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EL DERECHO A PENSAR EN PELIGRO
SOLO POR PENSAR
Nueve hombres y dos mujeres están siendo juzgados pOJ:." el
Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Puerto Rico. Se les
acusa de ser comunistas. Si la acusación es sostenida, p.ueden
ser condel'tadosa un máximo de cinco años de prisión.
Se les acusa de ser comunistas, sí ...
¿Han cometido algún acto en violación a las leyes que rigen
en Puerto Rico?
¡No!
Absolutamente ningún crimen han cometido esos nueve
hombres y dos mujeres. No hay en sus vidas un solo acto de
violencia. Son personas pacíficas y honradas. Son puedorrique-
ños.
¿ Por qué, entonces, se les quiere encarcelar?
Sólo por pensar como piensan.
Cuando en un pais surge el peligro de que se condene a unas
personas por su manera de pensar, corre grave riesgo la sociedad
entera. No hay mayor peligro para t9dos los ciudadanos, que el
permitir que se haga del pensamiento un delito. " No importa
qué clase de pensamiento.
NOS .ENSEÑA LA HISTORIA
Bajo el Imperio Romano, los primeros cristianos fueron
perseguidos encarnizadamente. En una ép.oca posterior de la
historia, se persiguió con igual saña a los hombres y mujeres que
sustentaban nuevas ideas religiosas. En tiempos aún más re-
cientes, los abanderados del pensamiento democrático y repub1i-
cano fueron también víctimas de la persecución y de la cárcel.
En nuestro propio país, en Puerto Rico, en el siglo pasado"
ningún ciudadano podía libremente sustentar otras creencias
religiosas que las impuestas por los gobernantes. Los ciudadanos
tenían que ser, o sentirse, incondicionalmente españoles, monár-
quicos y católicos. Bajo aquel régimen, se podía impunemente
argumentar por la continuación de la esclavitud. Hasta
miles de hombres y mujeres eran, sencillamente, una propiedad.,
Abogar por el mantenimiento de aquel sistema de propiedad, era
')
-----,¡,...,¡ -
lo corriente. Pensar y desear que todos 10i? seres humanos, no
importa su color, fueran libres, luchar por la abolición de la es-
clavitud, era arriesgarse a ser perseguido. Es que hace apenas
poco más de cincuenta años, no se reconocía en Puerto Rico el
derecho de los ciudadanos a ser protestantes, masones, espiritis-
tas, racionalistas o librepensadores; ni autonomistas, republica-
nos, demócratas, abolicionistas, separatistas e independentistas.
Hoy nos parece absurdo que existiera una situación tal en
nuestro propio país hace menos de un siglo. Y, sin embargo, así
fué. Así lo cuenta nuestra historia, en la que resaltan los
nombres de ilustres presos y perseguidos: Betances, Ruiz Belvis,
Hostos, Baldorioty, Muñoz Rivera. '.•
Pero éste no ha sido un caso único en la historia. En todos
los,países Se ha dado, en diversas épocas, el mismo grave proble-
ma. Toda la historia demuestra que la humanidad avanza a
través de una lucha ininterrumpida entre lo nuevo y lo viejo. Es
que las ideas que están por morir no quieren dejar su lugar a las
ideas que nacen. Y cuando aquéllas ya no pueden sostenerse por
la fuerza de la razón, apelan a la fuerza del p-oder. Y el poder
de los que gobiernan pretende matar las nuevas ideas encarce-
lando a quienes las sustentan.
No hay lección tan dramáticamente grabada en la historia,
como la de que, con persecuciones y cárceles, no se pueden matar
, las ideas. Pero aún hay quienes no han aprendido nada de lá
I historia, y pretenden enfrentarse a ideas nuevas, con prisiones.
No han aprendido j todavía!, que las ideas sólo pueden derrotarse
con ideas. Sólo en el campo libre de la discusión, hay ideas que
resultan vencidas e ideas vencedoras.
Las fieras, en la arena de los coliseos romanos, despedazaron
a muchos cristianos, pero sus ideas no fueron destruídas.
En las hogueras de los llamados aut'os de fe se consumieron
muchos protestantes, pero sus ideas no fueron destruidas.
En las prisiones y en los patíbulos murieron muchos demó-
cratas, pero sus ideas no fueron destruídas ...
Es que los procesos inquisitoriales han resultado siempre
impotentes para destruir la vida perdurable de las ideas nuevas.
Por el contrario, la sangre de las víctimas, lejos de fortalecer el
poder de los carcelero."l, abona y vivifica las ideas de los encar-
celados.
Eso es lo que nos enseña la historia.
EL PROPOSITO DE LA PERSECUeION
En el proceso de los once a~usados ante el Tribunal de Dis-
trito de Estados Unidos en Puerto Rico, se "lentilael derecho a
-1--
·~:r. comunista. Pero la cuestión central es aÚn mucho más amplia.
.4s que el derecho a ser comunista, es el derecho de los ciudada ..
.os a pensar, lo que habrá de resolver el tribunal. De su decisión
dependerán los límites del derecho de los ciudadanos a sustentar
y exponer ideas en Puerto Rico..
