Santiago Mir Puig
INTRODUCCION A LAS
BASES DEL DERECHO
PENAL
edicionINTRODUCCION A LAS BASES
DEL DERECHO PENALEVOLUCION DEL METODO DE LA CIENCIA PENAL, 235
la incriminacién del aborto, pero no ordenar a las mujeres que ace-
leren el embarazo y a los seis meses den a luz nifios viables*”. Del
mismo modo, tampoco puede ordenar ni prohibir meros procesos
causales no conducidos finalmente. “De este hecho -a mi juicio—
dificilmente discutible, se deriva todo lo demas por si mismo”?”:
la necesidad de colocacién sistematica del dolo en el tipo se deri-
va de la estructura légico-objetiva de la finalidad del actuar hu-
mano. Si la accién es final y el legislador s6lo puede prohibir -u
ordenar- acciones finales, la finalidad debera formar parte del ob-
jeto de la prohibicién o mandato juridico-penal, esto es, del tipo
de injusto. En palabras de Wetzet: “El substrato de la regulacién
del derecho es desconocido completamente, si se considera ‘prime-
ro’ a la accién como un proceso causal ciego y se afiade sélo des-
pués (en la culpabilidad) la voluntad, donde ésta puede ser slo un
fenémeno subjetivo acompafiante, un ‘reflejo’, pero no puede ser
ya un factor configurante de la accién”””.
5. El irracionalismo de la escuela de Kiel.
Al finalismo no debe asociarse en absoluto la Ilamada escuela
de Kiel, defensora de lo que se conoce con el nombre de Willens-
strafrecht (derecho penal de la voluntad). De comtin tienen la in-
troduccién del dolo en el tipo de injusto, pero tal conclusion de-
riva de presupuestos metodolégicos bien distintos en las dos
direcciones. Ya he sefialado més arriba que el finalismo es mas que
una teoria del delito. Por lo demas, aqui importan los contenidos
metodolégicos y no las posiciones dogmiticas particulares. Desde
este punto de vista, el finalismo y la escuela de Kiel constituyen
tendencias metodoldgicas claramente diferenciadas.
Antes de precisar en qué consisten tales diferencias debe ade-
lantarse que las mismas no son ideolégicamente fortuitas, sino que
reflejan concepciones politicas diversas. Si la escuela de Kiel repre-
sent6 el intento de teorizacién de un derecho penal nacional-socia-
lista, el finalismo nada tiene que ver, ni en sus origenes ni en su
desarrollo ulterior, con esa ideologfa totalitaria. Al contrario, la
apelacion a las “estructuras lgico-objetivas”, como a otros crite-
20 H, Wetzet, Introduccién, cit., p. 257.
210 Cfr. H. Wetzet, EI nuevo sistema, cit., p. 14.
20 Cf. H. Wetzet, El nuevo sistema, cit., p. 15.236 EL METODO DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
rios prejuridicos, ha pretendido principalmente, en el pensamiento
de Wezet, servir de limite al legislador que evitase el abuso que del
derecho hizo el régimen nazi. El finalismo se presenta como su-
peracidn del positivismo juridico que —segtin la célebre frase de
RabsRUCH que, después de vivir los acontecimientos politicos de la
Alemania de Hitler, sin duda hubiese preferido no haber escrito-,
esta dispuesto a “entregar la direccién del Estado a toda concep-
cidn politica capaz de alcanzar la mayoria”,
La escuela de Kiel, en cambio, vino a elevar a pretensiones
cientificas los principios del derecho positivo nacional-socialista. El
Willensstrafrecht fue una direccién intimamente unida a esa ideolo-
gia politica: nacié con ella y desaparecié con su derrota. No preten-
dié nunca, por su propia naturaleza, sujetar al legislador a prin-
cipios materiales anteriores a él. Fue una tendencia limitada al
derecho positivo. Lo reconoce expresamente DAHM junto con
ScCHAFESTEIN m4ximo representante de la escuela- al rechazar la
interpretacién de ScHWINGE y ZIMMERL, que en su trabajo critico
Wesenschau und konkretes Ordnungsdenken in Strafrecht, dirigido a
combatir la direccién de Kiel, considera a ésta una consecuencia
de la fenomenologia de Hussert. Para demostrar que eso es equi-
vocado, Dax destaca, entre otras razones, que su escuela se ocu-
pa del derecho positivo a diferencia de la fenomenologia juridica
de un Reinacu, que desvincula los conceptos juridicos de su vigen-
cia empirica efectiva™®,
El rechazo de la influencia de la fenomenologia por parte de
Dax confirma, en otro aspecto, las diferencias que separan los
métodos respectivos del finalismo y de la direccidn de Kiel. Es
sabido, en efecto, que suele considerarse a WetzeL seguidor del
método fenomenolégico, sobre todo en la versién ontologista de
HARTMANN. Aunque en 1960 el propio Wetzel negé una vincu-
lacién literal con la ontologia de ese autor, no dejé de reconocer la
influencia de su Ethik en el concepto de accién final, hasta el pun-
to de admitir que la sustitucién que en 1935 —en Naturalismus und
212 Ver H. Wetzet, Introduccién, cit., ps. 248 y ss., en especial p. 265. La fra-
se de Rapaauci pertenece al Prélogo de la edicién de 1932 de su Filosofia del dere-
cho, citada. -
213 Ver G. Dana, Der Methodenstreit in der heutigen Strafrechtswissenschaft, en
G. Daum y F. Scuaresrein, Methode und System des neuen Strafrechts, Berlin, 1937,
p.65.
