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EL SOBERANO Y EL DISIDENTE La democracia tomada en serio Paolo Flores d’Arcais wontesinos ENSAYO PROLOGO Como ocu com el rey de a fibula, la democraca ya et desn- 4a, Durante cincuenta ates, el comunismo le ha servido de coartada: 4 consecuencia de sus mises y de su opresién ha dsitmlado, ela opulenci de las Hbercades, codas ls conttaicciones, los incumpli- rmients, ls mentiras que se desencadenaban a este lado del telén de acero. Sain y Breznev fueton la peluca que permiea ocular en nues- tras democracas cualquier epidemia de anoplutos(vulgtrnente:pio- jos), cualquier mal oot. Los horrres del socalismo ral rcusaban los crores de la democraca claudicane: los hotrores al por mayor (gulag 1 process farsa) sedusaban los horroresl “detale” de Oecidente dex de Sacco y Vanzeti alos linchamiencos del Ka Klsx Klan, Esa tl la aniqulacién de toda libertad en el totaitarismo, cys bards sede ‘aban a cantar las radiantes mafanas del porveni, que cualquier in- «quiet sobre la libertad (e incluso has la indigencia de la misma: desde los muertos de Reggio Emilia «la matanea del metto Charon 1) acabs siendo desatenda, por ser desatendibl, por definicidn, EL totalitarsmo lograba destuit ls Hibertads hasta este extemor hasta alsea incluso su perspctva, la posibilidad de jungarls sgn ‘iterosintrnsecos aellasmismas. El banco de prucbas para contra tard valor de nuestasinsttucions ya no era el proclamado por lt propia democracia, sino el universo de completo sometimiento cuyo faro cra el Kremlin: su negacién. Obviamente siempre salieron paradas,acriticamente. Criticarls era jugar el juego del enemigo, tra ‘ionar nuestra patria occidental. El hortor itaperante al orc lado del muro oscurecia cualquier falta de libertad ds cdté de chee nous, elevac ba realmente a categoria de mundo libre cualquier diferencia enere los «eternos principios consagrados en las consituciones y st no-acasional ultrse por parte de los gobiemnos. De cualquier forma, se podia via- jt, no s6lo existia la eleccién entre Pravda e Jevesta y se levaban & ‘cabo elecciones. Pretender mis era una wtopla, aunque ese “mis” estu- viese solemnemente garancizado en las mencionadas Constiaciones, El erterio “objetivo” para juzgar la democracia no era su propio dis- curso, sino la praxis del Enemigo. Paradéjicamente, entonces, ya que ‘el Enemigo era tal por negar cualquier libertad, gedmo podia ser su ‘media y no su coarcada? “Todos se definen demécratas, hoy mas que nunca: muchos lo son a medias, bastantes no lo son en absoluto. De palabra, na obstante, t- ddos pesjuran sero. Porque la misma palabra “democtacis” es una pa- labra valor, una palabra soriegio, una palabra legitimacidn, una pala- bra-f la tnica que est rodavfa en curso. Pone contra la pared a quien no sabe usara, Poseerla significa blandirla. Quien logra apropiarse de cella ocupa ya la casamata estratégica que domina el esritorio del en- frentamienco polémico, de la guetta para la legitimacidn, De hecho, todos la emplean, por lo menos desde a posguerca. In- ‘luso el coaltarismo sovitico pretendia ser la nica democracia yer~ dladera, la nica no formal, ni limitada, ni miserable, ni mance como la burguesa. La constiucién de Stalin, sobre el papel, parecia la ms democratica del mundo. ¥ los paises del Este eran democsiticos dos veces: democracias populans, tautologta de wa “poder del pueblo” (de- ‘mo-lratia, de redundancia verbal y supesiéa de hecho, Las palabras son libres; exist, entonces la libertad de converttlas en “palabras en libertad”, desafortunadamente, incluso conta la libertad “Todos tienen derecho a usar, allt donde no haya censura, pero la apropiacién de una palabra que invierta I “cosa misma” debe prox dlucit automatisinos de insurreccién eetca.Y, efectvamente, $1 se ‘manifesta ene lenguse ordinaio nos rebelas; pore conttari, en a! politico, examos acostumbrados al cufemismo