Desde el punto de vista democrático, todo Estado tiene e;[
derecho de proteger sus instituciones. El Gobierno tiene no SOlá-
mente el derecho, sino el deber de defender la sociedad frente ll1
cualquier grupo minoritario de ciudadanos que intente imponerse
por la fuerza y la violencia. Pero, ningún Estado, ni Gobierno
alguno, que pretenda sustentarse sobre bases democráticas, puede
ascudarse tras ese derecho y ese deber, para perseguir y encarce ..
lar a minorías ciudadanas. Cuando tal hace un Estado y su Go~
bierno, es una prueba inequívoca de que se pretende subvertir la,
democracia, transformándose el Estado en absolutismo, y el Ge-
bierno, en despotismo. En nuestra época contemporánea, a ese
fenómeno se le conoce con el nombre de fascismo.
No cabe duda que ciertos sectores gobernantes norteameri-
canos (MacCarthy, Knowland, etc.), pretenden encarrilar a Es·
tados Unidos por esos derroteros. Y hacia ese camino se quiere
a,rrastrar a Puerto Rico.
Para lograr su~ designios, la minoría de millonarios y gran-
1Ii.e,s financieros que gobiernan a Estados Unidos necesitan, ine-
vitablemente, aplastar toda oposicióp. Con un pueblo amante
ejje la paz, contrario al militarismo, fiel a sus tradiciones demo·
Ifr.ráticas,no e~ posible desencadenar una guerra atómica de agre··
sión. Pero, 1051 millonarios y financieros norteamerieanO\!! desean
la guerra j y la necesitan!, porque piensan que s~lo así pueden
iIl{)lttinuaraumentando sus extraordinarias ganancias. Por eso
l'5edeclaran enemigos irreconciliables de la coexistencia pacífica,
de todos los países del mundo, no importa la diferencia de fIlUS
si.stemas económicos y sociales. Y por eso están enfrascados
en la corriente persecución de comunistas, dirigentes obrero3,
iatelectuates y científicos progresistas ...
No es que los comunistas en Estados Unidos ni en Puert@·
Riao, representen peligro alguno a la estabilidad del Estado y su
Gobierno. Los propios gobernantes norteamerícanos han decla-
rado que 110 hay más d!;)25,000 comunistas entre los 163 millonee¡
~e habitantes de Estados Unidos. Y también han declarado que
CIt1trelos cerca de 3 millones de habitantes de Puerto Rico, no
••.y IDs.s de un puñado de comunistas.
Enearcelar alos comunistas no es, no puede ser, el propósitlJ'
cetltral de la corriente campaña de persec.Ción. La verdad NI
~n 103 comunistas son el chivo 'expiatorio, la justificación falsa
-4-
a la que se apela pa.ra perpetrar los más inicuos atropelloseontlta
).00 ciudadanos. Justificando los arrestos de los once actlsadOB,e]
j·efe del FBI declaró que se habían "distinguido en la lucha pi.)r
1\aindependencia de Puerto Rico." ~i se permite que hoy se en~
carcele a estos puertorriqueños, bajo la acusación de que son eo..
:rnunistas, mañana pueden también pretender encarcelar a cual.
I quier ciudadano' independentista acusándolo de "comunista <lis'-
1
frazado" o de "filocomunista."
JI Bien sabido es que los políticos reacionarios tildan de "expe.
('
rimentos socialistas o comunistas," medidas tales como la admi-
lfHstración gubernamental de la fuerza eléetrica, la intervencióll
del gobierno en la producción industrial y en el comercio, la im.
plantación de reformas agrarias, los programas de construcción
de caseríos para los trabajadores, el establecimiento de servicio8
médieos gratuitos, etc. También los defensores de esas medidas,
así como los propulsores de reformas sociales profundame~e
{leseadas por nuestro pueblo, están igualmente amenazados.
En la campaña de represión de los gobernantes norteamerÍ-
eanos, los comunistas son pues, la excusa hipócrita para arrebatar
. ~;)l pueblo sus derechos tradicionales. Alimentando sus ambicio.
:n.esde dominio mundial con víctimas inocentes, siembran el miedo
v el terror en los corazones de la gente comÚn. Piensan que una
~ez logren tener a los habitantes de Estados Unidos, y de Puerto
Rico, atontados, embobados y conformes, se les hará fácil condu-
cirIos a la matanza s·aJvaje de uná guerra atómica.
Tal es el propósito central de esta red de procesos judiciales
comunistas.
LA HISTORIA SE REPITE
Como base de los procesos contra los comunistas, la minoría
il de millonarios y grandes financieros norteamericanos los aeusa
J
de sustentar ideas que propugnan el derrocamiento del Estado y
su Gobierno por medio de la fuerza y la violencia. No se les acusa
ij por actos realizados, sino por ideas que sustentan. Y como no
pueden nevar ante los tribunales evidencia demostrativa de actos
de violencia realizados, o que planeen realizar, los comunistas,
tergiversan las verdaderas ideas de los comunistas para justificar
1:'11 condena. Para ello utilizan elementos degenerados, chotas as-
IJ querosos y judas pagados por las mismas agencias rep.resivas~
El procedimiento no es nuevo. Desde tiempos inmemoriales
¡I
ha sido utilizado por los enemigos del pueblo y de las nuevas
ídeas. En la historia de todas las persecuciones siempre hay una
Roma que arde y unos inocentes a quienes se acusa de haberla
.....;..5-
 quemado.
