UW HOVE HS ES HOHE SD wwpwwnww a JUAN ANTONIO GarciA AMADO Pro#tsor DE LA UNIVERSIDAD DE LEON (Espana) La Filosofia del Derecho de Habermas y Luhmann Universidad Externado de Colombiament i. S.M. : BIBLIOTECA FACULTAD DE DERECHO Y CC.PP. COMPRA G2 pewacior (> caNnsEC> # | por: Race Derecho... Caastas.. PRUE set nconcinasnnen ey ISBN 958-616.308-3 © JUAN ANTONIO GARCIA AMADO, 1997 © UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA, 1997 Derechos exclusives de publicacién y distribucién Calle 12 n.°1-17 este, Bogota - Colombia, Fax 342 4948 fwvnwlibrosuexternado.com) Primera edicién: abril de 1997; reimpr. noviembre de 2005, Iustracidn de portada: Boceto para un manumento a Isaac Newton Disefio de Louis Baullée,Bibliatera Nacional, Paris Composicién: Departamento de Publicaciones, Universidad Exterado de Colombia Imptesién y encuademacién: Editorial Cordillera S. A. C., con un traje de 1.000 ojemplares Impreso en Pert Printed in Pend t i \ i t | Universidad Externado de Colombia Rector Fernando Hinestrosa Secretario General Hernando Parra Nieto SERIE DE TEORIA JURIDICA Y FILOSOFIA DEL DERECHO NS Serie orientada por Luis Villar Borda Director del Departamento de Gobierno Municipalth eee ee ee ee 2 ee ee 2 CAPITULO I LA FILOSOFIA DEL DERECHO DE JURGEN HABERMAS Por fin, después de abundantes anuncios, ve la luz la obra de Habermas dedicada especifica- mente a los problemas iusfiloséficos'. Se trata de un grueso volumen que en sus tiltimas cien paginas recoge estudios ya publicados con anterioridad y que anticipaban algunas de las posturas que alo largo del texto principal del libro se desarrollan. 1 Jiargen Habermas, Fabtizitat und Gelting. Beitrige 2ur Diskursthearie des [Rechts und des denokratisehen Rechisstants, Frankfurt am Main, Subrkamp, 1992, Los mimeros entre paréntesis en el texto remiten a paginas del libro.18 Juans Anos Gancla AMabo Como era de esperar, lo que Habermas hace es una aplicacién de los postulados generales y ya conocidos de su teorfa de la accién comunicativa ala problematica iusfiloséfica y, particularmente, a la sempiterna cuestién de la validez de las normas jurfdicas. Y en la respuesta a esta pregunta de Habermas va a aplicar siempre el esquema bipolar que ya se presenta en el propio titulo del libro: la validez se resuelve en una tensién entre facticidad 0 validez social y legitimidad o validez racional o comunicativa. Las normas juridicas han de poseer una dimensién factica, que tiene que ver con los dos aspectos interrelacionados de su cumplimiento habitual, por un lado, y de la coaccién que lo respalda, por otro. Ahora bien, la funcién de integraciGn social que al derecho le corresponde en sociedades complejas (en las que ya no bastan para cumplir esa funcién de orden c integradora los mitos 0 tabuis y las certezas incuestionadas que componen el mundo de la vida y en las que ha decaido también el respaldo religioso o metafisico de las normas como fundamento comtin y compartido) s6lo puede cumplirse efectivamente silas normas poseen un elemento de legitimidad que rebasa su pura imposicién coactiva y La Filosoffa del Derecho de Habermas y Luhmann 1» posibilita la minima aceptacién necesaria para su seguimiento. Esta legitimidad de las normas “es independiente de su imposicién factica” (48) y depende del modo en que esas normas sean creadas. Son legitimas cuando sus destinatarios “pueden al mismo tiempé sentirse, en su conjunto, como autores racionales de esas normas” (52), es decir, cuando el procedimiento de creacién de las normas reproduce el procedimiento argumentativo y consensual de la raz6n comunicativa; 0 dicho de otro modo, cuando se sigue el procedimiento democratic sin distorsiones. En suma, “la validezjuridica de una norma [...] significa ahora que antbas cosas se garantizan al mismo tiempo: tanto la legalidad de la conducta, en el sentido de un seguimiento generalizado de la norma, el cual en caso necesario puede ser forzado mediante sanciones, como la legitimidad de la regla misma, que hace posible un seguimiento de la norma basado en cada caso en una consideracién positiva ante la ley” (49). Queda asf sentada una de las tesis centrales del libro y cabe ya a ese respecto plantear una primera duda: zés de indole factica o normativa la afirmacién de que la funcién de integracién PARTELRLLKTKLKLKLKKLLKRTKKKKLKTAIGVG20 Juan Axronto Garcia ANADO social que el derecho ha