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MUESTRARIO DE POESÍA 51

Rafael
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD

Cadenas
Hablar desde la
inseguridad

BIBLIOTECA
DIGITAL DE
AQUILES
JULIÁN

Muestrario de
Biblioteca Digital Poesía 51
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 2

Hablar desde la
inseguridad
Rafael Cadenas, Venezuela
Edición digital gratuita de

Muestrario de Poesía 51
Editor: Aquiles Julián, República Dominicana.

Primera edición: Octubre 2009


Santo Domingo, República Dominicana
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MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 3

Contenido
El poeta frente a su tiempo / Aquiles Julián 5

Nombres 8
Hace algún tiempo solía dividirme… 8
Matrimonio 9
Lo que miras a tu alrededor 9
El que no espera… 9
He vivido 10
Mandelstam 10
¿Sabías? 10
Informe 11
1. 15
2. 15
3. 15
4. 15
5. 16
6. 16
7. 16
8. 16
9. 17
Derrota 17
Dichos 18
II 20
Intemperie 20
Ars poética 21
Las paces 22
Disyuntiva 22
La búsqueda 23
Inquisidores 23
Mirar 24
Nuevo mundo 24
Temor 26
Amantes 27
Una isla 28
El enemigo 30
Ella, la insojuzgable… 31
En la confusión, tu rostro… 31
XI 32
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 4
Me muevo 32
No me lavaste 32
Pídeles sus títulos 32
Postergaciones 32
XI 33
Tuvo que descender 33
Vives piel adentro 33
Despilfarro 33
Los cuadernos del destierro 33
Beloved country 36
Desolado 36
Rutina 37
Mal 37
Angst 37
Es como si amáramos… 38
Deseo 38
El argumento 38
7. 38
Amante 39
Gestiones 41
Combate 42
17 42

Cadenas: nunca he sabido lo que es un poema / Harry Almela 43


Carta al poeta Rafael Cadenas / Carmen Cristina Wolf 49
Rafael Cadenas, lecturas y notas / Carmen Cristina Wolf 52
El ars ethica de Rafael Cadenas / Ana Nuño 56
Contra la barbarie de la propia estimación / Claudia Posadas 62
Rafael Cadenas: la vida es la protagonista / Leonardo Padrón 72
Palabra, mundos e imaginario en … / Carmen Virginia Carrillo 74
Rafael Cadenas / Fabienne Bradu 88
Rafael Cadenas / biografía 92
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 5

El poeta frente a su tiempo


Por Aquiles Julián
“Hay intelectuales que apoyan el régimen y otros que están en
desacuerdo con lo que se está haciendo. Entre ellos estoy yo. [...]
Puedo decir lo que siempre les digo a los amigos hispanoamericanos
con quienes tengo la oportunidad de conversar: [...] cuiden su
democracia, aunque sea deficiente, aunque no sea cabal, para evitar
que pueda ser destruida por algún caudillo”.
Rafael Cadenas

Si algo signa estos tiempos es la confusión y la comedia estrafalaria.

Desvencijadas ideologías se reciclan y retumban de nuevo sus consignas. Así,


los delirios neototalitarios son el pan nuestro de cada día en países al borde de
un ataque… ¡totalitario!: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua… En otros,
como Argentina, la pareja de los Kirschner arremeten contra los medios de
comunicación adversos con el fin de acallar, someter, arrodillar… mientras se
hacen pingües negocios a costillas del Estado y todo disfrazado con una
vocinglería tercermundista de viejo cuño, del gusto de los grupúsculos
totalitarios que tapan y vindican a quienes les corean sus ideas mostrencas.

Y hay aquellos que vindican el igualmente añejo y desacreditado gorilismo: el


golpe militar, el gobierno de fuerza. Un dictador decrépito, Fidel Castro, es
enarbolado como un “ejemplo” ¿ejemplo de qué?, y una gestión ineficiente,
inepta, destructiva y ultra represiva, un modelo de cómo destruir un país es
propuesto como el camino a seguir: Cuba. Y el senil sátrapa enganchado a
consejero llega al cinismo mayúsculo de hablar sobre “la paz en Colombia”, él,
que ha sido uno de los titiriteros de la narcoguerrilla que ha enchumbado de
sangre Colombia. Pero, ¿nos estaremos volviendo locos?

Las ideologías impiden pensar con cierto nivel lógico y racional la historia y la
realidad. Que el llamado socialismo fue y sigue siendo una estafa es cosa harto
conocida. Lo fue en Rusia y los países y pueblos sometidos a los dictámenes de
una pandilla de delincuentes extremistas que dieron un contragolpe militar en
1917, sometieron por el terror a todo un país y luego se asesinaron entre ellos
mismos: no otra cosa fue la mal llamada “revolución rusa”, contrarrevolución
real que destruyó las conquistas alcanzadas por la Revolución de Febrero, única
experimentada en Rusia. Y luego, las experiencias de las llamadas (los
totalitarios son maestros del arte del eufemismo) “democracias populares”,
gobiernos satélites sometidos a la KGB y al dictador soviético de turno; de las
improvisaciones delirantes de Mao que arrojaron decenas de millones de
víctimas en China; los desparpajos criminales de Mengistu en Etiopía, de Pol
Pot en Kampuchea, de Kim Il Sung en Corea del Norte o del patético Enver
Hoxa, el tirano de Tirana; la ineptitud atroz de los violentos mandarines
cubanos que traicionaron la revolución libertadora contra Batista, la
corrompieron e impusieron una dictadura estalinista en contra del pueblo
cubano que dura ya 50 años, todo eso ha emergido como los desperdicios, que
siempre terminan por flotar.
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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 6

Sin embargo, pese a tanta ineptitud, tanto fracaso, tanta mediocridad, tantos
crímenes y abusos y tanta barbarie cometida en nombre de “los nobles ideales
revolucionarios”, ¡ese modelo es el que los demagogos populistas
neototalitarios están proponiendo como el camino a seguir por nuestros
pueblos!

Y por el otro lado, están los que quieren retrotraernos a las igualmente ineptas
y corruptas dictaduras militares y gobiernos de fuerza que pretendían ser la cura
de los extravíos izquierdistas. Lo mismo, en el fondo.

La libertad, la democracia, los derechos civiles, todo lo que tiene de humano y


decente la sociedad, aquello que nos permite convivir sin destrozarnos a
dentelladas: el respeto a la discrepancia, el derecho a expresarse, a asociarse, a
elegir y ser elegido… Todo lo que significa un paso de avance: la propiedad
privada que evita que el Estado subyugue al individuo, que permite al que
discrepa ganar sus medios de vida y subsistir; la limitación de los poderes del
Estado y su dispersión en órganos que se intercontrolan, los mecanismos
institucionales para vigilan el exceso, el abuso, la corrupción… Todo lo que ha
significado un mínimo avance está en trance de ser barrido por la vocinglería de
los demagogos que cortejan y manipulan a masas enardecidas, enseñadas a no
pensar ni discriminar, acicateadas con promesas de dádivas y prebendas a
recibir mediante el despojo de los que han reunido algunos bienes o con la
repartición de ayudas o préstamos.

Ese carnaval irresponsable en que se dibuja la estremecedora imagen de la


tragedia social y que está llevando a países como Venezuela a una situación
explosiva e insostenible, tiene de parte de los escritores e intelectuales tres
opciones:

1. Sumarse a la cohorte de beneficiarios


2. Mantenerse irresponsablemente al margen
3. Asumir la responsabilidad de decir verdades indeseadas

Rafael Cadenas, el gran poeta venezolano, escogió con mucha dignidad y


responsabilidad la tercera opción. Y está pagando el precio de ello. Hay una
campaña asqueante de denuestos y calumnias en su contra.

Era más fácil, claro, sumarse. Esa ha sido una conducta que, cuando la
matraca de calumniar que manejan los totalitarios ve que es en su favor,
mueven a loas y santificaciones en su bien aceitado mecanismo de crear ídolos:
Benedetti, Galeano, son algunos de los santones que nos proponen como los
máximos cultores de la poesía y la literatura. Y en realidad nos lo proponen no
por sus méritos literarios, sino por su inveterada sumisión, por su inmoral
colusión, por su silencio cómplice.

El poeta Cadenas decidió asumir sus riesgos, escogió enfrentar al poder. Y no


un poder cualquiera, se trata de un proyecto dictatorial latino que busca
aherrojar y destruir la sociedad venezolana. Es cierto que la democracia
venezolana se había ido desfigurando y desvirtuando debido a la corrupción que
ADECOS y COPEYANOS, los dos partidos tradicionales, propiciaron,
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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 7
mantuvieron y fomentaron, lo que dio origen a que un país de riquezas
proverbiales desarrollara una cultura gozona, facilona, despilfarradora, con una
clase pobre parasitaria, una clase media oportunista y una clase empresarial
coludida con los políticos para enriquecerse más y más y más, mientras el país
dormía sus harturas.

Y en ese proceso, Venezuela se quedó sin líderes válidos. Las viejas burocracias
políticas, enquistadas en las maquinarias electorales de Acción Democrática y el
COPEY, se repartían las sinecuras de los puestos. La población, asqueada hasta
la náusea, se sentía estafada una y otra vez por los mismos bribones de siempre,
los seudo líderes de las mafias políticas que no representaban a nadie. Y eso
abrió el camino al delirante caudillo Chávez.

Hoy Venezuela vive el trance de evolucionar o hacia la consolidación de una


democracia más real y profunda o hacia la dictadura totalitaria del partido único
y el caudillo omnipotente. Los cuates cubanos animan a Chávez a imponer la
solución estalinista. Los sectores que representan al pueblo y los intereses sanos
de Venezuela cargan con la responsabilidad de impedir que el estalinismo de
imponga. Y a la vez diferenciarse de los viejos aparatos corruptos que
encharcaron a Venezuela en el pantano político en que ahora zozobra.

Rafael Cadenas, desde las palabras con que encabezamos esta presentación,
nos llama a cuidar esa frágil libertad, cuyas limitaciones y precariedad en
muchas ocasiones nos desesperan.

Cierto es que las depravaciones, las impunidades, las arbitrariedades, la


rapiña descarada, los abusos y las vagabunderías de nuestros “políticos”,
pandilla de truhanes y bandidos que operan como mafias en perjuicio de los
pueblos, asquean , irritan y desesperan. Pero no es reculando hacia atrás, hacia
pillos peores, hacia tiranos, hacia la dictadura del caudillo, como vamos a
avanzar. Es, por el contrario, aunando fuerzas, educando, esclareciendo,
desenmascarando y forjando un polo moral de referencia, para que tanto dolo y
tanta robo y tanta impunidad sean castigadas y emerjan partidos que corrijan,
enderecen, fortalezcan y mejoren nuestras instituciones y nuestra democracia.

Somos países semidemocráticos. Más de seudodemocracia formal, que de


democracia real. Pero lo poco que hayamos avanzado, lo exiguo que podamos
haber conquistado, lo ínfimo que hayamos mejorado no es justo, ni inteligente,
ni correcto perderlo para retroceder endrogados por los cánticos melosos de los
demagogos que prometen villas y castillas, cuando su único interés es destruir el
poquito de democracia alcanzada y retrotraernos hacia la dictadura, y esta de un
carácter más perverso y criminal.

El poeta ha asumido su honroso rol, ha plantado cara al Poder omnímodo y ha


asumido una función de referente moral. Grande en su poesía, Rafael Cadenas
es aún más grande en su ejemplo, en una América Latina en que escritores,
artistas e intelectuales hemos dado espectáculos lastimosos de sumisión, de
indecencia, de rebajamiento moral.

Aquiles Julián
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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 8

Nombres
Te llamas hoja húmeda, noche de apartamento solo, vicisitud.
campana, tersura y lascivia, ingenuidad, lisura de la piel,
luna llena, crisis,
oh mi cueva, mi anillo de saturno, mi loto de mil pétalos,
Éufrates y Tigris, erizo de mar, guirnalda, Jano, vasija, tórtola,
S. y trébol,
ovípara,
uva, vellocino y petrificación;
podrías llamarte…
pero tu nombre es
lecho, lavamanos, dentífrico, café, primer cigarrillo,
luego sol de taxis, acacia, también te llamas acacia y six pi em
-em- o half past six o seven, cerveza y Shakespeare
y vuelves a llamarte hoja húmeda, noche de apartamento solo
día tras día,
sí, tienes tantos nombres
y no te puedo llamar,
todo tan absurdo como esa mañana sin amor que el espejo
de los baños recoge y protege,
todo tan desoladamente inabordable,
todo tan causa perdida.

Hace algún tiempo solía dividirme…


Hace algún tiempo solía dividirme en innumerables personas.
Fui sucesivamente, y sin que una cosa estorbara a la otra, san-
to, viajero, equilibrista.
Para complacer a los otros y a mí, he conservado una ima-
gen doble. He estado aquí y en otros lugares. He criado espec-
tros enfermizos.
Cada vez que tenía un momento de reposo, me asaltaban las
imágenes de mis transformaciones, llevándome al aislamiento.
La multiplicidad se lanzaba contra mí. Yo la conjuraba.
Era el desfiles de los habitantes desunidos, las sombras de
ninguna región.
Ocurría al final que las cosas no eran lo que yo había creído.
Sobre todo, me ha faltado entre los fantasmas aquel que ca-
mina sin yo verlo.
Tal vez el secreto de lo apacible esté allí, entre líneas, como
un resplandor innominado, y mi soberbia injustificada ceda
el paso a una gran paz, una alegría sobria, una rectitud inme-
diata.
Hasta entonces.
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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 9

Matrimonio
Todo, habitual,
sin magia,
sin los aderezos que usa la retórica,
sin esos atavíos con que se suele recargar el misterio.

Líneas puras, sin más, de cuadro clásico.


Un transcurrir lleno de antigüedad,
de médula cotidiana,
de cumplimiento.
Como de gente que abre a la hora de siempre.

Lo que miras a tu alrededor


Lo que miras a tu alrededor
No son flores, pájaros, nubes,
sino
existencia.

No, son flores, pájaros, nubes.

El que no espera
El que no espera
vive

como inerme,
como húmedo,
como naciendo,
como suficiente,
a lo largo de los días
que no se suman,
desde lo hondo,
abajo,
abajo,
nuevo,
bañado,
parido
desde otro vientre,
barro igual
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 10
y sin embargo
otro.

He vivido
He vivido
cediendo terreno
hasta quedarme con el necesario
-un área invicta,
de nadie,
que un desconocido reclama.

Mandelstam
Vivo
¿a quién debo este honor?

Mi alma vacila. Dante me acompaña


a través de la noche soviética.

Yo vago entre las ruinas


de la Hélade.

No puedo huir.
Esconde
los poemas, Nadezda.

He abandonado toda esperanza


a la entrada del campo.

El único que habla ruso


no podía olvidar.
Un dios perdona,
un semidiós no.

Los gritos
se pierden en la vastedad de mi país.

¿Sabías?
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 11
¿Sabías
en tus adentros
que los poemas no bastan?

¿Para qué esculpir


la palabra,
carentes?

¿Se espera oír


diciendo?

¿Qué se busca
excavando con ella
en tierra endurecida?

¿Quién puede hablar


sin saberse
milagro?

Informe
Oigo los ayes de la quimera.

Alguien sitiado se aferra al antiguo arrullo.

Del reino sólo quedan escombros.

Tiempo, transpiras olor a tormenta.

Vuelve a los pozos donde nunca en verdad estuviste.


Busca el secreto para regresar. No te pierdas en la cámara de las preguntas.

Los relojes no dejan respirar.

Reja de lluvias, en tu magia me anego.


la ahogada tres veces
-sombra donde el verdugo no está, día sin jueces, ruta- siempre regresas.

Ahora
salvemos de las máscaras a la rosa.

Hemos jugado todas las cartas y estamos en el mismo sitio.


Los pasos dan siempre al centro de la red.
Atrapados se inicia otro aprendizaje.

Hay que zozobrar.


MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 12
Los días nos azotan.
¿En qué punto tuvo lugar el extravío?
¿Dónde perdimos el rastro?
¿Qué nos volvió infieles?

Como viajero, hice entrega de mis papeles personales.


Todavía ando en busca de mi verdadero nombre.
Veo, sí, que la verdad ocupa el mismo lugar de mi cuerpo.

Olvido
y despiertan astros como frutas.

Por nosotros boga un lenguaje de primer día.

Eras la que me hacía desaparecer.

Acaso yo renazca ahora.

Ahora.

La memoria nos sigue como lobo.

Es decir, no hemos sido capaces de resucitar.

Nos demoramos con las cargas sucesivas que comparecen juntas.

Se vive en cierne.

Los pesos no dejan ver.

Es necesario estar donde se está para que el alma respire.

Recóbrate en la luz de los viejos patios.

Acuéstate como si acabaras de nacer.

Cada uno sólo es dueño de su dédalo

La poesía no transforma.

Urge algo que nos arrase como un brillo.

Paciencia.

Preparemos lentamente el regreso a casa.

Se solicita una gran quietud para no hacerse pedazos.

Caminamos bajo un derrumbe, pero caminamos.


MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 13
Hemos dejado perder tantos días que los meses cabalgan en caballos
cenicientos.

Este es el rito del que hace señales, para que nadie, sólo nadie, venga a
rescatarlo.

¿En medio de la tormenta quién tiene nombre?

Sólo un soplo de orígenes desata.

Calle nuestra vieja voz para que el tiempo cese.

Soltarse, eso,

sin prisa, es decir, con verdadera urgencia.

Coraje, llegaremos a la salida.

Caminemos entonces todas las leguas, amortajados pero caminemos. ¿Alguien


responderá al fin?

Ceremonia en pos de un orden donde el cuerpo encaje, no este interminable


descampado.

Algo me dice que en el fondo del fondo estamos unidos.

Unidos y separados.

Unidos.

Y el último peldaño, la palabra, también es necesario que no hechice. Olvida el


estilo.

Ponte a tu lado para que puedas sentarte fuera del absurdo.

Las Erinias se reúnen al pie de lo roto.

En tu mano está el barro azul del destino y lo pierdes.

Tú siempre en un solo sitio, girando como una torre.

¿Quién detiene los monstruos al borde de la pesadilla?

Somos espectros de un éxtasis.

El hombre sólo tiene una vieja canción para calmar sus tormentas.
Lo que se llama corazón es polvo que palpita.
Sólo el olvido sostiene.
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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 14
Las sábanas susurran caídas.
La almohada es la boca de un abismo.
Un niño nos persigue por las calles.
El viento es un sobreviviente descalzo.
Ya no voy al sitio donde el alma aumenta, me reúno donde se congregan los
acusados.
Después me aparto, casi secreto.

De una costilla mía te hicieron y has crecido hasta olvidarte.


Se pierde nuestra gran noche, pero te ensanchas como un despertar.

Me asiste la desmemoria.

Para los fantasmas que me dejas no habrá comida.

Ahora los días vibran como manos de recién nacidos, ahora.

¿Huida?
Nadie puede partir, todos buscan un sitio de anclaje, aún el vagabundo roído
por los astros.

Sólo por ti gira la tierra.


Me deslizo por tu selva amarilla, mis pedazos te despeinan,
mi deseo es verte cuando no seamos círculos.

¿Qué ocurrirá cuando abra la puerta, salga y camine?

Dormimos sobre trompetas finales.

Nos sostiene un indescifrable prodigio.


Desaparezcamos para ser nosotros.

¿Pero qué hacer con la inercia que se prende de los brazos,


qué hacer con las trampas, qué hacer con la sordera?

Sobrevivimos a un estrago.

Ya no tengo rostro,
mi ser se erige sin clave,
ando como acabado de despertar.

Es un milagro estar aquí, el sólo estar aquí.

¿Qué orilla me espera ahora?

Me dilapido contra escollos de silencio,


perdido en una fresca antigüedad,
a la desnudez prometido.

Se secan las arterias del idioma.


MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 15
¿Soy? Mi piel lo dice. Lo confirma mi cuerpo, buen perro faldero de la vida.
El se llena de raíces, rebosa de pronombres encendidos,
entra y sale por puertas que no se abren.

Se rehace el alborozado vino.

1.
Eludías
el encuentro
con el tú
magnífico,
el que te toma
y te anula como tempestad
y de ti arranca al que busca.

2.
Cómo pudiste vivir
de la idea
que la ocultaba,
con un sabor
que no era el de ella,
huyendo
de su aparecer
que era también el tuyo?

3.
Llegas
no a modo de visitación
ni a modo de promesa
ni a modo de fábula
sino
como firme corporeidad, como ardimiento, como inmediatez.

4.
Llevas el amante
al lugar
del acontecer
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 16

-el lugar
del asentimiento.

5.
Él abre los ojos,
siente,
se abandona.
Sabe ya que nada, nada
le pertenece,
salvo su dependencia,
y acata
el extraño señorío.

6.
Se creyó dueño
y ella lo obligó a la más honda encuesta,
a preguntarse qué era en realidad suyo.
Después lo tomó en sus manos
y fue formando su rostro
con el mismo material del extravío, sin desechar nada,
y lo devolvió a los brazos del origen
como a quien se amó sin decírselo.

7.
Misión

del amante:

arder
fuera del camino.

8.
Enséñame,
rehazme

a fondo,
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 17
avívame

como quien enciende un fuego.

9.
Destruye
la retórica del amante
y hazlo venir a pie, desnudo, sin arrimo,
a tu recio descampado.
Que pruebe a sostenerse ahí,
que sienta tu frío,
que vele.

Derrota
Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
}que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más
burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
("Ud. es muy quedado, avíspese, despierte")
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 18
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
cuya enumeración sería interminable;
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico
aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer
todo y crear de mi indolencia, mi flotación, mi extravío una frescura nueva,
y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.

Dichos
Vivir en
el misterio: frase redundante.

*
Todo es misterio, aun lo que la conciencia conoce en detalle en
su orgulloso penúltimo escalón-

Lo que tengo por novedad no es novedoso, es la novedad de la gota de


agua.

¿Discutir para qué? Siempre es posible encontrar argumentos para


defender esto
o aquello. De lo que se trata, y hay urgencia, es de inquirir.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 19

En las universidades existe siempre el peligro de que la literatura deje


de ser lo que es
-la manera más entrañable de habla- para volverse objeto de estudio,
algo que será viviseccionado en lugar de ser vivido.

Con la palabra «materia» se le da otro nombre al misterio.

Cualquier
hombre es una agresividad en busca de una bandera.

Lo más importante es lo que no puede ser hallado.

La razón se crea su propio coto para señorear allí. No le atañe pregunta


que no lleve
en sí su posibilidad de respuesta. Su fuerza es falsa, pues se apoya en
el límite
que ella misma se pone.

No hay
diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario.

Quien no
busca, es.

