A menos Constitución, más caudillismo
La necesidad de una decidida acción ciudadana
Ecos de la involución ciudadana
Artículo de Alberto Acosta, fecha 12 de agosto de 2014
La reciente propuesta de cambios a la Constitución presentada por el Ejecutivo hay que analizarla en un contexto amplio. Primero, recuperando los antecedentes históricos en que se formula el porsupuesto, sus projecciones, y luego, en relación a la política pública instrumentada durante estos años por el presidente de la república y también por la Asamblea Nacional.
El artículo comenta la situación en Ecuador.
A menos Constitución, más caudillismo
La necesidad de una decidida acción ciudadana
Ecos de la involución ciudadana
Artículo de Alberto Acosta, fecha 12 de agosto de 2014
La reciente propuesta de cambios a la Constitución presentada por el Ejecutivo hay que analizarla en un contexto amplio. Primero, recuperando los antecedentes históricos en que se formula el porsupuesto, sus projecciones, y luego, en relación a la política pública instrumentada durante estos años por el presidente de la república y también por la Asamblea Nacional.
El artículo comenta la situación en Ecuador.
A menos Constitución, más caudillismo
La necesidad de una decidida acción ciudadana
Ecos de la involución ciudadana
Artículo de Alberto Acosta, fecha 12 de agosto de 2014
La reciente propuesta de cambios a la Constitución presentada por el Ejecutivo hay que analizarla en un contexto amplio. Primero, recuperando los antecedentes históricos en que se formula el porsupuesto, sus projecciones, y luego, en relación a la política pública instrumentada durante estos años por el presidente de la república y también por la Asamblea Nacional.
El artículo comenta la situación en Ecuador.
Ecos de la involucin ciudadana Alberto Acosta[1], 12 de agosto de 2014 Solo una palabra final para recordar mis amores y creencias, [] el convencimiento sobre la centralidad de las libertades, la importancia de la sociedad civil y que espero mantener hasta el final, ese es mi bagaje. Manuel Chiriboga Vega La reciente propuesta de cambios a la Constitucin presentada por el Ejecutivo hay que analizarla en un contexto amplio. Primero, recuperando los antecedentes histricos en que se formula y, por supuesto, sus proyecciones, y luego, en relacin a la poltica pblica instrumentada durante estos aos por el presidente de la Repblica y tambin por la Asamblea Nacional, A poco ms de dos aos de haber sido presentada y defendida la Constitucin de Montecristi, por parte del presidente Rafael Correa, como la mejor del mundo y quedurara 300 aos; a inicios de 2011, su Gobierno convoc a una consulta popular para meter la mano a la justicia, como dijo el propio Presidente en enero de dicho ao. Atropellando el mandato constitucional que habra permitido construir, por primer vez en la historia republicana, una justicia independiente y autnoma de los poderes econmico y poltico, esta metida de mano fue un paso orientado a consolidar el control del Ejecutivo sobre esa importante funcin del Estado, como lo demuestra un reciente estudio del experto en justicia Luis Psara[2]. En esa misma lnea se enmarca el creciente control de otras funciones del Estado por parte del Rgimen, como son la funcin electoral, as como la funcin de Participacin Ciudadana y Control Social. Inclusive la Corte Constitucional, el organismo destinado a vigilar el cumplimiento de la Constitucin, est dominado por el Ejecutivo. Los actuales cambios propuestos se encasillan, entonces, en este acelerado proceso de concentracin de poder en el Ejecutivo, concretamente en manos del presidente de la Repblica. En este punto es preciso considerar que estos cambios se formulan luego de la derrota poltica del oficialismo en febrero de 2014, y que ahora teme a una consulta, como ya sucedi con la consulta propuesta por los Yasunidos. Correa sabe que su declive ha comenzado luego de 1
febrero y es por eso que apresura estas enmiendas constitucionales