de cumplir no se realizaria en un ordenamiento juridico carente de legitimidad? Esa afirmacién de Habermas puede entenderse de las dos maneras. Como afirmacion empfrica equivaldria a entender que alli donde los destinatarios de las normas no se sienten autores de las mismas, por no provenir éstas de un proceso legislativo de caracter democratico, esas normas no serén mayoritariamente cumplidas y ese ordenamiento no ejerceré la funcién de orden y coordinacién de conductas que al derecho le corresponde. Pero esa tesis es facilmente rebatible. En primer lugar, la evidente constatacién de que los ordenamientos menos democraticos y mas feroces han conseguido y consiguen imponer sus normas por encima de cualquier sentimiento de los sometidos a ellas. Las normas jurfdicas del nazismo no provocaron precisamente el rechazo de los alemanes de la época, por mucho que en su creacién ya no quedara ni rastro del proceder democratico. Y, en segundo lugar, si el dato determinante es que los destinatarios de las normas puedan “sentirse” autores de las mismas o de acuerdo con su contenido, esa aquiescencia puede inducirse con los medios y las técnicas del Estado moderno y La Filosofia del Derecho de Habermas y Luhmann a alcanzarse incluso un grado de unanimidad que nunca se da en democracia. Sabido es que los dictadores de toda laya suelen sancionar con ple- biscitos triunfantes sus mas ambiciosas iniciativas legislativas. $6lo queda, pues, entender que la afirmacién de Flabermas que comentamos posee un sentido normativo, es decir, que equivale a sostener que un derecho s6lo cumple racionalmente su funcién’ integradora cuando es fruto del discurso racional, de un proceso participativo. Pero esta compren- sién plantea varios problemas. Uno, que el tenor literal de las afirmaciones de Habermas mas bien parece sugerir un cardcter factico para su afirmacién que comentamos. Y dos, que con ese entendimiento normativo nos damos de bruces con los mismos problemas de fundamentacién que han afectado siempre a tesis como las iusnaturalistas:, por qué sdlo es valido el derecho que retina unas ciertas condiciones (de contenido en el iusnaturalismo; procedimentales en Habermas) y, sobre todo, qué estatuto posee el derecho positive que no cumpla con ellas. Y podria pensarse que el tono descriptivo dela tesis de Habermas, cuando sostiene que el derecho ilegitimo no sirve a la funcién de guiar las2 Juan Antosto Garcia Aneao0 conductas e integrar la sociedad, es una forma de evitar las consecuencias normativas de sus premisas igualmente normativas: si la validez jurtdica tiene una doble dimensién, factica y de legitimidad, y si la primera no basta por si sola, la conclusién serfa que el ordenamiento al que le falta la dimensién de legitimidad no es derecho. Y porno decir esto acaba Habermas defendiendo algo cuya prueba es tanto o més dificil: que ese ordenamiento ni siquiera cumpliria, que ni siquiera se darfa en él la referida dimensién factica, cuestién que la historia desmiente a cada paso. Cosa distinta serfa interpretar que el derecho que posea solamente esa vertiente factica y que no sea fruto de la voluntad y el consenso de sus destinatarios cumple, al menos elementalmente, su funcién de orden e integracién, bien como consecuencia de la fuerza, del miedo o, sobre todo, de la manipulacién ideoldgica, pero que carece de las notas que permitirian calificarlo come racional, legitimo 0 justo. Y aqui es donde la doctrina que Habermas puede aportar sus mejores frutos, en cuanto teoria de la justicia mas que, como él pretende, como teorfa de la validez juridica. Pues esto tiltimo sélo lo consigue, como La Filosofia del Derecho de Habermas y Luhmann 2B ya hemos indicado, a costa de una tesis que no se atreve a formular en todo su alcance: entender que el derecho injusto, ilegitimo, no es valido. Habermas parece insinuar, por decirlo en términos de teorfa del derecho, que ese derecho no puede ser eficaz. De ese modo parece sus- traerse a los reproches habituales al iusnatura- lismo. Pero queda a merced del desmentido dela historia, de la sociologia y de una teorfa del derecho que desde hace décadas sabe entre facticidad 0 eficacia, validez 0 positividad y justicia 0 legitimidad. Habermas, en cambio, habla de validez y facticidad para acabar. entendiendo que ambas forman una sintesis cuya clave esta en un tercer elemento que paco a poco va ocupando la