propagandlisico, tuna puerta part las falsedades. No somos conscientes del perjuicio que cometemos contra nuestros derechos, pues al autriat un uso limpropio del flams vcs democrcia, autorizamos su violacin en el ‘mundo reales deci, a quitar poder a cada uno de nosotos. Las palabras poseen vinculos deszriptvos. Han de poseelos, a pesar de todo lo que pueda dogmatzar en contra de esto la stileaa meal sico-lossic, Sin embargo, la desripién de una insitucin es, por definicién, ls descripcin de un deber-ser, que no parece sino arbita- fia por naturalera. Con esta apora giega se benefica todo cl que quiere santiicar una cna (un dominio) que cluda ocontraiga 0 pso- tee al significado (democracia, libertad). Cuanto mas absoluto es el poder, mayor es la pretensén de define a Eltotalitarsmo es el égimen que perfeciona la sequentie nominsens pero s un vires difundide y recurrete. Humpty Dumpry, que questa hacer probae esta “manzana envenenad a una ‘Alicia democrétichmentereacia, lo conocta en su lgica mortal Ast pues, los vinculos seménticos eben tomar en serio y deben protegerse contr I prepotencia al acecho de cualquier poder. Sobre todo en lo que respeca a las palabras del deber-er, Las hogueras de los herees se lamaban “autos ce fe" Ea la historia, la palabra libertad hha recotrdolaberintosenteros de froeexploacin Por tanto, la cha por elsgorsemintico es también una lucha éco-pollicaporlaco- ‘8 minms, para resistin ala arogancia del poder, y no conceder ala auroridad I apropiacin del cote de una palabrs-valory fa impuni dad de envilecerlay exgversacta en la pra, Bajo las apariencias de na inocua y justfcable desviaci linglls- fica Glo que llega a hacer la dialética com la palabras, reniendo en ‘cuenta su inuiasea polisemia yambigiedad), demasiado a menudo se referzan las cacenas de la servidumbre: el 1984 de Orwell distin- ‘gue fa neo-lenguts como mortifero instrumensum regni, mientras que {ésiy Vissaridnovich Dehugashvli (llamado “Stalin’) quiere ocuparse de una ciencia ingilstica ortodoxa y escribir personalmente. En polftca, como ocurte en la moral, tomar las palabras en serio «s, por tanto, el primer deber-ser. Cuando se puede abusar cotiiana- ‘mente de la palabra democracia, eto quiere decir que el hecho demo- cracia ya estd en decive, que sus enemigos esin arraigando la forma nds silenciosa y peligross: destruyendo los anticuerpos gracias a los ‘cuales ante tn abuso todavia hay indignacidn, Debe quedar claro que todo esto no silo hace referencia alos roralitarisms, sino, ms bien, de nosottos y de nuestzo Occidente fabula narratur,y vamos a inten- tar demostari, DEL DESENCANTO A LA DEMOCRACIA Remontémonos a los origenes. Cuando el mono se convirtié en hombre (zentre unos ciento cincuenta y doscientos mil afios aris), debi sustituir la segura necesidad de los instintos por el aificial “de~ ber-st” dela norma socal. De hecho, a coercén de la naturaleza ya ‘no orienta con implacable precisién el comportamiento del “mono desnudo” que todos nosotros somos. Ese uno/dos por ciento de DNA ‘mal transcito a ereado un animal en el cual el horizonte de los com- portamientes posibles se abre desmesuradamente. Esta plasicdad de su “naturaeza’ es una comucopia dela que naeerin amigas y cate- rales, posiidn erecta y lenguae,ciencia y bisqueda de sentido. Pero, de entrada, al career ya de la operatividad de fos instnts, se ciemne sobre el, restringida pero implacable, la amenaza de la extineién. hombre viene al mundo como ser-a-la-driva. Pata sobrevivit, necesita un milagro que sustiuya los instints:éte se llamas norma y vende dictada desde el cielo, Jamas cl "mono desnudo” haba colonizado el mundo sn la crea- én de un ners que divdiese los “comportamientos de los “com- portamientos no” dentro del caos dels comportamientos posibles. Es nds: el Hemo sapien sapien sin un “bers” que sl imponga con le misma imprescndibilidad de les instneos, nunc bra vist la