial, las variantes y la respectiva eficacia de las diversas
características del lenguaje informático) y de las Semiótica Icónicas (por ejemplo, el
tratamiento de las imágenes visuales en Internet y sus interpretaciones posibles desde
las comunidades virtuales receptoras), dejando también un espacio para la Semiótica
Indicial (los rituales sociales, su eficacia ética y política y su transformación; también la
comunicación popular en espectáculos, graffitis y, en general, lo que se denomina
“Universidad de la Calle”).
Desde otro punto de vista, también podría dividirse, siempre pensando en 2 cursos
cuatrimestrales, en 1º Teoría Semiótica y 2º Semiótica Aplicada.
Pero de algún modo lo que considero imprescindible es que los alumnos sepan
para qué sirve lo que están estudiando y que se oriente la formación que se propone
desde la Cátedra de Semiótica hacia la explicación, el análisis y la producción de
comunicaciones en un universo rápidamente cambiante, con estructura informática y
morfología de hipermedios y con aplicación de los avances en la identificación de
procesos cognitivos involucrados.

61
Verónica Piovani, docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación
Social de la UNLP.

1- Diagnóstico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué temas


usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación actual?.

Algunas cuestiones actuales del campo de la comunicación


Múltiples, divergentes, tensas, pero sobre todo desafiantes son las miradas que
el campo de la comunicación presenta en este apenas transitado nuevo milenio.
Sin duda, unas pocas líneas o páginas resultan insuficientes para abordar la
complejidad del campo en su integralidad. Lejos de pretender realizar un análisis
pormenorizado del mismo, sí podemos atrevernos a plantear al menos algunas
cuestiones, contradicciones y desafíos que desde la perspectiva de la comunicación
se presentan en la actualidad.
Uno de los escenarios a tener en cuenta es el planteado en la Cumbre Mundial
de la Sociedad de la Información (Ginebra 2003, Túnez 2005). En este sentido, la
Declaración de Principios de Ginebra concibe a la comunicación en estos términos:
“La comunicación es un proceso social fundamental, una necesidad humana básica y
el fundamento de toda organización social. Constituye el eje central de la Sociedad de
la Información. Todas las personas, en todas partes, deben tener la oportunidad de
participar, y nadie debería quedar excluido de los beneficios que ofrece la Sociedad de
la Información”.
Sin embargo, el rotundo abismo de la proclama con la realidad, pone de
manifiesto precisamente la actuación concreta sobre el campo de la comunicación. Y
las miradas divergentes no dejan de ponerse en juego incluso en la discusión misma
de la pretendida Sociedad de la Información. De hecho, los documentos resultantes de
tal encuentro internacional que ha sentado las bases de los planes nacionales de
“conectividad” no han dejado de poner el énfasis en los aspectos tecnológicos, o
meramente “instrumentales”, soslayando la visión de fondo.
Manuel Castells, en un artículo recientemente publicado bajo el título
“Globalización e Identidad” sostiene: “La comunicación es global fundamentalmente.
Global en los controles financieros y tecnológicos de la comunicación. Siete grandes
grupos de comunicación controlan la producción del 50% del material audiovisual o de
las noticias que se difunden. Eso no significa que toda la cultura de esos medios de
comunicación esté globalizada. No, lo que ocurre es a la vez un proceso de
globalización del negocio y de la gestión de la información, pero especificada,