plaza de ambas: la legitimidad. Hasta aqui hablaba Habermas de lo que denomina el aspecto interno de la tensién entre facticidad y validez. A continuacién se referird al aspecto externo de esa relacién, visto como la conexion entre los hechos sociales y la auto- comprensién del derecho moderno. Segtin Habermas, la referida tensién entre facticidad y legitimidad de las normas juridicas en su aspecto interno conlleva como consecuencia, en el aspecto tinguir™ PARVAETITITDAKTUAAUTTTHRTRT GRE SA AAAa Just Axons Gaeta AMabo externo, la necesidad de que el poder politico, necesario para Ia imposicién del derecho, se organice como poder legitimo, esto es, como Estado de Derecho. Y seguidamente se refiere a dos modos de desconocer esa necesaria dualidad entre facticidad y legitimidad en el aspecto externo: bien resaltando tinicamente el compo- nente factico, como hacen las doctrinas sociologistas, bien resaltando tinicamente el aspecto de legitimidad, sin tener en cuenta los hechos, al modo de ciertas teorias de Ia justicia, como la de Rawls. Las primeras, ejemplificadas en Luhmann, operan una separaci6n total del derecho respecto de la moral y la politica y desaparece de ellas todo resto de“normativismo juridico-racionalista”, por lo que s6lo permiterv una lectura del derecho valido en clave positivista: la validez del derecho deriva tinicamente del derecho valido (72). Las segundas descuidan la dimensién institucional y empirica del derecho. Ambas perspectivas serfan uni- laterales. A continuacién se enfrenta Habermas con la cuestion del fundamento tiltimo de validez de los sistemas juridicos. Previamente ha ido mostrando cémo la visién positivista de la validez juridica wv La Filosoffa del Derecho de Habermas y Luhmann, 25 es insuficiente y errénea) por desconocer el componente de legitimidad o justicia inmanente a toda validez, por no tener en cuenta el “momento de indisponibilidad que se contiene en la pretensién de legitimidad del derecho” (96). Pues bien, al llegar aqui Habermas precisa de qué modo su filosoffa del discurso proporciona una base tiltima e irrebasable para todo ordenamiento juridico que pueda pretenderse legitimo y, con ello, valido en toda susextensién. Y en esto radica también la aportacién més novedosa de esta obra de Habermas, por comparacién con sus antericres referencias a esta materia. Sittia ese fundamento en la preexistencia de un sistema de derecho, si bien no se debe perder de -vista que Habermas no busca sentar una serie de postulados morales aprioristicos, sino reconstruir los presupuestos de! racionalidad inmanentes al derecho moderno. Una vez que el derecho moderno se ha autonomizado dela moral y del respaldo religioso o metafisico de sus normas, queda constituido como un Ambito abierto a la argumentacién, ala accién comunicativa, que slo puede basarse en el entendimiento como fuente de la legitimidad de las normas. De ese modo pueden, con la modernidad, realizarse para el derecho los% Jon Antoso Gascla AMaDo presupuestos argumentativos y consensuales inmanentes a toda pretensién de validez lingiifsticamente formulada. Y para que realmente sea posible esa construccién discursiva y consensual de las normas jurfdicas, los sujetos deben presuponerse reciprocamente como auténomos, reconociéndose ciertos derechos. “Como participantes en discursos racionales, los destinatarios del derecho han de poder examinar si la norma en cuestién halla o puede hallar el asentimiento de todos los posibles afectados. Con ello ~contintia Habermas-la interrelacién interna entre soberanfa popular y derechos humanos consiste en que el sistema de derechos indica precisamente las condiciones bajo las cuales las formas comunicativas necesarias para una creacién del derecho politicamente auténoma pueden, asu vez, ser juridicamente instituciona- lizadas” (134). Se presupone asi Ia autonomia de los sujetos, tanto en Io ptiblico como en lo privado. Sin esa autonomia integral que los derechos humanos garantizan no seria posible el modo de ejercicio de la autonomfa politica que se traduce a través de la formacién discursiva de opiniones y volun- tades. Se trata de hacer posible un acuerdo que La Filosofia del Derecho de Habermas y Luhmann 7 sea fruto de un proceso cuyas condiciones garanticen que el contenido de ese acuerdo, en cuanto resultante de “un entendimiento de los ciudadanos sobre las reglas de su