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ESPECTROS DE MARX “irtranwove nun.o Y LANUEVA INTERNACIONAL 5 JACQUES = DERRIDA $s EDITORIAL TROTTA a z g ISBN 84-8164-064-6 / i olreaseitosos DER.e 491 “ngs | (Obra publcd con o yada dl Mn do Cases vf NORA ; 89732 » 03 nic. 1998 KCOLECCION ESTRUCTURAS ¥ PROCESOS Serie Filosofia i crn Spas de Me 2 teow del et nl (© Teac. fond Miguel Ac y China soe aN 648 site lgol: ol Ind San Cr / taut (eds inpice Exordio.. u 1. Inyunciones de Marx 15 2. Conjurar — el marxismo. 63 3. Desgastes (pintura de un mundo sin edad) an 4, En nombre de la revolucién, la doble barricada (impura simpura historia impura de fantasmas») nn. 5. Aparicién de lo inaparente: el xescamoteo» fenomenolé- 143 ico. Capfnalo 4 EN NOMBRE DE LA REVOLUCION, LA DOBLE BARRICADA. (IMPURA «IMPURA HISTORIA IMPURA DE FANTASMAS») EL mcs dejo de 1848 sprenrémonas a deeeo, fe un hecho apart, y fast imposible de clanficar on la floofla dela storia. [.-] Per, 9 Foy Zane fs el me de junio de 1848? Una ebelin del pueblo conta si Iams [er] Que 9 noe permit, pues, detener un momento atenion el Teer en isto barrcadasabrolutamenteGnica dels que acabamoe de able [J cae dos espantorar obras maestras dela guerra civil [o] La barricada Saint-Antoine era moneruog [le rina Se dla dec equien Ra constrndo eto’ se dia deci tomer: eqiien ha Sesto eo? Fe slo grande y alge peqseno. Er el abun pardiado stupor el haul {ca} Dicha hariada era Fendi [| desmedid esta vey, como del Jomo de an animal electric, sla de ela un chisportore de rays. E xp ‘ht a evoicin eb com sme ages ema en fa qe gies YOR Set pablo que recuerda 212 vor de Dios: una extrafa mesos se ‘esprendin cde age nico euevana deescombros. Era un moatOa de b= sea y era Sina "Tal como hemos dicho antes, a barricadastacaba en nombre de 1s Revolncin, el que? La Revolucion, [ea Al Fondo se aa es barteta que conver la cll n un eallen| ‘in salida: movil y ranqilo muro; all nos yeta a nadie ao se oft nada, ‘vam erty un uid, aun soplo. Un sepulero, Tet El iefe de esa bari era n geomet oun expect [Coy a'huscada de Sane Antoine er el uml de fos tevenos la barca del Temple eral slencio Enz ambos redutos ei diler ‘adelo formidable y deo sniestro. Una semeaba unas faves loa inter, Adiikendo que a pgantesc y enchros insures de junio hubioe ‘exado computa de una cera y de un enigma, se norba al drag ol primera burial y, det de la acgunda, a esting {QUE HACER EN EL ABISMO SALVO CHARLAR? Decisis fos cuentan en l soterradaeducacsn del moto, eh mes de unio de 1888 sabia mucho msde exo qe el mes de junio de 1832. m1 [ou] Yanohabia hombees em es nc ahora infers. Yano eran sigan tex cnt clos. Aqelo se pares ms Mito 23 Dante que 3 Homer ‘Gnos demon taaban, une espectrs resto {ea Dewleel mis oscro fondo de les grupos una vor grit.) Cuda ddanos,evanterns a dels cavers] Nunea se supo el nombre del hombre que hab at] ese zrananrimo siempre mezlado a as isis humanas alas genesissocials[.].Despoes de que ese hombre cuales fe decretabacevanvar ata de os adveres, habla y dies a fem del fma comin, de vas las boca slo un git estaasneme satisfecho y teruble fdnebre por el sensi ytunfal po el ace va la rte! Prmanczcam todos aa ora odes? —alo Enjolas odo! (Tod! Victor Hugo, Los miseables, 112 Expectros de Marc: el titulo de esta comunicacién obligarta, en pri= mer lugar, a hablar de Marx. Del propio Marx, De su testamento 0 desu herencia. ¥ de un especto, a sombra de Marx, l(relaparecido, para conjurar el retorno del cual tantas voces se alzan hoy dia. Pucs sto se parece a una conjuracién. En virnud del acuerdo del contra- to establecido entre tantos sujetos politicos que suscriben clausulas mas o menos claras y mas o menos secretas (se trata siempre de ‘onquistar o de conservar las llaves de un pode) pero, ante todo, ‘porgue semejance conjuracidin esta destinada a conjurar. Es preciso, de forma magica, ahuyentar