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En su obra Del Ocio, Séneca elogia el estudio de la naturaleza1, pues, ¡que mejor
ejemplo de vida virtuosa que la del universo!, ¡que mejor lección moral que la de la
física! Estas expresiones de Séneca están en consonancia con el papel que los estoicos
asignan a la física en su sistema filosófico: conocimiento fundamental de la realidad
sobre el que se apoyan tanto la lógica como la ética. En el Timeo, Platón desarrolla su
concepción acerca del origen físico del universo, y afirma que al respecto sólo podemos
tener un conocimiento probable o verosímil a través de una imaginería matemática. Para
el Platonismo, el conocimiento de la naturaleza física no nos proporciona un discurso
verdadero, éste es sólo posible en la consideración estrictamente inteligible de la
realidad, y por lo tanto, la vida moral y política, "la salvación del alma", dependen de la
contemplación de los seres inteligibles, que invisibles y eternos, trascienden el universo,
la physis.
"El creador se propuso que el universo sea lo más posible un ser vivo completo, único y
eterno... y lo hizo un ser viviente visible y único con todas las criaturas vivientes que por
naturaleza le son afines dentro de sí... Es así que según el discurso probable debemos afirmar que
este universo llegó a ser verdaderamente un viviente provisto de alma y razón por la providencia
divina".(Timeo 30 b).
el Hacedor considerando que ningún conjunto carente de razón será más hermoso que el
que la posee y que a su vez ésta se genere en algo sin alma...al ensamblar el mundo, colocó la
razón en el alma y el alma en el cuerpo (Timeo 30 b).
1
Cf. Paul Veyne, Séneca y el estoicismo (México: Fondo de Cultura económica, 1995), 228.
En Platón el universo, lo visible, es una imagen de "otra cosa": esa "otra cosa"
son los seres inteligibles, las ideas. El universo no contiene en sí su propia forma, su
propio ser: "su verdadero ser" le es prestado o participado. Esta imagen es así una
construcción o "ensamble artificial", que alcanza la máxima perfección en tanto símil,
gracias a otro ser externo al universo, el Demiurgo, óptimo artífice, sumamente bueno e
inteligente. Dice Platón, "es de total necesidad que este mundo sea una imagen de algo...
el hacedor hizo el devenir y este universo, lo más semejante a él, pues en él no anida
mezquindad alguna" (Timeo 29 b, e). La razón, principio y causa eficiente, es decir, el
logos que rige el universo físico es trascendente, proviene de "fuera" de él. De ahí que el
filósofo sólo pueda barruntar el fundamento racional del universo sensible por medio de
la imaginación matemática, mientras que la observación de lo sensible no puede más
que llevarnos a un conocimiento meramente probable: a la doxa o al mito. El universo
viviente de Platón, a fin de cuentas, no es un verdadero viviente, sino el más perfecto
símil de un viviente: sería como aquellas máquinas construidas con los conocimientos
de la actual robótica, que imitan las acciones de los vivientes, aparentan moverse como
seres vivos, pero no lo son. El conocimiento de la realidad a partir de un símil es igual
al conocimiento de un ser vivo a partir de un robot.
"Recibe siempre todo sin adoptar en lo más mínimo ninguna forma semejante a nada
de lo que entra en ella, subyace a todo como una masa que, por ser cambiada y conformada por
lo que entra, parece diversa en diversas ocasiones" (Timeo 50 c).
2
Entre paréntesis, podríamos decir que en Platón no tenemos un dualismo sino un "trialismo",
pues en su explicación del mundo se diferencian tres géneros: lo que deviene, aquello en lo
deviene y aquello a través de cuya imitación nace lo que deviene, es decir, "hay ser, espacio y
devenir, tres realidades diferenciadas, antes de que existiera el mundo" (Timeo 52 d).