La era de la Alemania hitleriana se inició, precisamente, con
el fuego del Reichstag. Hoy todo el mundo reconoce que fueron
los nazis los autores del crimen, y que lo llevaron a cabo como
parte de su plan para destruir la república democrática burguesa
en Alemania e implantar su dictadura sangrienta. Pero en aquel'
momento de 1932, los nazis acusaron a los comunistas de lo que
sólo ellos habían realizado. Muchos demócratas y liberales de
entonces, mordieron el anzuelo ,de los nazis.
Sí, efectivamente, los comunistas fueron las primeras víc-
timas. Pero no pasó mucho tiempo sin que los nazis, los verda-
deros enemigos de la democracia y propulsores de la guerra,
~3.nzaran también a los campos de concentración a millares de
liberal.es, demócratas, religiosos y judíos.
¿ No es evidente que en Estados Unidos se están manifestan-,
do en la actualidad los síntomas de una situación similar? Todo
parece indicar que la historia se repite. Pero la verdad es que
jamás se repite igua1.El mundo de hoy y los factores que en él
pugnan y se desarrollan, no son los mismos de hace años. La
cb:se gobernante norteamericana parece no haber aprendido nada
d~ la historia. Pero 1)0 así los pueblos del mundo entero.
PRIMERA LINEA DE DEFENSA
Es un viejo recurso de las clases dominantes el acusl'u' de
"conspiración" a los abanderados de las nuevas ideas.
En 1806, en Filadelfia, los dirigentes de una huelga de za-
pateros fueron condenados por un tribunal bajo la acusación de
"conspiración para aumentar los salarios". Así se iriició lo que
en la historia judicial de Estados Unidos se conoce como la doc-
trina de la "conspiración criminal." En todo el curso del siglo
pasado los patronos utilizaron esa teoría como arma de ataque
contra el movimiento obrero e instrumento judicial para aplastar
las huelgas de los trabajadores.
A medida que la organización sindical de la clase obrera
cobró fuerza e influencia, las nuevas ideas de progreso social
fueron conquistando carta de ciudadanía en Estados Unidos.
. 'Tras la Guerra Civil, la esclavitud cedió por completo el campo
al trabajo asalariado. En duros combates, el proletariado logró
ir imponiendo el reconoeimiento del derecho de los trabajadores
a organizarse y a contratar colectivamente con sus patronos.
Contra esas conquistas sociales, es que la reacción norteamerica-
na concentra hoy toda su rabia. La Ley Smith, la Ley Taft-Harl-
ley, la Ley McCarran, así ~omo los organismos inquisitoriales
-6-
del Congreso, tan en boga en estos momentos, son sus principales
armas en su ofensiva contra los derechos del pueblo.
Para arrebatar al pueblo sus derechos, la minoría de miHo-
:narios y grandes financieros norteamericanos socava las bases
I
de la democracia. La corriente campaña de persecución eontra
los comunistas se lleva a cabo en violacióp a la letra y el espíritu
.., de la Constitución de Estados Unidos y de la Constitución del
Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
La Primera Enmienda (primer apartado de la C¡;¡,rtade
Derechos) de la Consttiución de Estados Unidos, dice clara y
explícitamente:
"El Congreso no podrá aprobar ninguna ley sobre el estable-
cimiento de una religión o prohibiendo e11ibre ejercicio religioso;
1) limitando la libertad de palabra o de prensa; o el derecho del
pueblo a reunirse pacíficament;:; y peticionar al Gobierno sobre la
l'éctificación de agravios."
Pretendiendo justificarse ante la ley y la opi¡:lión pÚblica,.
los nuevos Torquemadas de esta moderna inquisición se esfuer-
zan por presentar a los comunistas con una personalidad e ideo..
logia que no es la suya propia. Siguen así una pauta similar a la
de los viejos procesos inquisitoriales en los que de antemano se
consideraban "eulpables" a los acusados, tildándolos de "brujos"
r() "brujas" que tenían "pactos con el demonio". Igualmente, se
tHda a los comunistas de ser lo que no son.
Es natural que los comunistas, por el hecho de encarnar ¡as
ideas de vanguardia de la clase obrera y de toda la humanidad
avanzada, sean las primeras víctimas de la represión. Por ello
mismo, los comunistas representan la primera línea de defensa
de la democracia, de la paz y del progreso. En el caso de Puerto
Rico, representan, además, la primera línea de defensa del de-
recho de nuestro pueblo a aspirar a su independeneia naeional.
LA MENTIRA DE LA VIOLENCIA
Se dice que el objetivo del Partido Comunista es asaltar el
Gobierno e imponer en el poder a una minoría, rehusando utilizar
l~.vía electoral.
