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(dome XI KITT Meditaciones pascalianas FUP GL VWI COU C Wve ny ‘Tu de iin wen ‘edatons pessalionsee Sins Seat Parade ao Vas Ustracion: «Nagel, Gather Hecker, 1968, ‘Aachen, Nese Gales Col Lode (© EDNORIAT ANAGRAMA, SA. 1999 ‘Pa dela Creu 58 ‘084 Bareslona ISBN: 84.235.0572.4 Depts egal 86016-1999 rinsed in Spin Lierduples, SL, Constiucs, 19, 08014 Baeelona Introduccién He tomado la decisién de exponer una serie de eucstiones que hhubiera preferido dejar ala filosofia porque me ha parecido que, pese a ser tan inquiidora, no las propone; y también porque no ‘sa de plantear, en particular a propésito de las cencias sociales, ciertos incerrogantes que no me parecen obvios y, al mismo tiem- po, se guarda muy mucho de hacerse preguntas acerca de ls 220- nes, y mis ain de las causa, 2 menudo muy poco filosdfcas, de «sas inteogaciones suyas. Me proponta,en efecto, llevar ia critica {en el sentido kantiano) de la ra26n sapiente hasta un punto que Jos cuestionamientos no suelen tocar y trata de explicitar los pre~ supuestosinscrtos en la situacién de schol, de oco, vempo libre y liberado de las urgencias del mundo que posibilita una relacin libre y liberada con esas urgencias y ese mundo. Porque hay ildso: fos que, no contentos con introducir esas presupesiciones en su prictica, como otros profesionales del pensamiento fas han lleva do al orden del discurso no tanto para anaizarlas como pata lei Habria podido, para justfcar una investigacién que espera fa- cilcar el acceso & unas verdades que la filosofla contribuye a hacer Aificiles de alcanzat,aducir el ejemplo de ciertos pensadores, como Wiregenstein, que los filésofos no andan lejos de considerar ene imigos dela filosofla porque le otorgan, como primera misién, la de disolverilusionesy, en pariculas, las que la tradieién filosdfica produce y reproduce. Pero tenia diversas razones, de lo que espero conveneer al lector, para colocar estas reflexiones bajo la égida de 9 Pascal. Desde hace ya tiempo ha side mi costumbre, cuando me preguntan, generalmente con mala intencién, por mis relacones con Marx, responder que, llegado el caso de no tener més zemedio que afiliarme, me diria més bien pascaliano: pensaba, en concrero, en lo que se refier al poder simbélico, aspecto en el que la afini. dad es més aparente, yen otros aspectos dela obra, menos cvider ‘es, como la renuacia dla ambicién de establecer principis, Pero, mds que nada, siempre habia agradecido a Pascal, tl y como yo lo cotendia, su soliceud, desprovista de cualquier ingenuidad popu. lista, por el «comin de los hombres» y las «opiniones sinas del pueblon y también su propésio, indisociable de ell, de indagar siempre Ia eran de los efectos, la ran de ser de los comport ‘mientos humsanos sparentemente més inconsecucntes 6 mis iri- Sotios ~como «pasarse el da cortiendo tras una liebrer~ en ver de indignarse por ello 0 buslarse, coma hacen los listillos, siempre dlispuestos a chacerse los fildsofose o a tratar de asombrar con sus asombros fuera de lo comiin 2 propésito de la vanidad de las opi hones de sencido comdin, Convencido de que Pascal tenfarazén cuando decla que ela verdadera flosofia se mofa dela filosofie, he lamentado a menu do que ls reglas de la correccién escoléstica me impidieran tomar al pie de la letra ese lema: en més de una ocasién he tenido ganas de emplear, contra la violencia simbéica que se ejerce a menudo ‘en nombre del ilosofia,y en primer lugar sobre ls propics Al sofos, las armas més cominmence tilizadas para contrartesta los efectos de esa violencia: Ia iron, el remedo o la parodia. ;Cino no envidiar la libertad de los escritores (la evocacién por Thomas Bernhard del ditsch heideggeriano, o por Elftede Jelinek de las fa liginosas brumas de los idealists alemanes), 0 ia de los artistas que, de Duchamp a Devautout, no han cesado de poner en jucgo, en.su prdctca habitual, la fe en el arte y los artistas? La vanidad de atribuir a a Blosofia,y las palabras de los in- telectuales,efecos tan colossles como inmediatos me patece el «jemplo por antonomasia de lo que Schopenhauer llamaba lo 95- ico pedantes, entendiendo por ello el ridiculo en el que se ines te cuando se reaiza una accién que no esté comprendida en su concepro, como un caballo que al interveniren una obra de teatro 0 llenara de bofigas el escenario, Si algo eompazten nuestros fildso- fos, emodernose o «posmodernos», mis alli de los conflicts que Jos enffentan, es ese exceso de confianta en los poderes dl dscur- so, Ilusidn tpica de eetor, eprofesor, eapar de tomar el comenta- ro académico por un acto politico 6 la critica de los textos por tuna manifesacin de resistencia, y de vivir las revoluciones en el orden de las palabras como revoluciones radicales en el orden de las cosas. {Cémo evita sucumbir a este suefio de omnipotencia, ideal ‘para susctarimpulsos de identificacién arrebatada con los grandes ppapeles heroics? Creo que lo que importa, en primer luge, es re- flexionar no sélo sobre los limites dl pensamniento y sus poderes, sino también sobre las condiciones de su ejercicio, que inducen tantos pensadores @ superar los limites de una experiencia social por fuera pazcaly local n lo geogrific yen lo social, ccuns- caita a una exigua parcela, siempre la misma, del universo social, € incluso intelectual, como pone de manifisto la cerrazén de las re- ferencias invocadas, a menudo reducidas a una disciplina y una tradicién nacional. La atenta observacién del discurrir det mundo Aber, sin embargo, inclinar a una mayor humildad, pues es pa- tens que fos poets ile nunea reatan mis eles ‘que cuando se ejercen en la direccién que sefalan las tendencias ininanentes del orden social, ya que multiplican entonces de for- ma indiseatible, por la omisiin 0 el compromiso, los efectos de las fueraas del mundo, que asthismo se expresan a ravés de ellos. 