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Decálogo de la Educación Superior Pública: El llamado a una verdadera Reforma

EDUCACIÓN SUPERIOR PARA CHILE Y LAS NECESIDADES DE SU


PUEBLO
Las Universidades y Centros de Formación Técnica son determinantes en la
construcción de sociedad y representan el tipo de sociedad en que queremos vivir. Chile
debe responder primero: ¿Educación Superior para qué? La principal falencia que tiene
hoy la Educación Superior es una de sentido. Hoy debe reconstituir su sentido público y
el Estado responsabilizarse por esta labor. Chile necesita un nuevo sistema de
Educación Superior que contribuya al desarrollo nacional y al bien común, y que no esté
supeditado a intereses particulares y al mercado. No puede ser entendido como una
mera suma de instituciones y debe basarse en mecanismos de colaboración entre sus
partes. El sistema que tiene a la competencia como el pilar angular para alcanzar la
calidad con equidad ha fracasado. Un nuevo y verdadero sistema tiene que tener en su
centro preparar a todas las personas para el ejercicio responsable del poder que la
Educación Superior otorga y de la plena ciudadanía, en tanto individuos que se
autodeterminan y tienen un rol social y colectivo, preparados para la generación de
nuevo conocimiento.

EL DERECHO A UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD CON EQUIDAD


El actual sistema de Educación Superior se ha masificado (y lo hará aun más), pero a
costa de los bolsillos de las familias chilenas, y descuidando la calidad. De este modo
no se ha hecho más que reproducir las desigualdades y la segmentación social. Equidad
no es mayor cobertura y se debe articular desde el derecho a la educación de calidad.
Esto requiere de mecanismos de certificación de calidad que la garanticen a nivel
institucional y nacional, de manera completa y seria. El derecho a la educación de
calidad lo deben proveer las Instituciones del Estado. Éste tiene una tarea pendiente con
Chile: recuperar la excelencia y el compromiso nacional de la educación superior estatal
haciéndose cargo en todas las dimensiones de una nueva relación con sus Universidades
en un plan nacional de desarrollo. Se debe asegurar que éstas sean el pilar y paradigma
de calidad, equidad, oportunidades, de formación de ciudadanos, generación de
conocimiento e interacción con la sociedad. Esto requiere de una Universidad Estatal de
excelencia por región.

VERDADERAS ALTERNATIVAS: FORMACION TECNICA PARA CHILE


Durante más de dos décadas, el país ha descuidado negligentemente la educación
técnico profesional, lo que hoy tiene como consecuencia una proporción excesiva de
profesionales con respecto a los técnicos, y de un engaño nacional: la formación técnica.
El país no puede pensar en un desarrollo integral si no entregamos centralidad a la
formación técnica. En la actualidad la formación técnica es el patio trasero de la
Educación Superior donde se forman a personas de segunda categoría, está en su
totalidad privatizada y sin asegurar calidad, lo que profundiza la existencia de educación
de primera y de segunda. Esta realidad que debe ser erradicada desde sus raíces, y en
vista de que el sector privado no ha sido capaz de abrir verdaderas oportunidades en este
sector, el Estado debe asumir esta urgente necesidad nacional. Esto no solamente
porque el País lo necesite, sino también porque no todos tienen que pasar por las
Universidades. Frente a éstas debe haber verdaderas alternativas, como parte de un
programa de educación continua donde se articulen los distintos niveles formativos para
abrir la oportunidad de ir progresando en ellos.
INVESTIGACIÓN, INNOVACIÓN, INTERACCIÓN CON EL MEDIO Y
DIVERSIDAD: VERDADERAS UNIVERSIDADES. CONOCIMIENTO PARA
CHILE
No se debe denominar Universidad un lugar donde no se hace investigación, donde ésta
no interactúa con el medio, o donde sólo se concentra parte pequeña de las áreas del
conocimiento. Algo así es un Instituto Profesional. Se debe elaborar un plan para la
investigación, innovación y la interacción con el medio en función de las áreas
prioritarias para el desarrollo regional y nacional. La interacción con el medio es
esencial para establecer una relación recíproca, donde las Universidades sean abiertas y
receptivas respecto a la sociedad: esto es fundamental para reconocer los saberes
informales que están en la sociedad y desarrollarlos. Si la generación de conocimientos
continúa definiéndose en base a la demanda individual seremos incapaces de producir
avances científicos para el país. Esto requiere además, el componente de
multidisciplinariedad al interior de las Universidades. Sin diversidad de áreas, no
podemos garantizar producción integral de conocimiento.