Esto es una monstruosa falsedad. La Constitución del Par-
tido Comunista Puertorriqueño (Artículo 5), expresamente de-
clara:
"Los miembros del Partido defenderán siempre el derecho
de las mayorías, libremente expresadas, a regir los destinos del
país."
Es una burda mentira la afirmación de que los comunistas:
-7-
 nó consideran las elecciones como el medio a través del cual, COB
el respaldo de las mayorías, habrán de llegar algún día al poder.
Tanto en Puerto Rico, como en Estados Unidos, los comunistas
han participado siempre, en la medida de sus fuerzas, y tratando
de vencer todos los antidemocráticos obstáculos que erige la
reacción, en las justas electorales. La ampliación y democrati?$a-
ción del proceso electoral, es una de las constantes batallas de
los comunistas.
De otro lado, los comunistas rechazan de manera expresa e
inconfundible, toda actuación política que no descanse sobre el
respaldo de las grandes mayorías populares. La Constitución
del Partido Comunista Puertorriqueño (Articulo 38), declara:
"Los que siendo miembros del Partido ... se descubran.
tomo ... provocadores, partidarios del terrorismo como métodQ
acción, aquellos cuyas actividades sean perjudiciales al PaJ(~
a la clase obrera y al pueblo, serán sumariamente separa-
dos los cargos de responsabilidad y expulsados del Partido ... "
Los modernos Torquemadas, empeñados como están en
,encarcelar de todos modos a los comunistas, se erigen en mons~
tl'UOSO Bachiller Carrasca, aquel famoso personaje cerva:mtino,
-{!ue junto al Cura, clasifica, censura y condena los libros de la
biblioteca de Don Quijote. Expurgando las obras de Marx, En-
Lenín y Stalin, extraen algunas citas fuera de su contexto,
":1f haciendo abstracción del momento histórico en que fueron es··
así como de la situación y lugar que las motivó, pretenden
con ello probar que los comunistas propugnan la "violencia.".
Hace algunos años, cuando aun la histeria internacional 113
IUlbia llegado a los extremos actuales, el Tribunal Suprerno de
Unidos, en famosa decisión de 1943 (Caso de WiUiam
Schneiderman, 320 U. S. 118), declaró:
" ... Las obras políticas son usualmente polémicas exagera-
das que reflejan las condiciones del tiempo y lugar en que fueron
psc:ritas. Las distintas filosofías no pueden ser estudiadas ge·-
11eralmente in vacuo. Es posible tergiversar por completo su
significado extrayendo citas fuera de su contexto, sin tomar en
cuenta que estas son parte de un todo orgánico."
y después de analizar las obras clásicas del marxismo··leni-
'lOli:smo, base ideológica del movimiento comunista, el Tribunal
Supremo afirma:
. "Una conclusión aceptable de 10 anterior es que el Partido
en 1927 deseaba lograr su propósito por medios pacíficos y de,·
m.ocráticos, y que como cuestión teórica justificaba el uso de la
.fuerza y la violencia solamente como un método para evitar que
se le arrojara por medios violentos del poder una vez el Partido
-8-
!;'i'iJbiera conquistado su dominio. por medios pacificos, o como un
método de último recurso para imponer la voluntad de las ma--
:¡ióríassien algún tiempo futuro indefinido, por causa de peculia·-
:YE:.í'J circunstancias, hubieran dejado de existir los medios cons-
"'!l~tucionales o pacíficos.'~
Esa interpretación de la doctrina comunista es acertada. El
1iildalismo, por cuya implantación luchan los comunistas, rep1'e-
B('nta un cambio revolucionario de la sociedad, de sus bases eco-
:D~ímicasy políticas, y por ende, de la manera de vivir de los du-
d~danos. Un cambio tan radical no puede llevarse a cabo, y menos,
:realizarse con éxito, sin que la absoluta mayoría de la poblaCÍóR
ic desee así, y esté dispuesta a respaldar el nuevo sistema de
~>obiernoen todos los campos de su actividad, econÓmica, política
;,r moralmente. Ese principio fué expuesto hace más de un siglo
Ellal Manifiesto Comunista de Marx y Engels, en el que los erea-
¡?iúres del socialismo científico expresaron:
"Todo:'llos movimientos han sido hasta ahora realizados P@I'
minorías o en provecho de minorías .. El movimiento proletario
;¡;H .el movimiento independiente de la inmensa mayoría en pro-.
",echo de ~a inmensa mayoría."
LA OTRA FALSA ACUSACION
Se dice también que los comunistas militan en un partido
que está dirigido y controlado por una potencia extranjera.