'No ignoro que fo que tengo que decir aqul,y que durante mu cho tiempo he qucrido dejar, por lo menos en parte, en Jo implici- to de un sentido prictico de las cosas ceric, se fundamenta en Jas experiencas singulares ysingularmente limitadas, de una exis tencia particular; y que los acontecimientos del mundo, ola peri- pecias de ls vida universicria, pueden afectar muy profundamente las conciencias y los inconscientes.:Significa ello que mi propésito tenga que estar particularizado o relaivizado? Se ha relacionado el interés que los caballeros de Port-Royal manifesaron siempre por la autoridad y la obediencia,y cl empecinamiento de que hicieron ‘ala para escablecer los prineipios de ambas, con el hecho de que, aunque muy privilegiados,en especial desde un punto de vstacul- n turalycasizddos pertenecan a [a aristocraciaburguesa de ls goli- las; caregorfa socal todavia muy distinc, para las demas y pare si, dela noblesa cuyas insolencias soportaba con iritacién. Aunque fu particular lucidez respecco a los valores aristocréticos y los fun- damentos simbdlicos de Iz autoridad, en especial la nobiliaia, pudo deberseen parte a es situacién ambigua que ls predisponia, 2 las actiudesertias hacia los poderes temporaes, de la Igleiia 0 del Estado, no por ello pierden un Apice de su validez las verdades ‘que esa particular lucider les permitid descubrit. Hay que repudiar los vesigios de moralismo, rligiso 0 pol- tico, que inspran veladamente numerosasinterrogaciones de apa- tiencia epistemologica. En el Ambito del pensamiento, no hay, como recordabe Nietzsche, inmaculada concepeién; pero tamp 0 hay pocado original. ¥ aunque se pudiera demostrar que quien hallé la verdad tenfa incerés en hacerlo, su descubrimicnto no quedaria devaluado por ello. Quienes desean creer en el milagro ddl pensamiento spurov deberin resgnarse a admitir que el amor ala verdad o la vir, como cualquier otra disposicién del éni- smo, es necesariamente tributatio de las condiciones en las que se ha formado, es decir, de una posicién y una trayectoria sociales. Por mi pare, estoy convencido de que, a la hora de tratar de pen- sar las cosas de la vida intelectual, donde tantas de auestasinver- siones estén colocadas y donde, por consiguiente, el aechazo del stb ins lwo al vend de que habla Psa on particulazmente intensos y estin particularmente excendidos (an- {que sea en la forma invertida de la falsa lucidea perversa del resen- fimiento), un poco de interés personal por halla Ja verdad (que ficilmente secé denunciado como denuncia) no esté, ni mucho ‘menos, de mas. Pero la wulnerabilidad extrema de las ciencias histéricas, las primeras en quedar expuestas al peligro de telativizaciin que ellos mismos provocan, no carece de ventajas. ¥ podrfa invocar la vigi- Tancia particular respecto alas imposiciones o las seducciones de las mods o las distraccionesintelectuales que por fuerza inspira cl hecho de tomarlas permanentemente por objeto: y, sobre todo, la labor de critica, comprobacién y elaboracién, en una palabra, de sublimacién, a a que he sometido los impultos, las sublevaciones R 6 las indignaciones de las que pucierasurgie tal 6 cual intuicion, a o aquella antcipacién. Cuando sometia a examen, sin mira- rmientos, el mundo del cual formaba parte, no podia ignorar que nnecesatiamente me someti a mis propiosandlss,y que haca en trega de unos instrumentos que se podfan utilizar contra mi: pues la comparacin con el carador cazado, que se suele emplear en ca sos semejances, designa, sencillamente, una de las formas, muy efi- ‘az, de fa introspeccién tal como la concibo, es decit, como una cempresacolectiva. ‘Consciente de que el privilegio de que gozan quienes se en- ‘ueniran en stuacién de ougarseramentes, seg la expresin de Platén, porque su estado (0, hoy en dia, ef Estado} les facta los redios pata hacelo, podis orientar 0 limitar mi pensemiento, siempre he exigido de los instrumentos de conocimiento més des- ‘atnadamente objetivanes de los que pudiera dsponer que eran «simismo instrumentos de conocimiento de m{ mismo; yen pri- rer lugs, como «ujeto conocientes. De este modo he aprendido mucho de dos trabajos de investgacién que, llevados a cabo en. universossocialmente muy aljados -laaldea de mi infancia y las tuniversidades parsienses-, me han permicido exploran, en tanto aque observador objtivisa, algunas dels regiones més oscuras de i subjetividad."* Estoy convencido, en efsero, de que una ext pzesa de objetivaci liberaa de la indulgencia y la complacencia particulares que suele exigitse y concederse a las evocaciones de la aventura intelectual es lo nico que puede permicir descubrir, con el propésiro de superaros, determinados limites del pensamiento,, especialmente aquellos que tienen como principio el privilego Siempre me han eausado cierca impacienca las «palabras am- ppulosss, como dice Pascal y la afirmacidn categérica de tess ina pelables, mediante las cuales suelen significarse las grandes ambi- cones intelectuales:y, sin duda, un poco por reaccién contra la aficidn por las condiciones previas epistemolégicas y we6ticas, 0 por los comentarios interminables de ls autores canénicos, nunca hhe querido escurir el buleo ante las tareas consideradas més hu mildes del oficio de emélogo 0 de socidlogo: observacién directa, Las ots eatin grape al final de obra, apart el pine 325 13 ntevita, codifcacin de los datos o adits estadtico. Sin caer en el culto inicitico del trabajo de campor o el fetichisme de los dats, cena, no obstants, la sensacién de que, por au propio contenido, més modesto y més prictic, y por las stlidas a mon, do que implicaban, estas actividades ~que no requieren menee in tcligencia que ous, dicho sea de paso erin una de las posi des que se me ofectan para escapar