SELECCIONAR TALENTOS, NO CUNAS.


Chile pierde año a año miles de talentos porque el actual sistema de ingreso ha pasado
de ser uno de selección a uno de discriminación. Ante esta realidad no podemos
sentarnos a esperar que la educación secundaria mejore, porque perderíamos muchas
generaciones más en el intertanto. Debemos instalar políticas activas en equidad que
vayan en dos direcciones. La primera es mejorar los aspectos técnicos de los actuales
métodos de selección universitaria, incorporando indicadores que privilegien el esfuerzo
reflejado en el rendimiento académico acumulado y relativo en el colegio, sin importar
el origen socioeconómico. Los talentos no están restringidos socioeconómicamente, por
lo que la selección no puede medirse en base a la capacidad que tiene la familia de un
estudiante de financiar un preuniversitario. Por otra parte debemos establecer
mecanismos de apoyo y preparación para los alumnos de educación media de los
establecimientos más vulnerables del país. Este proceso no podrá ser efectivo si a los
alumnos más talentosos del país no se les asignan cupos dentro de la Universidad y
Centros de Formación Técnica, para así tener instituciones que integren socialmente y
no las instituciones para ricos y otras para pobres que tenemos hoy.

DESCENTRALIZACIÓN: PROFESIONALES PARA CHILE.


Los profesionales egresados de las Universidades e Institutos Profesionales deben
trabajar por las necesidades de Chile. Se debe garantizar que podrán ir, de todas las
profesiones, a trabajar según necesidades reales a todos los rincones del país, servir a
todo el pueblo chileno, y que el Estado financiará con becas de estudio de postgrado a
los estudiantes que lo hagan. Esto requiere coordinar los profesionales que se forman
con respecto a las reales necesidades del país, a través de un organismo estatal de
planificación y de programas de estímulo para trabajar en regiones. Junto a esto, las
asociaciones de profesionales deben volver a ser relevantes como actores ciudadanos
que participen en garantizar la formación, ética, y ejercicio profesional, que participen
en las políticas de habilitación, titulación y licenciamiento, que sean actores en la
relación entre la educación y los sectores productivos. En especial para las carreras que
tienen alto impacto social como lo son Medicina, Derecho, Ingeniería, deben crearse
mecanismos que garanticen conocimientos, ética, práctica en exámenes nacionales para
garantizar profesionales preparados para trabajar por Chile.
LA DEMOCRACIA COMO PARTE DE LA FORMACIÓN: GOBIERNOS
DEMOCRÁTICOS EN LA EDUCACIÓN
Hacer educación es un deber de todos. En la Educación Superior se forman personas
que llegarán a tener poder y no se puede esperar que lo ejerzan con responsabilidad y
solidaridad si no se han formado en un sentido de ciudadanía democrática. El ejercicio
de la democracia es parte del proceso formativo; ser parte de una comunidad, ser
tolerante y dialogante, aprender a oír a otros, ser parte de una cultura de debate son
condiciones esenciales del ciudadano y de la democracia. Por eso es preciso garantizar
el espacio de cada integrante dentro la comunidad y su destino. La democracia
universitaria es jerárquica, pero esta jerarquía es una del conocimiento, y nadie está
excluido de ella ni de tener la razón en el diálogo. La democracia se hace con políticas
activas. Es preciso asegurar la participación de los estudiantes en las decisiones
académicas, garantizar la existencia de las organizaciones estamentales, especialmente
las estudiantiles y de trabajadores, para poder colaborar en un buen gobierno
institucional. Para asegurar esta condición el Estado debiera incluir como factor de
acreditación la existencia de formas de democracia universitaria, porque ésta es parte de
su calidad y equidad. Esta debe ser una característica fundamental a la hora de definir la
condición pública de una institución de Educación Superior.