*
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 20
Nada hay
más extraño que la existencia.

II
Acuñar quimeras
como soles muertos
para los ojos de un fantasma,
no es tu tarea.

De intemperie

1.
¿Cómo pudo
volverse tribunal
de su vida
(no es sino la sala
donde se reúne
a rumiar fallos)
el
que menos juzga,
el
que existe desde su cuerpo,
el
menos concluyente
de los nacidos?

2.
Puesto que estás aquí,
tienes que

Aquí se camina
sin preguntar.

Tienes que
No precisemos.
Haz como que entiendes.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 21
Ya sabes:
sin interrogar.
(Todas las preguntas caen
a los pies de tienes que.)

¿Angustia?
Nada de eso,
quédate tranquilo
en tu silla, contando las horas.

3.
Vida
arrásame,
barre todo,
que sólo quede
la cáscara vacía, para no llenarla más,
limpia, limpia sin escrúpulo
y cuanto sostuviste deja caer
sin guardar más.

Ars poética

Que cada palabra lleve lo que dice


Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni


añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis
palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira,


señálame
la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame,
sacúdeme.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 22
El poeta moderno habla desde la inseguridad

No tiene más asidero que la vida. Seguramente una voz queda le dice en los
adentros: La época de las causas ya terminó. Ya no puedes aferrarte a religiones,
ideologías, movimientos, ni siquiera literarios. Se acabaron las banderas. Pero
este desengaño lo libera para luchar en otra clave por lo que religiones,
ideologías, movimientos dicen defender: lo religioso, lo humano, lo valedero.

Esa voz, que parece la del nihilismo, podría ser más bien la voz de la vida que
desea recuperarnos.

Las paces
Lleguemos a un acuerdo, poema.
Ya no te forzaré a decir lo que no quieres
ni tú te resistirás tanto a lo que deseo.
Hemos forcejeado mucho.
¿Para qué este empeño en hacerte a mi imagen
cuando sabes cosas que no sospecho?
Líbrate ya de mí.
Huye sin mirar atrás.
Sálvate antes de que sea tarde.
Pues siempre me rebasas,
sabes decir lo que te impulsa
y yo no,
porque eres más que tú mismo
y yo sólo soy el que trata de reconocerse en ti.
Tengo la extensión de mi deseo
y tú no tienes ninguno,
sólo avanzas hacia donde te diriges
sin mirar la mano que mueves
y te cree suyo cuando te siente brotar de ella
como una sustancia
que se erige.
Imponle tu curso al que escribe, él
sólo sabe ocultarse,
cubrir la novedad,
empobrecerse.
Lo que muestra es una reiteración
cansada.
Poema,
apártate de mí.

Disyuntiva
La naturaleza de la poesía
es inintencionada.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 23
Goran Palm

Yo quería escribir
un poema,
luego tuve la intención
de no tener intención
y el poema se quedó allí
detenido,
atrapado,
carbonizado entre la chispa
de las dos intenciones
y aquí
lo dejo.

La búsqueda
Nunca encontramos el Grial.
Los relatos no eran verídicos.
Sólo la fatiga de los caminos acompañó
a los que se aventuraron,
pero se esperaban historias,
¿qué sería nuestro vivir
sin ellas?

Nada se resolvió,
hubiéramos podido quedarnos en casa.
Es que somos tan inquietos.
Sin embargo, concluido el viaje
sentimos que en nosotros
—ya no rehenes
de la esperanza—
había nacido
otro temple.

Inquisidores

Van de un sitio a otro midiendo, anotando, mordiendo aquí, más allá, llenos de
baba de pasado, muecas, rótulos. Indician, señalan, dictan, corrigen, acosan.
Ahí, dicen, está el culpable. Nuestros códigos amaestrados lo perseguirán
ladrando día y noche. Ahí está, nuestros mastines olisquean el rastro sucio. Él es
la mancha en nuestras baldosas. Agravia nuestra pureza. Por el mundo,
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 24
siempre, con sus libros de cuentas, sus lápices perversos, sus esto sí esto no, sus
autos de fe, sus pócimas vengativas, extendiendo un rojo metro sobre el cuerpo
que la jauría va a perseguir.

Ahí está el que nos traicionó, dice. Escupamos, que ahí viene.

Espiémoslo como un solo ojo.

Mirar

Veo otra ruta, la ruta del instante, la ruta de la atención, despierta, incisiva,
¡sagitaria! Pico de víscera, diamante extremo, halcón, ruta relámpago, ruta de
mil ojos, ruta de magnificencia, ruta de línea que va al sol, reflejo del rayo
vigilancia, del rayo ahora, del rayo esto, ruta real con su legión de frutos vivos
cuyo remate es ese lugar en todas partes y ninguna.

Nuevo Mundo

He quemado las fórmulas. Dejé de hacer exorcismos. Lejos, lejos queda el


antiguo poder, mi legado. Hálito de fogata en mis narices, mi idioma
desintegrado, la sombra todavía húmeda de un sortilegio. Como vena de agua en
la oscuridad otra vida avanza. Todo el arrasamiento ha sido para desplazarme,
para vivir en otra articulación.

Papeles del amanecer. Siempre hablan de la patria adoptiva, la que me ha dado.


Hojas amontonadas como para una ceremonia. Sacrificio a un dios de ébano.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 25
3

Esas escrituras invariables.

Siempre regreso al mismo idioma. Un cuero embrujado de animal.


Inatrapable, pero presente como la vida de un antepasado.

Tejido sobre el tejido, la lengua muerta del amor, fuego que me ha hecho
adicto a un culto insinuante.

El amanecer no me devuelve el amuleto perdido. Desde una playa un


anciano hace señales. Trato de regresar a los pozos, pero no sé el camino.

Entra mi sombra
Trae una serpiente, un búfalo, una mujer, una casa,
un muelle.
Intoxicación de cobres salvajes.
Avanza, avanza.
Droga.
Se apodera de lo que miro.
Va marcando aquí y allá, todo.
Luego huye para unirse a un animal.

Se pierde entre las hojas como un ave.

Memoria que sale a buscar cosas huidizas. Posesiones que pertenecen


menos a su dueño que al aire. Eso que un cofre de madera quiere proteger no
nació para las palabras. Sólo yo me empeño en quitárselo a los ojos.

¿Qué lengua traerá los tesoros sin tocarlos?


Al fondo un rey enfermo me ve partir.
Yo le entrego un estuche con un rubí ansioso.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 26

Voy, abriéndome paso por entre la aspereza, al lugar donde está guardado
mi retrato futuro.

Un fuego remoto me sostiene. De su aura roja tomo mis préstamos.


Pasadizo hacia la incandescencia, no admites plazos.

Orgía vegetal.
Una mujer desnuda se acuesta bajo la lluvia.

Texturas donde una ausencia se mira.

Caverna olorosa, condúceme.

10

Légamos jamás recuperados.

De repente un roce. El universo de la piel. El hilo extraviado en el viaje.


Estoy bañado por lo que vive, por lo que muere.

Cada día es el primer día, cada noche la primera noche, y yo, yo también
soy el primer habitante.

Temor
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 27
Alguien cierra una puerta a un hombre que enmudece, se mira en su celda de un
solo respiradero y duda de que él mismo exista.

Algunas veces, por instantes, es sacado a ver sol, pero vuelve por sus propios
pasos a su sitio.

Allí al menos sabe que sufre.

Amantes
I
Por prenda
le diste el mundo,
pero una inatención se lo robaba.
Uniéndolo

lo condujiste
lentamente al sabor,
al alojamiento,
a la sacralidad.

El amante custodia tu ara


con las palabras que le concedes,
las de todos los días, pero a otra luz.
(No pueden venir sino de ti,
en él adentrada)
Y te oye,
o eso cree,
y sabe que tu anillo no se extingue
ni pierde su sonido,
boca
que le da en su boca el alimento.

Enséñame,
rehazme
a fondo,
avívame
como quien enciende un fuego.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 28

II
Ella conoció tu andar,
aquel fuego a la deriva, sin sosiego, solo,
que se consumía
en calles
más terribles
que el hambre de gracia.

Cuanto hiciste
fue para propiciar
el encuentro.
Aparta pues de ti
la espera.
Ahora.
Sólo hay
aquí,
ya,
un aquí embriagado
en un ya de oro.
Súbitamente
estás ante ella.
La vida a quemarropa.
Por fin.
En tu cuerpo.
La flor inmediata,
la única,
te esperó siempre.

Una isla
1.
Coney Island
Rosa de claras risas
que golpea siempre
un mismo jirón de luz
y a un blanco río
de trópico que duerme
va girando,
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 29
girando
en la noche
amante.

2.
Escribiste: "Estos muros se hacen transparentes cuando te siento.
Mañana traigo los libros.
Te besa".
Mi libertad había nacido tras aquellas paredes. El calabozo núm. 3
se extendía como un amanecer. Su día era vasto.
El pobre carcelero se creía libre porque cerraba la reja, pero
a través de ti yo era innumerable.

3.
Vengo de un reino extraño,
vengo de una isla iluminada,
vengo de los ojos de una mujer.
Desciendo por el día pesadamente.
Música perdida me acompaña.

Una pupila cargadora de frutas


se adentra en lo que ve.

Mi fortaleza,
mi última línea,
mi frontera con el vacío
ha caído hoy.

4.
Sola,
insegura,
apremiante
palabra,
casa sin atavío.

Para ella desearía


la fuerza
de los árboles.

5.
Te extiendes, camino de arena, más suave que la memoria de un ciego.

Salimos a recorrer la ciudad.


MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 30
Tú te tiendes sobre una tibia hojarasca,
Más tarde me encuentras, tocas mi hombro y te vuelves noche.

6.
Tú que caminas esta noche en la soledad de la calle, vas llena de besos que no
has dado.
Del amor ignoras la escritura prodigiosa.

Aunque no me conoces, en mi cuerpo tiembla el mismo mar que en tus venas


danza.
Recibe mis ojos milenarios, mi cuerpo repetido, el susurro de mi arena.

7.
Una urbe áspera sella mi boca.

Yo viajo a los espacios transparentes.


Conmigo está tu chal de lana, el viejo fonógrafo que cuidabas tanto,
tus zarcillos con que ibas al mercado, tu pulsera de oro, la vajilla humilde.
El perro que nos despertaba pasa su hocico por mi lecho.
No es magia, sencillamente nada he olvidado a no ser que existo sin ti.

8.
You
Tú apareces,
tú te desnudas,
tú entras en la luz,
tú despiertas los colores,
tú coronas las aguas,
tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor,
tú rematas la más cegadora de las orillas,
tú predices si el mundo seguirá o va a caer,
tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo a tu lentitud de lava,
tú reinas en el centro de esta conflagración
y del primero
al séptimo día
tu cuerpo es un arrogante
palacio
donde vive
el
temblor.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 31
Agrio portero nos aturde ahora.
Antes veló por nosotros, y ya azuza esfigies, sentencias, contenciones.

El enemigo
De pronto aparece en la puerta, como tallado, el acreedor.
Viene en busca de su salario. Tiende su mano izquierda desde
la entrada, inmóvil. Los dos nos miramos sin comprender.

Se insinúa con sigilo o irrumpe sin avisar.


Reconozco que estoy condenado a hacerle el juego. Si ambos
fuésemos reales no nos desgastaríamos en esta persecución,
pero nuestra servidumbre es la misma: somos personajes. Nos
acompaña el miedo.

Mi costumbre es tomar su bando. Le permito que hable por mí.


Me convierte en plato de su odio.
Soy su aliado.
Sí, me usa, me usa para sus fines, que también se vuelven
contra él. La fuente que lo envenena rebosa con jirones míos,
suyos. Nos confundimos, nos entretejemos, nos intrincamos, sin
querer. Hasta nos perdemos de vista, y ya no sabemos quién
es el que persigue.

Tengo que contrarrestar, con otra voz, sus cargos, pero


casi siempre estoy de su parte.
¿Cuándo tuvo lugar este desplazamiento? Son pocos los días
en que el enemigo no ha contado con mi apoyo. Nunca en
realidad he sido contrapeso para sus demandas. Me consta, me
consta en mi carne. Siempre firmé sus acusaciones, sus ataques
sorpresivos, sus listas de agravios.
Siempre contó con el respaldo que yo necesitaba para mi tarea.
Sí, siempre a mi acusador lo encontré más eficaz, y a su
casuística atroz sólo podía oponerle unos ojos inmóviles.

Ella, la insojuzgable…
Ella, la insojuzgable, no pudo detener la jauría. Oigo voces,
teas, látigos. Desde hace meses están aquí. Les grito: no soy
el que buscan. Pero ellas conocen su presa: saben que no
me he movido.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 32

En la confusión, tu rostro…
¿En la confusión, tu rostro
estará en el lado opuesto también,
poniéndole el sello
al naufragio,
con el gran vendedor?

XI
Lenguaje
emanado
puntual
fehaciente,
no el engaño
de la palabra que sirve a alguien.

Me muevo
Me muevo. Uno, dos, tres pasos. Nadie puede negar que avancé un poco. Se
pueden ver mis huellas en el suelo, pero amanezco en el mismo sitio. ¿No me
desplacé? Es cierto —verifico las marcas— que ayer no estaba donde ahora
estoy, pero algo me dice que no me he movido. No sé qué significa desplazarme.

No me lavaste
No me lavaste,
no me reuniste,
no me limpiaste del escrúpulo,
no me quitaste el estigma,
no me recibiste en tu templo.
Me dejaste afuera
con la guirnalda hecha para ti
en la mano
que las tinieblas sostienen.

Pídeles sus títulos


MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 33
Pídeles sus títulos a los que te persiguen, pregúntales
cuándo nacieron, diles que te demuestren su existencia.

Postergaciones
Rutas nunca tomadas, sitios que aplacé, bocas perdidas.
Insostenibles lugares.

Frutos mandados a detener. Prendas de lo inerte. Hilos que


Se ofuscan.

XI

que si no llego a ser nadie
habré perdido mi vida.

Tuvo que descender…


Tuvo que descender
para buscarte,
llegar a sus confines,
sufrir por no reconocer su rostro,
caminar mecánicamente, sin saber si estaba vivo.

Vives piel adentro


Vives piel adentro.
Ignoras
que ser
significa: alcanzable.

Despilfarro
Es recio haber gastado días, meses, años en defenderse sin
saber de quién. Recio no poder ver el rostro del que asedia.
Recio ignorar lo que nos devasta.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 34

Los cuadernos del destierro


1.
Yo visité la tierra de luz blanda.
Anduve entre melones y hierbas marinas, comí frutas traídas por sacerdotisas
adolescentes, palpé árboles de savia roja como ladrillo que moraban junto a la
tumba de un príncipe, vi
viejos catafalcos de gobernadores guardados por lentas palmas. Por los
contornos había raíces en forma de tazones donde los monos mitigaban la sed.
Pasé un día cerca del lugar donde duermen los ahorcados.
Era la época en que los brujos habían partido a los campos de arroz destruyendo
todos los talismanes.
En las calles vistosas doncellas oscuras danzaban.
Entonces los capitanes bajaban de los ojos para explorar la ciudad.
De este viaje más allá de los presuntos límites sólo conservo alguna que otra
estrella de mar, varios retratos -ella y yo- y un peregrino cofre que encontré en
el barco durante la travesía.
De aquel idioma y de mis pasos por la tierra dicha no existe imagen que esté hoy
extinguida. Los veleros tocan a las puertas del aire donde persisto. La luz me
trae delfines muertos. Tu
olor reconquista el estremecimiento.

2.
He entrado a región delgada.
Todo lo que canta se reúne a mis pies como banderas que el tiempo inclina.
Aquí el mundo es una estación amanecida sobre corales.
Ésta es la morada donde se depositan los signos de las aguas, el légamo de los
navíos,
los mendrugos cargados de relámpagos.
Éste es el huerto de las especias clamorosas, la temporada de arcilla que el
océano erige.
Ésta es la fruta de un piélago muerto, la columna desesperada del hambre.
Ésta es la salobre campana de verdor que el fuego crucifica, la tierra donde una
tribu oscura
embalsama un clavel.
Ésta es la tinta trémula del día, la rosa al rojo vivo inscrita en los anales de la
selva.

3.
Pero el tiempo me había empobrecido.
Mi único caudal eran los botines arrancados al miedo.
De tanto dormir con la muerte sentía mi eternidad. De noche deliraba en las
rodillas de la belleza. Presa de tenaces anillos, a pesar de mi parsimonioso
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 35
continente de animal invicto
me guardaba de la transitoriedad ínsita a mis actos.
Magnificencia de la ignorancia. Brujos solemnes habían auscultado mi cuerpo
sin poder arribar a un dictamen. Sólo yo conocía mi mal. Era -caso no
infrecuente en los anales de los falsos desarrollos- la duda.
Yo nunca supe si fui escogido para trasladar revelaciones.
Nunca estuve seguro de mi cuerpo.
Nunca pude precisar si tenía una historia.
Yo ignoraba todo lo concerniente a mí ya mis ancestros.
Nunca creí que mis ojos, orejas, boca, nariz, piel, movimientos, gustos,
dilecciones, aversiones me pertenecían enteramente.
Yo apenas sospechaba que había tierra, luz, agua, aire, que vivía y que estaba
obligado a llevar mi cuerpo de un lado a otro, alimentándolo, limpiándolo,
cuidándolo para que luciera
presentable en el animado concierto de la honorabilidad ciudadana.
Mi mal era irrescatable.
Me sentía solo. Necesitaba a mi lado una mujer silenciosa, paciente y dúctil que
me rodease con una voz.
Yo era un rey de infranqueable designio, de voluntad educada para la recepción
del acatamiento, de pretensiones que hacían sonreír a los duendes.
Un rey niño.
Cuando advino, inopinadamente, una era de pobreza, perdí mi serenidad.
Mis pasiones absolutas -entre ellas el amor, que para mí era totalidad- fueron
barridas.
En suma, yo era una pregunta condenada a no calzar el signo de interrogación.
O un navío que se transformaba en fosforescente penacho de dragón. O una
nube que se demudaba
conforme al movimiento.
Habitaba un lugar indeciso.
Mi historia era un largo recuento de inauditas torpezas, de infértiles
averiguaciones,
de fabulosas fábricas.
Un dios cobarde usurpaba mis aras.
Él había degollado el amor frente a una reluciente laguna, en
un bosque de caobos. Huía mugiendo sábanas ensangrentadas. Escapaba del
recinto feliz. Las nubes eran símbolos zoológicos de mi destierro.
El amor me conducía con inocencia hacia la destrucción.
El odio, como a mis mayores, me fortalecía.
Pero yo era generoso y sabía reír.
Como no soportaba la claridad, dispuse entre anaranjados estertores de sol mi
regreso hacia el final. Las aguas me condujeron como el sensitivo lleva la
pesadilla. Volví insomne al lugar de la ficción.

4.
Sól0 tú misma en el acto. Extendida, carnosa, húmeda.
Un temblor sin lapso. Sin equívoco. Torbellino en torno de la flor de blando
terciopelo, acorazonada, que nace del clima de tus piernas como un grito
nocturno. Flor que se liba.
Sombra de flor. En la sinfonía ciega de las corrientes lozana forma de mis manos
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 36
sin ojos. Cuerno remoto de los rendimientos.
Llego navegando ondulaciones desesperadas. Soy dichoso.
¿Cuál es el color de esta fruición desencadenada, cómo llamarla, qué dios nos ha
entregado esta conjunción? Me iré, Venus, me iré, pero antes quiero apurar la
copa. Ahogar los límites mollares, sofocar los cerrojos albeantes, vencer la
sombra leda de la desnudez, sacrificar el sonrojo numerado.
No me marcharé hasta que esta vegetal confusión de ondas no se haya
cumplido. En tanto mi animal lamedor no esté sosegado.
Amo los blandos linderos de inefable tinte, ondulantes en la selva enana y
espléndidamente libre que sobresale de tu cuerpo como mil vocecillas frutales,
el letífico aroma, el muelle
calor, el ansioso tremar. Toda tú adunada por mareas geométricas a mi piel.
Toda presión, jadeo, huida, retorno, blancor, demencia. Nadadora. Extensión
que amamanta mi vicio. Sombra del láudano bajo mi pesado tiempo.
No partiré sin llevar una hora feliz en la corola, giradora, vencida y celante de
los ojos que como al sol te reciben.

Beloved country
Cuánto tuyo no se desenvuelve como música perdida en mí.
País al que regreso cada vez que me he empobrecido.
Sello, fasto, bóveda de los cofres.

Nunca me has negado tu leche de virgen.

Mi reflujo, mi fuente secreta, mi anverso real.

Ignoro el alcance de tu olor, pero sé que has estado


en todos mis puntos de partida, envolviéndome,
Oriente solícito, como una ceremonia.

País donde van las líneas de mi mano, lugar donde soy otro,
mi anillo de bodas, estás cerca del centro.

***

Desolado
De tanto imaginarte, sonreírte, esperarte, me canso. Te veo y pregunto ¿eres tú?
Respiro tu llegada; ya sin creer.

No me pidas explicaciones.
No me quites la idea que tengo, tan vaga.
No me pruebes, por favor, en terreno firme (me harías a un lado).

Algunas veces de ti no queda nada, una pequeña lámina.


Si llegas, te aproximas, te parece bien, sencillamente será otra cosa, otra cosa,
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 37
cosa de delirio.
Tendrás magnitud y calor.

Eres el otro lado del botín.


¿Comprendes?

Rutina
Me fustigo.
Me abro la carne.
Me exhibo sobre un escenario.
Allí no ofrezco el número decisivo.
Devorarme ¡mi gran milicia!, pero soy también un armador tenaz.
Sé reunirme pacientemente, usando rudos métodos de ensamblaje.
Conozco mil fórmulas de reparación. Reajustes, atornillamientos, tirones, las
manejo todas.
A golpes junto las piezas.
Siempre regreso a mi tamaño natural.
Me deshago, me suprimo, displicente, me borro de un plumazo y vuelvo a
montar,
montar
al carafresca.
(No se trata de rearmar un monstruo, eso es fácil, sino de devolverle a alguien
las
proporciones.)
Planto mi casa en medio de la locuacidad.
Me reconstruyo con un plano inefable.
Calma. Ya está. Entro a la horma.

Mal
Detenido, no sé dónde, mas es un hecho que estoy, detenido.
Llevo años en el mismo lugar, al fondo. ¿Vivo? Funciono, y ya es mucho.

Angst
No es nada, nada
algo sin trascendencia,
nada.
Una dificultad leve
en la respiración.
Problema de angostura
parece.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 38
¿Acaso no sabías
que la puerta es estrecha?

Es como si amaramos…
Es como si amáramos. Es como si sintiésemos. Es como si viviéramos.