del aislamientaexcelisice do gence de gabinete de biblioteca, de cursos y de dicurss que ot ‘ice profesional me oblgaba a fiecuentar, Por lo tanto, podta acompafat casi cada tna de mis actuacionesen lo que se whee s alueescrbo, que me han permitido sentitme autotizade » ove las sin aportar cade vex todas las pruchas jusifcativas en un tomo que puede pares, en algunos casos, demasiado abropto, ls Proposiciones generales que presuponian o me hablan permiide sstablecer? El socidlogo tiene la particularided, que no consttuye, ni mux cho menos, un privilegio, de ser aquel cuya tarea consite tn on Drosar las cosas del mundo social, y en expresarat,en la media deo posible, como son; no hay en ello nada de anormal e nek so puede consideratse uivia. Lo que hace que su siuacidn we ‘uelva paradéjca,insostenible a veces, es el hecho de estat rode do de personas que o bien ignoran (activamente) cl mundo socal 7/20 lo mencionan -y sera el ieimo en reprochar 1 los artisan, los escrtores, ls cintfcos, que se vuelquen por entero ca nay uchacetes- 0 bien se preacupan y hablan de dl, a veces mucho, Pero sin saber lo suficiente (lo que ocurre incluso entre los socid. {2805 profesional): no es nfecuene, cuando se asocia config. foranca, la indiferencia o el despreci, que le obligacion de he, bat que imponen la seduccién de una notoriedad ripidaments tdquitida o las modas y los modelos dl juego intelectual inde j fblar en todas partes del mundo social, pero como si no se ha plas de do como si slo se hablara de él para olvderle major y hacerlo olvidar; en una palabra, negindolo, De este modo, cuando, sencllamente, hace lo que tiene que haces, el socislogorompe el circulo migica de la negucién elena, 4 va: al empefiarse en Ta recuperacién de lo inhibido, al watar de ‘comprender y dar a conocer lo que el nie del saber pcre Fas, en particular sobre sf mismo, asume el riesgo de que los demi lo vean tn poo com el tid que wie ls Eoin Pero ccon quién se va air de la lengua si no es justamente con aguellos con los que, al hacerlo, se desolidariza y por pate de uiencs no puede esperar ningtin reconocimiento por sus descu- Drinienes, ns revcacnes © us confeonr (pe ens ae Perversos, hay que reconocerlo, puesto que también valen, por ex- tensida, para todos sus iguales)? Sé muy bien a que se expone quien se esuerza por combatir 4a represién, tan poderosa en el mundo puro y perfecto del pensa- siento, de todo lo que atafe a la realidad social. Sé que tendré que wémels con la indignacin virtua de los que recusn,i- cluso como hipétesis de trabajo, cl esfuerzo de objetivacién: ora Porque, en nombre de la ineductibiidad del esujeto>, de su in- mersién en el tempo, que lo condena al cambio incesante y la singularidad,idenciican cualquier centatva par converitla en ‘objeto de ciencia con una especie de usurpacién de un atributo , coa las condiciones ‘econémicas y sociales que las posbilitan; es decir, hay que superar * Versi castellna: Boigu de utr de lac emecons, rad de Mé- ica Acherof, lines Farol, Mai 1987. (8. de) 31 ! (i xin las condiciones sociales y las situaciones histéricas. A medi- disque uno se vaalejando de las regionesinferiores del paca so &xito en los ejercicios escolisticos, sobre todo, los més formales, aprendizaje eseolar que, al estar liberado de la sancién directa de 32 ciones reales, pero dejando abicre la posibilidad de’buscar y pro- bar soluciones en condiciones de riesgo minim, significa Is oca- sin de adquitir por afiadidura, con el habieo, Is disposicién per- ‘manente para llevar a cabo la dstanciacién de lo real direcamente percibido que consttuye la condicin de la mayor pare de is ela- boraciones simbélicas. 1A GRAN REPRESION Pero la disposicién escolstica debe sus rasgos ms significati- vos al proceso de diferenciacién mediante el cual los diferentes, ‘campos de produccién simbélica se autonomizaron y constiraye- ron como tales al tiempo que se diseingufan ast del universo eco- nnémico, también en vas de constitucién. Un proceso inseparable de la verdadera revoluciSn simbélica mediante la cual las socieda- des europeas han conseguide superar poco a poco a negacién de lo econdmico sobre la cual se fundamentaban las sociedades pre- capitalists y reconocer explicitamente a las acciones econdmicas, ‘en une especie de confesién ante si mismas, los fines econémicos ‘en fancin de ls cuales desde siempre se habfan orientado. {El campo filoséfico es, sin luger a dudas, el primer campo es- colistico que se consttuyé, al autonomizarc respecto al carnpo teligiso, en la Grecia del siglo V antes de nuestra ers; y la historia, de este proceso de autonomizacin y de la instauracién de un uni- verso de discusién sometido a sus propias reglas es inseparable de Ja historia del proceso que lew de la ras analgica Ia del mito y el rito—a la razén légica Ia de Ia flosofia~:lareflexin sabre la logica de la argumentacién, mitica primero ~en particular con la incerrogacin sobre la analogla~ rericay ldgica después, va par reja a la constitucién de un campo de compecencia, liberado de las prescripciones de la sabidura religioss sin estar dominado por las coerciones de un monopolio escolar; en este campo, cada cual sirve de pablico alos demés, est constantementeatento alos de- sds y dererminado por lo que étos dicen, en una confrontacién, permanente que poco a poco se va tomando a s misma como ob- jeto, y se lleva a cabo mediante una investigacin de las regas de 38 Ja égica inseparable de una investigacin de las reglas de la comu nicacign y el acuerdo intersubjetve ‘Este prototipo del mundo escoléstco presenta en forma de tipo ideal rodos fos raxgos de la rupeura excoléstica: por ejemplo, los mitos y los tvos dejan de ser actos pricticos de creencia s0- smetidos a una ldgica prictica ~que empieza a resultar dificil de ‘entender, para transformarse en