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El octavo hábito
De la efectividad a la grandeza
por Stephen R. Covey
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El octavo hábito 2
2. Cuerpo: PQ es la inteligencia corporal: este tipo de inteli- Conciencia: la pequeña voz interior que discrimina lo que es
gencia es normalmente descartado, pues no tiene relación correcto de lo que no.
con la conciencia. No es necesario pensar para respirar o
para que nuestro corazón lata. Sin embargo, esta inteligencia Definición de liderazgo
responde constantemente al ambiente para mantenernos salu-
dables, libres de infecciones, etc. El liderazgo es la habilidad de propiciar que los demás entien-
dan su propio valor y potencial, y que sean capaces de vivir en
3. Corazón: EQ es la inteligencia emocional: para poder co- concordancia con ellos. La visión laboral de la Era Industrial
municarnos bien con los demás, es preciso que seamos dili- fracasó porque no cultivó la confianza, puso al jefe en el centro
gentes, sensibles y empáticos. Una persona con un EQ alto de toda actividad, restó poder a toda la gente y desalineó los
sabe qué decir y cuándo decirlo; cómo sentirse y cómo intereses individuales y los de la organización. Una alternativa
expresar dichos sentimientos. Según ciertos estudios, el EQ es poner en práctica el octavo hábito y los siete que lo prece-
es un factor que influye más en nuestro éxito que el IQ. den. Comience por desarrollar sus cuatro inteligencias, identi-
4. Espíritu o Alma: SQ es la inteligencia espiritual: esta es ficar su propia voz y expresarse a través de ella.
la inteligencia más importante, pues dirige las actividades de
las otras tres. Nuestro interés por darle sentido a las cosas y Para ser un líder, pruébese a usted mismo que usted es confia-
por fijarnos objetivos desarrolla nuestro SQ. ble. La mayoría de los líderes deben su fracaso a una pobre
personalidad. Los líderes deben demostrarle a los demás su
La mayor expresión compromiso con ciertos valores: mantener las promesas, ser
honesto, íntegro, etc.
Para encontrar nuestra voz, es preciso entrar en contacto con
los cuatro elementos que forman a una persona: mente, cuerpo, Aprendiendo a estimular
corazón y espíritu.
¿Por qué debemos estimular a los demás para que encuentren
Normalmente, las personas exitosas logran elevar cada una de su propia voz? Consideremos las alternativas. Es posible
dichas inteligencias a su mayor expresión: mantener un férreo control sobre los demás, pero eso no suele
1. Mente = Visión: cuando la mente está completamente de- ser muy fructífero. Por el contrario, podemos darles responsa-
sarrollada, logramos visión, es decir, la habilidad de identifi- bilidades a los demás, y permitirles hacer lo que quieran. Pero
car el mayor potencial de cada persona, de las instituciones y eso tampoco es muy prudente.
de las empresas. La gente que no ejercita la capacidad men- La solución es dar a los demás una “autonomía dirigida”, es
tal de crear, o que la desaconseja, carece de visión. Son decir, trabajar con los demás para establecer sus objetivos y,
incapaces de ver las maravillosas posibilidades que se abren luego, darles la autonomía necesaria para lograrlos.
en circunstancias adversas. Cuando alguien carece de visión,
termina haciendo el papel de víctima. Un acuerdo ganar-ganar no es un contrato legal ni una des-
cripción de cargo. Es un contrato psicológico y social escrito
2. Cuerpo = Disciplina: para poder convertir la visión en en el corazón y la mente de la gente. Este tipo de acuerdos
realidad, es preciso ser disciplinado. La disciplina es el hijo propicia que los colegas se comprometan con los más altos
de la visión y el compromiso. Es preciso tener ambos. objetivos de la compañía.
3. Corazón = Pasión: quienes desarrollan un corazón sabio
sienten la ardorosa pasión de la convicción, la llama que sos- Inspirar a los demás
tiene la disciplina necesaria para alcanzar la visión. La pa-
sión fluye desde el encuentro y uso de nuestra voz hasta el Para que una organización haga algo equivalente a expresar la
logro de grandes cosas. voz, sus líderes deben cumplir cuatro roles fundamentales:
4. Espíritu = Conciencia: desarrollar nuestra identidad men- 1. Dar el ejemplo: dé el ejemplo con sus acciones, no des-
tal nos permitirá elegir el camino adecuado. pierte falsas expectativas. Escuche a los demás y compórtese
de un modo irreprochable.