62
localizada en cada cultura. Por poner un ejemplo, Murdoch produce culebrones
americanos según los modelos clásicos americanos, pero Sky Channel en Inglaterra
se adapta a la tradición inglesa. Sky Channel en India produce en hindú en el norte de
India y en tamil en Madrás y con personajes locales; y Sky Channel en el sur de China
produce en cantonés y con historias locales. En cambio, en Pekín y en el norte de
China lo hace en mandarín y con historias distintas. Es decir, la fórmula, el negocio, la
estrategia es de comunicación global; la relación es obviamente con las culturas
específicas, con las identidades, porque si no nadie vendería, nadie difundiría su
información. Este proceso de globalización se ha desarrollado en un conjunto de
instituciones internacionales que representan un papel cada vez más importante en la
gestión de los problemas”.
En este marco, esta cuestión resulta esencial: las discusiones internacionales
en torno a la comunicación y a la información inciden directamente sobre el
interrogante básico del rol del Estado y sus políticas de comunicación.
Encontramos posturas que sostienen la democratización del espacio
comunicativo gracias a la existencia de las nuevas tecnologías e Internet y pregonan
programas de reducción de la brecha digital, omitiendo cuestionarse sobre los
contenidos y los “propietarios” de la información, mientras, al mismo tiempo hay
quienes siguen reclamando por la existencia del pluralismo y la pluralidad de voces, el
efectivo ejercicio del derecho a la comunicación y el entendimiento conceptual de la
comunicación, el desarrollo y la pobreza.
Los medios de información, siguen presentándose como “medios de
comunicación” pero sabemos que el campo de la comunicación se encontraría (y se
encuentra) reducido, limitado, alterado y manipulado si se los considera únicos actores
de un vastísimo campo conformado no sólo por saberes y teorías, sino también por
políticas que tallan directamente sobre las acciones y las prácticas.
Comunicación y políticas, comunicación y cultura, comunicación y desarrollo,
comunicación y economía, comunicación y derecho, comunicación y medios,
comunicación y educación, comunicación y ambiente, comunicación e investigación,
no son de ningún modo “cruces” o “contribuciones mutuas” de campos distintos, ni
pueden ser vistas bajo miradas meramente instrumentales, sino que conforman una
concepción integral e integradora que constituyen una trama única. En el
reconocimiento de esta mirada compleja radica la posibilidad de pensar el orden social
de una forma no atomizada ni fragmentada, típica de las concepciones liberales, sino
centrar la discusión en otro orden epistemológico.

63
2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la
función o el “deber ser” del Comunicador Social?.

La mirada del Comunicador Social


Durante las últimas décadas el campo de la comunicación debió abrirse paso
entre disciplinas con fuerte tradición. Esto alentó debates en la búsqueda de un
reconocimiento y legitimidad del saber del comunicador y de la especificidad de su
aporte, que en muchos casos fogonearon hasta enfrentamientos. Hoy, ya en una
etapa de consolidación, el diálogo con otras áreas del conocimiento resulta mucho
más fructífero. Esto ha potenciado un enorme desarrollo del campo de la
comunicación, ya no restringido a los medios, sino abierto a otros ámbitos, donde el
reconocimiento del valor de sus saberes se traduce en la amplia convocatoria de estos
profesionales.
Sin embargo, durante los años 90, nuevas y viejas tensiones se reeditaron.
Crecieron muchas ofertas de carreras vinculadas a la comunicación,
fundamentalmente en el ámbito privado, pero también en el estatal, asociadas a una
formación para el mercado y el puesto de trabajo, en los multimedios que estaban en
pleno auge. Esto alimentó un imaginario de larga existencia bajo nuevas formas de
oposiciones entre saber técnico y saber intelectual, entre pragmatismo de mercado y
formación para la academia, empíricos y teóricos, y otro tipo de representaciones que
se plasmaron en un conjunto diverso de discursos.
Hoy, frente a este escenario que en sus trazados profundos no ha sido
modificado, si queremos pensar las políticas de comunicación, el Estado, la formación
de comunicadores de una manera diferente, sigue siendo esencial, en la contradictoria
“Sociedad de la Información”, restituir la pregunta por el sentido y el para qué de la
comunicación. Esto no es otra cosa que reponer el debate político acerca de la
comunicación en el marco de la discusión sobre el modelo de desarrollo. Por eso, en
esta perspectiva, se abren distintas dimensiones que no pueden excluirse del “deber
ser” del comunicador, y que en su significado más profundo implican reivindicarlo
como intelectual, en el sentido de Antonio Gramsci. Desde su perspectiva, el
intelectual es pensado como sujeto, como protagonista en la disputa política y en la
lucha por el sentido que da forma a distintos proyectos políticos.
Es desde esta lógica que no podemos soslayar, como “deber ser” del
comunicador, la dimensión político-cultural, la dimensión ético-política y la dimensión
técnica o instrumental, todas imposibles de escindir, y sólo separables en virtud de un
análisis.

