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El catequista debe tener presente los objetivos de la Catequesis y cumplirlos, mientras planifica
y da la Catequesis.
(0) Repaso breve de semana anterior o bloque dado, comentarios tarea vivencial.
(4) Reflexiono (Puede ir después de cada subtema y debe ir al final de la Catequesis - antes
del taller)
(5) Taller
Nota2: Durante la Catequesis de deben incluir las citas de “ilumina con la palabra” y se puede
complementar con la frases sugeridas a utilizar. Es obligatorio que el charlista lea y se auxilie
del YOUCAT.
Objetivos específicos
1. Experiencia de vida. Que el catequista sea capaz de trasmitir su experiencia de vida
en cómo aplicar como forma de vida todos los mandamientos.
2. Experiencia de fe: Que el catequista transmita lo con su experiencia lo importante que
es el mandamiento de honrar a padre y madre y el de no mataras. Así mismo que logre
transmitir como se relacionan con los sacramentos y el porqué de cada afirmación dentro
del mandamiento presentado.
Cognoscitivo
Que comprendan la importancia de estos dos mandamientos en la vida diaria. Que lleguen a
valorar a sus padres y Dios y todo lo que ellos nos dan. Que defiendan la vida y la valoren en su
diario vivir.
Afectivo
Que no tomen los mandamientos presentados como una obligación, si no como una forma de
vida para ser felices y una forma de respeto y amor hacia Dios.
Psicomotriz
Que los confirmandos quieran tomar estos mandamientos dentro su diario vivir, esta forma de
vida y pensamiento.
Citas Bíblicas
Frases
“Los diez mandamientos no son una imposición arbitraria de un Señor tirano. [...] Hoy, como
siempre, son el único futuro de la familia humana. Salvan al hombre de la fuerza destructora del
egoísmo, del odio y de la mentira. Señalan todos los falsos dioses que lo esclavizan: el amor a
sí mismo que excluye a Dios, el afán de poder y de placer que altera el orden de la justicia y
degrada nuestra dignidad humana y la de nuestro prójimo”. (San Juan Pablo II)
“La vida de los padres es el libro que leen los hijos”. (San Agustín)
“La tuberculosis y el cáncer no son las enfermedades más graves. Yo creo que no ser querido y
no ser amado es una enfermedad más grave aún”. (Beata Teresa de Calcuta)
“Sólo la roca del amor total e irrevocable entre el hombre y la mujer es capaz de ser el fundamento
para la construcción de una sociedad que se convierta en una casa para todos los hombres”.
(Benedicto XVI)
“Una familia que ora unida, permanece unida”. (Beata Teresa de Calcuta)
“Los más jóvenes deben honrara los mayores, los mayores deben amara los más jóvenes. (San
Benito de Nursia)
“Si la familia está bien, el Estado estará bien; si el Estado está bien, la gran comunidad de los
hombres vivirá en paz”. (Lü BuWe –ca, filósofo chino)
“En esto consiste La felicidad que dan los niños, en que con cada uno de ellos las cosas son
creadas de nuevo y el universo es otra vez puesto a prueba”. (G. K. Chesterton, escritor inglés)
“Dos cosas deben recibir los niños de sus padres: raíces y alas”. (Johann Wolfgang Von Goethe,
poeta alemán)
“Los hombres no deben morir por mano de otro hombre, sino tomados de la mano de otro
hombre”. (Horstkϋhler)
“Si un ser humano ya no está seguro en el seno de su madre, ¿dónde podrá entonces estar
seguro en este mundo?”. (Phil Bosmans)
“Los cristianos se casan como todos y tienen hijos, pero no los abandona”. (Epístola a Diogneto)
“Todo lo que hay que saber acerca del aborto está en el quinto mandamiento”. (Cardenal
Christoph Schόnborn)
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“Dios, danos valor para proteger toda vida no nacida. Porque el hijo es el mayor regalo de Dios
para la familia, para un pueblo y para el mundo”. (Beata Teresa de Calcuta)
“La minusvalía previsible de un niño no puede ser un motivo para interrumpir un embarazo [...]