objetos de asombro ¢ interro- gAci6n teéricos 0 en apuestas de rivalidades hermenéaticas, en particular con la introduceién de desfases més 0 menos sutles cn la intepretacién de la cultura consagrada o la reintroduccién distintiva de mitos abandonados, como los de Hécate o Promete. Se asiste también al nacimiento de problemas tipicamente excolis ticos, como la cuestin de saber si se puede ensefiar la excelencia. ‘Con la tercera generacién de sofista y la insticucionalizacién de la cscuela surgen el juego intelectual gratuito, la critica, y el interés por el discurso considerado en si mismo, en su forma légica 0 es- tttica, Pero las consecuencias dela insiucionalizacién dela sholéen tun orden escolar ~precisamente las mismas que registra el uso co- rriente, y peyorativo, del adjetivo escolistico~ se presentan con claridad meridiana en la Edad Media, por ejemplo, cusndo la filo sofia, al dejar de constituir un modo de vida. se convierte en una actividad puramente tedrca y abstract y cada vez mds reducida & tun discus, articulado en un lenguajetéenico reervado de modo exclusivo alos especialisas Cuando, en la Telia del Renacimienro, vuelve a sucgt, tras un prolongado eclipse un campo escoldstico en el que se reinicia el proceso de diferenciacion de le religion y la ciencia, de la razén. analégica y la razbn logica, de la alquimia y la quimica, de la as- srologla y la astronomia, de la politica y la sociologla, ercécra!" ya se esbozan las primeras grictas, que no dejarin de ampliarse hasta el desgajamienco completo de los campos cieatifico, litera- tio y arto, y se perila un proceso de autonomizacién de esos diferentes campos en relacin con el campo filséfico, que queda as desposefdo de lo esencal de sus objeto y seve obligado a rede- Sinirse sin cesar, en particular en su relacién con los demés campos ¥ con el conocimiento que tienen de su objeto.) 4 Sélo al cabo de una lenta evolucién tendente a despojar de su aspecto propiamente simbdlico alos actos y las raciones de pro- duccién ha podido constiuise la economia come tah, en la objeti- vidad de un univers separado, regido por sus leyes props, ls del caleulo interesado, la competencia y la explotacin; y también, pero mucho mis tarde, en la teorla econémica (epuras) que reps a, inseribiéndola técitamente en la base de su construccién de objeto, la raprura socal y Ia abstraceién préctica cuyo producto es, al easmos econémico, Pero, a a invers, slo a cosa de una ruptura tendence a reprimir en el mundo inferior de la economia el aspecto, econdmico de los acto y ls telaciones de produccién propiamence simbélicos han podido consituirse los diferentes universos de pro- duccién simbélioos en tanto que microcosmos estancos y separa dos, donde se levan a cabo unas acciones simbilicas de cabo a rabo, pus y desinceresadas (desde el punto de vista de la econo- sla econémica), basadas en la negecino la represién de la parte de trabsjo productivo que implican. (El proceso de auronomiza- in y epurficacién» de ls diferentes univers esti, por lo demas, lejos de haber concluido, tanto en lo reference a la economia, que todavia otorga un lugar considerable a os hechos y los efectos sim boélicos, como en lo que atafc a las actividades simbélicas, que sempre tienen una dimensin econémica que les es negad) ara comprender esa doble suptura no basta con tener en cuenta és 0 aquélla de las transformaciones sociales que han ido parcjas con el desarrollo de la economia propiamente cconémica, ya se tate de la apaicién de los eespecialistas del conocimiento prictico» ~ingenieros, éenicos,contables, juristas, médicos-, que, como sugjete Sartre en su Plaidayer pour ls inselecrues estarian predispuestos, gracias 2 una misteiosa correspondencia expresiva, ‘2 asumie la funcié de winclecruales orgénicos de la burgusian!= © del advenimiento de una seorporaciény de los hombres de le~ ‘tas, ptopensos a extender a lo politico el prineipio del debace pu blico y ertico que habian instaurado en la replica de las letras, ‘como indica Habermas en su andlisis de la etransformaciones es- teueturales del espacio publica." De hecho, todos estas nuevos agentes sociales ~respecto alos cuales no resulta equivocado decir qe, cada cual asu manera, contibuirin a la invencn de lo uni- 35 erly. guesa través de los flésofos de las luce, se converin ielusd en sus poravoces-sdlo han podido cumplir esta funeién Fisica porque eaban prisoneros de unos campos relatvamen- fe-auténomos caya necesidad, al advenimiento de la eval contri bulan,resultabaevidente pare ellos. Al serles posible liberarse paulatinamente de ls preocupacio- nes materiales, en particular gracias a los beneficos proporciona dos por la venta directa 0 inditecta de conacimients prcticos 4 Jas empresas comerciales o al Estado, e ir acumiulando durante exe proceso, merced a su tabajo y por medio de dl, unas competen- cis (adquitidas inicalmente en la escuela) capaces de Rincionar como capital cultural, han tenido cada vex més proclvidad -y tambign cada vez més capacidad~ para afirmar su autonomia ind vidual y colectiva respecto a los poderes econdmicos y politicos aque tenfan necesidad de sus servicios (y especto alas astocracias basadas en el linge, alas que oponen ls justficaciones del merito y ambidn, cada vez mis a menudo, dl don) Pero, a eambio, fue Ia ldgica de los campos ciencficos en vias de consttucin, la dela competencia interna que resutaba posible gracias a fa rupeura so. cial con ef universo de la economia y el mundo de la prictia, lo 4que, al obligarlos a movlzar en cada momo, en sus nuevas Iu. has, los recursos especficos acumuladas en el transcurso de las Juchas anteriores, los impulsé a crear las regls y ls epularidades expec de microcosmes ida por unt gic social favorable alla sistematizacin y la racionalizcin, ax como a hacer progse- seas