64
Durante los 90, y es importante recordarlo, no pocos intentaron sostener y
reponer estos interrogantes. Pero también es cierto que el impulso a una formación
tecnocrática, desprendida de toda reflexión política e histórica, aparecía como el
desideratum de varios ámbitos académicos, muchos de los cuales eran extensiones
de empresas de comunicación. Por ello, el perfil (como dictado de requisitos
premoldeados), el rol (como definición de atributos anteriores a la experiencia
histórica) y las “competencias”, resultaban palabras clave en esos discursos.
Pensar en la formación del comunicador nos confronta a mirar el horizonte de
formación como construcción histórica posible, en el contexto del escenario mediático
y social en sentido amplio, no como compendio de requisitos. Y nos lleva a discutir el
sentido político cultural de la comunicación, si busca insertarse críticamente y ser
motor de la transformación social, tejiendo relaciones con otros actores sociales.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?.
Una propuesta curricular en el sentido expuesto debería recoger y resignificar
matrices de pensamiento, tradiciones comunicacionales, saberes, experiencias de
nuestro país y América Latina, con un sentido popular, crítico y liberador. Pero
debemos tener presente que un Currículum no es meramente un “Plan de Estudios”,
no es la mecánica expresión de él. Siguiendo a Alicia de Alba el currículum es “la
síntesis de elementos culturales (conocimientos, valores, costumbres, creencias,
hábitos) que conforman una propuesta político-educativa pensada e impulsada por
diversos grupos y sectores sociales cuyos intereses son diversos y contradictorios,
aunque algunos tiendan a ser dominantes o hegemónicos, y otros tiendan a oponerse
y resistirse a tal dominación o hegemonía. Síntesis a la cual se arriba a través de
diversos mecanismos de negociación e imposición social. Propuesta conformada por
aspectos estructurales- formales y procesuales-prácticos que interactúan en el devenir
de los currícula en las instituciones sociales educativas. Devenir curricular cuyo
carácter es profundamente histórico y no mecánico y lineal. Estructura y devenir que
conforman y expresan a través de distintos niveles de significación” (De Alba, 1995).

Tal como sucede con otras prácticas culturales, las relaciones de poder son
inseparables de las prácticas de significación que forman el currículum. Por ello, los
aspectos estructurales que se expresan en la “Caja Curricular” se imbrican con la
dinámica real que adquieren en la vida cotidiana institucional. Estos aspectos forman

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parte del complejo consenso que requiere construir un Currículum, que siempre será
una propuesta abierta y, en algún punto, inconclusa, atendiendo, en la síntesis
transitoria que se alcance, la expresión de aquellos campos de conocimiento que
contribuyan al sentido que hemos planteado.

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Guillermo Quinteros, docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación
Social de la UNLP.

1- Diagnóstico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué


temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación
actual?.
Debo dejar sentado que estas respuestas no provienen de un experto
en Comunicación, razón por la cual no estoy al tanto de los últimos debates
académicos que puedan desarrollarse en torno a, por ejemplo, las cuestiones
epistémicas del campo. En cambio, puedo ofrecer una respuesta producto de la
observación y participación en las discusiones que se dan en el ámbito de la Facultad
y, además, sobre los debates públicos en torno al amplio y complejo campo de la
comunicación. De la observación anterior emerge que existen dos grandes espacios
de discusión, en donde se trata una serie de temas vinculados a una disciplina
relativamente nueva y con escasa tradición académica. Por esto último quiero decir
simplemente que no se trata de poner en discusión una disciplina científica, como por
ejemplo la Historia o, saliendo del campo de las Ciencias Sociales, la Física. Importa
señalar dicha cuestión, ya que es muy probable que, por ser una disciplina
relativamente nueva, los esfuerzos que vienen realizando las aún pocas Facultades de
Comunicación en la Argentina para solidificar el campo, no logren con ello acallar las
voces inexpertas que opinan, proponen y disputan proyectos sin ningún tipo de pudor.
Pudorosamente entonces, señalo que en el espacio de la Facultad
emerge un debate –a mi juicio muy saludable- sobre un amplio abanico temático, en
parte como producto de lo afirmado anteriormente. Es notable el hecho de que entre
los más jóvenes, egresados y alumnos avanzados de la carrera, surge como uno de
los temas prioritarios el hecho de que la formación que brinda la Facultad no es la
adecuada, en tanto que ofrece escasas herramientas para la crítica. Sin afirmar ni
contradecir dicha afirmación, creo que cabe preguntarse cómo se llega a la crítica
completa de un trayecto formativo universitario si él mismo no ha brindado las
herramientas que lo posibiliten.
Dicha pregunta me permite plantear los temas involucrados en los
debates, por aquello de la crítica completa. Es así que preocupa el rol del comunicador
social, el tipo y los modelos del comunicador, los medios y los fines de la
comunicación, tanto como el soporte utilizado y el objetivo que persigue el sujeto
comunicador. Al mismo tiempo, esos tópicos se tensan aún más cuando se imbrican
las cuestiones referidas a la formación profesional, a saber: contenidos
eminentemente técnico-periodísticos versus contenidos científicos. Para completar el