Esa es la vieja y bien conocida acusación hitleriana de que
los comunistas son "agentes extranjeros." La propia vida, lo
qne han sido y lo que son, como legítimos hijos del pueblo puer-
totriqueño, los acusados ante el Tribunal de Distrito de Estados
Unidos en Puerto Rico, desmiente esa patraña fascista. El Par-
tido Comunista Puertorriqueño, a cuya organización han contri-
es un partido que responde en absoluto a los intereses de
clase obrera y del pueblo puertorriqueño. Siempre ha sido un
independiente y nunca ha estado atado a ningún gobierno,
ni al de Puerto Rico, ni al de Estados Unidos, ni al de la Unión
SO'lliética,ni a gobierno alguno de la tierra. Tampoco ha estado
subordinado a ninguna organización de nuestro país ni del ex-
tranjero. Su política ha sido elaborada por sus miembros y por
;su dirección. Ningún otro partido, en. tan alto grado como el
partido de los comunistas, rep¡:esenta los intereses presentes y
:tD..turos de la nacionalidad puertorriqueña.
Esa burda patraña de que los comunistas son "agentes ex-
tranjeros" pretende ser sostenida con la argumentación de la
idtmtidad ideológica de los comunistas y de la coincidencia entre
--9-
 la política de los comunistas puertorriqueños y la política de lo,,\;
comunistas de otros países. Y efectivamente, existe una comu-,
nión ideológica entre los comunistas de todo el mundo y una
militud de sus puntos de vista frente a los acontecimientos intel'-.
nacionales. Sin embargo, el hecho de que gente de d~versos paÍseiJ;
c.oincidan en su manera de pensar, no pueq.e, en justicia, tomarS15
'de base para condenar a prisión a unos ciudadanos.
¿ Acaso los católicos de todos los países no responden a igUlil-.
les Pl.mtos de vista?
Los protestantes, los espiritistas, los masones de todos
países, ¿ no responden entre sí a iguales puntos de vista?
¿ No se manifiestan de manera similar los demócratas y H-
berales de los diversos países?
Nada de extraño hay en el hecho de que los comunistas"
cuyos fundamentos ideológicos básicos son los mismos, no im~,
porta su origen o nacionalidad, coincidan generalmente en SW'i¡
apreciaciones. Un trabajador asalariado en Japón, en Franei~)
en Estados Unidos o en J;>uertoRico, es un trabajador asalaria(k!
que en el primero de esos países, demanda en japonés a su }m~'
trono que le aumente el salario; en el segundo de esos paÍs~b
expresa su demanda en francés; en el tercero, en inglés; en \'1
cuarto, en español; pero la demanda es la misma, y aquél a quietfi!
va dirigida, es el mismo: un patrono. Dentro del cuadro de l~
.situación, varía el idioma, posiblemente el color de la p.ielde:í:
individuo y hasta el gesto con que se acompañe la demanda. pereJ)
las condiciones, en sus fundamentos, son las mismas en Japl)U,
en Francia, en Estados Unidos o en Puerto Rico. Es que existl':;
en todos esos países, con algunas variaciones de forma y desart"(>-·
Ha, un mismo sistema económico capitalista, y la relación entr(~
los trabajadores y el sistema, es igual. ¿ Qué hay de extraño,
pues, que existan entre los trabajadores del mundo lo que Lin-
eoln llamó "los más estrechos lazos fuera de los de las relaciones
familiares"? Y es natural que los comunistas, siendo hijos de:
la clase obrera ~ sus más avanzados exponentes ideológicos,.
reaccionen, teórica y prácticamente, de manera similar, no 1m.-
port,a el lugar de la tierra donde nacieron, y donde, al igualqu€:'
el resto de sus compatriotas trabajadores, viven, ~:ufren y lucnan.
Esta similitud de p.ensamiento y sentimiento de los comunis"'
tas, cuya legalidad no admite reto de ninguna clase, es lo que::
pretenden desvirtuar los Torquemadas modernos, tratando' d.~
pintarla con trazos de "conspiración" y de "misterio". Se es-
fuerzan por hacerle creer a la gente en gener~l, que esacomuniów
teórica y práctica es producto de "instrucciones", de "órdenes.'"
sr de "enlaces internacionales" con la Unión Soviética.
-10-
Durante el nacimiento y de¡:;arrollo de las ideas democráti-
cas burguesas y de independencia nacional, cuyo primer gran
eslabón fué la Declaración de Independencia de Estados Unidos
en el 1776, también los conservadores de la época en todos los
países acusaban· a los abanderados de las nuevas ideas de ser
"agentes extranjeros." La realidad histórica demuestra que las
ideas progresistas llevan en sí mismas una extraordinaria fuerza
,detrasmisión.
Los tribunos del pueblo en Francia, a fines del Siglo XVHr,
:recibieron inspiración en su lucha contra el absplutismo monár-
quico de la tradición parlamentaria inglesa y de-los ideales de-
mocráticos de la revolución norteamericana. De otra parte,
Diderot, Voltaire .y los enciclopedistas franceses, inspiraron a
los revolucionarios de las Américas. Los padres de la indepen:-
dencia en América Latina, como Bolívar y San Martín, :il:,Í'guá1
que Jefferson en Estados Unidos, fueron admiradores de Francia-
en la época histórica en que ese pueblo marchaba a la vanguar-
dia de la gran batalla de la humanidad contra el absolutismo:!"
por el triunfo de las ideas democráticas.