a un expectro, exorcizar el posible re tomo de un poder considerado, en si, malélico y euya demoniaca amenaza seguiria asediando el siglo. Pero, desde el momento en que semejante conjuraci6n insiste hoy dia, 2 modo de ensordecedor consenso, para que lo que est segin dice ella, bien muerto permanczca bien muerto, despictta nucs- tra sospecha. Nos despierta alli donde querria adormecernos. Vigi lancia, pues: el cadaver quiza no este tan muerto, tan simplemente muerto como la conjuracién trata de hacernos crcer. El desaparcci- do aparece siempre ab, y su aparicién dista de no ser nada. Dista de ‘no hacer nada. Suponiendo que los restos mortals sean idenifcables, hoy se sabe mejor que nunca que un muerto debe poder trabajar. Y hacer que se trabaje, quiz més que nunca. Hay también un modo de produccién del fantasma que, a su vez, es un modo de produecién fantasmatico. Como en el trabajo del duelo, después de un trauma, 4a conjuracion deberia asegurarse de que el muerto no volveré: dleprisa, hacer todo lo necesario para que su cadaver permanczea Tocalizado,en lugar seguro, en descomposicién all misma dande ha sido inkumado, incluso embalsamado como gustaba de hacerse en 1B Mosct. iDeprisa, un pantedn cuyas laves se guarden! Fsas laves no serian sino las del poder que la conjuracién querria reconsttuir de ‘ese modo al morir Marx. Hablabamos antes de descorrer el cerrojo. Lalligica de la lave hacia la que deseaba orientar esa keynote address era a de una polito-logica del rrauma y lade una tapologia del due- lo, De un duclo, de hecho y de derecho, interminable, sin normal dad posible, sin limite fiabe, en la realidad o en el concepto, entre la introyeccién y la incorporacién, Pero esa misma Kigica, como suge- rimos, responde a la inyuncién de una justicia que, mas alls del dere- ‘ho, surge en el respeto mismo de aquel que 70 est, no est ya 0 no estd atin vivo, presentemente vivo. E] duclo va siempre después de un rrauma. He tratado de mos- trar en otros lugares que el trabajo de duelo no es un trabajo como otro cualquiera. Esl trabajo mismo, el trabajo en general, rasgo por €l cual habria que reconsiderar, quizis, el concepto mismo de pro- duceién —en To que lo vineula eon el trauma, con el duelo, can la iterabilidad idealizante de la exapropiacién y, por consiguiente, con la espiritualizacién espectral que obra en toda technué—. Tentacion de aiadir, aqui, un post-scriptum aporético a la formula de Freud ue encadeno en una misma historia comparativa tres de los traumas infligdos al narcisismo del hombre asi des-centrado: el trauma psi coldgico (el poder del inconsciente sobre el yo consciente, descu- ‘lerto por el psicoanalisis), el reaumia bilegice (la descendencia sia del hombre descubierea por Darwin —al que, por lo demas, alude Engels en el Prefacio del Manifiesto de 1888) y el cosmolégico (la Tierra copernicana ya no esel centro del universo,y esto es cada vez mis cierto, podria decirse para sacar de ello muchas consecuencias respecto a los confines de lo geopolitico). Nuestra aporia proviene, aqui, de que ya no hay nombre ni teleologia para determinar el i ‘acto marxista nisi campo. Freud, por su parte, creia saber lo que sel hombre y su naresismo. El impacto marxista es tanto la proyec- tada unidad, en una forma a veces mesidnica 0 escatolégica, dé un pensamiento y de un movimiento obrero. como tambien la historia de} mundo toralitario (nazismo y fascismo inchuidos, inseparables adversarios de cotalitarismo estaliniano). Esta es, quad, para el hom- bre la herida mas profunda, en el cuerpo de su historia en la histo- ria desu concepto, més traumatizante incluso que la lesion (Krdnkung) “psicolégica» producida bajo el impacto del psicoandlisi, la tercera Y més grave segiin Freud. Pues sabemos que el impacto producido, ue lleva eniginéticamente el nombre de Marx, acumala y reeopila tambien los otros res. Hoy en dia