porque también la vida con minusvalías es igualmente valiosa y afirmada por Dios y porque en
esta tierra nunca puede nadie tener garantía de una vida sin limitaciones corporales, espirituales
o intelectuales”. (Benedicto XVI)
“Si te amas a ti mismo, entonces amas a todas las personas como a t i mismo. Mientras ames a
una única persona menos que a ti mismo, no te has tomado aun verdaderamente cariño a t i
mismo”. (Maestro Eckhart)
“Con frecuencia los cristianos han negado el Evangelio y han cedido a la lógica de la violencia.
Han atentado contra los derechos de tribus y pueblos, han despreciado sus culturas y tradiciones.
Señor, ¡muéstranos tu paciencia y tu misericordia y perdónanos!”. (San Juan Pablo II, Petición
de perdón de la Iglesia en el año 2000)
Evoco
Alguna experiencia de vida (Propia o de alguien más que quieran compartir) que él/los
catequistas a cargo de la Catequesis. Dicha experiencia para mostrar con un ejemplo concreto
con respecto al tema/subtema que se esté presentando. Siempre deben haber experiencias (por
muy sencillas que sean) que vayan con la Catequesis dada.
Palabras de Juan Pablo II: “Sí, el marido no busca únicamente sus intereses, sino también los
de su mujer, y ésta los de su marido; los padres buscan los intereses de sus hijos, y éstos a su
vez buscan los intereses de sus padres. La familia es la única comunidad en la que todo hombre
“Es amado por sí mismo”, por lo que es y no por lo que tiene. La norma fundamental de la
comunidad conyugal no es la de la propia utilidad y del propio placer. El otro no es querido por
la utilidad o placer que puede procurar: es querido en sí mismo y por sí mismo. La norma
fundamental es, pues, la norma personalística; toda persona (el marido, la mujer, los hijos, los
padres) es afirmada en su dignidad en cuanto tal, es querida por sí misma.”
Provocó
¿Qué es más fácil decir? ¿Sí o no?, ¿Es malo vivir bajo mandatos?, ¿Perdemos nuestra libertad
viviendo como Jesús?, ¿Qué nos impide vivir el sí que decimos? ¿Qué cosas deterioran el
diálogo padres-hijos? ¿Cuánto cuesta acordarse de las personas a quienes hay que agradecer?
¿A quién de verdad debemos nuestras oportunidades? ¿Quién es que nos deja ser tal y como
somos? ¿Por qué odiar es tan grave como matar? ¿Cómo podemos defender nuestra vida y
ayudar a que otros lo hagan? ¿Hemos hecho lo que debíamos como hijos, con nuestros padres?
¿Hemos hecho lo que debíamos como hijos, con nuestros padres?
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(4) Contenido
Estructura de Contenido
Los puntos clave a tratar dentro de cada Catequesis.
Con esta Catequesis se inicia el bloque “Receta de la felicidad, vida de fe” (Mandamientos y la
Oración), es importante hacerlo notar.
Ser cristiano es algo más que una vida correcta que se atiene a mandamientos. Ser cristiano es
una relación viva con Jesús. Un cristiano se vincula íntima y personal mente con su Señor y se
pone con él en camino hacia la vida eterna.
«Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?» (Mt 19,17)
«Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos» (Mt 19,17); y añade después:
«Y luego ven y sígueme» (Mt 19,21).
Ser cristiano es haber asumido desde el Bautismo un nuevo estilo de vida; es una manera de
vivir distinta a muchas otras. Somos seres sociales y religiosos.
El auténtico discípulo de Jesús vive en el mundo, pero no sigue los caminos del mundo, sigue
los de Dios.
Ser cristianos implica exigencia. Hemos recibido el mensaje del amor como mandato único y
fundamental, y el amor es exigente. Lo que sucede es que a menudo nos resulta más fácil hacer
el mal que el bien. Mucha gente busca las cosas fáciles y las “difíciles” quedan para unos pocos.
