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Cándido Grzybowski
http://www.scribd.com/doc/24507455/Libro-La-Democracia-en-America-Latina
e. Esto nos remite a los otros sujetos constitutivos de las sociedades civiles. Aquí
se destacan las organizaciones y el movimiento sindical.
Estamos ante una historia rica y compleja, aunque con grandes diferencias entre
un país y otro. Los sindicatos ocupan posiciones centrales en los procesos de
democratización, además de haber sido las principales víctimas de la ola de
dictaduras anteriores. Son, más que otras formas de organización y movimientos
de la sociedad civil, verdaderos semilleros de partidos políticos y, por eso mismo,
están mucho más intrínsecamente vinculados con la institucionalidad del poder en
las distintas sociedades. El hecho de haber adquirido, mucho antes que otros
sujetos, la identidad social e incluso legal propia –casi siglos antes de la aparición
del concepto de sociedad civil o por lo menos de su uso político más amplio–
convierte al movimiento sindical en la cuna de la sociedad civil. El movimiento
sindical se confunde con lo que define a una sociedad civil: la organización social
autónoma de los sujetos, el fortalecimiento del tejido social, la trinchera de
resistencia, el espacio de construcción de identidad y el desarrollo de la capacidad
de incidencia política; en fin, se confunde con todo lo que constituye la
GESTION CULTURAL LUJAN – 2009 5/12
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construcción originaria del sujeto colectivo en nuestras sociedades capitalistas. La
fortaleza y la propia debilidad del sujeto histórico del movimiento sindical residen
en el corporativismo. Para ser lo que es, debe defender los intereses de sus
miembros constitutivos, diferenciándose de otros y teniendo una clara oposición a
los intereses contra los que se constituye. El movimiento sindical lucha, a su
modo, por la inclusión social y en esto es democratizador. Pero su lucha está
basada en aquéllos y en aquéllas que, de algún modo, forman parte de los
incluidos, aun cuando sean explotados y dominados. En América Latina, donde
más del 50% está en la informalidad –son “invisibles”, según el lenguaje que
usamos aquí–, el movimiento sindical se ocupa de la parte visible de los que
trabajan y viven de su trabajo. El movimiento sindical no tiene asegurado un
protagonismo políticocultural, por tener raíces en la clase trabajadora de las
empresas. El protagonismo, cuando lo ejerce, es por la fuerza de su propia
capacidad, de las luchas que desarrolla y del modo en que articula sus luchas con
las luchas de los demás. Es un atributo político que se desarrolla y no la
consecuencia de su posición en la estructura de relaciones de producción.
Claro que la estructura crea posibilidades y límites. Con todos los impactos de la
globalización neoliberal –reestructuración económica, privatizaciones y
desnacionalizaciones, apertura comercial, flexibilización de derechos laborales–, el
movimiento sindical se vio directamente afectado. En ciertos países, disminuyó el
tamaño relativo de su propia base social. No todos pueden recuperarse y no son
raros los ejemplos de sindicatos que se convierten en fuerzas de conservación
más que de cambio.