los presupone, aun cuando no lo hhaya hecho en el siglo pasado. Lleva mas alli de esos tres impactos al 1, sgn re, Uns dian de pcos nod. coed. Lape bls ‘com bra Compleat tut Vi Bons ern Mad, 197, p. 209) 4 cfectuarlos, igual que lleva el nombre de Marx desbordndolo infi- nitamente sil del smarxismoy hard sido el del deseentramiento recnocientticayefecivo dea Tierra, de lo geopolitico, del anthro con au wend onoteologiao cons propedade geneocay dal €g0 cogito —y del concepto mismo de narcsismo cuyas aporias son, ddigamoslo por ir deprisa y ahorrar muchas referencias, ema explic to de la deconstruccion—. Dicho trauma es continuamente denega- do por el movimiento mismo que trata de amortiguarlo, de asimilarlo, de interiorizarlo y de incorporarlo, En ese trabajo del duelo en mar cha, en esa tarea interminable, el fantasma sigue siendo lo que mas da que pensar —y que hacer—. Insistamos y precisemos: que hacer y hhacer legar tanto como dejar llega. Pero los expectros de Marx entran en escena por el otro lado. Se nombran segiin la otra via del genitivo —y esa otra gramética dice mis que la gramética—. Los espectros de Marx son también los su- ryos. Quiza son, en primer lugar, los fantasmas que lo han habitado, los (retaparecidos por los que el propio Marx habe4 sido ocapado y que, de antemano, habra querido convertir en cosa suya; esto no significa que haya dispuesto de sus seeretos; ni siquiera que haya tematizado, a su vez la obsesionante recurrencia de lo que seria un tema si se pudiese decir del (rejaparecido que se deja poner abr, ex- poner ante si, como deberian hacerlo un tema o un sistema, una tesis 6 una sintesis. Pero todos e30s valores son los que descalifica cl es- pectro, si lo hay. Los espectros de Marx: desde ahora nombraremos con esas pa- labras ciertas figuras cuya venida Marx habré sido cl primero ci aprehender, temer y, a veces, deseribir. Aquellos que anuncian lo mejor y cuyo acontecer habra acogido favorablemente, aquellos que revelan o amenazan con lo peor y cuyo testimonio habra recusado. ‘Hay varios tiempos del espectro. Lo propio del espectro silo hay, es «que no se sabe si, (te)apareciendo, da testimonio de un ser vivo pasa- do o de un ser vivo futuro, pues el (Fe)aparecido ya puede marcar el retorno del espectro de un ser vivo prometido. Intempestividad, de iv, y deste deo contempordnco, Respeto aes el com nismo siempre ha sido y permanecera espectral: siempre esti por venir y se distingue, como la democracia misma, de todo presente vivo como plenitud de la presencia asf, como totalidad de tna pre sencia efectivamente idéntica a si misma, Las sociedades capitalistas siempre pueden dar un suspiro de alivio y decirse a si mismas: el ‘comunismo est acabado desde el desmoronamiento de los totalita rismos del siglo xx, y no sélo esté acabado sino que no ha tenido Jugar, no fue més que un fantasma. No pueden sino denegarlo, de- negar lo innegable mismo: un fantasma no muere jams, siempre esti por aparecer y por (re)aparecer. 11s Recordemas que, en el Manifiesto det partido cornunista, un primer nombre vuelve tres veces en esa misma primera pagina, y «3 | sespectro» (Gespenst): «Un espectro asedia Europa —dice Marx fen 1847: ol espectro del comunisimo» (Eis Gespenst geht nam in Europa - das Gespenst des Kommunismus). Marx, a menos que 3 clot, Engels, escenificaentonces lo largo de unos cuantos parra- fos. el terror que exe espectro inspira a todas las potencias de la vieja Enropa, Slo se habla de él. Todos los fantasmas se proyectan en la pantalla de ese fantasma (es decir, en un ausente, pues la pantalla Inisma es fantasmética, como en la television del manana que pres: Cindird de soporte «pantallesco» y proyeetard sus imagenes —a veces {imagenes de sitesi directamemte en el ojo, como el sonido del teléfono en el fondo del olde). Se acechan los signos, las mesas que Se mueven, la vailla que se