Cuando una persona no responde a un mensaje, ya respondió “no”. Por eso, cuando Dios nos
llama y no respondemos, nuestra conciencia queda tan inquieta como cuando respondimos “no”.
Estas acciones, en donde dejamos de hacer el bien que podamos hacer, son los denominados
pecados de omisión.
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El camino del Reino, del seguimiento a Jesús, tiene sus exigencias. Esto es porque el cristiano
debe ser el primer valiente en vivir en base a la palabra y poder denunciar el mal, el pecado y la
injusticia. Pero ante todo se debe comprender que esta exigencia es para que seamos felices,
es “una receta para ser felices”.
El Decálogo3 contiene una expresión privilegiada de la ley natural. Lo conocemos por la
revelación divina y por la razón humana.
La forma que tienen aquí los diez mandamientos no coincide literalmente con la que aparece en
la Sagrada Escritura; el texto se refiere más bien a dos fuentes bíblicas: Éx 20, 2-17 y Dt 5,6-21.
Ya desde antiguo se han juntado ambas fuentes de forma didáctica y se han ofrecido a los fieles
los diez mandamientos en La forma presente de la tradición catequética.
Los diez mandamientos constituyen una unidad. Cada mandamiento remite a los demás. No se
puede quitar arbitrariamente ningún mandamiento.
3
(«diez palabras», del griego deka = diez, y logos = palabra). Los diez mandamientos son el resumen
central de las reglas fundamentales del comportamiento humano en el Antiguo Testamento. Tanto judíos
como cristianos se orientan según este texto fundamental.
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Lo peculiar de los diez mandamientos consiste en que en ellos se abarca toda la vida del
hombre. Pues los hombres nos relacionamos a la vez con Dios y con nuestro prójimo, por lo que
los podemos dividir así:
Los diez mandamientos son presentados en esté itinerario en tres partes (En cuatro
Catequesiss):
Se dan los mandamientos para Dios (1, 2 y 3) de último en este bloque para que aprecien más
su importancia y estén más comprometidos al recibirlos en el proceso y cerrar con los primeros
más importantes del decálogo.
4 Mantener limpio el corazón para ser felices con Dios, con uno mismo y con nuestro prójimo.
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El cuarto mandamiento se refiere en primer lugar a los padres, pero también a las personas a
quienes debemos nuestro bienestar, nuestra seguridad y nuestra fe.
Lo que debemos en primer lugar a nuestros padres, es decir, amor, agradecimiento y respeto,
tiene que regular también nuestra relación con las personas que nos dirigen y están a nuestro
servicio.
Hay muchas personas que representan para nosotros una autoridad natural y buena, otorgada
por Dios: padres adoptivos o de acogida, parientes mayores y antepasados, educadores,
maestros, empleadores, superiores. A ellos debemos honrarlos justamente en el cuarto
mandamiento.
Los hijos no pertenecen a sus padres ni los padres a sus hijos. Toda persona pertenece
directamente a Dios. Sólo con Dios existe un vínculo absoluto y perpetuo. Así se comprende la
palabra de Jesús a quienes son llamados:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo
o a su hija más que a mí, no es digno de mí» (Mt 10,37).
Por ello los padres deben poner a sus hijos en manos de Dios, llenos de confianza, cuando el
Señor los llame a una vida de entrega en una comunidad religiosa o como presbíteros. Los
padres deben respetar y favorecer la vocación de sus hijos. Han de recordar y enseñar que la
vocación primera del cristiano es la de seguir a Jesús.
Este mandamiento nos indica incluso, en un sentido más amplio, nuestras obligaciones
ciudadanas frente al Estado. El ciudadano está obligado en conciencia a no seguir las
prescripciones de las autoridades civiles cuando son contrarias a las exigencias del orden moral.
“Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5, 29).
Este mandamiento no es obligante solamente para los hijos; a todos por igual Dios nos pide
contribuir para que haya auténticas familias, en las que sea posible el desarrollo integral de cada
uno de sus miembros.