convivencia”, exprese el punto de vista del bien comtin y de las expectativas normativas ligadas a él (111). Por tanto, derecho objetivo y subjetivo se dan en “interna interdependencia” (135), sin que ninguno sea anterior al otro y sin que uno pueda darse sin el otro. Nos movemos aqui en el terreno en que derecho y moral tienen puntos de coincidencia, pues, segtin Habermas, el derecho positivo esta vinculado a la moral a través del componente de legitimidad de la validez jurfdica, siendo esa relacién de “complementariedad” y no de jerar- quia (137). Moral y derecho tienen en comin el que para ambos rige el principio discursivo, si bien el contexto del discurso moral es la huma- nidad entera y el del principio democratico, mediante el quese establece el derecho positivo valido, es una determinada comunidad (139). Enumera Habermas esos derechos “que los ciudadanos se deben reconocer reciprocamente si quieren regular de modo legitimo su convi- vencia mediante el derecho positivo” (109). Son. CVTTTEE EET ELE TUTETTETTTTTTTTTTITTSSSSSSSHESSSSSSSHFSHAIFEVELELITIII 28 Jume Anromo Gancta Anan los derechos exigidos para hacer posible la +. efectiva realizaci6n del principio discursivo, base del procedimiento democratico y fundamento de la legitimidad (y, con ello, de 1a validez) de las normas resultantes. Ese sistema de derecho constituye los presupuestos “de los que los miembros de una comunidad juridica moderna han de partir si quieren poder tener por legitimo su ordenamiento juridico sin apoyarse para ello en fundamentos de tipo religioso o metafisico [...] ‘Los derechos que en este experimento intelectual struyen son constitutivos para toda ‘sdciacién de sujétos juridicos libres e iguales” (166). ¥ tal sistema de derechos resulta de que “el medio juridico como tal presupone derechos que definen el status de sujetos juridicos como portadores de derechos” (151). Se presupone, en primer lugar, un margen de libertad de accién privada. Esos derechos exoneran al titular de la necesidad de dar cualquier explicacién acerca de su esfera privada: el actor no necesita aportar fundamentos piiblicamente aceptables de su actuaciGn en ese Ambito (153). Y no sélo se exige que exista esa esfera de la libertad subjetiva, sino también que sea igual para todos. Por otro lado, en cuanto ala ‘La Tilosoffa del Derecho de Habermas y Luhmann 2» esfera publica, “la idea de autolegislacién de los ciudadano’ exige que aquellos que estan sometidos al derecho como destinatarios se puedan entender, al mismo tiempo, como autores del derecho” (153), lo cual se consigue a través deja institucionalizacién de procedimientos demo- craticos. : Cémo especifica Habermas esos derechos fundamentales que todo ordenamiento legitimo presupone y protege? Los divide en cinco grupos. 1) “Derechos fundamentales que resultan de la coriformacién, politicamente aut6noma, del derecho a la mayor medida posible de iguales libertades subjetivas de accién” (155). Se trata del derecho de cada cual al mayor grado posible de igual libertad de accién subjetiva, sélo limitable para compatibilizarla con la libertad igual de los demés, 2)Derechos fundamentales que resultan de la conformacién, politicamente auténoma, del status de miembro en una asociacién volintaria de sujetos juridicos” (155).30 Juax Axroxo Garcia AMADO Estos derechos derivan del dato de que, a diferencia de lo que ocurre con Ja moral, las normas juridicas no regulan las interacciones en general entre los sujetos, sino las interacciones dentro de una concreta sociedad, Esto “'se sigue yadel concepto de positividad del derecho” (157) y viene exigido por la necesidad de que los sometidos al derecho puedan apelar a una instancia-que monopolice la violencia legitima. Es necesario, por tanto, que el ordenamiento diferencie entre miembros y no miembros de la comunidad juridica, entre ciudadanos y extranjeros. Es decir, son necesarios los derechos de nacionalidad. Segin Habermas, la necesidad de proteccién frente a la privacién unilateral de esos derechos resulta “de la aplicacién del principio discursive” (158). Aqui podriamos plantearnos una duda sobre la coherencia de la construccién habermasiana: no parece que el principio universalista que preside su teorfa discursiva y su ética normativa casa mal con Ja defensa de las fronteras estatales y con_la interpretacién del interés general, lave leg timatoria de lo jurfdico, como interés de una determinada comunidad nacional y, por tanto, no universalizable, sino, como maximo, genera- La Filosofta del Derecho de Habermas y Luhmann a lizable para los miembros del concreto Estado de que se trate? 