Siguiendo esa misma tradición de los humanistas, encido-
pedistas y revolucionarios de fines del Siglo XVIII y principios
del Siglo XIX, los comunistas, hoy, en el Siglo XX, admiran a la
Unión Soviética, a 108 países de Democracia Popular, a la Repú-
blica Popular China y a los antiguos pueblos coloniales, victoriosos
en su lucha contra el imperialismo, ahora libres e independientes.
No es que los comunistas se sientan obligados, o que su lealtad
esté comprometida, para con los gobiernos de esos países. Esa
es una burda patraña, al igual que en su época, la minoría re-
accionaria encabezada por Hamilton, pretendió desacreditar a
los demócratas jeffersonianos acusándolos de "agentes extran-
1 Los comunistas puertorriqueños no econocen más lealtad
(:1 nacional
jeros", enque
eselacaso
quecon
sienten por sua patria,
referencia P rto Rico, y su leal-
Fran~'1í."
tad no admite otros compromisos que la figelidad a sus compa-
triotas y a la voluntad mayoritaria de su/pueblo. Esta lealtad
nacional no está en pugna, sino que por el contrario, está en
annonía con la fidelid~d a los intereses de la clase obrera y a los
altos ideales del internacio~alismo proletario.
LA MEDULA DE LOS PRINCIPIOS COMUNISTAS
.Toda la actividad de los comunistas se centraliza en el pro-=:.
pósito de organizar el partido de los trabajadores puertorriqueños.~
Su objetivo de largo alcance apareció publicado en la prensa del
11
I
-11-
 I
país con motivo de la Convocatoria a la Asamblea de Reorguiw
zación, celebrada públicamente en el AteneoPuertorriquefio, 'el.
10 de marzo de 1946.
"El Partido Comunista tiene por objetivo final la sociali?a··
ción de los medios de producCión,.!a transformación de la sociedad.
capitalista en una sociedad colectivista, la implantación del lilÓ·
cialismó ... "
"
11
I!
Los comunistas, sin embargo, entienden que en Puerto Rico
existe un problema nacional. Ese ptoblemaconsiste en qu.re,
11
1,
Biendo nuestra patria una nación, está imposibilitada de ejercer
11
los atributos inherentes a toda nación. Esa imposibilidad se
deriva del hecho de ser una nacionalidad oprimida. La soberanía
1I
¡! reinante en Puerto Rico es la soberanía de Estados Unidos.
Los comunistas son decididos partidarios del derecho ,de
,11
1,
las nacionalidades a su autodeterminación. Ese derecho es so~-
tenido, no en términos de mera formalidad, sino como piedr9,
!II
angular de la doctrina de emancipación del proletariado. Como
'1:
dijera Marx, no puede ser libre un pueblo que oprime a otros
i[
¡¡,
pueblos. De ahí por qué los comunistas interpretan el derecho&<,
;I[ la libre determinación, como el derecho inalienable de las na··
tl¡
cionalidades a la independencia.
¡[I
Al visualizar el futuro del mundo, los comunistas lo conciben
1,
integrado por' una familia de naciones que libremente conviven
11, unidas, en competencia pacífica. Lo mismo las nacionalidades
¡I
de extenso territorio y numerosa población, que las nacionalida-
des pequeñas en población :y territorio, juntas todas en un comÚn
p.ropósito de progreso y bienestar humano, aportando cada una
de 'ellas las luces particulares de su cultura al comÚn acervo
la humanidad.
Ese ideal de paz y l1ermandad de todos los seres humanos
ha sido, a través de la historia, el más alto sueño de las más
beBas figuras de todas las razas, de todas las culturas, de todo::>
los países. La conquista de ese ideal no puede ser obra de
sidones forzadas por parte de las naciones de mayor poder'ío
sobre las nacionalidades más débiles. ello, su realizaCión ha,
de seguir, como nos enseña la historia, un curso dialéctico. Ha
de ser, precisamente, a través del reconocimiento del derecho, a
su completa sépa:ración, q1,lese logrará alcanzar el ideal de unión
fraternal de las naciones. Solamente 'así la convivencia de la3
naciones del mundo podrá erigirse sobre bases de absoluta igual.
dad.
La gran mayoría de las nacionalidades de la tierra, la cons-
tituyen pueblos oprimidos que no gozan aÚn de sus derechos
nacionales. Es tarea primordial de esos pueblos, en bien de iilUS
propios intereses presentes y futuros, llevar a cabo una lucha,
-12-
eoU~uente por su independencia. Sin lograr que la determina-
tll16n de su destino descanse sobre BU propia voluntad nacional,
:J;'t$ul~ ilusorio pensar que puedan reorganizar su economía, na-
'eionalizar y socializar sus riquezas e iniciar la construcción del
~ocialismo. De otro lado, las masas oprimidas de los países opre-
Mres, necesitan contar para el logro de su propia emancipación
,social, con la alianza fraternal y el decidido apoyo de los países
coloniales en el propósito común de liberar a toda la humanidad
de la explotación capitalista.