por la va burocrtico-parlamentaria de la Asamblea Nacional. Por lo tanto, es desde estos enfoques que hay que estudiar dichos cambios constitucionales, as como otros ajustes legales, como son el Cdigo Orgnico Monetario y Financiero, o la sostenida prdida de derechos laborales impulsada en el proyecto de Cdigo Laboral, inclusive. En el Ecuador, no cabe la menor duda, se construye un nuevo esquema de dominacin para forzar un reacomodo modernizador y tecnocrtico del capitalismo, en donde la democracia est en serio peligro de extincin. A partir de esta constatacin inicial podemos analizar algunos de los elementos de las pretendidas enmiendas constitucionales. Restriccin de derechos a la ciudadana Para impedir las protestas y la resistencia a la violencia generada por la modernizacin capitalista, el Rgimen, que ha recurrido a una inusitada criminalizacin social e inclusive ha dado paso a la ocupacin policial de ciertos territorios para forzar la megaminera, como el caso de Intag, propone reducir lo que considera como el abuso de la accin de proteccin. Este abuso no existe. Basta confrontar los datos empricos. Apenas 1,5 de cada 10 demandas presentadas han sido aceptadas[3]. Adems, y esto es lo de fondo, quienes deben limitar los abusos son los jueces y las juezas, que, por lo dems, se encuentran advertidos, por parte del Consejo de la Judicatura, de no dar paso a reclamos ciudadanos que puedan afectar los intereses del Estado. Y an en el caso de que se presentaran ciertos abusos, en ningn caso se justifica la restriccin de las garantas a la ciudadana. Es preferible tolerar abusos de la ciudadana, que permitir y peor an alentar abusos del poder, de un poder, como el del presidente Correa, que est haciendo mutar al Estado de derecho. En este empeo por menoscabar los derechos de la ciudadana est la pretendida limitacin del artculo 104 de la Constitucin, que prev la consulta popular por parte de la ciudadana sobre cualquier asunto. Al eliminar las palabras entrecomilladas se quiere restringir peligrosamente uno de los derechos bsicos de la Constitucin de Montecristi, como es la participacin ciudadana. Lmites para gobiernos autnomos descentralizados
Esto es lo que decamos en el 2006, en el Plan de Gobierno de
Alianza Pas 2007-2011, cuando impulsamos la candidatura de Correa: Es fundamental luchar por un proceso agresivo de descentralizacin, de desconcentracin y de correctas autonomas. Si el Cdigo Monetario centraliza an ms el manejo econmico, limitar las competencias de los gobiernos municipales va en la misma lnea en trminos de concentrar recursos y ms que eso, de disminuir las competencias de los gobiernos autnomos descentralizados. En realidad, no hay justificacin para esta decisin. Es falso que se trate de un error en la redaccin de la Constitucin. En este texto fundamental para la vida democrtica de un pas, se escribi figurativamente hablando con maysculas la cuestin de la descentralizacin y autonomas, determinada en el Ttulo V de la Carta Magna, que aborda la organizacin territorial del Estado, en un claro afn democrtico que camina a contracorriente del corresmo y su necesidad de concentracin y centralizacin poltico territorial. Adicionalmente, el Gobierno debera reconocer que, en ms de siete aos de gestin, ha incidido masivamente en educacin y salud, sin tener que hacer ninguna reforma. Sus inversiones estn a la vista. Con el cambio propuesto quin pierde es la propia ciudadana, porque sta encuentra en estos mbitos, mayor cercana con el poder, sea por el lado del reclamo de sus demandas como por el de la resolucin participativa de las mismas. Reformulacin del papel de las Fuerzas Armadas y su colaboracin en tareas de seguridad interna En la Constitucin de 2008, entre otros puntos de cambio profundo que se definieron, establecimos con claridad la necesidad de terminar definitivamente con el tutelaje de la democracia por parte de las Fuerzas Armadas. Recordemos, por ejemplo, que en la Constitucin de 1998, artculo 183, como aconteca en las otras cartas magnas, las Fuerzas Armadas tenan como misin fundamental la conservacin de la soberana nacional, la defensa de la integridad e independencia del Estado y la garanta de su ordenamiento jurdico. En la Constitucin de Montecristi se dio fin a dicho tutelaje y se fij, en el artculo 158, que las Fuerzas Armadas tienen como misin fundamental la defensa de la soberana y la integridad territorial. Abrir nuevamente, con el pretexto que sea, la puerta para que las Fuerzas Armadas asuman otras funciones resulta peligroso para la democracia y para la misma sociedad. 3
Tengamos presente que las Fuerzas Armadas no tienen como misin
