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Pero entretanto, preocupado principalmente por la unin de sus conciudadanos con la ctedra de Pedro, buscaba
por doquier toda clase de argumentos
que pudieran contribuir a promover y
confirmar esta unidad, sobre todo estudiando atentamente los libros litrgicos
que, segn las prescripciones de los santos Padres, usaban los mismos orientales
separados. Con esta preparacin tan diligente, comenz a dedicarse a la restauracin de la unidad, con tanta fuerza y tanta suavidad a la vez y con tanto fruto que
sus mismos adversarios lo llamaban ladrn de almas.
que la cogen, son dichosos los que la retienen. El que me come vivir por m. Es lo
ms amable que se nos poda mandar.
Este sacramento, en efecto, es causa de
amor y de unin. La mxima prueba de
amor es darse uno mismo como alimento. Los hombres de mi campamento dijeron: Ojal nos dejen saciarnos de su carne!; que es como si dijera: Tanto los
amo yo a ellos y ellos a m, que yo deseo
estar en sus entraas y ellos desean comerme, para, incorporados a m, convertirse en miembros de mi cuerpo. Era imposible un modo de unin ms ntimo y
verdadero entre ellos y yo.
Y es lo ms parecido a la vida eterna
que se nos poda mandar. La vida eterna
viene a ser una continuacin de este sacramento, en cuanto que Dios penetra
con su dulzura en los que gozan de la
vida bienaventurada.