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Derecho
Apenas han pasado unas horas desde que se hizo publico el Motu Proprio de
Benedicto XVI “Omnium in mentem” y ya se ha orquestado la ceremonia mediática
de la confusión, favorecida por determinadas instancias que se precian de
transmitir información religiosa y que no tienen reparo en abrir con los siguientes
titulares tendenciosos: «El Papa impone las mismas reglas para todos los
matrimonios. El matrimonio entre bautizado y no bautizado es inválido. Lo dice el
Vaticano, que introduce modificaciones en el Derecho Canónico». Se da así la falsa
impresión de que se han producido cambios sustanciales que afectan a la
naturaleza del matrimonio. Nada más lejos de la realidad.
Lo que se ha suprimido no tiene nada que ver con este tema sino con un inciso —
añadido precisamente en el Código de 1983 en relación con la práctica anterior—
que afectaba únicamente a quienes se hayan apartado de la fe católica mediante un
acto formal. Ahora se elimina la distinción entre éstos últimos y los bautizados y
ambos quedan sujetos a las leyes eclesiásticas relativas a la forma canónica del
matrimonio (cfr. can. 1117), a la dispensa del impedimento de disparidad de culto
(cfr. can. 1086) y a la licencia requerida para los matrimonios mixtos (cfr. can.
1124).