Esta "nodriza" del devenir es la fuente del desequilibrio dinámico que afectará
siempre a toda realidad visible,:
"admite todas las formas de tierra y aire y sufre todas afecciones relacionadas con éstas, adquiere
formas múltiples y como está llena de fuerzas disímiles que no mantienen un equilibrio entre sí,
se encuentra toda ella en desequilibrio: se cimbrea de manera desigual en todas partes, es agitada
por aquellas y, en su movimiento, las agita a su vez. Los diferentes objetos al moverse, se
separan y distinguen como lo que es agitado por los cedazos de mimbre y los instrumentos
utilizados en la limpieza del trigo" (Timeo 53),
aunque esté ordenada matemáticamente por el mejor de los seres inteligibles y eternos
que:
"Tomó cuanto es visible, que se movía de manera caótica y desordenada, y lo condujo del
desorden al orden, porque pensó que es esto en todo sentido mejor que aquel (Timeo 30).. Como
no podría haber nada visible sin fuego, ni tangible sin tierra, cuando comenzó a construir este
mundo lo hizo a partir del fuego y de la tierra. Para unir estos elementos y conformar un cuerpo
sólido, utilizo dos elementos intermedios, estableciendo entre ellos relaciones proporcionales,
para que alcancen el mayor grado posible de unidad. A partir de tales elementos, en numero de
cuatro, se generó el cuerpo del mundo" (Timeo 32 b).
El cuerpo del mundo resulta para Platón de una ordenación matemática artificial.
Ante esta concepción de separación ontológica radical entre logos y mundo, ser
y devenir, se alza la doctrina estoica fundamental, de la compenetración del logos
divino creador con la naturaleza, de la naturaleza íntimamente unida al logos3. La
naturaleza entonces, a diferencia de lo que resulta del acto creador del Demiurgo
platónico, es una obra de arte no una máquina. El fuego, o Logos, dice Cicerón, se
mueve en ella como un artesano del cosmos y un sembrador: “La naturaleza de todo el
mundo, que lo abraza y lo contiene todo, no sólo es artificiosa sino artista, procuradora
y proveedora de todas las utilidades y oportunidades” (De nat. Deor, II, 57-58).
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Según Elorduy, la concepción estoicosemitica del alma y del espíritu, influyó en la doctrina estoica
sobre la divinidad y la providencia entendidas como inmanentes a la naturaleza.
esas otras cosas, siendo inmensas y en cantidad infinita, se conservan en buen orden sin
inteligencia alguna?" (Memorabilia, I 4,8).
“Porque toda naturaleza que no esté aislada o sea simple, sino que está unida y
vinculada a otra, tiene que tener algo que sea necesariamente lo principal, como sucede en el
hombre con la inteligencia...Pues resulta obligado el que la naturaleza entera, al no estar aislada
ni ser algo simple, sino algo que está en relación interna y externa, tenga algún principio rector,
así como en el hombre rige la mente, y en las bestias algún elemento por el estilo, del que nacen
los apetitos de las cosas. Incluso se piensa respecto a los árboles y demás vegetales que brotan de
la tierra…” (Elorduy, Op. cit.).
"Las noches, los meses y los años, son todas partes del tiempo... y el "era" y el "será"
son formas devenidas del tiempo, que de manera incorrecta aplicamos irreflexivamente al ser
eterno (Timeo 37 e)...estas especies surgen cuando el tiempo imita a la eternidad...lo que ha
devenido es devenido, lo que deviene está deviniendo, lo que devendrá es lo que devendrá y el
no ser es no ser (Ibid 38 b),
Aunque para el estoicismo no hay nada fuera del universo, y el universo es una
realidad viviente, un cuerpo; esto no significa que nos encontremos ante una concepción
materialista del mundo, pues para un estoico, la espiritualidad más exenta de toda
partícula material no estaba reñida con el concepto de corporeidad. La corporeidad
divina no es otra cosa que el poder activo de su imaginación o pensamiento, esa
corporeidad no tiene que ver con la inercia de la materia. Para Zenón la physis es una
fuerza que al modo del artista, crea conscientemente, “es el fuego artífice que
metódicamente procede a la creación”, es un principio espiritual que plasma
conformemente la materia a la razón. La physis no es sino el logos, por eso, razón y
materia son dos aspectos de un único ser.
Bibliografía