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Educar a los hijos es uno de los fines fundamentales del matrimonio; por lo tanto, es una
responsabilidad ineludible de los padres. Se trata de la formación humana, de manera que los
hijos puedan prepararse como personas de bien para la sociedad.
Los padres, entonces, están encargados de velar los hábitos alimentarios, los hábitos de
higiene, la salud preventiva, el estudio, la educación en la sexualidad y la formación espiritual.
Tienen el deber de atender, en la medida de lo posible, las necesidades materiales y
espirituales de sus hijos.
Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Dios quiere que
del amor de los padres, en la medida de lo posible, procedan los hijos. Los hijos, que están
confiados a la protección y cuidado de sus padres, tienen la misma dignidad que sus padres.
La familia educadora lo es de todas las personas que la conforman. Para ello, es indispensable
el ambiente de armonía, de diálogo, de ayuda recíproca, de comprensión, de aceptación de
los errores de los otros y de corrección mutua.
Los hijos son don de Dios y no propiedad de los padres. Antes de ser hijos de sus padres, son
hijos de Dios. La obligación más noble de los padres es regalar a sus hijos la Buena Nueva y
transmitirles la fe cristiana.
La familia, como dice la Iglesia, es una Iglesia en pequeño, una «iglesia doméstica», cuya
irradiación debe invitar a otros a la comunión de la fe, la esperanza y la caridad.
Una familia cristiana debe ser una Iglesia en pequeño. Todos los miembros cristianos de una
familia están invitados a fortalecerse mutuamente en la fe y a aventajarse unos a otros en el
celo por Dios. Deben rezar unos por otros y conjuntamente y realizar en común obras de amor
al prójimo.
• Los hijos
El amor de los hijos hacia sus padres incluye el respeto y la obediencia, el diálogo sincero y
la búsqueda de consenso en las decisiones importantes de la vida de familia.
De la misma manera, los hijos adquieren cada vez con mayor responsabilidad, deberes
sagrados que deben cumplir para con sus padres. Estos deberes se acrecientan cuando los que
nos trajeron a la vida, van siendo mayores.
Recordando:
Jesús no vivió solo, Él tuvo a su sagrada familia. Y si Él vive en ti, vive en tu familia.
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La vida es un regalo de Dios; por eso mismo merece ser altamente apreciada.
Toda vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte, es sagrada, pues la
persona humana ha sido amada por sí misma a imagen y semejanza del Dios vivo y santo.
La vida es un don, un talento, un regalo que Dios nos da, por tanto no es una propiedad y
debemos rendir cuenta de ella (es un regalo somos un pedacito de Dios).
Sólo Dios es señor de la vida y de la muerte. Excepto en caso de legítima defensa o de auxilio
necesario nadie puede matar a una persona.
Atentar contra la vida es un crimen ante Dios. La vida humana es sagrada, es decir, pertenece
a Dios, es su propiedad. Incluso nuestra propia vida únicamente nos está confiada.
Dios mismo nos ha dado La vida; sólo él puede tomarla de nuevo. En el libro del Éxodo se dice
literalmente: «No matarás» (Éx 20,13).
Jesús en su mensaje ha proclamado que Él mismo ha sido enviado por el Padre para darnos
vida en abundancia. En efecto, sus milagros están dirigidos a restaurar la vida tantas veces
lastimada. Sus milagros y acciones son signos también de una Vida superior que ha venido a
traernos.
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• Integridad física
Hoy se infringe a menudo la prohibición de matar por motivos aparentemente humanos. Pero ni
la eutanasia ni el aborto son soluciones humanas. Por eso la postura de la Iglesia ante estas
cuestiones es de una claridad meridiana.
Algunos delitos que constituyen una gravísima ofensa al Dios de la vida son, por lo tanto
prohibidas:
2. El aborto: interrumpir intencionalmente la vida de un ser indefenso por nacer, es una falta
a un derecho inviolable. Está prohibido el aborto de un ser humano desde su concepción.