dees fas Gud, cen, area cede de racionaldad y univesalidad, a represidn de las deverminaciones materiales de ls précticas simblcas es parccularmence visible en los momentos iniciales del proceso de autonomizacién del campo artistic: mediante la confiontacién permanente entre arises y mecenas la actividad pictrica se afirma poco a poco como actividad espectics ite ductible a un mero trabajo de produccién material susceptible de Yaloraciénsegin el mero valor del rempo empleado y los colores ttlizados,y reivindica, por ell, el status otorgado a ls acivida- des intelectuales mas nobles." Ese lento y doloroso proceso de sublimacién, mediante el cual Ia prctcapicttica se afirma como 36 sctivided puramente simbélica al negar sus condiciones materiales de posiilidad, muestra una manifiestaafinidad con el proceso de diferenciacion del eabajo productive y el trabajo simbélico que se desarolla de modo paralelo. La emergencia de universos que, como fos mundos escolistcos, preseatan poticiones on las que uno puede seatirse con fundamento para aprchender el mundo como representacién, como especriculo, para cantemplaco de le- josy desde las alturas y organizarlo como un conjunto destinado al mero conocimiento, favorec6, sin duds, el desarrollo de una nueva dsposicién 0, s se prefite, de una vsién del mundo, en el sentido verdadero, que hallaré su exprsién tanto en los primeros ‘mapas geogrficos ecentificos+ como en la representacion galiea- na del mundo o la petspectva pictérica (Gracias a una relectra reciente de Evoluion pédagogigue en ‘France he rememorado la espléndida evocacién que hace Durk- heim del deseubrimiento, por ls hombres cultos del siglo xv, de 1a visién del mundo que llamo escoldsica: sPaece, pues, que, de forma genera, en el siglo xt, por lo menos en toda la ampliud de es sociedad culta cuyas ideas y setimientos han legado hasta nosotros a avés de literatura [..], se concibié como realizable, ‘como reilizindose incluso, una vida liberada de todas exes coer cones y esas servidumbres, un estilo de vida en el que la actividad no se vera obligada subordinarse a fins estechamente uli trios, a canalizarse, @ acompasarse para adapearse alo ral, sno en el que, por el contaro, la vide se prodigaria por el meto placer de prodigarse, por la gloria ylabelera que se autoconcede cuando se despliega con total libertad, sin necesidad de tener en cuenta la realidad y sus exigencies» Durkheim vincula la seasscién de poder, de auronomi, de independencia, de actividad no sujeta e wabss+ ‘que experimentan los hombres del Renacimiento la cual se mani- fiesta de modo especial en unas teoras pedagégicas que «han per- do de vista las necesidadesinmediatas de la vida y la urgencia de poner antcipadamente al nifio en condiciones de hacetles frente, con el surgimiento de un nuevo estilo de vida, asu vez vinculado a unas condiciones de existencia nuevas, y ve peefecamente que, mis alld de las diferencias que los separan, los distintos sistas pedagdgicos, humanistas 0 eruditos, que son fruro de esas cond 37 jos de une ciones, tienen en comin el hecho de digs os aes aristocracia prvilegiada, para quienes las . ppc, ns defini isc, onsen dd 1a elzeion mis cabal de la vsi6n exon: pone ico de sa dnicoy jo ~por lo tno, I aon de pita d specie nla pu (8) 7 {ibn ain deum aro gue dec ans be tread epeciia mediate unite igus «ini Nese Spa grea n mods de wisn, Des “Shien sbido papel pried en i imagen “e tng ads ensun ay co aren ane vena fa dlc leer, und dent de none Tarde uma ae ern mn pect todos os BOS UE San Auge single, ae Soret oe Gaerne de pus a Jf dos end expos reduc am men Soro a jeans ce ee ame vin, objet des jo lanian, de ene am simblca de una ob- racidn ro que «forma simbsliea : ee ee ee gato coma ce anol, Hevea cabo jetvaciin de lo subjtivon D: vista sabre e wires spone un punto de vista sob swe modo Ia perspectiva su ao de va Que cele sree Pe den ge ser come la ordnacén Bee eee ta doctinas de Alber es 9 a Sa lee (od pan pa eo velo ce cong oe Nbc nto. cego_poniendo Ia pespetiva en PenPore Camo hae, any. ero pars comprender compan: proceso de deboracén soil de et made diss 7 1 © cx verdaders inven bistrca que & a emis habsia que esablecer su correspondenca eon © OO A Ta irda onl una gop ieenccin ene oden canine De este modo ase waspone (ibe 38 if ee nest Schachtel del proceso que, en al desarrollo dl nino, tiende a conferit de modo progresivo prioridad a los «sentidos de dstan cia, la vista yl odo, capaces de fundamentar una visin objeiva y activa del mundo, en detrimento del taro y el gusto, orencadoe hacia los placeres 0 os desplaceresiamediato." se podtia antic parle hipSrsis de que la conquista dela visi escolistcs, objet vada en Ia petspectva, va pareja con un alejamieneo respect «los placeres relacionados con los asentidos de proximidadh, Ale Imiento que se traduce, en el orden de la ontogénesis individ, Pavilegiado por EmeseSchachtel,en una represdn progesiv 9, sin duds, mas o menos radical, sein los ambientes, de e primer, infancia y sus placeres, considerados vergonzosos. Inchiso cabe, como sostén de esta hipsvesis,aducir algunas observaciones histo rica: por cjemplo, as de Lucien Febvre, que en su libro sobre Re belas hace notar el predominio, en la poesia del siglo ‘ev, de los sentidas del olfato, el gusto ye tacto,y la escasez relativa de las tes ferencias visuales, y asimismo, las de Balchtine, que dan fe de a presencia wiunfune del cuerpo y sus fanciones ena festa popular premodern.” La conquista colectiva c individual de fami ula soberans, que 1 kcjs, en sentido espacial, pero también temporal, y aporta de te modo la posibilidad de prever y actuar en conseeuencia, a costa de una inkibicién de los apettos mas inmediatos o un apla- tamiento de su satisficcidn (por medio de un ascetisino idéneo ‘Para proporcionar una intensa