3) "Derechos fundamentales que resultan de modo inmediato de la reclamabilidad de derechos y de la conformacién, politica- mente auténoma, de la proteccién juridica individual’ (156). Se trata de los derechos que garantizan la via jurfdica, como el libre acceso a tribunales independientes y efectivos. Explica Habermas que esos tres tipos de derechos surgen de la mera aplicacién del “principio discursivo al medio jurfdico como tal” (156), y que “no hay derecho legitimo sin esos derechos” (159). Pero puntualiza que no se trata de los derechos liberales clasicos, sino que se hallan a un superior nivel de abstraccién. Mas bien consisten en “principios juridicos alos que el legislador constituyente se orienta” y que éste debe necesariamente considerar, “pues en estos principios se hace valer el sentido racionalizador de la forma juridica como tal, que ya Hobbes y Rousseau acentuaron” (160). Por tanto, los derechos fundamentales clasicos del liberalismo CVV LTT TAT TTTAUTATTTTTTVTITTTTTITVTUELEELE SSHVSSSESEELELELELLLE 32, Juaw Antonio Gazeta Antico (dignidad humana, libertad, integridad dela vida y el cuerpo, propiedad, eleccién de profesién, inviolabilidad del domicilio, etc.) son “inter- pretaciones y configuraciones del derecho general de libertad” en el sentido del derecho a iguales libertades subjetivas mencionado en 1). El mismo significado tienen , respecto de 2), la prohibicién de extradicién, el derecho de asilo, el derecho a Ia nacionalidad, ete, e igual interpretacién por relacién a 3) cabe hacer de postulados como la irretroactividad, el non bis in idem, la prohibicién de tribunales especiales, la garantfa de la indépendencia judicial, etc. (159-160). EI siguiente derecho que Habermas menciona en su enumeracién tiene que ver con los derechos fundamentales de cardcter politico, tendentes a hacer posible que los sujetos puedan aleanzar el rol de autores de su ordlenamiento juridico: 4)”"Derechos fundamentales a una parlicipa- cin, en condiciones de igualdad de opor- tunidades, en los procesos de formacion de opiniones y voluntades en los que los ciudadanos éjercen su autonomta politica y mediante los cuales sientan derecho legitimo” (156). La Filosoffa del Derecho de Habermas y Luann, 3 El fundamento de estos derechos politicos es claro: “con arreglo al principio discursive pueden pretender validez precisamente aquellas normas que puedan hallar el asentimiento de todos los potenciales afectados, en la medida en que éstos tomen parte en discursos racionales” (161). Es esa participacién discursiva en la produccién de las normas lo que estos derechos politicos aseguran. Aqui se detecta una tensién entre lo que son los presupuestos teGricos del principio discursivo y lo que eé el ejercicio del derecho de auto- determinacién y autolegislacién por los sujetos, La pregunta que podrfamos hacernos es la siguiente: pueden discursivamente los sujetos decidir la eliminacién de-los principios 0 proce- dimientos que garantizan el ejercicio de su autonomia? La respuesta de Habermas seria que hay dos.cosas que los sujetosno pueden eliminar: el principio discursivo, con los citados presu- puestos en cuanto a la autonomfa de los sujetos, y el medio jurfdico, con los mencionados prin- cipios o derechos en abstracto que sirven como winica via para la articulacién colectiva 0 intersubjetiva de aquella autonomia. Mas adelante resaltard nuevamente que el sistema de derechos constituye un limite sustraido a IaaM Juaw Avonto Garcia Awaba decisién mayoritaria, pues “los ciudadanos no pueden, en ejercicio de su autonom{a politica, atentar contra el sistema de derechos que constituye dicha autonomfa” (221). Y si es el principio de soberania popular el que garantiza Ia autoorganizacién de la sociedad, ese principio queda fuera de la disposicién de esa sociedad: “la idea de soberanfa popular remite, en su lectura procedimentalistica, a las condiciones que en el marco social posibilitan la autoorganizacién de una comunidad pero que, a su vez, no estén sin mas a disposicién de Ia voluntad de los ciudadanos’” (366). Y atin insiste en que no quedan a disposicién de la politica “las condiciones que hacen posible la produccién