Tales son, en términos generales, los principios que dan sen-
. ;Utlo y razón a la existencia del partido de los comunistas puer-
torriqueños. Esos principios, cuyas raíces se nutrieron de la
fIlosofía clásica alemana, de la economía clásica inglesa y del
!'Iocialismoutópico francés, son la médula de la teoría del marxis-
:f>!Ilo-leninismo.
LA PRACTICA POLITICA DE LOS COMUNISTAS
En la lucha por la realización de sus principios, los comunis,.
t:as propugnan la más amplia organización ,sindical de los traba·,
jadores dedicada, al combate diario por las reivindicaciones más
~®ntidas de las masas obreras y campesinas. Los comunistas
•• son simples predicadores en favor de un ideal, sino dirigentes
populares consecuentes que plantean soluciones concretas inme-
tiliatas a los problemas que en el momento transitorio agobian al
pueblo. Ha de ser sólo a través de la propia experiencia de las
m.aS3S que se decidirán los trabajadores a avanzar en la realiza-
.ón de la tarea histórica de abolir la explotación del hombre por
el hombre.
Al propio tiempo, los comunistas se esfuerzan por capaci-
~Jt a la clase obrera, estimulándQla en el estudio de su situación,
De esa manera los trabajadorés forjan sus propios dirigentes,
elllrriqueciendola cultura proletaria con las exp.eriencias de sus
luchas pasadas y con la experiencia acumulada de las luchas
proletarias de todos los países, encarnada en la teoría del mar-
xisI1o-leninismo.
Los comunistas puertorriqueños propulsan la alianza de la
clase obrera con sus aliados naturales, los campesinos, agricul-
tores, las clases medias y el sector más progresista de la burgue-
l'lIÍa nacional. Esta conj unción de fuerzas pop.ulares la conciben
_OimO una alian!;a anti-imperialista dirigida hacia el logro del'a
illldependencia nacional de Puerto Rico.
En la lucha pOlOel estabtecimiento de ese frente, práctica-
.e.nte de todo el pueblo, base indispensable para la realización
éle ms aspiraciones patrióticas, los comunistas hap. tenido que
-11-
(
 critirar, y critican, concepciones políticas que consideran equi-
vocadas. Como ejemplo, podemos citar entre otros muchos, el
Manifiesto de 11'0. de enero de 1950 del Comité Central del Par,-
tido Comunista Puertorriqueño, en el que se decía:
"Aún hay gente que concibe el problema de Puerto RJico
como uno de mero, carácter jurídico. De este planteamiento
emanan las orientaciones sectarias que se satisfacen con procla-
mar su inconformidad con el régimen colonial. Sin la menor
consideración de los problemas actuales más sentidos por el pue-
blo, postulan ilusas abstenciones electorales ..
"Todavía hay quienes conciben la conquista de la indepeo"
dencia nacional como obra de un pequeño grupo, sin el pueblo y
a espaldas del pueblo ... La independencia triunfará con el pueblo
porque el pueblo se ve obligado a luchar para salvarse ... Ha.:r
que aprovechar en lo máximo toda campaña electoral para desen-
mascarar y derrotar al actual partido del coloniaje. Sóloasí
podrá destruirse la maquinaria política que hace posible la per"
ii
manencia de un gobierno entregado a los intereses del impería"
11 lismo." , eándose al amanecer de un nuevo día. La independencia nacional
Estos pronunciamientos de principios son corroborados por
111
la actuación práctica de los comunistas en toda,15las luchas elec-
torales del país. Esa lucha se ha visto limitada, no por la vo~
11:
luntad de los comunistas, sino por las cortapisas, que para evitar
1, la libre expresión en las urnas de los sectores más oprimidos diel
,1111
¡,I pueblo, impone la antidemocrática ley electoral vigente.
Los comunistas participaron, en la medida de sus fuerzal'l,
11
en el referéndum del 4 de junio de 1951, habiendo llamado al
11
pueblo a votar contra la ley de la llamada "constitución y conve-
11 nio". Los comunistas se destacaron en la oposición democrátiea
i¡1 a esa ley imperialista. Millares de ciudadanos coincidieron con
la posición de los comunistas en aquella ocasión, depositando
119;180 votos en rechazo de la ley.
Respondiendo a los ataques de sus enemigos, en un docu-
mento de 6 de junio de 1951, el Comité Central del Partido Co-
munista Puertorriqueño, declaró con r,e1ación al recién efectua-
do referéndum:
"Acusar al Partido Comunista Puertorriqueño de 'utilizar 1••.
fuerza y la violencia', es una burda patraña 1ibelosa.