214 En este sentido, ver, por ejemplo, J. Coroosa Ropa, Una nueva concepcién
del delito, cit., ps. 39 y siguientes.EVOLUCION DEL METODO DE LA CIENCIA PENAL 237
Werthphilosophie im Strafrecht- operé del término “‘intencionalidad”
por el de “finalidad”, obedecié a la obra de Hartmann”®, Por otra
parte, en el mismo lugar se reconoce la influencia originaria de
algdn fenomendlogo””.
Y las discrepancias que Wetzet alega respecto de la ontologia
fenomenol6gica de HARTMANN separan todavia mas su metodolo-
gia de la defendida por la direccién de Kiel. La acusacién formu-
lada por ScHWINGE y ZimMERL, origen fenomenoldgico de esta se-
gunda tendencia, se basaba en el sentido irracionalista de ambas
corrientes -la filoséfica y la juridico-penal-. Se veia en la “intui-
cién” fenomenolégica, en la Wesenschau de base irracional””, el
origen de la metodologia irracionalista del Willensstrafrecht™®. Pues
bien: si el finalismo se aparta de la fenomenologia es precisamen-
te en este punto de importancia radical. Ya expresé mas arriba mi
opinion de que, pese al ataque de We1zet al neokantismo, este autor
apoyé ya desde un principio, en 1930, y lo resalta en 1960 de nue-
vo, su concepcién objetivista del conocimiento en la critica de la
raz6n pura de Kant. En 1960 resulta extremadamente significati-
vo que, para demostrar que sus premisas gnoseolégicas no provie-
nen de Hartmann, las fundamente en el pensamiento de Kant”®.
Por lo menos revela lo que aqui importa destacar: cuando Wetzet
rechaza la fenomenologia es para acudir a una apoyatura esencial-
mente racionalista, como es, por antonomasia, la filosofia kantiana.
En cambio, la escuela de Kiel, como la propia ideologia nacio-
nal-socialista que representé, hundié sus raices en el irraciona-
lismo. En opinién de OtciaT, ello se manifiesta en los aspectos
siguientes: a) negacion de la racionalidad del derecho y, en con-
secuencia, la necesidad de prescindir en la investigacién jurfdica
del método conceptual; b) la aspiracién hacia sistemas juridicos de
215 Ver H. Wetzet, El nuevo sistema, cit., ps. 12 y siguientes.
26 Ibidem, p. 12.
27 Ver J. VELEz, Filosofia, cit, ps. 318 y ss. y 439.
28 Ver G. Dana, Der Methodenstreit, cit, p. 61.
29 Ver H. Wetzet, El nuevo sistema, cit., p. 13. Llama también la atencién,
tal vez como muestra de hasta qué punto tiene influjo en Wetztt la filosofia
kantiana, que a la hora de tomar posicién en cuanto al concepto fundamental de
su filosofia del derecho, el concepto de derecho, acude a una formula coincidente
en lo esencial con la idea de derecho de Stammetr, el primero y mas importante
de los iusfilésofos de inspiracién neokantiana: Si para StAMMLER es derecho el
intento de realizar la justicia, para Wetzel. “un orden social es sélo derecho... si
en él se contiene el intento de hacer realidad lo justo ...". Cfr. H. Wetzet,
duccién, cit., p. 266.238 Et METODO DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
fondo emotivo, constituidos sobre la base del sentimiento, de una
visién instintiva e intuitiva y de una intima propension hacia el
objeto, en una especie de simpatia intelectual; c) la biisqueda de
una consideracién unitaria, totalitaria, completa y concreta, del dato
juridico. En resumen, rechazo de la légica y giro hacia la interio-
ridad esencial de la vida, Al derecho-cadaver se opuso el derecho-
vida, a la “pobreza” del concepto abstracto la densidad vital del
dato concreto, irrepetible”®. El programa era ambicioso, pero en
realidad ocultaba una unica finalidad: dotar de rango cientifico a
las deleznables ideas penales del Estado de Hitler. Asf ~por citar
ejemplos especialmente escandalosos-, la nueva metodologia irra
cionalista sirvi6 para justificar la derogacién del principio de le-
galidad operada por la admision de la analogia contra reo y del
“sano sentimiento popular” por el derecho penal nacional-socia-
lista, y para sustituir el derecho penal de acto -es decir, el princi-
pio de culpabilidad por el hecho realizado- por un derecho pe-
nal de autor (Tiiterstrafrecht) que vino a reclamar el castigo del modo
de ser del sujeto™'. Si a esto se ariade la expresién solicitud de
sustitucin del derecho penal “liberal” por un derecho penal “au-
toritario”, como una de las primeras banderas de la escuela de
Kiel”, se comprendera el verdadero “significado” de su progra-
ma irracionalista.