Esto fatiga. Hasta se ansía un error. Puede que al equivocarse,


los actores rocen la verdad.

Deseo
Asciende por mi cuerpo como otra sangre
más cálida
que en mi boca se muda,
se vuelve la que no es
y se extingue
como un rumor más de la noche.
Río
que repite nombres.

El argumento
Por la mañana
leemos anestesiados
las noticias
de la guerra (cualquier guerra),
un titular
bien merece algunos combates;
cada bando
desea demostrar que Dios
está de su parte
con el argumento definitivo;
nuestros ojos recorren
las páginas
-buscamos más confirmaciones
de nuestra derrota
y el periódico trae lo que esperamos encontrar.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 39

7.

que si no llego a ser nadie
habré perdido mi vida.

Amante
1.
Eludías
el encuentro
con el tú
magnífico,
el que te toma
y te anula como tempestad
y de ti arranca al que busca.

2.
Cómo pudiste vivir
de la idea
que la ocultaba,
con un sabor
que no era el de ella,
huyendo
de su aparecer
que era también el tuyo?

3.
Llegas
no a modo de visitación
ni a modo de promesa
ni a modo de fábula
sino
como firme corporeidad, como ardimiento, como inmediatez.

4.
Llevas el amante
al lugar
del acontecer

-el lugar del asentimiento.


MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 40

5.
Él abre los ojos,
siente,
se abandona.
Sabe ya que nada, nada
le pertenece,
salvo su dependencia,
y acata
el extraño señorío.

6.
Se creyó dueño
y ella lo obligó a la más honda encuesta,
a preguntarse qué era en realidad suyo.
Después lo tomó en sus manos
y fue formando su rostro
con el mismo material del extravío, sin desechar nada,
y lo devolvió a los brazos del origen
como a quien se amó sin decírselo.

7.
Misión
del amante:

arder
fuera del camino.

8.
Enséñame,
rehazme
a fondo,
avívame
como quien enciende un fuego.

9.
Destruye
la retórica del amante
y hazlo venir a pie, desnudo, sin arrimo,
a tu recio descampado.
Que pruebe a sostenerse ahí,
que sienta tu frío,
que vele.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 41

Gestiones

1.
Lo que miras a tu alrededor
no son flores, pájaros, nubes,
sino
existencia.

No, son flores, pájaros, nubes.

2.
¿ Quién es ese que dice yo
usándote
y después te deja solo?

No eres tú,
tú en el fondo no dices nada.

Él es sólo alguien
que te ha quitado la silla,
un advenedizo
que no te deja ver,
un espectro
que dobla tu voz.

Míralo
cada vez que asome el rostro.

4.

dependes
pero
¿lo sabes
a fondo,
con tu cuerpo,
lo puedes vocear,
se ha vuelto carne fascinada?
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 42

5.
Quién es ese que dice yo
usándote
y después te deja solo?

No eres tú,
tú en el fondo no dices nada.

Él es sólo alguien
que te ha quitado la silla,
un advenedizo
que no te deja ver,
un espectro
que dobla tu voz.

Míralo
cada vez que asome el rostro.

6.
¿Quién deja de oponerse?
¿Quién se sale del juego?
¿Quién se vive en el vacío?
¿Quién hace del desabrigo refugio?
¿Quién se disuelve en el percibir?
¿Quién se expone sin arrimo al descampado?
¿Quién abandona el trajín por la hora solitaria?
¿Quién puede comer con tenedores de absoluta piedad?
¿Quién accede a trocar su día por un rostro que no ha de ver?

Combate
Estoy frente a mi adversario.
Lo miro, cuento la distancia entre él y yo, doy un salto. Con mi mano abierta a
modo de sable lo cruzo, lo corto, lo derribo, rápidamente. Veo su traje en el
suelo, las manchas de sangre, la huella de las caídas; él no está en ninguna parte
y yo me desespero.

17

Desemboco donde no estoy.


Soy mi jugo, el hueso arrancado a la demencia, la rotura múltiple. Vomito
salmos, cuevas, miedos.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 43

Cadenas: Nunca he sabido lo que es un


poema
Por Harry Almela

Días antes de partir a España en junio pasado, invitado para participar, entre
otros eventos, en el Festival de Poesía de
Granada (que este año rinde homenaje
al poeta Ángel González), Rafael
Cadenas accedió a esta entrevista. En
ella se hace un recuento acerca de la
edición de su obra en el extranjero, de la
historia de la publicación del poema
Derrota, de sus lecturas actuales, de su
interés por las actividades literarias que
han venido realizándose en Venezuela
en los últimos años y de su visión acerca
de la realidad política del país. El Ahora
Venezuela es de todos no me parece verdad –comenta– creo más bien que es de
algunos todos.

– Desde la aparición de tu libro El taller de al lado en 2005,


donde recopilas gran parte de tu trabajo de traductor, hace ya algún
tiempo que no publicas en Venezuela. Entiendo que editoriales
extranjeras han estado pendientes de lo que escribes. Me gustaría
que hicieses un repaso de esos escenarios, desde la publicación en el
Fondo de Cultura Económica de tu obra entera.

– Ésta se reeditó por la Editorial Pre–textos en 2007. Hace dos meses salió,
con este mismo sello, Habla Walt Whitman, el libro de las conversaciones, pero
le añadí veinte páginas. En 2007 se publicó Un’ Isola e altre poesie, edición
bilingüe en italiano y español por la editorial Ponte Sist, y Memorial en inglés y
español por la Universidad Nacional de San Marcos del Perú. Aquí la
Universidad Simón Bolívar volvió a publicar el año pasado Realidad y
literatura. Antes, en 2003, había aparecido en Francia una selección con el
título de Fausses manoeubres y en Canadá Poèmes choisis, un año después.
Bilingües ambos libros.

– Me llama la atención que en la antología de Visor hecha por


Ana Nuño no aparece Derrota, poema que nuestra crítica siempre ha
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 44
celebrado como representativo de una generación. ¿Estás conforme
con esa ausencia? De ese texto, ¿qué hay todavía que hable de ti?

– Estoy de acuerdo con que no se incluyera, en parte porque se ha


publicado mucho y traducido también a varios idiomas; porque está lleno de
quejas y desde hace años dejé de quejarme; porque tiene cierto vínculo con la
absurda y dolorosa lucha armada contra un gobierno democrático, lo que
contribuyó a traer la autocracia militarista que se ha enseñoreado del país. Hoy
no siento, pues, que Derrota me exprese. Fracaso, en cambio, no tiene esas
limitaciones.

– Te voy a contar cómo se publicó la primera vez. Adriano [González León]


me pidió unos poemas para Clarín, periódico de izquierda que dirigía Luis
Miquelena. Le llevé varios y le dije: mira, aquí está éste que yo llamo Derrota,
pero no creo que sea un poema, sino una serie de frases confesionales. Entonces
él lo leyó y su respuesta inmediata fue: éste es el que voy a publicar, y lo
presentó con una nota. Como ves, nunca he sabido lo que es un poema.

– En varias oportunidades te he oído decir que uno de los


cuerpos poéticos más interesantes del siglo XX se ha escrito en
Polonia. Al revisar tus traducciones y tus recientes Contestaciones,
el lector se percata de la presencia de varios poetas de ese país:
Wislawa Szymborska, Zbigniew Herbert, Tadeusz Rosewicz,
Tymoteusz Karpowicz, Stanislaw Baranczak ¿A qué se debe esta
cercanía? ¿Qué asuntos en particular te interesa de ellos?

– La cercanía se debe a que ellos pueden aleccionarnos. Su país se lo


dividieron Stalin y Hitler, luego éste lo ocupó, después la Unión Soviética lo
liberó, pero le impuso una dictadura comunista que duró como cuarenta años.
Esta historia está presente, de manera directa o indirecta, en todos ellos.
Nosotros aquí no hemos vivido nada de eso, espero que la convivencia sea lo que
se imponga, pues un país partido en dos pedazos, no puede andar; pero está
ejecutándose un proyecto que se encubre eufemísticamente con la inofensiva
palabra socialismo, para no manifestar su verdadero designio: la dominación
total de la sociedad. Se busca uniformarla, literal y figuradamente; fanatizar a
los venezolanos que siempre han sido muy abiertos ante las diversidades del
mundo, inculcarles un odio que nunca ha tenido. Todo esto se hace con música
de Cuba donde, me han dicho, que la única libertad que existe es la de callar.
Aquí viene al caso Unamuno: él decía sentir lástima por un pueblo unánime.
Debo agregar que yo quisiera estar equivocado.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 45
– Uno de los poetas que nombraste, Tadeusz Rosewicz, lo ha editado
bid&co. Yo se lo recomiendo a los lectores y escribí unas palabras para
presentarlo en la Feria del Libro de la Universidad Metropolitana, pero no hubo
público. Creo que no se anunció bien o no tengo poder de convocatoria, como se
suele decir; si es así, me place, pues no me gusta ninguna clase de poder. Creo
que el poder es maligno bajo cualquier forma, como lo vemos diariamente en
todas las esferas, aun en las más insignificantes.

– En tu poesía pueden distinguirse claramente dos etapas. La


primera –que arranca con Una isla (1958), continúa con Los
cuadernos del destierro (1960), Falsas maniobras (1966) y concluye
con Memorial (1977), donde se percibe cierto regodeo con el
lenguaje y la elaboración de metáforas, y una segunda –que se inicia
con Amante (1983), Dichos (1992) y concluye con Gestiones (1992)–
donde asistimos a una simplificación de los recursos estilísticos.
¿Hasta qué punto es cierta esta apreciación? ¿Tienes la distancia
suficiente como para hablar de este work in progress?

– Gestiones y Amante difieren un tanto de lo anterior, Dichos son


aforismos, no poesías, o más llanamente, frases que compendian alguna idea. A
veces me ocurre que convierto en prosa algún poema, o al contrario, lo que
inicialmente iba a ser prosa pasa a ser poema. Al menos esa es su intención.
También ciertos versos se vuelven frases. Hay un trasiego. Las palabras van y
vienen.

– Se debería ver como totalidad lo que uno hace. Todo forma parte de lo
mismo. Una entrevista, una anotación, una charla, un poema, una nota para
algún taller y hasta una conversación se vinculan, se entretejen, se aclaran o se
apoyan entre sí. Lo que pasa es que solemos privilegiar un medio, el que en un
momento dado se destaque. Czeslaw Milosz dice que algunos de sus poemas son
apuntes, y eso me agrada porque soy muy lacónico. Es como encontrar apoyo en
un gran poeta. Conviene recordar que siempre ha habido poemas breves y
poemas largos; lo importante es que en ellos se aloje la poesía, dama muy
esquiva, como lo saben muy bien sus amadores, los poetas, a quienes un día les
sonríe y otro día los castiga con sus desdenes. En cuanto a las poetas, la llevan
en sí.

– Durante mucho tiempo, tu presencia daba la impresión de


distancia, de reserva, de ser un hombre a quien era difícil de
acceder. Yo nunca he compartido esa opinión, pero la gente aún
tiene esa impresión de ti. Desde hace ya algunos años, tu asistencia a
eventos relacionados con la literatura es una constante. Se te ve a
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 46
menudo en presentaciones, en lecturas, tú mismo participas en ellas
junto a escritores jóvenes. Has participado en eventos
internacionales junto a poetas reconocidos. Se publica tu obra en
otras lenguas. Ese cambio, del taciturno al expansivo, para decirlo
de alguna manera, ¿es cierto? Y, de ser cierto, ¿qué influyó en eso?

– Sí, la introversión dio paso lentamente a cierta extroversión, pero siempre


he vivido de dar clases, incluso en un colegio para muchachos venezolanos en
Trinidad, es decir, he tenido que hablar mucho, aunque también se que callo
mucho. Al mismo tiempo, valoro bastante la conversación. Por cierto, en ese
mismo colegio dio clases Juan Sánchez Peláez cuando iba para Chile. Dos años
antes de que cayera la dictadura militar –esta es una redundancia: no hay
ninguna que no lo sea– pude regresar al país. En ese lapso trabajé en el “Moral y
Luces” y en otros colegios; también como corrector de pruebas en El Nacional, y
con otra función, un tanto vaga, en el Sindicato de Trabajadores de la Prensa.
Después me tocó participar, sin mucha entrega, durante los frenéticos años
sesenta en las reuniones de Sabana Grande. De manera que siempre estuve
abierto a todo lo que ocurría.

– Voy a esos eventos que mencionas porque así veo a los amigos y amigas.
Además hay que apoyar esas actividades. Son importantes. Indican que nuestra
sociedad está viva, y mientras lo esté, no podrá ser subyugada.

– Fuera de Venezuela también participo en eventos semejantes. Este mes


estoy invitado al Festival de Poesía de Granada que se realizará en la casa de
García Lorca. Me toca abrirlo con una lectura de poesía. También leeré en
Málaga y en Valladolid, todo ello si el Tao me lo permite. ¿Cómo rehusar esta
invitación de mis amigos de España, adonde además me gusta ir? Los honores
no deben buscarse, eso es indigno, pero tampoco rechazarse. Tengo muy
presente también que allá está una parte principal de nuestras raíces,
comenzando por la que carga el idioma, el mismo con que el actual gobierno
ataca el imperio español. ¡A estas alturas! Es como si a los españoles les diera
por arremeter verbalmente contra Italia porque el Imperio romano ocupó su
país.

– Es asimismo una insensatez inculcar odio a Estados Unidos, país del que
nunca hemos sido colonia, aunque sí muy influidos por él. Recordemos, de paso,
que le sacó las castañas del fuego al altisonante Cipriano Castro, aunque haya
sido con ánimo imperial. Es más: los agravios que hayan infligido algunos de
sus gobernantes a otros países de Hispanoamérica, si bien no se olvidan, deben
ser puestos en un segundo plano para poder coexistir en paz. La Unión Europea
no existiría hoy si los países que la forman no hubiesen depuesto sus rencores.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 47
– Es pública y notoria tu posición en relación al ambiente político
en nuestro continente y, particularmente, con respecto a lo que
sucede en el país. Durante mucho tiempo, estuviste cerca de los
planteamientos de la izquierda venezolana y entiendo que, en algún
momento, fuiste militante de la Juventud Comunista. He visto y oído
muchas declaraciones en contra de tus opiniones y actitudes por
parte de la burocracia cultural de este país e, inclusive, de poetas.
¿Es esto un problema entre la ética y la estética?

– Lo que hago a veces es dar declaraciones muy críticas sobre lo que ocurre
aquí, pero debo advertirte que la palabra enemigo no existe en mi vocabulario.
¿Hasta cuando los seres humanos van a seguir destrozándose por ideologías,
nacionalismos, religiones? Son las adhesiones fanáticas a credos las que traen
tanta destrucción. Ningún país en el mundo está exento de violencia, en todos
está latente o manifiesta. En el nuestro, su gobierno está preparando una
guerra, que, para decirlo con una frase de Erasmo, sería el naufragio de todo
bien, y la mayoría de los venezolanos no quiere eso. Además, toda guerra es
fratricida.

– En una entrevista que le hizo María Elena Walsh a Doris Lessing, ésta
tilda de psicopatología masiva el comunismo en el cual creyó durante su
juventud, y dice que ella y sus amigos creían estar salvando el mundo, pero no
querían ver lo que estaba pasando en la Unión Soviética, que para mí ha sido el
mayor engaño de la historia, y ahora nuestros revolucionarios como que quieren
repetir esa experiencia. Ella también fustiga a los idealistas. Los considera gente
peligrosa. Las utopías –afirma– convierten a los hombres en salvajes que se
matan los unos a los otros.

– El gran escritor ruso Alexander Herzen pone en boca de los salvadores de


países estas palabras: Nosotros no somos el médico, somos la enfermedad. En
su libro Pensadores rusos, Isaiah Berlin le dedica un ensayo muy útil para
nosotros. ¿Por qué no leería yo a Herzen en vez de Lenin? Entonces no se
conseguía nada suyo y tampoco hubiera tenido efecto en mí. Cuando uno es muy
joven no oye.

– Hay, sin embargo, políticos ejemplares. Nelson Mandela sería uno.


Después de estar veintisiete años en prisión, sale sin odio a hablar con su
enemigo para construir una nación. ¿Por qué no nos lo prestarán? Estoy
bromeando contigo: aquí también hay hombres y mujeres valientes, con ética,
que luchan todos los días, presos o en exilio o libres.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 48
– De esas naderías que llaman injurias –la frase es de Santa Teresa– casi
nunca me entero. Yo no ataco a personas. Me resulta imposible porque no
puedo desdeñar.

– Sé que eres un constante curioso de las librerías. ¿Qué lees


actualmente? ¿En qué cosas te ocupas desde el ejercicio de la
escritura?

– Hace poco leí Inmadurez, la enfermedad de nuestro tiempo, de


Francesco M. Caraluccio, libro editado por Siruela. Es un estudio del
infantilismo en los adultos a través de la historia, sobre la voluntad de no crecer.
Se trata de un fenómeno muy actual que el autor examina en diferentes áreas y
al cual le atribuye la decadencia del mundo occidental y el nacimiento de los
totalitarismos. ¿No es infantil, pongamos por caso, eso de buscar culpables de
los problemas del país en vez de la verdad? ¿O que el Papa diga que el infierno
es un lugar que existe realmente? ¿O que el presidente de Irán afirme que su
país es el más poderoso del mundo? Podría seguir dándote ejemplos.

– En este momento estoy sumergido en la autobiografía, sin título, de Nina


Berberoba. Cómo nos gusta este género. A Nina le tocó vivir en su juventud
durante el período de la revolución comunista, primero en Rusia y luego en
Alemania, en Francia y finalmente en Estados Unidos. Conoció muchos de los
escritores y poetas de ese momento. Crítica el régimen soviético, pero no se
identifica con el sector más reaccionario de la emigración. Sin embargo,
menciona a cada víctima de Stalin. Nina dice que el acabó con tres generaciones
de creadores.

– Comienzo a hojear La nueva clase de Milovan Djilas, libro que debería


reeditarse aquí. El hecho de que la revolución produzca otra clase privilegiada
ya puede considerarse, a mi ver, una ley de la historia. Los revolucionarios
venezolanos podrían, si lo leen, procurar que esa ley no se cumpla. En este
momento, lo de que Ahora Venezuela es de todos no me parece verdad; creo
más bien que es de algunos todos.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 49

Carta al poeta Rafael Cadenas


por Carmen Cristina Wolf
…”Y lo devolvió a los brazos del origen”
Rafael Cadenas, Amante

Querido Amigo:

Bien sabe usted que casi siempre sabemos que no sabemos quienes somos.
Llegamos incluso a dudar de si somos o nada más estamos, con todo ese
estrépito de la mente que no nos deja quietos. Vivimos también sumergidos en
nuestros propios claroscuros, y nos volvemos de pronto un gran enredo. Mas a
veces un poema nos lleva a adentrarnos en nuestras sombras y nos encontramos
con nuestra silueta.
Leo una vez más su poemario Amante, y me encuentro con la única certeza de
que vivimos con el propósito de amar, con la esperanza de alcanzar el amor. Sin
amor, nadie quiere vivir. Día y noche, por el amor nos movemos, pensamos,
sentimos, escribimos dramas y comedias, somos actores y actrices, ¡hacemos
tantas cosas! ¿Será que no somos un yo, un tú, este o aquel, más bien somos
Amor?. Casi me resulta evidente:
“¿Quién es esta sangre, estos tendones, estos ojos, esta extrañeza, esta
antigüedad? / Una fuerza / me tiene / Entonces es ella/ la que puede decir soy,
/ la que puede llevar un nombre / la que puede usar la palabra yo.”

El conocimiento del amante impele a reconocer que “ni un solo átomo mío es
mío”. El encuentro con el amante se produce, “no a modo de visitación / no a
modo de promesa / ni a modo de fábula / sino / como firme corporeidad, como
ardimiento, como inmediatez”.

No es el éxtasis de los amantes la única vía del encuentro con la totalidad.


Recordemos a San Juan de la Cruz: Sin arrimo y con arrimo / sin luz y a oscuras
viviendo / todo me voy consumiendo. / Mi alma está desasida / de toda cosa
criada / y sobre sí, levantada / y en una sabrosa vida / sólo a su Dios arrimada.
La agonía y el éxtasis del fraile Juan florece también de la cercanía con el
Amado. Voluptuosa experiencia irreversible, “restaurada inocencia”,
florecimiento “en un abismo”, el abismo del ser.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 50
Amigo mío, me siento tentada a aceptar su invitación a:
“Vivir
en el sabor de ser.”

Y no sabe usted como me siento identificada con esta confesión suya:


“Sólo he conocido la libertad por instantes, cuando me volvía de repente
cuerpo.” Manera de decir, con prontitud de lenguaje, haber encontrado su
propio rostro en el espejo o en el espejismo, o haberse cruzado con un rostro
ajeno que lo refleja íntegro y le permite expresarse con absoluta libertad, porque
decir cuerpo es decir un todo, es no estar escindido en esas incómodas, a veces
enredadas categorías del cuerpo y el alma.
Y sus versos se vuelven míos y de todo aquél que sea tocado por ellos. Sus
palabras, querido Rafael, conducen al resplandor, magnífico y terrible, de
entregarnos al abrazo del origen:

Y ella lo obligó a la más honda encuesta,


A preguntarse qué era en realidad suyo.
Después lo tomó en sus manos
Y fue formando su rostro

y lo devolvió a los brazos del origen.

No hay distancia entre el acto y la palabra. Las acciones más nobles y las más
ruines, se fraguan primero en la relación que establecen las palabras en nuestra
mente. Nunca dejan de estar en conexión. Hemos visualizado una
fenomenología del contacto que jamás podríamos aprehender si carecemos de la
conciencia de la indisolubilidad entre lenguaje y hechos, entre solidaridad de
palabra y solidaridad de sentimientos, entre sincronicidad de hablas y
simultaneidad de actos.