he. 1a opulencia de sus desnfrenadaspotencialidades cs una apuesta de Faturo sé si es constrefida por el “deber set” hacia una “coherencia” socal de comportamientos que le pezmita actuary prevalecer por en- cima de sus predadores rivals. ‘Asi pues, el hombre es un animal por necesidad nermativy, que con, sus propas leyessusiuye la dsoluci6n de los instins y crea cons- tantemente st propia “naturaleza" mutable. Por lo que se refer al ca- Lilogo de prohibiciones y deberes, éste no se establece antcipadamen- te, no est impreso en los cromosomas, no es innato;debers ser el mis dlferene para garantiza la supervivencia. La historia seré su archivo. De aquellos que no hayan fancionaclo, no sabremos jamés nada, ‘La norma es, por tanto, creacin, Pero, gquién decide la norma? Quin establece la linea divsoria entre els y el no? . derechos /privilegio para mi identidad particu, ycon mucha Inés energia puesto que mafianaquizds yo mismo no me reconoceé en ela? La pretensién de los conformisoos de grupo rear ast: sin poder, ninguna esponsibildad, Se rata de una formula posmoder- na, muy coherence, de cualquier Forma, con el “no taxation without representation” que inaugura nuestra democracia delegada, in resumen, estas identdades son acres, Valen Ia medida en que otorgan reconocimiento; con el mecanizmno patadéjco de a eman- cipacidn a través de k servidumbe voluntaia (en el grupo), intentan teaspasar la panalay, por tant, converse en nada que sus insancias no superen la iba dela intligenciaanalitic, Ena democracia secuestrada por ls aparatos, la argumentacin racio- males una desvenaa. demi, como guinds, el eonformismo de grupo, al presentarse como identidad oprimida, puede acaparar incluso a dlsensin: libertad se enrece en lo politicamente correct, woticia”, No cuenta ” Fl triunfo de la demagogia de la identidad no es el despiegue du ddemocracia de los individuos. Al contrato, esa radicalided reivin cativairresponsable es una devastadora depolitizacién de la politica, justamente porque se realiza a pacir de los escombros de los indi duos. Hemos comprobado que cada minorfaidentidad/pertenencia anula al individuo mediante el conformismo del grupo, El aquelarre hipscrta de obsequio 2 as minorias es el Sbolo que la politica de p fesién paga pata ocular el decive del poder com-partido —del que es responsable— entre esas minorias efectivas, que no pueden dividirse mis, es deci, lo individuos-en-sociedad. La “democraca” de as per- fenencias ela otra cara de la oligarquia partivocrtic. No tiene nada que vet, sin embargo, con ninguna supuesta —aun- «que imposible de encontrar— democracia de los individuos, pues ya hhan sido borrados dos veces de la escena publics. Una primera, por- *% {que a soberanfa comiin se ha convertido en propiedad privada de los poltticos de oficio. Una segunda, porque las reivindicaciones de poder «stn obligadas a pasar através de las minorias identtarias, donde la cxistencia irepetble del individuo est aniquilada a causa del eonfor- ‘miamo de l obediencia comunieaia jerérquico-orgénica. Frente a esta identdades colecivas, el poltico puede cegir dos ‘caminos un homenaje que hable de (y tal ve promueva) una dignidad, ‘una visiblidad e incluso de unos mismos derechos sociales paitarios, ars obtene los consensos de nepres, julio, mujeres, homosexuales, ccologstas,vegetarianos, defensores de los animales se combatirin in- cluso los preconceptos que los persiguen. Ya hemos visto, sin em- Dargo, que estas identidades son conjuntes vacos. El politico, por lo tanto, para aumentar consensos, puede seguir el camino opuesto: en lugar de caprar as minors, alas que cada uno pertenece slo por un fragmento, puede dirgise hacia los prejuicios densos y viscosos de las, mayors, que nos ataien a rodos nosotros. Exploremos aunque su- ‘mariamente los Fondos del alma: Ia indignacién por a ofensa que nos han infingido en cuanto minorlas con frecuencia es