SIN PROFESORES NO HAY EDUCACIÓN: PEDAGOGÍA DE EXCELENCIA


Es un hecho la baja calidad de la educación básica y media. Las Universidades tienen
que cumplir un rol en mejorar la calidad de la educación previa a ellas, porque esto es
fundamental para mejorar su propia calidad. En particular, se debe elevar y desarrollar
la calidad de la formación de los profesores con miras a rescatar su valoración social, se
requiere una nueva estructura de salarios y de carrera docente, y es preciso establecer
sólidamente el espacio que tienen dentro del sistema, entendiendo que hay un problema
estructural que debe cambiar junto a la desmunicipalización. Se deben repensar las
Facultades de Educación a lo largo del país, bajo la premisa de que nadie puede enseñar
si no sabe lo que enseña, y nadie puede enseñar si no sabe enseñar. Esto implica la
existencia de Universidades especializadas en Pedagogía y Facultades de Educación con
fuertes incentivos para que sean de excelencia y se conviertan en opciones prioritarias
para los mejores estudiantes del país. La tarea de devolver el prestigio a la docencia y de
hacer que el país comprenda las implicancias reales que ella tiene para Chile será una
tarea costosa pero indispensable si queremos mirar con mejores ojos el futuro.

COMPLETA INCLUSIÓN: MÁS Y MEJORES RECURSOS PARA UNA


EDUCACIÓN DE CALIDAD CON EQUIDAD
Para alcanzar una verdadera educación de calidad con equidad, el sistema necesita
recursos públicos. Hoy día la inmensa parte del financiamiento para la Educación
Superior (85%) proviene del bolsillo de las familias. La crecida de aranceles debe
terminar y retroceder. Es de común acuerdo que no se puede pensar el derecho a una
Educación Superior acorde a las necesidades del país si no se produce un aumento
sustantivo de los recursos públicos. Se debe garantizar que las Universidades del Estado
obtengan un financiamiento basal que les permita su desarrollo pleno y sustentable, y al
mismo tiempo se les exija que respondan con lo que el país espera y necesita de ellas.
Asimismo se debe otorgar financiamiento diferenciado a las instituciones privadas
según funciones públicas. Ambos tipos de universidades no debiesen competir por los
mismos fondos. Sólo se desarrollarán dos fondos competitivos comunes de carácter
regional para las Universidades Públicas, uno para la investigación y otro para la
interacción con el medio. El financiamiento fundamental debe ir a la institución, no al
estudiante, aun así, el financiamiento estudiantil público debe ser completo para los tres
primeros quintiles.

DECIR LAS COSAS POR SU VERDADERO NOMBRE: NO HAY SISTEMA


SIN REGULACIÓN ESTATAL
No sigamos engañando a las familias y los estudiantes. Si bien el pilar angular del
sistema debe ser lo público, el Estado no puede obviar e ignorar la presencia de un
amplio sector fuera de lo público. Este sector debe ser regulado y fiscalizado para no
continuar con los engaños. La acreditación, junto con hacerla más rigurosa e incluir
otras dimensiones como la integración social que cumplen, el nivel de democracia que
tienen, debe hacerse obligatoria para garantizar verdaderas Universidades y Centros de
Formación Técnica. Esto es necesario para definir cuáles son Universidades, cuáles
Centros de Formación Técnica y cuáles Institutos Profesionales. ¿Acaso no debería
llamarse Instituto Profesional una Universidad que sólo hace docencia (hacer
categorización)?

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