desplaza. £Va a responder? Como en el espacio de un sal6n durante una reunion espiritsta, pero a voces es fo que se denomina la calle, se viglan los bienes, los mucbles", se jntenea ajastar toda la politica a la espantosa hiporesis de una ‘visitacion», Los politics son videntes 0 visionarios. Se desea y se teme una aparicin dela que se sabe que no presentaré a nadie en persona pero dari uma serie de golpes que habré que desciftar. Se Foran entonces todas las alianzas posible a fin de conjurar a ese aversario comin, sel espectro del comunismo, La alianza signifi fx: muerte al exspecrro, Sele convoca para revocarlo, se esti tan pen Giente de él que hasta se jura por él, aunque slo para conjurarlo, Solo se habla de dl, Pero Aqué otra cosa puede hacers, puesto que ese fantasia no est ah, como no lo esténingiin fantasia digno de ese nombre? Ey nelaso cuando esté a, es decir ab sin estar ahi, se fnota que el fantasma mira, por cierto, a través del yelmo; acecha, Sbservas mira fiiamente a los espectadores y a los videntes cegos, pero nose le ve ver, permancee invulnerable bajo su armadura con Ysera. Entonces solo se habla de él pero para aluyentarlo, para ex- {luitlo, pata exoreizarlo, El sal6n e,enconces, la vieja Europa que Fecopila todas sus fuerza alle Macht des alten Europa). i se n- tenta exorcizar 0 conjurar al espectto es sin saber en el fondo de cu de gue abl ene cfr, Comanisno es un nombre para los conjurados, la santa alianza es una eacera sagrada: «Todas das porencias de la vieja Europa sc han aliado (verbiindet) en una santa moter eu einer beligen Hetzjagd) contra ese especto (gegen dies Gespenst» eQuién podiia ncgarlo? Siestéen curso de formacién wna alianza comiraelcomunisto,unaalianzade a vieja ode lamueva Europa, ét8 2 Aordarosea eens dela (p67 sven emo ait mata pros sito de Li fate soma pecan del valor de sabi ls petra ma 1 Primer soar mola see pi, de Hl Capt 116 sigue siendo una santa alianza. La paternal figura del Santo Padre el papa, entonces citado por Marx, ocupa all, odavia hoy, un lugar de hhonot en la persona de un obispo polaco que se jacta, y esto mismo lo ‘confirma Gorbachoy, deno haber jugado un papel insignificante en el , Fsta no marca siempre el momento de una aparicién generosa o de tuna visién amigable, puede signficar la inspeccién severa o cl vio lento registro domiciliario. La persecucién conseeuentc la implaca- ble concatenacitn. Teniendo en cuenta esta repeticion, tambien podriamos utilizar, para el modo social del asedio, para su estilo original, el nombre de frecuentacién, Marx vivia mas que otros —lo vamos a precisar— en la frecuentacion de los espectros. 7, Un espectro parece presentarse, durante una svsitaciéns, Nos lo representamos, pero ly por su pure, no esté presente, en carne y hnueso, Esta no-presencia del espectro exige que se tome en conside- rac su tempo y su historia, la singulardad de sa temporalidad 0 de su historicidad, Cuando, en 1847-1848, Marx nombra el espec- tro del comunismo, lo inseribe en una perspectiva historica que es cexactamente la inversa de aquellaen la que Yo pensé l principio, proponer un titulo como slos espectros de Marx, All donde a ii Ine fentaba nombear de ese modo la persstencia de un presente pac Sado, el retomno de un muerto, una fantasmal reaparcion de la que tho consigue deshacerse el trabajo del duclo mundial, de cuyo en- ent ella huye hacia delante, encuentro al que da eaza (excluye, rechaza y ala vex persgue), Marx, por su parte, anuncia y require {a presencia por venir. Parece predecit y prescribir: lo que de mo- mento no pareve ms que un especto en la representacin ideol6gi- cca de a vieja Europa deberta convertrse, ene fururo, en una realidad presente, es decir, viva. El Manifesto ama, requiere, esa presenta- Gién de la realidad viva: hay que proceder de forma que, en el fur zo, ese espectro—y, en primer lugar, una asocacién de tabajadores