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abanico, también se discute la cantidad de años que implica el estudio de las
licenciaturas y la elaboración de la tesis de grado. He puesto en tiempo presente la
enumeración de las problemáticas porque ellas continúan debatiéndose a pesar de
que, en su momento, pareció haberse llegado a un consenso sobre la reformulación
del plan de estudios.
Me parece muy oportuno referirme brevemente al otro debate, al que se
está dando actualmente también fuera de la Universidad. En el momento de escribir
estas líneas, se habla de la creación de un Observatorio de Medios, sobre el cual por
el momento tengo escasa información. Pero, independientemente de tal iniciativa, el
campo de la comunicación importa y siempre ha importado a los gobiernos, a los
sectores políticos, económicos, culturales y sociales. En este sentido es dable advertir
que en determinados momentos de la historia emerge, con más fuerza que en otros, el
debate sobre el rol de los periodistas, los intereses que persiguen los medios de
difusión masiva como empresas lucrativas y, últimamente con mayor notoriedad, se
habla de la responsabilidad social del periodismo en general. Desde luego que todo se
complica en la medida en que se discute el tema de la libertad de prensa, el papel del
COMFER, el de una nueva Ley sobre comunicación, el manejo de la publicidad, el
control de los poderes públicos sobre los medios que aún conserva bajo su órbita, etc.
Para sintetizar, desde mi punto de vista se está discutiendo una política de estado
general en materia de comunicación, que no debe confundirse con un plan coyuntural
de tal o cual gobierno.
De manera tal que percibo dos ámbitos de discusión dentro de los
cuales se debaten cuestiones similares. Sin embargo, las conclusiones de unos y otros
no parecen siempre yuxtapuestas. Señalo esta cuestión porque no es conveniente que
la Universidad olvide o no tenga presente lo que sobre el propio campo de la
comunicación se debate fuera de ella.

2- “Deber ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es, en su opinión,


la función o el “deber ser” del Comunicador Social?.
El interrogante me presenta varias dificultades, por el mismo hecho de que
no soy un experto. En un nivel más bien elemental (o menos complejo), pienso tanto
en sujetos como en empresas que comunican hechos, discursos, planes,
controversias, datos estadísticos, interpretaciones propias y ajenas, banalidades o
cuestiones profundas, etc. Pienso en sujetos que planifican, asesoran, investigan en el
campo. Luego, el qué y el para qué, el cómo, el cuándo, el dónde comunicar forman
parte de una discusión en la que no están ajenas las pasiones y las ideas tanto de los
individuos como de los diversos colectivos políticos, sociales y culturales, y también,