incomparable ‘on el placer de humillar a uno mis debi, un placer que nos regal fa arogancia de La inayort. Si la primera gia sige ol conformismo de lo pollticamentecorree- to, la sgunda os adel conformismno tout court de siempre, beato, re igndo y reaccionaro; moralmenteno son nada equivalences, que quede claro (¢ primero tiene sus meéitos). Unas determinadas ctcunstancias coyunturls indicarén cul puede ser la estaegiaclectoralmente ms valid. Se alterarin por oscilacién clic, o se mezclardn: sera ers ‘ico analiza slo adel momento, como si fuese una tendencia histé- ‘Para concluis, diremos queen los regimenes que preceden la demo- ‘raca (y la modemnidad), la esfera piblica es delaradamente privada, pssrimonial. El poder pertenecea algunos, como la tera el oro. Las libertades son un regalo de quien pose ls aves; con las magitratu- » ras puede comerciarse. Ax{ pues, desde el momento en que la esfera pilblics corre el riesgo de deslzarse nuevarnente hacia lo privado la sdemocracia esti en peligro de czr incluso en un nuevo medioevo LOS MOVIMIENTOS COMO ESPERANZA 28 Leclipsepartizcrtico de la democracia et continuamente en tc 0 de sute un desstre. Como ya sabemos, la —hratia del demos lleva en las entra pukiones hacia ef haraki. Se sstiene sobte sf misma: decide leyes conta cl individuofdlsidene y contra la jgalded de opor- tunidades de cada tno tespecto al bo, af cs, la cultura, la informa sign, a acceso electoral mina los “fundamentos" dl principio de ma yora (de Las concrete, irepetiblesexistencas que la consiuyen), es deci autos del nomas que la constiuye Este eclipse de Ia democracia (provocada por a hemorragia de la patticipacién/ciudadanta, colapsada por haberse delegado a la ficcn) fermenta en un efculo vicioso: partocracia y populisme autoritatio se allmentan reefprocamente (de formas inditas, entre el show y la Yideocracia), en un precipiciohelicoidal que propicia la caste, Fanciona ast: bajo el dominio de ls partidos-méquina (0 videoparti- dos-empresa), la politica es absorbida por ef horizonte privado de la sociedad de mercado, como un sect homologado al resto de sectores mercadotéenicos, dstinguible silo funcionalmente (en un mercado incurablemente convertido en espectfculo y mentira). El ciudadan se ‘atingue en lo privados al estar privado de la scberani, se refi en lo privado del éxito (includes los afectos, medidos con el mismo erterio de presupuesto:éritaofracaso de un matrimonio, vencedores pete. lores en la enttega en custodia de un hijo). Pero cuando el desafecto con respect ala politica (realmente existen- 1c) no cistalia en indignacién, y éta no floece en accién autSnoma {para obtener on pola), esignéndose al simple resultado del aconte- cliiento clectoral (0 al vowo "él", crcunstancia que en la papeeta no pate), espacio publica se disgrepa en tema bala deslade donde sblo florece euberante la espiralvciose de la apatia. Un cldo de eutvo ideal para cada aventura extra-democrtica, predadora de libertad. De hecho esas, la retrada de ls electores agrava el monopolio de los politicos de profesi6n (en lugar de ponerlos en guardia sobre el dlesapego que les asedia, Se creen mas que aun “egtimados": en as ‘urnas no ha habido ninguna disensin que pusiese en tla de juicio st dlivsin del pastel del poder. Un diabelico peneverare se convert en dlindefectible norte de su brijola, El desapego, creciendo en hostli- dad, maar un paso mds en la clausura de los ciudadanos en la esfe- ta privaday en la apaia politica. Una espiral que tapa cualquier seal de ctss, que oculta la cuchilla del descontenco mientras se convierte en un abismo, De esta forma, Francia despierta conmocionada el dia ‘nique Le Pen supera a Jospin (y la suma de los votos totskstas y dela inquiends herdia suplanta al premier sliente); aunque todo ya estaba ‘escrito y no con jerogltcos tan solo era suficiente querer let. Asimis- ‘no, Holanda consgieibratse de un estuporandlogo