Me encanta constatar que en la simple o complicada solidaridad que establecen


las palabras en nuestras cabezas, conformando una ética, una estética, una
costumbre o cualquier cosa, se crea la silueta inicial nosotros mismos. Nuestra
visión del mundo, sea fragmentaria o comprehensiva, se produce en ese
espectáculo oculto de palabras y sentimientos que se escenifica no sabemos en
qué parte de nuestro ser.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 51
Las distintas maneras de aproximarnos a la Totalidad, siempre terminan por
traducirse en palabras. A la letra tiene que acudirse hasta para conformar el
sonido del llanto o de la risa. Nadie puede zafarse de esa ilación. Todo cuanto
pensamos, decimos y hacemos, todo cuanto deseamos transcurre en la sintaxis,
se desarrolla en ese teatro íntimo del entrelazarse unas frases con las otras.
Sencilla o compleja, esa condición amiga de las palabras enciende el mundo de
relaciones entre los seres humanos y las cosas. Pareciera como si el lenguaje
fuera autónomo, una fuerza que lo impulsa todo. Funda al mundo, lo critica,
abre y cierra sus puertas, lo dignifica o lo envilece.
De la relación que establecen las palabras, los sentimientos, las acciones y el
tiempo, depende lo lírico o no, la mueca o no, de las formas de la sociedad.
Sabemos que esa relación puede convertirse en una casa de trampas, en una
encrucijada de perniciosidades que trafica, en plena letra y en pleno corazón,
con la desesperanza. Si no aprendemos a vivir la relación de manera oficiante,
bien sea disidente o armoniosa, pero siempre testimonial y apasionada, se nos
convierte en una tiranía.
Tiranía de los sentidos y significados establecidos, tiranía de los valores
instituídos por la norma, tiranía de los antivalores que quieren sustituir a los
valores.
Cuando uno siente que la vida es sagrada en todas sus manifestaciones, por
darle un nombre que nos otorga la dimensión de todo lo que no es negociable,
cuando tenemos la impresión de caminar por la tierra como si fuera el templo
de la Madre de Todo, pareciera que es imposible caer en la mezquindad. ¿Cómo
podríamos dañar el recinto de nuestra Madre?

***

Ahora salto a otro tema. “Un día danzo en la luz y otro en la sombra”, escribe
Miguel Serrano en “Las visitas de la Reina de Saba”. La luz y la sombra que
vemos afuera, están igualmente dentro de nosotros. Los diferentes ritmos de las
cosas son la urdimbre, entreverada con la trama de millones de instantes en
movimiento. El lenguaje también está inmerso en el ritmo: sonido-silencio,
sonido-silencio, y así.
Si hacemos caso a nuestro ritmo vital , al del cuerpo y al del espíritu, (esta
dicotomia, totalmente anacrónica, es muy ilustrativa), probablemente
estaremos en paz.
Así como su presencia es un misterio, me refiero a usted, Rafael, un siempre
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 52
preguntarse, ¿Qué estará pensando el poeta?, vivo inmersa en el misterio y por
eso la vida se me hace tan interesante. No sé tú, como dice la canción de
Manzanero, pero a mí me sucede con frecuencia que me siento como si el
ambiente en el cual me muevo, fuese un mar habitado por toda clase de cosas
extraordinarias. Hasta una cafetera italiana es algo estupendo, incluso una taza
o un caballito de madera es algo sin igual. Diga usted si no. Ante los objetos más
corrientes, ante los sucesos más cotidianos, algo le ocurre al espíritu, algo más
allá del pensar, el alma está suspendida. Se va y se queda, levita en un gozo
pequeñísimo en el instante de la extrañeza.
Nada sucede misterioso o fantástico, es en lo “natural” donde ocurre la
extrañeza. En esa soledad de lo entrañable surge el impulso de atrapar lo que
me toca y huye y se escapa en su roce con alguna revelación. Sobreviene el
instante de la extrañeza, En un solo instante las cosas inquietan su apariencia
familiar, todo se transforma y uno no sabe si está aquí o allá, y en ese estado
surge la extrañeza interrogante, encallando en lo que es la sustancia de lo que,
en nosotros, interroga, latiendo en el fondo del devenir. Es la solubilidad
completa en la otredad en el juego abierto (a veces cerrado) de la alteridad.

Un sentido y cordial saludo, amigo mío, ¡sursum corda!,

Carmen Cristina Wolf

Rafael Cadenas, lecturas y notas

Por Carmen Cristina Wolf

…”Y lo devolvió a los brazos del origen”

En su obra más reciente adivino una rigurosa disciplina del


espíritu, encuentro una síntesis de la existencia y su valoración, una
visión del hombre acerca de sí mismo, de sus vivencias, una certera y
conmovedora comprensión de sus propias marchas y
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 53
contramarchas, y un encuentro profundo con lo esencial en el uso
del lenguaje. Visión de la obra de Cadenas que siempre será una
parcial e imprecisa, pues ni él mismo puede aquilatar la verdadera
dimensión de su ser, que es infinita. Doy fe de ello, al acudir a estos
versos:
Cuánto no te costó
ver
que eres
al mismo tiempo
menos y más
de lo que creías,
pues perteneces. (Del libro “Amante”)

Casi siempre sabemos que no sabemos quienes somos. Aun llegamos


a dudar si somos alguien, pues vivimos así, algo confusos en el
encuentro con los otros, en su vitalidad que no nos deja quietos.
Vivimos también sumergidos en nuestros propios claroscuros, y nos
volvemos de pronto un gran enredo.

Creemos que somos menos de lo que somos porque es nos es


imposible mirarnos de un todo. El espejo refleja siempre un solo
lado, casi plano, y si nos damos vuelta, con esa terquedad tan lógica
de su sino, el azogue continuará reflejando tan solo el otro lado del
ser.
Así también, los otros reflejan nuestro rostro empañado por sus ideas
predeterminadas sobre cómo se imaginan que somos, o cómo quisieran que
fuéramos. Nadie logra conocernos absolutamente. Nosotros tampoco a
nosotros.

Sólo existe un ser que, en un instante, es capaz de ver, sentir,


saborear y saber cómo somos. Debiera decir, más bien, qué somos,
quienes somos. Es el amante, en aquel instante de lucidez no
entorpecida por la razón:

“Eludías
el encuentro
con el tú
magnífico,
el que te toma
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 54
y te anula como tempestad
y de ti arranca al que busca” (Amantes)

El amante es el ser que posee por entero nuestra imagen rota y nos
la devuelve intacta, íntegra, plena de toda plenitud. Nos entrega
también algo más que antes no éramos, porque habíamos sido
fragmentados, porque cuando llegábamos a ser, no había espejo que
nos contemplara, ni había cáliz que contuviera nuestra sangre toda.
El conocimiento del amante impele a reconocer que “ni un solo átomo mío es
mío”.El encuentro con el amante se produce, “no a modo de visitación / no a
modo de promesa / ni a modo de fábula / sino / como firme corporeidad, como
ardimiento, como inmediatez”.

La confrontación con “el otro”, que viene a ser el “ sí mismo “, no es


otra cosa que reconocerse en el amante que llevamos dentro, lacrado
en el tatuaje de la soledad:

Cómo unirse a ella


sin juntarse
consigo?
Ambos
iban errantes
en el encantamiento
de la soledad …
En el libro Notaciones (1973), Cadenas dice: “Crece / el deseo de ver
tu rostro”….. Luego añade: “Soy esta vigilancia. / Soy esta
vacilante disponibilidad /… Ya no sé quién soy. /Si oigo mi nombre
/ignoro qué designa”…
Se presiente lo que se es, lo que en realidad y ante todo se es:
“Amante / amante / en mí / sin tallar / como ignorado ícono”. Bien
lo señala William Carlos Williams: “Por qué tratas / con tanta fuerza / de
ser un hombre. Eres un amante”.

Así es como vivimos con el propósito de amar, con la esperanza de


alcanzar el amor. Sin amor, nadie quiere vivir. Día y noche, por el
amor nos movemos, escribimos dramas y comedias, somos actores y
actrices, ¡hacemos tantas cosas! ¿Será que no somos un yo, un tú,
sino más bien somos Amor?. Resulta más que evidente:
¿Quién es esta sangre, estos tendones, estos ojos, esta extrañeza, esta
antigüedad? / Una fuerza / me tiene / Entonces es ella/ la que puede decir soy,
/ la que puede llevar un nombre / la que puede usar la palabra yo, escribe el
poeta Cadenas. Solo después de haber vivido la experiencia de la otredad
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 55
salvada y vencida por lo inexorable, el amor, que se revela por encima de
cualquier pensamiento, de cualquier medida, el poeta se encuentra íntegro
ante sí mismo y adquiere la “conciencia cósmica que nace de una
compenetración del fondo más profundo del individuo con la vida de todos los
seres y con el universo”, esa conciencia a la cual se refiere Rafael Cadenas en
el prefacio a su traducción de las Conversaciones con Whitman. En el fondo,
cuando Cadenas se refiere a esa “conciencia cósmica”, se describe también a sí
mismo. Y el poeta deja de verse separado, fragmentado, solo,
porque su totalidad posee la experiencia única, irrepetible,
imborrable de ser uno con la vida, de ser vida en la Vida.

No es el éxtasis de los amantes la única vía del encuentro con la


totalidad. Recordemos a San Juan de la Cruz: Sin arrimo y con
arrimo / sin luz y a oscuras viviendo / todo me voy consumiendo. /
Mi alma está desasida / de toda cosa criada / y sobre sí, levantada /
y en una sabrosa vida / sólo a su Dios arrimada. La agonía y el
éxtasis del fraile Juan florece también de la cercanía con el Amado.
Voluptuosa experiencia irreversible, “restaurada inocencia”,
florecimiento “en un abismo”, el abismo del ser. Ahora Rafael
Cadenas se dedica a:Vivir / en el sabor de ser.

Y Rafael Cadenas confiesa::


Sólo he conocido la libertad por instantes, cuando me volvía de
repente cuerpo. Manera de decir, con prontitud de lenguaje, haber
encontrado un espejo que lo refleja íntegro y le permite expresarse
con absoluta libertad, porque decir cuerpo es decir un todo, es no
estar escindido en esas incómodas, a veces penosas categorías del
cuerpo y el alma.

Me detengo aquí, conmovida por esta aproximación a una obra que


sólo alcanzo a atisbar desde la ventana de mi casa del ser. Versos que
ya son míos y de todo aquél que sea tocado por ellos. Versos que
conducen al resplandor, magnífico y terrible, de entregarnos al
abrazo del origen:

Y ella lo obligó a la más honda encuesta,


A preguntarse qué era en realidad suyo.
Después lo tomó en sus manos
Y fue formando su rostro

y lo devolvió a los brazos del origen.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 56

El ars ethica de Rafael Cadenas


Por Ana Nuño

Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930) es un poeta


casi del todo desconocido en España. La
restricción que aporta a esta frase la cláusula
adverbial es, en verdad, mínima: conocen en
España la poesía de Rafael Cadenas quienes
asistieron a su recital en la madrileña Residencia
de Estudiantes, en el otoño de 1993, y los oyentes
de sus recientes lecturas en Tenerife y Salamanca.
Y, por descontado, no se ha publicado en España
nada que se parezca a un estudio o análisis de su
obra.

La ignorancia española de una de las voces poéticas más interesantes, coherentes y


sólidas de Hispanoamérica no es un hecho, empero, sorprendente. Puede aún
afirmarse que ese desconocimiento de una parte substancial -a veces simplemente la
mejor- de la creación literaria en su propia lengua es ya una tradición de rancio cultivo
entre los españoles. Cuando menos, desde que Rubén Darío se hiciera aplaudir antes
en París que en Madrid. No cabe, pues, fingir sorpresa; sí, en cambio, constatar de
nuevo una anomalía grave de la vida literaria española. España, que dejó hace un siglo
de ser imperio; que desde mucho antes de 1898 fue un imperio arruinado, y que no ha
sido, en estos dos últimos siglos y a diferencia de Francia o de Inglaterra, una potencia
cultural, se ha permitido el lujo de actuar con soberbia y desdén imperiales, con aquel
"desprecia cuanto ignora" que lamentaba el Machado de Campos de Castilla, de cara a
lo que se ha pensado y escrito allende los mares en su propia lengua.

Esta situación no podía menos que agravarse durante los 40 años de contienda civil y
larga paz de los cementerios. En 1960, cuando Rafael Cadenas publica Los cuadernos
del destierro, el primer poemario que le valió celebridad, un joven Mario Vargas Llosa
había ya pasado por Madrid y podido constatar, como recordará luego en sus
memorias de candidato a presidente frustrado, que el terreno de la vida literaria
española era más bien un erial. Conviene, así sea liminarmente, evocar estas cosas
para ir situando una obra, la de Cadenas, que ofrece, de entrada, la paradójica
singularidad de ser una de las más interesantes de la poesía contemporánea en lengua
española y de haber evolucionado fuera de todo contexto que no sea el muy estrecho y
parco de la creación poética venezolana.

A diferencia de la argentina, la mexicana o la cubana, ésta ha ocupado insistentemente


la periferia de los grandes movimientos o corrientes o tendencias americanas, y se ha
mantenido alejada de lo que se hacía o debatía en Europa. No es éste el lugar para
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 57

ensayar un repaso detallado del apartamiento, extrañamiento o alienación culturales


de Venezuela, asunto éste que merecería un tratamiento exhaustivo y aparte. Sólo me
permitiré la siguiente reflexión, a sabiendas de que, sin el sólido apoyo de una
argumentación minuciosa, ha de quedar en afirmación categórica, en vue de l’esprit.

Venezuela es, muy por el contrario de lo que nos enseña la geografía, una isla. El siglo
XIX, que en ese país empieza en 1811 con el desmantelamiento de la sociedad colonial
y culmina en 1899 con la llegada al poder de Cipriano Castro, fue una sucesión
ininterrumpida de guerras que anegó en sangre la sola idea de una convivencia
civilizada. La primera mitad del siglo XX quedó sellada por la larga dictadura de Juan
Vicente Gómez, caudillo campesino y ni tan siquiera déspota ilustrado, que cerró el
país a canto y lodo. Esos dos hechos trágicos -la descomposición de la sociedad civil, el
apartamiento del país de la modernidad- han ejercido una influencia duradera en las
mentalidades y la manera de situarse ante el mundo de la mayoría de los venezolanos.
Influencia que la ineficiente, corrupta democracia de estos últimos 40 años no ha
permitido contrarrestar debidamente. Venezuela es, por razones y otras que, de
nuevo, convendría analizar en detalle, un país cuyos habitantes se han acostumbrado
a vivir al margen, aislados y ensimismados. De ahí la imagen isleña.

Esta condición de apartamiento ha tenido unas muy nefastas repercusiones, sobre


todo, en el desenvolvimiento de su vida literaria. Nadie ignora que el aire que ésta
respira y le permite vivir es el intercambio en todas sus formas: el diálogo, el debate, la
controversia, la polémica, el ejercicio sin cortapisas de la crítica. El escritor se hace en
una constante interpelación a quienes le han precedido y a quienes le acompañan,
desde la independencia y el abrupto divorcio de España, por lo menos problemática, y
el contacto con los coetáneos, más allá del escaso círculo de conocidos paisanos,
esporádico, azaroso, casi siempre involuntario.

Es preciso, creo, tener muy presente este contexto general a la hora de valorar el
interés y la especificidad de la obra poética de Rafael Cadenas. A diferencia de Vicente
Gerbasi, cuya escritura elegíaca surge de la necesidad asumida por el poeta de
instalarse en el territorio que media entre unos orígenes foráneos y lejanos, y la
masiva, espléndida, misteriosa presencia de la naturaleza venezolana, Rafael Cadenas
no cultiva la rememoración y la nostalgia. Desde Los cuadernos del destierro (1960),
el poeta busca menos "declarar su nombradía" que desbrozar un terreno previamente
acotado por otras voces. Los 31 poemas en prosa que componen este libro inaugural
pueden leerse como el minucioso, pormenorizado informe de un viajero que, antes de
zarpar y emprender una larga travesía, hiciera un repaso a lo que hasta ese entonces
han sido sus pertenencias. Los cuadernos es, desde este punto de vista, la puesta en
práctica del designio eliotiano: "set my lands in order".

Curiosamente, no es ésta la lectura de Los cuadernos que ha prevalecido en


Venezuela. Los admiradores de Cadenas han hecho de este poemario -y de la obra
posterior del poeta, a pesar de haber transitado ésta por caminos alejados de aquella
primera senda- una prolongación de los ecos rimbaudianos que a ratos anidan en la de
José Antonio Ramos Sucre. En cuanto a sus detractores, que no abundan en
Venezuela, también ellos insisten en leer en este poemario un vínculo con la escritura
de las Iluminaciones, y denuncian en él un supuesto espléndido anacronismo. En
ambos casos, Los cuadernos del destierro aparece como el breviario de una poesía
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 58

rupturista y desafiante, en la que el yo lírico se exalta con la declaración airada de su


diferencia y la asunción de su marginalidad como con un opiáceo. Aun Guillermo
Sucre recoge este lugar común cuando se refiere al "radicalismo" de Cadenas, si bien la
lectura que el poeta de En el verano todas las palabras respiran propone de la obra
de Cadenas hasta Memorial conduce a la postre al reconocimiento pleno de que nada
hay más alejado de ésta que el espíritu transgresor.

De entrada, por consiguiente, la poesía de Cadenas se tiñe de mitos y malentendidos.


Y qué duda cabe de que la "persona" mediante la cual se expresa el yo lírico en éste y
en sus siguientes poemarios hasta Amante (1983) se preste a nutrirlos. Bastaría con
citar pasajes de Los cuadernos y de Falsas maniobras (1966), Intemperie (1977) o
Memorial (1977). Del primero, el célebre "introito", que todo venezolano culto conoce
de memoria:

Yo pertenecía a un pueblo de grandes comedores de serpientes, sensuales, vehementes


y aptos para enloquecer de amor.

Pero mi raza era distinto linaje (…) De ella me viene el gusto por las
alcobas sombrías, las puertas a medio cerrar, los muebles
primorosamente labrados, los sótanos guarnecidos, las cuevas
fatigantes, los naipes donde el rostro de un rey como en exilio se fastidia.

hasta la súplica a Proteo, que clausura las "Nupcias" de Memorial:

Señor del cambio, hijo del mar, sacude las inmóviles aguas, muda el
metal enfermo, convierte. Quítame de la detención. Hazme un nuevo
rostro.
No quiero que las manos perseguidoras me encuentren.
Sin tu favor la tarea se vuelve interminable.
En tus manos pongo mi destino.

Cadenas agota los registros de un yo lírico expansivo, pletórico, proliferante, hijo más
o menos declarado de Whitman. Es éste el primer rostro del poeta o, quizá convendría
decir, la primera máscara. Que no tardará, por cierto, en provocarle una angustiosa
sensación de impostura, de doblez. Y tengo para mí que la poesía de Cadenas comenzó
a fraguarse precisamente en el momento en que ese yo lírico intuyó que la
suntuosidad verbal con la que se arropaba escondía un peligro, quizá el mayor para el
poeta: el peligro de perderse en el laberinto de la palabra. En su segundo poemario
notable, Falsas maniobras, Cadenas dice de entrada este temor:

Hace algún tiempo solía dividirme en innumerables personas. Fui


sucesivamente, y sin que una cosa estorbara a la otra, santo, viajero,
equilibrista.
Para complacer a los otros y a mí, he conservado una imagen doble. He
estado aquí y en otros lugares. He criado espectros enfermizos.

En este poema aparece por primera vez delineado el núcleo de la escritura de Cadenas:
la búsqueda de la unicidad, entendida no como coherencia ideológica o uniformidad,
sino como correspondencia íntima de la palabra y la postura del poeta ante la vida.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 59

Como postura ética, Falsas maniobras marca esa inflexión, o el comienzo de esa
inflexión en la obra de Cadenas. Es un libro agonístico, que pone de manifiesto la
lucha del poeta por hallar el espacio más propicio a su voz. Una voz que acabará
diciendo no a todo lo que ha sido y dicho, y que buscará situarse, en contraste con Los
cuadernos, no ya en contraposición, sino en franca contradicción con su entorno. Esta
búsqueda de la voz auténtica se prolonga en Intemperie, libro que concluye en "Ars
poética", con la declaración angustiada de una búsqueda de autenticidad ("Enloquezco
por corresponderme") que se nutre de una sed de integridad, enunciada como una
súplica:

Que cada palabra lleve lo que dice.


Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

La preocupación por la lengua justa, el decir recto es, a mi entender, el legado más
apreciable de Cadenas. Es ella quien lo ha alejado de la gesticulación y el verbalismo,
tan frecuentes en nuestra tradición poética. Pero esa preocupación ha dado pie
también a malentendidos. Así, se ha glosado hasta la saciedad sobre el silencio de
Cadenas, sobre el hecho de que se negara a publicar durante los 11 años que median
entre las Falsas maniobras (1966) y Memorial (1977). Junto con los ecos
rimbaudianos, éste es el otro pilar en el que se asienta el mito del poeta vaticinador
que la crítica venezolana ha levantado en torno a la poesía de Cadenas. El silencio
cultivado por Cadenas habría tomado cuerpo, además, en la escritura concisa,
epigramática que se abre paso en su obra a partir de Memorial y Amante (1983). En
realidad, Cadenas no ha dejado nunca de escribir, y su silencio circunstancial es la
manifestación pública, visible (audible) de una desconfianza, de un recelo. Estamos
ante un poeta que recela del lenguaje, de sus proteicos poderes, de su capacidad para
decir y hacer decir cualquier cosa. No sólo en su poesía ha prendido esta reticencia; se
ha expresado a menudo en entrevistas, en sus ensayos y diarios, con una lucidez
desencantada que no hubiera desagradado a Karl Kraus, a quien Cadenas admira. "El
lenguaje es la vía principal que utiliza la sociedad para perpetuarse en nosotros a
través del condicionamiento", sostenía ante José Balza, y "el pensamiento ejerce una
tiranía absoluta sobre nuestra vida" (1973, p. 30). Desconfianza no amarga, sino fértil
anunciadora de una lucidez frágil, pero esencial, constitutiva, que hay que luchar por
recobrar incesantemente:

Los que hacen las reglas


no quieren que hablemos
nosotros
sino
las palabras.
Desean
hacernos desaparecer
de la página;
pero no nos resignamos.
Somos viejos actores.

"He quemado las fórmulas (…) Todo el arrasamiento ha sido para desplazarme, para
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 60

entonces, la voz de sus poemas habla para decir la necesidad de una experiencia
genuina, para exorcizar imposturas.

Esa experiencia es, para Cadenas, la del vínculo de la palabra con la realidad, vínculo
insustituible no tanto porque permita nombrar verazmente el mundo ("Lo que miras a
tu alrededor/no son flores, pájaros, nubes, /sino/existencia. // No, son flores, pájaros,
nubes", reza un poema de Gestiones), cuanto porque hace posible que la voz que lo
enuncia sea el portavoz de un sujeto veraz. A diferencia de José Ángel Valente, poeta
en quien la búsqueda de la palabra esencial es también ejemplar, Cadenas no
propugna, sin embargo, la desnudez, el despojamiento -die eigenlichste Armut, la
íntima pobreza de Meister Eckhart-, no proclama la necesidad del desierto como
condición previa al surgimiento de la palabra más honda. El yo poético de Valente
niega para afirmar, es expresión radical de aquel intelligere incomprehensibiliter, el
entender incomprensiblemente de Nicolás de Cusa, de la negative capability de la que
hablaba Keats, del "entender no entendiendo" de San Juan de la Cruz. En Valente, la
palabra poética es el fruto de una tensión primigenia, fundacional, entre la nada
germinativa y la palabra inaudible del origen. La búsqueda del yo poético de Valente
es búsqueda del Vor-Schein, lo que aún no ha llegado a ser.

