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Encuentro con Catherine Chabert

La primera semana de marzo, los días 3 y 4 en el Montevideo World Trade Center,


tendremos la oportunidad de dialogar con la Prof. Catherine Chabert,
psicoanalista, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica de Francia (AFP),
profesora de Psicología Clínica y de Psicopatología en la Universidad Paris
Descartes (París - V), miembro del Laboratorio de Psicología Clínica y de
Psicopatología hasta octubre 2004, ejerció como Psicoterapeuta en el Institut
Mutualista Montsouris (Hospital Internacional de la Universidad de París),
Servicio de Psiquiatría del Adolescente y del Adulto Joven (dirigida por el
Profesor Philippe Jeammet).

Tiene numerosas responsabilidades editoriales: Directora de la colección


"Psicopatología y psicoanálisis" en la Editorial Dunod; Co-directora con Jean
Claude Rolland de la revista Libres Cahiers pour la psychanalyse; Miembro del
Comité de lectura de: Adolescence; La psychiatrie de l'enfant; Psychologie
clinique et projective; The International Journal of Psychoanalysis.

Su visita, contará con dos Jornadas de intercambio sobre temas en los que ha
profundizado. Es autora de numerosos artículos publicados en revistas y en libros
como, Acerca de Didier Anzieu, al que le dedicó una entrevista biográfica.
Junto con otros autores, reunidos en un Coloquio durante una semana, poetas,
novelistas, y psicoanalistas discutieron sobre el Psicoanálisis y literatura en
torno a J.B. Pontalis, a quien se le dedicaba ese encuentro. Luego se publicó un
libro con todos los aportes allí reunidos. Se ocuparon de pensar si imágenes y
palabras o sueño y lenguaje se oponen o son complementarios, llegando a
conclusiones como que lejos de ser antagonistas se reencuentran en ese tiempo y
lugar de los "reinos intermediarios" los de la literatura, del psicoanálisis y el
sueño.
También se ocupó de los estados límites, a los que hizo la precisión de nominarlos
de funcionamiento límite, ya que estado supone situaciones más estáticas,
eventualmente puntuales. Dichos funcionamientos acompañan una gran complejidad,
tanto desde el plano clínico, que revela una vasta diversidad de manifestaciones
caracterizadas por su heterogeneidad, y en el plano metapsicológico en la medida
que su funcionamiento despierta cuestiones centrales en tomo a la percepción y la
projección, en la dialéctica entre el adentro y el afuera, así como a propósito de
la intrincación y la articulación entre lo arcaico, no asimilable sólo a las
producciones psicóticas, y lo sexual edípico. Prefiere situar estos
funcionamientos límites en un lugar no intermedio, no en términos de ni psicótico
ni neurótico. Dado que, sostiene, en el seno de sus modalidades de funcionamiento
psíquico se despliega un enorme abanico. La lectura de muchos de sus trabajos nos
permite seguir los caminos, que Chabert, con movimientos comunes y múltiples,
atraviesan toda práctica psicoanalítica.
Apoyada en temas de fondo que constituyen líneas de fuerza, pone el acento en la
importancia de la metapsicología freudiana, para acercarse a la problemática de
los límites, el entre-dos, el masoquismo, la pasividad, el dolor, y el lugar del
padre.

Nombro algunos de sus otros temas, por ej. Sobre los afectos, ¿El complejo de
Edipo existe aún?, y una larga lista que completa su Currículo.
Uno de sus últimos libros se titula: Melancólico femenino.
No dudamos que seguramente despertará el interés de todos aquellos dedicados al
trabajo teórico y clínico sobre Adolescencia, pues estas Jornadas estarán
dedicadas a Pensar la Adolescencia Hoy, continuación de las que se realizaron en
septiembre 2004.