la seguridad interna. Esa es una tarea que compete a la Polica Nacional: en el mismo artculo 158 de la Constitucin de 2008 se establece que la proteccin interna y el mantenimiento del orden pblico son funciones privativas del Estado y responsabilidad de la Polica Nacional. En lugar de minimizar e incluso maltratar a la Polica Nacional, lo que se debe hacer es respetarla, dignificarla y fortalecerla. Esto, sin embargo, no implica priorizar la poltica represiva, sino que sta debe ser un complemento de las polticas sociales y redistributivas. Lmites al papel de la Contralora, ms dificultades para combatir la corrupcin Uno de los cinco ejes medulares de la revolucin ciudadana fue la lucha contra la corrupcin. Los ejes de la accin decamos en el ao 2006, en el Plan de Gobierno 2007-2011 se afincarn en la transparencia y la participacin, as como en la rendicin de cuentas. Hablbamos de transparentar la administracin pblica para mejorar la calidad de la democracia que evidentemente pasar por fortalecer las instituciones de control ciudadano. Por lo tanto, reducir el papel de la Contralora va en contra de lo propuesto hace ms de siete aos. En lugar de avanzar en la consecucin de crecientes y ms elevados niveles de transparencia, se avanza como el cangrejo, para atrs. La fiscalizacin ha desaparecido. La justicia est controlada por el Ejecutivo. Y la transparencia se extingue. Basta ver lo que sucede con el manejo de la deuda externa: en el 2007 se impuls la auditoria ciudadana para transparentar el endeudamiento pblico, hoy se oculta la informacin, sea en los crditos contratados con China o en la reciente emisin de bonos apadrinada por el FMI y el Banco Mundial. La comunicacin como servicio pblico Esta propuesta est encaminada a cerrar el crculo del control absoluto por parte del corresmo. La comunicacin es un derecho que adems asegura muchos otros, y que como tal qued establecido en el artculo 16.1 de la Constitucin de Montecristi. Lo contrario, ver a la comunicacin como un servicio pblico es degradarla al nivel de cualquiera de esa ndole. Ser acaso que se llegue al extremo de tener que pagar una tasa por el servicio de comunicacin, como se paga por el servicio elctrico o el suministro 4
de agua, y que inclusive se puede llegar a la aberrante situacin de
su corte por falta de pago. En el fondo, el corresmo tiene la necesidad de controlar la emisin de los mensajes, al extremo de intentar estatizar la comunicacin, para impulsar a la fuerza y verticalmente formas hegemnicas y uniformes de control de la vida ciudadana. Esta es una cultura y una ideologa bonapartista que pone por delante una sola verdad, la verdad del oficialismo, con la que se trata de conducir ideolgica y polticamente a la sociedad. No le ha bastado a este Gobierno la coaccin tantas veces utilizada, requiere imponer su verdad y por eso su inters por el control de la comunicacin, desconociendo que la pluralidad de expresiones es fundamental para la vida democrtica. Hay que entender que la comunicacin le pertenece a la sociedad. Nadie puede erigirse como nico emisor y mucho menos como su intrprete y jams desde el poder. Es ms, constitucionalmente se estableci que el Estado facilitar la creacin y el fortalecimiento de medios de comunicacin pblicos, privados y comunitarios (artculo 17.1). Un mandato que hasta el momento no se cumple, pues no hay un solo medio de comunicacin pblico (es decir medios controlados por la propia sociedad y no por el Gobierno), y tampoco se ha procedido al fortalecimiento de los medios de comunicacin comunitarios, mientras se limita el accionar de los medios de comunicacin privados a travs de cada vez ms instituciones de control. En los siete aos de Gobierno no ha existido la voluntad poltica de crear una comunicacin pblica; si realmente ese fuera el inters, ya era hora de tener medios modelo en cuanto al tratamiento de la informacin y contenido se refiere. Al contrario de lo que sucede hoy, los medios que dependen del presupuesto estatal, no han hecho otra cosa que mantenerse como replicadores de los boletines y las campaas oficiales, no han sido capaces de innovar en trminos periodsticos. En este tema, se confunde la asignacin de una frecuencia a travs del espectro radioelctrico que en efecto es un bien pblico, con el contenido emitido por los medios de comunicacin que debe responder al inters de la comunidad. Finalmente la perjudicada y la gran ausente en este tema sigue siendo la sociedad que no tiene garantizado su derecho a la comunicacin. En este contexto cobran renovada fuerza las palabras de la gran luchadora popular alemana Rosa Luxemburg, economista y comunista, asesinada por la reaccin en el ao 1919, la libertad slo para los que apoyan al Gobierno o slo para los miembros de 5