En Cadenas, en cambio, la palabra poética busca poner de manifiesto al yo poético


mismo. En el poeta venezolano, el yo es punto de inflexión de un tú y un él, lugar de
residencia, no ya de la "personalidad poética" -esa máscara entre máscaras-, sino de la
diversidad de los puntos de vista que coexisten en el yo poético y que se trata menos
de armonizar que de no traicionar. Lejos de ejemplificar una poesía del silencio, el yo
poético de Cadenas parte de la constatación de la dispersión del ser (Los cuadernos
del destierro), para posteriormente rechazar las trampas del territorio desde el que el
yo sea capaz de dirigirse sin imposturas a un tú (Intemperie y Memorial), sin lo cual él
mismo se agota en una incesante partenogénesis de máscaras. El yo poético ensaya,
desde este punto de vista, un diálogo consigo mismo, que es la única vía para entablar
una comunicación con el otro. En Amante (1983), que ha sido valorado distintamente
bien como la manifestación más depurada de la ars poética de Cadenas, bien como un
momento atípico de su obra, alcanza Cadenas a objetivar esa división de las voces que
lo atormenta desde sus inicios como poeta. Amante es, en efecto, atípico, en el sentido
de que la unidad del libro viene dada por un referente exterior, un tema si se prefiere,
así el poeta haya buscado y logrado en él rehacerlo a su modo. Es, además, el único de
sus poemarios que ha sido de modo muy evidente moldeado, informado por sus
lecturas de Jung. En este sentido, es un poemario ideológico o programático, como
ideológico era, desde muy otros presupuestos y con un aliento poético
indudablemente menor, el poema "Derrota" (1963).

Apreciable en Amante, y hasta cierto punto exigida por el tema del poemario, esa voz
poética dialogante se ofrece diversa y abierta en Gestiones. La "imagen doble", la
división, "en innumerables personas" que tanto temía el poeta de Falsas maniobras,
se ha ido depurando en sosegada aceptación de una identidad múltiple pero
reconciliada:

Tanteas
como ebrio
en la ruta del extravío
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 61

(así se llama
nuestro segundo
nacimiento).
Ella nos conduce
fuera del mapa que
trazamos.
Lo que vimos con una
duda
-descubrimos-
no lo podíamos separar
de nosotros.
También éramos eso.
La aventura
nos trajo
este bien: no ser dueños.

II

Esta lectura de la obra de Cadenas, atenta sobre todo a la elaboración del yo poético
que en ella se manifiesta, deja de lado aspectos no menos importantes. La escritura de
Cadenas, ya se insinuó antes, tiende a la parquedad y evita la ampulosidad y el verbo
lujoso. Hay una palabra que el poeta acaricia, con su suave habla barquisimetana, y
que regresa a menudo en sus escritos y conversaciones: la palabra "menesteroso".
Hermoso vocablo que el uso ha emborronado con resonancias peyorativas. En la boca
y la pluma de Cadenas, si no lo he leído u oído mal, es el epíteto que acompaña a la
poesía. La poesía es menesterosa porque desdeña el poder; y ya sabemos lo
íntimamente asociados que están poder y lenguaje. La poesía es el otro lenguaje, el
otro del lenguaje, pues aspira a expresar lo que el lenguaje hace a un lado y aun
maltrata: "Una energía muy elemental, muy pura, muy libre, que no puede adaptarse a
nada y que al buscar voz produce ese fracaso que es la poesía", decía Cadenas en 1969.

Del "poeta menesteroso" que es Rafael Cadenas cabría decir más cosas. Por ejemplo,
la coherencia de su vida con su obra o, mejor dicho, con el yo poético que habita su
obra. En sus lecturas, en sus conversaciones, en los cursos que imparte desde hace
más de 20 años en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, y en
su manera de estar en el mundo, nada hay que desmienta o desentone con lo que ha
publicado. Integridad y sencillez son las cualidades del poeta menesteroso. En el
suplemento literario del diario El Nacional, uno de los beneficios que Cadenas
esperaba de la poesía, hace ya 32 años, era "poder caminar todavía con cierto decoro
por una ciudad irremediable". Eso lo ha logrado plenamente, y no es poca cosa en una
ciudad como Caracas, inhóspita, agresiva, doliente, o en esa otra urbe, sobrepoblada,
estrepitosa y a menudo vana, que es también la literatura de nuestros días. Un último
apunte sobre el hombre Cadenas. Es un ciudadano de a pie, en el sentido más literal
de la expresión. En una ciudad invadida por autopistas y cegada por automóviles,
Cadenas es un transeúnte amable. Nada más fácil que dar con él; basta con pasear por
Sabana Grande o visitar la Escuela de Letras. Es, también, un hombre de diálogo, es
decir, alguien que cultiva el arte de la escucha y que no se oye a sí mismo hablar.

Quizá sea ésta, en definitiva, la mejor definición de su poesía: una poesía que sabe
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 62

situarse en la escucha y evitar el ensimismamiento.

Contra la barbarie de la propia estimación


Entrevista con Rafael Cadenas
Por Claudia Posadas

Ante la violencia y la búsqueda de poder como impronta del ser humano,


ante la fractura de la propia nación y el continente, la poesía y el
pensamiento del venezolano Rafael Cadenas (Barquisimeto, estado de Lara,
1930), se erigen como una referencia de análisis del hombre
contemporáneo. Su crítica parte de un diagnóstico de la conciencia, estancia
generadora de nuestro desgarramiento: para el autor, en su reconocido
ensayo “Realidad y literatura”, existe una sola condición: “El ser humano
víctima de su propia psique (…), de sus prejuicios (…); el ser humano que
'proyecta' su angustia en todo lo que hace creando división, sufrimiento,
agonía (…); el ser humano atenazado por sus propios productos: odio, afán
de notoriedad, deseo de poder (…); el ser humano consciente del desastre
que ha creado y sigue creando, pero como imposibilitado para detenerse
(…)”.

Frente a este diagnóstico, sus planteamientos apuntan a considerar “la vida


como totalidad” y no a partir del fragmento que significa la visión del ego.
Así, busca un equilibrio entre la psique, el espíritu y lo axiomático, afincado
siempre en la realidad, para llegar a “la autocreación” de un hombre ético,
vigilante “de los humos de la propia estimación”, como diría Teresa de
Ávila, que reconozca y se reconozca en el misterio mismo que es la
existencia.

De esta manera, su reflexión desemboca, como lo dice en un poema, en la


práctica de un “ethos clásico de la gratitud y de la aceptación de la
existencia finita (Schajowicz)”, es decir, un ethos real, tangible, humano,
construíble, universal, que trascienda cualquier religión, cualquier moral,
cualquier dogma, cualquier noción del orden sobre todo lo que conlleva el
concepto de éxito.

Para Cadenas, la poesía ha sido la fuente dónde encontrar al ser en el


lenguaje y dado que para el autor este proceso debe ser individual, en sus
poemas no hay una intención de hablar en nombre de la humanidad. Su
poesía, engarzada en la más absoluta honestidad, implica una revisión
profunda y descarnada del yo. De esta manera, su creación es el sólo
testimonio de un hombre interesado en encontrar el centro de quietud de la
psique, centro donde la barbarie sea transfigurada.

Rafael Cadenas pertenece a la estirpe de esos “renovadores secretos” de la


literatura de nuestro continente, como dice Juan Gustavo Cobo Borda. Por
la trascendencia y profundidad de su obra, que ha sido recogida para
Latinoamérica en el volumen Obra entera. Poesía y Prosa (1958-1995) -
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 63
Fce, 2000-, merece un reconocimiento como el Premio Juan Rulfo de
Literatura Latinoamericana y del Caribe.

Un aspecto central de su pensamiento es la búsqueda del concilio con


nuestra condición humana, que en los últimos libros se ha resuelto en el
“ethos clásico”. ¿Cuál es el origen de esta búsqueda y cómo se fue
conformando esta noción? En este sentido, ¿cuál es el balance de este
proceso de existencia, cuál es la distancia entre el Cadenas del desasosiego
al Cadenas de la gratitud?

El origen está en una especie de quiebra psíquica al comienzo de los años 60,
la cual me llevó a hacerme preguntas que creía resueltas. Fue un despertar,
pues hasta entonces yo había vivido conforme a ideas procedentes de un
esquema que a todo responde, que todo lo explica, cuando en realidad no
existe nada que esté fuera del misterio, de ese misterio de fondo que también
nos constituye, y cualquier explicación no trasciende el campo de lo relativo
donde sí puede tener validez. Es allí donde funciona el pensamiento, más allá
no, más allá tiene que enmudecer, lo que no está mal pues es muy hablador,
porque ha de toparse con lo desconocido, con la fuente infranqueable, con lo
que ha recibido muchos nombres, pero en realidad no puede tener ninguno.
Es asombroso ¿verdad?, que en rigor no podamos dirigirle la palabra a
nuestro fundamento esencial. En cuanto al balance que me pides, no me
atrevo a hacerlo, pues me parece que implica un cierre. Se asemeja a un
inventario espiritual, lo que exigiría más espacio del que ofrece una
entrevista. Espero, sin embargo, que mis otras respuestas complementen las
que acabo de darte.

“No somos la fuente de nuestro vivir, pero por nosotros


pasan las aguas”.

Una de las maneras de emprender esta búsqueda es a través de un


cuestionamiento muy honesto del yo. Este proceso es paulatino: ante la
derrota, hay un enfrentamiento muy crudo con los diversos yo (Falsas
maniobras -1966-); después, un estado de vacío (Intemperie -1977-). En
Memorial (1977) se estanca el proceso hasta llegar a Gestiones (1992) y
Anotaciones (1983), donde se da un concilio. ¿Por qué este enfrentamiento
como método? ¿Qué yo permanece?

Cuestionar el yo, enfrentarlo suena contradictorio. Es lo que suele hacerse,


pero no creo que resulte difícil darse cuenta de que eso lo realiza el mismo yo.
Así, además de dividirse, termina fortaleciéndose. Ésta es una lucha que se
refleja, como bien lo señalas, en los libros que mencionas, todos escritos
desde cierta depresión, especialmente Intemperie. En Memorial confluyen
las diversas formas usadas en los libros anteriores. Gestiones también las
mantiene, pero hay más despersonalización, un intento de expresarme
indirectamente, mediante motivos, algo que, claro, tampoco estaba ausente
en los demás libros. Yo no rehúyo la primera persona, ni creo que usarla
signifique egotismo; muchos, en cambio, la evitan, pero carecen de humildad.
Me preguntas qué yo ha quedado. Pues el actual, el que traza estas líneas
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 64
para pasarlas a la pequeña Olivetti y enviártelas; el que se interrumpe para ir
a comprar Tal cual, periódico que dirige Teodoro Petkof, periódico
padrísimo, como dicen ustedes, los mexicanos; el que intenta darse al
instante, habitarlo, pues sólo existe el presente y un incesante devenir, de
manera que el que escribió mis libros es otro, el de ayer es otro, el de hace
unos minutos, ya que cambiamos, es otro, otro y el mismo, pero ese mismo es
sólo la sensación de ser, de sentirse siendo. “El presente es perpetuo”, dice un
verso de Paz, quien siempre insistió en el valor absoluto del presente y del
origen. ¿Habrá diferencia entre ellos? Estas dos constantes de Paz me
parecen vitales para sus lectores, siempre que las tomen en serio.

Hace algún tiempo solía dividirme en innumerables personas.


Fui sucesivamente, y sin que una cosa estorbara a la otra,
santo, viajero, equilibrista…

…Era el desfile de los habitantes desunidos, las sombras de


ninguna región.

El fracaso como lucidez


El cuestionamiento es de sí mismo pero también, del orden, y ambos
aspectos están ligados al concepto de derrota: se parte de un sentimiento de
no pertenencia (Los cuadernos del destierro -1960-), y este proceso se
expresa en el famoso poema “Derrota”. Después, dicho sentimiento se
convierte en un espacio de libertad que desemboca en un estado de
permanente vigilancia de sí mismo y del sistema y que se manifiesta en el
poema “Fracaso”, donde señala una actitud ética. ¿Qué significó ese estadio
de tal modo que fue punto de partida? Actualmente, ¿se encuentra o no en
los poemas citados? ¿Su actitud surge de la experiencia que vivió su país y
de su exilio?

Los cuadernos del destierro es un poema en prosa sobre mi experiencia como


exiliado en Trinidad (1952-1956), isla muy próxima a la costa oriental de
Venezuela. Era entonces todavía colonia inglesa, de modo que durante cuatro
años fui súbdito involuntario, pero gustoso, de la reina Isabel. A este periodo
le debo un idioma que leo mucho, pero que hablo sólo cuando viajo a Estados
Unidos o a Inglaterra. El libro recoge también mi situación íntima de los años
60 que te mencioné. Hoy no me encuentro en “Derrota”, pero no porque crea
tener éxito, esta palabra no forma parte de mi vocabulario, lo que ocurre es
que ese poema lo escribió un joven con quien ya casi no hablo, es decir, yo
hace 40 años. Te daré un ejemplo: en el poema se aprueba en cierta forma la
lucha armada y hoy la rechazo. Hace muchos años me di cuenta de que no es
esa la vía para lograr determinado cambio social. Ahora pienso en términos
de reforma, no de revolución. Ésta se me antoja, después de las experiencias
del siglo que acaba de concluir, un sangriento anacronismo que en todos los
casos terminó en dictadura. En cambio hay revoluciones que no suelen
tenerse por tales como la que ha ocurrido en la física cuyas implicaciones
filosóficas apenas comienzan a vislumbrarse o la comunicacional tan
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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 65
prodigiosa o la del movimiento ecológico, y tal vez estén en camino otras que
no podemos anticipar. Mi atención está puesta en el individuo más que en lo
colectivo. Siento más cercano el poema “Fracaso”; y actitud crítica siempre he
tenido, sólo que ahora no procede de ninguna postura previa, sino del simple
ver. Al menos me vigilo para que sea así. Cualquier ideología es perversa,
aunque esté guiada por la buena intención, porque separa a los seres
humanos. El bien que se busca termina trocándose en mal. Las revoluciones
traen violencia, se vuelven sangrientas, instauran dictaduras, destruyen y se
autodestruyen, todo por el bien del pueblo. Prefiero el sentido común, que es
ajeno a carismas, redencionismos, salvaciones, a todas esas grandiosidades
hipócritas cuyos promotores nunca se han visto a sí mismos. Si lo hicieran se
darían cuenta de que el mal que pretenden combatir está también en ellos y
eso es igualmente valedero para los que se les oponen, quienes sin embargo,
por estar más cerca de la realidad -al menos su retórica no tiene pretensiones
mesiánicas- podrían acercarse al autoconocimiento.

(Fracaso)

…Tú no existes.
Has sido inventado por la delirante soberbia.

La posibilidad del “autohacerse” humano


Tanto en su poesía como en su ensayo, la crítica se centra en cualquier
fundamentalismo ya sea económico, moral, religioso y está ubicada en la
realidad. Sin embargo, tampoco se es fundamentalista de esta premisa
porque se sigue abierto “al misterio de vivir”. ¿Por qué esta razón, esta
crítica escéptica como método para su búsqueda e indagaciones?

Veo que amplías el término fundamentalismo sacándolo del campo de las


religiones sobre todo monoteístas que es donde suele aplicarse. El politólogo
alemán Thomas Meyer lo definió como “movimiento de exclusión arbitrario”
muy opuesto a la modernidad y el cual “pretende ofrecer, en la medida en
que condena toda posible alternativa, certezas absolutas, sostén firme, auxilio
permanente y orientación incuestionable”. Esta definición que encontré en el
libro El fundamentalismo religioso de Klaus Kienzler (Alianza Editorial)
permite detectar dicho fenómeno en muchos otros ámbitos, como lo indica tu
pregunta. En todo caso, su auge se debe probablemente a que suministra a la
persona que elige una creencia cerrándose totalmente, una seguridad que ella
siente como inexpugnable. En realidad, no se trata de una elección. La
creencia procede inicialmente del hogar, la escuela, el ambiente, y es sólo
más tarde cuando puede afirmarse con carácter absoluto, impermeable a
todo interrogar. Aparte de la religión, donde hay más propensión a incurrir
en fundamentalismos es en el terreno de la política. Los estragos que causa
este fenómeno y su acompañante inseparable, el fanatismo, están a la vista
con una contundencia inaudita debido al terrorismo que es en su expresión
extrema. En cuanto a mi método, en realidad no tengo ninguno salvo la
cautela de ese ver que te he mencionado.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 66
¿Considera que esto debe ser un centro de reflexión contemporánea, dada la
situación que vive Estados Unidos y su enfrentamiento con Medio Oriente?

En realidad todos los fanatismos son religiosos, pues entrañan una


absolutización de lo relativo. En ellos subyacen las funestas deificaciones de
causas. Fanático es el que extrema su adhesión a una ideología. Según Arthur
Koestler “el problema de nuestra especie no es un exceso de agresión, sino
una excesiva capacidad de fanática devoción”. El fanático se identifica
totalmente con un credo, que puede estar representado por su tribu, patria,
iglesia, Dios, historia, futuro, revolución, caudillo. Para reiterar lo que te he
dicho sobre el condicionamiento, agrego estas otras palabras de Koestler:
“Para una vasta mayoría de hombres a lo largo de la historia, el sistema de
creencias aceptado, por el cual estuvieron dispuestos a vivir o morir, no fue
de su propia factura o elección; fue impelido hacia sus gargantas por los
azares del nacimiento”, lo cual nos dice cuánto peso tiene en la historia lo que
se acepta sin examen. A propósito de lo que vengo diciendo, pienso en el
peligro que encierran las grandes palabras, pues en su nombre se suelen
suspender la razón, la ética y la piedad, y entonces todo desmán, toda
inhumanidad, todo horror se tornan posibles. Pero siguiendo el hilo de tu
pregunta, ¿qué hacemos con cavilar sobre lo que pasa en Estados Unidos, en
Medio Oriente o en tantos otros lugares de nuestro amenazado planeta?
Claro, es inevitable hacerlo, aunque eso a nada conduce. Las citas que he
hecho de Koestler proceden de su ensayo “La explosión cerebral”. Este
escritor, testigo y víctima de las tragedias del siglo XX, que se prolongan en
éste, no creía posible un cambio en el ser humano. Confiaba sí en que la
ciencia pudiera crear una sustancia que impidiese las locuras del cerebro
arcaico, el reptiliano, pues sólo a él se las atribuye, librando así de
responsabilidad a la neo-corteza, el cerebro propiamente humano, que para
mí, al contrario, es el más acusable. También Peter Sloterdijk, apela a la
tecnobiología con un fin parecido, en su libro Normas para el parque
humano, refutado con abundancia de razones por el poeta, ensayista y
profesor de filosofía Josu Landa, quien trae a colación la posibilidad del
autohacerse del ser humano, debida al hecho de no estar predeterminado
como el animal.

¿De qué manera refrenda esta visión al observar la situación actual de su


país?

Me preocupa mucho la división del país. Estamos ante un gobierno que trata
de fabricar una revolución que en ningún momento ha definido claramente, y
ante una oposición que la rechaza por considerar que conlleva un propósito
de dominación con miras a implantar un régimen hecho de retazos
ideológicos de la vieja izquierda, militarismo y caudillismo, todo ello cubierto
con el nombre de Bolívar cuyo uso desmedido da la impresión de que el
gobierno ha literalizado el poema de Neruda a este héroe, ¿lo recuerdas?
“Todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada”, etc.., lo que está bien en
un poema, pero en la realidad resulta un exceso. En el país existe, sin duda,
libertad de expresión, pero los llamados círculos bolivarianos -tenían que
llamarse así, ¿verdad?- constituidos por el propio gobierno para su defensa,
amenazan, insultan y agreden a periodistas y a manifestantes de la oposición.
La justicia adolece de una falla radical: los poderes públicos -contralor, fiscal
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 67
y defensor del pueblo- son personas que están al servicio del régimen y no al
de la sociedad. También los magistrados del Tribunal Supremo fueron
escogidos con la misma intención, pero últimamente dieron una muestra
inesperada de independencia para consternación del gobierno que reaccionó
inmediatamente con insultos y amenazas a los magistrados que no votaron
como éste lo deseaba. En una democracia es esencial que los poderes
públicos sean realmente autónomos. A mi ver tal ha sido aquí el problema
central pues sin justicia la verdad es inoperante. La división de poderes
ideada por Montesquieu tenía el propósito de cerrarle el paso al despotismo y
moralizar el Estado, urgencia por la que claman en vano desde su nacimiento
los países de nuestro continente. “Es una experiencia constante -piensa- que
todo hombre que posee poder tiende a abusar de él y esto último es,
precisamente, lo que hay que impedir”, dice José Luis Aranguren en su libro
Ética y política (Guadarrama). Por eso dije en una declaración que ese
francés ha sido muy infortunado en nuestro país, sobre todo en el actual
periodo. De tal anomalía -a la cual se suma el control de la Asamblea
Nacional por el gobierno- se derivan los otros males que no voy a mencionar
para no extenderme, pero hay dos hechos que sí debo señalar. Uno es el que
haya sido imposible crear la comisión que investigue el crimen del 11 de abril
a fin de saber quienes son los responsables de semejante atrocidad. Sé que la
verdad es un producto muy escaso, sobre todo en Latinoamérica, pero en este
caso encontrarla es demasiado importante como para que se repita lo de
siempre: dejar que el tiempo aporte el olvido cómplice. El otro hecho es casi
inseparable del anterior: ante la corrupción también campea la impunidad.
Finalmente, no puedo pasar por alto que la cultura ha estado muy relegada.
Te daré un solo ejemplo: la Editorial Monte Avila tiene más de un año sin
recibir el aporte del Estado para la publicación de libros. Es necesario sobre
todo en Latinoamérica -permíteme insistir en esto- limitar el poder de los
presidentes, tengan o no inclinación autoritaria, pues a veces actúan como
reyes del periodo absolutista cuando simplemente son empleados públicos al
servicio del país, y nunca al de una parcialidad, lo cual sería una aberración.
Ellos son elegidos por el pueblo, denominación que incluye a todos los
sectores de una nación, no por una divinidad. Ponerles coto mediante la
constitución contribuiría a evitar que el poder los enloquezca, tal vez dejarían
de sentirse importantes, y hasta se vuelvan humildes al perder los “humos de
propia estimación”, para decirlo con frase de Santa Teresa. Después de todo,
el brillo que presta el cargo dura poco, y al concluir, el mandatario pasa o
debería pasar a ser un ciudadano corriente.