forzada al secreto hasta cerca de 1848— se convierta en una reali- dad, yen una realidad via. Es preciso que esa vida real se muestre y se manifest, que s presente mis allé de Burops, de a vieja ode a nueva Europa, en fa dimension universal de una lnernacional ero, aimismo, es preciso que se manifieste en la forma de un manifiesto que sea ¢l Manfigsto de un partido. Porque Marx otorga ya la forma de partido ala estruccura propiamente politica de la fuerea que deberd se, sein el Manifiesto, | motor de la revolu- ci6n, de la transformacion, de Ia apropiacion y, finalmente, de la Acseruccién del Estado, y el fn de lo politico como tal. (Dado que ‘exc fin singular de lo politico corresponde a la presentacin de una realidad absolutamente viva, existe ahf una razn mds para pensar {que la esencia de lo politico siempre tend la figura inesencial, la fho-esencia misma de un fantasma,) ‘Ahora bien, tal ver sea Ete uno de los insolitos motivos de os que deberiamos hablar esta tarde: aquello que tiende quizss a des- parecer en el mundo poktico que se anuncia, yquizis en una nueva época dela democracia, es la dominaciGn de esa Forma de organiza- ion que se denomina el partido la relacién partido-Estado, que, en uma, no habra durado, con todo rigor, mas que dos siglos, apenas ‘nds, en tn tiempo al que pertenecen también determinados tipos de lademocraciaparlamentaria y liberal, las monarquias constiuciona. les, os toratearamos nai, fascia 0 sovieco, Ninguno de etos regimenes ha sido posible sin lo que podria denominarse la axiomtica Selpardo. Ahora bien, como, al parecer, podemos comprobae que se anuncia por doguieren el mundo de hoy en dia, la estructura del 18 partido se torna no sélo cada vez mas sospechosa (y por razones que herencia o con su testamento, deberia referirse, entre otras muchas truccién de los conceptos tradicionales de Estado y, por consiguicn- te, de partido y de sindicato, Aunque no signifiquen el debilitamiemto. donde la herencia es mas que nunca un filtro critico y transforma- Hubo un momento, en la historia de la politica europea (y, por su- puesto, americana), en que tanto apelar al fin del partido como ana- lizar la inadecuacién, con la propia democracia, de las estructuras ‘cién ya ha comenzado y que ¢s irreversible. El partido comunista universal, la Internacional comunista seré —decia el Manifiesto— la encarnacién final, la presencia real del «spectro, por tanto, el final deo espectral. Ese futuro no es deserivo, no esti previsto de modo constativo; es anunciado, prometido, lla- ‘mado de modo performativo. Del sintoma Marx extrae un diagnds tico y un pronéstico. El sintoma sobre euya autoridad se basa el diagndstico esque el miedo al fantasia comunista existe. Al obser- var la Santa Alianza enropea se tienen signos de ello, Estos deben signifiar algo, a saber, que las potencias europeas reconocen, a tra- vvés del espectro, el poder del comunismo («El eomunisino ya es re= conocido como un poder [als eine Mache} por todas las potencias ‘'uropeasy). En cuanto al pronéstico,éste no consist sélo én prever (Gesto de tipo constativo) sino en reclamar el advenimiento, en el pporvenir, de un manifiest del partido comunista, que transformard, precisamente en la forma performativa dela llamada, la leyenda del spectro, todavia no en la realidad de la sociedad comunista, sino en sa otra forma de acontecimiento real (a medio camino entre el es- 119 pectro legenclario y su encarnacién absoluta) que es un Manifiesto del partido comunista. Parasia de la manifestacién de lo manifiesto. Como partido. No como un partido que serfa ademas, en este caso, comunista. Del que el comunismo seria un predicado, Sino como partido que realizaria la esencia del partido como partido co ta, Esta es la llamada, a saber, el Manifiesto con vistas al Mani la automanifestacin de lo manifiesto, que es en lo que consiste Ia cesencia de