sensacién de superioridad sobre el comtin de los mortales condenados a vivir al dia), tiene como contraparida un divorcio intelectuaist, sin equivalente en nine guna de las grandes civilizaciones:” un divocci entre el intelecto, considerado superior, y el cuerpo, tenido por inferior; entre log sentido mus absractos, la vinta y el ofdo (con las artes eortespon dlentes la pintura, cosa mental, y la musica, cuya aracionalina, ase custinatrleracuyo carte hidio en cgmati spe piedades dint dl dominado (egos, partclannene fa be ena actualdad) dejan de parecer imputables alr patio 98 Fidades de una historia coletivae individual mazcada por una re- laci6n de dominacin. Y¥, mediante una mera inversin de las eases y los efecto, se puede ast «culpa ala victima»impurando a su naturale la tes Ponsibilidad de las desposesiones, las mutilaciones o las priva- cones a las que se la somete. Entre miles de ejemplos, los més ‘otorios son, sin dua, fos que genctaba la stuacin colonial des. tacaremos una perla que romamos de Otto Weiinger, quien, en tuna obra que invoca la autoridad de fa flosofa kantiana, describe 4losjudis y las mujeres como las encarnaciones mas perniciosas del amenaza de heteronomia y desorden a la que estd expucsto el proyecto de Afelirang: considerando el apelidoy ch apego a és como «una dimensién necesara de la personalidad hamanas, e- procha a las majetes la ficldad con que abandonan el suyo y to- ‘man el de su marido, para conclu, con coda soberbia, que ela rajer catece de apellido por esenciz porque catece, por naturale 22, de personalidads."* Nos encontramos aqut ante el paredigma de todos los puralogismos del odio racisea, de los que se pueden encontrar ejemplos 2 diario en los discursos y las prctias respec 10 todos los grupos dominados y estigmatzades mujeres, ho- rmosexules,negos,inmigrances, menesterosor- alos que de este ‘modo se declara responsabes del destino al ques les somece 0 se Jes lama al orden de lo suniversals en cuanto se movizan para reivindicar los detechos 2 la universalidad que, de hecho, s¢ les niegan Pascal nos pone en guardia contra wos excess: exclu la r2 240, admit slo la azéne.” La poca rand que, al cabo de dia das huchashistricas, se he instiuido en la historia ha de ser de- fendi sn regu, en primer luga, mediante una critic incesante del fanatismo de la razén razonadora y los abusos de poder que ésta justia y que, como apuntaba Hegel, engendran el raciona~ lismo: lucgo, y sobre todo, mediante las luchas de una Redpoitie de la ranén que, para resltar eficaces, no pueden, como vere- ‘mos, limitarse «los enfrentamientos codificados de un dllogo =~ ional, que no conoce ni reconoce més fuerza que lade ls argue 99 { { i {LAS CONDICIONES IMTURAS DE UN PLACER PURO Ta tercera dimensi6n de la isin excoldstica esol universal ‘mo excético, cuya expresién mas pura formulé Kane en una inte- ‘ogacién sobre las condiciones de posibilidad del juicio extético due silencia las condiciones sociales de posibilidad de ese ju les que a todas luces supone el «juego desinteresado de la sensibil dade 0 el eejercicio puro de la facultad de sentir; en pocas pa Jabra, el Usmado uso trascendental de la sensbilidad. El placer «stético, ese «placer puro que todo hombre debe poder experimen ‘ar, como dice Kant, es el privilegio de quienes tienen acceso a las condiciones en las que la disposicién llamada «puras puede ‘onstituirse, Mas concretamente, se fundamenta en dos conjuntos de condiciones: por un lado, la aparicién, al cabo de una dilata evolucién, de un universo auténomo, el campo artstcn,liberado de las trabas econémicas y poliias, y sin sujecién a otra ley que aque él mismo se ha autoprescrito, es decie Ia del arte sin ms fin ue el propio arte; por otro lado, 1a ocupacién, en el seno del mundo social, de posiciones en las que la disposici6n «pura» que da acesso al placer «puros, es decir, puramente esttico, puede for. mmatse, especialmente mediante la edueacién familiar 0 escolan, y en ls que, una vez formada, puede ejercerse y, al mismo tiempo, cakivarse y perpensare. (Podria decirse exactamente lo mismo, dicho sea de paso, de la eleccién econémica racional o ilustrada, que supone, por un lado, la existencia de tun cosmos econdmico adecuado pata posibi- ltar el célculo y fa previsién y estimular el desarrollo y el ejerccio de la disposiciones para el cdleulo y para la previsién, que son la condicién de su funcionamiento,y, por ot lado, el 2cceso a las ‘condiciones en ls que las disposiciones prospectivasy caleulador 135 pueden formarse, eercersey, por lo tanto, fotalecerse) En efecto, toda reflexién estética ha de adoptar como punto de persia ia estadtcs, sin duda algo trivia, seg la cual la experanza ‘matemética de tener acceso al museo es estrechamente vinculada con el nivel de instruccin, 0, para set més exactos, con el ndmero de aos pasados en la escuela, Ia cual, como es sabido, slo reserva, 100 pot lo menos en Fac un espace my eco lain artstca propiamente dicha, lo que obliga 2 suponer la existencia de a Crtrt—“—wOOCO~—CizCzsCL=. eo ice recates que a ropenin abr x rimentar un goce estético ante unos objetos consagrados como y sacralizadores que llamamos museos, y que son como la insteu- cionalizacién desde ef punto de vist constituyente (nme) del ‘campo artstico, nada tiene de narural ni de universal, Por er fruro deur concn parila es props de hon mor oo de unos pocos privilegadas (aunque nada autorice a resee- a LLUr—OCOCOCN de reconocer la bellesay experimentar dl placer estsico que puede hallo no sus condiciones sociales de realizaciéa). En el ecremo opuesto dea tadicién abiertamentearistocedica aque, desde Platén a Heidegger, raifica de modo teéico la dferen- cia entre los elegidos y los exluidos en maria de pensamiento, acre o moral y la legitima mediante una sociodieea més o menos ex plicit, el