de derecho legitimo” (466). Son los propios ciudadanos los que, en ejer- cicio de esa autonomfa asi garantizada, como legisladores constituyentes, en cada caso y época concreten el sistema de derechos. Por eso dice Habermas que “este sistema de derechos no esta previamente prescrito al Iegislador constitucional como derecho natural” (163). “No existe el sistema de los derechos en su pureza trascendental”, al margen del contexto histérico en que en cada ocasién se interpreta (163). La Filosotia del Derecho de Habermas y Luhmann 35 Estamos asi ante el componente de histo- ricidad que necesariamente relativiza las tesis habermasianas sobre el contenido de ji ia de la validez jurfdica. Pero de nuevo nos enfren- tamos entre Io que son postulados normativos inmanentes o necesariamente derivados de toda comunicacién lingiifstica (y en especial de todo dirimir discursivo y, por tanto, consensual, de pretensiones de validez normativa enfrentadas) y el grado posible de realizacién historica de esos postulados. Sélo al final de un proceso filo- genético y ontogenético que lleva a ias sociedades y a los individuos a un estadio de maduracién. moral que se corresponde con el tiltimo nivel descrito en la gradacién que Kohlberg establece, parece que se dan las condiciones para que se hagan efectivos en la convivencia esos postulados normativos de la ética discursiva que son (y en todo tiempo han sido) presupuestos como validos al usar del lenguaje. Pero dos problemas pueden aparecer aqui. Por una parte, si entendemos que existen contenidos normativos (libertad, igualdad de todo sujeto capaz de lenguaje, de todo inter- locutor potencial) que, en cuanto presupuestos en el lenguaje, han sido validos desde siempre (desde que existe lenguaje y, con ello, sociedad), aSHSSCSSSSHOSVCSCHSHHHHHHEHESKEELEEEEEBSY 36 Jun Antonio Garcta Anesn0 aunque s6lo en un determinado estadio del proceso civilizatorio hayan podido descubrirse, estamos ante tesis que podrian ser objeto de las criticas habituales al iusnaturalismo. Pero si entendemos que sdélo en un determinado momento histérico de la articulacién de las relaciones sociales, sdlo en la época moderna,se reconstruyen esos postulados normativos como inmanentes a las instituciones que en esa época se imponen mediante la comunicaci6n lingiifstica, se introduce un peligroso elemento relativistico que puede fundamentar acusaciones de etnocen- trismo y similares y que nos aproxima a posturas como Ia de Rorty, que Habermas ha rechazado en trabajos anteriores. En el marco de esa proble- miatica habré que situar las afirmaciones de Habermas de que los referidos derechos, que “son condiciones necesarias que posibilitan el ejercicio de la autonomia politica”, “no pueden lintitar la soberania del legislador, aunque no estén a disposicién de éste”; 0 que “cada ejercicio de autoriomfa politica significa al mismo tiempo una interpretacién y conformacién por el legislador hist6rico de esos derechos nunca saciados” (162); 0 que “los capitulos de derechos fundamentales de las constituciones histéricas se pueden La Filosofia del Derecho de Habermas y Lohmann a” entender como lecturas, contextualmente de- pendientes, del mismo sistema de derechos” (162) y que “es en una determinada interpretacién ‘constituyente como esos derechos vienen a la conciencia” (163). Es la tensién en la biisqueda por Habermas de un punto medio entre cogni- tivismo e historicidad, que acaba desembocando enna sintesis un tanto equivocada, pues siempre podemos preguntarnos qué queda de esos derechos si de los mismos sélo caben lecturas historicas y condicionadas por el contexto y, sobre todo, a partir de qué contenidos un texto constitucional dejarfa de poder interpretarse como particular lectura y garantia contextual- mente dependiente de ese sistema de derechos y podria entenderse el correspondiente ordena- miento juridico como ilegitimo y, por extensién, invélido. {Lo eran las constituciones modernas que negaban el voto a la mujer? :Lo seguiria siendo una constituci6n actual que atin lo negara? .