"El Partido Comunista Puertorriqueño repudia el uso de 1;\1,
fuerza y la violencia, y así lo ha demostrado siempre a través de
sus limpias actuaciones."
y en ese mismo documento, fiel a su lucha por la democrati-
zación del proceso electoral se declara:
"El Partido Comunista Puertorriqueño llama a la oposición
a exigir del gobierno una nueva inscripción de electores ... pOft
-14--
llue se extienda el derecho al voto a los jóvenes de 18 años y
porque se permita votar a los soldados, no importa el lugar remo-
to en que se encuentren. La oposición debe demandar una nuev¡,\
}'Bdistribución de los distritos representativos sobre la base de
igualdad de población. Debe, además, exigjr la implantación deJl
1!Jistemade representación proporcional y la liberalización del
procedimiento de inscripción de candidaturas y de partidos .. ,"
Siguiendo esa trayectoria, los comunistas tomaron parte
en la Última campaña electoral de 1952. En aquella ocasión dis-
¡ tribuyeron millares de copias de su programa "El Camino del
l Pueblo: Hacia la Paz, la .Independencia y la Democracia." Tras
:exponer concretamente las medidas liberadoras que propulsan
sobre la agricultura, la industria, el comercio, los trabajadores,
instrucción pÚblica, los derechos civiles, la política fiscal, el
sistema electoral, la libertad de cultos y la beneficencia pÚblica,
:jl;U programa electoral concluía:
"Marchando tras este programa y siguiendo su orientación,
!1'luestropueblo podrá ir superando sus problemas actuale~ y acer-
~B sólo la puerta que ha de conducir al establecimiento de una
nueva sociedad. La historia apunta hacia el socialismo. El des-
tino futuro de nuestro pueblo está en un gobierno de democracia
popular bajo el cual los medios fundamentales de producción, las
tierras y las industrias básicas, serán poseídas por las masas
!trabajadoras. La producción será socializada y su producto será
también de toda la sociedad. Definitivamente quedará abolida la
:explotación del hombre por el hombre. El socialismo será una
realidad porque así lo decidirán las grani:les mayorías de nuestro
pueblo."
Tal ha sido la práctica política de los comunistas puertorri-
g:ueños durante más de quince años. Esa lucha desinteresada,
fiel a los intereses nacionales de nuestro pueblo, es un humilde
ejemplo de la lucha que por los intereses de sus propios países y
de los más altos ideales de la humanidad, llevan a cabo los co-
munistas en cualquier parte del mundo.
UN JUICIO CONTRA IDEAS
Ante el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Puerto
Rico, once puertorriqueños están en estos momentos ante el pe-
ligro de ser condenados a largas penas de prisión. Esos miSlr'iOS
ciudadanos, junto a cerca de dos millares más de puertorriqueños,
fueron arrestados y encarcelados en octubre de 1950. En aquella
ncasión, tras minuciosa investigación, fueron exearcelados a los
liJOCOS días ante la ausencia absoluta de p.rueba condenatoria.
-15-
 l'

Iin marzo de 1954 fueron nuevamente arrestados y acusad~

I
~obre la base de esa ley de orígenes fascistas, conocida por Le:¡:;-
l1i3 de la Mordaza. También en esta ocasión, a las pocas semana,~"
el Gobierno de Puerto Rico optó por retirar toda acusación y reE~
11
I
I
tificar su inícuo atropello, decretando su 'libertad incondicionaL,
Ahora es el Gobierno de Estados Unidos el que, pasando
alto la autoridad del Gobierno de Puerto Rico y en violación a
1I

!í
I111
Constitución y Carta de Derechos ciudadanos, tanto del propic~
JlJstados Unidos como de Puerto Rico, nuevamente los encarcela F
acusa a base de la misma falsedad: de que "predican y ensefiatt
1ft necesidad y conveniencia de derrocar el Gobierno de EstadOi?
Unidos en Puerto Rico por medio de la fuerza y la violencia."
Bn un editodal reciente, el 3 de enero de 19.55, el diario ';<E~
Imparcial" condenaba este tipo de acusaciones con las siguien-
tes palabras:
"El estado democrático tiene incuestionable derecho a ejer.
citar las medidas de defensa que la ley establece como razonable .•
para su propia protección contra todo acto subversivo. Peru 1111

acción de la ley tiene que proyectarse sobre los que fueron sm·
prendidos con las armas en la mano y sobre los que fuera de tOO:tl
duda razonable sean encontrados culpables de haber conspiradhe
para tomadas. La ley no castiga por lo que se piense, sino p01'
lo que se haga."
Pero es el caso que el gobierno de la minoría de millonario!~;
y grandes financieros norteamericanos, pretende- ahora castigar,
no por lo que se haga, sino por lo que se piense. Para ello esgrim'iil
eontra once puertorriqueños la antidemocrática Ley Smith ...
La gravedad del caso no consiste sólo en el hecho de que
once ciudadanos estén en peligro de ser injustamente condenado,~
a largas penas de prisión. Eso es suficientemente grave de por
sí. Pero más grave aún es el hecho, de que un juicio contra idea..".
como es el que se celebra a esos once ciudadanos, pone en peHgr1!'
para todos los ciudadanos, el derecho a pensar.
Ese es el grave peligro que entraña este proceso.
j Salvemos a los once acusados para salvar en Puerto Rk:o e'.
derec:ko de todo~ los ciudadanos a pensar!
:anero d~ 1955.
Calle Lutz Núm. 37tJ'
Villa Palmeras
Santurce, Puerto Rice
AYUDE A LA DEFENSA CONTRIBUYENDO A SUFRAGA~;
LOS GASTOS DI<JI.. JUICIO

1i?R. Printing and Publishing eo. -