cualquier manifesto que se reclama a si mismo diciendo sya es tempor, el tiempo se junta y se conjunta aqui, ahora, un aho- ‘aque adviene 4 sf mismo en el acto y en el cuerpo de esa manifesta cidn, «ya va siendo tiempo» de que me torne manifiesto, de que se tome manifesto el manifiesto que no es otro que éste, agui, ahora, yo el presente llega, testigo y consortea su vez, ést es precisamente el manifesto que soy 0 que opero, en la operacién de esta abra, en acto, no soy yo mismo més que en esta manifestacidn, en este mo- ‘mento mismo, en este libro, heme aqui: «Ya va siendo tiempo (Es ist Jbohe Zeit) de que los comunistas expongan ante el mundo entero sus concepciones, sus metas, sus tendencias y opongan (entigeyen- stellen) a las leyendas del espectro comunista (den Marchen vom Gesperst des Konmnisnuus) un manifiesto del partido mismo. de lasociedad totalitaria respondia también al mismo painico. Me pare- ‘ce que hay que tomar en serio semejante hipdtesis. Mas tarde, entre Stirner y Marx, llegaremos a esa fatalidad esencial del reflejo reflex vo del asustarse [sdarse miedo] en la experiencia del fantasma. Es como si Marx y el marxismo hubiesen hnido, huide de si mismos, ‘como sis hubiesen dado miedo a si mismos. En el transcurso de esa ‘misma caceréa, de esa misma persecuci6n, de ese mismo acoso infer- nal. Revolucién contra la revolucién, tal y como lo sugiere la imagen de Los miserables. Para mayor precisién, teniendo en cuenta el ni- mero y la frecuencia, es como si hubiesen tenido miedo de alguien dentro de sf mismos. Se considerar4, un tanto apresuradamente, que no tenfian por qué. Los totaltarismos nari y fascista se encontraron, cen esa guerra de fantasmas, tan pronto de un lado, tan pronto dei ‘otro, pero siempre en el curso de una sola y misma historia. Y hay: tantos fantasmas en esa tragedia, en los osarios de todos los campos, que nadie escard seguro jams de estar de un solo y mismo lado. Mas vale saberlo. En una palabra, toda la historia de Ia politica europea al ‘menos, y al menos desde Marx, soria la de una guerra despiadada entre campos solidarios ¢ igualmente aterrorizados por el fantasia, cl fancasma del otro y su propio fantasma como fantasma del otro. La Santa Alianza esta aterrorizada por el fantasma del comunismo y ‘emprende contra él una guerra que todavia dura, pero tna guerra 121 contra un campo que; a su vez, esté organizado en base al terror del fantasma, aquel que esti frente a ély aquel que lleva dentro de i. Nada de srevisionista»‘ hay en interpretar la genesis de los toraltarismos como reacciones reciprocas al miedo al fantasma que el comunismo inspir6 desde el siglo pasado, al terror que inspit6 a sus adversarios pero que dio la vuelta y experiment6 dentco de silo suficiente como para precipitar la realizacién monstruosa, la efee- tmacién magica, la incorporacién animista de una escatologia emancipatoria que debiera haber respetado la promesa, cl scr-pro- ‘mesa de una promesa—y que no podia ser un simple fantasma ideo- lgico, puesto que, asu ver, la critica de la ideologia no poseta ninguna otra inspiracion. Porque, al final, hay que llegar a ello, l (re)aparecido fue la per- secucidn de Marx. Como la de Stiener. Ninguno de los dos ha deja- do de perseguir —cosa muy comprensible—a su perseguidor, ast Propio perseguidor, a su mas intimo extraiio, A Marx le gustaba la figura del fantasma, la detestaba, la tomaba por testigo de su protes- 1a, estaba asediado por ella, acosado, sitiado, obsesionado. Dentro de el pero, sin dua, para desterrarla, fuera de él. Dentro de él fuera de él: éste es el lngar fuera de lugar de los fantasmas en todas partes en donde fingen fijar domicilio. Marx, quizd mis que otros, tenia 4, Leia perrens,perves abe de do os tevsonmon gue maran ee fn de olay que puncte emicerén tow €or mopar lard ie comb a ieee de severe npn elon cay gor mee yt ‘ex come fen