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las cuestiones técnicas y los nuevos desarrollos comunicacionales. A mi criterio, la
función o el deber ser del comunicador es el punto que causa mayor controversia en
los dos ámbitos de discusión citados anteriormente. Pero soy enemigo de establecer
una definición al respecto; en cambio, creo que deberían explorarse las diferentes
aristas de esta problemática compleja que necesita un espacio que escapa a los
límites impuestos en esta propuesta. Por esta razón, voy a limitarme a señalar que la
cuestión del deber ser atañe específicamente a la ética del comunicador, sea éste una
persona física o una empresa editorial. Pienso que éste es un tema relevante y
siempre vigente en lo profundo de la cuestión, al mismo tiempo que observo su
ausencia en los debates. En última instancia, sea cual fuere la tarea que desarrolle un
comunicador social en cualquiera de los ámbitos de su incumbencia, es preciso que
contemos con su responsabilidad y honestidad intelectual puestas al servicio de su
tarea. Porque sin la vigencia de estos principios, cualquier trayecto universitario puede
considerarse un fracaso.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación usted considera deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?
Nuevamente, ofrecer una respuesta a tal interrogante me resulta sumamente
complejo. El ámbito de competencia del comunicador es muy amplio, como así
también lo son las inquietudes e intereses tanto de quienes cursan la Licenciatura en
Comunicación, como de quienes formamos el cuerpo docente. El solo pensar en
atender a semejante amplitud en una carrera de grado resulta una quimera, como así
también la voluntad de lograr un consenso unívoco y unánime. No obstante, considero
que se hizo un gran esfuerzo en este sentido en la reformulación del plan de estudios
pasada -quedando como expresión de ello- el establecimiento de varias orientaciones
a partir de un ciclo común de formación. Apelo al documento sobre el nuevo plan de
estudios con el propósito de sintetizar, no porque considere que es el mejor -¿quién
sería capaz de aseverarlo?-. Sin embargo, considero que dicho documento intentaba
compensar las materias referidas a los aspectos técnicos con aquellas que abordaban
contenidos científicos; que partía de reconocer la importancia de algunas materias que
eran de cursada cuatrimestral al transformarlas en cursada anual, y de optativas a
obligatorias. Era el caso de las asignaturas propias del campo (las referidas a las
teorías y a las prácticas de la comunicación) y de otras que se consideraron
imprescindibles para la formación de los egresados (tales como historia, sociología,
economía, etc).

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Dado que no podríamos planificar una formación en términos absolutos, no
creo que se trate de agregar o quitar materias, sino en trabajar mancomunadamente al
interior de cualquier plan, para solidificar las cátedras –en donde existe la libertad-,
revisar sus contenidos, capacitar a su personal, vincular intelectualmente a los
profesionales que participan, evaluar la implementación de tal o cual orientación,
reflexionar sobre los temas puestos en debate vinculándolos a los principios que he
señalado, etc. El trabajo consciente, meditado y responsable sobre un plan académico
es el mejor ejemplo que se puede brindar a quienes hacemos a la institución y la mejor
defensa a futuro de los profesionales de la comunicación frente a, por ejemplo, los
embates de los poderes públicos.

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Marcela Reposi, Periodista, Responsable del área de Comunicación de la
Agrupación 22 de Noviembre

1- Diagnóstico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué


temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación
actual?.
Desde mi parecer considero que los temas actuales de la Comunicación Social
pasan por la importancia del periodismo digital y las nuevas tecnologías de la
información y la Comunicación.
En Argentina en particular y debido a los recientes conflictos con el campo se
ha puesto sobre el tapete la necesidad de impulsar una nueva Ley de Radiodifusión y
además la propuesta que salió desde la Facultad de Sociales de la Universidad de
Buenos Aires para poner en funcionamiento nuevamente el observatorio de Medios de
Comunicación creado en el 2006 con la finalidad de evitar la discriminación.
Otro tema muy importante en el campo actual de la comunicación es la
globalización de la información a través de las cadenas televisivas de llegada casi
mundial como la CNN y también mediante el auge de Internet. Es muy importante
mencionar, como tema importante para la comunicación de Latinoamérica, la iniciativa
de la cadena Telesur impulsada por el gobierno de Venezuela que apunta a ser una
alternativa de comunicación muy bien diferenciada de la CNN y con más
características en común a la cadena Al Jazzira.

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la


función o el “deber ser” del Comunicador Social?.
El Comunicador Social debe ser un servidor de su país, que sepa encausarse
y militar las grandes causas de la Nación y atento a discernir los intereses
empresariales y particulares. El Comunicador debe evitar ser manipulado por los
intereses empresarios tanto nacionales como internacionales que pudieran influir en su
labor de informar. El Comunicador Social debe tener plena conciencia de lo que dice,
hace o escribe y cómo repercute o puede repercutir en la sociedad.
El Comunicador debe estar inmerso de sentido común y responsabilidad social.
Sólo el sentido común y su compromiso bregarán por evitar el sensacionalismo y le
permitirán emitir juicios objetivos sobre los hechos que acontecen y que luego deben
informar o analizar.