A medida que conozca, respete y equilibre estas manifestacio-
nes de si mismo, se crea una sinergia entre ellas. Entonces uno 2. Encontrar el camino: propicie un sentido de dirección y
comienza a comprender qué somos capaces de lograr, y eso orden en la organización.
nos energiza. 3. Alinear: ayude a su organización a ser coherente con el
espíritu de confianza y estímulo.
La voz humana es única y significante, ya que se encuentra en
la intersección de sus únicos: 4. Estimular: acepte y acoja los cuatro elementos constitu-
yentes de la naturaleza de una persona: corazón, mente,
Talentos: sus fortalezas y habilidades naturales. cuerpo y espíritu. Confíe en que los demás serán capaces de
Pasiones: aquello que le emociona y entusiasma. hacer elecciones por sí mismos.
Necesidades Para ayudar a la organización a encontrar su propia voz y
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El octavo hábito 3
alcanzar la grandeza, estos roles deben ser orientados a: 3. Falta de acción: los objetivos deben traducirse en hechos.
Para los trabajadores de la Era de las Comunicaciones, esto
Proveer enfoque: incluye los roles de “dar el ejemplo” y
se logra no tanto cumpliendo con la descripción del cargo,
“encontrar el camino”. Para lograrlo:
sino alineando objetivos e incentivos con el fin de obtener
Expanda su radio de influencia. los resultados esperados.
Sea digno de confianza. 4. Falta de libertad: en la Era Industrial se pensaba que la
Construya relaciones fuertes y confiables. gente era un gasto y las herramientas una inversión. Una
mejor idea es establecer una tabla en la que sean comparados
Desarrolle alternativas que combinen las voces de todos. objetivos con las capacidades individuales de cada trabaja-
Construya una visión común. dor. Esto permitirá que los ellos entiendan la estructura de la
Ejecutar mejor: incluye los roles de “alinear” y “estimular”. compañía y cómo serán logrados los objetivos.
Para lograrlo debe: 5. Falta de sinergia: para lograr sinergia, los gerentes deben
entender la “tercera alternativa”: cuando hay dos ideas o
Alinear los objetivos y los sistemas. posiciones en conflicto, los gerentes pueden llegar (escu-
Darle poder a los demás. chando y pensando creativamente) a una tercera posibilidad
que sea aceptable para ambas partes.
Tendiendo puentes
6. Falta de controles mutuos: es preciso que haya un control
Es preciso superar seis brechas para que el estímulo sea algo mutuo y una comparación abierta del progreso alcanzado.
más que palabras:
Ayudar a los demás
1. Falta de claridad: el viejo paradigma de la Era Industrial
suponía que cuando se anunciaba un programa a la fuerza El mejor modo de utilizar los ocho hábitos es ayudar a los
laboral, esta debía entenderlo y acatarlo sin más. La Misión demás. La razón última por la que establecemos organizacio-
de la compañía era el resultado de la iniciativa de los exper- nes es para ayudar a los demás. La noción de brindar servicio
tos. Fijar la misión y visión era meramente un asunto de más allá de uno mismo, nos da la autoridad moral necesaria
relaciones públicas. Los trabajadores debían esperar siempre para ser un gran líder.
a ver qué pasaba. Pero en la Era de las Comunicaciones, es El problema no es: “¿Qué hay para mí?”; sino: “¿Qué hay en
preciso que los trabajadores tengan iniciativa y se involucren mí que pueda brindar a los demás?” Tras emprender el viaje de
en el negocio. encontrar nuestra propia voz, debemos también ayudar a los
2. Falta de compromiso: en vez de “venderle” nuevas ideas a demás a encontrar su propia voz.
la fuerza de trabajo, el octavo hábito respeta a las personas
como un todo. Las organizaciones que han asumido el para- Cada persona tiene un valor intrínseco. Una organización no
digma de la Era de las Comunicaciones toman en cuenta el tiene límites cuando el liderazgo deja de ser un cargo y se
bienestar de la mente, el cuerpo, el corazón y el espíritu. convierte en una opción. Escoger ayudar a los demás se vuelve
así en el hábito más ilustrado de todos.
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