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En el arcaico tardío (4.000 – 1.500 a.C.) continua con la recolección y caza, pero
reinicia la domesticación de animales (pastoreo y alfarería), caracterizado por un
aglutinamiento de viviendas como Tulan, Purifica, Confluencia 1, Loa Oeste 3, Chiu –
Chiu 200 (940 a.C.), Tulor, Calor, Caserones, etc., con una dieta combinada entre la
caza, recolección y marítima (auge en la explotación de la costa).
En el norte árido tenemos aldeas como Chiu – Chiu, Alto Ramírez (1.000 a.C. y
300 d.C., en todo el norte chileno hasta San Pedro de Atacama, cultivaban el maíz y ají,
uso de cobre y plata en metalurgia, textiles de varios colores, enterramiento en túmulos
con deformación craneal circular, uso de alucinógenos, tuvieron contacto con los
habitantes del altiplano, esta aldea preparó al norte del puerto de Antofagasta, la
presencia de antiplánicos de Tiwanaku, uniformó a casi todos los grupos costeros y de
los valles desde Arica hasta Cobijos), Tulor (habitaciones de adobe y barro, con una
planificación compleja, almacenamiento en bodegas), Calar (planificación menos
compleja, habitaciones de piedra, almacenamiento en bodegas), Caserones, Pirca,
Huatacondo.
En el norte chico o semiárido se encuentra San Pedro Viejo (2750 a.C.) con
explotación agrícola; La Cultura Molle (300 a.C. – 700 d.C.), donde se introduce
población argentina, surgiendo tradiciones agroalfareras, se ubicaban en los valles,
desde el rió Salado hasta el río Choapa, eran aldeanos y sedentarios, aunque su
movilidad también era notoria, cultivaban maíz, porotos, zapallos y puede que algodón,
actividades pastoriles y caza, no explotaban loa recursos del mar, se ubicaban
principalmente en los valles e interfluvios, usaban el tembetá (bezote), la pipa en forma
de “ T” invertida, uso del cobre, industria lítica, cerámicas pulidas de color negro, rojo y
café (cerámica preferentemente monocroma) y el arte rupestre.
La cultura diaguita en el norte semiárido (1.100 d.C. hasta la llegada de los Incas
hacia el 1.470 d.C.), se divide en cuatro fases según los diseños de su alfarería
rescatados en las tumbas, perteneciendo la cultura Las Animas a la primera fase
(arcaica) y las fases de Transición, Clásica y Diaguita Inca corresponden a la cultura en
concreto en el periodo Tardío Agro-Alfarero. La Fase I (relacionada con la fase IV de la
cultura las animas), aquí las sepulturas no son profundas, la mayoría individuales con
los cuerpos flectados hacia oeste-este en forma lateral, junto a los muertos hay alfarería
cerca de la cabeza (en su mayoría), asimismo agujas, punzones, arpones de hueso,
puntas de flechas y en ocasiones urnas de cerámica, restos de llamas o alpacas y en la
costa las ofrendas son restos de fauna marina y arpones. Practicaban la pesca,
ganadería y pastoreo.
La Fase II con gran cantidad de sepulturas en la costa, las que poseían poca
profundidad, eran colectivas, confeccionadas con piedra laja o de roca sedimentada, los
cuerpos en la misma dirección que la primera fase, son abundantes los platos de
paredes verticales con representaciones antropomorfas de color negro-rojo sobre
blanco-rojo. Espátulas de hueso, cuchillos, cinceles, aros de cobre y platos, anzuelos,
agujas, arpones, puntas de flecha y morteros de piedra y de hueso; jarros zapato y jarro
pato, con una delicada decoración, pero una cocción incompleta.
La fase III hay presencia inca, las sepulturas son similares, pero la alfarería es
más rica con los tipos cuzqueños (aríbalos), pucos, jarro pato, putus (prendedores) y
tumis (cuchillos en forma de semiluna). Vivieron en pequeñas aldeas, con habitaciones
hechas de barro, paja y madera. Cosechaban maíz, quínoa, papas, porotos y zapallos;
cultivaban algodón (para la vestimenta y otros textiles), uso de balsas de cuero de lobo.
La crisis diaguita comienza con la llegada de los incas y se profundiza con los
españoles.