Inspirada en la obra de D.Winnicott, el libro "El olvido del padre" editado por
Petit Bibliotheque de Psychanalyse, bajo la dirección de Jacques André y Catherine
Chabert, en su capítulo: "La vía del padre: una segunda posibilidad", ella
desarrolla y cito: "Retornar hacia el padre: esta proposición que habría podido
parecer de un clasicismo psicoanalítico evidente, en una época casi lejana, hoy
toma el aspecto de una provocación, aunque quien podría sinceramente pretender que
el olvido del padre nos ha ganado, por el sólo hecho de que la inclinación hacia
la madre ocupa el avant-scene (proscenio?)" Precisa que formas psicopatológicas
diferentes o diferentemente aprehendidas, plantean la necesidad de la creación o
construcción de referencias metapsicológicas más ajustadas que los conceptos
freudianos pertinentes.

Sin negar la parte fundamental acordada a la madre y lo maternal ligada al medio


ambiente, como posibilidad de unidad del self en el seno del funcionamiento
psíquico, tal como la describe Winnicott y por lo tanto en la cura, sostiene un
encuentro con la idea de una sexualidad "freudiana" presente desde el comienzo
hasta el fin de la vida. Si bien vuelve a la oposición generalmente avanzada entre
el punto de vista de Freud (del lado del padre) y la de Winnicott (del lado de la
madre) como del papel estructurante del complejo de Edipo y el temor al
desmoronamiento, se inquieta por la "desaparición" del padre en el horizonte
analítico. Los dos puntos de vista se distinguen pero también se vuelven
complementarios. La falla del ambiente maternal puede repetirse acerca del padre.

La referencia al padre y la madre en sus múltiples configuraciones, susceptibles


de tomarse como imágenes, como figuras, como parejas de escenarios plurales de
fantasmas originarios, piensa, es absolutamente indispensable de conservar.
La problemática de la pérdida de objeto a la que todo sujeto, en el curso de su
vida, está confrontado, problemática ligada a la ausencia y la pérdida del objeto,
y por lo tanto a la permanencia de las representaciones de esos objetos en el
interior de la psiquis.
Partiendo de la confrontación a la pérdida, ineludible en el análisis: tanto se
trate del desamparo, de la angustia de la pérdida de amor de parte del objeto,
tanto se trate de la angustia de castración, de la pérdida de objeto o de la
pérdida narcisista, se pueden evocar dos destinos, posibles y no exclusivos: el
trabajo de duelo normal y el tratamiento melancólico, particularmente movilizado
por las identificaciones narcisistas.
Chabert vuelve repetidamente sobre el tema de la melancolía, sosteniendo que el
movimiento melancólico ataca al objeto, marcado por el ejercicio del sadismo, para
que luego retorne al Yo. Con esta doble estrategia permite negar la extrema
dependencia, dependencia primordial al otro. El riesgo podría ser amenazante si
contratransferencialmente encierra al analista, al analista en identificación a la
madre omnipresente, una madre que no deja lugar a otro: ni al padre, ni al sujeto
en sí mismo. La exclusión de toda representación que elimine aquello que suponga
el reconocimiento de la diferencia de sexos, puede suponer la no investidura del
"padre libidinal".
En tales situaciones el llamado al padre parece indispensable.
Concluye proponiendo que los momentos melancólicos son susceptibles de aparecer en
la cura de neuróticos más clásicas, desalojando de alguna manera las
configuraciones edípicas que especifican la diferencia de sexos y de generaciones,
como también en curas menos clásicas donde el lugar del padre, su función
diferenciadora, de tercerizador, de llamado al desplazamiento que él es
susceptible de ofrecer, constituye una segunda chance para el paciente, para el
analista y para el análisis.

Esta ha sido una síntesis del capítulo al que me referí más arriba, cuya lectura
no sólo me pareció enriquecedora para la clínica con adolescentes sino para
replantearse la importancia de la pérdida y el trabajo de duelo, el masoquismo y
la melancolía en general.

Psic. Irene Maggi


Conferencia preparatoria
viernes 18 de diciembre, 2009
Ateneo de la Clínica de Psiquiatría Pediátrica, CHPR
Comisión organizadora del Encuentro de Marzo 2010
APPIA

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