deinen, sn cand metecaone se pee yt ome ‘emvotanrerene. Lares se, pos. sempeeurgee, sere abs gu eri Peo Sek ks pecs ncn prceiecs tne pero umtricry we meets ‘lb. Parehsdon de wn buns concn imperertbl, pac s enue spade Se ibnoran 9 de cram se mason 3s en le eon Se omc e oa ler derecho de rep efecto (peso en el ee aro de Michio Kan, sory ao Memory Are Cana: Hola Denier New Yor Tome de 30 de 185 alguns ose comenan son scr prove ew fanaa uc sea Ma ‘mor lt dolore Se onsen sateen tm, prac arma» onlay pe ‘nee, sin ng scrap pals mma Se retort drt acon Sate topes iss rm en in monn, ane cv sobre nao sobre a ane en ues peau, ese 9c ue Sh ‘sabes sabre ear dels tend, Cale suc reclame lus aca ea ascot, cies gue comple un pes lo nq aceiade en dna ae ia gu oc rsoseen len conse, proediaenony b oon Sel ead ies oles respon dela ioral ty corel ep de vere nad oye din, de ote mod, por smigama,comtagi9 conn, deena. mou Serr sos propos das eres Fn alan ba sacon et dag ‘Et pine or venga shew emenda nad de nec ck, Qe dese pte tla eur ante todo qu no toque cls 0 Sancti nda may cute gue cre al ug do giper# por con We ses lnvesgacem Matra a rete soe ln han ll one oen von seneen de Ice eeccn pres esate uae ena pars cuca de sharia see fedo le de ete nig en Europa y fcr de Enos hain font dest imeropaey ‘Soca comons rss habia de wr pata eka ue bye a {inti de arersomamos Digan nls” 122 (re)aparecidos en la cabeza y sabia sin saber de lo que estaba hablan do (Mensch, es spukt in Deinem Kopfe!», podria decirsele paro- dando a Stine), Pero, por esa misma razén, tampoco queria los espectros que le gustaban. Que le querian —y le observaban tras la visera—, Sin duda estaba obzesionado con ello (esa palabra era suya, enseguida legaremos a eso) pero, lo mismo que contra los adversa- rios del comunismo, libraba contra ellos un combare sin euartel Al igual que todos los obsesos, hostigaba ala obsesi6n. Tenemos mil indicios de ello a cual més explicito. Por no citar mis que dos cjemplos muy diferentes en esta rica espectrologta, se podria, en pri ‘mer lugar, evocar de pasada la Disertacion de 1841 (Diferencia entre las filosofias de la naturaleza de Deméerito y Epicuro) Elovencisimo Mars firma ahf una dedicatora filial (pues siempre es al padze, al secreto de un padre al que una criatura asustada pide socorto contra el espectro: «l am thy Fathers Spirit ..] 1 am forbid To tell the secrets of my Prison-Houee») En esa dedicatoria, él mismo se dirige como un hijo a Ludwig von Westphalen, «conscjero fatimo del go- bierno en Tréveriso, ese emuy querido antigo patersals (einen theueren taterlichen Freund). Habla, entonces, dew signo de amor filial (diese Zailen als erste Zeichen kindlicher Liebe) hacia alguicn ante quicn ‘comparccen todos los espirtus del mundo» (wor dem alle Geister der Welt erscheinen) y que jams retrocedi espantado ante las som- bras de tos fantasmas retrogrados (Schlagschatten der retrogradcn Gespenster) ni ante el cielo de ese tiempo a menudo cubicrto de coscuras nubes. Las dtimas palabras de la dedicatoria nombran al espiritm (Der Geist) como el «gran médico magico» (der grosse -auberkundige Arzt) a quien se ha confiado ese padre espirtual y de ‘quien saca toda su fuerza para luchar contra el mal del fantasma, Es clespiritu contra el espectro. En ese padre de adopeién, en ese héroe de Ia lucha contra los fantasmas retrogrados (que Marx parece dis- tinguir implicitamente del fantasma del progreso que, por cjemplo, sera cl comunismo), Marx ve la prueba viva y visible Gagumentum ‘ad ocudos) de que vel idealismo no es una fieeién sino una verdad» @edicatoria de juventud? éCostumbre convencional? Cierta ‘mente, Pero las palabras son poco comunes, parccen calculadas y la conibilidad estadistica puede empezar. La frecuencia cuenta. Ta experiencia a aprehension del fantasma se armoniza con la frecucn-

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