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Algunos detalles que todos deben conocer sobre lo que hay detrás del

programa cómico de canal 7.

Por Humor Al Perú


A pesar de que al asumir el cargo de presidente del directorio de IRTP,
Ricardo Ghibellini aseguró que la pantalla de canal 7 estaría dedicada
básicamente a la cultura y la información, uno de los primeros
programas que han salido al aire durante su gestión (muy pocos, a decir
verdad) es Por humor al Perú, que de cultural no tiene absolutamente
nada.

Con Manolo Rojas y Alfredo Benavides como figuras principales, Por


humor al Perú es un espacio de dos horas que va los domingos a partir
de las 8 de la noche, justo en el horario tradicional de los programas
periodísticos, lo que resulta un tanto curioso, por decir lo menos, pues
daría la impresión de que el objetivo es distraer al público con
chistecitos baratos (ya que el programa en sí es bastante malo), para
que no esté pendiente de lo que sucede en el país.

Se dice también que el sketch en el cada semana tratan de difamar a


Gastón Acurio, pintándolo como un pituquito que solo cocina con
productos carísimos e importados (cuando es él quien ha promovido el
consumo de la anchoveta y el perico, entre otros), no es otra cosa que
una campaña diseñada específicamente para destruir su imagen por el
temor que le tienen como posible candidato a la Presidencia del Perú.

¿Exceso de suspicacia? Veamos: Por humor al Perú no es un programa


producido por canal 7 sino por Triax, una productora independiente de
propiedad de Carlos Leaño (primera irregularidad, pues que se sepa no
se realizó ninguna licitación como corresponde a cualquier empresa del
Estado).

Pero ¿quién es Carlos Leaño? Solo hay que hacer un poquito de


memoria. Se trata de un personaje muy especial, ligado primero a
Montesinos y luego a Ollanta Humala. En su condición de camarógrafo
grabó ceremonias en las que aparece el ‘Doc’ con su cúpula militar,
trabajó para el coronel Huamán Azcurra, brazo derecho de Montesinos y
en el 2006 fue pieza importante en el equipo de propaganda de Humala
(Caretas 1925).

Suponemos que Ghibellini, siempre tan bien informado, está al tanto de


los antecedentes de este personaje. Lo que no entendemos es cómo así
decidió trabajar con él y quién lo convenció de poner un programa
cómico que además de algunos sketchs manipuladores como el que
hemos mencionado, solo ofrece copias de secuencias de todos los
demás programas de humor que hay en los otros canales. Y, en todo
caso, ¿qué fue de los espacios culturales que había prometido y con los
que buscaba parecerse a la BBC de Londres? ¿Es solo cuestión de
costos?

(Escribe: Patricia Salinas)

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