humanismo universalist reconoce en apariencia el dere- ‘cho de todos ala suma de saberesuniversales de la humanidad: pero «60 s6lo significa que toma por una caracterizacin del sujezor en 1 universaidad una analicca del experiencia del eujetoe sapiemte cn su partcularidad (cients, éica 0 extética); por lo tanto, rtf ca tambien la diferencia, pero més disimuladamente, por la mera comisin de las condiciones sociales que la hacen factible,y al mis ‘mo tiempo converte en nota de toda prética posible a aguela aque se ha beneficiado de esas condiciones olvdadas o ignorada. Y hhay muy pocas posbilidades de que eta ratificaci6n sea dicucda: por fuerza ha de satisfacr a aquellos que, al ener como paricul dad la universalidad (en este Ambito 0 en to), se consideran eon dececho a sentitse universes y a exigi el reconocimiento universal de este universal que encaman con tanta perfeccién y que a menu do justfcan, en particular ane sus propios ojos, mediante un pro- seltsmo cultural que, por lo demds, puede coexstir con un anhelo Por marcar 0 mantener la diferencia: pero esta ratficacion también seré aceptada, paradéjcamente (quiérase 0 no, hay muy poca sess- tencia» en estos temas), por todos aquellos que, como estén exci 101 5, to prides, depose, por mens en alguns legio de vivirla. * : ‘por ninguna intencién real de universalizar sus condiciones de po- de forma ficticia y sdlo sobre el papel, el Privilegio econémico a 102 Es comprensible,y lable, el afin de rehubilizar: sin duda, ea ese afin el que me inspraba cuando, por ejemplo, taté de demos- ‘ear que ls instancéneas, de apariencia convencional y estereotipa- di, que suelen tomar los aficionados ala forografla con menos 1 cursos, en particular para solemaizar los momentos culminantes de la exisencia familias, 0 los juicios sorprendidos 0 indiggs- dos que hacen acerca dels Fotografias con prerensones artistas, cbedecen a unos prineipios coherentes, pero. diametralmente ‘opucstos a los dela estética kantiana (lo que no autoriza a cons derarls una estéica, 2 menos que se ponga entre coms)" El mismo afin mova a Willam Labow en su esfuerzo por demostear que el lenguaje de los adolescentes de los guetos negros puede conllevarandlisisteoldgicos tan refinados como el discuso sabiae mente verboso y eufemistico, a veces voluntatiamente oscuro, de Jos estudiantes de Harvard.” Pero ello no debe hacernosolvidas, por ejemplo, que, a diferencia del discurso de los alumaos de ls escuclas de dle, llenguzje imaginative y subido de tono ~, por lo tanto, adecuado para proporciona intensis satisfacciones exté ticas- de los adolescents de Haslem sigue carciendo totalmente de valor en los mereados ecoares yen la mayorla de lis stuaco- nes sociales, empezando por las entevists ala hora de buscar em- peo. El mundo social, con sus jrarquas que sc ressen a dejarse relaivizar tan ficilmenc, noes relative. El culto de la «cultura popular+ no es, a menudo, més que una inversén verbal, inefica y, por lo tam, flsamente revolu- cionara, del racismo de clase que reduce las précticas populares Jn barbaric o la vlgaridad: del mismo modo que determinadas ce lebraciones dela ferinidad no hacen masque reforzat la domina- cn mascalin, esta manera, en definitive muy eémoda, de respe- tar al que utilizar eada vez. mds Ia razén para defenderse de es for. Sensi Ne mds raconaizadas de dominacin (picns, por 65 objeto de una pluralidad de representa: , stiquetas con apariencia de conceptos que apenss tienen mis at tonomia respecto a unas oposiciones entre pesciones sociales que Jas divsiones de las mismas caracteriticas en uso en el campo lite- ratio 0 arttico (como, en el literasio, a finales dl siglo pasido, la cposicin entre naturalism y simbolism). La disposicién consticutiva -a la vex arbitara, 0 incluso fuera de lagarcissoria, desde el punco de vista de otro campo, y nece- ‘aria, por lo canto imperativamente exigida (0 pena de groseria, Fidiculo,etcétera), desde el punto de vista de la leglidad especifi «adel campo considerado~ es esa adhesin tcia al nda, fo ‘ma particular de creenca, la ila, que cxigen ls campos escois- ticos y que supone la suspensién de los objcivos dela existencia conriente en beneficio de nuevas apuesas, planceadasy producidas por el propio juego. Como pone de manifieto e] escindslo que suscita cualquier contestaién de las evidencias fundadoras, esta creencia primordial esté mucho més profundamente arrigada, es mis wvseeral y,debido a elo, resulta mis difll de desraigar que la creencasexplicias y explicitamente profesadas en el cam- 0 (elgioso, por ejemplo) Las filosofias de Ia sabiduria tienden a redcir todas las espe- cies de ilo, hasta las rods epurazs, como la libido acini, 2 me~ ras ilusiones de as que hay que liberarse para tener acces la fi bertad espiritual en relacién con las apuestas mundanss que proporciona una suspensié de las formas de inversién. Lo mismo Jnace Pascal cuando condena como wdversin ls formas de wom cupiscenciae asociadas a los érdenes inferior, de Ia catneo el es Piritu, porque producen el efecto de apartar de la vinia creencia verdadera, la que e engendra en el orden de acid. Leilasio como adhesin inmediata la necesided de un cam- 135 tiene posiilidades tanto menores de afloat 2 a conciencia Giant mea cibiero queda en certo tnodo, dela dcusdn: 2 tela deceenia fundamental en el valor de las apes dea ci asin yon ls presipuetos ples ene hecho miamo de dit: cari constiuye lx condiciénHndicuida de a discus. Para planar la discsin de los argumentas, bay que creer que son ignos de ser discos a como cee, n cualquier cs. la tondaes de la dics. La ilasio no pertencce al orden de lx principios explitos, dels tess que se plantean y se defendn, sino als ac, lina, las cosas que se hacen, se hacen por. «ques hacen y porque siempre se han hetho as. Todos los que es tin