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Es importante además que el Comunicador tenga una visión integral de la
realidad de su país y la del mundo y que esté en permanente formación para darle
valor agregado al trabajo que realiza.
El comunicador también debe ser un emprendedor capaz de crear su propio
medio de comunicación o dirigir algún emprendimiento mayor. Debe estar preparado
además para llevar a cabo procesos de comunicación internos que tiendan a mejorar
la calidad del trabajo en el ambiente que se desenvuelve.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?.
A mi entender las materias que deberían tener mayor importancia en un plan
de estudios para Comunicación Social son:
Formación del pensamiento nacional
Historia Argentina (realizando un verdadero revisionismo histórico y conociendo
en su totalidad todo lo que ocurrió en nuestro país)
Historia de los medios de Comunicación y análisis de las leyes de radiodifusión
argentinas
Historia Latinoamericana antigua y contemporánea, con el mismo criterio que
Historia Argentina
Literatura latinoamericana
Taller de radio
Taller de TV
Taller de escritura y redacción periodística
Taller de medios gráficos y periodismo digital
Taller de creatividad y diseño
Taller de emprendimientos mediáticos
Bases de administración en medios
Comunicación Visual
Introducción a las nuevas tecnologías
Lógica y Semiótica
Análisis del discurso (centrado especialmente en el discurso político) y
focalizando el análisis en las características cualitativas y contextuales y no puramente
las lingüísticas
Ética y responsabilidad pública y social del comunicador
Idiomas

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Florencia Saintout, docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación
Social de la UNLP, Directora de la Editorial de la UNLP.

1- Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social: ¿Qué


temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación
actual?.
Si es que para la década del setenta se puede hablar de campo de la
comunicación, diríamos que la discusión en esos años fue en torno al poder. En los
ochenta, luego de la derrota de la política, se habló de cultura, de resistencia, o incluso
de recepción, que no es lo mismo. Los noventa fueron para la comunicación años de
tecnologías, mercado e ingenierías al servicio del positivismo neoliberal. Por supuesto
que hubo grandes excepciones, pero esa fue la tónica dominante: globalización,
conexión, hibridez, fueron todos conceptos infaltables en cualquier plan de estudios.
¿Qué pasa hoy? ¿Qué debates se están dando en el campo de la
comunicación: que objetos, temas, proyectos políticos lo está atravesando?
Tal vez una de las marcas constitutivas del debate en el campo de la
comunicación actual sea la ausencia de debate mismo. Es casi un lugar común la
observación de cómo participan de una misma mesa académicos con aparentes
posturas no sólo distintas, sino incluso opuestas, y no se produce ningún tipo de
discusión o de reflexión: termina uno, y el otro vuelve a comenzar como si nada allí
hubiera sido dicho. De la misma forma, son pocas las publicaciones que dan cuenta de
una lectura crítica de algunas de las que hoy parecieran ser las verdades
inconmovibles de la época. En el mejor de los casos, ante posturas que claramente
podrían entrar en conflicto, de lo que se trata es de “respetar” la diferencia,
entendiéndola a partir de una extraña idea de consenso, donde la diferencia para
existir debe ser aniquilada: el consenso, en estos años, goza de muy buena prensa.
Entonces en lugar de debates, circulan temas, objetos ¡currículums! Y no
circulan de cualquier forma: fragmentariamente, a través de recorridos delineados por
las lógicas de los mercados (mercados editoriales, industrias culturales), donde el
riesgo y la apuesta a la transformación sólo se justifican en torno a la reproducción de
capital.
Qué temas? Las políticas de medios, la comunicación de la memoria, las
prácticas periodísticas, la vida cotidiana, otra vez las culturas populares, la sociedad
de la información, las tecnologías infocomunicacionales, la comunicación multicultural:
diversidad, multiculturalismo, etcéteras miles. Todo. Y nada como debate crítico que

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pueda aportar a la construcción de otra comunicación para una sociedad mejor que la
actual.
Estos temas además circulan de manera inercial por unas carreras a las que
les cuesta dejar de mirase el ombligo para posicionarse social y políticamente.
Finalmente, tal vez quepa la reflexión en torno a la imposibilidad de pensar el
campo de la comunicación por fuera del campo cultural en su conjunto y de una
sociedad que no ha logrado reconstruirse luego de profundas derrotas lo cual no lo
inocenta pero permite comprender más complejamente esta realidad y desde allí
ensayar respuestas.