“En el mundo no señorea el ser sino otra fuerza. Existe una


desconexión con el fundamento. Esta quiebra forma el telón de fondo
del caos actual”.

La religiosidad del misterio


Hay cierta trayectoria “espiritual” que inicia con una negación “de los
caminos de gracia”; posteriormente acepta un “hambre de gracia”, hasta
que llega a la aceptación del fluir con la vida. Así, concilia dos aspectos, la
razón ubicada en lo real y esta apertura “al misterio de vivir”, es decir, llega
a una “mística personal”, como dice. ¿No le interesa una certeza religiosa
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 68
como tal? ¿El concepto del ethos clásico es la manera de conciliar razón y
misterio?

Sí, procuro ir con la vida sin oponerle resistencia. Casi me dejo llevar, aunque
a veces me atasco. Dependemos de esa fuente, pero no la poseemos, más bien
le pertenecemos. Ver, sentir eso es una apertura que puede significar mucho
para quien esté muy envuelto por su ego. Debo decirte que siempre evito la
palabra “mística” porque se presta a confusión, suscita prejuicios y está tan
cargada de sentidos que terminamos por no saber qué significa. Al usarla
conviene tener la precaución de precisar qué tratamos de decir con ella.
Razón y misterio no se oponen, lo que pasa es que ella llega a un punto
después del cual no puede seguir. Allí se encuentra con el espacio del
misterio, palabra que por cierto tiene la misma etimología del término
“místico”. Deriva como éste de mistés, que designaba en Grecia a la persona
iniciada en los ritos secretos. Si lo que llamas certeza religiosa tiene que ver
con creencia, pues no tengo ninguna. ¿Creer significa religión? Pienso que
no, aunque es lo que piensan los más. Pero sentir el misterio que nos rodea y
nos constituye sí me parece religiosidad.

Como se ha dicho, en sus concepciones hay un privilegio de lo existente, e


incluso, el concepto del “misterio de vivir”, se afinca en la realidad (por
ejemplo, niega cualquier mística que privilegie otra realidad más allá de
ésta). Incluso, la apuesta por la por lo real en el arte, ha sido tema de un
ensayo. ¿De qué manera esta concepción se fue conformando dentro de su
proceso crítico? ¿Qué se deja de lado o qué se gana?

La palabra realidad para mí es otro nombre de lo desconocido, que nunca


será conocido. Es todo cuanto sucede, pero también lo nouménico. Detrás de
lo existente hay una especie de inteligencia ¿verdad? Marco Aurelio tiene una
frase que me gusta y viene al caso. El habla de “la mente gobernadora del
universo”. Piensa, por ejemplo, en nuestro cuerpo. Ahí tienen lugar
innumerables y complejos procesos que afortunadamente no dependen de
nuestra mente consciente. El yo no podría manejarlos, produciría un desastre
como pasa con todo lo que toca. Es otra mente absolutamente impersonal la
que los lleva cabo. Alan Watts tiene sobre esto páginas esclarecedoras.
Preguntas qué se gana. Creo que nada y todo. Se deja de lado la mezquindad,
y si aparece en nosotros nos damos cuenta. En realidad no somos dueños de
nada. El yo se apropia de todo empezando por el cuerpo, lo que le es más
próximo. Si alguien, pongamos por caso, tiene un don, cualquiera que sea, el
yo se lo apropia cuando en rigor el mérito de éste estribaría en lo que haga
con él, pero básicamente no le pertenece. Comprender esto puede ponerle fin
a la vanidad. Acabo de notar que estoy hablando como alguien que sabe y eso
me alarma; te pido que me disculpes.

“Callo. No voy más allá de mis ojos. Me consta este alrededor”.

De pronto vuelve la sombra, por ejemplo en Memorial: “hoy descubrí que el


borde maligno aun existe”. Después escribe “Caemos, recaemos”. Una vez
llegado al concilio con la propia condición, ¿éste permanece o la crítica, la
vigilancia del yo, debe ser constante? ¿Qué es lo alcanzado entonces?
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 69
Porque no existe ninguna garantía. Podemos deprimirnos o sentirnos
ansiosos o ser visitados por el miedo. Aunque se haya lidiado con el yo, es
posible que esos estados se aparezcan y se trate de hacer algo, pero no creo
que enfrentarlos con la idea de vencerlos sea lo más conveniente. Tal es el
impulso habitual. Como si se tratara de una pelea, pero en este caso la
inveterada agresividad de los humanos no tiene cabida. Ellos quieren
siempre dominar, controlar, triunfar. Uno de los poemas de D.H. Lawrence
que traduje hace tiempo es precisamente “Triunfo”. Te lo copio.

Me parece que durante cinco mil años por lo menos


los hombres han querido triunfar, triunfar, triunfar,
triunfar sobre sus semejantes, triunfar sobre obstáculos
triunfar sobre el mal
hasta que ahora la palabra misma es asqueante, no la
podemos oír más.

Si miráramos en nuestros corazones, veríamos


que detestamos la idea del triunfo,
estamos hartos de eso.

El trayecto no es lineal. Tampoco la palabra resultado sería apropiada y nada


tiene permanencia, como lo sabía bien Heráclito.

El erario del poeta


Una característica de su escritura es un discurso contundente, pero sobrio,
temperado, ajeno a la “verbosidad abundosa”, como usted dice, que se da a
la par de un proceso de escritura meditado, lento. Estos aspectos se reflejan
en temas escritos a partir de una auto exploración honesta. ¿Desde qué
convicción surge esta actitud de vida y escritura? ¿La asume como una
estética? ¿Cuál sería su opinión de otras estéticas en la poesía
latinoamericana que privilegian esa “verbosidad” y un discurso fundado en
ésta y no en la honestidad con el yo?

Hoy pienso más las palabras, lo que tal vez no sea conveniente para la poesía,
pero ¿qué puedo hacer? En su reino no caben las decisiones. Los cambios se
dan un poco solos. Van apareciendo sin que uno se dé cuenta aunque están
vinculados con nuestro movimiento interior. Mi actitud no es estética, si bien
le doy, claro, mucha importancia a la forma, sin ella no hay poema ni nada, y
lo que haya de ética en mi trabajo nace de un sentimiento de unidad, de esa
unidad que subyace en todo lo existente. Uno puede rechazar posiciones
ideológicas de otros sin perder de vista que son seres humanos, y lo más
importante es esta condición. Percatarse de que ella está por encima de todo
es muy saludable en este mundo tan lleno de violencia. El crimen en política
comienza con la palabra “enemigo”. Usarla es ya prepararla.

Su escritura tiene varios registros: el poema breve y metafórico del


principio, los poemas en prosa, abundantes y plenos de imaginería, y por
último los aforismos, donde sintetiza su pensamiento y sus preguntas. ¿De
qué manera este proceso estético se ha desarrollado a la par del proceso
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 70
existencial? ¿Qué trayectoria de decantación implica el haber llegado a los
aforismos de Anotaciones?

Trayectoria existencial y proceso estético son inseparables. Los cuadernos del


destierro fueron escritos desde la depresión, luego, poco a poco, iba saliendo
de ella, lo cual se puede palpar en los libros siguientes. Junto a los de poesía
fueron surgiendo los de prosa y por eso están como entrelazados. Las lecturas
han sido vitales para mí. Me interesa mucho el pensamiento vedántico, el
taoísmo, el zen, y del lado de acá Whitman, Rilke, Lawrence, Pessoa,
Ungaretti, Milosz (Czeslaw), Michaux; antes de experimentar con la droga,
han sido una presencia constante en mí. También Jung, Watts, López
Pedraza. He leído mucho a los clásicos, sobre todo los españoles, y de los
modernos a Ortega, Unamuno, Machado, Salinas y Guillén. De
Hispanoamérica me han acompañado siempre sus maestros, Reyes,
Henríquez Ureña (Pedro), Sanín Cano, Borges, Paz, pero en fin sólo puedo
mencionarte algunas de mis lecturas. Es cierto, me atrae el apunte como el de
Anotaciones, la forma gnómica de Dichos (1992), el aforismo. Tal vez eso se
deba a cierta urgencia por ir derechamente al blanco sin todo el
acompañamiento explicativo que suelen llevar los escritos más completos.
Tal vez influya también mi gusto por leer, que no me deja salir de la escritura
breve. Tal vez mi propia limitación, no sé, pero te confieso que admiro a los
poetas abundantes, mis opuestos, aunque los leo poco. Los veo como a
príncipes que hunden sus manos cada vez que quieren en su erario verbal y
de ahí sacan toda clase de joyas. Yo soy más bien lento, paso semanas, meses,
años revisando un poema, indeciso, avergonzado, pobre.

Un tema constante a lo largo de sus libros, es una revisión del lenguaje, del
poema y del poeta. Para usted, la poesía es contrapeso y contraste del
poder, una ofrenda. En cuanto al autor “uno sólo espera de los poetas un
óbolo que sirva para el trayecto”. Pero ante la barbarie, ¿el poema y poeta
tiene algún sentido frente a esta realidad?

La poesía, el arte, el pensamiento son como contrapeso del poder y de la


sociedad. Aquél tiende a volverse perverso y ésta a aletargarse. Se requieren
antídotos fuertes para contrarrestar esas calamidades ¿y dónde encontrarlos
sino dentro de la cultura? Se suele pensar que la poesía puede muy poco
frente a la barbarie porque sólo le interesa a una ínfima minoría, pero ésta es
una legión del espíritu y a través de ella actúa la poesía llegando así a ámbitos
más amplios. En todo caso, lo más importante es el desarrollo de la
conciencia; en tal sentido la lectura, pero no sólo de poesía, es decisiva.

Los hados nos dieron


una lengua noble,
como un buen vino
de bodegas medievales….

Una labor sin pretensiones,


un trabajo
de taller que preserva
el bien recibido
y lo entrega a otras manos en el estrépito.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 71
¿Cómo se puede conciliar esta búsqueda de la dignidad, aunque sea
personal, con el escepticismo que siente hacia el ser humano? ¿Éste es
permanente y definitivo?

Escepticismo, para lo que uno siente en este momento, es un término


eufemístico. Basta ver lo que ocurre todos los días en el mundo para no
incurrir en optimismos ingenuos, que nos colocan, voy a usar una frase que le
robo a Juan Goytisolo, en las afueras de la realidad. La verdad es que nos
hemos acostumbrado al horror. Ni siquiera el más extremo, el de los
genocidios, no conmueve a la mayoría de los seres humanos. Voy a citarte
sólo uno. Según Mathieu Ricard, en un diálogo con su padre Jean Francois
Revel, los chinos asesinaron un millón de tibetanos además de destruir seis
mil monasterios y oprimen el Tibet, todo ello ante la indiferencia mundial.
En casi todos los países se violan los derechos humanos. Los más civilizados
son los que fabrican más y mejores armas. El último aporte de Italia a la
cultura, por medio de la Fiat, es el haber perfeccionado las minas
antipersonas. Ahora no las hace de metal sino de plástico para que no puedan
ser detectadas. Mujeres y niños seguirán siendo las víctimas de esas bombas.
Las armas atómicas y químicas continúan siendo una amenaza. No se le ve
fin a la insania antirreligiosa de las religiones más mortíferas. El más
inteligente de los depredadores sigue hiriendo la tierra, que es como si hiriera
su propio cuerpo. Los brotes de violencia aparecen en cualquier parte, cesan
en un lugar y surgen en otro. La delincuencia, el terrorismo y la corrupción
son enfermedades endémicas y a todo lo anterior se añade el crecimiento
desmedido de la población, que reproduce sin cesar los problemas; pero no
seguiré esta enumeración. Son tan sabidos los males que nos rodean. En
cuanto a los países hispanoamericanos, parecen destinados a no acertar.
Suelen ser víctimas de caudillismos militaristas o de regímenes democráticos
que terminan destruidos por la viveza criolla. En nuestras naciones lo único
que parece prosperar es el ego. ¿Cuándo tendremos gobiernos donde
realmente prevalezca la honestidad, una honestidad que sea inexpugnable?
Yo siempre espero que aparezca el hombre ético. Sin embargo a la
democracia, aunque siempre nos deja insatisfechos, hay que cuidarla; esto se
lo digo, con abuso de confianza, a mis queridos mexicanos, y la mejor manera
de hacerlo es ampliándola, despojándola de sus vicios, haciéndola
socialmente más justa y por tanto más sólida. Casi siempre es posible
mejorarla, a menos que haya fuerzas diabólicas que lo impidan. Termino, a
modo de desquite, con una pregunta. ¿Cómo anda la de ustedes?

* Esta entrevista fue realizada con el apoyo del Programa de


Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fonca,
2002-2003, México.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 72

Rafael Cadenas: la vida es la protagonista


Por Leonardo Padrón

La poesía de Rafael Cadenas no pasa impunemente por los ojos de quien la


consume. ¿No es esa la consecuencia primera de toda gran poesía? La suya tiene
el don de remover arena humana allí donde muchas veces evitamos detenernos
y de esclarecer el camino hacia certidumbres mayores y, por lo tanto,
perturbadoras. Es incuestionable: la poesía venezolana necesitaba los
manuscritos de este ciudadano tan suficientemente herido y atraído por la vida.
Creo que no es vano afirmar que si no existiera la obra de Cadenas nuestro
mapa literario tendría un rincón oscuro, un salto en el tejido, una laguna
insalvable.

No seríamos los mismos lectores que hoy somos sin habernos asomado a ese
discurso que sólo propone una ambición: recuperar la nitidez del ser humano.
De eso se trata cualquiera de sus títulos. A eso apuntan Los cuadernos del
destierro, Falsas maniobras, Memorial y Gestiones (por nombrar un puñado).
Cadenas -su poesía, sus ensayos, sus jirones- ha insistido en una obsesión:
reconciliarse con el acto mismo de estar vivos. No es una hipótesis mía. Lo ha
dicho con todas sus letras: “el hombre ha perdido la poética del vivir”. Y en
muchas ocasiones se empina un poco más: “Vivir en el misterio: frase
redundante”. A veces, cuando asume el tono del aforismo, pareciera que busca
convencernos.

Pero no se trata del sabio que pontifica, al contrario, es el derrotado que


desgrana sus únicas dos o tres frases posibles con la boca llena de espinas. El lo
ha expresado sin neblina alguna: “La vida es la protagonista”, no el hombre, ni
su obra, y mucho menos sus ideas. Las palabras simplemente pueden servirnos
para labrar el camino que nos devuelva a nosotros mismos. Es justo por eso, por
esa premisa conceptual, que su poesía, para abolir el yo, se afana en el yo; es por
eso que su persona esquiva la luz de los cenitales y su sombra niega el aplauso.
¿Cómo consentir un halago o alguna conclusión si aún estoy perdido dentro del
mundo? parecieran decir sus páginas, con cierto pudor.

A Cadenas hay que leerlo dos veces en la vida: en la juventud y en la soledad


(las otras diez veces son consecuencia, maravilla, devoción). La primera lectura
nos regala una complicidad: son las que a cualquiera de nosotros, seres
corroídos por el temor, tipos de brújula y sin ganas de tenerla, perfectos
irresponsables, botarates afectivos, hijos del desasosiego, nos hubiera gustado
escribir ante la requisitoria de estar vivos, ante la prueba, ardua siempre, de
respirar. La segunda lectura nos otorga una revelación: el sitio donde realmente
se hospeda el misterio. Y entonces su poesía adquiere estatura filosófica, estos
es, se hace más poesía aún.

Cadenas ha sido quizás, de todos nuestros poetas, el que ha construido con


mayor tenacidad un cuerpo reflexivo, no sólo desde libros como Anotaciones
(un enjambre de fragmentos exquisitos y luminosos), Realidad y Literatura, o
Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística, sino desde cualquiera de sus
poemas. Su poesía es más forma del pensamiento. O para decirlo de una manera
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 73
brusca: es un poeta que no busca deslumbrar sino revelar. Sus páginas son la
persecución de una ética del vivir. Desde el desarraigo, desde la acera de los
desahuciados, con las manos ateridas de frío y en un áspera intemperie no ha
hecho otra cosa que interrogarse (e interrogarnos) sobre el hecho “nimio” de
estar vivo. Cadenas es un antihéroe, como lo somos casi todos los ciudadanos
con cédula de identidad y tristeza en los ojos. El se explora, se suprime, se
recoge, se abstiene. Con ese talante de burlado, con esa mirada de tardío, de
perplejo e inocente. Con sus líneas que hablan de torpes intentos, de tanta
inutilidad para el destello, del fracaso como rutina, de jornadas de borrasca y
desazón. Cadenas ha asumido una travesía a través de sus propios huesos para
encontrarse con una rotunda certidumbre: “Ser viviente. Es un modo de estar al
que no se accede sin trabajo, un temple que cuesta”. Y tiene una sola valija en el
viaje: el idioma. Es su crudo y lujoso instrumento. Para él lo cotidiano es el texto
real del misterio, la respiración es una noticia insoslayable. Y en ese sentido el
poema se convierte en un medio para develar el sentido de las cosas. Por eso, su
poesía es cada vez más magra, más despojada. Importa más su decir que su
música. No apela a la trampa de la ambigüedad (muy socorrida en
innumerables poetas), o a las consabidas cabriolas del lenguaje. Mientras más
desnudo sea el verbo, más cercano a la verdad. Sus poemas son, no otra cosa,
sino apuntes sobre la realidad. Y la realidad es la que nos debe maravillar.
Muchas veces escamoteamos esta idea, nos alejamos de ella, nos buscamos en lo
oculto. Pero la poesía de Cadenas, por el contrario, nos devuelve al sentido
original de la experiencia.

Quizás estoy derramando agua sobre el agua. Los lectores de poesía de esta
comarca sabemos muy bien cuán decisivos son los libros de Rafael Cadenas.
Sabemos que hay muchos poetas en este país, buenos y malos, pero son pocos
los imprescindibles. Estamos, quién lo duda, ante uno de ellos. Y digámoslo: la
mejor manera de celebrar a un poeta es leerlo con afán, deteniéndose en sus
rincones, colocando la mirada donde él, en el poema, logró hacerlo, calcar el
instante, y así, entenderlo, descubrirlo. En un país signado por la incertidumbre,
balanceándonos entre la zozobra y la vigilia, quizás valga la pena recuperar la
voz de nuestros grandes poetas. Y yo sugiero hoy a Rafael Cadenas, no como el
único, pero sí como alguien que nos puede acompañar a reconciliarnos con el
compromiso de estar vivos. En su poesía no triunfa la belleza, sino la verdad. Y
últimamente nos está haciendo falta mucha verdad. Una exigencia más ardua
con el rostro que nos devuelve el espejo. Un compromiso mayor con el
amanecer.
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 74

Palabras, mundos e imaginario en la


poética de Rafael Cadenas.
Por Carmen Virginia Carrillo

Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930) publicó a los dieciséis años Cantos


iniciales (1946), poemario que no logró una buena acogida por parte de la
crítica, aunque ya desde estos versos iniciales se perfilan algunos de los ejes
temáticos que se han reiterado a lo largo de toda su obra, entre ellos cabe
destacar el de la exploración del ser y del lenguaje.

El año de 1952 el poeta tuvo que abandonar el país rumbo al destierro en la


isla de Trinidad. Allí comenzó a escribir un segundo libro titulado Una isla que
culminó a su regreso al país, en Caracas y cuya versión original circuló
multigrafiada en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela en
1977. En 1960 Tabla redonda editó el largo poema en prosa Los cuadernos del
destierro; tres años más tarde apareció el poema más conocido de Cadenas,
“Derrota”, texto que plasma la crisis existencial de una generación que se sintió
traicionada. El año 1966, la Universidad Central publicó Falsas maniobras,
libro que agudiza la problematización del yo poético que ya se anunciaba en los
textos anteriores.

La obra de Cadenas dialoga con la cultura oriental, particularmente con el


pensamiento vedántico, el taoísmo y el zen. De occidente encontramos en
Cadenas los ecos de Arthur Rimbaud, Walt Whitman, Rainer Maria Rilke, D. H.
Lawrence, Fernando Pessoa, Giuseppe Ungaretti, Czeslaw Milosz, Henri
Michaux, Carl G. Jung, Alan Watts, López Pedraza. Ortega y Gasset, Unamuno,
Machado, Salinas y Guillén.

En Los cuadernos del destierro (1960) destaca la reflexión sobre la identidad


del ser y la palabra poética. El hablante lírico se define por su condición de
desterrado e intenta fundar un mundo mítico en el cual busca reconocerse[1]. El
desarraigo genera una crisis de identidad que el texto poético busca
restablecer, un relato fundacional que tiene como marco de fondo el espacio
insular de Trinidad. Entre las características más resaltantes de este texto
poético se encuentra la fragmentariedad y la ruptura de la lógica del discurso.
Del libro ha dicho Guillermo Sucre:

Los cuadernos del destierro (1960) traza un itinerario fascinante: la


expansión del yo a través de la memoria personal y mítica. (…) Opulencia y
celebración: el mundo vivido como verdadero reino. Tal sentimiento, a su
vez, es o puede ser un exilio, pero es el exilio en lo paradisíaco, la comunión
alucinada con lo original (Sucre, (1975) 1985: 304).

Este largo poema en prosa se enlaza con toda una tradición de poesía
narrativa que se inicia en el siglo XIX con los románticos, continúa en
Baudelaire y sus “petits poèmes en prose” y que en América Latina alcanza con
Azul de Rubén Darío su concepción más moderna. Para Eduardo Milán “la
narratividad poética combatiría el concepto de poesía lírica heredado de la
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 75
tradición y retrotraería a la poesía latinoamericana a las funciones épicas de la
lengua” (Milán, 2001:15).

La relación del libro de Cadenas con Una temporada en el infierno de


Rimbaud se percibe desde las primeras líneas. Al igual que el poeta francés,
Cadenas inicia el texto estableciendo el origen ancestral y mítico del hablante:

Yo pertenecía a un pueblo de grandes comedores de serpientes, sensuales,


vehementes, silenciosos y aptos para enloquecer de amor.

Pero mi raza era de distinto linaje. Escrito está y lo saben –o lo suponen-


quienes se ocupan en leer signos no expresamente manifestados que su
austeridad tenía carácter proverbial. Era dable advertirla, hurgando un
poco la historia de los derrumbes humanos, en los portones de sus casas, en
sus trajes, en sus vocablos. De ella me viene el gusto por las alcobas
sombrías las puertas a medio cerrar, los muebles primorosamente labrados,
los sótanos guarnecidos, las cuevas fatigantes, los naipes donde el rostro de
un rey como en exilio se fastidia (Cadenas, 1960:7)[2].