un partido, por numerosos que sean, no es libertad. La libertad
siempre es libertad para los que piensan de manera diferente. De eso depende todo lo instructivo, saludable y purificante de la libertad poltica; su efectividad desaparece tan pronto como la libertad se convierte en privilegio, o en un simple servicio pblico. Cambio de rgimen de servidores pblicos Es bien sabido el inters del Gobierno por disciplinar a la sociedad y es en este sentido que trabaja la Ley Orgnica del Servicio Pblico (Losep). Es evidente el miedo a la organizacin social y sus reivindicaciones, es por eso que en el fondo lo que se pretende hacer es limitar a los sindicatos y su posibilidad de negociacin con el Estado. Este cuerpo legal ha permitido un continuo acoso laboral y sanciones desproporcionadas ante los reclamos de los servidores pblicos; recordemos, adems, el Decreto 813 que permite la compra de renuncias obligatorias de miles de funcionarios. La arremetida en los sectores sindicales va a dar como resultado menos independencia de los trabajadores que estarn condicionados a las exigencias del poder y no solo eso, sino que tendrn, cada vez ms, que responder a las exigencias de un movimiento poltico. Es por dems sabido como son obligados, los servidores pblicos, a participar en las contramarchas del Gobierno, por dar un ejemplo. Finalmente, con los cambios propuestos, hay claros derechos de los obreros del sector pblico que estaran restringidos y hasta anulados: la sindicalizacin, la huelga, la posibilidad de acudir a la inspeccin de trabajo. La Constitucin, en el artculo 11, establece la prohibicin de regresividad y esta propuesta de cambio constitucional es regresiva. Se busca en definitiva eliminar toda forma de organizacin, al tiempo que se ahonda en la devastacin social y poltica, revelada en el desconocimiento arbitrario, sobre todo, de las organizaciones polticas de izquierda. Reeleccin indefinida, la continuidad del corresmo Esta propuesta de reeleccin indefinida constituye la corona para asegurar la permanencia del corresmo en el poder. Desarma la participacin ciudadana y consolida el caudillismo, retrocediendo a pocas de la primera gran restauracin conservadora liderada por Gabriel Garca Moreno. Al poder ser reelegido indefinidamente un presidente, se afecta el Estado democrtico y se establece un 6
rgimen cuasi monrquico,
uruguayo Jos Mujica.
como
lo
reconoce
el
presidente
Tengamos en la mira que en la Constitucin de Montecristi se
plante con fuerza la eliminacin de la reeleccin indefinida para todas las dignidades de eleccin popular, tal como qued establecido en los artculos 114 y 144, este expresamente para los presidentes y vicepresidentes de la Repblica. Esta norma se extendi para todo tipo de organizaciones colectivas (artculo 96), partidos polticos (artculo 108), inclusive para los consejos de igualdad ciudadana (artculo 157). Los debates en el seno de la Asamblea Constituyente apuntaron en esa direccin, no a la reeleccin indefinida, que inclusive era considera por el presidente Correa como un absurdo; posicin que mantuvo hasta enero del ao 2014. En este punto hago mas las palabras del jurista Ramiro vila, cuando afirma que con la reeleccin indefinida se altera la estructura del Estado fundamentalmente por dos razones: se restringe la democracia al afectar la alteridad como principio de participacin y se atenta contra la divisin de poderes por la injerencia presidencial en otros poderes.[4] Inclusive si no existiera un cambio de la estructura del Estado, los derechos mismos se veran restringidos. La alternabilidad garantiza el derecho a la participacin de la ciudadana. Y esta sera afectada por el cambio propuesto. En este sentido la supuesta enmienda debera ser resuelta en Asamblea Constituyente. No hay que olvidar que la reeleccin se le hace necesaria al Rgimen luego de la derrota en las elecciones de febrero del 2014. Es decir, este planteamiento demuestra de una manera clara que el Gobierno no es tan slido como se presenta, que Alianza Pas no es un movimiento democrtico y que lo de revolucin ciudadana devino en un simple slogan electoral. Frente a una desconstitucin