2- Deber “ser” de la Comunicación Social: ¿Cuál es en su opinión la


función o el “deber ser” del Comunicador Social?.
Toda la vida he tenido problemas con el deber ser. Entonces: no se que
debería ser el comunicador, no se de su deber ser. Sí en cambio puedo pensar lo que
hoy es necesario y que me gustaría que comprometa la formación de un comunicador
social en una región profundamente desigual e injusta, en un contexto de hiper
concentración de las industrias culturales (y no sólo de las industrias culturales), en
unos tiempos donde la intolerancia es la marca de la socialidad. Puedo imaginar (o
pensar, o desear) otra comunicación distinta a la hegemónica en un contexto histórico
de posibilismo extremo producto de las tantas derrotas y de más de treinta años de
políticas neoliberales. Y en este sentido, puedo pensar qué lugar le caben a las
universidades públicas, a las carreras de comunicación para aportar con la formación
de sus graduados.
Hoy hay una especie de mirada trágica, de destino imposible de torcer ante la
realidad de las industrias culturales. Lo que se enseña y se aprende son los modos de
describir esa realidad, no los modos de transformarla. Un ejemplo de esto son la
mayoría de los trabajos realizados en la actualidad desde la economía política de la
comunicación (por supuesto con honrosas excepciones, como está de más que lo
diga): extensas investigaciones atentas a la descripción detallada y puntillosa de las
formas de concentración de las industrias culturales pero que aparecen absolutamente
despegadas de los procesos políticos y sociales, y peor, separadas de los procesos de
impugnación que llevan adelante diferentes actores sociales. Como también se podría
decir de los llamados estudios de la recepción o el consumo, que en los ochenta se
regocijaron con las capacidades de los públicos para resemantizar los mensajes
hegemónicos en la vida cotidiana, y ahora descubren los límites. Pero nunca las
carreras que sostienen estos estudios fueron capaces de plantear nexos ya sea con el

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estado o con los movimientos sociales que los transformen en insumo para la
resistencia o el diseño de políticas alternativas o contrahegemónicas de comunicación.
La verdad, no se lo que debería ser la función del comunicador social. Sí quiero
imaginar que la universidad pública debería tener una preocupación y un compromiso
claro para transformar la realidad comumunicacional actual que es básicamente
excluyente (y ya sabemos que lo que precariamente llamo aquí realidad
comunicacional es inseparable de “otras “realidades”: económica, social, política,
cultural).
Por supuesto que para esto hay que pensar también en qué se debe enseñar,
cómo es posible estructurar un plan de estudios, de contenidos, de modos de trabajo.
En este sentido creo que es importante que de alguna manera se reponga la
idea de verdad, banalizada y hundida en las últimas décadas de la mano del liberal
relato del simulacro. Que se problematice la idea de una verdad no universal, no
opresiva, menos blanca y masculina. Que no pueda pensarse de una vez y para
siempre, desde un sólo lugar, que se sepa construida pero no sólo por el lenguaje
(siempre de unos pocos, además) sino por el peso de lo que estuvo silenciado, de lo
que debe estar.

3- Articulación de los puntos 1 y 2 en el Plan de Estudios: ¿Qué


problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían
introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios
de la Carrera?.
Creo que es necesario que los comunicadores, que los periodistas, que los
comunicólogos o como quieran llamar a los miles de perfiles existentes (la palabra
perfil es de las que más ha circulado en nuestras carreras, mucho más que en
cualquier otra) deben ser formados a partir de la necesidad de la participación activa
en la creación de unas verdades distintas a la idea de que ha muerto la verdad y en
todo caso la única que queda es la de la mercancía. Pero para esto, se hace
indispensable una apuesta a la crítica, a las capacidades de lecturas complejas y
“torcidas”, a contrapelo, de lo existente. Una apuesta a la creatividad y la violencia del
pensamiento. No se trata ahora de saber qué pasa, no alcanza tampoco con
comprender qué pasa: es necesario intervenir en lo que pasa.
Finalmente, para pensar la formación del comunicador social, hay que inscribir
ésta dentro de proyectos inclusivos y plurales de nuevos modos de construir la nación:
desplazarse de la pregunta por la función de un comunicador para preguntarse por el
lugar de la comunicación dentro de un proyecto de transformación. Es posible que así
podamos salirnos de una formación inercial ligada a la consagración de lo existente.

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