sé gracias aun golpe mis trigco el de un homicidio. Es ini dark vulas. “Tras la aparenteestabilidad (de la acosatisfecha ativez paritocrsti- ca, yal yeu servic coxo del apologlaefundida por los medios de comunicacin 0 por la politlogt) alf donde se derrumba la partcipa- cin civil se abe la vordgine de un Agora convertida en escombros, donde puede instalarse cualquier despotismo (0 abuso procedente dela pequefa pantalla). Es ef mundo de Orwell, en defiitiva, aun- ‘que en versin light. Por lo dems, han sucedido cosas peores (en Ttalia, en Alemania, en Espafia, en Portugal, en Grecia, por no ha- blar de América Latina) sobre ls euinas del esprit vic, lobotomi zado por la sustracin del espacio pblic, en un Hiitofe ayer s€bmo exorcia a emai del abvenisng?{Cémo deer be de- sivasuicida de apa ;COmoinmuniar comes anderen? {Con fut anicuerpos? {timo acta en dein, poica lcndadao? ‘Dela nies forma posble:estnyendo al cudadao sober y poder, ‘es.decir, garantizdndole la decisién sobre la cosa publica. De la demo- Gracia foal hemos paso ala democraca ils (aun on aparen Gialos menses ys insttaconesdiguen send as isos). Aor se rata de pas de a democracs fla aI democrac fora x dec, deinen lo mecanisos dela dela sesuesrads orp Stozracin,pisoteados por fa pac speci, fsa po os po- pully, nsinuconalzando mecanismos que desbarten ena mpeo- Pablidad alentoria nuevos aljaientos dela ier Peer suchas con los ojos abies, cll en elie de visonatos de una demoanciaimpodble de enconta side, De hecho la soe dal de sided“ geomet vale’ patce rear ene ls “anions ie” el sugimiento de moimicnor de vrai ni vera ques tran ica minora de sre frupamicntos Henao Gdigenes de ibe democrico, como ys Shea) Tana “viene pico que hipoteca —a favor dl monopai debs pros miguia-~ cule contovera sobre la ei dela demoradi I erica (mucho me extn) dea demo- craciaswealmente exten leata sl a eados bale, Hl malesar Ge exigmatia la pollca parceriea eat puntos aos nemo dela democraci, Por conigient, es mejor magane lr menesta pai woe, 9 Quizds no sea importante, pero el sibado 15 de febrero de 2003, cien millones de individuos, en veinticuatro horas, de una punta a ‘otra del planeta azul, sin esructuras de partidos a las espaldas, y mis cy bien en contra de la coalicién de los establishment y de la potencia de smentira de la cortina de fuego de los medios ce comunicacién le ma- sas, salen apasionadamente ala elle manifestindose contra la guerra , segin la opinién comvin, caracteriados por una evidente grisura cmotiva: la ley igual para tvios, para empezar. Un tema anterior al siglo XIX, la balerce mencionada en 1748 por Chatles-Louis de Se condat (barén de Montesquicu), en lugar dela guerilaigualitaria del Che’. En segundo lugar, la libertad y plualidad de la informacién: algo inprocindible (para cualquier democracia moderad) segin las palabras pronunciadas en 1835 de Chasles-Alexis Henri Clérel de ‘Tocqueville (al estudjarlos Estados Unidos de América), en absoluto un andrquico ante fiers EL “sujeto" de esa impresionante aucoconvocatoria no ese trabaja- dor asalariado que, al combatr el capital, condena, junto con su pro- pia clase, a toda la sociedad al infiemo del comunisino, ni siquiera el. ddogmitico furor —hacia las multinacionales— de una genetacién ‘mimada porla opulenca, addical consumismo contea el ques gia (Como los estereotipos del pensamiento vinico.) Sino el bueno, viejo Y burguesisimo citgen, que revindica lao exeepeiones del principio todavta més burpués de leglidad. En definitiva, un twiunfo dela clase media, venerado fetiche de todos los conservadores -y mimadsimo enfin gt de los reformists sin refoemas No ha habido ninguna revindicacin comporativa, ninguna identidad as separada, sino la voluntad de expresar (representa!) cada una de ls ‘motivaciones “privadas’ (personales 0 de grupo) con la forma mis general del interés piblico. El ser-ciudadano como Gnicae irrenun- lable idencidad propia: un mentis en el acto (un ments en la calle ids de tin millén) de todos ls previsiones sobre el caricter inevita- blemente egotstac iresponsable de los movimientos en nuestra época individualista y dominada por los medios de comunicacién de masa (un oximoron, en definitiva, pero ast son las coss). 