--“Hay en Habermas una tensién también entre el componente constructivo y el reconstructivo. O dicho de otra forma, entre la revelacién de los postulados inmanentes a toda argumentacién, a toda accién lingiifstica, base de su teoria de la accién comunicativa, y la reconstruccién de los38 Juan Asonto Gants Aseavo presupuestos inmanentes a cierta institucién 0 manifestacién social histérica, como es el caso del derecho moderno en las paginas que estamos comentando. La tesis serfa que en el derecho moderno toman cuerpo y se institucionalizan, se constituyen en fundamento, precisamente aquellos presupuestos generales del discurso. Si nos mantenemos a un nivel de gran abstraccién esto puede sonar verosimil. Pero en cuanto descendemos a la gran variedad de formas y contenidos de los ordenamientos modernos y a la diversidad de concepciones de los derechos fundamentales que pueden invocar para sila condicién de legitimas y explicables interpreta- ciones del sistema de derechos que propone Habermas, nos encontramos con que 0 pre- cisamos més el criterio de legitimidad (validez), de modo que podamos excluir de la condicién de derecho valido gran parte de los ordenamientos juridicos que en la edad moderna han sido o rigen atin, 0, de lo contrario, el criterio de legitimidad que se buscaba sc disuelve en una lista de formulas vacias. Habermas, una vez mds, no nos revela por completo la clave del dilema: “tras mas de doscientos afios de desarrollo constitucional europeo disponemos de modelos suficientes que {La Filosofia del Derecho de Habermas y Luhinann 39 pueden guiar una reconstruccién generalizadora deaquella comprensién que necesariamente guia la praxis intersubjetiva de una autolegislacion levada a cabo con los medios del derecho positivo” (163). Nuevamente podriamos pre- guntar: ise toman todos esos modelos para reconstruir los presupuestos comunes 0 se Procede selectivamente, buscando aquellos modelos que reflejen ciertos presupuestos? En el primer caso, la reconstruccién posiblemente no aporte mds que una imagen de contingencia historica y de heterogeneidad diffcilmente reductible; en el segundo, el proceder ya no seria reconstructivo, sino predeterminado por un criterio previo de caracter ahistérico. Y para colmo del desconcierto, el elemento social o factico aparece también aqui para oscurecer atin més el panorama y hacernos pensar que al relativismo histérico se suma un cierto relativismo 0 condicionamiento sociolégico: “las instituciones juridicas de la libertad decaen sin Jas iniciativas de una poblaci6n acostumbrada ala libertad. Su espontaneidad -contintia Habermas— no puede forzarse mediante el derecho; se regenera a partir de tradiciones de libertad y se contiene en las relaciones asociativas de una1SSSCSCHHHSSHSTTOFVUYOS HEHE SLED EULEHELEED 0 Junsi Arron Gazeta Anian0 cultura politica liberal” (165). A las dificultades para que los postulados de justicia que derivan de la ética cognitivista habermasiana puedan ser conocidos e incorporados a los ordenamientos de un determinado perfodo histérico se suma ahora la dificultad de que ese derecho que los incorpora sea efectivo alli donde la poblacién no est acostumbrada a ese derecho de la libertad. Esto tiltimo puede acabar ya en una perfecta circula- ridad del razonamiento, pues estarfamos ante ordenamientos legitimos que no son eficaces, lo cual dificilmente encaja en una teorfa como ésta, que sienta como base de la legitimidad del ordenamiento el asentimiento de los destinatarios de sus normas. En tiltimo lugar menciona Habermas, como derechos derivados de los mencionados de 1) ad), 5) “Derechos fundamentales a unas condi- ciones de vida que estén social, técnica y ecolégicamente aseguradas en la medida respectivamente necesaria para un apro- vechamiento, en condiciones deigualdad de oportunidades, de los derechos humanos mencionados en 1) a 4)” (157). La Filosofia del Derecho de Habermas y Luhmann oN En el capitulo siguiente, cuarto, Habermas se interroga sobre la legitimacién del poder politico. Insiste en que es el sistema de derechos que hemos mencionado el que funda la necesidad del derecho objetivo y del poder politico estatal como medio para la imposicién y proteccién de esos derechos. Se trata de “implicaciones juridicas- objetivas que se contienen in nuce en los derechos subjetivos” (168). “Hasta la més simple legislacion debe ser entendida como concrecién del sistema de derechos conformado como Constitucién” (191). La unién sustancial entre moral y derecho enningin momento se diluye. Y hasta el sentido del procedimiento democrético proviene o esta ya implicito en el sistema de los derechos (22). ¥ Io que ese sistema de derechos demanda no es la mera existencia de un poder politico y