Todo aquel que procure un aborto, ejecutándolo directamente o prestando su
colaboración necesaria, si el aborto se produce, está automáticamente excomulgado.
10. Otros delitos: Detención de una persona sin causa justa, condiciones infrahumanas
provocadas parar vivir, esclavitud, prostitución y la destrucción y contaminación del
ambiente.
• Integridad psíquica
El mandamiento «No matarás» (Éx 20,13) se refiere a la integridad tanto física como psíquica.
1. Es especialmente grave el delito cuando son agredidos niños por los adultos que los
tienen a su cargo. Esto se refiere no sólo a los abusos sexuales, sino también a la
seducción mental por parte de padres, sacerdotes, profesores o educadores, a la
desviación de valores morales, etc.
2. San Pablo dice: «Si os indignáis, no lleguéis a pecar; que el sol no se ponga sobre vuestra
ira» (Ef 4,26).
La ira o cólera es en primer lugar un afecto natural, como reacción a una injusticia
experimentada. Pero cuando la cólera se convierte en odio y se desea el mal del prójimo,
lo que es un sentimiento natural se convierte en una falta grave contra la caridad. Toda
ira incontrolada, especialmente el deseo de venganza, está dirigida contra la paz y altera
«la tranquilidad del orden».
3. También podemos matar sin armas. Somos capaces de “matar” a los demás en nuestro
corazón, cuando les negamos afecto, cariño o aprecio. Cuando odiamos a alguien, de tal
manera que ni siquiera podemos verlo, lo “matamos en el corazón”. Esto es puesto que
por los sentimientos, creemos que ha dejado de existir y le negamos, por lo que le
matamos dentro de nosotros. Se mata con las miradas, la voluntad, el deseo, quitando
fama con críticas, deseándole el mal a alguien.
7NOTA IMPORTANTE: es necesario que le catequista revise toda la sección con respecto a este
mandamiento en el YOUCAT, en especial en esta Catequesis y los tome en cuenta para su Catequesis.
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La Iglesia es contraria a la pena de muerte porque es «tan cruel como innecesaria» (San Juan
Pablo II).
Todo Estado de derecho tiene por principio también el deber de castigar proporcionadamente.
En la encíclica Evangetium Vitae (1995) el Papa no dice ciertamente que la aplicación de La
pena de muerte sea en todos los casos una pena inaceptable y desproporcionada. Quitar la vida
a un criminal es una medida extrema, a La que un Estado sólo debe recurrir en «casos de
absoluta necesidad». Esta necesidad se da cuando la sociedad humana no se puede defender
más que con la muerte del reo. Pero estos casos, dice beato Juan Pablo II, «son ya muy raros,
por no decir prácticamente inexistentes».
La eutanasia en sentido propio, es decir, toda acción u omisión que por su naturaleza y en la
intención causa la muerte con el fin de eliminar cualquier dolor, constituye siempre un homicidio,
gravemente contrario a la Ley de Dios.
En cambio, no son eutanasia propiamente dicha y, por tanto, son moralmente aceptables la
administración adecuada de calmantes (aunque ello tenga como consecuencia el acortamiento
de la vida) o la renuncia a terapias desproporcionadas (al llamado encarnizamiento terapéutico),
que retrasan forzadamente La muerte a costa del sufrimiento del moribundo y de sus familiares.
La muerte no debe ser causada, pero tampoco absurdamente retrasada. Aunque la muerte se
considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden ser
legítimamente interrumpidos. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la
caridad desinteresada. Por eso, deben ser promovidos.
8Las respuestas de las preguntas del YOUCAT presentadas en este documento están sintetizadas y/o
complementadas, la respuesta completa está en el YOUCAT. Se debe ir a las citas mencionadas y
consultar la referencia obligatoria para la respuesta completa de estas preguntas.