30 [Ast pues, estamos ante un clamoroso ¢ impensable éxito de masa justamente para revindicar el primado de la poltica, ese blas6n pre- dllecto (por las palabras y no por los hechos) también del politico de ‘oficio. Aqui se trata de la politica considerada en ef marco de la cohe- rencia de los principios, de los que se alardea en todas las constitu ‘ions, peto que son mis 0 menos insultados por los politicos de apa- rato y de tubo catédico, que los rebajan con su arrogancia daria. EL primado de la politica (la seriedad, la coherencia) contr los politicos de la asociacién monopolista ‘Una manifestacin que nadie ha organizado, la del 14 de septiem- bre, fue convocada en pleno verano por Nanni Moret y “organiza- legalidad —> medios de comunicacién de mast —> eta), nuesta vida cotidiana intervene sin descanso en cualquier punto, para refor- zala 0 desgastara: (eas) todo es politica, aunque nunea con la misma incensidad. ‘Asi pues, los democréticos sin adjetivos (pues son cemocriticos 6 Brat sons frase pad (eo bin de i “be scone) ein ct como ie Po coherentes) son tnicament los ciudadanos y ls patios comprome- tidos diariamence en deshacer(yno silo por fa noche) el brocao pee- suasivo del conformismo, la telarafa sin liberalismo entretjida. cada lia por obediencias al establishment, connivencias partitocdticas y servidumbres voluntaris. La de Pendlope es una resistencia cuyo final no esté abocado a la derot EL individuo que debe construire —con las politcas democrit- cas—es, porlo tanto, e de ls libres opiniones, el del esta crftico, cf de la cleccién consciente y no el replicate del conformismo de ‘mercado (también cultural y obligado). Debe constuirse el indivi- duo de as libertades poiticas y de los derechos civiles (y de los debe- res cfvicos) que hemos perseguido a lo largo de muchas piginas, y no af ser-propictario igualado gregariamente por el ansia mimétca (y onanisa) del consumismo de masa. El arstocrético, en defiaitva, Por tanto, la democracia es la aproximacién incansabe (asinu6tia) a la aristoracia de masa (otro oximoron necesaro), donde el conjunto de los ciudadanos es traado como exe moderno Principe que efectiva- mente debe set El conjunto de los cudadanes, el cada uno de carne yy hueso, y no st idea evanescence La democracies Ia igualdad en la arstocraci (y la aristocraca en la igualdad) un oximoton mayor yan més necesario. Se tata pues, de tuna aristocracia sn privileio: fa aitocracia de todas, la aristocracia delos guales, que excluye el privlego,l arstocracia de todos los dsi- dents. El enemigo de este disidente es tu verdadero enemigo. La poli- tica que siembra conformismo (lo recolecta: de forma abundante) teabaja contra la democracis. Por tanto, antidemocrtice. Oextra-de- rmocrtica,indiferente ala democraca, para ser algo optimists. ‘Asi pues, exsten cricris-gula inequivocos (por ejemplo, valores) para juzgar y elegi las polticas demoeriicas (sustantivas), y las que nolo son, a pear de cualquier consenso. Dichas eiteros los hemos ha- lado, sin embargo, a partir de los dos miclees procedimentlesuns- nimementeaceptados por lo que se refer al concepro de democraciaz 104 Ja reg de la mayorfa y el principio “un hombre, un voto", Es esen- cial confirmarlo ahora, a manera de conclusién de este modestisimo viaje tormentoso por el teritorio de la democracs, sobre todo porque dl partido dela heteronomla —del pode lejtimadoen oto haga ya no lucha frontalmente contra el de Ia autonomia (del poder de cada uno, en el fnito“aqut y ahora” de cada existencia) con atieudes reac-

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