Una vez determinada la genealogía el hablante se describe a sí mismo “Soy


desaliñado, camino lentamente y balanceándome por los hombros y
adelantando, no torpe, más si con moroso movimiento un pie, después otro” y
anuncia el propósito del texto “relataré no sin fabulaciones mi transcurso por
tierra de ignominias y dulzuras, ruptura y reuniones, esplendores y derrumbes”
(Cadenas, 1960:8); de esta manera anuncia la intención de rescatar del olvido
las vivencias en el destierro, a la vez que pone en evidencia la intervención de la
imaginación en la construcción del poema. La inmediatez de la experiencia es
salvada a través de los recuerdos, sin embargo, la fabulación constituye el
ingrediente complementario de este texto a través del cual el poeta, en un
permanente oscilar de un extremo a otro, se muestra y se enmascara.

Para Margot Carrillo Pimentel:

como la imaginación, la memoria es un nombrar en ausencia, es una forma


de darle un lugar a algo que ya no existe, o que quizá haya muerto; pero a
diferencia de la imaginación, la memoria intenta recuperar algo que ha
acontecido, algo que ´tuvo efecto` en otro tiempo y en otro lugar. Es por ello
que el material de la memoria juega con un sentido de la fidelidad, de lo
auténtico, en la medida en que habla de lo que de una manera u otra
aconteció (Carrillo Pimentel, 2003:187).

En tanto el poeta hace explícita su intención de fabular sobre la base de su


experiencia, el texto hace énfasis sobre los aspectos imaginarios del mismo.

El hablante se encuentra escindido, se pierde en una multiplicidad de rostros,


“un día comenzó la mudanza de los rostros. Uno suplantaba a otro, sin cese. Tal
día fueron cien, tal otro mil; todos escenificaban una danza de posesos sobre
mis hombros” (Cadenas, 1960:9); la representación de un yo dividido es una
forma de plasmar los enigmas de un sujeto que pierde su unidad y que puede
llegar a la disolución total de si. Ese yo fragmentado reitera su fidelidad a la
memoria:
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 76
Hice mis particiones.

Aguas en la memoria, absolutas como los desiertos, solamente el silencio del


otro en el follaje puede compararse con vuestro espíritu.

Osaré recrearme en la evocación.

Isla, deleitable antífona.

Horma de los cuatro puntos.

Asilo de los vientos sin paz.

Adelantándome y retrocediendo como un preludio abro las tierras moradas

(Cadenas, 1960:11).

Y así continúa enumerando imágenes, situaciones, lugares, sonidos, frases de


terceros, objetos. Palabra que nombra y al nombrar da nueva vida a los
recuerdos, palabra génesis del exiliado que se desborda en imágenes
surrealizantes:

Por entre árboles morados ángeles negros tocan la noche de cuero de


cocodrilo. El cielo se pega a la costra de los vegetales. Un pueblo
aplastado por las pezuñas de la luna desentierra voces sepultadas por
marejadas de exilio. Un adolescente oscuro mira desde un trono de
luciérnagas el paso de las cebras como cordón de brasas.

Pasa un elefante herido (Cadenas, 1960:15).

El olvido es una amenaza permanente, en la medida en que los


acontecimientos pasados se van borrando de la memoria; el individuo va
perdiendo su identidad. En el poema el hablante lamenta la pérdida de los
recuerdos “De aquel idioma raro y de mis pasos por la tierra dicha no existe
imagen alguna que no esté hoy extinguida” (Cadenas, 1960: 16), sin embargo
todo el texto representa un intento por rescatar las memorias de ese tiempo
vivido en el exilio, de la lengua hablada en el país extranjero; llega incluso a
incluir palabras en inglés.

La imagen del espejo simboliza la representación exterior del ser, la alteridad


que se ofrece como posibilidad para el rescate de la identidad perdida “Me
refiero a la casa meridional del agua donde el olvido recobra sus espejos azules”
(Cadenas, 1960: 18). La presencia del sol, el mar, la luz, se reitera a lo largo del
poema; aguas resplandecientes que reflejan las emociones de un yo que se
debate en la duda “Mi único caudal eran los botines arrancados al miedo”
(Cadenas, 1960: 19). Comienza entonces la larga lista de inseguridades:

Yo nunca supe si fui escogido para trasladar revelaciones.

Yo nunca estuve seguro de mi cuerpo.


MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 77
Yo jamás pude precisar si tenía dos manos, dos piernas, un rostro, una
historia.

Yo ignoraba todo lo concerniente a mí y a mis ancestros.

Yo nunca creí que mis ojos, orejas, boca, piel, nariz, movimientos,
gustos, dilecciones, aversiones me pertenecían enteramente.

En suma, yo era una pregunta condenada a no calzar el signo de


interrogación. O un navío que se transformaba en fosforescente penacho
de dragón. O una nube que se demudaba conforme al movimiento.

Habitaba un lugar indeciso

(Cadenas, 1960: 21).

El texto está organizado a partir de dos tiempos, un presente que se vive


añorando un pasado que se ha ido. Ese pasado puede ser ´otra edad`, la
infancia o un lugar impreciso del que se regresó. Del pasado se conservan
sucesos, separaciones, contradicciones, encuentros, pérdidas y reparos
(Cadenas, 1960:25). El aquí y ahora se enfrentan a un allá y un antes; el país del
destierro frente al país natal; la muerte aparece como la estación final de las
trajinadas mudanzas de la vida.

A pesar de que en este poema no encontramos una retórica del terruño, hay
una serie de alusiones a la tierra siempre elogiosas “La tierra es un tesoro
franqueado por los vendavales a las manos fértiles, instrumentos de mi raza”
(Cadenas, 1960: 27) que aunadas a la valoración de la memoria emparentan a
Cadenas con la tradición de la que Palomares y Montejo son herederos. La
exaltación de la tierra se opone a la descripción de las ciudades que le producen
“un recurrente sentimiento de desafección” (Cadenas, 1960:29).

El yo lírico se muestra decepcionado y derrotado y nos dice “Arqueado sobre


mi memoria como un ángel despojado de su candidez … Yo desconfío”
(Cadenas, 1960: 29). La representación que el poeta hace de sí mismo oscila
entre el polo mítico y el realista; por un lado tenemos al vate que se reconoce en
los orígenes míticos, por el otro la autoreferencia. En uno se oculta y en el otro
se revela, llega incluso a manifestarlo de forma explícita, así dirá en un
momento determinado: “He resuelto mis vínculos. Ya soy uno” (Cadenas,
1960:10), luego “Estoy aquí” (Cadenas, 1960:22), y más adelante “Voy a
ocultarme de nuevo” (Cadenas, 1960;55), para finalizar diciendo “Ahora he
regresado. Mi razón ha vuelto a su sitio y a él se ajusta como a la almendra su
máscara … He recuperado mi nombre” y de nuevo el ser fragmentado que
intenta recuperar su unidad “¡Oh!, tu mi enemigo, dentro de mí, entrégame las
llaves definitivas para abrir el más claro aires, las arcas transparentes.”
(Cadenas, 1960:58-59). Este constante debatirse de un ser dividido entre dos
realidades, una mítica y otra histórica, se reitera en este fragmento en que el yo
interpela a su alter ego en los siguientes términos:
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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 78
Con mi voz de calcinado expósito y rodeado de lo preterido, saludo. Calma.
Saludo de frente como un ahogado. Calma. Saludo de frente como un
réprobo. Calma. Saludo de frente como un ladrón. Clama. –Rafael ¿me
oyes? ¿Estás ahí? –Sí, te oigo. Estoy aquí, estoy aquí, estoy aquí. Llevo a
espaldas la noche (Cadenas, 1960:41).

Para Sonia Mattalía “inscribir el propio nombre implica una identificación y


una extrañeza; si por un lado el Nombre es la marca de sí mismo, es también un
salto a la desindividuación” (Mattalía,(1988) 2004:111). Este sujeto no es
solamente un desterrado político, es también un “desterrado de sí, a pesar de sí”
(Mattalía, (1988) 2004: 115).

Las dos pasiones ante las que el hablante claudica son un ´tú` femenino al
que dedica parte de estas memorias y el lenguaje “Así como sucumbo a vocablos
pudiera sujetarme a tu mirada” (Cadenas, 1960:48).

La reflexión sobre el lenguaje es uno de los ejes de esta obra. George Steiner,
en Gramática de la creación, comenta

El lenguaje del poeta encarna directamente el flujo y reflujo de la


“reflexión”. Es a la vez irreductiblemente él mismo y universal: muestra la
aparente contradicción de la “singularidad ilimitada”. Sus elementos
determinantes, claridad y opacidad, velocidad y retraso, lo abstracto y lo
concreto, se reúnen en esa “quietud del movimiento” que une lo universal a
lo particular (Steiner, 2001: 128).

En Los cuadernos del destierro conviven los contrarios, magia y logos, sonido
y silencio, presencia y ausencia del hablante, en una lucha por superar el límite
del lenguaje mismo.

Mi palabra tiene acento de oración porque el término del amor que es


destrucción ha traído también el deceso de la sed.

Por eso mi palabra tiene ritmo de teoría solemne de contristados y


acongojada recorre los cauces graves del logos.

Sin embargo, he aquí que hoy me desnudo y salgo a revocar mis


devastaciones.

Retrocedo hacia mi origen para recomenzar por otro silencio que me lleve a
más dulces dominaciones. Exhausta está mi lengua, la matriz amante.

Es muy duro decir, es muy duro callar. Ofreceré mi corazón a los villanos

(Cadenas, 1960:51-52).
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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 79
El poeta plantea la incapacidad del lenguaje para nombrar con propiedad la
realidad, para revivir el pasado y para expresar los estados de ánimo. Para
Steiner, “en un gran poema lírico hay una amorosa hostilidad hacia el lenguaje.
Más exactamente, el poeta busca traspasar las fronteras de su lenguaje”
(Steiner, 2001:190). En Cadenas la lucha con el lenguaje se refleja en el
siguiente poema de modo categórico:

Mientras caminaba el trecho que marca mi derrota me desesperaba la


insuficiencia de mi idioma. Consultaba los inabarcables cursos del verbo,
inquiría de las tablas de la dicción sus secretos trasvasables, averiguaba en
pergaminos astrales la valía de los vocablos. El color, el aroma, sabor,
textura, sonido de mi idioma me eran ajenos, pero avanzaba fiando al azar
muchas de mis más caras contenciones (Cadenas, 1960: 54).

La realidad se diluye en las aguas de la imaginación y las fronteras entre uno


y otro mundo se borran, al punto en que el poeta se pregunta:
¿He recorrido en verdad los caminos que nombro? (Cadenas, 1960: 55).

Queda siempre la duda y la ambigüedad discursiva se impone. El yo que


escribe con la intención de rescatar del olvido una experiencia vivida, se
encuentra ante una memoria cómplice que se vale tanto de una verdad histórica
como de una verdad ficcional (Casas, 1998: 178) para reconstruir el pasado.

Mi poema llega triste, entre grandes estallidos de arena, a su solución. Su


última palabra tiene que ser en forma de pregunta y dispuesta como a
punto de fuga (Cadenas, 1960: 56).

Y concluye el poema con la inscripción a que da lugar la escritura:

Dejo aquí escriturados mi nacimiento, mi pasaje, mi segregación. No puedo


predecir lo que vendrá. Enredado en los hilos como un personaje mal
llevado por su autor, esperaré el advenimiento de mi libertad, sentado sobre
un cofre de cartón, en el extremo menos iluminado de la escena. Me despido,
Adiós (Cadenas, 1960: 60).

En líneas generales percibimos cierta tensión entre un yo lírico que se dibuja


desde un imaginario mítico y un yo autobiográfico que se asoma a ratos,
ofreciendo pinceladas de la historia personal de Cadenas. Las vidas de estos dos
´yoes` se narran entrecruzadamente a lo largo del poema.

El poema “Derrota” (1963)[3] puede considerarse una muestra fundamental


de la poesía conversacional en nuestro país. En un lenguaje en apariencia
directo, despojado de artificios, el poeta reitera la sensación de fracaso que ya
había anunciado en Los cuadernos del destierro

Yo que no he tenido nunca un oficio

que ante todo competidor me he sentido débil

que aprendí los mejores títulos para la vida


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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 80
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una
solución)

que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos

que me arrimo a las paredes para no caer del todo

que soy objeto de risa para mí mismo

que creía que mi padre era eterno

que he sido humillado por profesores de literatura

que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada

que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida

que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo

que tengo vergüenza por actos que no he cometido que poco me ha faltado
para echar a correr por la calle

que he perdido un centro que nunca tuve

que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo

que no encontraré nunca quién me soporte

que fui preterido en aras de personas más miserables que yo

que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más
burlado en mi ridícula ambición que estoy cansado de recibir consejos de
otros más aletargados que yo (“Ud. Es muy quedado, avíspese, despierte”)

que nunca podré viajar a la India

que he recibido favores sin dar nada en cambio

que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma

que me dejo llevar por los otros

que no tengo personalidad ni quiero tenerla

que todo el día tapo mi rebelión

que no me he ido a las guerrillas

que no he hecho nada por mi pueblo


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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 81
que no soy de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras
cuya enumeración sería interminable

que no puedo salir de mi prisión

me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los
otros y de mí hasta

el día del juicio final.

(Cadenas, (1963) 1979:11-113)

El hablante poético, en una actitud autocrítica exacerbada, se va describiendo


en función de la enumeración detallada de sus carencias, negaciones e
insuficiencias. El poema se articula a partir de la repetición anafórica de la
conjunción “que” con la variante “que no” y termina con una conclusión que
pareciera volver al principio del acto expiatorio. Construcción de una
autoimagen pública en negativo; burla y juicio crítico de sí mismo que lleva
implícito un cuestionamiento de la sociedad en general.

Para José Barroeta el sentido de este poema se encuentra en el título, al que


considera inseparable del texto, por cuanto “la derrota es el otro rostro de la
épica que no deseamos pronunciar, pero en Cadenas ese rostro adquiere el
poder de la iluminación interna, el retorno a una ética, a una práctica que
ridiculiza las formas que el hombre, apartado de su naturaleza, ha ido
consagrando” (Barroeta, 1994:67).

En “Derrota” percibimos un diálogo intertextual con el poema de Fernando


Pessoa, -en la voz de su heterónimo Alvaro de Campos-, “Tabacaria”[4]. Visión
pesimista de un mundo que pareciera cerrar todas las posibilidades de
integración al hablante, quien se representa en una completa y total disyunción
con el entorno social.

En Falsas maniobras (1966)[5] encontramos algunos de los


asuntos que ya habían ocupado a Cadenas en Los cuadernos del
destierro, tales como la problemática del exilio, la presencia del
doble, la reflexión sobre el lenguaje, el cuestionamiento de la
identidad de un yo poético conflictivo y desadaptado; incluso el
paisaje, que en algunos momentos se convierte en el eje de los
poemas, es el mismo. Sin embargo el lenguaje es otro, en este
poemario Cadenas se despoja de la metáfora surrealista, del
discurso poético ambiguo y polisémico que Aníbal Rodríguez ha
descrito como “alquimia verbal, [en el cual] las metáforas se truecan
y el poder de significación irradia de tal manera que el texto
embriaga al lector” (Rodríguez, 1999: 20). La concepción estético-
filosófica ha cambiado, ahora la escritura quiere ser un acto de
revelación y busca en el Oriente, en el budismo Zen la iluminación.
Guillermo Sucre comenta de estos dos poemarios:
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 82
más que el libro de la memoria, Falsas maniobras lo es de la conciencia
crítica. Lo que en Cuadernos era expansión y multiplicidad del yo, aquí se
convierte en ejercicio y práctica de desposesión. Pero se trata de una
desposesión que es otra forma de riqueza: abolir el yo y su desmesura
imaginante para acogerse a lo justo, a lo verdadero, aunque parezca lo
precario. La poesía de Cadenas busca entonces vivir en “la nitidez del
desierto”, y aun postula otra ética del destino del hombre: el fracaso como
vía de liberación y de reencuentro con lo original (Sucre, (1975) 1985: 304-
305)

En Falsas maniobras el hablante lucha consigo mismo y con un entorno al


que percibe hostil; conciencia desgarrada que realiza un ejercicio de
autoacusación. El conflicto existencial se despliega en los desdoblamientos y la
vacilación del hablante frente a las demandas del entorno social. Para Aníbal
Rodríguez

desde el primer poema en Falsas maniobras, la problemática del yo es


evidente. Un personaje irá anotando su proceso de crisis del yo, de cierto
tipo de poesía, de la cultura. El personaje tendrá constantes desapariciones,
fallidos combates consigo mismo. Una conciencia trágica mueve el
personaje y en medio de su angustia vislumbra su realización. Por
momentos vence la dualidad, sólo por momentos logra la comunión en la
escritura (Rodríguez, 1999: 23)

En el primer poema de Falsas maniobras nos enfrentamos con un yo lírico


fragmentado, escindido que se debate entre complacer las demandas de los
otros o permanecer fiel a sí mismo. Este conflicto se acentúa en poemas como
“Monstruo” en el cual el hablante poético se desplaza; trasladado a una tercera
persona da paso a la objetivación del sí mismo. Este ´él` cuyas huellas
autobiográficas podemos perseguir, da lugar a un distanciamiento crítico que le
permite al poeta hablar de sí mismo como si fuera un “otro” externo y distante:

El hombre sin piel se levanta tarde, evita los

comunes tropiezos, rehuye toda relación.

Sin él darse cuenta suele enredarse, sufre malentendidos hasta jocosos, es


víctima de equívocos

en situaciones corrientes.

Este hombre complica, complica.

Es que no puede permitirse, no puede darse el

lujo de tener moral. Si su filosofía es frágil, su


MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 83
memoria es fuerte. En sus pliegues complicados

los hechos se estancan. A este hombre no le está

permitido olvidar

(Cadenas, (1966) 1979: 77)

Este recurso de acudir a la tercera persona lo repetirá en “Old kingdom”,


poema que recuerda el exilio en Trinidad: “Entre sus memorias más preciadas,
figura su paso/ por Boca de Serpientes./ ¡El ha conocido cielos salvajes! Su
mirada sigue / el vuelo de aves playeras” (Cadenas, (1966) 1979: 89).

En el poema “El que es” el yo se desdobla[6] en un ser exterior que está en


contacto con el entorno y un yo interior que permanece al margen, aislado e
incomunicado y a salvo de las agresiones del mundo: “Si alguien me toca, sólo
me toca a mí, a ese mí orgulloso, ese mí que no deja franquear su claustro, y no
a ese otro alguien, informe, vasto, neutro, que hace gestiones en la oscuridad”
(Cadenas, (1966) 1979: 105). Sin embargo en “Rutina” el yo lírico busca su
unidad, nos habla de su habilidad para reconstruirse “Sé reunirme
pacientemente, usando rudos métodos de ensamblaje./ Conozco mil fórmulas
de reparación. Reajustes, atornillamientos, tirones, las manejo todas” (Cadenas,
(1966) 1977:104). El sujeto poético que se define en su condición de outsider,
del ser que se debate entre aceptarse tal como es o rechazarse, adaptarse o
mantenerse al margen. “(No se trata de rearmar un monstruo, eso es fácil, / sino
de devolverle a alguien las proporciones)[7]” (Cadenas, (1966) 1977:104).

En el poemario encontramos un lenguaje decantado, más cercano a la poesía


conversacional, que tiende a la economía verbal. El autor declaró explícitamente
su intención de cambiar su escritura a partir de una nueva visión de la realidad
que le viene de las filosofías orientales en su poema “Reconocimiento”:

Me veo frente a este paisaje parecido al que protejo.

No soy el mismo. Debo comprenderlo de una vez.

He de encajar en mi molde.

He acechado la aceptación súbita de mi realidad.

Despedí la poesía que se cuelga de brazos.

Incendié los testimonios falaces.

Adopté la forma directa.


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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 84

Una convergencia prospera en mi.

Abandono mi caminar intrincado. Me dilato en

vastedades blancas. Sirvo en silencio a un solo rey.

Con huesos de ave violento los espacios cerrados.

He sentido ráfagas de otra región sin culpa.

Me hago a la lentitud, al gesto consciente, al

rumor del desierto

(Cadenas, (1966) 1979: 96)

En este texto Cadenas propone una nueva poética con una actitud más
auténtica y comprometida, a la vez que nos deja entrever la tendencia
orientalista de sus planteamientos metapoéticos. La búsqueda de la iluminación
a través del Budismo Zen se hace más explícita en los poemas “Mirar” y “Satori”.

En el poema “Nombres” el poeta vuelve a la reflexión metapoética sobre la


capacidad nominadora del lenguaje y de la poesía:

te llamas hoja húmeda, noche de apartamento solo, vicisitud, campana,


tersura y lascivia, ingenuidad, lisura de la piel, luna llena, crisis

oh mi cueva, mi anillo de saturno, mi loto de mil pétalos

Eufrates y Tigris, erizo de mar, guirnalda, Jano, vasija, tórtola, S. Y trébol

ovípara

uva, vellocino y petrificación

podrías llamarte …

pero tu nombre es

lecho, lavabo, dentífrico, café, primer cigarrillo,


MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 85
luego sol de taxis, acacia, también te llamas acacia y six pi em –em- o half
past six o seven, cerveza y Shakespeare

y vuelves a llamarte hoja húmeda, noche de apartamento solo

día tras día,

sí, tienes tantos nombres

y no te puedo llamar

todo tan absurdo como esas mañanas sin amor que el espejo de los baños
recoge y protege

todo tan desoladamente inabordable

todo tan causa perdida

Cadenas, (1966) 1979: 93)

La poesía da nombre a los objetos y al nombrar entra en contacto con el ser


de las cosas; el poema es el mundo, la experiencia del hablante, sus carencias.

En la poesía de Cadenas la búsqueda de la identidad no es solamente la


búsqueda del ser, sino también la búsqueda de la lengua y su materialización en
el ejercicio poético. El poeta reflexiona sobre la capacidad nominadora el
lenguaje y sobre los procedimientos textuales a través de los cuales el poema se
convierte en un generador de mundos.

BIBLIOGRAFÍA

BARROETA, José. 1994. Lector de travesías. Mérida: Solar.

CADENAS, Rafael. 1966. Falsas maniobras. Caracas: UCV.

___.1960. Los cuadernos del destierro. Caracas: Tabla Redonda.

___. 1979. Los cuadernos del destierro. Falsas maniobras. Derrota. Caracas:
UCV.

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indagación de la memoria”. En América, cahiers du CRICCAL, nº 30. París:
Conseil Scientifique de l´Université de Paris III et Centre National des
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CASAS, Arturo. 1998. “Evidentia, deixis y enunciación en la lírica de referente
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Pp.