No pretendo afirmar con esto que todo el Willensstrafrecht fuera
rechazable. Al margen de su concreto sentido politico, compartié
con el ambiente de la época la atencién por lo real-concreto mas
que por lo abstracto. Esta tendencia no fue, desde luego, iniciada
ni potenciada por la direccién de Kiel, sino que, ya es sabido, cons-
tituye tal vez el signo més caracteristico de la filosofia y del pen-
samiento de nuestro siglo. La filosofia moderna, desde el cogito de
Descantes, habia contemplado el hombre abstracto, en un proceso
que culminé en Kant, donde llegé a evaporarse en forma de ra-
z6n pura. En lo politico y en lo juridico el siglo XIX recogié esa
herencia y se ocupé del ciudadano ideal, bajo el lema de Ja igual-
dad ante la ley y el indeterminismo. Pero esa misma centuria pre-
par6 el abandono de tal planteamiento al descubrir, por la apari-
cidn de una nueva clase ~el proletariado industrial-, la realidad del
‘20 Ver F. Oxctamy, Il concetto de giuridicita uella scienza moderna del diritto, 2"
ed., Milano, 1950, p. 449. %
21 Ver G, Dano, Der Methodenstreit, cit, ps. 28 y siguientes.
22 Ver Dann-ScHAFtstE1y, Liberales oder autoritires Strafrecht?, Hamburg, 1933.EVOLUCION DEL METODO DE LA CIENCIA PENAL 239
hombre desigual a sus semejantes y determinado por toda clase de
causas. El marxismo y el positivismo naturalistico contribuyeron,
sin duda, a esta nueva perspectiva. Pero la filosofia del hombre
absolutamente real, esto es, como ser individual irrepetible, es pro-
pia del siglo XX. La fenomenologia suministré el método, de cap-
tacién de Ia esencia de lo concreto, y el existencialismo llev6 al
extremo la consideracién del hombre existente, hasta preferir a su
ser hombre —irremediablemente abstracto- su particularisimo exis-
tir en el tiempo.
La direccién de Kiel puso algo de la nueva forma -concreta~
de ver el mundo al servicio de un ideario politico la enormidad
de cuyas consecuencias escapa no sélo a foda justificacion, lo que
me parece obvio, sino incluso a una minima comprensién. Pero
ello no invalida la tendencia de nuestro tiempo a lo concreto his-
torico. El derecho penal que tiene que ver con el hombre de carne
y hueso en su concretisima situacion, no puede seguir anclado en
la imagen del hombre ideal del liberalismo clasico. Y, sin embar-
go, el derecho positivo -asf, el nuestro responde todavia a esa
concepcién. He aqui un camino que ha de andar la metodologia
juridico-penal.
IV. EL METODO EN LA CIENCIA PENAL ESPANOLA
Si se ha empezado, en los apartados anteriores, por exponer
la evolucién metodoldgica de nuestra ciencia en Italia y Alemania,
ha sido porque en esos paises se ejemplifican, y a menudo surgen,
las lineas centrales de la historia moderna del método penal. Italia
ofrece la mas clara expresién de los distintos objetos posibles de la
ciencia del derecho penal: derecho natural, realidad empirica, de-
recho positivo. Alemania ha conocido la mas acabada evolucién
del estudio de uno de esos objetos: la dogmitica juridico-penal,
como elaboracién del derecho positivo. Condicionada por factores
sociales y culturales parecidos, la moderna historia de la metodo-
logia penal espafiola muestra, en diversa medida, ambos rasgos
evolutivos™. Como en Italia se ha discutido su objeto mismo, y
223 scribe J. A. Sainz CaNteKo, La ciencia del derecho penal y su evolucién, cit,,
p. 111: “En Espafia, la ciencia del derecho penal sigue una trayectoria paralela,
aunque con cierto retraso, a la que acabamos de exponer para el resto de Europa”.