Constitucin
en
franco
proceso
de
No estamos frente a simples enmiendas constitucionales (artculo
441). En algunos puntos se trata de reformas (artculo 442) que deberan ser aprobadas por el pueblo en las urnas, e inclusive al darse algunos graves retrocesos en el mbito de los derechos se debera convocar a otra Asamblea Constituyente, para cumplir con el mandato de Montecristi, en su artculo 444. Sin embargo, contando con la subordinacin de la Corte Constitucional, as como con una amplia y sumisa mayora 7
parlamentaria, de ninguna manera el caudillo del siglo XXI estar
dispuesto a que estos temas se resuelvan con una consulta popular. Ya vimos lo que sucedi con el tema del Yasun, cuando desde el Gobierno, se procedi a hacer un fraude en conjunto con instituciones descalificadas como el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Consejo de Participacin. A la postre, queda claro que la Constitucin de Montecristi no fue nunca un proyecto para ser cumplido, propiciando una gran transformacin como mand el pueblo ecuatoriano en las urnas, sino que fue un escaln ms en el proceso de concentrar el poder en manos del caudillo. Tampoco result, como afirman sus crticos de aquella derecha que est fuera del Gobierno, una Constitucin a la medida del presidente Correa; basta aceptar que ahora le incomodan a l los derechos y las garantas consagradas en ella. El Gobierno de Correa, como lo hizo una y otra vez la oligarqua y la partidocracia a lo largo de la historia, impulsa reajustes constitucionales acorde con sus necesidades. Correa, confiado en la sumisin de la Corte Constitucional, propone desarmar el candado constitucional a travs del que se quera establecer un verdadero estado constitucional de derechos, que subordine a todas las funciones del Estado y que impida que las Constitucin pueda ser reformada como cualquier ley. En sntesis, con este proyectos de cambios constitucionales se est alterando el sentido de la democracia. La construccin de la democracia mejorar los derechos de la gente, mbitos que nos acercan cada vez Vivir. Un cambio constitucional que solo es una involucin social y histrica.
implica ampliar, profundizar y
as como trabajar en aquellos ms al Sumak Kawsay o Buen camine en sentido contrario no poltica, sino una aberracin
En este momento difcil para la democracia, el pueblo ecuatoriano
ante la arremetida retrgrada del Rgimen, debe luchar por mantener lo conquistado luego de dcadas de lucha; por eso hay que refrendar los contenidos de la Constitucin de 2008, para que se detengan los afanes despticos que se esconden detrs de la aspiracin a la reeleccin indefinida. Adems, ante la necesidad de profundizar la democracia, debe batallar porque una consulta popular sirva para avanzar en los cambios establecido en la Constitucin, que nacen de la necesidad del pueblo y no de la ambicin del poder: por ejemplo, una Ley de Aguas que de paso a la desprivatizacin y redistribucin del agua, como manda la Constitucin; la proteccin del Yasun o el respeto a la plurinacionalidad expresada en la justicia indgena, entre otros temas. 8
Por las razones expuestas resulta ms que imperioso impulsar la
convocatoria de una consulta popular desde la ciudadana para defender la vigencia de la Constitucin de Montecristi, aprobada mayoritariamente por el pueblo ecuatoriano. Y esta consulta popular, que no puede ser encabezada por organizacin partidista alguna, sino por alguna agrupacin que no tenga afanes electoralistas, debera concentrar su atencin en frenar la reeleccin indefinida y en impedir que se restrinjan derechos ciudadanos. Ese es el punto medular. La recuperacin de la Constitucin pasa por desarmar la existencia de cualquier tipo de caudillismo.Expresidente de la Asamblea Constituyente. [2] http://www.dplf.org/es/resources/independencia-judicial-en-lareforma-de-la-justicia-ecuatoriana [3]http://bivicce.corteconstitucional.gob.ec/bases/biblo/texto/La_acc ion_de_proteccion_Ecuador_2013/La_accion_proteccion_Ecuador_20 13.pdf [4] http://gkillcity.com/articulos/el-mirador-politico/ni-espadachin-niodiador#sthash.0wlz9jQV.Ni78fY96.dpuf [1]