MATTALÍA, Sonia.(1992) 2004. “Continuas modernidades discontinuas: las


vanguardias del 20 en Latinoamérica y España.”. En Tupí or not tupí. Mérida:
El otro, el mismo. Pp. 35-59.

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Actual. III etapa, nº 47-48, julio-diciembre. Mérida. Pp. 11-22.

RODRÍGUEZ SILVA, Aníbal. 1999. El poema como imposible. Mérida:


Universidad de Los Andes.

STEINER, George. 2001. Gramática de la creación. Barcelona: Círculo de


Lectores.

SUCRE, Guillermo. (1975) 1985. La máscara, la transparencia. Ensayos sobre


poesía hispanoamericana. México: FCE.

NOTAS

[1] Para Javier Lasarte, en la poesía de Cadenas se busca “construir la imagen de


un yo en su escindida y fragmentaria relación con la vida y la palabra” (Lasarte,
1994: 8)

[2] En “Mala sangre” Rimbaud escribe “He heredado de mis antepasados galos,
el ojo azul claro, la frente estrecha y la torpeza en la lucha. Encuentro mi
vestimenta tan bárbara como la suya. Pero yo no engraso mi melena.

Los galos eran los desolladores de animales, los quemadores de hierba más
ineptos de su tiempo.

Conservo de ellos: la idolatría y el amor a lo sacrílego; -¡oh! Todos los vicios,


cólera, lujuria, -magnífica la lujuria-; sobre todo mentira y pereza. (Rimbaud,
(1873) 1972: 73)

[3] José Barroeta en su libro Lector de travesías dice a propósito del poema:
Derrota”, de Rafael Cadenas, fue publicado por primera vez en “Clarín de los
Viernes”, página artístico-literaria, del diario Clarín, que la izquierda
venezolana auspiciaba en momentos difíciles, controvertidos, de subversión”
(Barroeta, 1994:51). “El poema, durante largo tiempo, no aparece en ninguno de
los libros editados por el autor. En 1979, en la edición antológica de Fundarte,
revisada y corregida por el autor, se incluyen los Cuadernos del destierro,
Falsas Maniobras y Derrota, es decir, como texto diferenciado, guardando su
propia independencia del resto del discurso literario de Rafael Cadenas. En
1966, ese infatigable divulgador de la poesía latinoamericana contemporánea
que fue Aldo Pellegrini, recoge el poema “Derrota” en la Antología viva de la
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 87
poesía latinoamericana, impresa en Barcelona por la editorial Seix Barral”
(Id:54).

[4] El poema, traducido por Octavio Paz como “Tabaquería” comienza así:

“No soy nada.


Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Esto aparte , tengo en mí todos los sueños del mundo.

...

Fracasé en todo.
Como no tenía propósito alguno, todo tal vez fuese nada.”

(Pessoa, (1928) 1984:224-241)

[5] A propósito de Los cuadernos del destierro y Falsas maniobras dice A.


Rama que “esos libros son el diario íntimo de una experiencia crucial que ha
sido llevada valerosamente y que sometió a la poesía al despojamiento y
renunciamiento que se exigía de la vida. La quiebra del juvenil sistema de
valores (…) acarreará una esforzada búsqueda que rige una terca autenticidad”
(Rama. (1978) 1991: 222).

[6] “la presencia del doble siempre se refiere a la existencia de un “otro”, de una
alteridad, lo que supone el planteamiento de cualidades humanas en
recurrencia, sincretismo u oposición. En todo caso, el doble remite a la
expresión o reconocimiento de una carencia o insatisfacción en el seno del
propio sujeto, con frecuencia fuertemente interiorizada. El doble constata y
certifica una personalidad escindida; es un concepto dialógico, al exigir
condiciones formales propias de la interacción, y con frecuencia existencial, al
implicar al sujeto en una secuencia temporal en la que cada uno de sus yoes
adquiere forma objetiva. Como signo objetual de desdoblamiento, el espejo
representa al ser que se es, y supone la representación del sujeto desde la
exterioridad, el examen del propio yo como algo ajeno, como un ´tu`” (Maestro,
1998:294-295).

[7] Nótese la relación intertextual con el poema “Monstruo” de este mismo


poemario.
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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 88

Rafael Cadenas
Por Fabienne Bradu

Para quienes sólo la conocíamos en y por partes, la Obra entera de Rafael


Cadenas (traída a México por el Fondo de Cultura Económica, en especial por
Adolfo Castañón) es un verdadero regalo. No se me escapa la singularidad de la
suma que se cifra en el adjetivo "entera": antes que unas obras "completas" que
por lo demás nunca deberían llegar a serlo, el título convoca la condición del
animal que no ha sido castrado. Así, una "obra entera" es una obra intacta, libre,
viva. "Sólo he conocido la libertad por instantes, cuando me volvía de repente
cuerpo", asegura el venezolano.
Del hombre, Rafael Cadenas, sé poco, prácticamente nada. Pese a los premios
y la consecuente publicidad, su nombre recorre América Latina como la
contraseña de una estrecha cofradía. Una leyenda lo envuelve a modo de
sombra, poniendo a veces en tela de juicio hasta su misma existencia. No
obstante, al leerlo, la sombra se abre y un verdadero acercamiento se produce,
no sé si con la persona, pero sin duda con una voz, con la "voz incesable" de
Rafael Cadenas. Ahora que escribo estas líneas, desconozco los rasgos de su
rostro, el timbre de su voz, si es alto o bajo, flaco o gordo, pero lo puedo
imaginar en una forma no figurativa como el pintor crea un paisaje a partir de
puros colores. La voz incesable de Rafael Cadenas no es exactamente un canto;
su poesía no aspira a la espectacularidad de los sonidos, sino más bien a una
actitud, una manera de ver y de estar en el mundo. Quizá la fisonomía que
descubre la voz sea la del alma.
De la Obra entera me deslumbró la lectura de los "Apuntes sobre San Juan
de la Cruz y la mística". Sentí que por excepción leía unas reflexiones sobre la
mística que eran, a un tiempo, agudas, pertinentes y accesibles. La pertinencia
se agiganta bajo el lente egoísta de mis intereses: allí Rafael Cadenas hila sus
comentarios a partir de las mismas preguntas que nunca pude contestarme a
través de otras lecturas, quizá por la simple razón de que nunca supe
formularlas como él lo hace. Al frecuentar a los místicos, uno puede sentirse
sobrecogido y admirado, pero también, inevitablemente ajeno, quiero decir,
distante, abrumado o embrutecido, y sin duda poco dotado para la gracia y la
inteligencia. En cambio, si bien Rafael Cadenas atestigua un íntimo
conocimiento de los asuntos místicos, permanece a nuestro lado, hablándonos
al oído de los caminos que podrían conducir a la iluminación. Rafael Cadenas se
sitúa a sí mismo fuera de "la ínfima minoría de los liberados", escribe desde "la
normalidad con sentido del asombro", pero su autoexclusión del exiguo círculo
mágico hace ingresar al otro que está en todas partes, en todas las cosas, y
donde estamos todos, brillantes y miserables: "Solemos hablar del misterio del
universo sin incluirnos, como cosa ajena, como si no formáramos parte de él,
como si no le perteneciéramos." Gracias a este "situacionismo" sostenido en
prosa y poesía, percibimos a Rafael Cadenas tan accesible, como si nos mostrara
nuestra común derrota y nuestros torpes aleteos, pese a que compartamos el
anhelo del vuelo y unas escasas intuiciones del "sentimiento del misterio".
Me sorprenden los ensayistas que discurren sobre la mística. A veces, hasta
me dan envidia. Parecen estar seguros de lo que afirman, siempre más seguros
MUESTRARIO DE POESÍA 51
RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 89
que uno. ¿De dónde sacan su seguridad? ¿Han conocido la iluminación? ¿Por
qué no intentan narrarla como experiencia propia? Rafael Cadenas escribe
sobre lo místico como muchos de nosotros pensamos que lo haríamos si
tuviéramos su talento: titubeando o, mejor dicho, tropezando con los escollos de
lo numinoso, siguiendo el "lento hacerse de Rilke, paso a paso, desde la
escasez". "For us, there is only the trying", dice Eliot recordado por Cadenas.
La conclusión de los "Apuntes...": "Decidí no escribir sobre San Juan. Espero
que él y mi amigo me perdonen, que para eso son los santos y los amigos
(aunque detesto el amiguismo). Yo también trataré de perdonarme por lo que he
hecho", es una perfecta y graciosa expresión de la paradoja sobre la que
descansa el ensayo. La renuncia llega después de más de treinta páginas que
concentran lo esencial, en un tono aparentemente llano, errabundo, casi diría:
improvisado. "Apuntes..." es un ensayo que no se limita a ser una parodia de las
paradojas entre las que se mueven los místicos, o una exposición por la vía de la
negatividad tan necesaria a la expresión mística, sino una prueba por la
escritura misma de una honda comprensión de lo que es y no es la mística.
Además, la prueba se enuncia por omisión: "no escribiré sobre San Juan..." y
quizá sea la más acertada y elocuente para hablar de lo místico. Por supuesto, la
prueba es sutil y casi inadvertida para quienes leen con premura.
La primera paradoja se tensa entre la afirmación de Cadenas de ser un lector, un
no-escritor, y la existencia misma de su ensayo que puede calificarse como una
pieza maestra de escritura. El no-escritor "espera seguramente lo que los libros
no pueden dar: una revelación que lo mude, que lo ponga en el camino del
mayor descubrimiento", afirma Cadenas incluyéndose en esta legión
esperanzada, pero creando para sus lectores la misma expectativa que advierte
como un riesgo para sí. Con los "Apuntes..." y con la poesía, nos sentimos
inmersos en la inminencia, como realizando sin saberlo un ejercicio de
preparación para el "mayor descubrimiento". El lector Cadenas nos pone en
guardia ante la ilusión y el poeta Cadenas nos prepara para quizá merecer lo
inesperable. Rafael Cadenas es un hacedor de caminos.
"En el camino hay imágenes, palabras, visiones: en la unión ya no hay nada",
repite Cadenas con algunos místicos. Esto deja a la poesía en un estado
desamparado frente a la expresión de la unión mística. En rigor, no existiría una
poesía mística propiamente dicha, sino una poesía de preparación, de
incitación, de sugestión. La llamada "poesía del instante", que tan fácilmente
calificamos de epifánica como si fuera efectivamente el suceder de la
iluminación, no es sino el instante de atención recrudecida en que percibimos la
cercanía del misterio. Llámese Dios, nirvana, vacío o silencio, el blanco con el
que quiere dar el arpón de la palabra está fuera de la poesía o bien este blanco la
contiene sin que ya tenga necesidad de manifestarse.
A la imposibilidad de ser de la analogía en la poesía mística (lo semejante
sólo puede ser conocido por lo semejante), se suma la prohibición de la
polisemia, al menos según San Juan de la Cruz. La prohibición dictada por San
Juan de la Cruz iría en contra de la tesis cada vez más en boga según la cual el
carmelita habría sido un sufí. En efecto, nada más importante para los poetas
sufíes como la polisemia del sentido. Pero, tal vez, esto sería lo de menos. La
prohibición de San Juan de la Cruz me parece una soberbia o una ingenuidad.
¿Cómo podría pretender controlar las palabras? ¿De qué manera podría
mutilarlas para desaparecer otro o varios sentidos soterrados bajo el autorizado
en el comentario? ¿Qué clase de poder se necesita para desterrar la polisemia de
las palabras? Podrá San Juan ambicionar el control sobre sus lectores, pero no
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RAFAEL CADENAS – HABLAR DESDE LA INSEGURIDAD 90
entiendo cómo lo conseguiría sobre el lenguaje. Rafael Cadenas advierte que el
lector "debería someterse a lo que San Juan ordena, pero no lo hace, desatiende
sus prescripciones, saborea los versos, siente que le pertenecen, les da el sentido
que quiera, transgrediendo las indicaciones, ¿qué digo?, los mandatos del
autor". Y añade: "Pero ¿no sería revelador seguir al pie de la letra lo que San
Juan prescribe?" Sospecho que, sobre este punto, Rafael Cadenas tiene en
mente otra cosa que la obediencia a San Juan. ¿Qué sucedería si las palabras se
volviesen transparentes, unívocas, redondos receptáculos de realidad, cabales
moradas del ser? Sucedería lo que persigue Cadenas en su poesía: un contacto
directo entre la palabra y la realidad. También se cumpliría uno de sus poemas
que más admiro y me turba. Sólo tiene dos versos, que a lo mejor ni siquiera son
versos: "El dueño tiene miedo. / Los ojos sólo tienen realidad." ¡Cuántos
volúmenes están contenidos en estas dos líneas! Pero me temo que esto
difícilmente sucederá y quizá no sea tan lamentable, porque así la polisemia
seguirá descubriendo nuevas aproximaciones a lo mismo.
"Vivir / de amanuense asombrado" es lo que pide Rafael Cadenas para
alcanzar lo que no sucederá en la poesía. El problema de la atención, que es
también una poética en Cadenas, trae a cuento otra paradoja que el poeta toca
en su ensayo y parece resolver en su poesía. ¿Hay caminos que lleven a la unión
mística? ¿Hay ejercicios de preparación para el descubrimiento mayor? Por un
lado, dice Cadenas, "San Juan y casi todos los místicos señalan una sola vía
hacia Dios". Por el otro, Rafael Cadenas comienza a socavar la ortodoxia
reprobando el ascetismo extremo de San Juan, aunque admite no estar
capacitado para juzgarlo o ponerle reparos. Sin embargo, se los pone por la vía
de la negatividad disfrazada de impericia. El segundo reparo es más
contundente: ¿Cómo puede San Juan rechazar a las criaturas de Dios si éstas
son hechuras divinas? "La virtud se realiza en la flaqueza", responde San Pablo.
"Las virtudes verdaderas son de poco peso y se llaman abandono, desapego,
confianza, entrega, desnudez", escribe Octavio Paz a propósito de Henri
Michaux y de sus visiones. Entonces, ¿de qué servirían el ascetismo, la rectitud
en el camino, la preparación, los ejercicios espirituales si no hay mérito alguno
en estos asuntos? "Cada uno tiene el infinito que se merece. Pero ese mérito no
se mide con nuestras medidas" —concluye Octavio Paz acerca de Henri
Michaux. Por su parte, Rafael Cadenas propone: "[los místicos] no les dejan
alternativa a los que creen que hay muchos caminos hacia él, algunos hasta
insospechados. Tal vez no haya ninguno, tal vez cuando se prescinde de la idea
de camino y recobra su intensidad el presente, puede sentirse la cercanía del
misterio". A lo largo de los "Apuntes...", Cadenas nos hace sentir la rigidez de
ciertos cánones occidentales; cuando el razonamiento se asfixia, él inyecta el
oxígeno del budismo zen que parece convenirle mejor, no como credo, sino
como concepción y representación del mundo y de la condición humana.
Además, lo nombrado y lo sobrenombrado en Occidente pueden ser un
obstáculo para la comprensión de algunos fenómenos. Por ejemplo, mientras lo
sagrado siga nombrándose exclusivamente como Dios, está difícil que el hombre
entienda lo que Cadenas no se cansa de decir en todos los tonos de su prosa y su
poesía: el más allá está de este lado, la maravilla está al alcance de la mano la
iluminación puede encontrar caminos insospechados si no le tememos a la
libertad.
En efecto, ¿cómo conciliar la atención extrema que pide y practica Rafael
Cadenas en su poesía, y muy precisamente en su forma poética de "la sequedad
insobornable", con el desapego, la despreocupación, el sagrado ocio que es la
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actitud interior que conducirá a la iluminación? Y si, hagamos lo que hagamos,
no estamos predestinados a conocer la unión con lo divino, ¿de qué nos servirá
apurar gota a gota "el vino de los atentos" o, al contrario, abandonarnos al ocio?
La incomprensión de esta injusticia mayor quizá encuentre una explicación en
uno de los Dichos de Cadenas: "No buscamos ser sino sentirnos en algún estado
'superior'. Estamos adiestrados para perseguir siempre una ganancia, tal es
nuestra barrera. La agonía de no querer ser lo que somos."
Rafael Cadenas preconiza un regreso a la sencillez, muy distinta y ajena a la
falta de dificultad. Quizá haya que rechazar la tentación mística, el desvelo por
estas cuestiones, la sed de una luz absoluta, para esperar, como lo indica el
poeta, "el milagro, lo máximo, que acaso sea lo más corriente, pero visto de
manera inhabitual, a otra luz, no usada". Curiosamente, me vuelven a la mente
las preguntas de André Breton al final de Nadja: "¿Quién vive? ¿Es usted
Nadja? ¿Es verdad que el más allá, todo el más allá está en esta vida? No la oigo.
¿Quién vive? ¿Acaso sea yo solo? ¿Acaso sea yo mismo?" "¿Fue ése el pacto, /
vivir contigo / a cambio de no verlo?", pregunta por su parte Rafael Cadenas en
un poema, sugiriendo así que hay que pagar prenda, que el sacrificio es "palabra
clave de todo laberinto humano descifrado", para decirlo con María Zambrano.
Para terminar o, mejor dicho, porque no sé cómo terminar con estas
cuestiones que no aceptan una última palabra o una palabra última, porque así
lo ha dicho Goethe: "lo importante es no llegar nunca a ningún término",
suspendo estas cuartillas dándole las gracias a Rafael Cadenas por ponernos a
veces a la intemperie de sus versos. ~
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Rafael Cadenas / biografía


Poeta, traductor y catedrático venezolano nacido en
Barquisimeto, Lara, en el año de 1930.
Desde muy joven se inclinó por la literatura y acogió
tempranamente el riesgo político. Por su militancia
comunista se exilió en Trinidad y sólo regresó a Caracas
en 1957.
Trabajó como profesor de literatura inglesa y española.
Ha viajado además por diferentes países de América y
Europa y ha traducido a Lawrence, Nijinski, Whitman,
Cavafy y otros.
Dueño de un lenguaje mágico y depurado, su obra lo
sitúa como uno de los grandes exponentes de la poesía
modernista hispanoamericana.
De sus libros de poesía y ensayo merecen destacarse,
"Los cuadernos del destierro" en 1960, "Falsas
maniobras" en 1966, "Memorial" en 1977, "Intemperie"
en 1977, "Anotaciones" en 1983, "Amante" en 1983, "Dichos" en 1992,
"Gestiones" en 1992 y "Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística" en
1995.
Recibió la beca Guggenheim en 1986 y el doctorado Honoris Causa de la
Universidad Central de Venezuela.
Su obra ha sido galardonada con premios importantes entre los que se cuentan
el Premio Nacional de Ensayo en 1984, el Premio Nacional de Literatura en
1985, y el Premio San Juan de la Cruz en 1991.
Obtuvo hoy en México el Premio de Literatura en Lenguas Romances 2009 que
otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), la principal cita
editorial del mundo hispano.

"Lúcido y vigilante, Cadenas no ha dudado en ir rompiendo con la forma, los


géneros y los discursos más frecuentes dentro de la poesía moderna" , apuntó el
jurado en su dictamen, anunciado en una rueda de prensa en la ciudad
mexicana de Guadalajara, en el occidente del país.
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Muestrario de Poesía
1. La eternidad y un día y otros poemas / Roberto 28. La lengua de las cosas y otros poemas / José
Sosa Emilio Pacheco
2. El verbo nos ampare y otros poemas / Hugo Lindo 29. La tierra baldía y otros poemas / T.S. Eliot
3. Canto de guerra de las cosas y otros poemas / 30. El adivinador de hojas y otros poemas /
Joaquín Pasos Odysseas Elytis
4. Habitante del milagro y otros poemas / Eduardo 31. Las ventajas de aprender y otros poemas /
Carranza Kenneth Rexroth
5. Propiedad del recuerdo y otros poemas / Franklin 32. Nunca de ti, ciudad y otros poemas / Czeslaw
Mieses Burgos Milosz
6. Poesía vertical (selección) / Roberto Juarroz 33. El barco en llamas y otros poemas / Jaroslav
7. Para vivir mañana y otros poemas / Washington Seifert
Delgado. 34. Uno escribe en el viento y otros poemas /
8. Haikus / Matsuo Basho Gonzalo Rojas
9. La última tarde en esta tierra y otros poemas / 35. El animal que llora y otros poemas / Antonio
Mahmud Darwish Gamoneda
10. Elegía sin nombre y otros poemas / Emilio 36. Los andamios del mundo y otros poemas /
Ballagas Ledo Ivo
11. Carta del exiliado y otros poemas / Ezra Pound 37. Dominican Style y otros poemas / Alexis
12. Unidos por las manos y otros poemas / Carlos Gómez Rosa
Drummond de Andrade 38. Poesía francesa actual / Muestra de 40 autores
13. Oda a nadie y otros poemas / Hans Magnus 39. Número equivocado y otros poemas / Wislawa
Enzersberger Szymborska
14. Entender el rugido del tigre / Aimé Césaire 40. Desde la república de la conciencia y otros
15. Poesía árabe / Antología de 16 poetas árabes poemas / Seamus Heaney
contemporáneos 41. La tierra giró para acercarnos y otros poemas /
16. Voy a nombrar las cosas y otros poemas / Eliseo Eugenio Montejo
Diego 42. Secreto de familia y otros poemas / Blanca
17. Muero de sed ante la fuente y otros poemas / Tom Varela
Raworth 43. Tal vez no era pensar y otros poemas / Idea
18. Estoy de pie en un sueño y otros poemas / Ana Vilariño
Istarú 44. Bajo la alta luz inmerso y otros poemas /
19. Señal de identidad y otros poemas / Norberto Mariano Brull
James Rawlings 45. Las ocupaciones nocturnas / Jorge Enrique
20. Puedo sentirla viniendo de lejos / Derek Walcott Adoum
21. Epístola a los poetas que vendrán / Manuel Scorza 46. La gruta de las palabras y otros poemas /
22. Antología de Spoon River / Edgar Lee Masters Vladimir Holan
23. Beso para la Mujer de Lot y otros poemas / Carlos 47. La vida nada más, la sola vida y otros poemas
Martínez Rivas / Gastón Baquero
24. Antología esencial / Joseph Brodsky 48. El futuro empezó ayer / Luis Cardoza y Aragón
25. El hombre al margen y otros poemas / Heberto 49. Los errores necesarios y otros poemas /
Padilla Joaquín Giannuzzi
26. Réquiem y otros poemas / Ana Ajmátova 50. Jardín de Piedra / Fernando Ruiz Granados
27. La novia mecánica y otros poemas / Jerome 51. Hablar desde La inseguridad / Rafael Cadenas
Rothenberg
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Colección
Muestrario de
Poesía
2009

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