un Estado, sino del Estado de Derecho y de una politica sometida a las leyes emanadas de la soberania popular, “No es la forma juridica como tal lo que legitima el ejercicio dela dominacién politica, sino tinicamente la vinculacién al derecho legitima- mente establecido”. Este es tinicamente el que “puede ser racionalmente aceptado por todos en un proceso de formacién discursiva dela opinién y la voluntad” (169). En ese marco, la soberania2 Juan Avromo Garcia AMADO popular no se identifica con un grupo ffsico de personas, sino con un poder que circula comu- nicativamente y vincula al aparato administrativo del Estado. Es el derecho el instrumento mediante el que ese poder comunicativo se transmite al sistema administralivo, que se rige por un cédigo de poder. De ahf que el Estado de Derecho se caracterice por la prioridad que ese poder comunicativo posee frente a otros poderes o intereses de grupos o personas. El procedimiento democratico “institucionaliza las formas comu- nicativas necesarias para una formacién racional de la voluntad politica” (221), y la bisagra entre el sistema de derechos y la construccién de un Estado democratico de Derecho la forma el prin- cipio de soberanfa popular, en su interpretacién discursiva. Pese al vinculo entre moral y derecho, en cuanto presididos en tiltima instancia por idéntico principio discursivo, el discurso juridico y el moral tienen, segiin Habermas, diferente implan- tacion. El discurso moral se dirige a un auditorio universal y trata unicamente de intereses perfectamente universalizables. Mientras que el juridico se inserta en un concreto marco estatal y La Filosofia de! Derecho de Habermas y Luhmann s social. Esto significa que el discurso juridico no s6lo esta abierto a consideraciones morales, sino también a otras de cardcter pragmatico (relativas aestrategias o medios para fines preestablecidos) y ético (referidas a los fines a compartir en un determinado colectivo 0 grupo, como pueda ser un Estado nacional). Por tanto, las razones que respaldan la validez jurfdica de una norma no tiene por qué ser tinicamente razones morales, es decir, razones de justicia referidas a “si la correspondiente praxis es buena para todos en la misma medida” (220). La validez de las razones pragmaticas y éticas es contextual y relativa, mientras que s6lo las razones morales poseen validez universal. Se expresan nuevamente con esa diferencia- cidn la tensién entre los requerimientos de universalidad, propios de todo enunciado normativo que se pretenda discursivamente racional, y la dependencia del discurso respecto de un determinado contexto social e histérico. Es el problema de si las razones que hacen valida y justa una norma son las razones del interés general dentro del concreto Estado en que se legisla (legislacién en la que democraticamenteextas (eyse1 19yPILD ap ‘o|duralo 10d) souepepnp 0 sopeysy $0130 UD vITOJeUFUMEIOSTP [2721S ugpnjosaz vun ‘sonosou souresrp ‘anb opour ap /,saferour sopepsod soy uo safqneduros soudl Je ras Uagep,, Ody![od-ooND OSMosp [ep sopey[nsa! soy :e1pautiajUr eprpes PUN UOD LUNDTTD Je qeayes ap ‘spur zoa eum ‘eyer] seUTTaqe}y ‘peuopsodord apuajard earsinostp vong ejanb eysrjeszoatun ojuourepuny [p vsoprad oonpisowp odpurd ja ‘yeszoatun osuasuoD oonpiodry un ap 12203 zopod ow.sod ayquztqesroa -un vas ou anbune ‘epypa so [ejvyso euLTOU vy anb apuaqua as ‘ourexjuoo ua rod ‘tg “seurrou sey svysnf £ sajeuoroes uo ay1tauos anb pepyt -esroarun ap ordrourd jp uoo woop sopeIsy SOT ‘9p oun epeo ap ouas |v oonyowBp soparord Jap ugpouysaz v] anb JopuazUua vj19s vJs0a} visa ered voiSo] spur vpyes ef ‘aoaeaaad yesow osm9stp jo anb vunrye as 1g “JesouL osmnosTp [9 oB1XO anb ‘seraquory ap wo8zeur ye “jeraua’ opjedsax [2 Woo zeju09 vpand osvo unSunr ua (sopeIsy aiqua sopeyuesyua sasazoyut aigos reBr04 rod oydurofo sod) onb orod opeyeg um 3p souepepnp 80] Sopo} ap oarxayes £ arqyy ojuoruryuase pp uoo 3juano anb euuou eun wysnfur sod epryaur 2 eumnyoy1 xerapisuos agap as ys so vaqueyd o suueucy A seemzaqesy ap o¥pa9C PP eYOsOTHA wT be anb euraigord jo 4 “owsTp aoueaye ouTy opedeaqns ayuawreanoadsar souray anb ,sopor,, [2 soysondns sop sosa ua anb ajuapaa so 0194 “(00Z) _S9[O1 ap [Lepr ugToUnse eun ueopoerd { oun epes ap erdord oursparys ap A opunut yp ugisuardui09 ve £ wowenyis ey ua ueoojoo as sorquiorut soAno ‘epeyuny! 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