implicados en l campo, paridarios dela orodoxia ot hte rodoxia, comparten adhesion tic a le misma dee que posi su competncay axgna eta imite (heen rads que un eeyete que prea f vet a formas de fe mis pus rads es dace probs, de hecho, cesionar Ios princpos del exeenci lo que pon en peligro a exstencia misma del campo, A los plancamiznts sabre fas razones dela pertenencia y ait Pliacén visceral en el juego ls participants naa tenn dere Pender en defn lo principios que cabeinvocar en th cso semejante no son mis que rctonaizacones ps fotum pas jut far, tao ante smsmo como ant los desis, ana inversion jumble, DDIGRESION. DIFERENCIACION DE LOS PODERES ‘YORCUITOS DE LEGIMMACION A medida que se constituyen unos campos telativamente au- ‘t6nomos, nos alejamos de la indiferenctaciéa politica y la solidari- ddad mecdniea entte poderes intercambiables (como los ancianos de las unidades clinicas o los notables de la sociedades aldeanas), 0 dde una divisién de la sarea de dominacién reducida a un exiguo nde ‘mero de funciones especializadas, incluso a un par de poderes an- ‘agénicos, como los guerreros, belatores, y los sacerdotes, onatores Al dejar de encamarse en personas o instituciones especializadas, el poder se diferencia y se dispersa (segsin parece, eso es lo que 136 recendlia sugerir Michel Foucault, en conta, sin duda, de le vi- én mare del pari cenalzao y monolisicy, on ln met- fora algo impreiss de la wcaplaridad):s6lo se realza¥ se manic fiesta a tavés de un conjunto de campos unidos por una verladerasolidaridad orgénicay, por lo tanto, diferentes e interde- pendientes ala vez. Mas precisamente, se ejerce, de forma invis bley anénima, mediante acciones y reacciones, anérquicas en apa- siencia, pero, de hecho, impuestas estructuralmente, de agentes € instinucionesincluidos en campos ala vez competidores y comple- rmentaios, como, por ejemplo, el econdmico y el escola, e im plicados en cicuitos de intercambios legitimadores cada vez mis, dilatados y complejos x por lo tanto, cada vez mis eficacessimbé- licamente, pero que asimismo dejan, en medida ereciente, cada ‘ver mds espacio, al menos en potencia, alos confictos de poder y aoridad. ‘Una forma de separacién de poderes, haro diferente de la que preconizaba Montesquieu, se halla implicta en los hechos en fo ma de dferenciacién de los mierocosmos y de los conflitosaccua- les 0 potenciales entre los poderes separadios que resultan de ells. Por una pare, los poderes que se ejercen en los diferentes campos, (en parcicular, aquellos en que esé en juego una especie paccular de capital cultural, como el médico, o el jurdico) pueden, sin dda, resulta opresivos desde un punto de visa determinado y en cl orden que les es propio y, por lo canto, aptos para susiar re rnuenciaslefcimas, pero disponen de una auronomia relaiva en relacién con los poderes politicos y econdmicns, gracias a lo cual oftecen la posibildad de una libertad respecto ellos. Por otra rte, aunque quienes ocupan posiciones dominantes en los dife- a éééé===4=-<-—sé£(=— Ja homologia entre esas posciones, rambign estin enfrentados, en el seno del campo del poder, por relaciones de compecencia y con- flico, en particular 2 propésito del principio de dominacién do- ‘minante y el «tipo de cambio» entre las diferentes especies de capi- tal en las que se basan las diferentes especies de poder. De lo que. resulta que los dominados siempre pueden sacar provecho o bene fico de los conflicts entre los poderosos, que, con frecuen cesitan su colaboracién para triunfar. Muchos de los grandes en- 137 / i } | | | frentamientoshistricos considerados momentos culminantes de In ducha de clases no han sido, de hecho, mds que la extensin, mediance la Wgica de ls alianzas con los dominados, de luchas centre los dominantesen el seno del campo del poder, lachas que, porque se dotan, con fines de legitimacin 0 movilzacibn, de es twaegias de universaizacin simiélica de los interes patculares, pueden, sin embargo, hacer progresar lo univeaal y, debido a ello, al reconocimento, al menos formal, de los intereies de los domi nados Los proggesos en la diferencias de los poderes son otras ‘ants protecciones contra la imposicidn de wn jerarqula tnica y unilineal basada en una concentracién de todas los poderes en ‘manos de una tnica persona (como en el cesaropapismo) o de un nico grupo y, mis generalmente, contea Ia tirana entencida ‘como una intrusion de los poderes aociados a un campo en el fuucionamiento de otro campo: «La tiranta consist en el deseo de dlominacién univers y fuera de orden. (J La tirana consiste en «querer conseguir por un medio aquello que sélo se puede conse- gui por otro Se rinden diferentes hornenajes alos dstntos méti- tos: homenaje de amoral consentimiento, homenaje de temor sla fuera, homenaje de fe ala ciencia.»”® Hay tanta, por ejemplo, cuando el poder politico o ef econémico intervienen en a campo cientifico o el fterario, ditectamente 6 por medio de un poder ris eps como dels cei, os ears es nes o dl periodismo (que en la acualidad cada ver tiende mas a cjercer su dominacién sobre diferentes campos, en particular l politic, el intelectual, el juridico y el cienifico), para imponer su jerarquis y reprimir la afismacién de los princpios de era quizacin espectficos." Las ambiciones tirdnicas, que tratan de absolutizr uno de los Principios de visidn y division y constiuirlo en fundamento ii- mo e insuperable de todos los demds, son, paradéjicamente, rei- vindicaciones de legtimidad, a veces inconsecuentes. De este modo la fuersa no puede afirmarse como tal, como violencia sin feases, como arbitaredad que es lo que es, sn justfcacién; y la experiencia demuestra que sélo puede perperuarse en forma de derecho, ya que la dominacidn s6lo puede imponerse de modo 138

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