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¿Por qué no es aceptable el aborto en ninguna fase del desarrollo del embrión? (YOUCAT
# 383)
La vida donada por Dios es propiedad directa de Dios; es sagrada desde el primer momento y
escapa de toda intervención humana. «Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que
salieses del seno materno, te consagré» (3er 1,5).
Solo Dios es señor de la vida y de la muerte. Ni siquiera mi vida me pertenece en exclusiva. Todo
niño tiene derecho a la vida desde su concepción. Desde el principio el ser humano que va a
nacer es una persona independiente, cuyo ámbito de derechos no puede ser invadido por nadie
externo a él, ni el Estado, ni un médico, ni siquiera su madre. La claridad de la Iglesia en este
punto no es ausencia de misericordia; más bien quiere señalar el daño irreparable que se causa
al niño inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad.
No. Abortar a un niño con minusvalías es siempre un crimen grave, incluso cuando se aduce el
motivo de ahorrarle a esta persona un sufrimiento en el futuro.
¿Se puede investigar con embriones vivos o con células madre embrionarias?
(YOUCAT # 385)
No. Los embriones son seres humanos, porque la vida humana comienza con la unión del
espermatozoide y el óvulo.
Considerar a los embriones material biológico, «producirlos» y «consumir» sus células madre
para fines de investigación es absolutamente inmoral y entra dentro de la prohibición de matar.
Merecen un juicio diferente las investigaciones con células madre adultas, porque éstas no
provienen de incipientes seres humanos a los que se elimina. Las intervenciones médicas sobre
un embrión sólo son responsables si tienen como fin la curación, mientras se garantice en ellas
la vida y el desarrollo íntegro del niño, y si el riesgo que comporta la intervención no es
desproporcionadamente alto.
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Recordando:
“Ustedes saben que se dijo: Ama a tu prójimos y guarda rencor a tu enemigo. Pero yo les digo:
Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores. Así serán hijos de su padre que está en
los cielos. Él hace brillar el sol sobre los malos y buenos y caer la lluvia sobre justos y pecadores”
(Mateo 5, 43-45)
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(5) Reflexiono
(Todas las respuestas de preferencia siempre buscar un ejemplo de vida para complementar la
respuesta)
Preguntas y Respuestas
Los siguientes puntos siempre se deben de realizar.
• Se pregunta a los confirmandos si hay dudas del tema/subtema dado.
• Plantear preguntas con compañeros.
• Y se les pregunta siempre (después de explicar un subtema y al final de la
Catequesis):
o ¿Qué piensan? ¿Están de acuerdo o no? ¿por qué?
Reflexión final
Se debe cerrar el tema de cómo aplicar dicho tema en nuestra vida. Deberán hacer un
compromiso (los jóvenes) y que digan el porqué de ese compromiso (de forma profunda, no
superficial). Y que indiquen la importancia del tema dado. Orientarlo siempre en Fe.
9 Estas preguntas el catequista debe hacerlas de forma directa al confirmando siempre, Todas las
preguntas se deben resolver en la reunión de catequistas previa a esta Catequesis.
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“Dios y padre nuestro, Tú, que nos has llamado a la vida por medio de nuestros padres, escucha
ahora nuestra oración filial por ellos.
Bendice a nuestros padres y llénalos de tu gracia, que sean signo de tu amor y nos guíen por el
camino de tus mandamientos.
Dales salud por muchos años y que nosotros, sus hijos, seamos su alegría siempre. OH Dios, de
quien procede toda paternidad en el cielo ye n la tierra, Padre que eres Amor y Vida, haz que
cada familia humana se convierta, por medio de tu Hijo Jesucristo, “nacido de mujer”, y mediante
el Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las
generaciones que siempre se renuevan.” (Juan Pablo II)
10 Esta oración personal, puede ser un momento de reflexión guiada por el catequista en relación al
tema, lo presentado es una propuesta.
11 Esta tarea es a criterio del catequista, pero si se debe dejar en toda Catequesis.
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El objetivo de este tipo de tareas es que lo aprendido se vuelva una vivencia (“Confi es
vivencial”).
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